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Una historia de... Julio Verne

Julio VerneDe Verne se ha dicho que las coincidencias que narra en su obra De la Tierra a la Luna y lo que ocurrió con el Apolo XI en 1969, son más que sorprendentes. Lanzó su cohete desde la península de Florida y el módulo amerizó en el océano Pacífico. Al publicarse su obra, el matemático Bertrand y el astrónomo Pierre-Jules Janssen repasaron con sumo cuidado los cálculos de Verne para intentar demostrar su falsedad, pero eran totalmente ciertos. Julio Verne, muy detallista al documentarse, los hizo verificar por Garcet, un profesor de matemáticas del Liceo Henri IV, para no cometer el más mínimo error.
Este impresionante documento nos dará las claves para comprender sus visiones proféticas que le acompañó hasta el día de su muerte.

Tenía intuiciones y visiones extraordinarias que le desconcertaban. Este fragmento de una carta escrita a su padre lo atestigua: "Te escribí el otro día diciéndote que me vienen a la cabeza ideas que son inverosímiles, aunque en la realidad no lo son, porque todo lo que el hombre es capaz de imaginar otros hombres lo realizarán".

Sus profecías fueron innumerables y sus numerosos aciertos nos resultan hoy en día desconcertantes, sobre todo porque otros escritores contemporáneos suyos, que escribían novelas de aventuras o misterio, no fueron capaces de proponer, ni siquiera intuir, tantos adelantos tecnológicos.
En La máquina de vapor imagina la primera auto-oruga, los aparatos teledirigidos estan en La sorprendente aventura de la misión Barsac, los satélites artificiales y el cañón de largo alcance en Los quinientos millones de La begun (1879), el cine sonoro en El castillo de los Cárpatos y la bomba atómica en su novela Cara a la bandera. Más alucinante es su obra La jornada de un periodista americano en el año 2889 (1889), donde Verne dibuja un mundo con revolucionarios medios de transporte que se auxilian de máquinas tales como los aerocoches, los aero-ómnibus y los astrotrenes, los cuales han sustituido todo tipo de transportes terrestres. Las residencias de los hombres de la época son descritas de la siguiente manera: "...modernas ciudades con calles de cien metros de ancho, con casas de trescientos metros de altura, a una temperatura siempre igual...".
Otra de las grandes invenciones que nos describe trata de la existencia de grandes tubos neumáticos instalados a través de los océanos y por los cuales los hombres pueden transportarse a una velocidad de 1.500 kilómetros por hora.
En el campo tecnológico, Verne nos plantea un mundo con teléfonos incorporados a un televisor, acumuladores que generan energía de forma ilimitada, grandes proyectores que sirven para reflejar en las nubes los anuncios comerciales de las grandes compañías, presencia de máquinas que afeitan, lavan y visten a sus inquilinos; comunicaciones interplanetarias que dan como resultado el descubrimiento de un nuevo planeta (al que nombran Gandini) que se dice está más allá de la órbita de Neptuno; y donde es conducida la comida diaria de las personas a través de grandes tuberías que desembocan en la propia casa del solicitante.

Julio VerneEn su obra Robur el conquistador (1886) incluye materias plásticas y su nave volante llamada Albatros, con sus treinta y seis hélices, prefigura al primer helicóptero carguero de los EEUU.
Además se produjo un hecho curioso tanto en esta obra como en otra posterior titulada El dueño del mundo, en las cuales aparecen unas extrañas naves voladoras cuyos diseños y estructuras surgirán una década después sobrevolando algunas partes de EEUU, protagonizando una oleada que fue noticia y comentario general en casi todos los periódicos.
Precisamente en El dueño del mundo, su ortóptero anfibio es capaz de trasladarse sobre tierra, bajo las aguas y por los aires.
En Veinte mil leguas de viaje submarino (1870) hizo pasar a su Nautilus bajo los hielos del polo, como igualmente hizo en 1958 el submarino atómico estadounidense (que lleva el mismo nombre) 88 años después de haberse escrito la obra. Cuando publicó la novela, declaró: "Aunque mi libro es una obra absolutamente de la imaginación , estoy convencido de que todo lo que he escrito se realizará punto a punto".

