Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

DISCLAIMERS: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle, Argos, Eve, Virgil y otros personajes de "Xena" son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. No se pretende infringir los derechos de autor en está historia; esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios. Copias de esta historia pueden realizarse para uso privado, y deben incluir todos los disclaimers y copyright.
La imagen utilizada pertenece a las páginas de "Xena warrior princess" pero el montaje es realizado por nuestra autoría, sin querer por ninguna razón infringir los derechos de autor de el otro personaje de la imagen que no pertenece a la serie (Lara Croft D.R.A).
DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE VIOLENCIA: No hay mucha violencia, pero si encontraras algo de esta.
DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia describe una relación de amor y sexo entre dos mujeres adultas. Si eres menor de 18 años o esta clase de historias es ilegal en el estado o país en que vives, por favor no la leas.
COMENTARIOS: podemos ser contactadas en kaliope13@hotmail.com o en camacalo99@hotmail. com

" You're still the one" (Shania Twain) : Está canción pertenece a su casa disquera y a su interprete y en ningún momento pretendo basar mi historia en ese tema, solo pretendemos que al oír la canción se acuerden de está nuestra historia.


NUNCA ME DIGAS ADIOS...!

Escrito por: AMCALA Y CAVIBE
Editado por: ARALIP


" You're still the one" (Shania Twain)

CAPITULO CINCO
En donde esta Gabrielle...?

Afrodita observó a su amiga caer de cabeza sobre la mesa; se levantó de la silla y se encaminó hacía donde ella se encontraba. Sus piernas se doblaban y su cuerpo se tambaleaba de lado a lado.... luego, en medio de tanto gentío, vio como la desconocida tomaba en sus brazos a Gabrielle y se la llevaba de aquel lugar.

Con el pecho en alto y algo molesta, se desvaneció para ir en busca de Xena y hacerle el reclamo por el sufrimiento de su chicharito, como solía decirle a su gran amiga Gabrielle.

********************************
Xena desesperada por no encontrar a su bardo en la ciudad y viendo que el tiempo corría dándole solo unas cuantas horas para hallar a Gabrielle antes de su cumpleaños, se dirigió hacia el establo para preparar a Argos y salir en busca de su amor.

En ese preciso instante una luz apareció ante ella y dio paso a la figura de una mujer que se tambaleaba y la señalaba acusadoramente...

- Tuuuuuuuuu, engañaste a mi mmemejjor amiga.- Afrodita le repetía a Xena, mientras la guerrera la observaba con vacilación ante está acusación.

- Afrodita, ¿sabes donde esta Gabrielle,? Por favor dime ¿dónde está! - Asintió la Guerrera en un tono desesperado.

Afrodita miraba a Xena, (bueno a casi todas las Xenas que sus ojos le reproducían por la ebriedad en la que se encontraba).

- No ttte lo vovovoy a dddecir... ella eesta suufrueindo muuucho por tuuu cuulppa.- Señalaba Afrodita mientras que sus piernas no la sostuvieron más y cayó de bruces a los pies de la guerrera.

Xena la levantó y la llevó a la posada donde se encontraban Thaly y Asay esperando si la guerrera había tenido éxito con la búsqueda. Sintieron algo de alivio al verla llevando en brazos a una mujer; claro que notaron que no se parecía en nada a la descripción que había hecho la guerrera de su amiga.

- Necesito que me ayuden a reanimarla - Exclamó la guerrera algo apresurada al tiempo que colocaba una taza de bebida caliente, sobre la mesa en donde Afrodita se encontraba inconsciente.

- ¿Quién es ella Xena, no creo que sea tu..?.- Thaly fue interrumpida por la guerrera cuando quería averiguar de quién se trataba la mujer que procuraban reanimar.

- Es Afrodita,- agregó Xena, - ella sabe donde esta Gabrielle.- respondió mientras le daba a la diosa unos pequeños, pero apresurados golpes en las mejillas.

Afrodita trataba de abrir los ojos, de controlar esa ola de mareo que no le permitía pronunciar palabras con sentido y de evitar los constantes e inoportunos golpecillos sobre su rostro que ya empezaban a irritarla.

- Afrodita, ¿dónde esta Gabrielle?- Insistía la guerrera en preguntarle a la diosa.

Después de casi una hora de insistencia por parte de Xena, la diosa pudo balbucear algo.

- Elllaa esttta ennn una ffffffiiiiiiiesta en Villlaaageee...- respondió la diosa antes de caer nuevamente en los brazos de Morfeo ...

Xena se apresuro en tomar algunas cosas para salir, cuando alguien la sostuvo del brazo.

- Xena es muy tarde para ir a buscarla, por que no esperas a mañana.- comentó Asay algo preocupada por la angustia que se dibujaba en el rostro de la guerrera.

- Mañana será el cumpleaños de Gabrielle,- respondió la guerrera.- ...debo ir a buscarla, no pienso perderla por está confusión, y entre más rápido sea, mejor será- Diciendo esto salió del lugar apresuradamente.

La guerrera montó a Argos y salió a toda velocidad de la ciudad, pensando que con suerte llegaría a Village antes de media noche o tendría que esperar hasta el amanecer en el camino.

******************
Una hermosa rubia de cabellos cortos, dormía placenteramente con el cuerpo desnudo cubierto solo por unas suaves y delicadas sabanas de satín. Cuando aún faltaban algunas horas antes de la media noche sus ojos empezaron a abrirse para dar paso a la luz de una realidad desconocida para ella en ese instante.

- ¿Dónde estoy?,- Se preguntaba Gabrielle, ante lo que sus ojos le revelaban. La cabeza aún le daba vueltas y poco recordaba lo que había sucedido después de que entrara con Afrodita a aquella taberna en la Villa.

- ¿Por qué estoy desnuda?, ¿Xena? - Se cuestionaba al verse perdida y no recordar el motivo por el cual se encontraba en un lugar completamente desconocido y como si fuera poco "Desnuda". - ¿Qué sucedió?-

Las puertas de la gran habitación se abrieron para dar paso a una mujer que le saludaba con mucho interés.

- Por fin despiertas... ¿Cómo te sientes? -

La voz sonaba algo conocida, pero nunca había visto ese rostro. La bardo se sentía algo asustada y muy confundida.

- ¿Quién eres tú y qué hago aquí? - Preguntó Gabrielle a la mujer que se le presentaba, mientras la observaba de arriba a abajo como buscando algo familiar en esa figura.

La mujer se acercó hasta la cama y Gabrielle se comenzó a cubrir el cuerpo con todo lo que podía encontrar a su alcance.

-Veo que no recuerdas nada,- comentó la mujer con un tono algo resuelto. - Soy Larha, nos conocimos en la taberna hoy en la tarde.-

Gabrielle la observó sintiéndose culpable de pensar que había hecho algo por lo cual se arrepentiría el resto de su vida.

- Me temo que no recuerdo nada, ni siquiera a usted, ni por qué estoy desnuda- concluyó Gabrielle.

- No te imagines cosas que no son, no ha pasado nada, si eso te preocupa.- explicó la mujer, sonriéndole de una forma especial a la rubia que la miraba con ojos de desolación. - y estas desnuda porque di ordenes que te instalaran lo mas cómoda posible en esta habitación. -

Gabrielle se sintió un poco mas tranquila por saber el motivo de su desnudez, que era lo más urgente que necesitaba saber. Calmando su pánico, advirtió a la mujer, - Podrías darme mi ropa, creo que es hora de irme,- agregó la bardo incorporándose un poco para buscar desde su lecho un vestigio que le indicara el paradero de su ropa.

- Me temo que no se va a poder,- respondió la mujer. - Tus ropas fueron llevadas a lavar por mis sirvientes, creo que deberás colocarte un vestido de los que se encuentran aquí- concluyó, seguido esto de un movimiento hacia los armarios más grandes que la bardo habría podido ver alguna vez.

Gabrielle observaba detenidamente a la mujer que ahora le parecía extrañamente hermosa. Dicha belleza llevaba puesto un vestido blanco de seda, el cabello suelto cubría parte de los hombros y terminaba a unos pocos centímetros arriba de su estrecha cintura. Los ojos que la detallaban con gran intensidad parecían dos lunas reflejadas en las claras aguas del mar, y sus húmedos labios invitaban a dejarse tentar el cometer la falta de besarlos.

La bardo no recordaba haberla visto en la taberna, ¡vaya que no la recordaba!, porque de lo contrario no se le hubiera pasado por alto reconocerla a simple vista ...parecía ser de ese tipo de mujeres de las que difícilmente se puede alguien permitir olvidar.

Sin embargo, algo muy singular llamo su atención; un tatuaje en forma de dragón que se pronunciaba en su brazo izquierdo, inevitablemente le evocaba sensaciones confusas.

