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Quiénes somosAl finalA Los Sonetos de mi VidaA O Recuncho do Galego
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ANÓNIMOS (S. XVI)


No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



De quince a veinte es niña; buena moza
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta,
¡dichoso aquél que en tal edad la goza!
De treinta a treinta y cinco no alboroza,
mas se puede comer con salpimienta.
Pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en vísperas ya de una coroza.
A los cuarenta y cinco es bachillera,
gansea, pide y juega del vocablo.
Cumplidos los cincuenta da en santera.
A los cincuenta y cinco hecha retablo,
niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera se la lleva el diablo.



¡Ay, Dios!, si yo cegara antes que os viera,
o ya que os vi de paso, os contemplara;
o ya que os contemplé, no os deseara,
o ya que os deseé, no os mereciera;
o ya que no os merezco, no naciera
o al mismo punto que nací expirara;
o ya que no expiré, que no aspirara
mi corazón a cosa que no espera;
que si es para remedio es con la muerte;
muerte sola podrá darme la vida;
la vida para mí triste y penada;
penada, larga, trabajosa y fuerte;
fuerte trago de un alma despedida,
despedida de verse remediada.



Yo no sé cuál diablo me ha traído
a ser de vos, Señora, enamorado,
pues el fruto que al fin de ello he sacado
es el pesar del yerro cometido.
Hallo que tantas veces he mentido
cuantas de ser hermosa os he loado,
y de este testimonio levantado
a vos, y a Dios, perdón mil veces pido.
Bien sé que no queréis vos perdonarme
porque es grave la injuria que os he hecho
en decir cosa de que estáis ajena;
pero si es menester arrodillarme
y darme con las manos en el pecho,
yo diré que he mentido a boca llena.



No eres nieve, que fueras derretida
ya del furioso fuego que me abrasa,
ni brasa porque fueras siendo brasa
del agua de mis ojos consumida;
ni dama aunque por tal eres tenida,
porque mirando el mal que por mí pasa
si no es que fueras de sentido escasa
te tuviera mi amor enternecida;
y no eres piedra, que si piedra fueras
bastare mi porfía a deshacerte;
eres un imposible de estos hecho:
de fuego los efectos y las veras,
de dama altiva la soberbia y suerte,
de piedra el corazón, de nieve el pecho.



Viste al romper del sol la noche oscura
dl alba, Aliso, de cristal bordada,
bajar la nieve a copos rastreada
desmintiendo a los ojos su blancura;
has visto del naranjo la flor pura
en aromas sutiles levantada,
bermeja rosa en leche deshojada,
y de la tersa plata la lisura;
si de estas varias cosas, pues, te admiras,
y no puedes creer que humanamente
en un sujeto el cielo las retrata;
mira, verás si el rostro a Julia miras,
cuello, boca, nariz, ojos y frente,
alba, nieve, azahar, rosas y plata.



LAS TRANSFORMACIONES

(Cartas de los amantes primos)

Si el mundo todo en mi poder tuviera
por rey del mundo, primo, os coronara,
y si pudiera hacer mundos, formara
otros mil mundos que a esos pies pusiera.
Si el Cielo dilatar me concediera
la vida de los hombres, dilatara
tanto la vuestra, primo, que llegara
al fin universal que el mundo espera;
y si de Ovidio el artificio extraño
se pasara a sucesos verdaderos
y su transformación no fuera engaño,
me transformara en vos para teneros
el amor que os tenéis, si no me engaño;
yo os quiero más que vos podéis quereros.

/Respuesta/

Si fuera yo la juventud florida,
en vuestra verde edad me aposentara,
y si yo fuera el tiempo me parara
para que fuera eterna vuestra vida.
Si fuera el sol, la luz esclarecida
de vuestros ojos por mi luz tomara
para que el mundo, viéndola, os llamara
sola del sol de tanta luz vestida;
si no hubiérades sido para hacerme
vivir de vuestro ser (a pesar vengo
si soy, no más, que vuestra sola idea)
no quisiera haber sido para verme
sin mí y sin vos, porque este ser que tengo
es ser por vos hasta que ser no sea.



Al principio

La Palestra de Euterpe.