Disclaimers: Los personajes de Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle y otros, pertenecen a MCA/Universal Pictures y Renaissance Pictures. Por lo demás la historia es mía, si quieres hacer una copia o usarla en tu página, por favor pide permiso antes.

Aviso de amor: esta historia está de acuerdo con el subtexto, por lo tanto posee escenas de amor entre dos mujeres, si no estás de acuerdo con esta relación o eres menor de 18 años, o en el país que vives es ilegal este tipo de lectura, es mejor que vayas a leer otra cosa. Ya sabes quedas advertid@.

Comentarios, saludos, críticas o lo que tu quieras hazlo a: vsdiazar@yahoo.com.ar, tengan consideración, es mi primer FF.


UN MILAGRO

Autora Valeria XG

Primera parte

La noche comenzó siendo intensa y muy pasional tras un agitado día de batalla, aunque estábamos cansadas, el amor y el deseo mutuo pudo con nosotras.
Cuando la guerrera terminó su propósito - acostar a Eva al calor de la hoguera, resguardándola del frío nocturno- se acercó pasando sus largos brazos alrededor de mi cintura presionándome contra su cuerpo, agachó la cabeza y empezó a besarme suavemente, sus manos recorrían mis cabellos, bajaba por la nuca provocando un escalofrío por toda mi columna vertebral hasta llegar nuevamente a la cintura, ese camino se trazó varias veces mientras que nuestros besos se ahondaban cada vez más.
Nuestros cuerpos empezaron a reaccionar ante las suaves caricias y comenzaron a vibrar, cuando ya no resistíamos estar mas tiempo de pié, Xena tiró mi cuerpo hacia abajo y poniéndome de espaldas a la suave piel que usaba como mi cama, comenzó a recorrer mi cuerpo con sus fuertes pero delicadas manos el cual reaccionaba con cada caricia que bajaban de mi cuello, por los laterales de mi pecho y se internaban en mi estómago, fuertemente trabajado a exigencias de las luchas diarias.
Esta noche sus ojos estaban más claros que de costumbre, pero se iban oscureciendo cada vez más ante mis gemidos, los suaves masajes provocaba en mí una tierna sensación, sus manos seguían bajando por mi piel, llegando hasta mis piernas, y se internaba en mi sexo dándome placer - ella sabía lo que me gustaba y me lo brindaba sin respiro- y volvían a subir deteniéndose en la parte baja de mi estómago, mi respiración se aceleraba, y mis pensamientos se nublaban. Mientras que su mano volvía a deslizarse por la parte frontal de mi cuerpo.
- Eso te gusta, ¿verdad?
- Oh, sí —asentí con entusiasmo—. Ya sabes lo que quiero que hagas, Xena... Ahí —susurré al oído y mirando hacia abajo —. ¡Qué bien!
- Oh, cómo te quiero —jadeó la guerrera. Respirando hondo, se colocó despacio al lado mío.
- Demuéstralo —dije entre dientes, colocándome encima de la guerrera y frotándome contra su muslo.
Las manos de la guerrera se encontraban en mi cintura y la guiaba una y otra vez en una danza sensual y erótica. Empujó el muslo con fuerza contra mí, al tiempo que tiraba hacia abajo mis caderas.
El placer era tan grande que ya no podía resistirlo más, mientras mis manos acariciaban los fuertes músculos de mi guerrera.

Xena se incorporó y estaba aferrada a uno de mis senos haciendo suaves círculos con la lengua en el erecto pezón mientras que su mano jugueteaba por allí abajo, cuando llegó el momento...

- ¡¡¡Xenaaaa!!! – exclamé mientras que mis uñas se hincaban con fuerza en la espalda de mi amante y sentía como mi respiración se colapsaba, Xena alargó su mano tirando de las mantas para echarlas por encima de nuestros cuerpos. Me gustaba sentirme aislada del mundo cuando alcanzaba el orgasmo. Era el momento en que me sentía más vulnerable y me encantaba la sensación de estar protegida por mi amante y las mantas que compartíamos.
Mi cuerpo empezó a temblar y sentí no poder controlarlo pero los firmes brazos de Xena se tornaron a mí alrededor apretándome firmemente contra su piel. Nuestros cuerpos yacieron uno al lado del otro mientras nuestras respiraciones se calmaban y se tornaban normales, yo sentí que era mi turno.
Una vez recuperada me dispuse a darle placer a mi amor.
Subí nuevamente por encima de ella sentándome sobre su pelvis, mis manos recorrieron su largo cabello y me acerque para besar sus labios que sabían tan dulces que me fue imposible separarme, mi lengua rozó sus dientes hasta que encontró a su gemela, las cuales se abrazaban efusivamente, me retiré para seguir mi camino de caricias mientras rozaba el interior de sus piernas – Xena soltó un gemido y sentí su pecho agitado.
La cabeza de Xena cayó hacia atrás, encorbándose por sobre la manta. Estaba disfrutando de todo el placer que le daba, mi mano se trasladaba a sus caderas para hacer los movimientos más lentos y guiar sus empujones. Nuestras caderas encontraron el ritmo hasta que era evidente que Xena no aguantaría más y le di el toque final a nuestra noche de amor, con un brusco empujón hice que ella descargara toda su excitación mientras gritaba mi nombre, en tanto que yo me rendía sobre su cuerpo. La pasión nos agotó a tal punto que sólo Xena pudo moverse para traer a la pequeña Eva entre nosotras, pues ya estaba haciendo bastante frío para que durmiera sola. Nuestros cuerpos se entrelazaron, nuestros ojos se cerraron y el sueño nos venció.
—Buenas noches amor- dije.
—Mmm- dijo Xena ya entre dormida.
—Nada, sólo descansa, mañana será un nuevo día...

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La noche llegaba a su fin y el sol iba estirando sus brazos transformados en cálidos rayos de luz. La hoguera estaba casi transformada en brazas, solo se escuchaba unos agónicos chisporroteos tratando de sobrevivir a la insistente brisa otoñal.

Mi piel se estremeció ante la suave caricia que recorría mi estómago, giré de tal manera que mis ojos quedaron hipnotizados al ver aquel manantial de aguas claras que daba forma a su mirada. No había prestado atención a la pequeña marca que recorría por encima de su ceja izquierda. ¿Cuándo había ocurrido eso? Alcé la mano y rocé suavemente la herida que aún sangraba, la guerrera frunció el ceño en señal de dolor, observé mis dedos y noté que había sangre, los lamí, dejando que el sabor pasara a través de mi garganta.

Xena soltó un suave gemido al ver mi acción.

- Buenos días – susurre, mientras depositaba un suave beso en los labios de mi guerrera.

Sus brazos me rodearon tiernamente y sentí que podría pasar toda la vida así o por lo menos toda la mañana.

- Creo que es hora de levantarnos - me dijo suavemente mientras sus dedos subían y bajaban en mi espalda y sentía como mi respiración se aceleraba.

- Mmm, no lo creo, todavía es muy temprano y hace frió para partir- dije mirando a la pequeña Eva profundamente dormida a espaldas de Xena y con su manito apoyada en mi desnuda piel, estar entre las dos le daba confianza y ya casi ni se despertaba por las noches.

Entonces recordé la herida de Xena y mis ojos se abrieron desmesuradamente mientras ella encontraba mis ojos nuevamente...

- Fue un bandido en la madrugada, Gabrielle- susurró.

En mi cara se dibujó una sonrisa al descubrir que no necesitaba preguntárselo, pues nos entendíamos con solo mirarnos.

Nos volvimos a dormir

La mañana me sorprendió dolorosa aunque algo excitada
- ¡Xenaaa! - Susurré placenteramente al sentir una suave succión en mi seno izquierdo- pero al abrir los ojos encontré a la pequeña Eva aferrada a mi pecho tratando de alimentarse, aunque le fue inútil.

- No, no, no eso no te pertenece- dije quitándola suavemente de mi pecho y poniendo mi dedo en su boca para calmar el llanto.

- Oye, ¿ dónde estará tu mamá?, ¡¡Xena!!- grité mientras miraba alrededor hasta que...- ¡Rayos! – exclamé mientras me sobaba la cabeza, la cual había sido golpeada por el corazón de una manzana mordisqueada y al mirar hacia arriba, allí estaba... ¡Xena!, ¿desde cuando estás allí?
- Lo suficiente Gabrielle- mientras soltaba una carcajada, pues había visto el episodio entre Eva y mi seno.

- Anda baja por favor- dije- y ven a alimentar a Evita que está muerta de hambre- mientras la pequeña seguía succionando mi dedo, pero esta vez con más fuerza.

La guerrera dio un salto y enseguida se sentó a mi lado. Los pequeños ojos azules de Eva se encontraron con los de su madre y se emocionó al ver el pecho descubierto de Xena pronto a alimentarla, rápidamente se soltó de mi dedo algo acalambrado y enrojecido y estiró sus brazos hacia ella que, por supuesto, la tomó dulcemente, la acomodó y empezó la dulce tarea de darle su desayuno, a mí me parecía extraordinario, mis ojos se clavaron fijamente en Eva mientras succionaba fuertemente y descubrí un brillo entre sus cabellos color azabache, probablemente la leche era tan tibia que esto la había hecho sudar. Cuando alcé la vista, Xena estaba mirándome fijamente y sin motivo aparente, un calor empezó a subir por mi cuello y se instaló en mis mejillas.
- Lo siento – dije apartando mi mirada.

- No importa, me gusta cuando la miras así – me contesto tiernamente mientras se inclinaba para besarme. Me sentí realmente feliz cuando volví a saborear sus labios, la tomé tiernamente por detrás de la cabeza y ahondé en su boca mi intrépida lengua, mientras que ella respondía con la suya algo sofocada.

- Espera...- beso -.., Gabrielle,- beso.- Eva..., beso. Está dormida- y fue allí que reaccioné.

Miré a Xena dulcemente, mientras nuestras bocas seguían unidas y comprendí.

Nos separamos... y tomando algo de aire, me dijo.

- Cuanta pasión, pequeña bardo- en ese momento sentí que podría tomarla allí mismo, pero la pequeña Eva me lo impedía, la niña estaba aferrada a su madre con uñitas y dien..., en realidad encías.

Entonces Xena acomodó a la bebé entre las mantas con sumo cuidado para no interrumpir el dulce sueño de la futura bardo – guerrera, pues Xena le enseñaría a pelear y yo a contar historias, por supuesto.
Por mi parte decidí levantarme para ir a preparar nuestro desayuno, cuando ya lo había logrado sentí que el mundo giraba a mi alrededor.
- Oh... Xena, ayúdame!!- dije mientras sentía mis piernas aflojarse, entonces Xena me sostuvo a pocos centímetros del suelo.
- ¿Estás bien? – dijo
- Si, eso creo, es solo un mareo, es que necesito comer, me has dejado sin fuerzas anoche- le respondí, mientras pasaba un dedo sobre su cara.
Xena sonrió y me abrazó por la espalda pasando sus manos por mi vientre.
En ese momento volví a estremecerme y la piel se me erizó, esto provoco una reacción en mí que no supe como controlar, al punto de hacerme alejar de manera brusca de los brazos de mí amante y caminé hasta la orilla del río donde estábamos acampando.
Xena se acercó a mí abrazándome y me susurró....
- Te amo como a nadie en el mundo y tú lo sabes, Gabrielle, nunca te haría daño.
Volví hacia ella y la besé apasionadamente mientras le respondí
- Lo sé amor, lo sé.
Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg


La tarde había transcurrido tranquila, y nuestro viaje se había hecho más divertido, pues decidí contar algunas de las historias, nunca había escuchado reír tanto a Xena, parecía que mis historias le divertían, eso me llenaba de orgullo el corazón, pero lo gracioso fue cuando la guerrera recordó el episodio de la mañana entre Eva y mi pecho.
- Te veías bien Gabrielle, muy dulce- dijo Xena.
En ese instante recordé los suaves labios de la niña rodeando mi pezón y de nuevo regresó a mí esa extraña sensación. Algo raro me estaba ocurriendo desde hacía ya varias semanas- aunque se lo había estado ocultando a Xena -. Algo, que hasta Xena se dio cuenta que no era normal, pues según ella, mi rostro empalideció y de repente rodé por el suelo.
Cuando desperté, Xena estaba a mi lado mirándome fijamente, cuando constató que estaba bien soltó una dulce sonrisa mientras que me decía.

- Bienvenida, pequeña bardo... -pero el matiz de su cara cambió, al verme dar vuelta y vomitar nuestro almuerzo. -Gabrielle, algo anda mal aquí. ¿te sientes bien?, oye háblame.

- Si, Xe... na estoy bien, solo tengo el estómago revuelto, ya pasará...

- Te dije Gabrielle, que no comieras ese pescado- me rezongó, mientras me alcanzaba un odre con agua- pues ahora te ha caído mal.

Xena acomodó el campamento, encendió la fogata. Luego preparó un poco de té, ella comió, yo rechacé la cena pues todavía tenía el estómago algo sensible...
- Será mejor que descanses- me dijo, mientras alzaba mi débil cuerpo y me llevaba a la cama.
- Mañana te sentirás mejor- continuó Xena mientras me quitaba la ropa y colocaba a la pequeña Eva entre nosotras, como ya era costumbre. Me acurruqué junto a la pequeña ya dormida y a mi fiel amante hasta que el sueño me venció.

Los días siguientes me sorprendieron con nuevas nauseas y desmayos, entonces Xena decidió que era tiempo de ver a una sanadora en la próxima aldea. El camino se había vuelto tedioso, pues Argo no aguantaba el peso de las tres en las múltiples subidas y bajadas que presentaba el terreno, Xena entonces decidió desmontar y seguir a pié.
Cuando nos aproximábamos a la entrada de la aldea, totalmente ornamentada con piedras y esculturas de los Dioses del Olimpo, un grupo de residentes nos alcanzó en el camino, pues ellos conocían a Xena desde algunos años atrás.
Nos recibieron gustosos y alegres, mientras que una señora regordeta ofrecía sus grandes brazos a Eva que estaba aferrada a mí cuerpo, la niña pronto tomó confianza y estiró sus pequeños brazos a la encantadora dama. Mientras Xena hacía lo mismo conmigo. Argo parecía aliviada, pues soltó un suave relincho, entonces volví hacia ella y la acaricié tratando de reconfortarla.
- Disculpa, niña, y gracias por traerme- le dije en una de sus orejas mientras depositaba un beso en su cara.
Argo pareció entender que necesitaba su ayuda, pues se había quedado quieta para recibir mi beso, normalmente se habría espantado ante mi acercamiento.
- Oye Xena, al fin nos trajiste a la niña para conocerla, que grande es, parece que la alimentas bien- dijo la dama. Mientras que la guerrera la abrazaba.
- Hola, ¿tú debes ser Gabrielle, no es así? Prosiguió. Mi nombre es Antica y él es mi esposo Joseph, nosotros somos los dueños de la posada y allí están esperándolas sus habitaciones. Sigan, sigan, por favor.

- Gracias y por cierto sí soy Gabrielle, ¿pero como es que me conoces si nunca he estado aquí?.

- Es que Xena nos avisó que vendría y en el texto te mencionó a ti y a la pequeña Eva.- respondió la mujer, mientras entraban a la posada.

- Ah!! Debí suponerlo, una nota- dije

Nunca había visto un lugar tan grande y bien ordenado, no había casi gente, solo un grupo de hombres que se dieron vuelta para saludarnos y siguieron engullendo sus almuerzos, el aroma que salía de la cocina era delicioso y creí que me devoraría todo, pero una nueva nausea hizo que tuviera que salir corriendo de allí. Cuando estuve afuera volví a vomitar hasta que no me quedaron fuerzas, entonces me desplomé sobre mis rodillas, mientras intentaba recuperarme llegó Xena, se arrodilló a mi lado y dejó que la abrazara, la impotencia hizo que explotara en llanto, pues no entendía que me sucedía.
Xena me abrazó fuertemente mientras intentaba calmarme, entonces llegó la señora.
- Oh, ¿estás bien pequeña?- dijo la mujer, entonces miró a Xena y le preguntó -¿Qué le sucede? ¿Cuánto hace que está así?.
- Sí –respondí entre sollozos, mientras Xena le explicaba los episodios de las últimas semanas.
- Ah! Unas tres semanas –dijo mientras se fregaba la mejilla.
- Seis - dije yo — lo siento, Xena es que pensé que se me pasaría- me disculpé ante la guerrera que estaba extrañada ante mi respuesta.
- Vengan las llevaré a sus cuartos, tengo dos muy bonitos y creo...
- Uno, por favor- dijo Xena, mientras acariciaba mi cara dulcemente, la señora dirigió la mirada hacia la guerrera y luego a mí y viéndonos abrazadas, respondió — Un solo cuarto y muy bonito, está bien.

La señora nos llevó hacia el cuarto y cuando abrió la pesada puerta sentí desfallecer ante la belleza del lugar, una gran cama matrimonial estaba situada justo en la mitad de la habitación, las ventanas estaban abiertas y la suave brisa renovaba el aire a tiempo que dejaba un rico perfume a flores silvestres, las cortinas eran de color rosado y daba un aire muy romántico, en una esquina había una mesa finamente preparada con todas clases de frutas, bollos, pasteles y dos jarras, una de oporto, creo que el preferido de Xena, y otras de jugos.
Mis ojos seguían recorriendo el lugar cuando unas manitos frías y mojadas tocaban mi espalda, al darme vuelta era la pequeña Eva, nuevamente en brazos de su madre, que estiraba sus brazos hacia a mí, para que la tomara, y fue así, abracé a la pequeña, mientras ella depositaba un beso húmedo en mi mejilla. Mientras le daba suaves besos en su carita y le decía cuanto la quería, me dirigí hacia la cama, me acosté y puse a Eva a lo largo mi estómago y le di masajes su pequeña espaldita, Xena se acostó a mi lado ya que la dama nos había dejado solas para preparar la cena.
Xena rió al escuchar mis carcajadas pues la niña me hacía cosquillas en mi vientre, más precisamente en mi ombligo dejando restos de baba en él.
- ¡Basta Eva, ja! Me haces cosquillas, ¡Xena ayúdame por favor!. Xena en tanto seguía riéndose mientras observaba el espectáculo tan maravilloso y tierno.
- Cuando ya no aguantaba más Xena sacó a la pequeña y la acostó en una cama improvisada para ella, en cuanto yo me disponía a recobrar el aliento.
- Cuanta energía tiene Eva, la verdad es que no sé de quien la heredó- Xena volteó hacia a mí y me dijo –Ahora vas a ver de quien heredó esa energía – mientras se colocaba sobre mí y empezaba a hacerme cosquillas.
- Espera Xena, me siento mal - rápidamente me incorporé, Xena me alcanzó un cuenco y volví a vomitar.
- En ese instante Antica golpeó la puerta y entró a la orden de la guerrera.
- ¿ Otra vez esos malestares, pequeña?- dijo la mujer mientras se acercaba a la cama.
- Sí – dijo Xena, mientras yo seguía con la cara sumergida en el recipiente –pensé que con las hierbas se le pasaría...- continuó.
- Xena, déjanos solas... creo que tu amiga y yo debemos hablar.
- Pero....- exclamó la guerrera.
- Anda, baja, la comida ya está en la mesa ¿no querrás que se enfríe? – dijo con un tono irónico - cuando termine, te avisaré- le dijo mientras la acompañaba a la puerta.
Por mi parte sólo me quedó saludarla con la mano y tranquilizarla con un —Estaré bien, no te preocupes...- y volví a recostarme.
La dama se sentó a mí lado en la cama y empezó a hacerme algunas preguntas- mientras revisaba la parte baja de mi estómago- si estaba casada, si existía algún hombre en mi vida, cuando había sido mi última relación, preguntas que en mi cabeza no encontraban sentido. A todo respondí meneando la cabeza en señal de negación y que había estado casada pero hace mucho tiempo y que mi esposo había sido asesinado por Callisto y no había estado con ningún hombre después de él, - desde que estoy con Xena no lo necesito - pensé para mí.- Auch, eso me dolió.- dije, Antica seguía revisándome...
- A mí no me puedas engañar pequeña –dijo
- Es que no entiendo a donde quieres llegar, -dije- Xena y yo hemos viajado mucho últimamente y tal vez mi cuerpo está cansado y lo manifiesta así....
- Estás embarazada Gabrielle.- dijo rápidamente Antica
Mis ojos se abrieron y exclamé — Eso es imposible... yo no puedo...no hay hombres...... oh! Dioses... solo Xena y yo... y Eva...
- No se como sucedió, pero estoy segura, tu retraso, la sensibilidad en tu estómago, las nauseas... ¿sigo?- dijo Antica. Negué con la cabeza.
De repente se escuchó el ruido de platos y cucharas estrellarse en el piso, al levantar mi mirada vi a Xena parada en la puerta, blanca como una nube en pleno cielo.
- Creo que tienen mucho de que hablar- replicó Antica mientras rozaba mi mejilla y me tomaba de las manos. Con un golpe seco cerró la puerta tras la guerrera, esto la hizo volver en sí y largó un profundo suspiro.
Yo estaba desconcertada con la noticia, pero creo que la guerrera lo estaba un poco más, sus ojos azules estaban muy abiertos y la expresión de su cara era de asombro. Xena se acercó hacia la cama de Eva que dormía plácidamente, la acarició tiernamente y se volvió bruscamente a mí, su expresión ahora me daba miedo, estaba muy seria, y se rascaba la cabeza, mientras que sus ojos estaban clavados en mí como dos dagas, entonces abrió la boca y soltó un gruñido de frustración.
- ¿Cómo explicas esto, Gabrielle? Porque yo realmente no lo entiendo.- dijo mientras se acercaba y se sentaba a mi lado.
- No lo sé, Xena, yo tampoco lo entiendo. – dije mientras que unas tibias lágrimas corrían por mi cara.
- Pero si no has estado con ningún hombre, ¿O sí, Gabrielle?
- No Xena, te juro que no, solo contigo, tu sabes que te amo y que no te engañaría, no necesito de ningún hombre, sólo de ti, ¿confías en mí, no Xena? - le dije mientras no aguantaba el llanto. - No le encuentro explicación a esto, Xena- dije mientras mis manos acariciaban temerosas mi vientre y no podía parar de llorar, como una niña pequeña. Entonces Xena rozó mis cabellos y me ofreció su comprensión.
- Amor escúchame, las veces en que te he dejado sola, nadie ha estado contigo... mmm... digo... nadie te ha obligado a hacerlo... ¿verdad?. Dime Gab. - Sus ojos reclamaban mi mirada pero yo no era capaz de sostenerla.
- No Xena, nadie ha abusado de mí, si a eso te refieres... Xena, ¿tu me crees, verdad?.
- Si amor. Tranquila, ya resolveremos este problema...
- Xena... no le encuentro el sentido... ¿por qué yo?...
- Descuida... Ya le encontraremos el sentido, Gabrielle- me tranquilizó mientras me abrazaba fuertemente contra su pecho y besaba mi frente tiernamente.

Los instantes siguientes fueron de calma entre las dos, hasta que de repente una nube vaporosa celeste se desplegó por la habitación, aunque era de noche ésta se iluminó íntegramente.
Entonces en un extremo del cuarto apareció Ares, Xena saltó rápidamente de la cama y tomó la espada hincándosela en la garganta. Ares reaccionó a tiempo y empezaron a luchar, con un desconcertante giro Ares tomó por la espalda a Xena mientras la abrazaba agarrándola fuertemente, Xena intentó escapar pero Ares era más fuerte y le susurró al oído.
- ¿Qué le pareció el regalito me mi madre, a tu amiga?- dijo. Mientras Xena escapaba de sus brazos.
- Oye ¿qué tiene que ver tu madre en esto? ¡Contesta Ya!, Ares y no me hagas perder la paciencia- dijo Xena, mientras lo tomaba de sus ropas y lo acercaba peligrosamente a su cara.
- Me encantas cuando te pones agresiva, cuanto te deseo, Xena- prosiguió el dios de la guerra.
- ¡Basta! – grité — ¡habla ya y aclara lo que dijiste!.
- Xena entonces empujó a Ares a una silla detrás de él y éste cayó en ella, mientras se acomodaba Xena se acercó a mí, se sentó en el borde de la cama y tomó mi mano.
- Tranquila Gabrielle, o te hará mal- dijo sin sacarle la mirada a Ares de encima.
- Que tierno, ahora entiendo a Hera, creo que he perdido Xena, creo que tu has ganado Gabrielle, si en algo que no me meto es en el amor de una mujer por otra mujer y menos en las decisiones de mi madre. Calma muchachas, estoy aquí como mensajero y nada más.
- Sigo sin entender Ares, explícate por favor, siií – dije, mientras en mi cara se dibujaba una sonrisa irónica.
- Es fácil Gabrielle, fuiste elegida para tener un hijo....
- Eso ya lo sé, pero el punto es por qué y quién es el padre- dije, pero al instante un pensamiento cruzó en mi mente... el sacrificio, Dahak, Hope — Oh... rayos no puede ser, no Dios, no otra vez Xena, no, dime que no es él, anda dímelo.... –dije mirándola a los ojos. Xena se encogió de hombros y se quedó boquiabierta, ningún sonido salía de ella y eso me estaba matando.
- Ohh, No, No, No, a mí no me metas en este lío, pequeña - dijo de repente Ares agarrándose la cabeza- esta vez no tengo nada que ver.
- Entonces si tu no hiciste esto, ¿¡quién demonios lo hizo!? –dijo Xena ya algo nerviosa.
- Mira, eso no me toca decirlo a mí, solo sé que mi madre me mandó a traerle la dulce noticia y ustedes me tratan así, - dijo Ares algo ofendido.
- ¿Y porque fui “la elegida”? - pregunté.
- Según parece, le has caído bien a Hera, - continuó Ares, mientras se acercaba a Eva que estaba despierta en su cama y lloraba, anticipándose a la guerrera, que se había quedado atónita ante la aproximación de Ares a la pequeña, éste acarició tiernamente la mejilla de la pequeña y se volvió hacia nosotras- ella ve todo, lo que has hecho durante tu vida y más precisamente cuando decidiste dejar a tu familia y viajar con Xena, como has logrado cambiar su vida y enterrar su pasado, gracias al amor, tus batallas ganadas y también las perdidas, el amor incondicional a la guerrera, a la pequeña Eva, a ti misma, aunque a veces deberías pensar en ti y vivir la vida, sin pensar en todo y en todos. Es por eso que decidí premiarte pequeña, para que puedas vivir tu aventura, la de ser madre...
- Levanté la vista hacia Ares al escuchar la última frase, ya no era él, sino que su cuerpo había tomado la forma de Hera. Y esta se estaba acercando hacia mí- No busques respuestas Gabrielle solo vive- dijo mientras pasaba la mano por mi mejilla y luego por mi vientre.
- Pero ¿quién es el padre?, Hera- dije mientras mis palabras sonaban entrecortadas por el llanto que intentaba reprimir.
- Hera dirigió una fugaz mirada hacia Xena y le sonrió, luego volvió sus ojos a mí. – Tranquila pequeña... pronto lo descubrirás; sólo espera un poco- me respondió mientras su cuerpo se desvanecía en el oscuro rincón por el cual que había aparecido.
El cuerpo de Ares quedó allí tendido mientras rezongaba por la manera en que había aparecido su madre.—¡ Odio cuando haces eso madre! – dijo mientras se incorporaba y sacudía su ropa- Muy bien niñas, me retiro, objetivo cumplido- siguió mientras desaparecía detrás de una nube celeste.


La habitación quedó en penumbras, Xena me tomó entre sus brazos y levantó mi cabeza para ver mis ojos llorosos. — Creo que debemos descansar, fue un día largo- dijo sonriendo.
Fue hasta dónde estaba Eva, le cantó una canción para que descansara toda la noche.
Xena volvió hacia mí, se quitó sus ropas y me ayudó con la mía, se acostó a mi lado y me acurrucó entre sus largos y fuertes brazos, mientras me dormía Xena repetía una y otra vez cuanto me amaba y rozaba sus dedos en mi espalda para calmar la excitación que tenía después de haber recibido la noticia.

A la mañana siguiente, cuando desperté, encontré a Xena a mi lado mirándome fijamente.
- Hola- dije, sus ojos estaban muy claros esta mañana y tenían un brillo especial.
- Entonces sus manos quitaron las mantas de mi cuerpo desnudo, dejando que el aire y la suave luz de la mañana cubrieran mi piel, sus suaves dedos rozaron mis cabellos y fueron bajando por mi frente, mi boca, llegaron a mi garganta y siguieron camino ahora a mis sensibles senos que se erizaron ante el tierno roce de sus dedos sobre mis pezones. El destino final fue mi vientre, allí dejé que sus manos acariciaran mi suave piel, esta vez no hubo reacción, ni rechazo, sólo placer.
- Sus labios besaron los míos y bajaron lentamente por la ruta trazada anteriormente por sus dedos, hasta que llegó allí y la dejo caer de lado sobre mi vientre mientras que sus brazos rodeaban mi cadera, levantó la cabeza nuevamente, dio un beso tibio en él y dijo...
- Buenos días Gabrielle.
- Buenos días bebé.
- Mientras acariciaba su largo y suave cabello susurré...
- Aún no lo puedo creer, Xena- dije tratando de entender que dentro de mí estaba creciendo una vida.
- No le busques explicación, Gabrielle, sólo llámalo Milagro.

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Segunda parte

Todo había cambiado desde aquella noche, toda mi vida debía tomar un nuevo rumbo, ahora debía ser más responsable, más cuidadosa con mis actos y en especial con mis impulsos.
Por suerte no estaba sola, Xena estaba conmigo y ella me ayudaría a enfrentar esta nueva batalla... la de ser madre.


Un suave rayo de luz se colaba por la rendija de la ventana, Xena había decidido alquilar una habitación en el pueblo de Anseus, el lugar estaba cerca de Amphipolis y en unos días llegaríamos allí, para festejar el primer año de Eva. Xena estaba muy emocionada y lo tenía planeando todo. Nunca la había visto tan feliz.

- Mmmm ¡¡¡qué linda mañana!!! – dije mientras me estiraba en la cama. Xena estaba a mi lado profundamente dormida. Me acerqué despacio a su boca y la roce suavemente con los dedos mientras que mi boca estaba cerca del oído, entonces le susurré –ya es hora de levantarse dormilona.

Xena se despertó algo sobresaltada, hasta que encontró mi rostro, una gran sonrisa se dibujó en su cara, dio media vuelta y quedamos frente a frente, pasó su mano por mi cintura y me abrazó fuertemente.

- Hola, preciosa, veo que me has ganado- Xena se quedó pensando un momento, de pronto su cara se puso seria- ¿estás bien?.
- Si, sólo que me desperté antes, no me pasa nada. Te amo... – me acerqué a Xena y la besé.
Mis manos recorrieron la fuerte espalda, sus cabellos, los brazos..... Oh rayos!!
Salí corriendo de la cama, derecho al baño.

- ¿Estás bien? Gabrielle- dijo Xena desde la cama.
- Si, lo siento...pensé que hoy sería diferente... – dije mientras salía del baño y me sentaba en la cama.
- Está bien, ven aquí, descansa un poco. – Xena me abrazó por la espalda y posó su mano en mi vientre- parece pequeño que tienes carácter...
- O pequeña, Xena ... - dije sonriendo.


Un golpe en la puerta nos despertó.....

- Señoritas, el almuerzo se sirve en veinte minutos- dijo una voz del otro lado.
- Xena, me parece que nos quedamos dormidas
- Si... voy a asear a Eva
Xena tomó a la niña que estaba en una cama al lado de la nuestra y la llevó al baño.
- Xena ¿no es raro que la pequeña no haya llorado?
- No Gabrielle, porque mientras tu dormías yo le di de mamar a Eva.
- Ah!!... – ya me parecía raro que Xena también se hay quedado dormida- ¿Qué haces? – dije apoyada sobre el marco de la puerta
- Estoy tomando un baño, ven el agua está caliente.
- No es mala idea.
Xena estaba sumergida en el agua espumosa con la pequeña en los brazos, me metí en la tina y tomé a la pequeña...

- Ven aquí Eva hace mucho que no charlamos tú y yo... dime, ¿me quieres? – mientras que la niña asentía con la cabeza- ¿sí?, que bueno, porque yo te adoro- le llené el cuerpito de besos, mientras que los exageraba para causarle cosquillas- Mmm... que rica que eres preciosa, Xena, ¡auch!, suelta, suelta, que es mi cabello el que tiras... woow que fuerzas tienes cariño- dije mientras trataba de soltar esas manitos de mi pelo, en tanto Xena ya había salido de la tina y estaba secándose, es mejor que bajemos sino nos quedaremos sin almuerzo..
- Huyy, ¿eso sería terrible verdad? – dijo sonriendo-
- Graciosa, pero este cuerpo ahora necesita doble ración, ¿Vamos Eva?
Le di la niña a hacia Xena y esta la tomó envolviéndola con sus brazos.

