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Disclaimer: Esta historia está basada en los personajes de Xena: Warrior Princess, propiedad de Universal Studios y de Renaissance Pictures. El contenido de la historia es mío. Cualquier opinión o comentario envíalos a luxqfi@yahoo.com

Advertencia: Esta historia habla del amor entre dos mujeres y describe escenas de sexo lésbico, si por cualquier razón esto no va contigo o eres menor de edad busca algo más en que entretenerte.

Esta historia quiero dedicarla a alguien muy, muy especial para mí, a la mujer de mi vida, a ti EMY que me haces tan feliz y me llenas por completo, gracias amor por haber regresado a mi vida, te amo.


XENA, MI VIDA ERES TU.

Por Lux

Aquella parecía ser una tarde como cualquier otra en el pequeño poblado al que llegaron, la gente miraba con curiosidad a la extraña pareja que acababa de llegar, estaba integrada por dos hermosas mujeres que viajaban compartiendo el mismo caballo, una era alta, demasiado para una mujer, morena y con unos increíbles y fríos ojos azules, la otra era rubia, se le veía más frágil y poseía unos hermosos ojos verde mar; ambas entraron en la posada después de haber encargado el caballo al mozo de la cuadra, ocuparon una mesa del rincón tratando de pasar desapercibidas, ordenaron una abundante cena y pidieron que les prepararan una habitación con dos camas. Cenaron casi en silencio, la rubia parecía molesta con su amiga, después de cenar la chica rubia se levantó y se fue a dormir mientras la morena se acercaba al tabernero para pedir informes sobre el paradero de Cortíz y su banda, una vez que obtuvo lo que quería la morena pagó por adelantado y subió a la habitación que compartiría, como siempre con su amiga.

Xena observó a la bardo y enseguida supo que fingía dormir, en silencio se quitó la armadura y la ropa que le estorbaba, quedando sólo en una ligera camisola y se acostó, más no con la intención de dormir, sino con la intención de poner en orden sus pensamientos y sentimientos con respecto a la bardo, se acomodó en el lecho de manera que podía verla, en su mente se arremolinaban imágenes de ella que llenaban todo y lo iluminaban, Xena suspiró con pesar, la amaba, si, la amaba más a que a nadie en este mundo, más que a la propia vida, nada podía haber en su vida más importante que ella, tan sólo deseaba poder decírselo, tener el valor suficiente para confesarle cuanto la amaba, que todo lo que hacía era por ella y para ella, que Xena tan sólo soñaba con poder hacerla feliz, pero era casi imposible decírselo, no sabía como iba a tomarlo la bardo, no sabía que respuesta podía esperar, no quería perderla, tenía terror de perderla si confesaba sus sentimientos, las lágrimas resbalaron por el hermoso rostro de la morena, un inmenso dolor invadió su ser, sufría por amar a Gabrielle en silencio, poco a poco el cansancio y las emociones la vencieron y calló en un ligero pero reparador sueño.

Gabrielle podía sentir la mirada de Xena sobre sí, sabía que la observaba pero no quiso hablar con ella en ese momento, era mejor esperar y aclarar todo en su mente primero, ella sabía desde hace mucho que lo suyo por la guerrera era más que amistad, era amor, un amor que debía callar por el miedo a perderla si se lo decía, Gabrielle sabía que Xena era el amor de su vida, en el cuerpo que estuviera, no importaba, eran almas gemelas, sin embargo no estaba muy segura de que Xena lo supiera así, sabía que la morena la quería, pero sabía que amar y querer nunca es lo mismo, sin embargo eso no le importaba, lo único que le importaba era estar con ella, compartirlo todo con ella, pero todo tiene un límite y Gabrielle ya estaba llegando al suyo, no podía seguir al lado de Xena viendo como ella exponía su vida a cada instante, por que sabía que si algo llegara a pasarle a Xena, ella no podría seguir viviendo sin ella, por que sabía que sin Xena nada valía la pena, ni siquiera vivir, por que sabía que la muerte era preferible al dolor de no tenerla junto a ella; era una situación bastante tensa el vivir así, por ello la bardo tomó la decisión de alejarse de Xena, no podía ver que Xena se arriesgara así, no podría soportar verla morir, y de todas maneras si la guerrera no la amaba poco le afectaría su partida, es más, hasta beneficiosa le resultaría ya que sin Gabrielle a su lado Xena no tendría que preocuparse por ella, y ella, bueno, ella se acostumbraría a estar sin la morena, seguiría amándola en silencio, la única diferencia es que ya no estaría a su lado, la bardo lloró amargamente y en silencio su derrota, jamás se había sentido tan sola como en aquel instante.

