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Disclaimers: Los personajes Xena  y Gabrielle son propiedad de mca universal/studios usa y Renaissance Pictures.

Este relato no pretende infringir ningún derecho, ni se persigue ánimo de lucro.


Censura: Esta historia apoya el subtexto, Si no eres mayor de 18 años, por favor no lo leas y si quieres hacerlo piensalo mejor.

 Comentarios y criticas  rosario1996@hotmail.com


ATARDECER

De Huitzi

 Después de la batalla final, donde todos sabemos que Xena muere y Gabrielle lleva sus cenizas a Amphipolis, ella inicia una dura batalla contra la soledad.

 G: Es de día y todavía no puedo creer que ya te fuiste, apenas ayer tenia la esperanza de que vivieras y ahora ya no tengo nada, absolutamente nada. Sé que tú lo decidiste de esta forma, que para ti era la correcta y no pensaste en mi, me dejaste una vez mas, me quede atrás y  mi única salida es la muerte, pero creo que no soy  fuerte para  hacerlo por mi misma, así que se lo dejo al destino, al cruel destino que me dejó sin ti.

 

Todos los días que Gabrielle pasó en el barco, se la pasaba de un lado para el otro, tratando inútilmente de olvidar, realizaba ejercicios extenuantes que le causaran dolor para poder bloquear su mente y así en la noche, caer rendida y poder dormir. Mientras Xena observaba apresumbrada se daba cuenta que esto era demasiado para Gabrielle, pero era ya muy tarde. Los marineros solo se limitaban a observar todo el dolor que esta mujer llevaba a cuestas y guardaban silencio, de vez en cuando la retaban a duelo para que ella se ejercitara, pero ninguno de los marineros era contendiente para ella. La noche anterior antes de llegar a puerto, en sueños y al igual que todas las noches, Gabrielle estaba sentada en una piedra mirando el atardecer junto a Xena, como en aquel ultimo día.

 

G: Parece ser que la única forma de olvidarte es esta, olvidarme a mi misma y después de todo que quedará de mí?, Xena, no me conformo solo con verte en sueños y esto me hace mucho daño.

X: Lo sé, pero no he tenido ninguna otra oportunidad de hablar contigo.

G: Creo que así es.

X: Debes de entender que fue lo mejor, no te dejes caer, lucha, hazlo por mí.

G: Quieres que lo haga por ti? Si tu ya no estas, solo estoy yo, date cuenta, sólo yo.

X: Por favor Gabrielle me lastima tu dolor tanto o más que a ti, ahora sé que todo fue un fatal error, pero ya no puedo hacer nada.

G: Cuál fue tu error? El que yo estuviera mucho tiempo junto a ti o el que me dijeras antes de morir que me amabas? Hubiera preferido que nunca lo hubieras dicho, que dijeras cualquier otra cosa.

X: Ninguno fue un error y si lo dije fue porque eres lo mejor que tuve en mi vida.

G: Lo mejor?

Por primera vez desde que iniciaron la platica, Gabrielle la ve a los ojos, tan azules tan profundos.

X: Sí, lo más hermoso que me pudo ocurrir.

G: Xena, por qué continuas con eso del amor? Quien ama de verdad, lucha siempre por estar junto a la persona que ama, para cuidarla, sentirla y no solo en sueño, para que te quiero en un sueño dime para que.

X: Lo siento

Mientras decía lo anterior una lagrima rodó por su mejilla. Gabrielle se le acercó y secó la lagrima con su dedo y posteriormente se lo llevó a sus labios.

G: Ves? Todo es un sueño, tu lagrima no sabe a nada. No puedo sentirte, no puedo.

X: Gabrielle, debes comprender que todo fue para salvar todas las almas que había perdido.

Hubo un silencio profundo, mientras que se escuchaba el ruido de una cascada cerca, que significaba lo que realmente sentían en ese momento. Xena lloraba por Gabrielle y Gabrielle por ella.

G: Mi corazón no lo entiende, de verdad. Quieres que diga que tienes razón, que qué bueno que lo hiciste? Ahora tú estas muerta Xena y yo estoy aquí sola, no lo ves?.

X: Tu sabes que no estas sola, siempre estoy cerca de ti, todos los días he visto tu sufrimiento y me duele tanto.

G: Ese es mi consuelo verdad? Saber que tu espíritu esta cerca de mí, que bueno por mí.

X: Gabrielle no es así.

G: No?  Entonces? Sabes? Rompiste todas mis ilusiones, que hasta en mis sueños continúas haciéndome daño, o me lo hago yo?.

La mañana sorprendió a Gabrielle aferrada a una  almohada, como si fuera un salvavidas o más bien, parecía que estaba abrazando a alguien.

G: Dios, un día mas sin ella, doy vueltas en mi habitación y todavía no sé si es real, que me pasa? Cuánto tiempo durará este sufrimiento?.

Se escuchó el grito del marinero, “Tierra! Tierra a la vista!”. Gabrielle se encaminó a la cubierta con pasos cortos como si no hubiera querido llegar nunca, al parecer ya había tomado una decisión y sabiendo que Xena la escuchaba, dijo:

G: Xena, he decido que hasta hoy lloraré tu muerte, el mar se quedará con todas mis lagrimas tan saladas como él y será testigo de lo que te digo: no mas lágrimas, no mas ruegos, ni oraciones... ahora me toca vivir todo lo que no pude por seguirte, por lo pronto cuando  mis pies toquen tierra tu te quedarás atrás así como tu me dejaste, porque no quiero ni voy a hablarte, a excepción de mis sueños de donde todavía eres parte, pero también de ellos te sacaré y sabes? tengo muchos planes, pero antes de que baje te voy a decir que tú eras mi todo, solo vivía para ti, eras mi mas grande anhelo, todos los días eran excepcionales solo por estar contigo, en el día esperaba cada noche para sentir tu calor cerca de mí  y en las noches soñaba que era de día para verte, en un circulo perfecto de amor, si Xena de amor, de todo el amor que hiciste florecer en mi. Estaba llena, plenamente satisfecha solo con olerte, verte y de vez en cuando sentirte, que más felicidad quería? Nada, no necesitaba mas, Xena, mi amor, mi más grande amor, gracias por todo pero como tú lo dijiste todo es por la paz, por mi paz. Ahora, mi amor se queda contigo en mis sueños, solo en ellos Xena, solo en mis sueños.

Esta era la sentencia final del amor de ambas, lo anterior hizo que Xena se quedara muda, cuando intentó hablarle, ya no pudo. Gabrielle bajaba del barco y al parecer la barrera que Gabrielle había puesto era muy fuerte, así que de ahora en adelante solo podría verla sin hablarle. Gabrielle al tocar tierra se estiró un poco, observó el puerto y se dirigió a una posada.

G: Vaya! Hasta que voy a tomar un buen baño, necesito ropa nueva, dinero sobre todo necesito dinero, creo que no tengo mucho, pero me alcanza para algunos días.

Se dirigió al mercado, compró una piel muy fina de color negro, unas botas y chamarra del mismo color.

G: Señor? Quién hizo esta hermosa chamarra?

Vendedor: Fue Sara, ella vive al final del pueblo, es fácil de reconocer su choza ya que tiene muchas pieles secando, me imagino que quiere que ella le confeccione algo.

G: Si, necesito cambiar un poco mi aspecto.

Vendedor: Creo que le hace mucha falta.

Después de arreglar todo con respecto a su nueva vestimenta, se dirigió a la posada, antes de llegar, vio que un grupo de hombres se aprovechaba de un indefenso hombre, intentándole robar sus pertenencias y apresuró su paso.

G: Qué pasa aquí?

Los asaltantes rieron al ver el aspecto de la mujer.

G: Déjenlo en paz o ya se las verán conmigo.

Asaltante: No te metas en asuntos que no te convienen, mejor vete si no te va a ir muy mal.

G: Sí? No lo creo.

Acto seguido uno de los asaltantes se fue contra Gabrielle, quien lo esquivó de forma maestra y le dio un golpe en la espalda, después de esto, los otros dos asaltantes se fueron encima de ella, pero con un movimiento rápido le pegó en la cara a uno con el puño y al otro le propinó una tremenda patada que fue suficiente para que salieran corriendo, Xena observaba complacida, Gabrielle seguía luchando por defender a los débiles.

G: Esta bien señor?

S: Bien gracias a usted, pero no debió hacerlo, ellos pertenecen a un grupo comandando por Leo, un peligroso mercenario.

G: No le tengo miedo a nadie.

Se fue un poco pensativa, ya en la posada estuvo meditando, pero al sentir que sus pensamientos la empezaban a traicionar salió del cuarto y se dirigió a la barra, ahí pidió una cerveza  algo no muy común en ella, al parecer pensó que era tiempo de cambiar algunas cosas.

M: Usted no es de por aquí, esta de paso?

G: Sí.

Tomo su cerveza casi de un solo trago, al parecer quería ahogar sus penas.

G: Qué hace la gente de aquella mesa?

M: Apuestan, no se acerque porque nunca se sabe que vayan a apostar.

Gabrielle intrigada se acercó, eran dos hombres con una mujer, esta ultima una rubia muy hermosa. Vio que la apuesta era quien de los dos amigos se quedaría con la mujer, mientras que si ganaba la mujer, se quedaría con el dinero de la apuesta.

Gabrielle regresó a la barra, se tomó otra cerveza y se fue para su habitación, al parecer lo que vio le dio una interesante idea. Como todas las noches Gabrielle estaba con Xena en esa piedra viendo el atardecer.

X: Fue muy bueno lo que hiciste por ese hombre.

G: No podía hacer otra cosa.

X: Qué estas pensando hacer? Tu mirada no me agradó en esa taberna.

G: Por lo visto me sigues, también cuando me desvisto? Te gusta lo que ves?

Ante la provocación de Gabrielle, Xena no contestó, solo esbozó una sonrisa que al parecer lo explicaba todo y la abrazó para continuar viendo su atardecer. Durante toda la mañana Gabrielle se dedicó a entrenar y a buscar un buen caballo.

En la tarde le llevaron un paquete a la posada, era el traje que le habían confeccionado de manera urgente, Gabrielle abrió el paquete y sonrió, al parecer era perfecto, tal como ella lo quería. Al terminar de ponérselo, se observo en el espejo, no seria posible describir con palabras lo hermosa que se veía con ese pantalón de piel que se la ajustaba a su cuerpo perfecto, un top que le daba solo justo abajo del ombligo, pero por lo apretado permitía ver su hermoso abdomen, rematado con unas orillas doradas formando su pecho, ese color resaltaba sus ojos esmeralda y la hacia lucir terriblemente bella, Dios! Perfecta. Xena ante esta imagen se quedó perpleja. Acto seguido Gabrielle se dirigió a la barra.

M: De verdad usted luce impresionante, juraría que no es la misma.

G: Gracias por el cumplido, pero sólo es la ropa nueva.

M: No lo creo, gusta una cerveza, la invita la casa?

G: Gracias.

Gabrielle se tomó unas dos cervezas más hasta ver que en la mesa del fondo continuaban las apuestas, de pronto alguien entró de forma intempestiva, era Leo y los asaltantes de la otra tarde que señalaron de forma directa a Gabrielle.

Leo: Así que tú eres la mujer sucia insignificante que se dignó a meterse en mis asuntos.

G: No creo que sea un buen asunto asaltar a las personas débiles y que malo por tus ayudantes que se necesitan escudar en su jefe y no se puedan defender solos.

Xena sintió un profundo temor, se dio cuenta lo que intentaba Gabrielle cuando se refirió al destino, lo iba a tentar hasta que este se le adelantara. Mientras que Gabrielle no pudo evitar ver que el hombre era muy fuerte, continuó con su plan. Por otra parte, Leo pudo observar la hermosa mujer y se dio cuenta del error al llamarla sucia.

L: Ya veo, te crees muy valiente.

G: No, simplemente digo la verdad.

L: Pues yo creo que de esta forma no podrás llegar a ningún lado con vida.

G: Eso es lo que tu crees? Pues bien.

L: Desenfunda tu espada, vamos a ver que tan buena eres.

G: No me gustan las peleas sin ninguna razón, así que déjame en paz.

L: Que otra razón quieres más que te voy a matar.

G: Ya te lo dije no me gustan las peleas sin ninguna razón y tu no eres una. Pero tus hombres me pueden dar una razón, te juego una apuesta de 100 denarios a que logro derrotar a dos de tus mejores hombres.

L: En serio? No me digas. Y yo que gano?

G: Ganas una noche conmigo.

N: Esto jamas lo penso Xena, era imposible lo que le pasaba, había tenido suerte con aquellos pobres asaltantes, pero contra esos dos guerreros que había señalado era difícil.

X: Que te pasa Gabrielle estás loca? No lo vas a lograr.

Xena gritaba aunque sabia que sus ruegos no eran escuchados, pero ya no había marcha atrás.

L: Esta bien acepto tu apuesta.