Al bajar nos encontramos con una gran mesa preparada con un montón de comida, enseguida nos sentamos y empezamos a devorar todo.

- Gabrielle come despacio, después andas descompuesta- dijo la guerrera mirándome con el ceño fruncido.
- Está bien, lo siento... es que todo parece delicioso – dije con la boca repleta de comida- Xena ¿a donde iremos hoy o nos quedaremos aquí?
- No, esta tarde partiremos hacia Amphipolis calculo que estaremos allí dentro de tres o cuatro días, eso depende del camino.
- Que bien, no veo la hora de ver a tu mamá y contarle la noticia.
- Si yo también y en especial ver su cara de asombro cuando te vea llegar, pues ya se nota y mucho. - Dijo acariciando mi vientre.


El camino era tedioso, pues estaba haciendo calor así que Xena decidió salirse del camino y acampar a orillas de un río, le sacó las monturas a Argos y dejo que retozara en la suave hierba.
Mientras tanto yo estaba sentada en una gran piedra con Eva. Eva estaba parada frente a mi tomada de mis manos, aun no caminaba muy bien, entonces se abrazó de mi estómago, deposito un ruidoso y húmedo beso en él y me miró.
- ¿Que pasa pequeña? ¿ Que hay allí? Un bebé, comprendes, un bebé, como tú.
- ¿Bebé?- dijo Eva.
Mi asombro fue tan grande, era la primera palabra, después de mamá, que decía que me hizo emocionar. Mis lágrimas corrieron por mis mejillas, tomé a Eva en mis brazos y la acurruqué, ella por su parte rodeó mi cuello con sus manos y me dio un beso en la cara.

- ¡Que ternura!, pero alguien me puede explicar que pasa, ¿por qué lloras Gabrielle?
- Nada Xena es que Eva dijo bebé y me besó la panza, eso me emocionó.
- Te dije que era lista ¿no, pequeña?- le dijo mientras la tomaba y la hacía girar.
- ¿Pasaremos la noche aquí?-
- ¿Tu que opinas? Preciosa- dijo Xena a la beba. – creo que sí, Gabrielle
- Entonces prepararé la fogata y comeremos, pues ya tengo hambre.
- Está bien, cazaré algo, enseguida vuelvo.

Después de cenar acomodamos las mantas y me metí en la cama, era una noche serena y casi no había viento y las estrellas brillaban mas que nunca.
- ¿Que ocurre? Gabrielle.
- Nada es que no tengo sueño y estaba pensando en el bebé.
- ¿Ya se ha movido?, porque ya es tiempo de que lo haga. Recuerdo la primera vez que sentí a Eva, fue muy emocionante.
- Si debe ser especial. No veo la hora de sentirlo Xena.
- Ven aquí me parece que necesitas uno mimos Gabrielle
- Te amo... abrázame fuerte, ah, que placer... pasaría toda la vida así
- Siempre me tendrás, amor, siempre.

Los días pasaron y ya estabamos acercándonos a Amphipolis

Habíamos acampado cerca de un hermoso río que tenía una cascada, estaba rodeado por grandes árboles y algunos de ellos tenían frutos. El suelo estaba bordado por unas bellísimas flores.

- Gabrielle, es mejor que nos detengamos un momento para que Argos descanse un rato, pues hace rato que la veo agotada-
- Me parece bien, Xena, me ayudas, toma a la pequeña.
- ¿Eva no te alejes demasiado y no te acerques al río!- gritó Xena al ver a la pequeña correr- ¡Esta niña me va a volver loca!, aun no sabe caminar muy bien y ya quiere correr... - Dijo mientras me ayudaba a desmontar
Argos se sacudió con fuerza cuando Xena le sacó las alforjas llenas de provisiones.
- Perdóname niña, es que ahora me canso seguido y necesito de tu ayuda... ¿me entiendes?-
Argos pasó su hocico por mi vientre – eso lo tomaré como un sí, preciosa-
Le dije mientras le acariciaba el franco
- ¡¡Eva!! ¿dónde estás?.... ¡¡¡Eva!!!- gritó Xena -¿Gabrielle vistes a Eva?.
- No, Xena, estaba aquí hace un momento.
- ¡¡¡Rayos!!!- Xena salió corriendo hacia la orilla y yo la seguí por detrás- ¡¡Eva!! Pequeña ¿dónde estás?.
Al llegar allí escuchamos a la pequeña reír, pues estaba sentada en el suelo jugando con una pequeña tortuga que intentaba huir y ésta la volvía a atrapar.
Xena corrió hasta ella y la tomó entre sus brazos, al acercarme pude ver que la guerrera estaba muy furiosa y empezó a regañar a la niña.
- Xena – dije buscando su mirada y tomando su brazo.
- ¡¿Qué?!- dijo mirándome por un segundo y volviendo a la pequeña, que no paraba de llorar.
- Déjala Xena, es muy pequeña y no tiene conciencia del peligro... - dije mientras bajaba la mirada y veía a la tortuga escurrirse entre la hierba.
- ¡Se escapa, Xena!- grité
- ¿Quién? -Dijo la guerrera mirando hacia todos lados.
Me agaché y la tomé por su pequeña caparazón, al asustarse se escondió en su interior.
- El juguete de Eva, se escapaba- dije mientras hacía “bailar” la tortuga en la cara de Xena. Eva por su parte había dejado de llorar y estaba riéndose al ver la tortuga entrar y salir de su caparazón.
- Toma mi amor.- Eva extendió sus manitos y tomó al animal y se lo llevó al pecho dándole un gran abrazo. Y luego miró a su madre con esos ojitos que todos usamos para convencer de que nos dejen tener eso que tanto nos gusta.
- ¡Lo que me faltaba!, no sólo tengo que cuidar a dos niñas, que me vuelven loca, sino también una tortuga....- dijo levantando un brazo al cielo y luego me miró fijamente- ¡Gabrielle hay veces que te mataría!.
- ¿Y porqué todavía no lo has hecho?....- dije pasando un dedo sobre sus labios, mientras me acercaba para besarla. Sentí que mi cuerpo estaba reaccionando ante ese exquisito beso. Mi lengua estaba rozando suavemente la suya y sentí su mano rodear mi cintura apretándome contra su cuerpo.
En un momento Xena rompió el beso y mirándome fijamente me dijo
- Precisamente por esto no lo he hecho, porque te amo demasiado, porque sin ti me moriría en un segundo y porque no podría vivir sin tus besos, tus caricias y tu cuerpo...
- Está bien, ya entendí- dije separándome del abrazo- mejor volvamos a preparar el campamento.

Después de almorzar, decidí darme un chapuzón en aquel hermoso lago, llevé a Eva conmigo, mientras Xena nos miraba desde la orilla, sus ojos tenían un brillo que me inspiraba a amarla cada día más.
- Anda amor, entra al agua está tibia, ven Xena, Eva dile a mami que entre, así mira, - mientras agitaba mi mano - la niña miró a donde se encontraba la guerrera y con su manito le hizo señas para que entrara el agua.
- Vale, vale – dijo la guerrera y empezó a sacarse la armadura y cuando estaba quitándose los cueros, vi que unos vándalos se le acercaban por la espalda.
- Cuidado!!- Xena volteó deprisa y se encontró con uno de frente, con un gran puñetazo en el rostro logró derribarlo, pero otros dos estaban haciendo círculos alrededor de la guerrera y movían sus espadas cerca de su rostro, Xena estaba desarmada pues había dejado su espada y el chakram en la orilla junto a la armadura, entonces tiró un par de golpes para hacer que retrocedieran pero fueron inútiles, ya que se habían sumado dos más, estaba rodeada. Lentamente fui saliendo del agua y me acerqué para tomar la espada.
- Xena!! – grité lanzándole la espada, ésta la tomó y empezó a luchar con los fornidos hombres, cuando estaba a punto de liquidar al ultimo, éste rozó su espada contra el costado izquierdo de la guerrera. Xena mostró signos de estar herida, pero igual terminó con el maleante.
- Amor, estás bien? –Dije aproximándome con la pequeña en los brazos y cubiertas con una manta, - estás herida, ven déjame ayudarte.
- Estoy bien es solo un rasguño-
- No me importa, déjame que te vea- suavemente pasé mi mano por el cuero y noté que había sangre. Quité rápidamente su ropa, pasé mi dedo por la herida, la guerrera hizo una mueca de dolor...
- Outch, Gab, duele- dijo la “fuerte guerrera”.
- ¿Con que era un simple rasguño? – dije mirándola seriamente- ven volvamos al campamento.

Una vez allí, cambié a Eva y la dejé sobre las pieles, entonces me acerque a Xena, limpié la herida y coloqué unas vendas.
- Te quedará una bonita y sexy cicatriz -dije mientras me mordía el labio.
- Gabrielle eres insaciable- dijo la guerrera mientras me abrazaba y abría lentamente la manta que cubría mi cuerpo desnudo.
- ¿Yo? – Dije tomando la mano de Xena y posándola en uno de mis pechos. Entonces Xena recorrió suavemente mi piel mientras me inclinaba para besarla. - Parece que te he contagiado, guerrera- le susurré al oído.

El sol se estaba escondiendo y yo estaba preparando la cena. Xena estaba afilando la espada y Eva a mi lado observando como preparaba la comida. Sus ojitos brillaban con la luz de la fogata. Era increíble el parecido con su madre. Sus cabellos son de color azabache y sus ojos de un celeste muy claros... pasando mis manos por mi estómago pensé- espero que tú pequeño, también te parezcas a mí

La cena había concluido así que Xena hizo dormir a la pequeña y yo limpié los trastos y los guardé en las alforjas.
Xena se acostó junto a la pequeña, extendí mi manta junto a la niña para que quedara entre las dos. Y tomé la mano de Xena, jugué un rato con sus dedos, Xena solo miraba mi acción, para mí era un ritual, me encanta jugar con sus dedos largos, trenzar mi pequeña mano con la suya y ver como se perdía en la de ella. Luego le pedí que me abrazara, ella con gusto lo hizo. Pasó sus brazos alrededor de mí y nos dormimos.

- Despierten tortolitas, ya es hora de levantarse.
- ¡Afrodita! Que gusto verte. Dijo Xena – Gabrielle, despierta amor, tenemos visitas.
- Mmmm, ya estoy despierta.
- Pues entonces abre los ojos.
Entonces me senté y empecé a rascarme la cabeza. - Buen día, amor. Dije mientras me acercaba seductivamente a la guerrera para besarla.
- Hola Gabrielle...
- ¡Afrodita!- dije sobresaltada- ¿Qué haces aquí? Pregunte ruborizada.
- Solo vine a ver como te encuentras. ¿Estás bien?.
- Sí, Dita estoy perfecta, - dije acariciando mi panza.
- Ya veo, está creciendo, ¿no?.
- Y rápido – mientras me colocaba él top y trataba de atar la falda.
- Oye Xena, en el próximo pueblo tendré que comprarme ropa, pues esta ya me queda chica- dije tratando de acordonar la pollera pero no lo lograba...- ¡Ajá! ¡Lo logré!- exclamé satisfecha.
- Xena y Afrodita se echaron a reír al ver mi pollera sujetada con unos tientos.
- Gabrielle, ¿qué te has puesto?- dijo Afrodita tentada.
Xena sacó de las alforjas una de sus camisas y me la dio – Toma ponte esto, te sentirás más cómoda y no tan ridícula.
- Ahora sí- dije, mientras bailaba dentro de su camisa.
Volvieron a reírse al verme dentro de la prenda tres talles más grandes de lo usual - te queda bien.- dijo Afrodita, antes de soltar una gran carcajada. Xena se le unió al unísono.

- ¡Ahh!, veo que las dos se están divirtiendo conmigo, pues a ver si se ríen de esto... ¡Tengooo Hambreee!- grite. Vamos a desayunar ¿sí?
- Ven ya todo está listo, amor- dijo Xena.
- ¿Eva se despertó?- pregunté.
- No, aun no- dijo Afrodita.
- Pues, voy a despertarla- dije con una gran sonrisa en mi rostro y otra en mi corazón, era algo que me gustaba hacer. Fui hasta las mantas y allí estaba, me agache y empecé a darle besitos, Eva se despertó y me dedicó su primera sonrisa del día. – Hola hermosa, tienes hambre, ¿sí? Que bueno porque yo también, ven vamos a comer. -Tomé a la pequeña en mis brazos y la besé en la mejilla, ella me devolvió el gesto con un beso baboso en mi cara.
Nos sentamos a desayunar, Xena le estaba dando de mamar a Eva, cuando recordé la herida de la guerrera
- ¿Cómo está tu herida, amor?- pregunté.
- Está muy bien ya casi ni me duele.
- ¿Qué ocurrió?- preguntó la diosa.
- Solo unos malandras, nada grave. Por cierto, quería hacerte una invitación...
- Queríamos, Xena.- dije
- Si, lo siento, Gabrielle y yo queríamos invitarte al cumpleaños de Eva, es dentro de unos días. En Amphipolis. Esperamos contar con tu presencia.
- Claro Xena allí estaré.
Seguimos desayunando y decidí contarles una nueva historia, ya estaba llegando al final del relato cuando de repente Xena se puso alerta y rígida.
- ¿Qué ocurre amor?- pregunté
- Ares, ese maldito está aquí. Muéstrate- dijo.
De repente allí estaba.
- La verdad Xena me sorprendes, aun no descubrí como haces para sentir mi presencia.
- Solo siento ganas de vomitar y allí estás tu.
Afrodita y yo nos echamos a reír.
- Muy graciosa. Escuché la invitación a mi querida hermanita, ¿también se extiende para mí?.
- ¿Qué quieres, Ares?- Xena se estaba poniendo muy nerviosa.
- Nada, tranquila guerrera, solo vine a ver como está la rubia parlanchina, mi madre me anda preguntando. - Veo que estás bien- Ares se acercaba a mí- está creciendo rápido- estiró su mano para acariciar mi vientre, pero Xena lo detuvo tomándolo con fuerza.
- Ni lo intentes – dijo.
- Calma guerrera, era solo una muestra de cariño, perdona rubia, no quería hacerte daño.- Mejor me marcho. Así como apareció, se esfumó.
- Bueno yo también me voy, tengo que regresar al templo, nos vemos en la fiesta. Si me necesitan solo llamen.
- ¡Estos dioses están cada día más locos!- exclamó la guerrera.

Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg


Xena se dio cuenta de mi cansancio después de andar unas horas por el camino.
- ¿Estás muy cansada, amor?
- Solo un poco, aunque no veo la hora de darme un buen baño y luego acostarme en una gran cama.
- Tranquila amor, dentro de unas horas llegaremos a un pueblo y allí podrás descansar- dijo pasando su mano por mi espalda y masajeando mi cintura.
- ¡Ohh! Que placer, gracias amor.
Seguimos el camino hasta que llegamos al poblado, ya era de noche así que mientras Xena acomodaba Argos en el establo entré a la posada, renté una habitación y pedí que nos prepararan el baño. Mientras esperaba que mi guerrera volviera ordené la cena. De la cocina salió una señora regordeta, y nos sirvió la comida.
Luego de cenar nos fuimos a la habitación allí, me di un gran baño caliente me acosté junto a Xena, la guerrera ya estaba dormida, así que la abracé y me quedé dormida.

Al otro día nos levantamos temprano y continuamos el viaje hacia Amphipolis. Xena calculaba que tardaríamos un día y no se equivocó.

