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Genitales externos

Los genitales varían de una persona a otra, claro que los genitales de todas las personas son lo suficientemente similares para desempeñar las mismas funciones y lo suficientemente diferentes para ser únicos.

 

 

La diferencia física más notable entre los hombres y las mujeres adultas es que los genitales masculinos se ven a simple vista, mientras que la parte más importante de los genitales femeninos no pueden ser vistos a menos que la mujer abra sus piernas.

 

 

El área completa de los genitales externos en la anatomía femenina es llamada vulva. Puedes mirar tu vulva si colocas un espejo en medio de tus piernas.

 

 

visualización de los genitales femeninos

 

 

La vulva aparece en una multitud de formas y tamaños. No hay dos que sean iguales. Cada una es por igual bella y para que una mujer disfrute plenamente del placer sexual, debe amar su vulva por completo.

 

 

vulva -- ilustración 1

 

 

vulva -- ilustración 2

 

 

vulva -- ilustración 3

 

Desarrollo de los genitales
externos

 

La vulva de una niña preadolescente parece estar ubicada más delante de lo que se observa en una mujer adulta, ya que se puede ver una mayor parte de los labios mayores y de la hendidura pudendal cuando la niña está de pie. A partir de ello se podría asumir que la vulva durante la pubertad se mueve hacia atrás en dirección al ano. En realidad la vulva no se mueve, lo que ocurre en este caso es la formación de un montículo de tejido graso que empuja la porción delantera de la vulva fuera del área en el hueso púbico. Por eso cuando una mujer adulta está de pie, se observa como los labios mayores son empujados hacia atrás, haciendo que aparezcan en una posición perpendicular al suelo, además quedan casi fuera de vista cuando la mujer en está posición es vista desde el frente. Las mujeres con poca grasa corporal no tienen un monte de venus tan pronunciado, razón por la cual, su vulva se verá más hacia arriba de lo que se vería en otras mujeres con más grasa corporal. Lo opuesto también es verdadero para las mujeres con altas concentraciones de grasa corporal. La posición del clítoris, la abertura urinaria y el vestíbulo vaginal están definidos por los huesos de la pelvis.

 

 

localización de la hendidura pudendal

 

 

Después del nacimiento la vulva y pechos de una niña pueden parecer más hinchados o grandes, esto es el resultado de su exposición a los incrementados niveles hormonales de su madre durante su permanencia en el útero. Tras un corto período de tiempo la vulva de la niña, sus labios mayores y menores y los pechos se reducirán en tamaño a medida que los efectos de las hormonas maternas se reduzcan por su eliminación del cuerpo de la niña. Al momento del nacimiento el clítoris de una niña es proporcionalmente más grande de lo que probablemente será el resto de su vida. En el período que va del primer año de vida hasta la edad de ocho aproximadamente los genitales de la niña no deberán presentar cambios significativos en su apariencia, claro que deberán crecer en razón proporcional al resto de su desarrollo corporal, en caso de observarse un crecimiento mayor deberá consultarse con un médico.

 

 

Los siguientes cambios importantes de la vulva ocurren durante la pubertad. Los tejidos que forman los genitales son sumamente sensibles a las hormonas y a medida que los ovarios y otras glándulas endocrinas de las niñas comienza a producir altos niveles de hormonas, tanto femeninas como masculinas, la vulva presentará un cambio significativo. Los tejidos delgados de la vulva se harán más gruesos y también más elásticos, otro cambio se presentará en su coloración. La estructura de su vulva probablemente se hará más grande y más notoria, todo este cambio incluye a los labios mayores y menores, el clítoris y el himen si está presente. Como el vello púbico también comienza a aparecer en este momento, la niña no se dará cuenta de todos los otros cambios que están ocurriendo en su vulva al mismo tiempo. Es importante enseñarles a nuestras hijas a examinar sus genitales con la ayuda de un espejo desde muy temprana edad, de esta forma siempre se sentirán más cómodas con sus genitales y estarán más atentas y concientes de todos los cambios que experimentarán al crecer.

 

 

fases del desarrollo del vello púbico

 

 

La masturbación y las actividades sexuales sin penetración vaginal no tienen la capacidad de afectar considerablemente la apariencia de los genitales femeninos y como la mayoría de las niñas no comienzan a masturbarse hasta que llegan a la pubertad, no habrá ningún cambio hasta que se den los cambios propios de esa edad. Cualquier otro cambio producido por la práctica de la masturbación es muy poco probable que ocurra, aunque no son imposibles. Cuando una niña o mujer se estimula sexualmente sus genitales se llenan de sangre, haciendo que incrementen temporalmente su tamaño. Si este aumento de tamaño es muy constante y frecuente, los efectos de ese aumento pueden hacerse permanente. Como cualquier otra parte del cuerpo que entre más usada es más grande se hace, los genitales también pueden hacerlo. Masturbarse varias veces al día, todos los días puede ocasionar un muy ligero incremento en el tamaño de los órganos eréctiles de la vulva, principalmente los labios y el clítoris. En todos los casos, este aumento del tamaño es completamente normal y saludable y no debe ser una razón para que la niña o la mujer se sientan delatadas, inclusive si un doctor observará sus genitales sería imposible que dijera si esa niña o mujer practica la masturbación.

