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Disclaimer: Los personajes de Xena y Gabrielle pertenecen a Películas renacimiento, Ulises mmmm, creo que a Homero. No es mi intención violar sus derechos de autor, pero no pude pedir permiso para usar suspersonajes que me gustan tanto espero disculpen la osadía.

AVISO: Esta historia esa de acuerdo con el subtexto y contiene mucho de este (bueno, en realidad es "texto"), si no estas de acuerdo o no te gustan este tipo de relaciones o tienes menos de 18 años, nosigas, porque no seré responsable Je.

Cualquier comentario es bienvenido Bettyromero@yahoo.com


MARIPOSAS AMARILLAS. Alt/sub

Por Betty "Haruka" Romero

¡Oh! No, ahí esta otra vez. ¿Qué me pasa? Esto no lo había sentido nunca antes y sucede cada que ella se acerca. ¿Qué me esta pasando?, creo que estoy enferma, muy enferma. Me siento angustiada ¡y preocupada!

Tal vez deba decírselo. Pero, es que me da tanta vergüenza... y no entiendo por qué. Por otra parte me extraña que aun no lo sepa, o no me haya preguntado nada. Ella siempre parece adivinar cuando me siento mal o cuando me enfermo. Esto es muy extraño, muy extraño.

- Gabrielle,  ¡Gabrielle!, deja de soñar-

- Mmmmh, he, oh sí, que pasa Xena-

Xena observa como se sonroja Gabrielle sin motivo aparente. ¡Y se ve tan linda así! Con esa inocencia dibujada en el rostro, la ingenuidad tan grande que dan ganas de cuidarla y protegerla siempre. De tomarla en brazos y alejarla de la maldad del mundo.

-¡Por Afrodita! La quiero, la quiero tanto -, sigue pensando Xena. Es extraño que esta pequeña despierte en ella sentimientos que parecían ya muertos y enterrados, pero he aquí que desde hace tiempo ella "siente" algo más por Gabrielle, y sabe lo que es: amor.

Pero no sabe si ella siente algo parecido siquiera, es tan joven e inocente, a pesar de su boda anterior conserva ese candor, y cada día es más difícil verla así, tan indiferente y como si fuera cualquier persona.

-Xena, Xena, ¿sufres no es cierto?-, se pregunta Xena a sí misma en su pensamiento.

-Xena, ¿me hablaste para quedarte callada?- Xena sonríe.

- No Gabrielle, ya esta oscureciendo y hará frío esta noche, así que caminemos hasta allá, a ese claro que se ve no lejos y pongamos el campamento.

- ¡Claro! responde  animadamente Gabrielle ya sin color en su rostro.

Caminan juntas, cada una va sumida en sus propios pensamientos. El camino es sinuoso y a veces cabe solo una de ellas. Xena camina adelante, seguida de Argo y luego Gabrielle cerrando la marcha. El camino se ensancha y Xena aminora el paso casi imperceptiblemente, hasta que Gabrielle la alcanza.

¡Uy! Ahí esta otra vez. ¿Por qué siento esto? Y sobre todo, qué es. Necesito saberlo, se lo preguntaré apenas hayamos acampado... no, no sé, tal vez no lo haga, ¿por qué me apena tanto? Ella es mi mejor amiga, yo confío en ella, me siento segura a su lado. Aunque a veces no puedo dejar de mirarla, tiene algo, algo que me hipnotiza, que me hace seguirla a donde vaya, que me obliga a mirarla sin parpadear. ¡Dioses! Algo que me quita la respiración. Y me pregunto qué es.

Ajá, ahí esta otra vez, se volvió a sonrojar, ¿será acaso lo que pienso? ¿Será que ella siente algo por mí? El corazón de Xena empieza a latir con fuerza, más rápido cada vez,  ella se sorprende ante esa velocidad y el pensamiento que la provocó. ¡Rayos! No sé si esta lista para esto, pero creo ver una señal en ella, creo ver un atisbo de algo más que amistad. Cuando cree que no lo noto no deja de mirarme, siento su mirada, siento como mira mi cuerpo cuando me alejo, siento a veces que me desea... ¡por los dioses! Ojalá fuera cierto, estoy tan desesperada por abrazarla, por besar esos labios... por hacerla mía.

