HISTORIA DE HONDURAS

Manzanas de la Discordia
Los Filibusteros

Sobre el terreno la rivalidad se mantenía. El imperioso cónsul Federico Chatfield consiguió del gobierno de Carrera, a cambio de la construcción de una línea férrea que comunicara la capital con el Atlántico, la plena cesión de soberanía para la franja de Belice, que así pasaba a ser un dominio británico.

Del gobernante de Honduras, Francisco Ferrera (1841), logró que firmara un Tratado en que se reconocía al Sr. Tomás Lowry como Rey de los Misquitos. Esto se interpretó en Honduras como que el gobierno nacional acogía bajo su protección a la Mosquitia; en círculos ingleses como un reconocimiento a la autonomía misquita.
La carrera ístmica por abrir una vía de comunicación de mar a mar la ganó Colombia, cuando en 1864 se habilitó, por Panamá, el primer ferrocarril interoceánico. Panamá certificó su condición de zona de paso, que ya tenía desde la colonia.

Antes, en 1850, el Comodoro Vanderbilt, capitalista neoyorquino, había organizado la Compañía del Tránsito. En sus embarcaciones traía a los emigrantes hasta San Juan del Norte, y de ahí en barcos de menor calado remontaban el río San Juan, cruzaban el Gran Lago de Nicaragua y desembarcaban en la bahía de la Virgen.

De aquí y por una carretera macadamizada, en diligencias con los colores de su compañía llevaban a estos cienes de emigrantes hasta San Juan del Sur, para que desde tal puerto navegaran rumbo a la soñada California.

El escritor, empresario y representante consular de Estados Unidos, Ephraim George Squier, era el competidor de Chatfield. Logró que el gobierno de don Juan Lindo cediera provisionalmente, en 1849, la soberanía de la Isla del Tigre a los Estados Unidos para evitar que las reclamaciones de Chatfield, por pagos atrasados, lo indujeran a ocuparla violentamente.

En 1854 Squier firmó con el Presidente José
Trinidad Cabañas un contrato para la construcción de un ferrocarril por Honduras, que podía haberse adelantado al panameño. Pero su empresa no contó con el suficiente capital, y el morazanista Cabañas fue derrocado, en 1855, por una invasión gestada por Carrera, el dictador conservador de Guatemala.

Los filibusteros

William Walker (1824-1860). Cinco pies, cuatro pulgadas, 120 libras, médico, abogado, periodista y el más notorio filibustero (soldado de fortuna) del siglo XIX

Desde 1824 la guerra entre los liberales y conservadores nicaragüenses no se detenía. En 1856 los liberales, sintiéndose acosados, firmaron un contrato para traer rifleros mercenarios de Estados Unidos. "Free booters" les llamaban (literalmente, botas libres), pero por acá se les nombró filibusteros. William Walker, periodista y coronel, abogado y hábil escritor, estaba convencido de que el medio para salvar a la sociedad esclavista que existía en el Sur de los Estados Unidos era conquistar nuevos territorios fuera de aquella nación e imponer en ellos la esclavitud.

Al mando de su falange filibustera, Walker ayudó a los liberales a vencer a los conservadores y acto seguido prescindió de los liberales y se proclamó Presidente de Nicaragua. Para Walker los pueblos mestizos de estas repúblicas eran merecedores de la esclavitud y así lo decretó.

Los centroamericanos formaron un "Ejército Nacional" que acudió en auxilio de Nicaragua para enfrentarse a este usurpador. El Presidente hondureño Santos Guardiola envió un cuerpo expedicionario al mando del general Florencio Xatruch. Se dice que del apellido Xatruch se derivó el apelativo de "catrachos" aplicado a los hondureños. Walker fue derrotado por los centroamericanos en 1858, huyó y fue recibido en Nueva Orleans como un héroe.

La aventura de Walker no se consideró como una contravención al tratado Clayton-Bulwer porque no contó con respaldo oficial, e incluso el gobierno norteamericano lo redujo a la condición de bandolero cuando Walker cometió el imperdonable error de incautar en Nicaragua las propiedades de la Compañía del Tránsito. Esto lo enemistó con Vanderbilt y con el poderosos capitalismo del Norte de Estados Unidos.

Insistió Walker y se apareció por las Islas de la Bahía y Trujillo en 1860, donde fue capturado por una embarcación inglesa. Si se hubiera definido como ciudadano norteamericano quizás los ingleses le hubieran protegido; pero se declaró como Presidente depuesto de Nicaragua en acción de reclamar lo que le pertenecía. los ingleses lo entregaron a las autoridades hondureñas. De nada le valió su sagaz defensa jurídica, se le hizo un juicio sumario y se le fusiló en Trujillo.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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