Acto seguido los dos hombres desenfundaron su espada, Gabrielle tranquilamente tomó la espada de Xena y dirigió una mirada retadora a Leo. Los dos hombres la atacaron al unísono, se escuchaba el rugir de las espadas que atacaban a Gabrielle por adelante y por detrás, con un movimiento felino saltó sobre la mesa golpeando con una patada a uno de sus agresores y con la espada al otro, así continuó la batalla por unos segundos mas, hasta que cayó el primero con un golpe certero de Gabrielle en el pecho de este, el ultimo no estaba tan seguro, pero embistió y se encontró con un golpe doble de patadas que de inmediato lo mandaron a dormir. Gabrielle sonrío satisfecha y se dirigió a Leo.

G: Bueno, creo que es hora de pagar y que placer ganar dinero y darle su merecido a estos parias.

L: Espera! duplico la apuesta, pero esta vez tendrá que ser contra mí.

G: La acepto, pero no será hoy pues ya estoy cansada, mañana te espero.

Abandonó el lugar y se dirigió a su cuarto, se recostó en la cama satisfecha pues sus planes estaban saliendo de mil maravillas. De nuevo como ya sabemos en la piedra de sus atardeceres.

X: Que te pasa Gabrielle, no debes buscar tu muerte.

G: Quién dice que estoy buscando mi muerte?

X: No me puedes engañar, sé que así es.

G: Te dije que iba a cambiar mi vida y estoy buscando algunos placeres, no crees que este guerrero me los pueda dar.

X: Gabrielle, tus palabras me lastiman.

G: Lo que no pudiste dar no puedes evitar que otros lo hagan, o sí? No creo, eres solo un espíritu, sabes? Tengo mucho sueño, voy a la manta me acompañas?

Xena se quedo pensando un rato en las palabras de Gabrielle y no terminaba de descifrarlas, ahora no se escuchaba una cascada sino una lluvia que se acercaba, este era un claro sueño de la tempestad que vivía por dentro Xena y que Gabrielle reforzaba. La tarde siguiente la cantina estaba llena para ver el reto, Gabrielle bajó muy confiada en sí misma. Se acercó a la barra y se tomó una cerveza, la gente estaba expectante y las apuestas corrían todas a favor de Leo.

L: Ya estas lista?

G: Sabes? Creo que hoy tengo suerte.

Inició la pelea, de antemano se observaron las ventajas de Leo, pero Gabrielle no se asustó y con un movimiento de caderas hizo perder el equilibrio a Leo y este cayó al suelo, pero con sus manos alcanzó a jalar a Gabrielle, estando los dos en el piso brincaron cada uno al lado contrario de la taberna.

L: Eres un buen contrincante.

G: Lo mismo digo.

X: Gabrielle, debes de tener cuidado con tu defensa, la estas descuidando.

Creo que los que apostaron se arrepintieron al darle la ventaja a Leo, por el hecho de ser hombre, Gabrielle volvió al embate con mas fuerza y tiró a Leo sobre una mesa sonriéndole de forma picara, Leo se revolvió y golpeó con fuerza a Gabrielle en el estomago, pero no fue suficiente, con extremo aplomo, Gabrielle empujó con fuerza una mesa y saltó a su vez encima de ella, regresando a Leo al otro extremo, para enseguida volver a golpearlo con su espada, este fue el golpe final, el hombre perdió su espada y cayó de espaldas aceptando su derrota. Gabrielle pidió una cerveza y se escuchó la gritería celebrando el triunfo de la reina amazona. Xena mientras tanto, sonreía de forma nerviosa, cuando se escucho un nuevo reto.

L: Veo que me derrotaste con la espada, lo harías de la misma forma a mano limpia?

G: Veo que no quedas conforme.

L: Ahora triplico la apuesta.

G: Es muy tentadora, pero creo que también necesito un caballo.

L: Tendrás el mejor si me ganas.

Xena: No lo hagas, por favor ya no más.

G: Esta bien, acepto, nos vemos mañana.

Nuevamente en los sueños de Gabrielle.

X: Nunca pense hasta donde te podía orillar el dolor Gabrielle, eres mala tratando de confundirme, que todo esto es solo por conocer los placeres del sexo.

G: Quién dice que no es así, tu?

X: Gabrielle tu no puedes …

G: Yo nunca prometí que no podía conocer otras cosas o sí?

X: Lo haces para lastimar.

G: Porque crees que todo lo que hago es por ti.

X: No es así?

G; Ja ja ja! Por supuesto que no, no te acuerdas de la promesa, de vivir todo lo que no pude a tu lado, a menos que tengas alguna objeción.

X: No, bueno si, la única que se me ocurre es que tu me amas.

G: Sí y eso que? Creo que alguna vez lo dijiste: el sexo es solo eso, sobre todo si es para derrotar al enemigo.

X: Pues lo has logrado.