- ¡Mira Xena, ya estamos llegando, allí esta la entrada!- dije algo excitada.
- Si amor ya la estoy viendo.
Ni bien entramos al pueblo, la gente salió a darnos la bienvenida, en la puerta de la posada estaba Cyrene, la madre de Xena.
- Madre, que gusto verte- le dijo Xena mientras la abrazaba.
- Hola, hija ¿cómo has estado? ¿Y mi nieta?. Pero miren que grande esta, amor mío. Cada día se parece más a ti, Xena. Y tú Gabrielle- Cyrene abrió sus ojos al ver mi abultado estómago, pasó su mirada por Xena que le sonreía y volvió a encarar la mía, con una gran sonrisa, entonces abrió sus brazos y me abrazó fuerte mientras decía – veo que hay noticias y buenas, pequeña, espero que me cuentes todo.
- Con mucho gusto, Cyrene.
- Vengan pasen, enseguida les sirvo algo para comer.
- Mmm, que bueno, porque tengo hambre- dije.
- ¿Y cuando no lo tienes, pequeña? - dijo Cyrene.
- ¡Ja! Si hasta mi madre te conoce, Gabrielle- dijo la guerrera mientras se reía.
- No es gracioso...
- Uhh, ¡apúrate madre que la fiera se está enojando!.- gritó. -Madre ¿falta algo para la fiesta?
- No, querida, ya está todo organizado. Solo aprovechen a descansar, mañana será un gran día.
Xena me dejo la niña y fue a darse un baño, entonces aproveché para contarle a Cyrene todo sobre mi embarazo. Luego decidí dar un paseo por la villa, recorrí el mercado, encargué el regalo de Eva y compré un conjunto para la fiesta, ya me dolían los pies de tanto caminar, así que volví a la posada y ayudé a Cyrene a preparar la cena, en tanto que mi guerrera arreglaba la mesa y le daba de cenar a la niña.
Después de cenar decidí ir a darme un baño y acostarme.
- Gabrielle ve a descansar, yo me quedo con la pequeña, esta noche dormiremos juntas, ¿no, amor?, sí, hoy dormirás con tu abuela.
- Buenas noches entonces. - Cuando me levanté Cyrene tomó mí mano y me puso frente a ella. Colocó su mano en mi vientre y luego lo besó. – algún día tu también dormirás conmigo, pequeño, porque tu también eres mi nieto o nieta.
- Cyrene, eso es hermoso, gracias.- dije con lágrimas en los ojos.
- Tú eres hermosa, hija, ven dame un abrazo. Quiero que tu y mi hija sean muy felices. Ambas se lo merecen.

Subí a la habitación y Xena ya estaba en la cama, le comente que Eva se quedaría con su abuela y me metí a bañar. Cuando terminé me acosté junto a mi guerrera, ella me abrazó y puso su cabeza en mi estómago.
Entonces empezó a hablarle dulcemente al bebé.
- Hola pequeño, ¿cómo anda todo por allí adentro? ¿estás cómodo? – Entonces sentí como el bebé se movía, Xena también lo sintió, entonces me miró- ¿lo sentiste amor?- Sí Xena, háblale, sigue hablándole- mi princesa volvió a colocar la cabeza en mi panza y continuó...- Escucha bebé yo soy tu otra mamá y quiero que sepas que te amo y te espero con ansias. Con cada palabra de Xena el bebé seguía moviendo.
- Xena, tengo algo que quiero que escuches. Me levanté, fui hasta bolsa y saqué un pergamino.
- ¿Otra historia, bardo?
- No, algo que escribí para el bebé, amor, escucha...

“Esperándote estamos, pequeño bebé
Milagro de nuestro amor
En nuestros brazos estarás, pequeño bebé
Juntas, mil historias te contaremos
Y a tu lado estaremos
En cada nuevos pasos que des.
Serás como te soñamos.
Nuestro pequeño bebé”

- Gabrielle, es hermoso. – Xena no pudo contener las lágrimas, me acosté a su lado nuevamente y me abrazó fuertemente- descansa amor mañana será un gran día.
- Si, amor, mañana nuestra pequeña cumple un año, gracias Xena por dejar que Eva forme parte de mi vida, tu sabes que la amo y nunca dejaría que algo le sucediera. También es mi hija y quiero hacerla feliz....
- Shh, descansa amor, Eva ya es feliz con sólo estar a tu lado, además tú la malcrías y eso a ella le encanta. Ahora solo duerme.


Al otro día unas suaves caricias en mi rostro me despertaron, al abrir los ojos me encontré con la mirada de mi guerrera mirándome fijo. Sus brazos rodearon mi cuerpo apretándome sutilmente al suyo.

- Hola- susurró, mientras apartaba con su mano un rebelde mechón que caía sobre mi cara.
- Hola- dije mientras me acercaba para darle un tierno beso.- Es el gran día, Xena. ¿Estás feliz, amor?.
- Sí, es el segundo día más feliz de mi vida, Gabrielle.
- ¿Y cuál fue el primero?- pregunté extrañada.
- El día que conocí a una chiquilla rubia, molesta y parlanchina en Potedia.- dijo riéndose.
- ¡Xena!-
- ¿Qué?, sí es verdad, pero todo eso fue lo que me enamoró de ti, Gabrielle. Su rostro se acercó al mío y me dio un suave beso en la mejilla, fue bajando por la mandíbula y llegó hasta mi cuello, acomodó su cabeza en mi hombro y sus brazos rodearon mi cintura, nos quedamos abrazadas un rato, luego besó mi hombro y se levantó de la cama- Vamos amor, tenemos que bajar a saludar a la pequeña.
- Me levanté y me acerqué a ella en entonces le susurré - Te amo, te adoro, mi princesa guerrera, mi amor- la tomé por la cintura y la besé apasionadamente.

Enseguida estuvimos en la sala, Cyrene tenía a la pequeña en los brazos, la bajó y Eva vino corriendo a los brazos de Xena que la esperaban abiertos. Nunca vi tanto amor, la niña se abrazó del cuello de su madre y ésta empezó a darles besitos por todos lados, mientras le decía cuanto la quería.
- ¡Feliz cumpleaños, mi princesita!- dije tomándola en mis brazos.- ¿Sabes que te amo?, sí, si que lo sabes. Oye vamos a buscar los regalos... ven amor. La niña abrió sus ojazos al ver la enorme muñeca que Xena le había comprado - Este es mi regalo- dije mostrando un conjunto de top y falda similar al que yo usaba, sólo que era de color blanco con ribetes en azul y bordado con hilos de oro.
- ¡Es hermoso!, Gabrielle- exclamó Xena- pero, ¿cómo hacen cosas tan pequeñas?.
- Está hecho exclusivamente para Eva, amor, sólo para ella.
- ¿Lo estrenará esta tarde en la fiesta, Xena?. No veo la hora de ver cómo le queda.- dijo Cyrene.
- Por supuesto madre. Gracias amor- dijo dándome un beso.

Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg

En la tarde

- ¿Te gusta? Xena- dije mostrándole a la pequeña con su conjunto. Además le había puesto una tiara con brillantes, que resplandecían entre sus cabellos negros.
- Es toda una princesa, Gabrielle, está hermosa.
- Tu también lo estás, amor.- dije al verla enfundada en un vestido largo negro, que en el costado de la falda tenía un insinuante tajo que le llegaba hasta la mitad del muslo, y dejaba ver una de sus trabajadas piernas. La parte de arriba tenía un corssette bordado con hilos de oro. Y en los pies unas sandalias ajustadas a sus tobillos con unas finas cintas de raso negro. Su rostro estaba sutilmente maquillado, tenía sus ojos delineados en negro, que hacía resplandecer más el azul- celeste de su mirada y sus labios de color rojo pero muy suave- Creo que tendré que vigilarte, guerrera... – dije mientras la tomaba por la cintura.
- Aunque tu estás increíble, pequeña – sus ojos vagaban por mi cuerpo.
- Es una ceremonia especial, debía estar presentable. ¿Te gusto, Xena?.
- Si amor, e stás preciosa- dijo.
Para mí había elegido una camisa de color celeste que dejaba ver mis hombros y una falda de color negra con detalles en celeste, en mis pies tenía unas sandalias de color negras. También había delineado mis ojos de negro y había colocado un poco de brillo sobre mis labios.
- Nunca vi una mujer tan bella- la guerrera se acercaba seductoramente hacia a mí, me tomó por la cintura y se inclinó para besarme- Xena... es mejor... Mmm... que bajemos...- seguía besándome- por que .... –beso- creo que no pueda resistirme...-beso- por mucho tiempo...
- Sí es mejor... que bajemos porque...- beso- no respondo de mí, - un largo y apasionado beso- vamos amor. Nos retocamos el maquillaje, Xena tomó en sus brazos a la pequeña y bajamos hasta la sala.
Una vez allí vimos que había mucha gente, ente ellos estaban, Hercules, Joxer, Afrodita, Artemisa, Lila que había venido de Potedia y en un rincón de la sala vi a Ares.
- Xena, mira – le hice un gesto con la cabeza hacia donde estaba Ares, éste hizo un gesto para saludarnos, Xena me dio a la niña- cuídala un momento, Gabrielle- Xena se acercó hasta Ares y lo tomó de la ropa, algo le susurró al dios, éste hizo un gesto, entonces le entregó algo a la guerrera y luego volteó hacia mi, me guiñó un ojo, esbozó una sonrisa y desapareció.
- Ven Gabrielle, trae a Eva, ¡que comience la fiesta!- gritó la guerrera. Entonces empezó a tocar una banda, Xena estaba bailando con la pequeña en los brazos y yo con mi hermana a su lado.
- ¿Estás divirtiéndote hermanita?. Me alegró recibir la noticia de que sería tía. Te felicito Gabby, quiero que seas muy feliz, te lo mereces- entonces nos abrazamos fuerte.
- Soy muy feliz, Lila. Te quiero mucho, preciosa.
- Feliz Cumpleaños Eva - saludó Hercules. Dejé los regalos en aquella mesa, Xena.
- Gracias Herc, ¿pero porqué el gasto?.
- Se lo merece- dijo.
- Hola Gabrielle, que gusto de que estés bien- decía Joxer mientras me abrazaba.
Afrodita y Artemisa estaban entusiasmada con la pequeña y hacían destellos de colores en el aire para divertir a Eva.


Ya entrada la noche, cuando la fiesta había terminado, estabamos afuera despidiendo a nuestros amigos.
- No te preocupes Gabrielle, Joxer y yo la llevaremos hasta su casa, estamos de paso por Potedia así que no será molestia.
- Gracias Hercules, tengan cuidado.
- Adiós hermanita. ...Xena...- gritó mientras se alejaban- ¡gracias por la invitación cuñada!.
Xena le hizo señas con la mano despidiendo a nuestros amigos y luego me abrazó. Mi cuerpo se estremeció, por la brisa que empezaba a soplar.- Entremos amor que hace frío- me dijo.

En la habitación:
- Xena ¿ qué quería Ares?- pregunté mientras me desvestía.
- Sólo vino a saludar a Eva y darle su regalo.
- ¿Nada más?- pregunté extrañada- Y... ¿Que le regaló?
- No lo sé no lo abrí aun- Xena sacó el paquete que tenía una nota “Para siempre juntas”.
- Que raro, ábrelo Xena
Xena abrió el regalo y sacó una cadena con un dije.
- ¿Que es?- pregunté
- Un Chakram cruzado por una pluma, Gabrielle.
- No entiendo nada Xena, que tiene que ver...
- Representa nuestra unión Gabrielle.
- Está bonito, ¿no?.
- Si amor es lindo. Creo que Ares al fin se ha dado por vencido. -dijo mirando el dije y colocándoselo en el cuello a Eva, que estaba dormida en la cama- Vamos a descansar, Gabrielle, ha sido un día largo...
- ¡Auch!, Mi espalda me está matando, Xena.
- Ven te haré unos masajes.
- Oh! Que placer - gemí al sentir las manos de mi guerrera, masajeando mi espalda- estuvo divertida la fiesta, me gustó verte bailar, amor, deberías hacerlo mas seguido...
- Es verdad princesa, realmente me divertí, además Eva se merecía esta gran fiesta.

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Tercera parte

Ya había pasado dos meses de aquella fiesta, mi cuerpo cambiaba día a día mi vientre estaba cada vez grande y el bebé mas inquieto.
- Xena ¿Eva era también así de movediza?- dije mientras me acercaba al lago donde estabamos acampando.
- No Gabrielle, parece que va atener tu carácter amor, tú eres igual, no puedes quedarte quieta un momento...
- ¡Xena!- exclamé- y todavía me faltan dos meses.... –suspiré, mientras acariciaba mi barriga.

Estábamos acostadas contemplando las estrellas como cada noche, Eva estaba dormida sobre el pecho de la guerrera.
- Xena, mmm... verás...
- ¿Que? Habla y deja de dar vueltas, Gab- dijo interrumpiéndome
- Quiero que el bebé nazca en Amphipolis, en tu casa, amor
- Pero amor, ¿ y tu familia?, ellos querrán que nazca en Potedia...ellos son tu familia...
- No me importa, yo decido y ya decidí que fuera en tu casa, además Tú eres mi familia, Tú, Eva, Cyrene, ¿me entiendes?. Lila es mi hermana y la amo, a mis padres también...
- Sí, amor, pero...
- Sin peros Xena, es decisión tomada y no se discute.
- Está bien amor como tu digas, pero cálmate- dijo algo molesta
- Lo siento, vamos a dormir.
Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg


Después de cabalgar toda la mañana entramos a una villa, estaba cerca de un río y se mantenían con el cultivo y algunos puestos de artesanía. Por lo que pude ver Xena ya había estado aquí, pero debió ser antes de encontrarme, pues yo no lo recordaba. La gente nos saludaba cordialmente mientras nos dirigíamos hacia una taberna.
- Xena , ¿ellos te conocen verdad?- pregunté.
- Sí pero hace mucho que no venía,
- Eso fue cuando tú...
- Después amor, poco antes de conocerte, yo estaba herida y ellos me cuidaron. -Domek que gusto, amigo.- dijo mientras desmontaba y estrechaba el brazo del hombre- ella es Gabrielle y la pequeña es Eva, mi hija.
- Bienvenidas, adelante pasen les prepararé una habitación, ¿desean almorzar?
- Sírvele a ella, yo iré a cumplir con el trato y vendré enseguida....
- Pero...¿a dónde irás?... quiero ir contigo, Xena....
- ¡No! Tu te quedas aquí, yo tengo que ir a una villa a buscar unas cosas que les han sido robadas a esta gente y vendré enseguida, te lo prometo... no tendrás tiempo de extrañarme, amor... -susurró a mi oído.
- Pero...
- Sin peros, Gabrielle, es decisión tomada y no se discute...- dijo sonriendo, pues había utilizado las mismas palabras que yo y tuve que aceptarlo, como ella aceptó mi decisión la noche anterior.
- Está bien, pero ya te estoy extrañando- dije- te amo
- Yo más, amor- me dio un beso y acarició a la pequeña. Pórtate bien pequeña y no hagas enojar a Gabrielle.
Xena salió por la puerta.

- ¿Le sirvo la comida, señorita?- dijo una joven.
- Si, por favor- esta jovencita debía tener unos trece o catorce años, era alta de cabellos castaños y ojos de color miel y su cuerpo estaba ya casi formado, se notaban los músculos en sus brazos y en su vientre.
- Aquí está, espero que todo sea de su agrado.... disculpe ¿es su hija?
- Oh, no, es la hija de mi amiga, ella es Eva ¿y tú cómo te llamas?.
- Sara, ¿y tú eres...?
- Gabrielle, por cierto mi bebé está aquí- dije mostrando mi abultado estómago...
- ¡Oh! Lo siento, es que no me di cuenta, ¿puedo?- dijo señalando la silla, asentí, entonces tomó asiento. ¿Qué quieres, niña o niño?
- La verdad lo que los dioses decidan, pero prefiero que sea una niña...- Sara veía a Eva con ternura y estaba haciéndola reír... -¿Quieres cargarla?
- Sí, gracias- enseguida ellas se entendieron.
La niña se había pasado largas horas correteando por detrás de Sara y jugando con ella. Por mi parte estaba concentrada en una nueva historia que no oí cuando Xena llegó...
- ¿Que haces, amor?- dijo una voz detrás de mí
- Xena, volviste, ¡qué rápido!- dije con una gran sonrisa en la cara.
- Sara- grité- trae a Eva, quiero que conozcas a alguien.- la joven se acercó con la pequeña tomada de la mano- Sara ella es Xena, es la madre de Eva.
Sara abrió sus ojos sorprendida y balbuceó -¿ Xena, la princesa guerrera?-
- La misma, - dije. Sara había estado toda la tarde hablándome de cuanto admiraba a la guerrera y que para ella era un sueño imposible, que nunca la podría conocer. Entonces decidí no nombrar a la guerrera para luego darle la sorpresa... además había hablado con su padre y me había contado que Sara la había visto una vez en un pueblo vecino pelear con unos guerreros y desde ese día había decidido ser como ella. Hacía dos años que se entrenaba a diario para ser una gran guerrera, como Xena.
- Xena, es un placer hospedarla en la posada de mi padre.
- Gracias Sara...
- Sabes Xena, ella quiere ser como tú, me ha contado su padre que entrena a diario para poder ser una gran guerrera.
- ¿Eso es cierto?- preguntó la guerrera, tomando en brazos a Eva.
- Sí, mi sueño es pelear como lo haces tú y si algún día contra ti... Sabes, mi padre dice que soy muy buena– Xena dirigió una mirada a Domek, que estaba en la barra observando a su hija y éste le sonrió orgulloso, entonces Sara se quedó pensando un momento- Xena te desafío a una pelea...
La cara de la guerrera se transformó y luego dijo- No, no, no, ni pensarlo. No pelearé contigo, eres una niña, no...
- ¿Me tienes miedo guerrera? Dijo intimidándola- ¿le tienes miedo a una niña? Uhh.
Xena alzó una ceja, volvió a mirar al padre de Sara, buscando su aprobación, éste asintió, entonces Xena le extendió su mano... - Mañana en la tarde...- dijo segura.
- Perfecto - dijo la joven- dijo estrechando la mano.

En la habitación.

- ¡Estás loca, Xena!, ¿¡cómo vas a pelear con esa niña... porque es una niña, Xena!?.- decía mientras me paseaba por la habitación.
- Tranquila Gabrielle, no le haré daño, solo le daré el gusto de pelear conmigo, solo jugaré su juego...tranquila amor, ven acuéstate, tienes que descansar. Xena acomodó a Eva entre las dos y luego me abrazó.- Te amo.


El sol estaba alto cuando me desperté, estaba sola en la habitación, así que supuse que la guerrera debía estar desayunando. Me cambié y bajé.
- Buen día- saludé.
- ¿Le sirvo el desayuno?- dijo Sara
- Sí, gracias...¿has visto a Xena?- pregunté algo nerviosa.
- Dijo que iría al mercado, que la esperara aquí, que vendría enseguida.- dijo mientras se alejaba
- Que raro, Xena en el mercado...
- Estaba desayunando cuando mi princesa apareció
- Veo que se ha despertado mi princesa- dijo parada en la puerta con Eva en los brazos.
- Que hacía Xena en el mercado?.
- Nada, sólo salí a caminar, con mi hija, mientras que mi amor descansaba... - se acercó y me dio un beso. Se sentó a mi lado y comió el bocado que yo le ofrecía.

La tarde estaba llegando, estábamos a orillas del lago que circundaba la villa,
- Esto es hermoso, amor- dije mientras tomaba su mano
- Si amor, si que lo es...- dijo rozando su mano en mi rostro.- vamos amor debemos volver a la villa. Sara me debe estar esperando.
- ¡Xena!, ya déjala... -dije.
- Gabrielle, no le haré nada, te lo prometo...

Entramos a la posada y nos sentamos en una mesa, Sara llegó con Eva de la mano y nos sirvió unos tragos y algo para comer. Al rato se aproximó y de dirigió seriamente a Xena. – ¿Lista guerrera?- dijo mirándola directamente a los ojos.
- Lista - dijo la guerrera, sin quitarle los ojos de ella.
Sara salió corriendo hacia su habitación, al rato volvió vestida con el mismo atuendo que lucía la guerrera, llevaba una espada en la espalda, pero en sus botas llevaba un par de sais.
- Xena, ella carga unos sais... ten cuidado.
- Sí, amor lo tendré...


Todos nos dirigimos a la plaza, la gente se empezó a amontonar, Xena y Sara se pusieron frente a frente...
La primera que atacó fue Sara y fue muy impresionante, Xena apenas pudo esquivar el golpe, entonces le dio una patada a Sara que le hizo perder el equilibrio. Xena se acercó y la joven barrió a la princesa haciéndola caer al suelo. Entonces ambas se levantaron y empezaron a chocar sus espadas. Cada una se defendía como podía... la chica era realmente buena, creo que Xena se había metido en problemas, si solo pretendía simular una pelea... en un momento Xena golpeó con fuerza el brazo de la joven, esto hizo que soltara su espada, entonces Sara tomó sus sais y empezó a girarlos hábilmente en sus manos. Me quedé atónita, al ver la destreza que poseía la joven con aquellas armas, era tan buena como yo.
Sara volvió a atacar y Xena volvió a defenderse. En un momento, la guerrera la miró a los ojos arqueando una ceja le dijo- ¿Nunca te cansas pequeña...?. Entonces Sara atacó con más fuerza mientras le respondía- No, y menos si estoy peleando contigo...- ambas se habían detenido, Sara había parado la espada de Xena con los sais cruzados delante de su cara y se miraban con admiración..
- Sabes Xena, tú eres mi inspiración, cada mañana me despierto y me digo... Sara, tienes que llegar a ser como Xena... tienes que pelear como ella...
- Pero eso no es bueno...pequeña, no debes anhelar ser una guerrera... eso trae oscuridad a tu alma..- dijo Xena.
- Pero quiero ser como tú...
- Prométeme Sara que siempre serás tú, y cuando te llegue el momento de pelear, siempre lo va a hacer por una buena razón...quiero decir, para defender a quien lo necesite o algo que te interese y realmente ames....- Xena volvió su mirada hacia a mí y esbozó una sonrisa...
- ¿La amas verdad? preguntó la niña.
- Con el alma...ella es mi vida...dijo. Luego volvió su mirada a Sara
- ¿Seguimos?- interrogó Sara
- Sí... lo siento. Xena atacó a la pequeña y esta se defendió hábilmente... en un momento Xena giró y tomó a la niña por la espalda, Sara se defendió dándole un codazo en las costillas, Xena la soltó y esto hizo que la niña cayera y quedara tendida en el suelo, entonces Xena apoyó el filo de su espada en el pecho... el público que se había reunido, incluido Domek sostuvieron el aliento al ver lo que Xena estaba a punto de hacer. Entonces la guerrera sonrió al ver el miedo en los ojos de Sara, envainó su espada y... le extendió su mano.
- Arriba, niña, vamos a tomar algo....me diste una buena pelea , preciosa- las guerreras se dirigían entretenidas hacia la taberna, al pasar por mi lado Xena tomó mi mano y me dedicó una sonrisa, tomó a Eva en los brazos y fuimos cenar.
- Amor ve pidiendo la cena mientras yo me baño, ¡esta niña si que me ha hecho sudar!- exclamó la guerrera, mientras le revolvía el pelo a Sara, que sonreía satisfecha de haber luchado con Xena, la Gran Princesa guerrera
- Pude ver el cansancio en sus ojos, entonces le pedí que llevaran la cena a la habitación.
Al subir vi a la guerrera sumergida en la tina, me acerque sutilmente y pasé mis manos por sus cabellos, la guerrera se sobresaltó- Lo siento, no quería asustarte, déjame que te dé un masaje...
- Está bien solo me quedé dormida
- Relájate, amor.

La cena estaba exquisita, Sara nos había preparado su especialidad: estofado de venado con patatas y un pastel de moras, que sabía exquisito.
- Mmmhhh, que delicia, ¿hay más?- dije mirando la fuente
- Creo que ya te lo acabaste todo, glotona...- dijo mi guerrera, mientras sonreía.
- Uhh, ¿que lástima!- bueno como sea me voy a dormir, ¿vienes?- le dije mientras me paraba delante de ella... vi a Eva dormida en un pequeño catre, entonces comencé a seducirla, podía sentir el fuego de la pasión que emanaba la guerrera, en sus ojos había una chispa de lujuria. Me acerqué y rocé sus labios con los míos, tomé sus manos y la guié hacia la cama, suavemente. Xena me miraba, ahora ella estaba sentada en la cama, con su espalda apoyada en el respaldo. En sus labios se asomó una pícara sonrisa
- Baila para mí, Gabrielle -dijo.
- ¡¿Qué?! – dije algo sorprendida.
- Que bailes para mí, como tú sabes hacerlo- replicó
- Pero no puedo, amor... además estoy embarazada, me siento gorda y fea y tu me pides que baile, no resultaría sexy...
- Para mí si resultará sexy, anda inténtalo – dijo acariciando mi estómago
- Pero no hay música
- Siéntela- dijo
Como por arte de magia, en mi mente empezó a sonar una melodía, mi cuerpo comenzó a sentir el ritmo, las caderas meneaban de izquierda a derecha y volvía a comenzar, mis brazos acompañaban el movimiento, era una danza árabe, que había aprendido de niña con mi hermana Lila, a veces las dos jugábamos que éramos odaliscas.
A Xena le gustaba verme bailar esa danza, ella la encontraba muy sensual.
Me acerqué a ella y le tendí mi mano, ella me miró buscando alguna respuesta, solo la traje conmigo, la guerrera se paró delante de mí la tomé de la cintura y comencé a bailar, ella siguió mi ritmo, subió mis manos hacia sus hombros, ahora era ella quien tomaba mi cintura y me acercaba a ella. Pasamos así largo rato. Xena fue quitándome la ropa y yo la de ella. Ambas estábamos desnudas, ella me observaba
- Eres muy sexy amor, estás realmente hermosa. Así –
- ¿Así como? - pregunté
- Con tu barriga, eres una diosa. Te amo...- Xena me abrazó y comenzó a besarme y acariciar mi cuerpo. En un instante estabamos amándonos en la cama.
- Xena de veras te parezco sexy?- pregunté luego de amarnos, nuestros cuerpos sudorosos resplandecía a la luz de las velas. La guerrera tenía apoyada su cabeza en mi vientre y susurraba una canción para el bebé.
- Por supuesto... rodeó mi vientre y le daba suaves besos...

A la mañana siguiente unas manitos rozaban mi piel desnuda pude percibir que era Eva, por las tiernas caricias. Abrí mis ojos y allí estaba sentada entre las dos. Xena tomó la mano de la pequeña y la colocó junto a la de ella sobre mi panza.
- ¿Que hay aquí Eva?- preguntó.
- Bebé – dijo la pequeña.
- ¿Y de quien es el bebé?
- De mamá- contestó Eva.
- ¿Que has dicho, amor?- le pregunté emocionada
- Mamá.
- Xena Eva cree que es tu bebé...
- No Gab, ella sabe que es tu bebé, que es de su mamá Gabrielle.
- Es que ella te dice mamá a ti.
- Y ahora te lo dirá a ti, amor porque tú eres su mamá.
- Te amo Xena. Hey preciosa, ve dame un beso, mi princesita.

Ya estábamos desayunando en la taberna, Xena y Sara hablaban de la pelea y de lo mucho que se admiraban. Por mi parte estaba escribiendo un nuevo pergamino con lo ocurrido en este pueblo.
- Mami, upa... má...
- Gabby, Eva quieres que la alces, amor...
De pronto reaccioné.
- Ups, perdóname mi princesita no te oí. Ven arriba, upa, así ¿qué quieres?, mmm, me parece que un par de mimos..- empecé a besarla y hacerle cosquillas ella se reía y eso me alegraba el corazón, entonces sentí como el bebé se movía, tomé la mano de Eva y la puse sobre mi vientre, el bebé se movió nuevamente- ¿Lo sientes Eva?- la niña miró su mano sobre la panza y sonrió- es el bebé que se está moviendo...
- Parece que se divierten, Gabrielle es muy especial ¿no?.
- Si Sara, sin ella, hace rato estaría muerta, por ella doy mi vida y mi alma, ojalá que algún día tú encuentres una persona que te ame como ella me ama a mí y a mí hija y que tú puedas amarla como yo la amo a ella.
Al sentir sus palabras alcé la vista y pude ver lágrima en sus ojos. Le dediqué mi mejor sonrisa y le dije cuanto la amaba.
Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg

La tarde llegaba a su fin y estábamos caminando por el río. De repente Xena se puso rígida y esta vez fui yo quien llamó..
- Muéstrate...Ares.
- Vaya, vaya... ahora la rubita parlanchina también puede sentirme...
- Que quieres Ares – dijo Xena algo disgustada.
- Nada, sólo quería saber como andaba “la elegida” y su carga.
- Pues ya ves, ella está muy bien. Sí que ahora vete...
- Está bien. Adiós.
En un cerrar y abrir a de ojos el dios de la guerra había desaparecido. Xena me abrazó y me miró fijamente.
- Gabrielle, ¿cómo sabías que Ares estaba aquí,... realmente lo sentiste?
- Ja ja. No, amor, no puedo sentirlo. Eso te lo dejo a ti... - dije algo tentada
- Y entonces...
- No puedo sentir la presencia de los dioses, pero puedo sentir tus estados de ánimo, cuando estás alerta, cuando te tensionas y fue así que me di cuenta que estabas rígida y aquí estaba Ares...
- Te amo, amor... nunca pensé que me conocías tan bien, me sorprendes...
- Xena, las almas gemelas se conocen y tu eres mi alma gemela.
- Y tú eres la mía.


Xena se levantó temprano y preparó las cosa, aseó a Eva y le dio su desayuno.
- Mmm, ¿para mí no hay nada?. – dije mirando como la niña mamaba tranquila.
- ¡Gabrielle!... anda levántate que tenemos que partir hacia Amphipolis... ya falta poco para que nazca el bebé y no quiero que andes tanto tiempo a caballo...
- Está bien, pero tengo hambre... ¿tu crees que Eva pueda compartir su desayuno conmigo?...- mientras decía esto, me acercaba y rozaba con mis dedos el otro pecho de la guerrera.
- Gabrielle... por favor... no hagas eso... – Xena tomó mi mano y se la llevó a la boca, metió mis dedos en ella y los lamió. Luego me acercó y me besó apasionadamente...
- Mmm... no se si Eva quiere pero yo estaría a gusto...- me dijo.
Me separé me empecé a vestirme dejando a la guerrera con la pasión a flor de piel.
- ¿ Qué haces?- me dijo algo excitada.
- Nada, solo me visto para bajar a desayunar- le respondí riéndome
- Vuelve, amor, no me puedes dejar así... Gabrielle... Rrrrggg, odio cuando me haces esto...
Desde la puerta le sonreí y le lancé un beso. – Apúrate.


Ya estaba desayunando cuando la guerrera bajó, con Eva en los brazos. Su cabello estaba mojado y su suave piel estaba algo húmeda.
- ¿Te has dado un baño?, amor, ¿Tan temprano?- dije irónicamente.
La guerrera se acercó a mi oído y susurró.
- No creas que te vas a salvar de ésta, Gabrielle...- acto seguido se sentó en la silla que estaba a mi lado y pidió su desayuno. Acomodó a la pequeña en sus piernas y le dio de comer.
- Xena ¿hoy partimos hacia Amphipolis?
- Si, en cuanto terminemos de desayunar, tu ve al mercado, compra provisiones y lo que haga falta; dile a Sara que te acompañe.
- ¿Y tú que harás?
- Yo tengo que arreglar a Argo y debo hablar con Domek. Anda, amor después nos vemos.
- Está bien. Adiós princesita.- dije mientras le daba un beso a Eva.
- ¿Y para mí?- dijo la guerrera tomando mi mano.
Me acerque y pasé mis dedos por sus labios, luego deposité un suave beso en ellos y me alejé.
- ¡Sara! ¿Me acompañas al mercado?


Ya en el mercado.


- ¿Es verdad que hoy se van de la villa?- preguntó Sara algo angustiada.
- Sí, Xena ya quiere que nos marchemos, porque falta poco para que mi bebé nazca y no quiere correr riesgos. Además debemos cabalgar durante días y eso me cansa.
- Gabrielle, ¿puedo preguntarte algo?- yo asentí- ¿es tu primer bebé?.
- No, yo tuve una hija, Hope, pero ella murió.
- Lo siento mucho, yo no quise...
- Está bien, es cosa del destino. Pero ahora tengo otra oportunidad, además está Eva, ella es como mi hija. – Sara tomó mi mano y la apretó fuerte. ¿Que más hace falta?- dije
- Mmm, especias, queso...

Seguimos comprando y luego regresamos a la posada. Sara me ayudó a ordenar las alforjas y Xena las cargó sobre Argo.
Cerca del mediodía partimos de la villa...

