de oblación, eso puede ser fuente de gracias innumerables. Pueden pagar con ellos los pecados, las omisiones de toda su vida y cuando ya han cancelado toda su deuda, pueden ustedes alcanzar, con su restante sufrimiento llevado con paciencia, la conversión de los pecadores empedernidos y dar gloria a Dios. Las almas salvadas, convertidas, gracias a los sufrimientos aceptados por ustedes, pueden alcanzar incluso la santidad. Cuando pesa sobre ustedes la cruz del sufrimiento – sea por causa de una enfermedad o de un sufrimiento espiritual – recuerden que no son sino peregrinos en la tierra."
fieles, donde les espera una felicidad muchísimo mayor que la que merecían debido a sus sufrimientos pacientemente sobrellevados. En un estado de felicidad que “ojo jamás vio, ni oído jamás oyó” estarán sumergidas sus almas durante toda una eternidad. Aunque la vida de uno esté llena de sufrimiento, será siempre muy corta, y se acabara pronto. Alégrense, aun cuando estén sufriendo, porque avanzan hacia una meta segura y al final del camino les espera el brazo tierno de su Madre y el amor eterno de la Santísima Trinidad."
el martirio espiritual por los pecados de los demás, y para que por medio del sacrificio de sus vidas, ofrecido con gran corazón, Dios pueda derramar ríos de su misericordia. Piensen, mis queridos hijos, que una inmensa multitud de almas pueden salvar de la eterna condenación si llevan con paciencia esa pequeña astilla de la Cruz de mi Santo Hijo, que El les ha dado, para que tomando la mano de su Madre participen ustedes también de la obra de la Redención. No pidan, hijos míos, el sufrimiento, pero acepten siempre con humilde entrega, aquello que el Señor les da."
cautivos del pecado. La cárcel, la prisión muchas veces ofrece ocasión para recuperar la verdadera libertad, la elevación del alma. Los esclavos del pecado son más dignos de compasión porque la más de las veces ni siquiera está consciente de su estado de prisioneros y no piden un libertador. La oscuridad, la ceguera del alma es más digna de compasión que todas las prisiones oscuras. A estos quisiera Yo rescatar.Como ellos no quieren liberarse para que Yo pueda salvarlos, tengo necesidad del ofrecimiento de vida de mis hijos fieles, que aceptan con paciencia los sufrimientos y pruebas, para que uniéndolas a los tesoros de mi Santo Hijo pueda Yo salvar a todos sus seres queridos y multitud de almas hasta el fin del mundo (aun a aquellas que no han nacido todavía) de la oscuridad que no tendrá fin. Entréguenme a Mi todo, hijos míos y Yo lo daré todo a mi Santo Hijo uniendo mis oraciones de intercesión, porque Yo soy la Mujer que rescato a los que están en el cautiverio del pecado”.
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