Los movimientos
de estos días han sido dramáticos. Estados Unidos aumentó
su fuerza de ataque y la cantidad de bombardeos indiscriminado. Los resultados
de esa acción lograron que el ejército iraquí fuera debilitado
en gran manera. Aparentemente es muy difícil que puedan recuperarse para
poder enfrentar de manera efectiva al invasor. Parece ser que los pocos tanques,
baterías y baterías antiaéreas han sido destruidas. La única
defensa que tienen está en los ataques personales en las ciudades a los
cuales los americanos responden con tanques.
Hemos de reconocer el gran valor de Irak para no entregar tan fácilmente su país ha pesar de no contar con armamento para una defensa adecuada. También es de reconocerse la gran unidad nacional que no pudo quebrantarse con las intrigas norteamericanas clásicas que en otros países hubieran producido un verdadero efecto que les hubiera permitido una derrota fácil. Irak cae como los grandes, demostrando al mundo una gran dignidad como nación. Mis oraciones están con este pueblo.
Lo anterior contrasta con la cobardía de los ejércitos norteamericanos e ingleses que con tal de protegerse bombardean indiscriminadamente ciudades enteras matando gran cantidad de civiles y aterrorizando a la población en los lugares ocupados. Veo con indignación como 6 soldados americanos rompen la puerta de una pobre casa y sacan a una familia de 3 personas entre los cuales está una niña de 6 años y los obligan a arrodillarse fuera de la casa con las manos en alto mientras un soldado le apunta con su rifle a la niña en la cabeza cuya cara refleja un terror indescriptible. El mundo observa y baja la cabeza ante el miedo de enfrentarse a estos criminales.
Algo todavía peor a lo anterior es la actuación de gente de mi país en el ejército norteamericano. Es de concederse que los mexicanos vayan a Estados Unidos siguiendo un ideal de riqueza que solo las películas les ofrece. Pero es una verdadera pena verlos integrados en ese ejército y de lo cual no dudo puedan atacar a su propio país si se los pidieran.
Ahora las gentes creen que
por su fuerza serán obedecidos y se les dará la razón por
la fuerza de sus armas. George Bush, hijo, olvida que un día se presentará
delante de Dios al cual no se le puede engañar, ni intimidar, ni amenazar
y le será demandada la sangre de todas esas personas masacradas en Irak
y en otras partes. Un día ese ejército que se cree invencible se
presentará delante del Rey de reyes y le será demandada la sangre
de aquellos inocentes víctimas de los errores y no errores. Ese día
vendrá sin duda y allí saldrán a relucir las intenciones
del corazón.
Jesucristo no mandó a sus discípulos y seguidores a masacrar infieles. Quienes han hecho esto, no lo han hecho en su nombre. Dios mismo dijo: "No es con espada, ni con ejército sino con mi Espíritu". Si algunos piensan que es la voluntad de Dios que esto suceda deben de saber que el nunca apoya a criminales.
Es un trauma nacional una conquista. En México lo sabemos por experiencia. No es simplemente el hecho de haber perdido una guerra; sino la pérdida de la dignidad es lo que más pesa. Después de 500 años de la conquista de México aún padecemos los efectos sociales. Muchos mexicanos tienen una autoestima muy baja. El hecho de que gran cantidad de mexicanos se vaya a Estados Unidos y desee en gran manera convertirse en norteamericano demuestra lo anterior. Estas personas reniegan de sí mismas y de lo que son porque lo consideran algo denigrante. Afortunadamente estamos superando estos traumas pero ya ha pasado mucho tiempo. Algo similar vendrá a pasar con ese país que tendrá que someterse a los dictados de Estados Unidos. Durante el siguiente período de la invasión veremos como va a ser destruido sistemáticamente su liderazgo y su orgullo nacional hasta convertirlos en un pueblo servil. Esto a través de la represión y la propaganda masiva.
Ahora pasa lo mismo que pasaba al iniciar la Segunda Guerra Mundial. Cuando Alemania atacó el primer país los demás pensaron que su ambición se iba a detener ahí pero siguió con un segundo y luego tercer país hasta que se dieron cuenta que no se iba a detener.
A pesar de los planes del enemigo de Dios el mundo se está moviendo en la dirección que debe por la voluntad de Dios.
"Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios".