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Pequeña historia de resignación fundamentada

   

Abrió los ojos y tanteó el reloj, que creyó sonando. se sentó, y el malestar de la noche anterior estaba presente aún. Se dio vuelta y ella estaba ahí. Que mujer! ... pensó. Se volvió a acostar y se levantó dos horas después, ella había salido. Miró por la ventana y la angustia que provocaba su rencor logró lágrimas en él.

La rutina del trabajo lo agobiaba, sobre todo de día. Alguien notó algo raro pero no indagó demasiado.

-        Seguro que estás bien?

-        Si, todo bien

Organizó la tarea del día y salió a la calle, - No todos tienen esa suerte escuchó,   pero no le dio mucha importancia. En el micro-centro más ruidoso, su abstracción consistía en pequeñas historias con finales dramáticos que personificaba en los rostros que cruzaba, pero ese día no había imaginación.

Encontró un cantero en el frente de un Garage, se sentó, se cubrió la cara con fuerza como queriendo evitar que por ahí se escapara su amargura, - Porqué el amor es tan lógico cuando uno no entiende nada?.-se dijo.  La resignación  es el descanso de los inútiles. Tormento que se presenta en situaciones límite. La inseguridad es un buen escudo, pero los ingenuos se quedan atrás. El miedo a la soledad o a la ‘perdida de la rutina? (que para algunos significa seguridad) No.-contestó.

Al otro día, abrió los ojos y tanteó el reloj, que creyó sonando.

 


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