El Patrono de la Cocina
Zào
Jūn
El
Zào Jūn es un personaje mítico muy celebrado en todo hogar chino
tradicional y cumple un papel muy importante en las celebraciones del Nuevo Año
Chino.
Zào significa «la estufa de la cocina» y
por lo tanto también representa a la cocina
misma. Jūn es una
palabra multivalente y, para este caso, podemos aislar el significado de
«jefe», «encargado» o «patrono» de algo.
Así, elijo traducir Zào Jūn como «el Patrono de la Cocina China»[1].
Como su nombre lo indica, es la deidad que tenía bajo su cargo todos los
aspectos idóneos a la cocina, como por ejemplo la cocción de las comidas, la
salud[2],
la paz doméstica y conyugal, la salvaguarda del hogar[3],
etc.
Es muy
usual ver que, durante el transcurso del año, los distintos miembros de la
familia presenten peticiones de diversas índoles al Zào Jūn, pero todas
estas tienen que ver con la vida doméstica de la familia. A estas peticiones de carácter doméstico se
las conoce como zào shū (灶書) o «escritos al Zào Jūn». La práctica de escribir la petición en un
estilo formal sobre un papel especial de color amarillo y luego quemarlo en el
altar mismo del Patrono de la Cocina, que se conoce como el zào xíng (灶陘).
Los chinos tradicionales piensan que, de esta forma, el Patrono de la
Cocina intercederá por ellos.
Sin embargo, las funciones que he mencionado
hasta aquí no son las únicas de este personaje.
Recordemos que las labores de preparación
para el Nuevo Año, así como las ceremonias de recepción y celebración del mismo
son de máxima importancia para los chinos tradicionales. Así, aparte de presidir y velar sobre la
cocina y mantener la armonía doméstica, cada año el Zào Jūn también tiene
la importantísima labor de ascender al mundo celestial e informar a los poderes
superiores sobre el comportamiento de cada miembro de la familia.[4] Es decir que el Zào Jūn sabe a
cabalidad cuáles son las virtudes y defectos de cada miembro de la familia.
Y es justamente esta función del Zào Jūn
la que marca uno de los ritmos más importantes de las actividades del
advenimiento del Nuevo Año.
Llegado
el vigésimo tercer día del duodécimo mes lunar[5],
es decir, en el último mes del año chino, los miembros de la familia se reúnen
para celebrar el cí zào (辭灶) o la «despedida del Patrono de la
Cocina». Esta es una ceremonia muy
pintoresca. Todos se congregan ante el
dibujo del Zào Jūn que está pegado generalmente sobre la estufa. Cada miembro de la familia ofrece reverentemente
sus ofrendas de comida y bebida, revientan petardos y elevan sus
plegarias. Muchas familias también
tienden a llevar a cabo actos de carácter propiciatorio[6]
para que el Zào Jūn entregue un mejor reporte de ellos.[7] Luego, el dibujo de este personaje es
despegado de su lugar y puesto sobre
una carreta o sobre un caballo hecho de caña y papel. A manera de una procesión, la efigie del Zào Jūn es llevada
al patio principal con gran solemnidad y ceremonia. Llegado al lugar convenido, y con mayor solemnidad y respeto aun,
el Patrono de la Cocina es incinerado ceremoniosamente sobre su caballo o su
carreta y, de esta manera, se eleva rápidamente hacia los cielos para cumplir
con su importante misión. Hecho esto
concluye la celebración del cí zào (辭灶). La
familia vuelve a la mesa donde están las viandas y las consumen con mucha
algarabía y esperanza.
En el trigésimo día del mismo mes[8],
la familia se vuelve a reunir alrededor de la estufa de la cocina. Esta vez es para recibir de vuelta al Patrono
de la Cocina y darle la gran bienvenida.
A esta ceremonia se le conoce como Yíng Zào (迎灶) o «la recepción del Zào Jūn». En esta oportunidad habrá también un gran
despliegue de suculentas comidas y
bebidas de todo tipo, y se hacen tronar los petardos. Luego de la algarabía, se revela un nuevo
dibujo del Patrono de la Cocina y se le pega sobre la estufa. Inmediatamente, se ofrecen oraciones y
plegarias para alentar su generosidad y buena voluntad durante el nuevo
año. Hecho esto, concluye la ceremonia
del Yíng Zào y la familia puede disfrutar amenamente del festín.
Ahora sólo falta despertar al día siguiente
para estar ya en el Nuevo Año.
[1] A este personaje también se le denomina Zào Wáng (灶王) o el «Rey de la Cocina», así como Zào Shén (灶神) o el «Dios de la Cocina».
[2] No hay que olvidar que la comida y la alimentación están íntimamente relacionadas con la salud física de una persona.
[3] Los chinos eran muy conscientes que cuando se trataba del fuego y del humo, siempre existía la posibilidad de un peligro constante y por ende la necesidad de tener un patrono protector como Zào Jūn.
[4] Alguien podría preguntarse,
¿y a quién va a informar el Zào Jūn?
