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Don Roberto deja Mancha....II Parte

Capítulo 4 (IV) - De lo que sucedió a nuestro caballero cuando se le salió (Robo y su Pilín descubierto)
“Las 10 serian cuando Don Roberto salió, tan contento, tan gallardo...”. Después de mucho beber y cosas graciosas hacer, después de hablar y comentar, ya cuando era nada más que una fiesta ordinaria. Era hora de hacer una revelación de magnitud. No recuerdo bien realmente el hecho, o como se llegó a él, lo único que mi memoria rescata es que yo me encontraba hablando de con Gaby, Rebeca, Indiana y Tebi, cuando de repente veo acercarse por las sombras a un individuo Bernal, que como ave de rapiña y sin perder la puntería bajo impetuosamente los pantalones de nuestro ilustre caballero, cual fue la sorpresa que no solo el susodicho jeans fue al suelo, mas también el incomparable y siempre necesario bóxer (ya saben, el último escudo que protege el tesoro narizón de los ojos de la plebe). De esta manera las conversaciones se detuvieron y todo quedo en silencio por lo menos durante el tiempo necesario para realizarse que realmente esta sucediendo un derroche de sensualidad por parte de nuestro caballero, que ya en un estado de pre-ebriedad, no le quedó de otra que reír y tratar torpemente de subir sus pantalones. Comentarios diversos acerca del tamaño y calidad del tesoro se oían a lo lejos; increíblemente no recuerdo represalias contra el sujeto culpable de la acción. Ojos como los de Fabiola y Maria José, quedaran marcados para siempre, ellas tuvieron la primera fila en el Show del Pilín. Robo quiso disculparse por la apariencia de las joyas de su familia, el dijo (escribo textualmente), “yo quería que cuando todos lo vieran estuviera bien podadito, bien bonito”. Luego hizo una pregunta a Fabiola que a muchos hombres nos intriga: “¿Qué le pareció mi Pilín?” a la cual Fabi se abstuvo a responder y/o yo reprimí ese recuerdo como forma de pretejer mi virginal mente.
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Capítulo 5 (V) – Donde se prosigue la narración de Robo, Mauro y Franz meando el condominio y todas sus implicaciones
“Viendo pues que en efecto, no podía mearse…” Robo, Franz y Mauro…..personas que consumen alcohol y tienen deseos de orinar, lo extravagante aquí son las diversas formas en que uno puede mear, las más sencillas son la de ir al baño o la detrás de los arbustos…pero estos personajes recurrieron distintos métodos con tal de aplacar sus necesidades fisiológicas. Por ejemplo tenemos al incomparable señor Mauro Da Souza Borges Silva… quien con cara de espectro se dispuso a orinar cada carro que se le pusiera en frente, así pues tuvieron la suerte de ser irrigados por tan amoniacal liquido un Avalanche y el carro de LuisDa, pero no estuvo solo, Franz acompañó a tan ilustre caballero en su osada proeza, mientras tanto Luis Da observaba, dicen por ahí que apuntaron hacia las agarraderas de las puertas con tal de realizar una maldad bien lograda. Por otra parte Don Roberto orinó: La cochera de mi casa, su propio carro, la piscina (en varias ocasiones en compañía de Franz y Mauro), matas, palmeras y a los amigos de Mario (así como lo leen, los meó). Resumiendo un poco, este capitulo trata de rescatar tan inmortal empresa de orinar todo lo que uno quiera, esa libertad que no tienen aquellos con decencia.
Capítulo 6 (VI) - Del donoso y grande escrutinio de cómo cayeron Uno por Uno los Mario Friend’s
Khan, “el cual aun todavía caminaba. Pidió” permiso para tirar a Franz a la piscina, obviamente el dijo que no y en un movimiento veloz contraatacó y fue el occiso quien termino en el fondo del charco de agua. Como habrán notado, es muy extraño que los amigos de Mario se hayan dejado mear por Roberto pero es que para ese momento ya estaban tirados en la calle llorando las penas de sus licores de sabores. Así pues la mayoría de los contrincantes (que si dieron una fuerte pelea) se debatían entre los pasos y el suelo. Algunos hablaban alemán y recordaban a una “amiga” que le había rechazado un anillo y era consolado por los multi-lingüísticos Franz y Kenneth, que alardeaban de su nuevo idioma adquirido. Otros como el Mojado, que por cierto perdió su celular al ser arrojado junto con él a la piscina, vomitaban la sala de mi casa, y posaban con papayas ante los fotógrafos indiscretos. Por otro lado habían algunos que caminaban sin cesar del rancho al portón y de vuelta al rancho, claro, con la ayuda de pivotes para sostener una inminente caída. Al parecer la mezcla de licores saborizados (cabe destacar que tomaron a granel) tiene un impacto poco placentero sobre los cuerpos decadentes y aunque no pudieron terminar la noche, muchos de ellos llegaran alto (o bajo depende de la moral con que se vea) en el mundo del alcohol
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