 

 

La apariencia del vestíbulo vaginal, o introitus, es probable que también cambie cuando la mujer comienza a tener relaciones sexuales con algún tipo de penetración vaginal o bien por la inserción de los dedos o cualquier otro objeto. Sin embargo, el uso de tampones no produce un cambio significativo en la apariencia de la vulva o de la vagina. Si la mujer aún tiene el himen, dependerá de la fuerza que aplique sobre el mismo al momento en que inserte algo en la vagina ya que puede lo mismo estirarse que romperse. Con el paso del tiempo un himen puede llegar a desaparecer si muy a menudo es estirado. Si la mujer nació con el himen este no desaparecerá totalmente hasta el momento en que de a luz a un bebé por parto natural. El vestíbulo vaginal al hacerse más elástico, los pliegues de tejido que le rodean también se desarrollarán más. Los músculos de la vagina también contribuyen al cambio de apariencia de la vulva cuando se hacen más fuertes y más desarrollados, por supuesto que esos cambios pueden ser opuestos, es decir, que los músculos de la vagina se hagan más débiles o flácidos, modificando también la apariencia de la vulva. Lo cambios en la vulva que ocurran después de la pubertad serán graduales y en la mayoría de los casos imperceptibles.

 

 

Cuando una mujer se embaraza, el suministro de sangre a sus órganos sexuales y reproductivos hace que estos se hagan más grandes para que estos sean capaces de sostener al bebé que se está desarrollando. Como consecuencia de ello, la vulva de la mujer aumentará su tamaño notoriamente, y el consecuente aumento en los labios mayores, labios menores y clítoris será también observable. Los vasos sanguíneos se harán más prominentes y muy posiblemente también serán visibles. Otro cambio que se experimenta en este momento es un incremento en la sensitividad de la mujer en esa parte de su cuerpo, lo cual puede ser sumamente placentero o tornarse muy irritante para ella. Cuando la mujer da a luz por parto natural, su vagina y su vulva deben estirarse lo suficiente para permitir el paso de la cabeza del bebé, unos nueve centímetros y medio de diámetro. El estiramiento puede ocasionar rasgaduras del vestíbulo vaginal, los labios o el clítoris y para algunos casos será necesario que el médico practique una incisión en el vestíbulo vaginal, llamada episiotomía, para prevenir rasgaduras en la vagina o en la vulva. La apariencia de la vulva será modificada como consecuencia de las cicatrices de esa operación. No es descartable que algunos de los cambios experimentados en la vulva durante el embarazo o el parto sean permanentes.

 

 

El siguiente cambio significativo que ocurre en la vida de una mujer tiene lugar durante la menopausia. Durante este período de tiempo, el nivel de hormonas en el cuerpo de la mujer disminuye, y como consecuencia los tejidos sensibles a las hormonas, los labios y el clítoris, reducen su tamaño, aunque no se reducirán al tamaño que tenían en su estado preadolescente. Esto puede ocasionar dificultades para la actividad sexual, pero en ningún caso este cambio elimina el deseo sexual. Si la mujer continua masturbándose y participando de alguna otra actividad sexual de forma regular, no sufrirá cambios tan notorios, además de que su vida sexual continuara siendo fácil de satisfacer y disfrutar.

 

Monte de venus

La parte llamada monte de venus tiene su origen en el latín y recuerda precisamente a la diosa romana del amor, Venus, es un área de tejido esponjoso que forma una suave protuberancia sobre el hueso pubis, el monte de venus se encuentra cubierto de piel y vello púbico.

 

 

monte de venus -- ilustración 1

 

 

monte de venus -- ilustración 2

 

 

monte de venus -- ilustración 3

 

 

El monte de Venus es una almohadilla de suave tejido graso que cubre el hueso púbico. Normalmente está cubierto por vello grueso que se hace presente durante la pubertad. Su nombre se origina en el Latín y se refiere a la diosa romana del amor, y no es de extrañarse que por esa razón algunas personas le llamen también monte del amor. Se le llama monte porque se trata de un tejido graso sumamente sensible al estrógeno que aumenta de nivel formando una saliente sobre el hueso púbico cuando una niña llega a la pubertad, su aumento de tamaño es resultado del aumento en el cuerpo de la hormona a la que es sensible. Su función principal es la de servir como amortiguador entre los huesos púbicos de la mujer y el cuerpo de su compañero durante la actividad sexual que implica penetración vaginal frontal.

 

 

La piel que cubre al monte de Venus contiene muchas terminaciones nerviosas que la hacen sensible al estímulo sexual; por esa razón, una mujer puede disfrutar mucho de las caricias que reciba en su monte de Venus, también puede encontrar agradable las caricias y ligeros tirones del vello púbico. Inclusive, algunas mujeres pueden llegar al orgasmo por la estimulación del monte de Venus o cuando este es presionado contra una superficie rígida, lo que en ocasiones las lleva a utilizar este método como una forma de masturbación. Otra cosa que contribuye indirectamente a la sensibilidad del monte de Venus es su cercanía con el clítoris, que de hecho se encuentra en su parte más baja. Una mujer puede encontrar que su monte de Venus es aun más sensible a la estimulación cuando se le afeita el vello púbico, ya que la piel queda expuesta directamente al no contar más con la protección del vello.

 

 

 

monte de venus siendo afeitado

 

 

comparación del monte de venus afeitado y no

 

 

 

 

 

 

 

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