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Disclaimer: Los personajes de Xena y Gabrielle pertenecen a Películas renacimiento, Ulises mmmm, creo que a Homero. No es mi intención violar sus derechos de autor, pero no pude pedir permiso para usar suspersonajes que me gustan tanto espero disculpen la osadía.

AVISO: Esta historia esa de acuerdo con el subtexto y contiene mucho de este (bueno, en realidad es "texto"), si no estas de acuerdo o no te gustan este tipo de relaciones o tienes menos de 18 años, no sigas, porque no seré responsable Je.

Cualquier comentario es bienvenido a Bettyromero@yahoo.com


BARDO AL ATAQUE

Por Haruka

La pelea fue grandiosa, los piratas uno a uno fueron cayendo y al final. Todo era calma en el mar y en el barco. Ulises esta con Xena. Esta agradecido porque la guerrera le ayudo a salir bien librado de un ataque pirata. Están ambos en el camarote que Xena comparte con Gabrielle. Ulises pone sus manos en los hombros de Xena y le dice acercándose a ella:

- Xena, muchas gracias por todo, no hubiera podido hacerlo sin ti.

- No tienes por que agradecer Ulises, para eso están los amigos después de todo.

Ulises le da un abrazo fuerte.

En esos momentos llega Gabrielle que estaba dando un paseo por cubierta, comparando ese mar verde-azul con los ojos de Xena y haciendo castillos en el aire. Xena, la mujer que ama, la única dueña de su corazón. Tiene que encontrarla y decirle que esta mareada, que arregle eso como ha arreglado sin saberlo muchas cosas en su vida. Gabrielle encuentra la puerta abierta y se asoma ligeramente.

Lo que encuentra la pone furiosa y triste. Triste por encontrar a su más grande motivo de vivir en los brazos de alguien que no es ella y furiosa porque esa guerrera lo permite.

Xena abraza también a su amigo y deja que le ponga un beso en su mejilla mientras toma sus manos y le susurra las gracias otra vez en su oreja. La furia gana. Entra Gabrielle echa un león y aparta a Ulises de su guerrera. Xena esta más que sorprendida, un poco molesta con el bardo por esa intromisión.

Gabrielle se pone frente a Ulises mientras rodea con sus brazos la cintura de la guerrera detrás de ella.

- Amigo Ulises, creo que no lo sabías, pero esta guerrera que vez aquí, tiene dueño.

- Pero yo...

- Así que amigo, te sugiero que te mantengas alejado de ella porque ese dueño no quiere que nadie se le acerque.

Xena aun sorprendida toma las manos de Gabrielle y las separa de su cuerpo con mucha gentileza. No acaba de entender a quién esta protegiendo el bardo, que ella sepa no tiene dueño, sino dueña y esa es Gabrielle aunque claro que nunca se lo ha dicho, pero no podría pensar en nadie más, no podría aunque quisiera hacer caso a ninguna otra persona. Así que esta confundida por eso y por lo mismo dejo que la sujeción de Gabrielle  se prolongara durante ese diálogo.

- ¡Gabrielle basta! Discúlpala Ulises debe ser la enfermedad del mar la que la hace actuar así.

- No, no estoy enferma

- Esta bien Gabrielle yo solo le daba las gracias  por su ayuda y a ti también te agradezco tu colaboración amiga,  puedo llamarte amiga ¿verdad?

- Esta bien Ulises, yo me encargo, dice Xena mientras lleva a Ulises a la puerta.

Voltea hacia Gabrielle y levanta su ceja como solo ella sabe hacerlo; pero conserva su mirada tranquila y hasta un poco divertida.

- Bien Gabrielle, estoy esperando una explicación-

Toda la fuerza de Gabrielle decide huir a otro lado y la pequeña siente como sus piernas tiemblan ante esa mirada. Regresa la enfermedad del mar en el peor momento y con la cara descompuesta sale corriendo hacia cubierta haciendo a un lado a la desafiante guerrera.

Xena ríe para ella mientras va tras el mareado bardo y piensa que aun así se ve hermosa.

En cubierta Gabrielle esta debilitada por el esfuerzo, Xena se acerca a ella y le pone un brazo por encima de sus hombros. Gabrielle siente fuego ante la caricia.

- ¿Estas bien? Gabrielle afirma con la cabeza.

- Muy bien, porque vamos ahora mismo a aclarar unas cuantas cosas.

Gabrielle esta decidida a confesar lo que siente, a decirle por fin que no puede vivir sin ella, que enfurece de celos cada que alguien se le acerca y que siente la muerte cuando ella corresponde. Su traicionero cuerpo se debilita aun más y desfallece. En ese momento Xena la sostiene en sus brazos

- Segura de que estas bien

- Sí, sí, solo un poco mareada.

Xena la toma en sus brazos y baja con ella a su camarote. Gabielle esta en un sueño, siempre quiso que ella la llevara así, ser algo más que su amiga. Le gusta tanto esa guerrera ¡Y por los dioses huele tan bien! Es su aroma lo que provoca sus mareos no el mar o los movimientos del barco.

Xena siente el ligero peso del bardo, su cálida piel muy cerca de ella, sus brazos sujetándola.  Si existen los campos Elíseos esa debe ser la puerta de entrada.

¡Dioses! Es tan bella y tan dulce, ