Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Quiénes somosAl finalA Los Sonetos de mi VidaA O Recuncho do Galego
A la Página PrincipalAre you looking for anybody?A good server for your web pageLooking for a Job?


FRANCISCO LÓPEZ DE ZÁRATE.
(1580-1658)


A UN ESQUELETO.

Tú, tú, eres este mesmo, tú, si adviertes
a la fraterna unión que te apercibe;
que si no para sí, para ti vive,
pues en él te hallarás, si te diviertes.
Que una, aunque varias, son todas las suertes,
en el compuesto polvo el tiempo escribe;
ni ser rey ni plebeyo se percibe:
menos o más, en eso te conviertes.
No huyas de temor, que no das paso
que no te lleve a ser lo que te espanta
y desprecias el bien de la memoria.
Humano sol, aquí tienes ocaso;
docto este bronce el tiempo te levanta;
monarca, esto es lo cierto de tu historia.




CENIZA, LA HERMOSURA.

Átomos son al sol cuantas beldades
con presunción de vida siendo flores,
siendo caducos todos sus primores
respiran anhelando eternidades.
La rosa, ¿cuándo, cuándo llegó a edades
con todos sus fantásticos honores?
¿No son pompas, alientos y colores
rápidas, fugitivas brevedades?
Tú de flor y de rosa presumida,
mira si te consigue algún seguro
ser en gracias a todas preferida;
ni es reparo beldad, ni salud muro,
pues va de no tener a tener vida
ser polvo iluminado o polvo oscuro.




HABLA UN AMANTE A UN CIEGO.

Ciego a quien faltan ojos y no llanto,
envidio en tus tinieblas tu sosiego,
estímote feliz viéndote ciego
y de tus ciegas lágrimas me espanto.
¡Oh, si valiesen, si valiesen tanto
estos incendios en que yo me anego,
pues nacen llamas si cenizas riego,
que incendios con mis lágrimas levanto;
con pensión de la vida te fue dada
el alma, y a mi vista aborrecida
con pensión de que viva me es dejada;
tu ceguedad con la razón medida
ya que no sin dolor, queda aliviada,
¡ay del que está con ojos y con vida!




LA ROSA.

Esta a quien ya se le atrevió el arado,
con púrpura fragante adornó el viento,
y negando en la pompa su elemento
bien que caduca luz, fue sol del prado.
Tuviéronla los ojos por cuidado,
siendo su triunfo breve pensamiento;
¿quién sino el hierro fuera tan violento
de la ignorancia rústica guiado?
Aún no gozó de vida aquel instante
que se permite a las plebeyas flores,
porque llegó al ocaso en el oriente;
¡oh tú, cuanto más rosa y más triunfante,
teme, que la belleza son colores
y fácil de morir todo accidente!




A QUIEN TRAÍA UN RELOJ CON
LAS CENIZAS DE SU DAMA
POR ARENA.

Ya sin risa la luz, sin voz la rosa,
la beldad sin candor, tu vida muerta,
al fin, Belisa, en polvo te despierta
cuando menos y nada aún poderosa.
La firmeza a tu instancia querellosa
de sus beldades y rigor desierta,
sirva, si te cegó, de que te advierta,
pues porque tú reposes no reposa;
¡cuánto le eres deudor!, pues que te llama
por horas y sin vida, con su ejemplo,
que si lo aprovechares te eternizas;
quien lo menos amó, lo más infama;
culto y reilquias restituye al templo
que de un color son todas las cenizas.





PIDIENDO PERDÓN A DIOS.

Soy quien más vuestra sangre ha derramado,
de los que os maltrataron el más fiero,
de todos el mayor si no el primero,
el que más en la cruz os ha clavado;
soy el que alienta a todo desdichado
por más torpe, sacrílego y grosero;
el lobo más atroz con el cordero
de su holocausto mal aprovechado;
esto soy, mas constante en mi esperanza,
y no sin prendas de que sois piadoso
con vergüenza animosa piedad pido;
si el suspiro menor de vos la alcanza
póstrome si culpadol, pesaroso,
¡acogedme por flaco o por rendido!





CONSIDERANDO UN SEPULCRO Y LOS QUE ESTÁN EN ÉL.

No te mires a ti que te acompaña
si te das a tus ojos, el engaño,
mírate en el más propio o más extraño
que teatro admiró, venció campaña;
no como allá en el mundo aquí se engaña,
que es centro esta región del desengaño;
vuelve en bien cierto el aparente daño,
el pasmo inútil en divina hazaña.
De aquí sí que consigue el ser dichoso
el que a lo cierto, no a lo incierto, mira,
pues le adorna lo eterno fastuoso;
de aquí el mortal a lo sagrado aspira,
tu temor convirtiéndose en reposo;
que para el vivo el que murió respira.





DESPUÉS DE UNA GRAVE ENFERMEDAD
EN SU MAYOR EDAD.

¡Un año más, Señor, con tanto día,
y con minuto tanto, tanto, tanto!
¡Y en risa tan continua siendo el llanto
lo que incesablemente se os debía!
¡Perdidos lustros! Y la escarcha fría
(como ya en tiempo) ocupa sin espanto
la cabeza y el rostro, y el quebranto
desune partes que el vigor unía.
Casi al último polvo reducido
donde no habrá más paso, aunque la fama
lo pretenda en pirámide o coloso;
tan ya sin mí que estoy de mí en olvido,
tan ya no yo, que soy quien más me infama:
mostrad en mí el poder de lo piadoso.





A LA AURORA.

Esta sombra del sol, si no primera
causa, principio y juventud del día,
luz de Dios que tinieblas nos desvía
y en la misma inconstancia no se altera;
esta que corre el velo de la esfera
y con efectos de beldades guía,
nos sirva de adormir con su armonía
o con respiración de primavera;
si acaso adormeciere los sentidos
con voz de pluma, resplandor de flores
de su llorosa risa documento,
a lágrimas de luz, quedad dormidos,
no os suspendan los ecos y colores,
pues van juntos el llanto y el contento.





EL AUTOR A SU CUERPO, POCO ANTES
DE EXPIRAR.

Este trono, este bulto a los clamores
de tanta exequia y sepultada vida,
pues la tuvo, gozándola, perdida,
deslumbrado en fantásticos honores;
este que siempre absorto en resploandores
fue estatua, aunque terrestre, presumida;
ni a luz, ni a voz, ni a rayo estremecida;
horror aun asombroso a los horrores;
este ya incierta sombra y alma cierta,
racional interior con fondo vano,
viva esperanza y fe, caridad muerta,
que fue indigno del nombre de cristiano,
si vivo ha divertido, polvo advierta,
ya que en vano vivió no muera en vano.




Al principio

La Palestra de Euterpe.