HISTORIA DE HONDURAS

El Escandalo del Ferrocarril

Esperando a contemplar la nueva maravilla del tren. Siglo XIX

Las esperanzas se cifraban en contar con un ferrocarril interoceánico que abriera el país al comercio internacional y alentara la inmigración desde Estados Unidos y Europa. En 1866 el gobierno de José María Medina concertó un préstamo con un banco inglés para financiar la esperanzadora empresa. La iniciativa se convirtió en un fracaso escandaloso que dejó a Honduras sumida en una millonaria deuda externa.

Fue un asunto enredado. El banco inglés se declaró en quiebra, se concertaron otros empréstitos con un banco francés, los comisionados del gobierno de Honduras, Carlos F. Gutiérrez y Víctor Herranz, al parecer desviaron fondos para su propio peculio.

Cuando el escándalo llegó al Parlamento británico los financistas alegaron que había sido cuestión de mala fortuna, porque el mismo sistema de venta de bonos para respaldar el préstamo se había seguido en similares operaciones, a lo ancho y largo del mundo influenciado por el capitalismo británico, y había sido un éxito, con excepción de la operación hondureña.

Contradecían esto numerosos tenedores de bonos en Inglaterra que protestaban porque su confianza había sido traicionada, habían invertido sin recibir nada a cambio y dada la insolvencia esgrimida por la banca, dirigieron sus reclamos al gobierno de Honduras.

Tampoco prosperaron las cosas en el ámbito nacional. Parte del préstamo que llegó al país sirvió para pagar viejas deudas, muchas de ellas con casas comerciales inglesas, en las que abundaban las facturas retrasadas, sobre todo, para la compra de armas.

Asimismo se aplicaron fondos para las necesidades del círculo gobernante. Los pocos kilómetros de línea tendidos, a partir de Puerto Cortés, costaron sangre.

La compañía constructora se distinguió por sus pésimas relaciones laborales y la revolución de turno dinamitó alguno que otro puente.

Al final de cuentas este primer contacto serio con la tecnología y el capital provenientes del mundo industrializado redundó en un aprendizaje traumático y en un desprestigio nacional.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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