JULIO QUILCHE

Por: Samuel Caballero A.

I.- OFELIA... OFELIA ...

Un día que Julio vino al pueblo, se quedó hasta tarde departiendo con unos de los trabajadores.- Un granuja, -de esos que nunca faltan en los pueblos-, y cuyo oficio es merodear los estancos y cantinas para ver quien les ofrece un trago, fue y le avisó a Mariano, que Julio se encontraba en la cantina, éste se colgó al cinto la 38 especial y se dirigió hacia dicho lugar, a enfrentarlo. Al llegar a la cantina ordenó un octavo de "caña brava", lo vació en un vaso y se lo aturugó de un sorbo, -este licor tiene que hacerle honor a la etiqueta que porta- ... decía.- El cantinero como queriendo averiguar las intenciones de aquel brabucón, quizo entablar plática, pero Mariano nomás le dio una mirada fría, indagadora, el cantinero disimuló y se puso a secar unos vasos.

Al rato Mariano ordenó otro octavo y se lo tomó igual que el anterior, hizo una pausa, con la mirada cabisbaja, mirando siempre el mostrador, al sentir que el alcohol le tocaba los primeros nervios de la masa encefálica, se dirigió hacia donde estaba Julio, y con aquella voz de "rompe cristales", le dijo a Julio que venía a matarlo, éste permaneció sereno y le dijo no entendía el poqué de su actuar, que su hija ahora estaba casada por lo civil y la iglesia, Mariano respondió: si..¾pero no salió de la casa vestida de blanco y azahares, como lo hicieron las otras hermanas, y como yo deseaba hubiera sido!. Julio respodió que las bodas de blanco, y ante altares, eran ritos eclesiásticos de significado moral únicamente, es el matrimonio civil el que cuenta en una sociedad organizada, son las leyes establecidas por los códigos las que imponen los deberes y conceden los derechos entre las personas, lo demás es cosmético, pura pantomima, satisfacciones egolatras.

Si algún día hubiera divorcio entre nosotros, Ofelia tiene derecho a la mitad de nuestras pertenencias, y el día que yo muera ella heredará todo, porque así lo estipulan las leyes civiles, de mi parte todo está en orden y no veo porqué tenemos que llegar a extremos que no benefician ni a usted, ni a mi, en ninguna forma.

Mariano no encontrando otros argumentos dijo que de todos modos lo iba a matar, y para demostrate que no soy ningún cobarde, ni traicionero, lo haremos de la forma más imparcial, pondremos las pistolas en el suelo y al contar el cantinero hasta tres, hacemos por las armas y que sobreviva el mejor. Julio le dijo que no estaba para hacer pasadas de pelicula. Mariano dijo: ¾pues si no querés morir como hombre, te mataré como a un perro!, y le propino un bofetón, al caer Julio al suelo y ver que Mariano hacía por el arma, él hizo lo mismo y ambos dispararon, Mariano recibió el plomaso de la "lugger", entre ceja y ceja, el cual le bajó la temperatura de un tajo, y cayó al suelo fulminado, congelado como un bloque de hielo.-

Julio fue herido en el pecho y sobrevió unos segundos para pronunciar las palabras: Ofelia.. Ofelia... mi hijo...mi hijo..; esto fue lo que dijo el granuja, que al no querer perderse aquella escena de pelicula del oeste, se había quedado afuera, apostado por la puerta "espiando", cerca de donde Julio se encontraba, y que después de lo sucedido se persignaba.

Al día siguiente bajo un cielo gris, y una ligera llovizna, y bajo el repicar acompasado y lento de las campanas de la iglesia, dos ataúdes desfilaban por la calle rumbo al panteón, para ser enterrados uno al lado del otro.

Mariano que nunca pudo permitir la presencia de Julio a su lado, ahora la iba a tener...y para siempre.., para que a diario se rascara la cabeza, y que nunca descansara en paz.

Ahi quedaba una viuda, esperando dar a luz a un niño que nunca conocería a su padre; y allá en la lejanía, una comuna y unos hermanos que Julio nunca volvió a ver.

Y todo por culpa de un viejo - gruñón y amargado.

Amén.

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