Sara traía en sus brazos a la pequeña Eva y se acercaba a Xena.
- Gracias Xena, por hacer realidad mi sueño, el de luchar contigo y poder conocer tu familia.
- Gracias a ti por ser como eres, pero recuerda, pelea siempre por el bien, ¿ok?.
- Claro guerrera, por el bien y por quien ames.- Las dos se abrazaron y Xena secó las lágrimas de la cara de la niña.
Luego vino hacia a mí.
- Te extrañaré mucho, Gabby...- la niña rompió en llanto y la abracé fuerte, las lágrimas rodaron por mis mejillas.- me hubiese haber tenido una mamá como tú, Gabby.
- Y a mí una hija como tú. Te prometo que volveremos a visitarte pronto, te traeré a mi bebé para que lo conozcas, ¿sí?, ahora no llores amor, ven dame un gran brazo.- Sara me abrazó y luego bajó su cara hacia mi estómago y le dijo unas palabras al bebé, que no pude oír, pero el bebé se movió cuando ella me acarició.
- ¡Hey! Parece que te ha escuchado. ¿Qué le has dicho?.
- Que tiene una familia que la ama mucho y que la envidiaba por ello. Bueno es mejor que se vallan el camino en largo y tiene mucho por andar.
- Si, es lo mejor, vamos amor.- dijo Xena – Gracias Domek por todo, Sara, sigue entrenando, porque la próxima vez que venga, lucharemos de nuevo...
- ¿En serio, Xena?- ésta asintió.- Entonces vuelvan pronto...

Ya nos alejábamos de la entrada cuando sentimos que Sara me llamaba...

- ¡¡¡Gabbyy!!!, ¡Espera!... – Xena detuvo a Argo y alzó a la niña para quedara a mi altura. Ésta se acercó a mi oído y susurró. – ¿Te acuerdas la pregunta de si querías niño o niña?- asentí con la cabeza.- Pues ten por seguro que es una niña.
- ¿Cómo lo sabes?- pregunté.
La niña miró al cielo donde se dibujó un gran arco iris y luego dijo.
- Mi madre me lo ha dicho... solo te diré eso... Adiós. Xena la bajó y volvió corriendo junto a su padre.
- Hera - susurró Xena.
- Esa niña es increíble Xena, es muy especial, ¿verdad?
- Si, amor sí que lo es.
- ¿Crees que será una gran guerrera?
- Oh, sí que lo será. Espero siempre tener que simular una pelea y no tener que enfrentarla de verdad algún día.
- Ja! Xena ¿la princesa guerrera le tiene miedo a una niña?.
- Gabrielle...
- Es una broma amor.

¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨

Cuarta parte

Una semana después:

- Mira Xena ya estamos llegando. ¡Hey! bebé vamos a ver a la abuela, sí pequeña, veremos a la abuela Cyrene.
- ¿Estás cansada Gabrielle?, ¿quieres descansar un rato?, tus piernas se ven hinchadas .
- Sí tal vez, creo que debería caminar un rato, bájame, Xena.
- Ahora está mejor.

Estaba cayendo la tarde y seguíamos caminando hacia el pueblo. Mis piernas estaban cansadas pero era tantas las ganas de llegar que no me importó tener que caminar.
- ¿Quieres descansar amor?.
- No, falta poco ya estamos pasando la entrada solo unos pasos más y llegamos. Luego tendré todo el tiempo para descansar. Solo alcánzame un poco de agua.
- Toma y come un poco de pan y queso.
- Gracias.


Una hora después...

- ¡Xena!, ¡Gabby!- gritó Cyrene.
- ¡Madre!. Que bueno verte.
- ¡Hola! ¡Que bello es estar en casa!- dije abrazádola.
- Es un gusto preciosa, de que hayas decidido tener el bebé aquí.- dijo emocionada Cyrene.- Bueno, bueno, entremos a la posada que les serviré algo para comer y luego vallan a descansar. Ven pequeña, con la abuela, vamos a asearte y a comer algo rico.
- Mira amor cuando tu mamá ande con nuestra pequeña, como lo hace con Eva.
- ¡Ja! Y Eva corriendo por detrás, muerta de celos.
- Mejor entremos, ya tengo hambre.
- Sí, pues ya me contagiaste, amor porque creo que hoy comeré igual que tú.
- Ah, no, ¿me quieres sacar el récord?
- No, no, eso es imposible para mí...

Ya estábamos sentadas y Cyrene nos había preparado un montón de delicias. Xena comía a dos manos, igual que yo.
- ¡Xena!, ¡Gabrielle!, Coman despacio hijas, que después les dolerá el estómago.- nos regañó Cyrene, mientras le daba de comer a Eva.
- Siiií, mamááá - dijimos al unísono.
- No se hagan las graciosas, que después tengo que andar toda la noche de baile con ustedes y sus estómagos. O ¿te olvidas Gabrielle?
- Tienes razón, Cyrene. Cómo me podré olvidar esa noche... pero Xena tiene la culpa
- ¿Yo?- dijo la guerrera abriendo los ojos como plato y atragantándose con su comida.
- Si tú, que le pusiste mucho picante a las empanadas, para que yo me las comiera...
- ¿Y como sabes que fui yo y no mi madre?- interrogó
- Pues, fácil, porque tu no probaste ninguna y tu madre, pobre se comió tres y casi explota por el picante. Y además tu no podías sacar de tu cara esa sonrisa cínica, que pones cuando te mandas una de las tuyas.
- Ups, creo que deberé practicar mejor mis sonrisas... pero era una pequeña broma, ¿me perdonas?. Xena había puesto ahora, su carita de cachorrito perdido.
- No lo sé, deberás trabajar duro por eso- dije mientras trataba de parecer enojada y aguantarme de abrazarla y besarla pues con esa carita no podía resistir, mucho tiempo.
- Bueno niñas Eva se ha dormido. Xena, ella dormirá conmigo, así ustedes descansan mejor.
- Gracias madre. Ve a dormir, que yo me encargo de las cosas.


Ya en la habitación

- Gabrielle ven, el agua está caliente, verás como te relajas.
- Sólo iré si me haces masajes...
- Por supuesto amor.

Estábamos las dos metidas en la tina y Xena me estaba dando masajes en la espalda, en la cintura, luego bajó sus manos y empezó a masajearme las piernas para luego seguir con mis hinchados pies.

- ¡¡Ohh!!, ¡Que placer!. Auch, eso dolió, bebé...
- Que te hice, Gab.
- Tu nada, es que el bebé se movió y me hizo doler aquí abajo. Creo que se ha acomodado para nacer. - algo parecido había sentido en el embarazo de Hope.
- Oh, oh... Amor, creo que ahora falta menos preciosa.- dijo mientras me acariciaba el estómago- Sólo hay que esperar.
- ¿Quieres decir que puede nacer en cualquier momento?...
- Sip, además ya ha cambiado la luna, así que pequeña... es cuestión de esperar. Ven salgamos y vayamos a la cama, es mejor que descanses.

Ya estabamos las dos en la cama, Xena estaba boca arriba con sus ojos cerrados y yo de costado admirando como cada noche su belleza.
Las ideas del parto me rondaban en la cabeza. Aunque ya tenía experiencia con Hope, sentía miedo. Temía que algo saliera mal y mi maternidad se viera frustrada nuevamente.
- ¿Xena?, ¿Estás despierta?.
- Mmm- susurró. ¿Qué ocurre Gabrielle?, ¿Te sientes mal?
- No te preocupes, estoy bien, sólo que tengo un poco miedo... al parto, digo a que algo salga mal y...- La guerrera abrió sus ojos y me abrazó.
- Descuida amor, todo saldrá bien, tu sabes que puedes confiar en mí, siempre voy a estar a tu lado y ahora más que nunca, Gabby.
- Y si no puedo... – mis lágrimas habían empezado a rodar
- Claro que podrás, amor. Solo piensa en el bebé y sabrás que hacer. Vamos descansa Gabrielle. Mañana te enseñaré algunas cosas.
- ¿Qué cosas, Xena?
- Mmm, técnicas de respiración, de postura, mmm, hablando de postura te podría enseñar una ahora. - me dijo con una sonrisa pícara, mientras me acariciaba y se acercaba a mi boca.
- Mmm, creo que esta clase la disfrutaré. Xena te necesito, por favor, mmm... te amo
- Te amo Gabrielle.

El astro ya extendía sus rayos por toda la tierra dejando ver la hermosa mañana. La brisa fresca se colaba por la ventana y acariciaba nuestra piel desnuda.

Era excitante verla dormir, todos sus músculos estaban relajados y en su rostro se podía ver la paz, era imposible creer que esta mujer guardaba en lo más profundo de su ser, un pasado tan oscuro, que hasta el mismo Hades se horrorizaba. Alargué mi mano y rocé su rostro.
- ¿Te gusta observarme, pequeña?
- ¡Xena!- dije sobresaltada. Ella abrió sus ojos y me miró.
- Lo siento no quise asustarte.
- Es que pensé que estabas dormida. Y sí me gusta mirarte cuando duermes.
- Te amo, mi reina. ¿Bajamos a desayunar?. Además es hora de amamantar a nuestra pequeña.
- Si, tienes razón.

Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg

Dos semanas después.


- Gabrielle, deja de ya de hacer fuerza con Eva.
- Pero es que ella me pidió que la alzara, Xena.
- Sí, lo sé pero avísame y yo la pongo en tu falda.- dijo algo enfadada, mientras sentaba a Eva en mis piernas, entonces aproveché que tenía su rostro cerca y le di un beso en su mejilla, mientras le susurraba a su oído las gracias por cuidarme, ella sonrió y me devolvió el beso.
- Eva, ¿sabes que pronto conocerás a tu hermana o hermano?- le dije
- ¿Bebé?
- Sí Eva y ¿de quien es el bebé?
- De mamá
- ¿Y de quien más?
- Eva.
- Ja, ja, Sí, también es tu bebé. Es de mamá Xena, de mamá Gabrielle y de Eva. Bien mi amor. ¿Sabes que te amo?
- Sí, mamá.
- Venga un beso... Xena, ¿podemos ir a dar un paseo por el lago?- le dije, Xena estaba en la barra hablando con unos clientes- Es que estoy un poco aburrida...
- Está bien pero un rato.

En el lago.

- Amor, siente se está moviendo. Auch, esa patada si que fue fuerte. ¿La sentiste, Xena?.
- Sí, es asombroso, Eva no se movía tanto. Casi no la sentía.
- Es verdad. Creo que este bebé será muy inquieto y tendrá nuestro carácter.
- Mientras que no salga parlanchina...
- ¡Xena!- dije algo enfadada
- ¿Que?
- Te amo.
- Te amo.

Estábamos caminando por la orilla cuando de repente empecé a sentir un fuerte dolor en la parte baja de mi estómago.
- Wow. Auch, Xena, me duele...
- ¿Que sientes Gabrielle?
- Tengo como un calambre. Auch, ayúdame...
- Tranquila amor, respira como te enseñé, creo que ha llegado el momento, cariño... Debemos regresar a la casa.
- Si es mejor... Ay, mmm, espera, Xe... ayy.
- Respira amor..., tranquila, respira...

Ya estábamos en la posada...

- Madre! Ayúdame con Gabrielle...
- Que ocurre?
- El bebé va a nacer, lleva a Eva a la casa de Gala y prepara el agua, yo la llevaré al cuarto.
- Está bien enseguida voy. Señores, disculpen, pero la posada está cerrada...- informaba Cyrene a la clientela, que tomaban sus cosas y se marchaban tranquilamente.
- Xena creo que viene otra contracciooónnn, Ahhh, rayosss
- Respira, te daré un masaje...
- Ohhh se siente bien, gracias amor
- Puedes subir las escaleras?
- Si vamos, ante de que venga la próxima.


Un rato después...

Xena me había quitado la ropa y ya estaba preparado todo. Aunque estaba nerviosa sentía que nada podía salir mal. Pues Xena estaba conmigo.

- Gabrielle, escúchame, en la próxima contracción quiero que pujes... quiero que cuentes diez y luego te relajes. ¿Ok?
- Si, está bien, creo que aquí vieneee... auch ....mmmmm...... ahhhh.
- Fuerza Gab....puja... sí así amor......ahora descansa. ¿Madre está todo bien? ¿Lo está haciendo bien?
- Si, Xena, vamos Gabby, fuerza- Cyrene estaba detrás de mí tomando mis manos y alentándome..
- Sigamos amor
- Mmmmm......aahhhh.......outch.....
- Respira tranquila,amor, ya salió la cabeza.... Gabrielle tiene el cabello rubio...... una más amor...
- Ahhhhh......mmmmm, Xeeennnaaa - de repente sentí como un escalofrío recorría mi cuerpo al sentir al bebé salir de mí.
- Es una niña, amor tenemos una niña...Jajaja. Sara tenía razón...
- Quiero cargarla...- mi cuerpo no paraba de temblar. Xena tuvo que ayudarme a cargarla...
- Felicitaciones hija- dijo Cyrene, mientras me daba un beso y acariciaba a la pequeña.
- Es tan pequeña, Xena...
- Si, es pequeña y es hermosa Gabby, creo que se parecerá a ti. - Dijo acariciando a la bebé - ¿Estás bien?.
- Si, estoy muy bien – dije mirando a mi bebé, ella era perfecta, sus manitos aferrada ahora a mi dedo, ese aroma a inocencia, sus cabellos rubios y su color rosado era para mi, una diosa en miniatura.- Oh, por Zeus, Xena mira sus ojos... son azules...se parecen a tus ojos amor...- dije emocionada.
- Sólo es una coincidencia amor, tal vez en tu familia alguien tiene los ojos azules...
- No Xena, nadie tiene ese color de ojos... las únicas que tenemos los ojos claros somos Lila y yo...y son verdes Xena....
- Pues entonces, no lo sé amor, tal vez tengas razón y nuestra niña tenga mis ojos... deja que mi madre la asee y tú haces lo mismo.
- Está bien.... Xena.... te amo.
- Te amo, te adoro, gracias por dejarme ser parte de tu vida. Y por darme una niña, y no lo dudes amor, porque la voy a cuidar como si fuera mi hija, como tú lo haces con Eva.
- Si amor, lo sé.

Xena me ayudó a lavarme y acomodó la habitación, cambió las sábanas y me acostó nuevamente. Ella se baño, pues había sudado, - un poco por el trabajo y otro poco por los nervios – y se acostó a mi lado.
Estábamos abrazadas y charlando se lo sucedido, cuando se abrió la puerta y entró Cyrene con la bebé.
- Toma amor, la bebé está bien. ¿Tu estás bien?
- Si Cyrene. Gracias por ayudarme, ven mi pequeña... oh, no llores amor, ya estás con mamá...
- Amor, voy a buscar a Eva.- Xena se levantó y fue a traer a mi princesita para que conozca a la bebé.
Cyrene bajo con Xena pues debía seguir atendiendo la posada.

De repente la habitación se iluminó de un color rosado y apareció Afrodita.
- Felicitaciones, Gab. ¿Cómo estás?. – dijo la diosa mientras se sentaba en la cama .
- Estoy muy bien, Dita. Gracias por venir.
- Es hermosa, Gabby. ¿Y Xena?..
- Fue a buscar a Eva, ahora viene...- dije mientras le daba la bebé a Afrodita.
- Es tan pequeña... mmm que bien huele.
Estábamos hablando cuando llegó Xena con Eva en brazos. Nunca olvidaré los ojos de mi princesita al verme con la bebé en los brazos... Xena la sentó en la cama y ella vino y se acostó a mi lado. No le sacaba la vista a la beba. Creo que los celos fueron más fuertes porque me abrazó fuerte.
- Bueno yo creo que las dejo a solas. Felicidades Gabby, Xena. Luego nos vemos.
- Gracias Afrodita, adiós... - dijimos mi guerrera y yo.
- Hola mi princesita, ven dame un gran beso.
- ¿Bebé?- dijo con su vocecita angelical.
- Si amor- dijo Xena- es el bebé de mamá Gabrielle.
- Es tu hermanita, Eva
- Gabby, ¿qué nombre le pondrás?- dijo Xena
- Mmm, creo que le pondré Sara... ¿tú que opinas?, amor.
- Creo que es bonito y creo también que Sara se pondrá muy contenta, al saber que le diste su nombre a nuestra bebé.
- Si creo que se pondrá muy contenta...- dije.
- ¿Puedo cargarla?- dijo Xena mientras se acercaba a mí.
- Por supuesto, Xena.- dije mientras le daba a la beba.
- Oh... pequeña... como te eh estado esperando... Shh, no llores mi vida... mira, mamá Xena te cantará una canción.
Xena empezó a entonar una canción de cuna, mientras se paseaba por la habitación. Mientras que yo había tomado en mis brazos a Eva y la acunaba, dándole besitos para que se durmiera.
Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg

Una semana después.

En la mañana cuando el sol estuvo alto...

- Preciosa despierta, es hora de desayunar...
- Mmm, un rato más, amor, estoy cansada... creo que Sara agotó mis reservas...- dije aun con mis ojos cerrados.
- Vamos Gabrielle, tiene que levantarte... oh, oh... Sara se ha despertado... Gabrielle mira.- dijo señalando la cama donde estaba la bebé.