La respuesta a esta interrogante es variada. Algunos piensan que el Patrono de la Cocina va a informar a
Tiān Lǎo Yè (天老爺) o el
regidor celestial (literalmente, el venerable [lǎo] anciano [yé]
del Cielo [tiān]). Otros,
siguiendo la tradición Daoista (道教),
aseveran que el Zào Jūn asciende a la capital celestial del Jade (Yù
Jīng, 玉京) para informar al
Emperador de Jade (Yù Huáng Dà Dì [玉皇大帝], o Yù
Dì [玉帝] en su forma abreviada),
la deidad suprema en el panteón Daoista.
Algunos amigos chinos cristianos me comentaron que ellos pensaban que
el Zào Jūn informaba al mismo Dios
Todopoderoso. La conclusión es que no
hay una respuesta única y que todo esto depende de la tradición en que esta
persona se haya educado así como su inclinación religiosa, si es que profesa
una.
[5] Para este año, esta celebración cae en
nuestro calendario el 1ro de febrero de 2005. El presagio para este día es jì (忌), es decir, un día cuya energía será mejor
canalizada absteniéndose de llevar a cabo cualquier asunto de importancia fuera
de la casa. En cuanto a las
oportunidades (yí, 宜), el augurio es que este
día no es propicio para ningún asunto que se refiera a cuestiones legales,
burocráticas o de trabajo (諸事不宜).
[6] Los chinos tradicionales
consideran el informe del Patrono de la Cocina a los poderes superiores como
algo de suma importancia. Así, muchos chinos hacen actos propiciatorios
para «influenciar» o «sobornar» a Zào
Jūn y hacer que presente algo favorable de cada miembro de la
familia. Estos actos propiciatorios se
conocen como jì zào (祭灶) o sì
zào (祀灶). Esta es una práctica común en que, aparte de
las dos ofrendas mensuales al Zào Jūn, se eleva una ofrenda especial de
miel en el último mes del año, justo
momentos antes de su partida. Esta
miel, o algo igualmente dulce y pegajoso, como, por ejemplo, melaza, puede ser
aplicada en los labios del Patrono. En
los Estados Unidos, los chinos de ultramar gustan de aplicar el maple syrup. Tal vez en el Perú sea apropiado aplicar la
melaza de algarrobo. Y ¿por qué hacen
esto? Sobre este tema, los niños me han
dado la mejor respuesta. Ellos, con la
ingenuidad de sus años, me explicaron que al darle algo dulce al Zào Jūn,
lo inducen a que informe solamente cosas buenas, dulces y positivas. La idea es que al aplicar cosas dulces en
sus labios, también se le endulza la boca y por ende sólo saldrán palabras
dulces de ella. Otros niños me dijeron
que el secreto estaba en la parte pegajosa de los dulces, ya que estos sellan los labios de Zào Jūn y de
esta manera se puede lograr que no diga
algo negativo sobre la familia. Los antropólogos
verán que aquí está entrando a tallar, de manera muy folcrórica, el principio
de analogía. Otra estratagema común es
la de ofrecerle bebidas alcohólicas para poder embriagarlo. Algo parecido a esto, es empapar el dibujo
del Zào Jūn en alcohol y quemarlo en su debido momento. Muchos chinos piensan que así Zào Jūn
estará complacido con ellos y el reporte será favorable. Y, ¿por qué hacen esto? En este caso, tuve que contentarme con la
explicación de las personas de edad, quienes con una gran sonrisa en sus
rostros, me decían que si el Zào Jūn está embriagado o empapado de
alcohol, los poderes superiores no le harán mucho caso si es que dijese algo
negativo sobre la familia.
[7]
Las
personas «piadosas» saben que para que el Zào Jūn dé un informe positivo
de ellos por mérito propio, es menester cumplir con una serie de instrucciones
que los ayuden a manifestar un comportamiento moral adecuado. Por ejemplo, uno debe de evitar la
blasfemia, la envidia y los rencores, mostrar el debido respeto hacia los
ancianos y hacia los padres de uno, cuidar debidamente su apariencia e higiene
personal, ayudar al prójimo con benevolencia, etc. Así, los piadosos no abusan de los actos propiciatorios. Ellos simplemente pondrán su ofrenda de miel
sobre la mesa ceremonial, y esperarán a que el Patrono de la Cocina eleve un
reporte positivo por mérito propio.
Esto es algo muy especial y significativo para estas personas. Lo ven como una forma de ganarse puntos kármicos
y prepararse para la otra o la siguiente vida, de acuerdo a la tradición
religiosa del creyente. Por ello, no
todos los chinos tratan de sobornar al Zào Jūn.
[8] Esta fecha equivale en nuestro calendario al
8 de febrero. El presagio para este día es jì (忌), es decir, un día cuya energía será mejor canalizada
absteniéndose de contraer matrimonio, iniciar una excavación para asentar los
cimientos, o comenzar un almacenamiento (忌嫁娶破土啟儹). En
cuanto a las oportunidades (yí, 宜), el augurio es que este día es propicio para las
ofrendas y sacrificios tanto fuera como dentro de la casa, así como para las
abluciones y baños dentro del hogar (宜祭祀沐浴).