DEPARTAMENTO DE COPAN

SANTA ROSA DE COPAN

El Pasado

Por: Armando Bonilla Gastel

Al comienzo del año lectivo de 1944, arribé por vía aérea a Santa Rosa de Copán, a través del único medio de transportarse de aquel tiempo (vía TACA). Mi vivienda por 3 años fue el ejemplar hogar de mi tío Carlos Gauggel Gastel y su esposa doña Angelina Cardona, un verdadero modelo de familia. Fueron 3 años muy bien grabados en mi memoria de juventud.

Ya de mis compañeros de colegio de esa época creo que quedan pocos, me parece que sólo el Lic. Rodolfo Rosales Abella nos acompaña, igualmente mi prima Edith Gauggel de Rodezno.

Voy a relatar la vida de Santa Rosa de Copán hace casi 60 años.

Esta era una ciudad tipo colonial, de muy irregular configuración, no habían vehículos automotores, sin embargo servía de admiración a la gente los restos de un automotor destruido, propiedad de don Juan Handal, que se había destruido bajando al aeropuerto de Miraflores, probablemente llevando partes de San Pedro Sula a Santa Rosa de Copán.

El ciudadano más prominente lo era el ingeniero Manuel Bueso Pineda (don Melo), quien con su esposa doña Lastenia Arias, de grata recordación, eran padres de mis amigos, el Ing. Héctor, el Lic. Jorge, mi eterno amigo el Dr. Luis, el Ing. Enrique, Rodolfo y su hermana Alma Luz, todos Bueso Arias. Daré rápidamente el nombre de los amigos que recuerdo además de las familias Gauggel y Bueso.

En la foto que se acompaña aparezco con los personajes políticos gobiernistas de aquel tiempo. De izquierda a derecha don Benigno Robles Mejía, gobernador político; un servidor de ustedes, sigue el profesor Emilio Castro Cruz, subdirector del Colegio, el Prof. Jesús Banegas Membreño, director del Instituto Alvaro Contreras y diputado al Congreso Nacional, el Prof. Efraín Castellanos García, director departamental de Instrucción, y finalmente el Prof. Tomás Cuéllar, alcalde municipal.

Al fondo, la flamante terminal aérea de TACA, administrada por el coronel español Antonio Sanz y Casas, todos ellos me honraron con su amistad.

Sucintamente mencionaré los nombres de algunos amigos que todavía recuerdo: La familia Medina Alvarado, al patriarca don Horacio, sus hijos, el Dr. Jesús, Dr. Héctor, el abogado Joaquín, el empresario Andrés, suegro de mi sobrino, el abogado Eduardo Gauggel Rivas, el ganadero Horacio y sus hermanas María, Mariana y Mélida. Recuerdo a mis profesores los hermanos Castellanos.

Buenos amigos míos fueron don Antonio Fernández Aguilar, empresario de la luz eléctrica, y el profesor Enrique Mejía, quien era el secretario de la Comandancia de Armas. También recuerdo al abogado Alfredo Tábora Solares, diputado al Congreso Nacional.

Personaje muy conocido en Santa Rosa de Copán, el coronel efectivo y porta lira liberal, Mariano Luna Pineda, quien con su taller de barbería situado frente a la Casa Bueno, era el autorepresentante del Zúniga–huetismo, y punto de reunión de los colorados en esa ciudad. La presencia en la barbería de don Mariano era estorbada por una docena de felinos que compartían el ancho sofá en el que se acomodaba el público, mientras esperaba la tijera de don Mariano. Esa tribu de gatos eran introducidos al atardecer por una pequeña puerta, parte de la puerta principal de la Casa Bueso y combatían por las noches las hordas de ratones que poblaban los rincones de la tienda de los Bueso.

La colonia árabe palestina estaba muy bien representada en Santa Rosa. Recuerdo a la familia Handal, con su moderno edificio en la esquina del parque, que lo compartían con mi amigo el Dr. Héctor Medina Alvarado, quien tenía un laboratorio clínico. La familia Handal la formaba don José y sus hijos Juan, Miguel, Beto, Jorge y varias hermanas. Recuerdo también a don Víctor Giacomán y su esposa doña Estrella.

A don Miguel Canahuati y su hijo Sekie, todos ellos dueños de bien surtidas tiendas. Durante los 3 años de mi permanencia en Santa Rosa hubo 3 administradores de rentas, don Marciano Montoya, el general Humberto Barnica Milla y Jacob Cerrato.

Buenos amigos míos fueron el abogado Miguel y su hermano Rafael Villamil Luna. Allí conocí al prominente médico olanchano Angel P. Vargas, igualmente al galeno Adán Cueva.

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