A la mañana siguiente Xena despertó a la bardo con un suave sacudir de hombros, ésta se levanto en silencio y con la mirada perdida, la morena se dijo a sí misma que algo raro pasaba con la rubia, en silencio bajaron y tomaron un ligero desayuno, salieron y fueron en busca de Argo, Xena montó en la yegua y al momento de dar la mano a Gabrielle para ayudarla a montar se dio cuenta de que la rubia iba a dejarla, de que había decidido separarse de ella, la miró fijamente a los ojos y pudo por un mínimo instante ver todo el amor que la bardo sentía por ella, pero en seguida ese amor fue opacado por una infinita tristeza, por un profundo dolor que inundó los verdes ojos de la bardo

  -          No Xena, esta vez no puedo ir contigo.

-          Pero Gabrielle....

-          Lo siento Xena, pero ya no puedo seguir así, ya me cansé de verte arriesgar la vida de esta manera, es como si buscaras la muerte en cada batalla y no puedo soportarlo más, creo que es mejor separarnos, estaremos mejor así.

-          Bien Gabrielle, si es lo que has decidido no puedo hacer otra cosa más que decirte que te quiero, que eres mi mejor amiga y desearte mucha suerte para lo que sea que hallas decidido hacer.

-          Gracias Xena, lo mismo te digo.

La bardo se alejo lentamente en dirección contraria a la que la morena se dirigía, las lágrimas quemaban su rostro, no quiso volver la vista atrás, sabía que si lo hacía iría corriendo en busca de su amada, y no quería seguir con eso, por ello no vio que Xena lloraba su partida, no pudo ver los profundos ojos azules de la guerrera inundarse ante el dolor de verla partir y alejarse para siempre de su vida.

Xena decidió seguir adelante con sus planes, sola, iría por Cortíz y le haría pagar por todas las vidas que había arrebatado, cabalgó durante toda la noche hasta el pueblo donde aquel malvado ser se había autonombrado rey, Xena sentía un enorme vacío en su interior, ahora ya nada importaba, ella no estaba a su lado y no regresaría jamás, así que Xena podía morir en aquel mismo instante, su vida ya no valía nada sin ella.

Xena penetro en el castillo por una de las ventanas, sin importarle nada avanzó dejando a su paso los cuerpos de aquellos que se atrevían a querer detenerla, llegó a la habitación del rey y sin la menor consideración hundió su espada hasta el mango en el cuerpo de aquel que había matado a su hermano, en seguida se vio rodeada por soldados que intentaron en vano evitar la muerte de su rey, Xena pudo haber peleado y escapado con bien de aquella situación, pero ya no quería luchar más, ya no importaba salir con vida de ahí, ya nadie esperaba su regreso.

Ella se encontraba en un frío y húmedo calabozo, sus manos y pies estaban encadenados, los soldados que la habían encadenado la habían golpeado hasta hartarse, ¿qué como llegó ahí?, la respuesta era muy simple, se había dejado vencer; Xena había decidido dejar de luchar, ya nada importaba, sólo quería morir, así lo quiso desde que la viera partir, desde que la sintió alejarse, ella podría soportar todo menos estar alejada de aquella chica que le había robado el corazón, cuando ella se fue un dolor inmediato invadió todo su ser, haciéndole ver cuan importante era Gabrielle para ella, haciéndole ver que callar su amor por ella había sido el más caro error que había cometido, pero ahora ya era demasiado tarde, ella se había marchado harta de temer por su vida y la propia, Xena se dejo invadir por la tristeza, la melancolía y el arrepentimiento y se sumergió en un estado de aletargamiento en el que apenas era consciente de si misma, ya no le importaba lo demás, por su mente tan sólo se repetían una y otra vez las imágenes de sus recuerdos junto a ella, sus sonrisas, sus abrazos, sus enojos, todo estaba ahí y se repetía solo para ella una y otra vez. 