Cuenta el escritor Frederik Pohl una anécdota en torno a la descripción del Nautilus de Julio Verne y de un vehículo capaz de surcar las profundidades marinas. Cuando se presentaron las primeras patentes de algunos componentes de los submarinos, éstas fueron denegadas porque el escritor ya las había hecho de dominio público.

Una de las pocas profecías de Verne que aún no ha sido realizada es la del Viaje al centro de la Tierra.
En el plano tecnológico casi todo está en sus obras, hasta el fax (que bautizó como "pantelégrafo") pasando por carros que utilizan como fuerza motriz la gasolina y que se mueven a través de anchas calles; trenes moviéndose a través de grandes túneles suspendidos por encima de la ciudad (similar al Metro de nuestros días); máquinas electrónicas de cómputo de gran velocidad (una descipción muy similar a las actuales calculadoras y ordenadores); dispositivos de comunicación a larga distancia que sirven para enlazar los mercados finacieros de la ciudad con las corporaciones multinacionales mundiales, un moderno sistema para atrapar ladrones, la iluminación eléctrica de Páris (en su tiempo era de gas) y el inglés como lengua dominante en los negocios, todo ello predicho en su obra póstuma Páris en el siglo XX, cuyo manuscrito se encontró casi un siglo después de haber sido escrito, en 1863. Por eso no nos puede extrañar mucho que se la haya llamado, con toda justicia, "el gran profeta del mundo moderno".

El hombre en el espacioJulio Verne hizo una síntesis de la ciencia de su tiempo y supo ver las posibilidades de la tecnología disponible en su época. Hasta influyó que el hombre habitará en las profundidades del mar y que allí podrá obtener alimentos y transformar a los delfines en perros ganaderos para los rebaños subacuáticos.
Verne disponía de una biblioteca y un completo fichero, y sus colaboradores le preparaban notas muy documentadas. Sin embargo, la sociedad que describió era la de su tiempo y son señores en levita y señoras con miriñaque los que hacen esos viajes extraordinarios.
Como sus providenciales utopías estaban tan cerca de la realidad, un buen día de 1896 una de ellas le causó algún que otro disgusto. En su novela Frente a la bandera su héroe, Thomas Roch inventa su explosivo extraordinariamente potente y el químico Eugène Turpin, al cual le debemos la melinita, creyó reconocerse en ese personaje.Interpuso un proceso contra el novelista, que fue defendido ante la justicia por otro fercviente lector suyo que se hizo su amigo, llamado Raymond Poincaré, el célebre abogado que ganó el pleito tanto en primera estancia como en el juicio de apelación.

Los elogios que recibió a lo largo de su vida fueron muy abundantes.El Papa León XIII, un lector ilustre de Julio Verne, le concedió una audiencia privada para felicitarle por el valor educativo y moral de su obra.
Fueron muchos los que se sintieron en deuda con él. El explorador francés de las regiones polares Jean-Baptiste Charcot llevaba en su barco las obras completas del escritor. El almirante estadounidense Richard Byrd, antes de volar hacia el Polo Sur confesaba: "Es Julio Verne el que me ha conducido a esta exploración". Asi mismo, Yuri Gagarin, el primer cosmonauta, y Alexei Leonov, el primer hombre en salir al espacio en escafandra en 1965 coincidieron al declarar que: "Julio Verne es el que despertó en nosotros el deseo de los vuelos interplanetarios".


Julio Verne falleció el 24 de Marzo de 1905 dejando más de ochenta libros publicados y traducidos a 112 idiomas, siendo uno de los escritores más célebres de la literatura universal.


Historias adaptó su obra Viaje al centro de la Tierra en siete programas, desde el 4 de Junio de 2000 hasta el 16 de Julio de 2000 y que proximamente podreís descargar vía Mp3.

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