día tras día, año tras año.
Y te agradezco especialmente, mamá,
por aquel increíble aroma de pan recién tostado, por las mañanas.
¡Gracias!, por dejar a tu tesoro de dos años jugar con tus posesiones más valiosas
y por no haber dicho: "Te lo dije, te lo dije", todas las veces que hubieras querido.
¡Gracias! por levantarme cada vez que necesitaba un abrazo o ver algo desde la mejor ubicación.
Lo que seguramente no ha sido nada bueno para tu espalda, mamá.
¡Gracias! por volar a rescatarme cada vez que me oías gritar: "¡Quiero a mi mamá!"
Siempre has sabido qué decir o qué callar, para hacerme sentir mejor.
¡Gracias! por tantos cálidos y amorosos abrazos.
Por qué arreglabas juguetes y corazones rotos una y otra vez, gracias mamá.
¡Gracias! por alentarme a buscar la belleza dentro de mí y a mantenerme siempre en pie.
¡Gracias! por asegurarme que podría crecer y alcanzar el éxito
en cualquier cosa que me propusiera, si creía en mí de la misma manera en que tú lo hacías.
Pero mamá, los dos sabemos que aunque nuestra relación ha sido maravillosa,
no siempre fue tranquila y perfecta.
Por que yo, que soy la alegría de tus ojos no siempre te hice reír.
¡Perdóname! por las veces que te hice enojar,
o por haber hecho que te preocuparas por mí,
y por todas las noches de insomnio que te causé.
¡Perdóname! por haberme revolcado en el barro,
después de que me hubieras puesto mi mejor ropa
y mis zapatos nuevos y por preguntar:
"¿Falta mucho?, ¡falta mucho? Cada vez que salíamos.
Discúlpame por intentar huir tantas veces del baño
y por ponerme difícil a la hora de ir al colegio
o cuando no me dejaste hacerme aquel tatuaje.
Me arrepiento de todas las ocasiones en que me puse insoportable,
especialmente, en los mejores restaurantes.
Hoy me siento mal por las veces que te desperté a las cinco de la mañana
el día de mi cumpleaños o en Navidad y por todas aquellas noches
en que no había manera de que me durmiera.
Perdóname por no haberte dado más tiempo para ti misma.
Aunque fueran unos pocos momentos tranquilos para pensar, para soñar.
Ahora comprendo a cuántas cosas renunciaste por mí.
Por que mi tiempo para jugar siempre estuvo primero que tu tiempo para descansar,
mis comidas eran más importantes que las tuyas,
y mi entrenamiento para dejar los pañales estaba absolutamente antes que nada.
Cada vez que tratabas de relajarte, yo irrumpía en tu habitación exigiendo:
"¡Mamá, me muero de hambre!"
"¡Mamá me aburro!"
"¡Mamá, no encuentro a mi mascota en ninguna parte.
Levántate y ayúdame a buscarla ahora mismo!"
Hoy comprendo cuántas cosas he logrado gracias a ti,
mamá y quisiera tener más de una vida para devolverte todo lo que me has dado.
Me mostraste un mundo lleno de amor y maravillas,
me enseñaste a encontrar mi propio camino
y me has hecho mucho más feliz de lo que puedas imaginar.
Quiero que todo el mundo lo sepa: ¡Mi mamá es la mejor mamá del Universo!
¡Gracias! mamá. ¡Gracias por todo!
Tomado del CD Reflexiones 2 de Mariano Osorio