Gabrielle ahora vagaba sin rumbo, no sabía que hacer, el viajar sola no era tan gratificante como ella había creído, se sentía más sola que nunca, no podía dejar de pensar en Xena, no podía sacarla de su mente, sabía que había tomado la decisión correcta, pero aún así no podía evitar sentirse vacía sin la compañía de la guerrera, mientras caminaba trajo a su mente los miles de recuerdos de los momentos felices vividos junto a ella, de los momentos dolorosos y tristes en que se habían consolado mutuamente; las lágrimas rodaban por el rostro de Gabrielle y mojaban la tierra del camino.

Gabrielle llevaba una semana vagando por allí, visitando pueblo tras pueblo, cuando decidió ir hacia tierras amazonas y luego hacia Poteida, su pueblo natal y visitar a sus padres y a su hermana, dirigió sus pasos hacia territorio amazón, ahora más que nunca deseaba sentir que pertenecía a algún lugar, que tenía amigos con quienes podía sincerarse, caminó durante todo el día y al atardecer ya pisaba tierra amazona, al llegar a un claro del bosque se encontró rodeada por una docena de guerreras que al reconocerla se arrodillaron ante su reina, enseguida fue conducida hasta donde se encontraba Ephiny, su gran amiga, esta la recibió con gran sorpresa y emoción, sin embargo no pudo dejar de notar la tristeza de su reina, aquella noche hubo un gran festejo para dar la bienvenida a Gabrielle,  donde todas la guerreras amazonas preguntaron a su reina por Xena, y ella simplemente contestó que no sabía donde estaba, lo que causó extrañeza en las amazonas; ya entrada la noche Gabrielle aceptó compartir la choza de Ephiny, ambas se acostaron y enseguida Ephiny preguntó

  -       Gabrielle?

-          Si, Ephiny?

-          Me contarás que ha pasado?, Por qué te has alejado de ella si la amas tanto?

-          Es sólo que ya me cansé de verla arriesgarse de esa manera, es como si no le importara nada, ni su propia vida, ya me cansé de no saber si sobrevivirá para la siguiente batalla o no, de vivir con el temor de no volverla a ver con vida, es demasiado dolor el vivir en la incertidumbre de mi vida junto a ella

-          Pero Gabrielle, tu la amas demasiado, sabes que no puedes vivir sin ella

-          Lo sé amiga pero debo hacer al menos el intento

-          Y ella?, Has pensado en ella?

-          Ella?, Ella ni siquiera debe haberse afectado por mi partida

-          Gabrielle, no sabes lo que dices, ella te ama, tanto como tu a ella

-          Si así fuera Ephiny, no me hubiera dejado alejarme, me lo hubiera dicho

-          Y no crees que quizá ella está igual de asustada que tu?, píensalo bien Gabrielle, por que quizá jamás vuelvas a saber de ella

  Esa noche Gabrielle no durmió, al día siguiente partiría hacia Poteida.

Al llegar a su casa su familia la recibió muy calurosamente, tenían años de no verla, desde que decidió irse con Xena; no pudo evitar las preguntas acerca de la guerrera y las razones por las que se habían separado, contestó a ellas con evasivas diciendo sólo que la había dejado por que se había hartado de llevar una vida sin rumbo, siempre metida en batallas. La vida en Poteida resulto ser de lo más aburrida para la bardo, tanto que ya estaba decidida a irse, preparo todo para marcharse a la mañana siguiente, no diría nada a nadie tan solo se marcharía así como había llegado, sus planes se frustrarían cuando esa misma noche llegó al pueblo el rumor de que Xena había sido capturada y muerta, no podía creer lo que estaba escuchando, se acerco a la gente y pidió informes, todo lo que pudo saber fue que Xena había ido en busca de Cortíz y había logrado matarlo, siendo sometida casi enseguida por los soldados del rey, las suposiciones eran que la Princesa Guerrera estaba muerta.

