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Paseando por los alrededores

las carreteras que llevan a lugares donde no vive nadie están bloqueadas.

Las carreteras están bloqueadas para los coches, pero no para las motocicletas. Las chicas buenas van al cielo. Las malas, al infierno. Y las chicas con motos rápidas van donde ellas quieren.

Esto es lo que queda de un fértil pueblo de 4.500 personas. Está a unos 50km al sur de la zona cero- el reactor.

Este anciano vive en la zona de Chernóbil. Es una de las 3.500 personas que se negaron a irse o que regresaron después del accidente en 1986. Admiro a esta gente, porque cada uno de ellos es un filósofo a su manera. Cuando les preguntas si tienen miedo, contestan que prefieren morirse en casa por la radiación, que hacerlo en un lugar extraño añorando su hogar. Comen frutas y hortalizas de sus propios huertos, beben la leche de sus vacas y afirman tener buena salud… Pero este anciano es uno de las sólo 400 personas que han sobrevivido hasta hoy. Es posible que se una pronto a los otros 3.100 vecinos que descansan eternamente en la tierra que amaban. Parece que la gente con más valor fue la primera en morir aquí. Quizá esto sea cierto en todas partes.

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