Xena lloraba lágrimas de impotencia, Gabrielle se acercó como la noche anterior, las limpió nuevamente y se las llevó a la boca.

G: Creo que estas si tiene un sabor amargo Xena, muy amargo.

X: Entiendo, de esta forma me quieres correr de tus sueños, con dolor.

G: No te quiero correr, es mas, como sé que ambas controlamos este sueño? Por qué no me enseñas? Quiero que tu sea la primera por lo menos en sueños, en mostrarme cuales son las delicias de hacer el amor?

X: Gabrielle!

Gabrielle se dirigió a sus labios y le dio a probar su lágrima.

X: En verdad si tiene sabor amargo.

Se escuchaba solo el ruido de los pájaros acomodando sus nidos, la cascada, los ruidos de la noche que formaban una tranquilidad hermosa. Xena acercó sus labios a Gabrielle preguntándose si sabrían igual, pero era tan dulce, tan exquisito que dudó que fuera un sueño, Gabrielle sentía que por fin tenia lo que más había anhelado en los últimos días, los besos de su amada. Xena poco a poco sin dejar de ver a los ojos esmeralda que le quitaban la respiración, le quitó la ropa, tocando cada una de las partes del cuerpo de Gabrielle, la cual ante cualquier movimiento de su princesa reaccionaba con un leve gemido, era la gloria en verdad, pensaban ambas. Que amor tan perfecto, tan profundo que se siente tan real, tan adentro.

Completamente desnudas continuaban acariciándose llevando un ritmo perfecto, Gabrielle se levanto y miro fijamente a Xena, sus ojos azules parecían brillar con mayor intensidad y le dijo “Te amo, Xena te amo con toda mi alma que es la que esta contigo ahora, mi alma que por la eternidad será tuya” Besó la boca mientras que se amoldaba las caderas de Xena a su cuerpo, iniciando un hermoso movimiento de caderas, que a ambas hizo tocar las puertas del mismo cielo.

G: Ve mis ojos quiero verte.

X: Todo lo que quieras de mí es tuyo, todo, te amo” con toda la fuerza de la que soy posible.

 

Después de este acto tan maravilloso de amor quien pensaría que se necesita un paraíso para ser feliz.

 

G: Xena te amo, esto ha sido lo más maravilloso de mi vida y no importa que tu estés muerta, pues ahora sé que solo debo esperar la noche para sentirte.

X: Gabrielle yo te amo tanto que duele, no solo anhelo la noche sino todos los minutos que estoy junto a ti, gracias por despertarme, como lo sabías?

G: En el barco un marinero me dijo que la única forma de encontrarse con los muertos era solamente en los sueños, pero que ellos también debían estar muy dispuestos, así que yo te lleve al limite y valió la pena.

X: Y la promesa Gabrielle.

G: Um! La promesa, no me acordaba de ella, sabes? Creo que tenia cruzados los dedos y no cuenta y sabes otra cosa? Todos los días te escuchaba, pero hacia que no oía nada.

X: Escuchabas todo? Hasta cuando te vi con ese traje?

G: Te dije que todo y gracias por los cumplidos, espero realizar tu fantasía esta noche.

X: Mi vida, eso sería muy hermoso... oh! la apuesta.

G: Bueno, si pierdo ya sé que voy a sentir.

X: Que!

G: Solo bromeaba, ahora porque no ponemos en practica esa fantasía tuya y ya mañana será otro día, ya te dije que te amo?

X: No todas las veces que quisiera oírlo, por cierto yo también te amo mi hermosa barda.

N: Hubo un breve descanso, después ambas aparecieron en una hermosa tina.

G: Xena, yo no quiero estar en una tina, quiero una cama como la de la reina Helena.

X: Todo lo que mi reina desee, ésa es la ventaja de que un espíritu te ame.

G: Ya lo veo, Xena oh! Eras tan buena, buenísima, maravillosa.

  La noche continuó con la firme promesa de que para ambas era un nuevo día, habían dejado el atardecer, por fin sus almas eran libres para amarse.

Aunque muchas veces sientas que no puedes dar un paso mas, que el dolor de no tener lo que más amas, se pierde y no sabes como retenerlo, quiero darte un consejo: ten un poco de fe, busca la posibilidad, enfrenta tus dudas, en pocas palabras lucha con todas tus fuerzas y sincérate con tu alma, que sin darte cuenta la paz y la tranquilidad de ese amor que tanto anhelas llegará a ti... ama solo ama (Bardo Gabrielle).

Fin.


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