- Pero es que debo irme- Dijo la bardo después de un corto lapso de silencio que se había permitido para detallar en un todo a aquella mujer.

- Eres mi invitada de honor y deseo que me acompañes a cenar - Asintió la mujer, reparando con más intensidad sobre la bardo.

Gabrielle enmudecía con las palabras que salían de la boca de la mujer, haciendo que se trastornara un poco, tal vez por la calidez que su voz emitía.

- Larha es tu nombre, ¿no es cierto?- preguntó la bardo queriendo romper un poco su propia timidez.

- Así es,- respondió - y...¿ tu nombre es....?

- Gabrielle, me llamo Gabrielle- respondió la bardo en un tono muy seguro. - Lara te agradezco mucho lo que has hecho por mi.-

Larha la observó con gran intensidad, haciendo que la bardo sintiera un poco de nerviosismo como cuando Xena la miraba ... "Xena"-, no había pensado en ella si no hasta ahora.

- Es un placer poder atenderte,- comentó Larha, sacando nuevamente a Gabrielle del letargo mental en el que se encontraba. - ¿Vas a cenar conmigo esta noche?- Preguntó la mujer insistentemente.

- Supongo que sí,- Respondió Gabrielle, indicándole con un gesto que debía vestirse, a solas.

Entendiendo el gesto de la bardo, sonrío y dando media vuelta salió de la habitación.

- Realmente es hermosa,- se decía Gabrielle, - y tan especial conmigo...!- Luego de un dudoso cuestionamiento que se hacía la bardo, se levantó de la cama y se dirigió a los vestidos que le habían ofrecido hace tan solo unos minutos; sin dudarlo empezó a probarse uno tras otro, hasta llegar a uno color verde esmeralda, que le recordaba momentos muy especiales con alguien que ella amaba y que ahora estaba con otra.

**************************
La oscuridad de la noche se hacía muy densa, era muy difícil saber a ciencia cierta por donde seguir; llegó un momento en donde la niebla estaba tan espesa que ni haciendo el mejor de los esfuerzos era posible avanzar a paso veloz, así que la guerrera tuvo que detenerse faltándole ya muy poco para llegar a donde encontraría a su bardo. Acampó, encendió fuego y pensó que si seguía podría perderse y hacer del camino algo más extenso ... alejándola aún más de su hermosa Gabrielle.

- Gabrielle por favor espérame.- Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de la guerrera mientras observaba las estrellas del cielo. - Pronto estaré contigo.- Terminó diciendo la guerrera apretando sus manos entre sí.

****************************************************************

- Estas realmente hermosa, te luce mucho el color verde.- Comentó Larha con un gesto de insinuación.

Gabrielle se aproximaba a ella como si la conociera desde siempre, sentía una atracción casi mágica ante la belleza de Larha, que muy dentro de sí le recordaba a su guerrera.

- Espero que te haya gustado mi elección.- Seguido esto de una vuelta y una sonrisa que se dibujo inconscientemente en los labios de la bardo.

Parecía una atracción mutua, Larha se sentía atraída por la belleza de la rubia de ojos color verde esmeralda y mas aún por la dulce sonrisa que expresaba su rostro, pero que muy en el fondo ocultaba una pena muy grande.

En segundos la sonrisa de Gabrielle se transformó en tristeza al recordar a Xena y al imaginársela con otra mujer. Se preguntaba que estaría haciendo sin ella y sin remedio las lagrimas salieron para rodar por sus mejillas una vez más.

- Te sucede algo, ¿por qué lloras?- Preguntó Larha algo angustiada por el cambio de ánimo que había sufrido la rubia de un momento a otro.

- Solo recuerdos que me vienen a la mente. - respondió Gabrielle, secando rápidamente las lagrimas de su rostro.

Larha se aproximó a la bardo y tomando sus manos entre las suyas las colocó muy cerca a su pecho, la miró y se dio cuenta que en realidad el dolor que ahogaban sus hermosos ojos, contenían la nostalgia de un profundo amor.

- No debes estar triste, si me lo permites yo te haré sonreír siempre.- sugirió la inquietante y hermosa mujer , ahora sosteniendo con más fuerza las manos de la bardo y depositando muy suavemente un beso en la frente de Gabrielle.

La pequeña rubia se sumergía en un leve delirio ante el contacto de Larha, pero su corazón añoraba estar con su guerrera. No se podía permitir pagar con la misma moneda, aún cuando se sintiera terriblemente atraída por el hechizante calor que desprendía la piel de está hermosa mujer frente a ella.

- Agradezco todo lo que haces por mi.- exclamó Gabrielle, alejándose de Larha con algo de nerviosismo, - Pero en realidad no me puedo quedar.- Diciendo esto dio varios pasos atrás y bajando la mirada dio media vuelta para retirarse.

- No permitiré que te vayas a estas horas, por lo menos pasa la noche aquí y en la mañana podrás irte.- exclamó Larha.

Gabrielle no sabía que hacer, si partir en ese mismo instante, a sabiendas que se trataba de una elección verdaderamente peligrosa; o quedarse en casa de la mujer que le estaba brindando tantas cosas agradables... El pensamiento de la bardo se dirigía aún mas hacia lo que había visto en la mañana a su llegada a Atens, de manera que se dispuso a hacer lo que su mente le decía y no su corazón.

- Esta bien, me quedare hasta mañana.- respondió la pequeña y hermosa rubia, cuidándose de mirar directamente los cautivadores ojos de Larha.

- Te enseñare la casa y si gustas luego podremos conversar un poco junto a la chimenea.- sugirió Larha con un gesto que no negaba un incipiente entusiasmo, ante la súbita respuesta de la bardo.

***********************************************
El fuego de la fogata ardía y una figura se mantenía observándola con una inmensa tristeza en los ojos. Xena contemplaba cada llama que se desprendía del fuego, añorando que el sol apartara la oscuridad de la noche y le permitiera encontrar a su amor...

- Amor, tu eres mi vida, tu eres mi todo,- Hablaba la guerrera hacía las estrellas esperando que alguna de ellas llevara su mensaje.

Los primeros indicios de luz, mostraron una fogata extinguida y los rastros de alguien que estuvo allí. Xena había partido en dirección hacía Village.

Cabalgando a gran velocidad, tardó solo unos cuantos minutos para ver por fin la entrada de la villa que albergaba a su amor o por lo menos así lo esperaba.

*************************************************
La chimenea aún encendida, las aves entonando suaves melodías matutinas, el sol empezando a alzar un nuevo día... dos mujeres recostadas, una sosteniendo la cabeza de la otra en su hombro y acariciando su corto cabello rubio, mientras la otra dormía tranquilamente.

Un beso en la frente despertó a la bardo de un tranquilo sueño.

- Creo que me quede dormida contándote historias.- comentó Gabrielle levantándose del lado de la mujer que la abrazaba.

- Ha sido una gran noche, eres maravillosa....contando historias.- Infirió Larha, observando a la bardo levantarse apresuradamente.

- Si, fue una gran noche, espero no haberte aburrido con tantas historias.- Dijo Gabrielle observando a Larha ponerse en pie. - Para nada, me quedaría toda la vida junto a ti solo para escucharte.- Sugirió Larha, - Claro que si tu me lo permites.- concluyó la hermosa mujer acercándose a la bardo.

Ante la intimidante cercanía de Larha, Gabrielle no podía dejar de sentirse nerviosa e intranquila...temía caer ante la tentación de su mirada, ante la calidez de su cuerpo y la provocación de tan exquisitos labios que sugerían un beso del que seguramente siempre se arrepentiría.


CAPITULO SEIS
Un mal encuentro...!

Xena entró a Village como una tormenta sin control, como si se le hubiera perdido su propia vida. Se bajo del caballo para buscar a su bardo; pero se encontró con la sorpresa de que por todas las calles de la villa habían personas aún ebrias de lo que parecía un festejo sin fin ... otras tiradas en el piso peor o en igual estado en que Xena encontró a Afrodita.
Desesperada, la guerrera trataba de buscar alguna respuesta, pero para su mala fortuna, ninguno estaba en condiciones de coordinar palabras suficientes como para dar cuenta de tan adorable desconocida... nada ni nadie en aquel lugar le indicaba o por lo menos le daba una pista del paradero de Gabrielle.

Se dirigió a la taberna con la esperanza de encontrar a su bardo en un muy mal estado...teniendo en cuenta el tiempo que según pensó, llevaría bebiendo.

- Parece que fue una gran fiesta- se decía la guerrera pasando por encima de todos los que se encontraban a su paso, sin rastro de conciencia y tirados en el piso.