Qué es esto, ahora se pone roja, ¿qué hace ruborizar a este temible guerrero? No puedo imaginarlo, pero quisiera saberlo, quisiera entrar en su mente, saber lo que piensa cada segundo de su vida. Siento la necesidad de estar con ella, no quiero alejarme de su lado, me siento perdida cuando se va a ejercitar a Argo, la vida se me va con ella cuando me deja en alguna villa; y mi corazón late con gran fuerza cuando la veo acercase. Es lo más parecido a una diosa que yo haya visto. Tan hermosa... tan imponente... tan valiente ¡Dioses! ¿Qué estoy pensando? Ella es mi amiga, mi amiga y.. y yo deseo, deseo que mi amigaeste cerca de mí, que me toque. ¡Dioses! ¿Qué estoy pensando? ¡Ay no! Ahí esta otra vez. Tengo que hablar con ella, porque además de todo es excelente sanadora y seguro sabe que hacer.

-¡Gabrielle, Gabrielle! Otra vez en las nubes. - Perdóname Xena, es que tengo una historia en la mente y eso me tiene distraída.

- Más te vale que sea eso pequeño bardo, no quiero preocuparme más por ti-, dice Xena a modo de broma con una sonrisa en los labios.

Llegan al claro y cada una empieza sus labores, están bien sincronizadas, como si fuera una danza largamente ensayada. Xena ata a Argo en un árbol, Gabrielle busca leña; Xena prende la fogata, Gabrielle baja las mantas y las alforjas de Argo; Xena vigila la seguridad con  agudas miradas y oídos alertas; Gabrielle prepara la cena; Xena busca agua y Gabrielle le sirve en su tazón. Ambas se sientan juntas y comen mientras Xena escucha las historias de Gabrielle y le hace bromas con respecto a sus relatos. Armonía. Entendimiento. Unión.

Hace unos momentos que terminaron la cena. Gabrielle reúne los tazones. Xena se sirve un último tarro de té, se pone de pie y camina unos pasos. Se recarga en un árbol mientras toma el té a pequeños sorbos. Le gusta mirar el cielo, las noches salpicadas de estrellas, la luna a medio llenar. Todo eso le hace sentir bien, como si no tuviera pasado y siempre hubiera estado con ella. Con Gabrielle.

Gabrielle ha terminado y pone las mantas como siempre, juntas, pero con espacio suficiente entre ellas. Se sienta en su manta. La observa. ¡Por los Dioses! Que tiene ella que la atrapa de esa manera. Es tan hermosa. Al verla así, a contra luz de la fogata, con ese resplandor dorado... ¡oh no! Otra vez. No puede posponerlo tiene que hablar con ella, seguro ella sabe que hacer, siempre sabe que hacer para hacerla sentir mejor, siempre.

Se levanta y toma una manta extra. Se acerca a ella sigilosamente y se la pone encima. Tiene que ponerse de puntas sobre sus pies para alcanzar a cubrirla. ¡Y ahí esta otra vez!, pero más intenso, más extraño. Xena siente la manta sobre ella y voltea hacia la pequeña bardo. Le sonríe y ella le devuelve la sonrisa. ¡Dioses! Si no estuviera recargada en el árbol se hubiera caído, ella tiene el poder de derretirla, ¡y ni siquiera lo sabe! Pero la fuerza se le acaba, la provocativa figura de Gabrielle  no ayuda, y su rostro tan cerca, un poco más y puede besarla. Sin pensarlo se agacha un poco y une su frente con la de Gabrielle mientras le susurra en una apenas audible voz: Gracias Gabrielle.

¡Basta! Eso es todo tiene que hablar con ella, tiene que decirle ahora eso que le angustia tanto y a la vez la hace sentir tan condenadamente bien. Las dos se alejan la una de la otra y caminan juntas hacia las mantas.

-Creo que es hora de dormir Gabrielle-,

-Sí, ya tengo  mucho sueño, estoy cansada.

-Bueno, Gabrielle, espero que tengas lindos sueños.

Se tienden en las mantas y ninguna puede dormir. Al fin, Gabrielle se decide.

Xena, ¿ya te dormiste?

- No Gabrielle.

-¿Podemos hablar?, dice con un serio tono de voz que Xena nota inmediatamente.

-Claro. Dice Xena y voltea con cierta preocupación. la última vez que escucho ese tono, fue cuando Gabrielle le dijo que se casaría con Pedicus y ¡por Zeus! Que no quiere repertirlo)

-Creo que estoy enferma.

-¿Cómo?, ¿Enferma?, Gabrielle ¿por qué no me lo habías dicho?

-No quería preocuparte, lo siento.

-A ver veamos, estas herida, alguna infección, ¿tal vez un hongo?  Ríe divertida

-No, no es eso, es...

-Vamos, vamos dime dónde te duele.

-Es que... no me duele nada.

-¿Cómo que no te duele? ¿y cómo sabes que estas enferma?

-Es que ¡Oh, por Zeus! No se como decírtelo.

-Gabrielle Sólo dilo, déjate ya de rodeos.

-Esta bien; esta bien. Gabrielle respira profundo y dice:

-Siento, desde hace tiempo, algo muy raro dentro de mí.

Xena recuerda el incidente de Hope.

-Son como, como mariposas en mi estomago. Dice Gabrielle con la mirada baja.

Xena la mira boquiabierta, sorprendida, sus ojos azules brillan como estrellas y su corazón esta a punto de detenerse.

-¿Qué dijiste?

-Eso, me siento rara y no sé a que se debe. Responde Gabrielle toda ruborizada

Xena sabe lo que tiene, y ahora la pregunta es quién lo provoca y por qué no sabe qué es, si ya ha estado casada.

-Y cuándo sientes esas mariposas

-Casi todo el tiempo, sobre todo, la mira otra vez, cuando estoy junto a ti... como ahora.

Xena no sonríe más, la mira y suelta una carcajada de alivio y alegría. Se acerca a ella y la abraza, besa su cabello.

Gabrielle esta sorprendida con esa reacción y ahora esas mariposas dentro de su estomago han empezado a volar ¡todas juntas! Y puede sentirlas una por una. Gabrielle se abraza por reflejo, pero siente lo agradable del contacto, la calidez de Xena junto a ella.

-Dime qué mas sientes Gabrielle. Dice Xena mientras se acerca más a ella y empieza a acariciar su espalda muy delicadamente.

-Ahora se siente más. Las mariposas empezaron a volar. Puedo sentir su aleteo, una por una y todas juntas al mismo tiempo. Responde Gabrielle mientas siente la suave y provocadora caricia de Xena.

Y  siente  sus manos como si fueran independientes, recorren el cuerpo de la guerrera lentamente, sin prisa y disfrutando cada segundo de eso. Xena se separa un poco y mirándola con infinita ternura le dice:

-Te amo Gabrielle.

Gabrielle siente un repentino alivio. No se equivocaba, Xena siempre tenia el remedio para todo, para hacerla sentir mejor. Y cree que sabe que tiene porque ahora que escucha lo que dice Xena, siente la imperiosa necesidad de responderle, de decirle que la ama.

-Creo que ya sé que tengo. Le dice.

-Y qué es eso. Pregunta Xena

Gabrielle por respuesta, recita los versos de un antiguo poema:

"Es finalmente amor lo que me pasa, Amor de verte cuando rompe el día Morar los verdes núcleos de esta casa, Que era ya desamor y lejanía."

Xena la mira, no puede evitar poner sus labios junto a los de ella. La besa suavemente rozando sus labios. Gabrielle responde cerrando sus ojos, disfrutando el leve roce. Xena rompe el contacto y otra vez habla Gabrielle:

"Amor de ver como tu cuerpo traza un cuerpo par sobre la esencia mía"

Ahora es Gabrielle quien reanuda el beso y se pregunta como es que nunca sintió eso por nadie, ni siquiera por su Esposo  muerto. Se separan mirándose intensamente. Y al fin termina.

Gabrielle: "Es finalmente amor lo que me trajo al temblor provocado en que tu pelo se va entregando anochecer abajo" Eso es demasiado insinuador para Xena que toma a Gabrielle con firmeza, besa su cuello dejándola sentir el enorme deseo que tiene y su profundo amor hacia ella. Prolongando ese contacto hasta que pierden el sentido, hasta que sus ojos se abren otra vez y mira los cristales verdes penetrando dentro de sus frascos azules. Xena deja que Gabrielle la explore, que encuentre lo que busca, mientras ella la lleva con gentileza a dónde quiere estar.

Con mucho cuidado, se quita su armadura. Sus manos desatan las cintas que aprisionan el  pecho de Gabrielle y quita la prenda. Gabrielle solo deja hacer a la guerrera mientras imita sus caricias, besa su cuello y pone sus manos sobre sus senos, aun cubiertos por el vestido de cuero. El jadeo en labios de Xena la provoca,  y empieza la lucha por quitar ese vestido, batalla que no es fácil, pero al fin gana. Dejando al descubierto la magnífica figura de la mujer morena.

Sus manos delicadamente entran en contacto con esa tersa piel. Su boca sigue a sus manos y siente una intensa oleada de calor, desea, necesita más de ella. Xena la deja hacer, nota en sus ansias la novatez y se alegra por ello. La noche se hace eterna mientras ellas se entregan mutuamente.

Al amanecer, Xena  siente el peso de Gabrielle sobre ella. Y le fascina esa sensación. Al abrir sus ojos Gabrielle lo que ve es a Xena y siente otra vez esas mariposas. Pone cara de sorpresa y Xena lo nota.

-Que sientes ahora Gabrielle.

-Las puedo ver, puedo ver las mariposas.

-¿De que color son?

-Amarillas,  son mariposas amarillas.

Fin.


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