Deseo
Mi capacidad de deseo me desespera, me arruinó el alma, me degrado en morbo. Entre las sombras te dibujo en el espacio. Eso es porque te conozco. Eso es porque grabé en mi cabeza tu respiración. Tu aliento empañaba las mañanas, y guarda en el tiempo secretos que recuerdo. Te adivino ahí en la oscuridad, y divido la habitación en momentos. Vos brillaste en todos ellos. Yo brillé en vos. El deseo me atraviesa a gritos, y revivo los míos. Y si estoy mordiendo las sábanas de bronca, no debe ser bueno el deseo.
Deseo porque estoy muerto, porque vivo en el deseo.
Esa sensación es la más grafica de las expresiones del alma. La soledad es todo lo no nos animamos, por eso se nos escurren de las manos los sueños. El amor es deseo, la muerte es deseo. El abismo me hace gigante, y me desintegro en el aire. Vos sabés de lo que hablo, la resaca, las pastillas y el egoísmo. Deseo más.
Despacio, cómo me derretía en tu pechos, cómo hervían las verdades chorreadas por tu cuerpo. Te deseo en mi infinito. Desde este cuarto, el sol sólo va y viene, jamás ilumina. Desde este cuarto te deseo. La aguja que atraviesa, es el precio de mi propia realidad, es el precio del sueño, el calor del fin con sus innumerables parodias, tuyas y mías, y de ellos. Las puertas con llave, las baldosas que imagino, todo lo demás.
Aquí estoy seguro, con mi ropa blanca, con mi almuerzo en aluminio, mis anteojos y Cleo Así y todo, te deseo. Te llevo tatuada en mí, con tu velo negro, con tu arpa filosa, con lo que me queda por destino. Y con eso soy yo, en vos y en todos.
El “Desprecio imaginado” la revista joven de hoy y mi foto en la tapa. Que terriblemente mediocre me ha vuelto el amor, y su consecuente, el deseo.