En la taberna busco por todos los rincones e igualmente interrogaba a quien pudiera por lo menos balbucear alguna palabra. Hasta que por fin alguien se dirigió a ella entendiendo lo que preguntaba.

- A la pequeña rubia que describes otra mujer se la llevó...!- respondió la encargada de la taberna, viendo la inquietud de la mujer que preguntaba insistentemente a todos.

- ¿Quién se la llevó?- insistió en su interrogatorio la guerrera.

- La dueña del palacio que queda a las afueras de la villa.- respondió nuevamente la encargada. - La pequeña no se veía muy bien, así que......-

Antes de que la encargada pudiera decir algo más, su conversación se torno en un monólogo. La guerrera salió pasando por encima, pisando a todo aquello que se le atravesara en su camino; montó a Argos y avanzó a gran velocidad al lugar que le habían indicado.

*********************************
Thaly y Asay trataban de calmar la resaca de la diosa que apenas se estaba recuperando de la gran fiesta que había tenido

- ¡Me va a explotar!- se decía Afrodita, sujetando con las dos manos su frente y procurando acariciar con mesura el resto de su adolorida cabeza.

- Tómese esto caliente; le ayudará a aliviar el dolor.- le sugería Asay a la diosa.

Afrodita miraba con recelo a las dos jóvenes que la atendían, y percatándose que una de ellas era muy similar a la descripción que Gabrielle había hecho de la mujer que estaba con Xena, le exclamó a Thaly algo irritada: - ¿Tú eres la mujer que le esta quitando a mi amiga su guerrera?.- Sentía que de recibir tantas atenciones de estas mujeres, podría estar traicionando a su amiga.

Thaly la observó con algo de enfado por las palabras que estaba escuchando. - Si fueras tan amiga de Gabrielle, sabrías que hoy es su cumpleaños y que todo lo que Xena está haciendo es por ella.- Terminó diciendo la joven ya bastante molesta.

Afrodita se quedó quieta como una de las tantas estatuas que han hecho en su nombre; sintió un mareo tan fuerte, que tuvo que llevarse nuevamente las manos a la cabeza...se reprochó diciendo.... - ¿Qué voy a hacer?-, debo ir a buscar a mi chicharito para explicarle todo, ni siquiera recordará que es su cumpleaños... pero que horror, estoy fatal...debo antes ir a mi templo a reponerme-

Y antes de que Thaly o Asay pudieran decir algo más, Afrodita se desvaneció en el aire.

*********************************************
- Espero que te guste mi pequeño palacio... sería para mi un honor que te quedaras más tiempo.- Comentaba Larha a su hermosa invitada y tomándola de la mano la llevó a las afueras de su palacio; sin dejar de mirarla, se aligeró a decirle -te enseñaré los alrededores del castillo. Estoy segura que inspiraran tu maravillosa alma de poetiza ...-

Gabrielle la seguía como si estuviera hechizada, no ponía objeción para nada, solo se dejaba llevar.

- ¿Estas feliz conmigo Gabrielle?.- preguntó la hechizante mujer a la bardo, mientras caminaban por los hermosos jardines del palacio.

- Si, eres muy especial....- la pequeña rubia se vio interrumpida por la inesperada intervención de Larha. - pero estas pensando en alguien más, ¿no es cierto?.- concluyó su acompañante con esta pregunta.

- Realmente eres maravillosa y te agradezco lo que has hecho por mi, pero debo irme a casa.- respondió la bardo, tratando de esquivar la pregunta que Larha le había hecho.

- Gabrielle, se que algo en el fondo de tu alma te está haciendo sufrir, permíteme remediarlo.- Insistió Larha a la rubia que la miraba quedamente.

- Tienes razón, mi corazón está lastimado y sé que estas heridas son muy difíciles de sanar.- concluyó la bardo con la voz resquebrajada y sus ojos húmedos a punto de estallar en llanto.

Larha la abrazo con fuerza, como queriendo evitar el dolor que se aproximaba a embargar a su nueva acompañante; en el fondo de su ser deseaba suplir con dulces caricias el inmenso dolor que un amor desconocido causaba.
No muy lejos de allí una mujer cabalgaba aproximándose a gran velocidad; de repente, su impetuoso andar se detuvo estrepitosamente, cuando observó que en el horizonte se aproximaban dos hermosas mujeres que caminaban tan juntas que casi parecían una.

-¿Será posible? ...¿ acaso es Gabrielle?-

***************************************
En Atens la fiesta estaba preparada, algunos de los invitados se encontraban ansiosos por saludar a la festejada. Después de veinticinco años y algunos meses de no verle era obvio que estuvieran deseosos por verla; bueno verlas.

- No se preocupen ellas no tardarán en llegar, como verán, se les presentó un ligero contratiempo por el que tuvieron que salir apresuradas.- Thaly respondía a todos en la reunión.

- ¿Espero no sea nada grave?.- preguntó Eve, - claro que ellas se saben defender.- se respondió así misma.

Thaly se sentía realmente ansiosa ... al parecer los invitados comenzaban a sospechar que algo no andaba bien.

Bajo las mismas circunstancias, Asay procuraba que los invitados se sintieran a gusto, constantemente les ofrecía pasabocas y algo de vino para que no se marcharan prematuramente. Del otro lado del salón, su amiga la miraba inquietamente, ambas sabían que en algún momento alguien iba a cuestionarlas sobre la verdadera naturaleza de la extraña tardanza de la guerrera y su amiga.

*****************************************
Xena se aproximo aún más para cerciorarse de que su imaginación algunas veces podía jugarle muy malas pasadas, sin embargo, y para su total infortunio, tuvo que aceptar que su corazón que ahora latía como mil volcanes, no la engañaba, jamás lo hacía... y esta vez no sería la excepción.

- ¿Gabrielle? -se preguntó la guerrera

Las siguió cautelosamente, sin que ellas notaran su presencia.

- Larha, eres una persona con un inmenso corazón y así mismo alguien mas estará feliz de poderte corresponder.- exclamó Gabrielle apartándose de la bella mujer.

- Tú serás esa persona.- infirió Larha con un tono muy resuelto, tomando por la cintura a la bardo y acercándola a punto de besarla.

- ¡GABRIELLE.....! gritó Xena, interrumpiendo semejante escena con una estruendosa llegada.

- ¡Xena!... ¿Qué haces aquí?.- preguntó la bardo asombrada y algo molesta por la llegada muy poco cordial de la guerrera.

La guerrera las observaba con particular detenimiento, su mandíbula era una piedra y sus ojos más que cuestionantes se clavaron en la mujer que osó acercársele a tal punto a su hermosa poetiza; desmontó del caballo, se dirigió a la bardo y murmuró:

- Gabrielle necesito hablar contigo.- infirió Xena, tomando del brazo a Gabrielle y alejándola de la mujer que la observaba con inquisitiva mirada.

Gabrielle se sentía confundida por la inesperada llegada de su guerrera y más aún, porque percibía que Larha no estaba muy contenta con su presencia.

- Creo que no tenemos absolutamente nada de que hablar.- repuso la bardo con tono más que decidido

- Gabrielle déjame explicar...- la bardo interrumpió - ¿Explicar qué Xena?... si lo que vi y escuche fue suficiente para darme cuenta que estás con otra mujer.-

Larha que permanecía muy cerca de las dos mujeres, esperaba el momento de poder participar en tan acalorada discusión y con más razón al notar que la mujer con la que se había enfrentado el día anterior era la persona por la cual Gabrielle estaba sufriendo.

- Pero de qué estás hablando Gabrielle.- insistió la guerrera, tomando con mas fuerza a la hermosa rubia que luchaba por no dejarse llevar por lo que su corazón le decía ... no puedo, no puedo dejar que el calor de sus manos me perturben de esa manera- pensaba Gabrielle.

- Xena, no deseo escuchar ninguna explicación.- reparó la bardo parcamente... era inevitable sentir que se derretía ante el contacto de las manos de la guerrera ...su fortaleza empezaba a desmoronarse, sentía la terrible necesidad de perderse entre sus brazos para siempre.

- Ya la escuchó, es mejor que se vaya.- interrumpió Larha, encontrando en esta situación la ocasión perfecta para demostrarle su incomodidad.

- Es una conversación entre ella y yo.- contestó la guerrera ante tal interrupción, luego de arrojarle una radical mirada a la misteriosa mujer... - Esa voz, esa voz ... ¿por qué me es tan familiar?.- se preguntó Xena en la mente.

- No debes ser tan grosera Xena, ella ha sido muy buena conmigo.- Agregó Gabrielle observando a la guerrera con algo de enfado... hizo una pausa y continuó - He pasado la noche con ella.... es mejor que nos digamos adiós Xena,... - terminó Gabrielle, bajando su mirada y sintiendo que su corazón explotaba por lo que acababa de decir.