Eva estaba al lado de la beba – la cual lloraba- y le estaba tomando la mano y susurraba algo que no pudimos escuchar con claridad, pero creo que era la canción de cuna que le cantábamos para que se durmiera, luego la bebé se fue calmando hasta que dejo de llorar y mi princesita volteó a mirarnos con una gran sonrisa. Xena tomó a Eva y la pasó a nuestra cama después me pasó a Sara y las dos les dimos su desayuno a las pequeñas y luego bajamos.


Los días fueron pasando y la posada estaba llena de clientes y el centro de atención era Sara.
- Xena ¿ cuánto tiempo nos quedaremos?.
- Un par de semanas más, quiero que la pequeña esté fuerte para cuando partamos... ¡Eva deja tranquila a tu hermana! Ven aquí, con mamá.- Eva vino corriendo pero a la que abrazó no fue a la guerrera sino a mí.
- Creo que me voy a poner celosa, Gab.- dijo sonriendo.
- Ya lo estás, amor- dije devolviéndole la sonrisa y a Eva.
- ¿Tienes hambre?
- Si y mucha....
- A ti no te pregunté, tu siempre tienes apetito.
- Ups, lo siento- dije mientras nos sentábamos. En menos de diez minutos nuestra mesa estaba repleta de delicias.
Xena meneaba la cabeza de un lado al otro mientras reía...

- ¿Qué? - dije con la boca llena y algo molesta.
- Nada... es que aun no puedo entender como comes tanto y no aumentas de peso, Gabrielle, si yo comiera todo lo que tu come sería un barril...
- Pero muy bonito- dije acercándome y dándole un ligero beso.
- ¿Tu nunca cambiarás Gabrielle?...- yo le sonreí- ojalá que nunca lo hagas amor.- terminó la guerrera y se acercó para besarme, esta vez el beso fue más largo.
- Oye tengo ganas de ir al lago a pescar, ¿me acompañas?.
- Con gusto pero ¿y las niñas?...
- No se preocupen, yo las cuido, además ya era hora de que ustedes pasen un tiempo a solas y yo con mis nietas.- dijo Cyrene desde la barra.
- Está bien madre. Gracias. Prepararé algunas cosas y luego partimos. – La guerrera estaba algo excitada y se movía de un lado para el otro por el salón, mientras yo seguía engullendo mi almuerzo...
- Cálmate Xena, me estás mareando, anda ven y termina de comer- dije tomando mi cabeza con las manos. La guerrera se volvió a sentar a mi lado y comió rápidamente.
- Listo, voy a preparar a Argo, te espero en el establo.- Xena se acercó a su madre y le susurró algo en el oído, no sé que fue, sólo que vi a Cyrene sonreír y asentir. ¿Qué estará tramando ahora?

Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg


En unos momentos ya estábamos montadas en Argo y encaminadas al lago. El paso de la yegua dorada era lento y realmente era la primera vez que disfrutaba de una cabalgata. Xena estaba montada detrás y había rodeado con sus manos mi cintura, por mi parte dejaba descansar mi cabeza en su hombro derecho y mis ojos estaban cerrados, mis sentidos estaban puestos en sentir la suave respiración de mi guerrera en mi espalda.
Xena bajó su cabeza y dejó sus labios muy cerca de mi oído, sentir su aliento en mi piel era algo excitante, levanté mi mano y la situé en su mejilla, abrí mis ojos y giré mi cabeza para encontrarme con sus ojos llenos de amor, una sonrisa afloró en ella mientras me dirigía a su oído y le susurraba cuanto la amaba.

Argo seguía avanzando y yo estaba sumida en mis propios pensamientos, que no me di cuenta que habíamos parado cerca del lago.
- Gabby... ¿estás bien, preciosa?- susurró
- ¿Qué?, sí amor, sólo pensaba... esto es hermoso.- dije mientras me perdía en la belleza del lugar.- Sabes Xena, creo que de todos los lugares que conozco éste es el más bello.
- Yo opino igual, amor.
- ¿Nos quedaremos aquí?
- Sí, pero primero quiero mostrarte algo.- me ayudó a desmontar y les sacó la montura a Argo. - Ven... - Xena tomó mi mano y me llevó por el bosque que rodeaba el lago.
- ¿Adónde me llevas, guerrera?- dije algo intrigada.
- Espera un poco, ya llegamos.
En unos momentos estabamos en la entrada de una cueva. La entrada estaba tapada por la vegetación, pero la guerrera con un rápido movimiento la deshizo
- Espera un momento, amor, voy a investigar- Xena entró sigilosamente por la oscura entrada. Ya, entra Gabrielle, está todo en orden.
- ¡Wow! ¿Xena, que esto?- mis ojos no daban abasto para tanta belleza.
- Es un refugio... de mi hermano Lyseus y mío. Aquí veníamos después de pescar, era nuestro lugar, aquí aprendimos a luchar, aquí preparábamos nuestros pescados mientras ideábamos una nueva batalla contra algún grupo de niños que nos molestaban. Aquí sucedió nuestra infancia, nuestros juegos. Todo.
- Es hermoso, Xena. - dije mientras tomaba sus manos y las besaba.
- Quería que conocieras mi lugar en el mundo. Siempre dije que no existía lugar alguno que me atara, pero ahora veo que estaba equivocada, éste es mi lugar, Gabrielle. Aquí hay tantos recuerdos, tantos momentos...- mi fuerte guerrera ahora dejaba caer sus muros y había empezado a llorar.
- Yo quiero aportar uno nuevo, Xena...- Me acerque y la abracé. Ella hizo lo mismo. –Te amo... Xena... quiero estar contigo...- susurré en su oído, mientras mis manos recorrían su cuello y tiraba su cabeza hacia abajo para besarla.
- Yo... mmmhhh... quiero... Gabrielle... te amo...- entonces me tomó en sus brazos y me llevó hacia unas pieles que estaba extendidas y me dejó allí...
- Que haces, no te vayas, Xena...- gemí al sentir que su cuerpo se alejaba del mío.
- No te desesperes pequeña, voy a encender una fogata. Está haciendo frío...

Al cabo de un rato el calor se extendía por el lugar. La guerrera se acercó y se sentó frente a mí, tomó mis manos y las trenzó a las suyas. Tiró de mí hasta que quedara de rodillas, me senté a horcajadas sobre ella y la abracé, mis manos recorrieron su cabello, bajaron por la espalda y subieron por su pecho hasta llegar a sus mejillas. Allí me perdí en el azul cielo de sus ojos y me acerque lentamente, dejé salir mi lengua y rocé sus labios, para luego depositar un suave beso. La guerrera dejó escapar un gemido que me encendió el alma y el deseo de amarla.
Nuestros cuerpos se fusionaron en uno, Xena me acomodó sobre la manta y se colocó sobre mí. Empezó a recorrer mi cuerpo con sus manos, me despojó de la ropa y me observó largo rato. Pasó sus dedos suavemente por mi seno y siguió hasta el estómago, aún estaba un poco abultado, recuerdo de mi reciente embarazo. Siguió recorriendo hasta llegar hasta allí, a ese lugar que sólo ella tenía acceso. Mientras me besaba iba entrando suavemente hasta hacer contacto con mi clítoris, jugó un rato con él, provocando una gran excitación en mi cuerpo.
- Mmmhhh... Dioses, Xena,,,, te necesito,...- como esperaba mis palabras surtieron efecto y mi guerrera terminó con mi cuerpo y mis sentidos al sumergirme en el éxtasis de la pasión.
-ahhhh.....a amooor...- wooow, como me hace sentir, ¡por todos los dioses!... me tiene rendida a su cuerpo...
La guerrera y yo respirábamos con dificultad, nuestros cuerpos acoplados y entrelazados yacían entre las mantas, mi cabeza descansaba en su hombro mientras que mi mano vagaba por su cuerpo en suaves movimientos encendiendo nuevamente esa llama que se negaba a extinguirse.
- Dije que iba a aportar nuevos momentos a esta cue...va- mis labios empezaron a recorrer su cuello y llegaron hasta su oído. – voy a hacerte mía ... guerrera...- susurré y pude sentir la respiración acelerada de mi guerrera en mi propio pecho. Mis manos empezaron a recorrerla, mis labios recorría cada recodo de su cuerpo haciendo que mi amada no pudiera contener sus gemidos, que llegaban como suave melodía a mis oídos. Cada parte de ella reaccionaba a mis caricias, la sentía temblar y estremecerse cuando mis manos buscaron el camino del sur, mis dedos se internaron en aquel manantial de aguas claras y nadaban en él, cuando mi guerrera estuvo lista, la llevé al cielo en todo su esplendor, sus manos se aferraban en mi piel y su cuerpo empezó a temblar, levanté mi cabeza para poder ver su rostro, estaba tan bella. Subí para estás cerca de su oído y le susurré un tímido... - te amo, mi princesa guerrera...
Sus ojos se abrieron muy despacio mientras intentaba calmar su respiración, me sonrió tan bonito que sólo pude pegarme más a ella.

Estuvimos abrazadas largo rato, hasta que mi estómago dio señales de vida.
- Creo que el monstruo se ha despertado- dijo con los ojos aun cerrados.
- Já, graciosa, ahora por malvada tendrás que alimentarlo.- dije sonriendo y mirándola.- además debes pescar, para llevárselos a tu madre..., por cierto, mi querida guerrera, ¿que es lo cuchicheabas con tu madre en la barra?..- dije con mi mejor cara de curiosidad.
- Pues... nada, preciosa- dijo algo nerviosa.
- ¿Nada?, a mi me pareció que estaban tramando algo.
- Gabrielle, ya deja de alucinar solo le comenté que te traería aquí...y creo que se imaginó que es lo que iba a pasar, anda, vamos a pescar algo rico- dijo mientras se vestía, me lanzaba mi ropa y salía rápidamente de la cueva.
- Oye ¡espérame!- grité mientras intentaba vestirme rápidamente.

Al llegar al lago pude verla sumergida en él, junté un poco de leña y encendí una fogata. El sol se estaba escondiendo en las montañas y el cielo se pintó de colores violáceos y anaranjados. Era la puesta más maravillosa que había visto, el ambiente era cálido, una suave brisa soplaba agregando algo de frescor a este tibio atardecer. Cuando mi mente dejó de volar, Xena estaba junto a la hoguera preparando los pescados, sus ojos reposaron en los míos un largo rato. Me senté junto a ella y la tomé de las manos, me sonrió y se inclinó para besarme.
Luego de haber devorado los pescados y haber vuelto a la cueva para apagar la fogata, las antorchas y sellarla con vegetación. Nos dirigimos de nuevo al lago.
- Xena... en que piensas?- le pregunté al verla tan seria y con la mirada tan perdida.
- Mmmhhh... en nosotras...- contestó
- ¿En nosotras? Y ¿Que conclusión has sacado?
Se volvió para mirarme y pude verme reflejada en sus ojos. Me tomó entre sus brazos y acercó su cara a mi oído.
- Creo que he sacado la conclusión más maravillosa de toda mi vida... ¿sabes?, estaba pensando todo lo que hemos vivido, desde el día en que te conocí, en la villa, por todas las cosas que hemos pasado durante estos años, todo lo bueno, todo lo malo, Draco, Perdicas, Callisto, Hope, Solan, nuestra muerte, Eli, Eva, y ahora Sara. Pero pase lo que pase aquí estamos ...juntas..
- Siempre estaremos juntas Xena, siempre. Además tenemos dos soles por quien luchar, contra todo y todos.
- Es verdad. Nunca dejaré que les pase nada, ni a ti, ni a las niñas.
- Te amo, mi princesa
- Te amo, mi reina.

Cuando regresamos a la casa, ya todos dormían. Como acto de curiosidad fuimos a ver a Cyrene como se las había arreglado para dormir con las niñas. Al llegar a la habitación pudimos verla en un costado de la cama y las pequeñas ocupando gran parte de ella, rodeadas por almohadones para que no se cayeran. Cerramos la puerta y nos fuimos a la habitación...
- Ja ja, pobre mi madre, te aseguro que mañana le dolerá todo el cuerpo, Ja ja- Xena estaba riendo por la posición en que dormía su madre...
- No seas cruel, Xena, creo que es mejor que traiga a Sara para que tu madre duerma tranquila...- dije lamentándome.
- Ni lo pienses, es muy tarde. Además tu y yo... – Xena se acercaba lentamente hacia a mí y me tomaba de la cintura- tenemos algo más interesante....- había empezado a besar mi cuello- que hacer...- mi ropa esta ya en el suelo, junto con la de la guerrera- ¿no crees?.
- Mmmmhhh... creo que tienes razón.... te amo, Xena....

Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgx

A la mañana siguiente, como de costumbre, Xena vino a despertarme...

- Buenos días, mi reina...- susurró dulcemente a mi oído.
- Mmm, un rato mas, Xena... – dije aun sin abrir los ojos.
Vamos Gabrielle, aquí hay alguien que reclama tu atención.
Al abrir mis ojos me encontré con la pequeña Sara en los brazos de Xena que tiernamente le acariciaba su carita.- Ven aquí mi preciosura, es hora de comer- dije tomando a la bebé y acomodándola en un pecho – Auch, despacio que nadie te lo va a quitar, amor- exclamé al sentir la fuerte succión, aunque ya me había acostumbrado, aun a veces me dolía- ¿Y Eva?- pregunté...
- Con mi madre...- Xena estaba sentada frente a mi y me observaba como alimentaba a nuestra hija- Es hermosa Gabrielle, está mas grande ¿no?- dijo mientras le tomaba una manito.
- Sí crece rapidísimo, también lo que come, dije, cambiando a Sara al otro pecho.
- No se puede negar que es tu hija Gabrielle... las dos nos miramos un momento y nos echamos a reír
- Ja, ja tienes razón, amor.... Xena, ¿Cuándo crees que podamos ir a Potedia?, quiero que Lila y mis padres la conozcan.
- Creo que la semana que viene ya podemos irnos. Sara está mas fuerte y podrá aguantar bien el viaje.
- Me parece bien.
- Gabby, cuando termines bajas, yo voy a ayudar a mi madre con Eva, esa niña está cada día mas inquieta... y mi madre anda correteándola por toda la posada.
- Ve, en un rato bajo...- Xena cerró la puerta- a ver preciosa... mmm creo que hay que cambiarte esos trapos... mmm, que panza mas rica tienes, te gusta eso verdad, si. Te amo, mi pequeña.


Al bajar me encontré con la guerrera sentada jugando con Eva a los caballos, me acerque a ellas y me senté a su lado. Xena bajo a mi princesita y tomó a Sara para que yo pudiera alzar a Eva que estaba apoyada con sus manitos en mis piernas.
- Hola mi princesita, te diviertes con mamá ¿eh? – dije sentándola a horcajadas- a ver Eva, venga un abrazo para mí - Eva abrió sus bracitos y me rodeo el cuello apretándome, entonces se acomodó en mi hombro, mientras yo le daba masajes en su espalda.- ¿Qué pasa Eva?, ¿Qué tienes, mi amor?.- dije mientras la miraba a Xena algo extrañada.

- Creo que está un poco celosa, Gab. Recuerda que siempre estabas con ella y ahora debe compartirte con Sara, está igual conmigo, es normal- entonces empecé a darle besitos y a hacerle cosquillas. Eva reía a carcajadas y eso me hacía reír también. - creo que ahora está un poco mejor amor.
- Xena, sabes una cosa...- dije mientras acomodaba a Eva en mis piernas y acariciaba a mi bebé, que se había dormido en los brazos de Xena
- Ya sé, ¡madree!- gritó la guerrera
- Ya voy hija- le contestó Cyrene desde la barra.
- Buenos días, preciosa- Cyrene depositó una bandeja de comida delante de mi, se agachó y me dio un beso en la frente- que desayunes bien, hija
- Gracias Cyrene, parece que todo está delicioso. ¿no Eva?. Bien probemos esto.

En la tarde...

