La mirada sobre los maravillosos límites de tu hermoso cuerpo. Ni mis absurdas caricias, ni mi estúpido celo hacen bien a este bello corral en ensueños que es tu arma escondida en el sátiro retorno. Yo soñé estar despierto y que el susurro de la mañana agonizaba a mi lado. Sufro la desgracia de estar vivo en cualquier sitio olvidado, olvidado como yo, como mis escritos, mi criterio y mis razones. Desesperado en mi ataúd espero el sutil cambio del viento.

Ni la muñeca roja de fracaso manchándolo todo, ni el reloj estático mueren conmigo; con el sudor invisible de mi conciencia espero descansar en movimiento, ya no más quietud, lúgubre como mi alma en tus manos. Dentro de tus maravillosos límites.

Si la sábana está manchada de miseria o las cortinas enmudecen, junto con la claridad ya ausente es mi culpa. Mi locura encerrada en tus límites maravillosos.

Creo tener entre manos la solución mágica, es un líquido atroz que recorre mis venas y ahora está saliendo para hacerme respirar por fin.

Ni la música es tan fría como este momento, ni la poesía es buena ni los relatos verdaderos. Es mi mano estirada hacia ti pidiendo ayuda; la miseria que desborda de mi ser humillando mi existencia. Dentro de tus maravillosos límites. Soy verdad en tus mentiras, tus sueños y desgracias, tus rencores y tus anhelos, que devasto como al pastizal con bronca machete en mano.