Era la frase más dura que la guerrera había escuchado en toda su vida; su piel palideció, sus piernas temblaron, su cuerpo se doblegó ante un escalofrío incontrolable, su alma estaba perdiendo toda razón para continuar sosteniendo su vida.... - Gabrielle, no... - musitó Xena con la voz entre cortada.

- Váyase,...!- infirió por último la misteriosa mujer que tomaba las manos de la bardo para alejarla de la guerrera.

Xena, paralizada aún por lo que había escuchado, no pudo contemplar nada más que la partida de su bardo con otra mujer que pasaba su brazo por encima de los hombros de Gabrielle... - ¿Un tatuaje en forma de dragón...?- esa figura le hacía recordar algo que la molestaba mucho, pero su pensamiento en ese preciso instante estaba en la pequeña rubia que se alejaba de ella sin ninguna explicación.

- ...........GABRIELLE..- Gritó nuevamente la guerrera ahogando el llanto que hacía que su voz se entrecortara.

- "ADIÓS... Xena"...- murmuró Gabrielle, a sabiendas que había acabado de destrozar lo más hermoso que jamás había tenido en su vida.

La guerrera montó a Argos y a gran velocidad salió de aquel lugar para dejar atrás una historia de amor que allí terminaba. Sin detenerse galopó para perderse en el inmenso bosque y llegar lo mas pronto posible a Atens para deshacer todo lo que había preparado.

CAPITULO SIETE
Mi único y verdadero amor...!

Gabrielle sentía que su alma estaba fuera de su cuerpo, que su razón de vivir se alejaba para nunca mas volver; dolorosamente sabía que había cometió el peor de los errores al decir algo que jamás había sucedido y que nunca sucedería.

- Es mejor así,...¿No crees?- preguntó Larha a la bardo que ya empezaba a sumergirse en un melancólico pensamiento.

- No, no es mejor así,...- respondió Gabrielle con la voz ahogada por el llanto.

En ese instante una luz se presentó ante ellas y desvaneciéndose lentamente dio paso a la figura de una hermosa diosa.
- Gabrielle, que difícil fue dar contigo, por poco y termino en los mismísimos tártaros buscándote.- exclamó Afrodita que ahora lucia realmente bien. - veo que estas en muy buena compañía....- agregó la diosa mirando algo insinuante a la mujer que acompañaba a la bardo.

- No estoy para juegos Afrodita, acabo de hablar con Xena y le dije cosas tan horribles que se fue y creo que es para siempre.- repuso Gabrielle entre sollozos.

- ¡Que has hecho...!, todo fue un mal entendido, debemos ir a Atens y allí te darás cuenta de todo.- exclamó Afrodita asombrada.

- Pero, ¿a qué te refieres?- Preguntó la bardo aún mas desconcertada.

- Debemos llegar antes que Xena, es lo único que te puedo decir.- respondió la diosa.

Entre tanto Larha observaba a las hermosas mujeres sosteniendo tan confusa conversación, trató de mantenerse al margen de lo que sucedía, aunque no podía dejar de pensar en la mujer alta, de ojos azules profundos y de cabello negro que se había presentado ante ella para desbaratar sus planes por segunda vez. - Te prometí un próximo encuentro y esta vez tengo un mayor motivo para acabar contigo.- pensaba Larha.

- Afrodita, espera debo cambiarme y luego partiremos.- acentuó Gabrielle dirigiéndose al palacio y olvidándose por completo que a su lado se encontraba Larha.

- Veo que le trajiste buenas noticias a mi pequeña...- murmuró Larha. - ¿Tú pequeña?..ella es la pequeña de Xena..- .interrumpió Afrodita con una expresión de descontento ante lo que estaba escuchando.- Si... ya se que su corazón tiene dueña..!- aclaró Larha interrumpiendo esta vez a la diosa.- Pero vamos a ver cuanto tiempo permanecerá con vida su grandiosa guerrera.-

- Afrodita ya nos podemos ir.... Larha gracias por todo, pero como vez debo irme.- concluyó Gabrielle presentándose de improviso y con una voz que albergaba una gran esperanza por lo que podría llegar a ser un nuevo encuentro con su guerrera.

Sin una palabra más, Afrodita acercó a Gabrielle hacia ella y se desvanecieron en la lluvia de destellantes luces doradas.

- Serás mía Gabrielle, a como de lugar, serás mía.- concluyó Larha mientras observaba desvanecerse a las dos hermosas mujeres.

*********************************
Los invitados estaban algo incómodos por la tardanza de las anfitrionas, Thaly y Asay ya no tenían como excusarlas, además sentían que no había mas remedio que decir la verdad, tomaron fuerzas y cuando iban a decir todo lo que estaba sucediendo, una luz apareció de repente y desvaneciéndose dio paso a dos figuras femeninas que observaban a todos con gran sorpresa.

- "SORPRESA" ¡Feliz cumpleaños Gabrielle..!- gritaron todos al unísono al ver a Gabrielle llegar de esa forma tan majestuosa. Entre abrazos y besos la sorpresa fue aún mayor.

- Es mi cumpleaños, lo había olvidado...- declaró la bardo sintiéndose completamente desconcertada. -"Xena"- advirtió Gabrielle observando que la guerrera aún no se encontraba allí.

Los abrazos iban y venían por parte de todos los amigos, familiares y apenas conocidos para la bardo, como lo eran Thaly y Asay, que se le presentaron y ante todo explicaron a Gabrielle lo que Xena había hecho para esta gran ocasión.

La puerta de la posada se abrió de un golpe, dando paso a la guerrera que venía con la cara completamente desencajada y por la coloración de sus ojos se notaba que había llorado bastante.

- La fiesta se canceló, Gabrielle no vendrá.- advirtió Xena, con la voz entrecortada, mientras que los invitados la miraban con gran desconcierto por lo que estaban escuchando.

- Xena, estoy aquí...- una voz se pronunciaba en medio de las personas que se encontraban en el lugar, abriéndose paso para mostrar la figura que la guerrera pensaba no volver a ver jamás.

Xena se contuvo para no caer por la impresión que estaba sintiendo al ver a su bardo acercase a ella.

- Xena, perdóname fui tan tonta, te juro que lo que dije en aquel lugar no es cierto.- reparó Gabrielle acercándose cuidadosamente a la guerrera.

- Gabrielle, pensé que te perdería definitivamente..- musitó la guerrera a la bardo, tomando entre sus manos las de ella.

- Lo siento, te juro que jamás volveré a dudar de ti..! diciendo esto Gabrielle abrazó a su guerrera, olvidándose de todos los que estaban en el lugar.

La fiesta continuo entre risas, baile, comida y un gran reencuentro de todos después de un largo tiempo de no verse. La noche se aproximaba y los invitados estaban más animados; al parecer, Afrodita se sentía como si nunca hubiera estado con una terrible resaca en la mañana, todo lo contrarío bebía a la par que todos olvidándose por completo de lo mal que le sentaban esos tragos de más.

Xena y Gabrielle entre tanto tenían en su mente el deseo de una definitiva y muy apasionada reconciliación, olvidándose de la celebración y de todo lo demás, la guerrera tomó de la mano a su bardo y escabulléndose sin que nadie se percatara, la condujo por las escaleras a una habitación que esperaba por las dos.

- Cierra los ojos Gabrielle, es una sorpresa.- susurró la guerrera en un tono muy sugestivo. - ¿más sorpresas Xena?.- repuso la bardo haciendo caso a lo que su amor le decía.

La guerrera la tomó por la cintura y la condujo muy despacio al interior de la habitación.

- Ya puedes abrirlos.- reparó Xena, observando el rostro de la bardo que florecía ante lo que sus ojos le revelaban.

Una lagrima rodó por la mejilla de Gabrielle al observar tan fastuoso regalo que venía de la mujer que amaba; viendo como su bella amante se había esmerado por complacer tan maravilloso deseo. La Guerrera sintió preocupación por aquel indicio de tristeza que escapaba del rostro de su amada, pero fue rápidamente calmada por un beso que depositó la bardo en sus labios.

- Es maravillosa, Xena, no se como pude...- se vio interrumpida por un beso que ahora la guerrera le daba. - Es solo un detalle que deseaba darte y aún hay más.- comentó Xena, tomando de las manos a la mujer que amaba y llevándola hacía la cama. - Esto también es para ti...- mostrándole unas prendas de vestir muy sugestivas que había comprado para ella, - y éste es el mío, sólo lo luciré para ti.- terminó diciendo la guerrera.

- Tú eres mi único y verdadero amor..- concluyó Gabrielle, sumergiéndose en los labios de su guerrera.