Gabrielle partió al día siguiente como lo había planeado, pero no para seguir viajando, tenía que averiguar la verdad acerca de la muerte de Xena, no podía estar muerta, si así fuera ella lo sabría, en su interior la bardo sabía que ella seguía viva, podía sentirlo; decidió ir en busca de Hércules, seguramente el le ayudaría a localizar a Xena y a rescatarla si es que estaba viva, siguió su camino hacia Atenas, faltaba poco para llegar a Atenas cuando Gabrielle decidió detenerse en un pueblo a la orilla del camino, para su sorpresa ahí se encontró con Hércules y Yolaus, y tras explicarles brevemente que era lo que quería supo que contaba con su ayuda

  -          Gabrielle….. sé cuan importante es esto para ti, pero necesitamos tomar las cosas con calma y diseñar un plan de ataque

-          Lo sé Hércules, es por ello que pido tu ayuda y la de Yolaus

-          Y cuentas con ella – terció Yolaus

-          Bien eso no está a discusión, pero lo que me gustaría saber es como lograremos rescatar a Xena, necesitaremos de la ayuda de alguien más, alguien a quien tu conoces Gabrielle……. Autholycus y Joxer

-          Creo saber para que puede servirnos Autholycus, pero Joxer…..

-          Eso ya lo verás Gabrielle, tu deja todo en mis manos, si Xena está viva pronto estará con nosotros de nuevo.

      Los tres emprendieron el camino en busca de sus amigos, vagaron durante tres días visitando cuanto pueblo había en el camino hasta que finalmente se encontraron con Autolycus, a este le extraño verlos a los tres juntos .

  -          Vaya, la élite guerrera reunida, aunque me pregunto por que no estará aquí su Princesa

-          De eso precisamente queremos hablarte Autholycus – dijo Gabrielle

-          Bien preciosa, te escucho

-          Bueno, verás………Xena ha sido capturada y necesitamos rescatarla

-          Mmmm……Xena capturada; bueno pequeña, por lo que sé si Xena realmente quisiera estar libre así sería, así que dime que te hace suponer que quiere ser rescatada

-          Lo sé Autholycus, sólo lo sé, a demás si se dejo atrapar, me temo que fue culpa mía

-          Bien, pero no veo de que forma pueda ser de utilidad

-          Autholycus, tú eres el rey de los ladrones, amo del disfraz y no hay cerradura que se te resista, por eso te necesitamos, Xena te necesita – explico Hércules

-          Bueno, si lo pones de esa forma, creo que tienes razón, los ayudaré si me explican cual es su plan

-          Bien, es algo sencillo, se trata de lograr el acceso al castillo que era de Cortíz, tu te encargarás de ello, Joxer será la distracción y nosotros tres nos encargaremos del rescate

-          Vaya amigo, puesto de esa forma parecería un juego de niños, más no lo es, pero en fin, creo que puede dar resultado

Acto seguido se pusieron en marcha para encontrar a Joxer, y tras explicarle el plan se pusieron en camino para liberar a la Princesa guerrera.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    Ya Habían transcurrido tres semanas desde que Xena había sido capturada, su estado era deplorable, estaba al borde de la muerte y no reaccionaba ante nada, seguía sumida en sus recuerdos, de pronto en su mente algo llamó su atención, era la voz de Gabrielle llamándola, gritando su nombre, la escuchaba muy, muy lejos, de pronto sintió una mano que levantaba su rostro, ella reconoció de inmediato el contacto de esa piel, tersa y suave, esas manos la habían tocado miles de veces, era ella, ella estaba de regreso, Xena de inmediato regreso de donde su dolor la había llevado, ahora recordaba todo, quedos sollozos inundaron a la guerrera, en ese instante cuatro figuras más aparecieron junto a ellas, en seguida los reconoció, eran aquellos quienes realmente eran sus amigos, Hércules, Yolaus, Autholycus y Joxer, en seguida el golpe de una espada cortó las cadenas que la aprisionaban y unos fuertes brazos la levantaron, en ese momento perdió el conocimiento.

