SAMUEL CABALLERO

      

PROLOGO

Eran los últimos días de otoño, mañanas y tardes frescas.

Cuando las hojas de los árboles toman distintos colores, hasta que el invierno las vuelve gris.

Cuando el sol rodeado de contornos dorados se oculta temprano en el horizonte, y el expirar lento de ese circulo de rojo encendido, nos incita a meditar y a la reflexión.

Pronto las lluvias llegarán y limpiaran la contaminada atmósfera.

Los ríos aumentarán sus caudales.

Por los arroyos secos el agua correrá de nuevo volviéndole la vida a la sedienta vegetación.

En las elevaciones la nieve caerá, niños y adultos acudirán a disfrutarla. Así, de estación a estación contamos los años, todo cambia, todo se extingue, la vida pasa y hacemos historia.

Aunque no a todos se les concede este privilegio, pues muchos tan pronto llegan a este mundo, por uno u otro motivo, luego se van, viviendo solamente unas pocas horas, unos pocos días, o unos pocos años.

Y nos preguntamos: ¿por qué a estos seres no se les permite disfrutar una vida más larga una vez que llegan a este planeta.?.- ¿Qué fuerza extraña lo impide?. Interrogantes llenas de misticismo difíciles de entender.

Mientras tanto nos afanamos por descifrar ese lado oscuro de la vida, que sólo nos permite detectar lo que nuestros sentidos perciben; ese lado invisible que a veces la vuelve incómoda, incomprensible.

La vida y el tiempo corren paralelos, hasta el día que tomamos el desvío que nos lleva por la ruta a cada uno asignada, por esa senda sinuosa, a veces difícil de andar, pero que debemos recorrerla por que es “nuestra ruta”, y nadie mas lo hará por nosotros.

Porque se ha llegado la hora de encontrarnos a nosotros mismos, de incursionarnos en el turbulento mar del vivir a forjar nuestro propio destino, y al lanzarnos al cumplimiento de esa odisea, unos afloran triunfantes, otros lo hacen a medias, otros, simplemente naufragan.

Pero lo importante no es siempre el triunfo; sino el esfuerzo, la determinación, el ahínco con que emprendemos dicha hazaña para seguir adelante en este mundo cotidiano.

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