Las caricias no se hicieron esperar; las manos de Xena recorrían minuciosamente el cuerpo de Gabrielle; la bardo se dejaba llevar por una creciente excitación que no le permitía expresar con palabras lo que estaba sintiendo, pero su cuerpo lograba pronunciar lo que su voz no alcanzaba.

Xena tomó en brazos a su poetiza y la tendió sobre la cama sin soltarla un instante. Las luces de las velas iluminaban la piel de la bardo, convirtiéndose en un exquisito afrodisíaco para el deseo de la guerrera.

Era imposible contenerse, los límites no existían cuando sus cuerpos se fusionaban para hacerse el amor; muy lentamente, Xena deslizó sus manos por atrás de la espalda de su amada para desatar el top rojo de la bardo, dejando completamente libre su sensual y bien definido cuello que incitaba mil besos ... la guerrera se mordía los labios mientras sus dedos jugueteaban ansiosos al explorar los redondeados senos de Gabrielle. Sus manos se apresuraban en la labor de quitar del camino el resto de la pieza que aún cubría la mayor parte de los senos perfectamente esculpidos de la bardo; bastó con una hábil maniobra por parte de la guerrera, para que en un ligero movimiento quedaran libres; sus dedos se deslizaron suavemente encontrando los endurecidos pezones de su amante.
- ...Xena... - gimió Gabrielle, buscando la forma de acercarla aún más.

La princesa estaba perdida en el sendero que marcaba el abdomen de la bardo, sus manos no cesaron de moverse hasta que llegaron a la falda que cubría aún parte del hermoso cuerpo de su amante. Solo tuvo que correr la falda muy lentamente para hacerla deslizar sugestivamente por sus muslos ...se sentía en el aire una simbiosis única del deseo y el amor.

Ahora sus labios recorrían el sendero ventral de la bardo ascendentemente ... la incitada rubia reposaba en una indescriptible desnudez ...-¡eres tan excitante!..-pensó Gabrielle, mientras la lengua de la guerrera la transportaba a los mismísimos Campos Elíseos...

Gabrielle se estremecía haciendo pequeños movimientos con su cadera, incitando a su amante a una incontrolable sensación de placer. La bardo se inclinó un poco hacía su guerrera, la aproximó suavemente hacia ella; trataba de conseguir que sus manos pudiesen deshacerse hábilmente de la armadura que no le permitía ver lo que sus ojos ansiaban y que su piel deseaba sentir... Lentamente la desnudez de la guerrera apareció ante los ojos de la hermosa rubia que no podía evitar maravillarse una y mil veces con tan indescriptible belleza, ansiaba hundirse en su cuerpo desnudo, deseaba no dejar de abrazarla y besarla ... Xena estaba extasiada, su cuerpo no dejaba de agitarse ante la extrema proximidad de la bardo en su cuello ... esta situación le hacia sentir sensaciones orgásmicas ... Gabrielle, incansable e insinuante la tentaba a un encuentro de completo placer en donde sus cuerpos se fundían en uno solo.

...Con un movimiento inesperado, la bardo quedó posada encima del agitado cuerpo de la guerrera; su maniobra consiguió un gutural gemido en la princesa, debido al inesperado contacto total de sus sexos. La bardo colocó las manos de Xena sobre sus caderas y arqueándose un poco hacía atrás, incitó a su amante a seguir los movimientos que hacía sobre ella.

-...Gabrielle... Te amo...mi amor... susurraba Xena, mordiéndose los labios ante el placer que le producía los muy bien logrados movimientos de la bardo sobre ella. Sus sentidos perdieron el rumbo, ahora se hallaban perdidas en la excitante sensación de este encuentro.

Xena se precipitó hacía los senos de Gabrielle sin soltar sus caderas, tomó entre sus labios uno de los pezones de su hermosa bardo y succionando lenta pero muy eficazmente logró que su amante la rodeara con sus brazos y colocara su cabeza sobre la de ella.

- ...Xena, te deseo tanto... murmuraba la bardo entre gemidos, mientras sus movimientos se hacían cada vez más agitados.

La mano de la guerrera se deslizó lentamente entre los muslos de la bardo encontrando completamente la humedad de su amante que se desbordaba sobre su propia humedad; sus labios y lengua continuaban besando y acariciando los senos de la hermosa rubia, mientras sus dedos buscaban la oportunidad de introducirse en ella.

- ...Hazme tuya...- le susurró la bardo en el oído a la estremecida guerrera que ahora no tenía más remedio que perderse definitivamente en el húmedo sexo de su amante; los dedos de la guerrera penetraban en ella, haciendo que sus caderas se movieran con irrefrenable intensidad y la humedad de su ser se volcara sin compasión alguna en sus manos. -...no te detengas...voy a...- gritaba y gemía Gabrielle ante la súbita emancipación que se avecinaba - ....Sí,...mi amor ... entrégate...- gritó Xena mientras se entregaban definitivamente la una a la otra en un orgasmo que las arrojaría a un mismo abismo de deseo...la bardo no paraba de agitarse, sus caderas continuaban moviéndose como un potro salvaje uniendo así más su sexo al de su delirante compañera ... ambas tocaban el cielo, se fundían en una misma, compartían la liberación de sus deseos.
Las amantes se desplomaron abrazadas, mientras sus respiraciones volvían a restablecerse luego de tan agotador pero sugestivo encuentro; se contemplaron por varios minutos sin decir palabra alguna, solo acariciando sus cuerpos y besándose suavemente.

- ¿Cómo te sientes?...- susurró Gabrielle, después de un grato silencio entre las dos.

- Si esto es un sueño no quiero despertar jamás...!- respondió Xena acercando aún más a su amante y besándola con gran pasión.

- Xena... Quiero que nos coloquemos lo que compraste para las dos...! murmuraba la bardo entre los labios de la guerrera que no se separaban ni por un instante.

Xena observó con algo de inquietud a su hermosa rubia que le pedía entre caricias y besos uno más de sus caprichos, pero a pesar de estar cansada por todo lo que había hecho durante los últimos días, los deseos de la bardo para ella eran casi como ordenes que cumplía con el mayor de los gustos.

- ¿Quieres que nos vistamos ahora?- respondió la guerrera con una nueva pregunta, albergaba algo de esperanza en una respuesta negativa de su amada; deseaba complacerla pero el cansancio era tal que sus ojos empezaban a cerrarse sin mesura.

- ...Sí...amor ven...!- exclamó la bardo a su amante que apenas conseguía mantener la vista puesta en el cuerpo de la hermosa rubia que se ponía de pie y la tomaba de las manos, guiándola fuera de la cama.

Las dos hermosas mujeres se ponían en pie para dar paso al cubrimiento de su desnudez; Gabrielle, tomaba el top negro con finas fibras en plata que moldeaba sus senos como si hiciera parte de ellos, sosteniéndose con una tira atada atrás de su cuello, la falda del mismo color dejaba ver su bien formado abdomen y se ajustaba perfectamente resaltando las curvas de su cadera.

Xena entre tanto se colocaba una prenda negra con una sutil transparencia que permitía ver por completo su bella figura, terminando en unos muy finos y detallados guantes que complementaban tan sensual atuendo.

- ¿Te gusta cómo me veo o prefieres que me lo quite...?- preguntó la hermosa rubia mientras daba una vuelta en el mismo lugar.

- Te ves tan hermosa...!- respondía la guerrera mientras su mirada se clavaba en la mujer que le quitaba el sueño. - No sé si debas quitártelo, de cualquier forma eres hermosa.- diciendo esto, se acercó lentamente a la bardo y la sujeto por la cintura. Deseaba tomarla nuevamente, no quería perder un solo instante de poder tocar, acariciar y contemplar a su amada.

- Deseo bailar contigo...- infirió Gabrielle, interrumpiendo el deseo de la guerrera de tomarla en ese preciso instante.

- Pero no hay música- exclamó Xena, acercándose más a la bardo e intentando besarla en los labios.

- Nosotras haremos la mejor música... susurró la bardo apartándose sutilmente de su guerrera, - con los velos, el fuego que se desprende de las velas y nuestras respiraciones ....- concluyó.

La danza se realizó entre insinuantes roces de Gabrielle al cuerpo de Xena e igualmente de está para con la bardo, entre ires y venires de deseos incontrolables, la danza culminó con la fusión de dos cuerpos desnudos en una acogedora cama.

CAPITULO OCHO
El rapto...

La mañana asomaba por la ventana de la habitación que guardaba en secreto la desnudez de una pasión, dos cuerpos unidos por un eterno abrazó que sin duda a la vista se vería como uno solo.

- ...Amor... despierta...ya amaneció...- susurraba Gabrielle al oído de su amante.