Gabrielle permanecía observando como el pecho de aquella mujer subía y bajaba rítmicamente mientras respiraba, ella la conocía a la perfección, más que así misma y desde el primer momento en que la vio, en un segundo evocó esa imagen dentro de su mente, la vio venir en su ayuda sin importarle quien era ni de donde venía, en el instante mismo en que la vio por primera vez supo que no podría olvidarla nunca, lo supo con la certeza de no temer a lo desconocido, ahora la miraba ahí recostada y casi al borde de la muerte y no podía evitar reprocharse el haberla abandonada cuando más la necesitaba, el haberla alejado de su vida si no sabía vivir sin ella, el nunca haber reunido el coraje suficiente para decirle que la amaba con toda el alma, desde el primer momento que la vio, que su vida sin ella era poco menos que nada, que ese puro sentimiento que la inundaba  se había fortalecido con los años; ahora se daba cuenta de que el haberse alejado de ella sólo había contribuido a amarla más, con más intensidad, pero ya nada podía hacer, sólo prometerse a si misma que cuando se recuperara y estuviera bien de nuevo, cuando volviera a ser la de antes pondría las cosas en claro, le diría la verdad, ya no importaba lo que pudiera pasar, no podía callar más.

Gabrielle sabía que algo perturbaba el sueño de Xena, se revolvía inquieta bajo las mantas y no dejaba de intentar hablar, un gesto de infinito dolor atravesaba su bello rostro, trató de calmarla como ella lo había hecho tantas veces antes, hablándole suavemente y acariciando su cabello, al principio no funcionó muy bien pero poco a poco fue surtiendo efecto hasta que la morena logró tranquilizarse, la rubia se preguntaba que sería aquello que atormentaba a su amiga, al amor de su vida, permaneció sentada en la cama junta a ella, velando su sueño hasta que poco a poco el cansancio la venció y como tantas otras veces se recostó a su lado dejando que el sueño la venciera.

Unos suaves golpes en la puerta la despertaron, contra su costumbre había evitado caer en un sueño profundo, quería detectar cualquier cambio en Xena, se levantó y abrió la puerta encontrándose con Hércules

- Hola Gabrielle, buenos días

- Hola Hércules, ¿qué tal pasaron la noche?

- Bastante bien, tu sabes escuchando las fantasías de Joxer

- Si, lo sé

- ¿Y cómo sigue ella?

- Pues sigue profundamente dormida, no ha despertado y no da muestras de querer hacerlo, ya me esta preocupando

- Vamos Gabrielle, ella es fuerte y se repondrá, sólo dale tiempo, he venido para quedarme con ella mientras tú bajas a comer algo

- Gracias Hércules, pero preferiría que me subieras un poco de comida, no quiero separarme de ella

- Gabrielle....tu la amas ¿verdad?

- ¿Acaso es tan obvio?

- Lo es y lo fue desde que las vi juntas por primera vez, no temas, ella también te ama

- Dioses!!! Si tan sólo fuera cierto

- Lo es Gabrielle, confía en mi, cualquiera te dirá lo mismo, las únicas que no han querido darse cuenta de ello son ustedes mismas; me voy, enseguida te traigo algo de comer

Y sin más Hércules se alejó dejando a Gabriel totalmente desconcertada, la rubia no sabía si creer en lo que él había dicho, no podía creer que fuera cierto, y si lo era quería decir que tanto sufrimiento había sido en vano, de pronto se sintió presa de una inmensa alegría mezclada con un profundo miedo, decidió que el tiempo le daría oportunidad de comprobar si Xena sentía algo por ella; se acercó de nuevo a la cama y tomó una de las manos de la guerrera entre las suyas, la llevó hasta sus labios y depositó en ella un suave beso haciéndole la promesa de amarla por siempre, de no volver a abandonarla nunca, de hacerla feliz si ella se lo permitía; tan concentrada estaba la bardo en sus pensamientos que no se dio cuenta que Xena había despertado y escuchado todo, la sorpresa de Gabrielle fue enorme cuando la escucho decir

          Yo también prometo amarte por toda la eternidad Gabrielle

        Xena!!!! Has despertado.....

