Dame un poquito de tu tiempo hijo querido
inevitable que el tiempo se detenga
se va acercando el final de mi existencia
ya soy un viejo y te pido me comprendas
tenme paciencia mientras Dios me de licencia.
Cuando derrame la comida en la camisa
y ya no pueda abrocharme los zapatos
ya no me insistas de comer si no tengo hambre
es natural que con el tiempo todo cambie.
Dame tu mano cuando ya no tenga fuerza,
para apoyarme hasta el final de mi destino
ahora yo soy como tu cuando eras nino
no te averguence mi vejez hijo querido.
No te molestes cuando no quiera banarme
o si repito las palabras que ya oiste
si te parezco ignorante no me olvides
eso que hoy sabes tu conmigo lo aprendiste.
Dame tu mano cuando ya no tenga fuerza,
para apoyarme hasta el final de mi destino
ahora yo soy como tu cuando eras nino
no te averguence mi vejez... hijo querido.
Moises Ramirez