Xena había salido a dar una vuelta por la villa con Eva, en tanto yo estaba en la habitación escribiendo una nueva historia, Sara estaba dormida en la cama a mi lado. De repente la habitación se iluminó con unos destellos celestes entonces apareció Ares.
Tomé mis sais y salté de la cama parándome frente a él.
- ¿Qué quieres?- le dije hincádole una de las puntas en la garganta
- Calma rubia, estás muy alterada, sólo vine a conocer a la pequeña, mi hermana me ha dicho que es muy hermosa, que es una fusión de Xena y de ti.- Ares tomó mi mano y la bajó, rodeó la cama y se puso a mira a Sara. Le pasó un dedo por su manito y luego sonrió.- veo que Afrodita no ha exagerado, Gabrielle, es hermosa.
- Gracias, pero...- estaba punto de cuestionarle el verdadero motivo de su visita, cuando sacó un paquete de su bolsillo.
- Esto es para ella.
- ¿Que es?- pregunté algo desconfiada.
- Ábrelo y te darás cuenta.
Entonces lo abrí lentamente y me encontré con una cadena con un dije, era el chakram de Xena y una pluma enroscada a él, era el mismo que tenía Eva, el mismo que Ares le había regalado para su cumpleaños.
- Es el mismo que tiene Eva- dije.
- Si, pues yo creí que Sara debía tener uno, al fin y al cabo son hermanas, ¿no?-
- Sí, gracias. – Ares estaba sacando un tema que en mi cabeza ya rondaba, pero no me atrevía a contárselo a Xena.- Ares, ¿tu crees que sería posible que pudiera hablar con Hera?.
- ¿Hablar con Hera?, ¿Para que?- preguntó extrañado.
- Pues es que necesito respuestas...
- Con respecto al bebé.- dijo interrumpiéndome.
- S...sí- dije algo nerviosa.
- Hablaré con ella, no te prometo nada, Gabrielle.- diciendo esto, desapareció.

Hacía unos momentos que Ares se había ido cuando entró Xena con Eva dormida en los brazos.
Yo estaba sentada en la cama y contemplaba a Sara dormida mientras apretaba con fuerza el regalo de Ares.
- ¡Al fin se durmió esta diablilla!- exclamó Xena dejando a la niña en la cama y acercándose a mí- ¿Qué te ocurre Gabrielle?- abrí mi mano dejando ver la cadena, Xena miró a Eva y vio que la suya estaba en su cuello.- ¿Ares, estuvo aquí?.
- Si... y me dio esto para Sara.
- ¿Te dijo algo o te hizo daño?
- No sólo dijo que Sara debía tenerla igual que su hermana.
- Bueno, no es tan grave, yo pensé que te había hecho algo.
- No, estamos bien... - mi mirada esquivaba la de Xena entonces por mis mejillas corrieron unas lágrimas.
- Gabrielle... mírame... sé que le pediste a Ares hablar con Hera.- dijo alzando mi cara y buscando mi mirada.
- ¿Cómo lo sabes?.
- Lo sé... Ares estuvo hablando conmigo... – dijo con una sonrisa de lado- ¿Qué es lo que te preocupa, amor?.
- Quién es el padre de Sara, eso me preocupa, Xena... tengo miedo de que sea Ares, él se muestra muy interesado. Y ¿si es el padre de Eva?. Y Callisto no tiene nada que ver en ello.
- Gabrielle... No creo que Ares tenga algo que ver. Por que no esperas a hablar con Hera y después sacamos conclusiones.
- Pero ¿cómo lo sabes?, Xena, si él mismo dijo que quería un hijo tuyo...
- Amor escúchame... además si fuera su hija ya la hubiese reclamado, ¿no lo crees? – yo asentí bajando la vista- Gabrielle, mírame... Eva es nuestra hija, igual que Sara. Lo siento aquí- dijo llevándose una mano al corazón- Y ten por seguro que mi corazón no miente.
- Lo sé Xena.- dije en un susurro, mientras la abrazaba con todas mis fuerzas.
- Bueno ahora descansemos un rato antes de la cena. – Xena tomó en brazos a Sara y la llevó hasta su cuna, junto a la de Eva, que ya estaba dormida, se sacó su armadura y se acostó junto a mí, me rodeó con sus fuertes brazos y cerró sus ojos.
- ¿Xena?- murmuré en su pecho.
- ¿mmmm?- susurró aún con los ojos cerrados.
- Gracias, por aplacar mis temores... - entonces ella aflojó su abrazo y me miró directo a los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro.
- Te amo Gabrielle.- me dijo volviendo a abrazarme.
Una sonrisa ahora estaba instalada en mi cara.
- ¿Xena?
- ¿Qué?- dijo en un suspiro.
- Te amo.
Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg


“Los días van pasando desde la visita de Ares y no hay señales ni de él ni de Hera. Parece que se los hubieran tragado la tierra a todos los dioses, bueno no a todos, salvo Afrodita que viene de vez en cuando para divertirnos con sus ocurrencias y egocentrismo y ya es una más de la familia.
Falta poco para que nos vayamos rumbo a Potedia a presentar a Sara a mi familia, pero el hecho de dejar Amphipolis me entristece. Me he acostumbrado a estar con Cyrene, Xena disfruta de la compañía de su madre y las niñas..., bueno que puedo de decir de ellas, si su abuela las malcría, al igual que yo, sobre todo a Eva, porque Sara es muy pequeña. Creo que voy a extrañar mucho a Cyrene, que no se diga, pero la quiero como si fuera mi madre, y estoy segura, que ella me quiere como a su hija, me lo ha demostrado en la forma en que me cuida y cuando me dice que me quiere, su mirada es tan pura pero refleja tanta soledad... creo que ella no extrañará mucho...”

- ¿Qué escribes pequeña?- Cyrene ahora está sentada a mi lado, tratando de leer el pergamino.
- Estoy relatando todo lo que he vivido desde que me enteré que estaba embarazada, es como un diario, y ahora escribía desde lo sucedido con Ares en la habitación...
- ¿No has hablado con Hera?
- No, aún no. Según Afrodita Hera ha desaparecido...
- Sabes pequeña, a veces es difícil asumir o entender los caprichos de los dioses. Sólo ellos hacen y deshacen sus locuras. Y si ellos han decido bendecirte con el don de ser madre, tienes que aceptarlo, sin hacer reclamos, porque a veces ellos nos regalan dones que en la vida no podríamos conseguir, ¿me entiendes?- dijo con una sonrisa, yo asentí un poco sonrojada.- Tu me contaste las razones por la cual Hera te había elegido, ¿verdad?. Entonces no busques explicaciones, Gabrielle. Sólo disfruta de la dicha de tener a Sara y de tenerla a Xena para cuidarla, además ella la ama como si fuera su propia hija, ¿no?, como tu lo haces con Eva. A veces no importa de donde viene uno, solo importa lo que somos y lo que seremos y yo sé que Sara es una bendición y será una gran persona. Ya que tiene dos madres que la adoran y la sabrán educar de la mejor manera, igual que a Eva. O ¿me equivoco, pequeña?- Cyrene se levantó y me acarició la mejilla por donde caían tibias lágrimas.
- No, Cyrene, tienes razón.- Sus palabras calaron hondo en mi ser y comprendí que ya no me importaba saber quien era el padre de Sara, solo sabía que era mi hija y de Xena, como yo lo era de Eva.
Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg

En las palabras de Cyrene estaba pensando cuando llegó Xena, toda sudada igual que la pequeña Eva.
- Hola preciosa – Xena estaba con Eva en los brazos- ¿Qué haces?- dijo acercándose a mí.
- Solo escribía, mientras Sara duerme un rato, ¿y tú?, ¿en dónde has estado toda la tarde?...
- Con Eva, en el establo, cepillando a Argo. ¿Sabes que Eva está aprendiendo a acicalarla?.
- ¡Que bien! Ven princesa con mamá Gabby un rato. – Tenía que tenerla un rato conmigo porque Eva aun estaba un poco celosa de Sara, además me urgía abrazarla, necesitaba abrazarla.- ¿así qué cepillaste a Argo? – la niña asintió – ¡qué bueno!. Y ¿te ha gustado? ¿Sí? ... ¡Hey! aun no me has dado un beso... Mmm, que lindo...Te quiero mucho amor- le llené su carita de besos empecé a hacerle cosquillas, entonces descubrí que había que hacerle un cambio de pañales... - Mmm Eva, es mejor que nos demos un buen baño, ¿no crees, muchachita?.
- Dame Gabby que la cambio...- dijo la guerrera desde la barra, mientras tomaba un gran vaso de jugo.
- ¡No! Yo lo hago... tu ve a bañarte, que hueles peor que Argo y todos los caballos juntos de la cuadra- le dije tapándome la nariz, Eva me imitó y Xena, Cyrene y yo nos echamos a reír a carcajadas - yo me ocupo de Eva.
- Está bien, regreso enseguida.- Xena pasó junto al canasto en que Sara dormía plácidamente, se agachó y besó su cabecita, mientras le susurraba un - te quiero, mi bebé - y luego subió las escaleras...
Calenté un poco de agua y preparé una muda de ropa para bañar a mi princesita.
- Bueno Eva es hora de bañarse, a ver, fuera la ropa... fuera el pañal... y ¡al agua pato!... ¡Hey!, deja de mojarme..., nooo..., Eva quédate quieta...- en realidad no sé quien estaba bañando a quien, si yo a la niña o ella a mí, pero la verdad no me importaba solo quería divertirme un rato con ella, y disfrutarla al máximo.

Ya habíamos terminado de cenar y yo estaba ayudando a Cyrene a ordenar la cocina mientras que Xena hacía dormir a Eva y vigilaba a Sara que estaba despierta en el canasto.
- Cyrene, quería agradecerle lo de hoy... quiero decir... lo de la charla de hoy- dije mirando sus ojos.
- Espero que te haya servido, mi consejo. – dejó los platos en una mesa y tomó mis manos y las llevó al pecho.- Gabrielle, tu sabes que puedes contar conmigo, para lo que sea, has de cuenta que soy tu madre... y no olvides que Xena también te comprende, aunque a veces es un poco tosca, lo reconozco, pero ella te ama, y puedo asegurarte que ama a Sara más que a su propia vida.
- Si lo sé, y yo las amo a ustedes.- Cyrene abrió sus brazos y me dejó que me refugiara en su pecho.- es que a veces no sé que pensar, pero ahora lo he comprendido, mientras las tenga a ustedes, para cuidar de Sara y de mí, nada más tiene importancia. – Cyrene estaba ahora secando mis lágrimas cuando entró Xena.
- Gabrielle ¿que te ocurre?- preguntó algo extrañada.
- Nada Xena, estoy bien, vamos a dormir.- le di un beso a Cyrene y abracé a mi guerrera de la cintura y me acomodé en su pecho.- Mmm, como extrañaba esto.- Xena bajo su cabeza y besó la mía mientras me rodeaba con sus brazos.
- Oh, oh, me parece que la pequeña bardo, necesita un par de mimos, ¿tu que crees madre?
- Ya lo creo- dijo sonriendo- Buenas noches.
- Vamos- dije saliendo de la cocina y tomando a Sara que estaba aún despierta, mientras que Xena cargaba a Eva, que se había quedado dormida. Al llegar a la habitación, Xena acostó a la niña en la cuna y yo me dispuse a dar de mamar a Sara. Acomodé la beba en mi pecho, mientras me sentaba en la cama con la espalda apoyada en el respaldo, la guerrera se puso su camisa de dormir y se sentó a mi lado, contemplándonos con una gran sonrisa en sus labios.
- ¿Que es gracioso?, Xena- dije
- Tú- me contestó- ¿te acuerdas cuando Eva confundió tu pecho, con el mío, esa mañana en el bosque?
- Sí, como olvidarlo, fue vergonzoso, y tu allí arriba observando todo...
- Sabes, te veías muy tierna, parece como que Eva hubiese presentido la llegada de un bebé y no se equivocó, ahora mírate tienes a tu propia hija.
- Xena, estuve hablando con tu madre, del asunto del padre de Sara...
- Gabrielle, eso ya lo hablamos...- Xena hizo un mohín de disgusto...
- Xena déjame decirte algo...- mientras acomodaba a la niña en el otro pecho, miré a la guerrera a los ojos, decidida a comunicarle mi decisión, tomé aire y hablé...- estuve pensando y llegué a una conclusión... que ya no me importa saber quien es el padre de mi hija... nuestra hija.
Ahora sólo me importa estar junto a ella, criarla, verla crecer, pero no puedo hacerlo sola, Xena, por eso quiero pedirte que me ayudes, quiero... - el llanto que estaba instalado en mi garganta, me traicionó y afloró convertido en lágrimas. Xena tomó a la pequeña, ya dormida y la llevó a la cuna, luego vino y me abrazó-... quiero que tú seas su padre... ¿me entiendes?
- Tranquila amor, claro que te entiendo, Gabrielle tu sabes que Sara siempre me tendrá, sea o no mi sangre, igual que Eva te tiene a ti. De eso no hay duda.- entonces alcé mis ojos hasta hacer contacto con los suyos, que también estaban llorosos y le sonreí- ¿estás mejor?.
- Sí, gracias, necesitaba contártelo, después de la charla con tu madre, me di cuenta que nada me importa si tú estás a mi lado- volví a acomodarme en su pecho, con un rápido movimiento tomó la manta y la acomodó sobre nuestros cuerpos apagó la vela y todo quedó a oscuras- ¿Xena?
- ¿Que?- dijo mientras me acariciaba la espalda.
- Te amo.
- Yo más.


Xgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxgxg


Ya había llegado el día de partir. Aunque realmente nos dolía dejar la villa, debíamos seguir nuestro propio camino, además ya era tiempo que mis padres y Lila conozcan a Sara.
Xena estaba acomodado las alforjas en Argo y en mi caballo, Cyrene nos preparó provisiones y pañales limpios, así como todo lo que necesitáramos para el viaje. Yo acomodé los pergaminos y mis herramientas de escritura en el zurrón y lo acomodé a un lado de la montura de mi caballo. Instalé los sais en mis botas, ¡cuanto hace que no los uso!. Xena se calzó la armadura, la espada y el chakram.
La despedida fue a puro llanto y abrazos...
- Las voy a extrañar mucho, ya me había acostumbrado a ustedes – Cyrene abraza con fuerza a Xena y ésta le devuelve el gesto de igual modo.
- Nosotras también te extrañaremos, madre. – le dice Xena besando su cabeza. Luego viene a mí y la abrazo.
- Cuídate pequeña y cuida bien a mis nietas Eva y a Sara.- se da vuelta y señala a Xena con un dedo- Lo mismo para ti Xena.
- Con mi vida, madre- le contesta Xena
- Con mi vida, madre- le contesto. – Cyrene toma a cada una de las niñas, las besa y abraza, luego las acomoda a cada una en sus mochilas de viaje en nuestras espaldas.
Montamos nuestros caballos y con ultimo saludo tomamos el camino que nos llevará a Potedia.
- ¡¡¡Vuelvan pronto!!!


Ya hemos pasado la salida, parece que el camino será tranquilo, no hace mucho calor y una brisa fresca surca el aire de la mañana, el sol aun no ha ascendido del todo y en el cielo todavía hay vestigios violáceos mezclados con naranjas, creo que hará un bonito día...
Mi alma de bardo aflora en cabalgatas como estas, así que saco un pergamino y miro a Xena...
- Terminé una nueva historia, ¿Quieres escucharla, Xena?
- Claro, mi pequeña bardo, que sería nuestro viaje sin una de tus historias...- ella siempre se ha rehusado a leer mis pergaminos, dice que le aburre leer, pero en cambio le encanta escucharme relatarlos, dice que mientras me escucha va imaginado todas las acciones que describo en cada historia...
- Bueno aquí va...- me aclaro la garganta cierro los ojos, tomo aire y comienzo... “ Esta es la historia de Gabrielle, Bardo de Potedia y de Xena, Princesa Guerrera de Amphipolis y se llama Un Milagro.... La noche comenzó siendo intensa y muy pasional tras un agitado día de batalla, aunque estábamos cansadas, el amor y el deseo mutuo pudo con nosotras....”
- ¡Gabrielle! – Xena se sobresalta- ¿no irás a contar todo lo que hacemos con lujo de detalles, verdad?
- Pero Xena, soy bardo y el trabajo de los bardos es contar todo, ¿entiendes? TODO- digo recalcando cada letra de la última palabra.
- Gabrieeelleeee....- dice alzando una ceja .
- Ya cállate y déjame continuar- carraspeo y vuelvo a comenzar haciendo caso omiso a los bufido de mi guerrera-.... Como decía... “ Esta es la historia de Gabrielle, Bardo de Potedia y de Xena, Princesa Guerrera de Amphipolis y se llama Un Milagro.... La noche comenzó siendo intensa y muy pasional tras un agitado día de batalla, aunque estábamos cansadas, el amor y el deseo mutuo pudo con nosotras....”

Fin


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