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PROSELITISMO Y SECTAS

(Algunas observaciones desde la óptica luterana)

 

 por Dr. Guillermo Hansen)

 
 

La iglesia luterana no cuenta, hasta la fecha, con una declaración u posición oficial sobre el tema. La misma estructura descentralizada del luteranismo hace que existan muchas aproximaciones que obedecen a las inquietudes y desafíos detectados por las iglesias en sus contextos particulares. También vale aclarar que existen muchas interpretaciones de lo que son las "sectas" y distintas evaluaciones sobre la existencia de un nuevo mercado religioso pluralista. No obstante ello, un cierto consenso puede detectarse entre las iglesias luteranas, mayormente forjado en torno a una interpretación común del evangelio y de la naturaleza de la iglesia cristiana.
 

En principio las iglesias luteranas, especialmente aquellas insertas en territorios mayormente católico-romanos, están abocadas a la misión y la evangelización con un amplio espíritu ecuménico. Esto significa no sólo una colaboración en distintas obras con los hermanos y las hermanas protestantes y católicas, sino también un irrenunciable compromiso con la predicación del evangelio hacia todas las personas. En este marco la iglesia luterana entiende que el proselitismo, es decir, el llamado a hacer discípulos o prosélitos, es un componente esencial a la identidad y a la tarea de la iglesia. Toda la iglesia de Cristo está llamada a esta tarea, independientemente de su condición de iglesia minoritaria o mayoritaria.
 

Este carácter ecuménico que identifica al luteranismo indica que ve con buenos ojos el pluralismo religioso y eclesiástico en la región latinoamericana. Ninguna iglesia encierra en sí misma una verdad inalterable, y ninguna iglesia tiene más derechos que las otras. Por ello las personas son libres de responder a la propuesta de una iglesia particular sin que esto signifique una competencia o enfrentamiento con otras propuestas cristianas. Para el luteranismo la iglesia de Cristo está presente allí donde halla una asamblea de creyentes "entre los cuales se predica genuinamente el evangelio y se administran los santos sacramentos de acuerdo con el evangelio" (Confesión de Augsburgo, art. VII). Por ello la iglesia subsiste a través de muchas expresiones que pueden estar o no institucionalmente unidas. (Esto último no quita que la unión visible de las iglesias cristianas no sea también una preocupación).
 

Este referente confesional también indica, por el otro lado, que nuestra iglesia cuenta con criterios teológicos y eclesiológicos que le permite hacer una distinción entre lo que podríamos llamar un "proselitismo" ecuménico (que lanza un llamado inclusivo en el seguimiento de Cristo y cuya expresión es la vida comunitaria) y un "proselitismo" sectario (que basa su accionar en una oferta individualista y maniquea). Aclaremos que la palabra proselitismo no es una expresión feliz ya que comúnmente se la asocia con campañas agresivas para "ganar" miembros supuestamente del otro bando. Pero no son tanto las campañas proselitistas en sí lo que nos preocupa (y menos aún el desafío a la hegemonía religiosa de la iglesia católica) sino la interpretación del evangelio y el carácter sectario que acompañan a estas propuestas. Acá radica nuestro cuestionamiento, que es semejante al planteado durante el siglo XVI.
 

En concreto nuestro cuestionamiento tiene tres frentes: el teológico, el eclesiológico y el social. Desde el punto de vista estrictamente teológico nuestra iglesia no puede menos que rechazar la visión distorsionada del mensaje bíblico que presenta el mensaje de la salvación con un marcado tinte individualista y, en muchos casos, como "recompensa" o "garantía" de ciertas obras o éxitos. Como ejemplo de ello valga el así llamado evangelio "de la prosperidad," donde Dios ayuda a los que se ayudan. Creemos que el mensaje central de la justificación por la fe es reemplazado por un mensaje de justificación por las obras, aunque estas obras tengan ahora un tinte espiritual.

Desde el punto de vista eclesiológico rechazamos la visión sectaria que presentan sus propuestas de iglesia. La clave de sus mensajes muchas veces radica en esta tajante distinción entre salvos y réprobos que no hace más que alimentar una mentalidad totalizante , farisaica e intolerante. Por ello la iglesia luterana, en su artículo VIII de la Confesión de Augsburgo, rechaza las posiciones donatistas que reservaban el privilegio de pertenecer a la iglesia a aquellos considerados ritual y moralmente puros. Aunado a esto los luteranos no podemos más que cuestionar una concepción de iglesia "dispensadora" de salvación, olvidando la realidad comunitaria y social que es intrínseca al llamado del evangelio.

Por último, en el frente social y político, nuestra tradición enfatiza la vocación de servicio al cual están llamados los cristianos. Esto implica una visión de Dios que no lo encierra entre las paredes de la iglesia, sino que reconoce su accionar en todo el mundo con el cual los cristianos colaboramos. La meta no es utilizar al estado u otras instituciones para imponer una visión religiosa particular, sino participar activamente en la sociedad en la búsqueda amplia y ecuménica de estructuras y espacios que hagan más transparente la justicia y los planes de Dios para con toda su creación (humana y no humana).
 

Como palabra final debemos decir también que frente al desafío de las nuevas ofertas religiosas nuestras iglesias sienten la necesidad de revisar sus estructuras, prioridades y medios de comunicación del evangelio. La proliferación de sectas y los éxitos relativos de las campañas proselitistas indican que existe una gran demanda religiosa en nuestros pueblos que no está siendo correctamente interpretada o canalizada por nuestras iglesias. Es cierto, no todas las demandas religiosas en nuestro contexto pluralista pueden ser canalizadas por el cristianismo ecuménico; pero también es cierto que nuestros oídos parecen no estar muy sintonizados con grandes sectores de nuestro pueblo. Nuestra respuesta lejos de ser teórica, busca responder a este desafío no "en contra de", sino presentando y haciendo más accesible nuestro mensaje y forma de ser iglesia.