SAMUEL CABALLERO

      

Capitulo XV: EL COMIENZO DE LA TRAGEDIA

El tiempo pasaba, y Silvia visitaba el médico de acuerdo al calendario establecido.
Era examinada para verificar que todo marchaba bien, siendo a la vez advertida que ahora que entraba al octavo mes del embarazo, debería tener más cuidado en los quehaceres del hogar, y guardar el reposo necesario.
Cierto día el elevador del edificio dejó de funcionar y tuvo que ser reparado. Al usar Silvia las escaleras para salir a la calle, dio un traspié y rodó por las mismas hasta quedar inconciente.
El manager del edificio inmediatamente llamó la ambulancia y fue llevada de emergencia al hospital.
Su médico personal fue notificado del percance y de inmediato se trasladó al hospital, no sin antes notificarle a Lautaro lo sucedido.
Al ser examinada y constatar la gravedad del caso, el médico habló con Lautaro y le explicó la necesidad de practicarle una operación cesárea para evitar complicaciones que pusieran en peligro la vida de ambos.
Silvia fue intervenida quirúrgicamente y milagrosamente el bebé no sufrió daño alguno.
En cambio Silvia no fue tan afortunada, pues además de los rasguños y contusiones que sufrió en su cuerpo, los médicos le pronosticaron: que nunca volvería a tener otro hijo.

Al despertar Silvia de la operación, preguntó por el bebé, las enfermeras lo trajeron y lo pusieron a su lado, ella lo observaba, lo acariciaba; al preguntar por su estado físico, aquellas le contestaron encontrarse en perfecto estado de salud.
Silvia dio gracias a Dios por haberla socorrido del percance, lo mismo que al bebé y por que el accidente no fue de mayores consecuencias.

Al salir del hospital, y volver a casa, todas sus atenciones eran el cuido y bienestar del niño. Acordaron con Lautaro ponerle por nombre: Lawrence Lautaro, en honor al abuelo materno y el padre.

Los años pasaban, y pronto Lawrence empezó el “kindergarten”, y después la escuela primaria. - Silvia acostumbraba llevarlo por la mañana, y recogerlo por las tardes.
Cierto día, al llegar la hora de recogerlo, el auto no funcionó, Silvia de inmediato llamó a doña Renata para que lo recogiera, la escuela esta a dos cuadras de su casa.
Lautaro vino y trató de encender el auto, al no lograrlo, abrió el tonó, limpió los cables de la acumulación de corrosivo y el auto arrancó de nuevo.
Silvia tomó el auto y fue a recoger a Lawrence, al llegar a casa de doña Renata, tocó el timbre, al no tener respuesta usó la llave que poseía y entró a la casa, llamó a doña Renata, lo mismo que a Lawrence, al no responder nadie, buscó por toda la casa sin encontrarlos.
Bastante preocupada por lo que estaba sucediendo, tomó el auto de vuelta a casa, al llegar le explicó a Lautaro lo sucedido.- Este haciendo esfuerzos por no inquietarla sobremanera, le dijo haber recibido llamada del hospital avisándole que ambos habían ingresado al mismo, ambos habían sido atropellados por un auto.
Sin perder tiempo alguno, tomaron el auto y se fueron al hospital, se identificaron con la recepcionista, luego fueron llevados a un cuarto privado, y les dijeron que el médico estaría con ellos dentro de unos minutos. El doctor llegó y les explicó lo sucedido: doña Renata había muerto en el lugar del accidente, Lawrence llegó con vida al hospital, pero a los pocos minutos falleció.
Silvia no pudo resistir el impacto de dicha noticia y se desmayó, siendo que ser internada en el hospital para observación.
Le inyectaron unos sedantes para calmarle los nervios y la hicieran dormir. Pero la infausta noticia fue demasiado para Silvia.- Sufrió un trauma mental que le hizo perder la memoria por completo.
Al siguiente día al volver en si, el médico trató de hablar con ella, pero al hacerlo notó que actuaba en una forma incoherente, no había concordancia en las preguntas que él le hacía y la respuesta que ella daba a las mismas.
Los doctores al ver lo que estaba sucediendo, asignaron un siquiatra para que la examinara; después de varias sesiones sin obtener resultados positivos, éste recomendó que se le trasladara a un hospital propio para trastornos mentales.
Al estar en el centro siquiátrico, Silvia fue sometida a una terapia mental intensiva.
Fue tratada con distintas drogas para volverla a la normalidad, pero todos los esfuerzos de los médicos fueron en vano, su caso no tenía cura.
Finalmente Silvia fue internada en un sanatorio, en donde a diario se le veía caminando de un lado a otro, con un muñeco en sus brazos, arrullándole con canciones de cuna.

Fin.

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