Camino del puerto de Santa María
Habita una vieja muy buena y muy santa
Muy buena y muy santa, que es la madre mía.
A pesar de sus consejos, no me quise convencer.
Tú me miras con los ojos, ella con el corazón.
Lo tuyo es capricho, pura vanidad
Lo de ella es cariño, cariño verdad.
No sé si fue tuya o fue de la suerte
O fue culpa mía por no comprenderlo
En vez de olvidarte penaba por verte.
Anda y véte de mi vera, si te quieres comparar
Con aquella vieja santa, que está ciega de llorar.
Y maldigo hasta la hora en que ho la abandoné
Ella me lleva en el alma, y tú en la imaginación
De quién fue la culpa, no quiero saberlo
Ella me lleva en el alma...