En todo el país no son pocos los profesionales universitarios que acosados por el desespero laboral recurren a una rapimoto para medio subsistir: adquiriéndola de contado, financiada o alquilada. En departamentos como el Chocó es sorprendente la expansión de este negocio, convertido en el salvavidas de la gente sin ocupación lucrativa, los que a veces alternan la moto con eventuales ocupaciones, pues, lo importante es no regresar a la casa con las manos vacías, porque mujer e hijos los esperan ansiosos.

Como se anotó al comienzo, hace mucho los sectores mencionados venían moviendo fichas ante las autoridades del ramo, a fin de sacarlos del servicio, alegando ilegalidad en su funcionamiento; pero, más que el aspecto meramente legalista del asunto, está de por medio una realidad social que no se puede desconocer así por así.

Luego, paralelo a la declaratoria de estar fuera de la normatividad en esta materia, el gobierno debió disponer mecanismos que les garanticen legitimar su trabajo, concediéndoles plazos y facilidades, así como la reglamentación y prestación del servicio.