La guerrera a pesar de escuchar la voz de su hermosa compañera, se apretaba más a ella para no separarse del cálido cuerpo que se encontraba junto al suyo. Sus ojos no querían abrirse al amanecer que interrumpía con su luz, la tenue claridad que aún daban las velas dentro de la habitación.

- ¡Xena!...tengo hambre...!- expresó la bardo en un tono algo desesperado, ...- no he comido nada desde hace dos noches...- agregó Gabrielle separando muy sutilmente a la guerrera que se encontraban alrededor suyo, casi atándola como una soga muy bien puesta, pero con una pasión que no le permitía escoger entre sus ganas de comer o continuar entre esos hermosos brazos que la envolvían.

- Mmm..¿.Gabrielle tiene que ser ahora? No puedes esperar un poco más?...- respondía Xena ante el elocuente indicio de un capricho más de su Bardo.

- Al lado tuyo mi corazón puede esperar toda la vida, pero mi estomago no..- concluía la hermosa rubia separándose de su amante y poniéndose en pie. - Si quieres te puedo traer algo de comer a la habitación, mientras descansas un poco más. -

Para Xena esas últimas palabras fueron un alivio para su cuerpo, que lo único que deseaba en ese momento era permanecer ahí. Habían sido dos largos días y merecía un buen descanso.

- Sabes, me pondré lo que me regal...- se vio interrumpida por una mirada no muy cordial de su guerrera. - ¿Qué, no puedo..?.- preguntó la bardo algo desconcertada.

- ...Eso solo lo puedes lucir para mi...! cuando tengamos nuevamente una danza como la de anoche, que espero se repita pronto...- concluyó Xena tapándose la cabeza con las sabanas de satín.

- Esta bien, será para ti - infirió Gabrielle, mientras se colocaba su ropa y salía de la habitación. - ya vengo, mi princesa guerrera - se despidió saliendo del lugar.

Abajo, algunos se habían quedado celebrando el cumpleaños de Gabrielle a pesar de que ella no se encontrara presente ...

- Buenos días - saludó la bardo a sus trasnochados invitados que se encontraban aún despiertos pudiendo difícilmente responder a su saludo. - Afrodita ...Afrodita despierta...¿qué haces aquí todavía? Según tú, los dioses casi no beben- la sacudía con la intención de volverla en sí, al encontrarla inconsciente sobre una mesa.

La mayoría se encontraba en estado similar a la diosa, entre balbuceos trataban de responder al saludo de la bardo que se aproximaba a ellos para levantar sus cabezas de las mesas.

- Hoolaa heermaaniitaa. - la única respuesta que escuchó Gabrielle algo coherente fue la de su hermana Laila que la observaba con una sonrisa casi petrificada en su rostro.

- Espero que mas tarde no estén muriéndose por la resaca.- concluyó la bardo, dejando atrás a todos para salir del lugar.

Gabrielle se paseaba de tienda en tienda tratando de buscar algo apetecible para saciar su hambre y la de su guerrera, que sabía muy bien que cuando ella despertara estaría hambrienta.

Al salir de la última de las tiendas y con las manos ocupadas por todas las cosas que había comprado, un grupo de hombres a caballo entraron a la ciudad, atacando a todos, destruyendo y asediando a cuanto habitante se encontrara por su camino.

- Busquen por todas partes a la rubia de cabello corto.- Gritaban los hombres, al mismo tiempo que irrumpían en las viviendas de todos los pobladores.

La sorpresa de la bardo fue inmensa al ver que todo un incomprensible evento pasaba por sus ojos en tan solo unos segundos, arrojando al suelo todo lo que sostenía en sus manos, trato de coger sus dagas para empezar a luchar contra los atacantes que se le venían encima, pero recordó que las había dejado en la habitación, lo cual no fue un impedimento para comenzar a luchar utilizando su cuerpo como única herramienta de combate.

- ¡...Es ella...!- exclamó uno de los hombres avisando a los otros.

La bardo combatía con varios hombres, sin advertir que otros cuatro se le acercaban por detrás para sorprenderla, cuando menos lo esperaba, la sujetaron y le dieron un golpe en la cabeza dejándola sin sentido.

Uno de los hombres se aproximó para cerciorarse de que se trataba de la rubia que ellos estaban buscando.

- Sí..es ella, es la descripción que nos dieron, sujétenla muy bien y vámonos ya...!- Sin más advertencia salieron de la ciudad a toda velocidad.

Entre tanto Xena se despertaba por el alboroto que escuchaba, incorporándose rápidamente y tomando su armadura bajó para ver que estaba sucediendo.

- ¿Qué pasa, cual es el escándalo?.- preguntaba la guerrera algo malhumorada al grupo que se encontraba abajo y que por obvias razones no le dieron respuesta alguna por estar todos inconscientes de la borrachera, así que salió de la posada para ver que estaba sucediendo.

Al ver que la ciudad se encontraba semidestruida, advirtió que el lugar había sido asaltado.

-...¡Gabrielle!...- pensó Xena, sintiendo una terrible angustia en su corazón. Se acerco a varios de los habitantes que trataban de recuperarse de los golpes que les habían dado los hombres que entraron a atacar la ciudad.

- ¿Qué paso?- preguntó la guerrera a un joven que estaba sacudiéndose el polvo de su ropa.

- Unos hombres entraron a la ciudad buscando a alguien e irrumpieron en varias de las viviendas hasta que encontraron a quien buscaban y se marcharon.- respondió el joven algo tembloroso por lo sucedido.

- ¿A quien se llevaron?- preguntó nuevamente la guerrera.

- A una mujer rubia de cabello corto que fue la única que se les enfrentó- contestó el muchacho terminando de sacudirse y alejándose de la guerrera.

- ...Gabrielle...!- advirtió Xena dejando pasar al muchacho que se veía aún algo aturdido. - ¿Pero por qué se la llevaron, quien querría secuestrarla?- pensaba mientras observaba a su alrededor para encontrar alguna respuesta.

La guerrera sintió que todo se le desmoronaba, no encontraba respuestas lógicas a sus preguntas, ni razones, ni motivos por los cuales alguien hubiese podido llevarse a la bardo.

Guiándose de las huellas dejadas por los caballos, la guerrera encontró rastros que indicaban una gran pelea y en ese lugar halló una daga que tenía grabado en el mango la figura de un dragón.

- ¿Un dragón?- se cuestionaba la guerrera advirtiéndose que era el único indicio que tenía de los hombres que habían raptado a Gabrielle. - Ese dragón es el mismo de la mujer que atacó este lugar hace dos días... es la misma mujer que estaba con Gabrielle en ese lugar.- concluyó Xena dirigiéndose rápidamente a la posada.

***************************
La hermosa rubia despertaba de la inconciencia que le había producido el golpe en la cabeza; se encontraba atada de pies y manos, sobre sus ojos una venda no le permitía ver nada, pero escuchaba perfectamente lo que sus secuestradores hablaban.

- Trajimos a la mujer que nos indico, puede cerciorarse. -

Gabrielle al escuchar aquellas palabras percibió que alguien más estaba detrás de todo esto y que aquellos hombres habían llegado a Atens específicamente por ella. Se cuestionaba acerca de quién tendría motivos para llevársela de esa forma y que haría con ella después.

*****************************
- Levántense, necesito de su ayuda.- Gritaba Xena a los embriagados y amanecidos invitados de la noche anterior.

- Xena...¿Qué pasa?.- respondía el viejo Autolycus que se encontraba en mejor estado que los demás.

- Se llevaron a Gabrielle y sé quien fue - advertía la guerrera tomando de la ropa a su amigo y levantándolo de la mesa donde se encontraba.

Las palabras de Xena las escucharon todos y como por arte de magia se levantaron para ayudar a su amiga, a pesar de encontrarse aún en estado de embriaguez. Tomaron agua y lavaron sus rostros, poniéndose a ordenes de la guerrera.

- Xena, ¿Quién se llevó a Gabrielle?.- preguntaba Virgil, el hijo de Joxer, que se había convertido en un gran amigo y compañero de ellas en los momentos que lo necesitaban.

- La mujer del palacio a las afueras de Village, la mujer del dragón.- respondía la guerrera bastante malhumorada y muy apresurada en salir lo más pronto de la ciudad para ir en busca de su bardo.

Todos observaron extrañados a Xena, no comprendían de quien les estaba hablando, pero sabían que si ella se refería de esa forma acerca de esa mujer, era porque tenía la certeza de su culpabilidad.
- Vamos mamá, no perdamos más tiempo.- advertía Eve tomando su espada y saliendo de la posada seguida por todos los demás.

- ...Esperen, yo voy con ustedes...- gritaba la diosa levantándose de la mesa entre tumbos y con algo de descontrol aún en su cuerpo.