        Si Gabrielle he vuelto

        ¿Pero es verdad que me amas?

        Si Gabrielle, tanto como tu me amas a mí, por que tu me amas ¿cierto?

        Si Xena te amo, y te he amado desde el primer momento que te vi, te he amado aún antes de conocerte, y todos estos años que he pasado a tu lado sólo han servido para amarte más, por eso me alejé de ti, ya no podía seguir con esto, con la duda de no saber si me correspondías o no, con el miedo a decirte lo que siento por ti, con el miedo a perderte si habría mi corazón, y ahora veo que todo fue un grave error, que jamás debí de haberme alejado de ti por que no sé existir sin ti, por que mi vida no es nada si no estoy contigo, ahora puedo ver que nos hice más daño al quedarme callada.

        Gabrielle, por favor, no toda la culpa es tuya, si yo no hubiera callado mis sentimientos por ti esto no habría pasado, si no hubiera temido perderte jamás te habría perdido como te perdí

        Xena tu no me has perdido, sigo aquí, a tu lado, y así quiero seguir siempre

        ¿Estás segura Gabrielle?

        Si Xena, eso es lo que quiero por que te amo

        Entonces así será amor mío, te amo

Gabrielle acerca su rostro al de su amada para recibir el más dulce de los besos, un beso lleno de ternura y amor infinito que sella su compromiso de amarse durante toda la eternidad, en esos momentos su demostración de amor se ve interrumpida por Hércules quien entra con una bandeja de comida para ellas

  -          Vaya, veo que ya han arreglado sus diferencias

-          Si Hércules, así es – contesta la rubia

-          Hércules amigo – es todo lo que atina a decir Xena

-          Bueno chicas yo las dejo solas supongo que aún tienen mucho por aclarar

Una vez que el semidiós sale de la habitación las miradas de ambas mujeres se encuentran, no hacen falta las palabras para expresarse todo el amor que se tienen, lentamente unen sus bocas en un profundo y apasionado beso, lentamente Xena atrae a su bardo hacia el lecho y la recuesta para posarse sobre ella y besarla una vez más demostrándole todo el amor que siente por ella, con asombro se da cuenta de que está desnuda y comienza a desnudar a Gabrielle, contempla su hermoso cuerpo debajo de ella, con manos ávidas de ella la acaricia recorriéndola de arriba abajo, su boca continua besando la boca de la rubia, lentamente besa su rostro, su cuelo y sus hombros bajando por su pecho hasta encontrar uno de los pezones de la joven y besarlo con delicadeza, lenta y delicadamente lo acaricia con la lengua haciendo que Gabrielle se estremezca de placer, con un suave y delicado movimiento toma el pezón de la chica entre sus dientes haciendo que esta grite por el placer de la nueva caricia, lentamente comienza a succionar a un ritmo acompasado haciendo que Gabrielle respire entrecortadamente y de su garganta salgan profundos gemidos de pasión, las manos de Gabrielle acarician la espalda de Xena, se enredan en su cabello y acarician sus hombros, la guerrera acaricia los muslos de la bardo encontrando un suave y húmedo tesoro entre ellos, lentamente comienza a acariciarlo haciendo que Gabrielle suspire, lentamente Xena comienza a bajar su boca por el abdomen de su amada, haciendo que esta se anticipe al placer, lentamente llega al centro del placer de la bardo y lo acaricia suavemente con su lengua, la rubia se tensa ante esta extraña pero deliciosa intromisión, Xena introduce su lengua en Gabrielle lentamente, aumentando su ritmo conforme la bardo se lo pide, Gabrielle suspira y gime de placer ante las caricias de su amor, mueve las caderas cada vez más rápido, Xena entra con su lengua una y otra vez hasta que la rubia estalla en un remolino de placer, Xena se coloca junto a ella y besa tiernamente sus labios, poco a poco Gabrielle se recupera y mira a Xena directo a los ojos, puede ver el amor en el azul de sus profundidades, lentamente se acerca a Xena y besa su boca acariciando sus costados y su espalda, lentamente desliza sus manos hacia el pecho de la guerrera hasta encontrar los pezones erectos de deseo, lentamente los acaricia con las palmas de las manos, haciendo que Xena suspire de placer, la boca de la bardo recorre el rostro de Xena, su cuello y baja lentamente buscando uno de los pezones de la guerrera, lo toma entre sus labios succionando lentamente, proporcionándole el más dulce de los placeres, la bardo succiona cada vez más fuerte haciendo que Xena grite su nombre, lentamente comienza a bajar por el abdomen de la guerrera trazando húmedos círculos de fuego en su piel, lentamente desciende hasta encontrar el néctar de los dioses entre los muslos de la guerrera, Gabrielle describe círculos de fuego dentro de Xena y comienza a entra y salir de ella suavemente acelerando sus movimientos al compás de las caderas de la morena, Xena se deja llevar hasta el límite del placer y estalla en el más intenso de los orgasmos gritando el nombre de su amada, Gabrielle se acomoda sobre la guerrera besándola nuevamente, demostrándole con cada contacto cuanto la ama, ambas están agotadas y caen en un profundo sueño, la noche las sorprende abrazadas.

A la mañana siguiente ambas salen de la habitación para reunirse con sus amigos, todos están felices por tener de regreso a Xena y más aún al verla tan feliz al lado de Gabrielle, ahora saben que jamás podrán separarse

  -          Hola chicas es un placer verlas juntas de nuevo –dice Yolaus

-          Gracias Yolaus a mí también me da gusto verte –responde Xena

-          Vaya, vaya, vaya, la Princesa Guerrera ha vuelto a ser ella misma, para beneplácito mío, claro está!

-          Autolycus, siempre es un placer tenerte cerca Rey de los Ladrones

-          Hola Xena, veo que finalmente me has robado a Gabrielle, eh?

-          Joxer!!!! Yo jamás fui tuya

-          Lo sé, lo sé, pero nada pierdo con soñar, cierto Xena?

-          Así es Joxer, sólo puedes soñar por que Gabrielle es sólo mía, no es así amor mío?

-          Si Xena así es, soy tuya, te pertenezco por completo

-          Bueno amigos no es que no me gusten las cursilerías pero creo que ya debemos marcharnos

-          Si Hércules tienes razón, tan sólo antes de que cada uno de nosotros tome su propio camino deseo agradecerles todo lo que han hecho por mí, por nosotras, por haber ayudado a Gabrielle a rescatarme, y por haber ayudado a reunirme con ella de nuevo

-          Xena, creo que hablo por todos al decir que no hay nada que agradecer, que ha sido un placer haber intervenido para salvarte y reunirte de nuevo con ella – dice Hércules

-          Gracias amigos, pero antes de que se marchen me gustaría saber como es que supieron sacarme de donde estaba

-          Bueno – comenzó a narrar Hércules – pues el plan fue idea de Gabrielle, yo contacté a Autholycus y a Joxer, Autolycus averiguó donde estabas y la forma de entrar ahí, Joxer fue la distracción y Gabrielle, Yolaus y yo fuimos la fuerza necesaria para entrar y sacarte

-          Vaya, veo que hicieron un excelente trabajo, gracias de nuevo

-          Fue un placer Xena- contestaron todos los demás al mismo tiempo

Xena abraza a Gabrielle por la cintura y ambas observan alejarse a sus amigos, se quedan así hasta verlos perderse en el horizonte, finalmente ellas también deciden emprender el camino hacia su felicidad, Xena monta en Argo y ayuda a subir a Gabrielle colocándola delante de ella como tantas veces antes, pero ahora con la certeza de que aquella fina y delicada mujer que cabalga entre sus brazos le pertenece por completo, que nada ni nadie podrá separarlas jamás gracias al amor tan grande y puro que existe entre ellas.


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