- Afrodita, es mejor que te quedes aquí y te recuperes lo suficiente, sabes muy bien a donde vamos, luego nos alcanzas.- infería la guerrera tomando por el brazo a la diosa y dirigiéndola a la mesa.

**********************************

Varios hombres entraron al lugar donde se encontraba Gabrielle, la llevaron cargada dirigiéndose a un lugar que se sentía cálido, confortable y muy familiar. Retiraron los vendajes de los ojos de la bardo, desataron sus pies y manos, dejándola en libertad por solo un momento.

- Hola mi hermosa Gabrielle.- una voz se dirigía a la asombrada rubia.

- Larha...¿Eres tú?- preguntaba la bardo en un total desconcierto.

- Veo que no te has olvidado de mi, hermosa poetiza.- advertía Larha saliendo de la penumbra que la ocultaba para dirigirse a Gabrielle y tomarla en sus brazos.

- Suéltame, no se por que me has traído aquí- exclamaba la bardo soltándose reciamente de los brazos de Larha.

La misteriosa mujer la observaba con malicia y se le aproximaba cada vez más a pesar del rechazo constante de la bardo.

- Te dije que algún día serias mía y es hora de que lo seas.- diciendo esto la tomó con mayor fuerza entre sus brazos, sometiéndola de una forma de la cual Gabrielle no logró soltarse tan fácilmente.

- ¡Jamás! - la rubia hizo un movimiento que logro liberarla, pudiendo derribar a la mujer que la tenía casi sometida; colocó una de sus rodillas en el cuello de Larha advirtiéndole en forma despectiva .-Jamás seré tuya... te lo aseguro.- diciendo esto se levantó y se dirigió a la puerta para salir de la habitación, pero para sorpresa suya tres grandes hombres la sujetaron, la llevaron de vuelta atándola nuevamente y la tiraron sobre la cama.

- Puede ser que ahora te rehúses, pero cuando tu guerrera muera bajo el filo de mi espada y traiga su cabeza, te entregarás a mi a las buenas o a las malas...- infirió Larha rozando el rostro de Gabrielle con sus labios y levantándose de su lado se dirigió a la salida para perderse de la mirada de la aterrada bardo.


CAPITULO NUEVE
El rescate...

Al horizonte se veía Village, el sol radiante del medio día dibujaba cuatro jinetes cabalgando a gran velocidad aproximándose a su entrada, sin detenerse por un segundo continuaron su camino hasta el otro lado de la ciudad, llegando al los linderos de un hermoso palacio custodiado por una infinidad de hombres y mujeres muy bien armados que parecían tener un recibimiento no muy grato para alguien en especial.

Los cuatro jinetes se detuvieron a una distancia prudente para no ser vistos y desde ahí poder inspeccionar los movimientos del ejercito que custodiaba el castillo.

Organizaron un plan para el rescate de la bardo. Tomaron sus posiciones y se lanzaron al ataque.

Xena galopó frente al ejercito sin detenerse, levantando su espada y emitiendo su particular grito de guerra, los arremetió derribando a uno por uno de los que se le iban enfrentando. Entre tanto, Autolycus atacaba entrando por detrás tomando ventaja del sorprendido ejercito.

Virgil y Eve se escabullían entre los hombres que iban y venían por todas partes, entraron al castillo en busca de Gabrielle, pero cuando estaban subiendo las escaleras una mujer vestida de cuero negro y una máscara de plata en forma de dragón que cubría su rostro, detuvo el intento de continuar la búsqueda de la bardo.

- Intuyo que vienen por mi poetiza, ...que considerados...- exclamó la extraña mujer desenfundando las espadas custodiadas por su larga chaqueta de cuero, - Me temo que tendré que matarlos...- concluyó.

Se arrojó sobre ellos como si se tratara de un verdadero dragón, su rapidez era casi imperceptible para los ojos de los jóvenes que se vieron en serias dificultades para defenderse.

Xena y Autolycus continuaban luchando contra el ejercito, notaron que estos portaban emblemas en sus pechos que distinguían la maravillosa figura de un dragón.

- Ya veo a qué te referías con el dragón...- mascullaba Autolycus a la guerrera mientras peleaba. - pero no veo por ningún lado a la que llamas mujer dragón...- infería por último el viejo rey de los ladrones.


- Me está esperando, si no es que...- se interrumpía Xena al intuir que su hija y su amigo podrían estar en serios problemas debido a aquella mujer. - Autolycus, espérame aquí, debo ir a buscarlos... sé que podrás defenderte solo por unos minutos - la guerrera saltó de en medio de los hombres que la rodeaban para correr hacía el castillo y entrar en él.

- Pero Xena...!- advirtió Autolycus viendo como se alejaba la guerrera, mientras se defendía de las espadas que se estrellaban constantemente contra la suya.

Al entrar Xena sintió un terrible pánico al ver que su hija estaba apunto de ser asesinada por la mujer a la que ella debía enfrentarse, Virgil estaba arrojado en el suelo inconsciente y sangrando.

- Detente, es a mí a quien quieres..!- Gritó la guerrera arrojando el chakram contra las espadas de quien estaba apunto de dar muerte a su hija.

- Por fin llegó el momento de enfrentarnos nuevamente, ahora tenemos en común un motivo muy grande.- habló con desavenencia la misteriosa mujer, dejando de lado a la joven que permanecía arrodillada en el suelo.

*****************************************************
Gabrielle se sumergía en el desespero por no poder desatar las cuerdas que la amordazaban impidiéndole moverse, escuchaba todo lo que estaba sucediendo fuera y dentro del castillo, era como si estuviera ahí sin estarlo.

Con movimientos circulares de sus muñecas, logró aflojar la fuerte atadura de sus manos liberándolas, el siguiente paso se convirtió en el más largo de los tormentos, la angustia de salir de ahí se transformaba en el peor de los aliados para ella en ese momento.

En medio de una de las paredes de la habitación colgaba un arco con sus flechas, Gabrielle los tomo y sin más inconvenientes llamó a los guardias que permanecían allí a pesar del alboroto que estaba ocurriendo en el lugar.

Los guardias entraron sin sospecha alguna de lo que podría llegar a sucederles, cuando una flecha rozo sus cabezas notaron que algo no estaba de acuerdo a lo que suponían encontrar.

- Si se mueven un centímetro acabare con ustedes de un solo tiro.- advirtió Gabrielle apuntándoles en la cabeza con el arco cargado de una de las flechas. - así que entre los dos se van a atar muy bien.- concluyó la bardo amenazando a los muy asustados guardias.

Los siguió sin dejarles de apuntar hasta que terminaron las ataduras entre ellos, revisó cautelosamente que estuvieran bien atados, los sujeto contra la cama y salió de la habitación rápidamente.

************************************************
Xena combatía contra la misteriosa mujer de la máscara que la arremetía de una forma muy particular, como queriendo acabar con ella lo más pronto posible, estrellaba sus espadas contra la de ella, golpeaba con sus rodillas el abdomen de la guerrera, dejándola casi sin aire; Xena de igual forma devolvía el ataque y con un golpe proporcionado en el rostro de su atacante la derribó dejándola casi inconsciente.

- Espero que sea suficiente...- Agregó la guerrera mientras colocaba su espada en la garganta de la mujer dragón.

- ¡XENA!...- una voz conocida se dirigía a ella desde las escaleras del inmenso palacio.

- ¡GABRIELLE!...- gritó la guerrera bajando la guardia ... su emoción al ver a la bardo fue tal que se descuidó por un instante, el cual fue muy bien aprovechado por la mujer que velozmente empuñó sus filosas espadas.

Larha se puso de pie yéndose en contra de la mujer que la había derrotado hacía solo un instante.

- ¡No te atrevas Larha o acabaré contigo!- advertía la bardo a la mujer apuntándole con una de las flechas. .

- Es solo cuestión de tiempo... terminaré con ella y serás para mi- diciendo esto, Larha se arrojó con rapidez atacando por la espalda a Xena.

- ¡Jamás!...- concluyó Gabrielle dirigiendo contra Larha una flecha que se le introdujo en el hombro derecho, haciendo que esta se precipitara ante los ojos de la sorprendida guerrera.

Xena tomo su espada para acabar definitivamente con la misteriosa mujer que había intentado asesinarla a traición. De repente una lluvia de oro combinada con una luz radiante se presentó ante ellas dando paso a la figura de una diosa.

- ¡Espera Xena, no la mates... yo me encargare de ella...!- intervino Afrodita al súbito acontecimiento que se aproximaba.

- Afrodita ella debe pagar por todo el mal que ha hecho... - agregó la guerrera en un tono muy molesto y con el deseo en sus ojos de hacer pagar a la culpable.

- Es cierto, pero yo sé cómo pagara sus falta..., déjenmela a mi....- concluyó la diosa calmando los ánimos de Xena y todos los otros que se encontraba allí.

Afrodita rodeo con sus brazos a Larha y se desvanecieron en una lluvia de oro; Gabrielle, Xena y Eve se dirigieron a Virgil, que aún se encontraba tendido en el suelo. Lo examinaron notando que solo tenía un golpe superficial en la cabeza.

Cuando Virgil logró levantarse ayudado por las tres mujeres que se apresuraron a socorrerle, alguien los detuvo sorpresivamente en la puerta al momento de salir.

- Agradezco su preocupación, soy ya un hombre viejo y tenía a todo un ejercito en contra mío.- señalaba Autolycus presentándose ante ellos como por arte de magia.

Todos lo observaron detalladamente y sin decirle palabra alguna lo abrazaron y continuaron su camino. Montaron sus caballos, Xena subió a Gabrielle atrás suyo como siempre lo hacía. La bardo cruzo sus brazos alrededor de la cintura de la guerrera aferrándose fuertemente.

- Gabrielle nadie nos separara nuevamente, siempre estaré contigo.- susurró Xena mientras apretaba los brazos de la bardo hacia ella.

- ¿Que hará Afrodita con Larha? - preguntó Eve a su madre, algo pensativa.

- No lo sé Eve, pero espero que reciba un buen castigo.- respondía Xena concluyendo la conversación y avanzando a todo galope sin mirar los pasos que dejaban atrás, se alejaban procurando olvidar el nefasto instante al que acababan de sobrevivir.

CAPITULO DIEZ
Nunca me digas adiós...!

La puesta del sol daba paso a la noche en Atens; Laila, Thaly y Asay esperaban a los amigos ausentes, la preocupación, la incertidumbre se dibujaba en sus rostros; pero dicha zozobra se desvaneció al ver cuatro caballos galopando en la planicie del atardecer.

- Son ellos...!- Gritaba Laila a sus compañeras, - Vienen con Gabrielle, estoy segura.- afirmaba la madura mujer.

- ¿Por qué estas tan segura?- preguntaba Asay.

- Porque Xena jamás regresaría sin ella...!- respondió Laila, en un tono muy positivo.

Sin equivocación, los cuatro jinetes mostraron cinco a la cercanía de los ojos, un caballo llevaba en su lomo a dos. Argos montado por su dueña en compañía de Gabrielle que se aferraba a la guerrera de tal forma que parecían una.

- Hola...¿están bien todos..?- saludaba y preguntaba Thaly apresurándose a recibir a los agotados amigos.

- Si todos estamos bien, solo Virgil está un poco lastimado...- respondía Xena bajando se su caballo y ayudando a bajar a Gabrielle.

- Gabrielle estaba tan preocupada por ti...- concluía Laila abrazando a su hermana, siendo igualmente correspondida.

La bardo se sentía algo débil y bastante cansada por todo lo que había pasado, pero sabía que su guerrera y amigos estaban igual o peor que ella.

- Creo que merecemos un buen descanso y algo de comer...!- comentaba Gabrielle dirigiéndose a la posada seguida por todos.

- Es verdad no hemos comido nada, desde hace bastante tiempo.- concluía la guerrera acelerando su paso dejando atrás a todos los demás.
En la posada cenaron, bebieron un buen vino celebrando el rescate de la bardo, pero todos se preguntaban el por qué Afrodita se había llevado a Larha y cual sería el castigo que ella le impondría.

**************************************
- Larha mientras te recuperas, cuidaré de ti, te daré baños de espuma, masajes y todo lo que tu quieras, pero cuando mejores serás mi esclava, lo quieras o no...- infería la diosa en un tono bastante sarcástico. - Si no me obedeces, para mi será muy fácil llevarte ante Xena para que recibas tu merecido, así que... lo tomas o lo dejas...- concluía Afrodita.

- ¿Qué tendré que hacer?- preguntaba Larha observando una gran sonrisa en los labios de la diosa.

- Lo mismo que haré por ti...cuidarme; también tendrás que asear mi templo, lavar mi ropa, limpiar mis zapatos, peinar mi cabello, cocinaras, ah... y eso será por el resto de tu vida querida.- diciendo esto Afrodita se aproximó a Larha para despojarla de la apretada coraza de cuero que le impedía ver la sangrante herida...

- ¡Es mejor que me lleves a una cárcel! - infería Larha al sentir que su vida cambiaba de dirección a un rumbo totalmente inesperado...

- De una cárcel podrías escapar y eso no me lo perdonarían jamás, en cambio acá no podrás salir nunca...- concluyó la diosa terminando la conversación.

**********************************
Las habitaciones estaban listas, en lo único que pensaban todos era en una confortable cama que los acogiera en esos instantes, sus cuerpos no daban un paso más, el agotamiento se dibujaba en sus rostros y esperaban el momento preciso para entrar en el placido umbral de los sueños.

- ¿Xena me llevas cargada a la habitación?- preguntaba la bardo con voz agotada y sin aliento.

- Gabrielle...!- exclamaba la guerrera a la intención de su amada compañera, - también estoy agotada, ven acá, te ayudaré a subir.- concluía Xena extendiendo una de sus manos.

- Esta bien, pensé que como tu eres tan fuer..- la bardo se interrumpió por la particular mirada de su guerrera.

En la habitación las dos hermosas mujeres se desnudaron y tendieron en la cama que las había recibido la noche anterior con tanta intensidad, sus labios se unieron, sus cuerpos se mezclaron formando uno para así dormir placidamente hasta la mañana siguiente.

- Despierta, abre los ojos...- susurraba la guerrera al oído de su amada.

- Xena... es muy temprano, todavía no amanece.- musitaba la bardo entre sueños.

- Gabrielle son las diez de la mañana, levántate.- infería Xena levantándose de la cama para dirigirse a una habitación contigua que tenía una tina.-Deseas tomar un baño conmigo, el agua esta tibia y espera por ti.- murmuraba la guerrera en un tono muy seductor.

- No quiero...- respondía Gabrielle tapando su cabeza con las sábanas.

- Tú te lo pierdes.- respondía la guerrera , quien se sumergiría en la humeante agua.

La bardo encontraba tal propuesta muy llamativa, pero el sueño le vencía a cada intento que hacía por levantarse, espero por muy cortos minutos hasta que logró incorporarse para dirigirse a la mujer que esperaba por ella.

- Ya estoy aquí, ¿puedes compartir la tina conmigo? - comentaba la hermosa rubia que se encontraba en una perfecta desnudez.

- Por supuesto...- respondía la maravillada guerrera ante la escultural figura que se ponía ante ella.

Se masajearon la espalda mutuamente, acariciaron sus cuerpos y se fundieron en el deseo entregándose la una a la otra...

- Sabes Xena, no quisiera irme, ha sido maravilloso estar en este lugar.- reparaba la bardo mientras se colocaba la ropa y observaba a su guerrera hacer lo mismo.

- Es cierto, pero debemos continuar nuestro camino.- concluía la guerrera tomado de la mano a su hermosa rubia dejando atrás la habitación.

La despedida se convirtió en abrazos, lágrimas, sonrisas y promesas de próximos encuentros.

Xena y Gabrielle montaron a Argos y partieron de aquella ciudad dejando atrás hermosos momentos, como también algunos no muy gratos.

- Xena, no se qué nombre darle a esta historia cuando la escriba en mis pergaminos.- se cuestionaba Gabrielle preguntándole a su guerrera. - Que te parece, la mujer dragón, o... ojos de dragón veng...- se interrumpía la bardo al sentir el fuerte apretón de Xena sobre sus brazos.

- ¡Nunca me digas adiós!...- Mencionaba la guerrera deteniendo a Argos y volteando a mirar a su bardo.

- ¿Por qué ese nombre?- le preguntaba la bardo observando en sus profundos ojos azules.

- Porque en dos ocasiones me dijiste adiós; la primera en una nota y la segunda cuando te fui a buscar...- respondía la guerrera volteando la mirada hacía otro lado para evitar que su bardo observara las lágrimas que se asomaban en sus ojos.

- Nunca más te diré adiós, porque sería como decirle adiós a mi propia vida...- diciendo esto la bardo tomó el rostro de su guerrera colocándolo frente al suyo y besándola profundamente en los labios. - Xena, te amo más que a mi propia vida.-

- Y yo a ti Gabrielle...- Comentó Xena envolviendo a la bardo en un abrazo y afirmando un amor perpetuo entre las dos hasta en la vida eterna.

Continuaron su camino sin detenerse, esperando encontrar más adelante una nueva aventura.

La historia de ellas continuara por siempre...
C&C.


Indice Fan Fiction

Página Principal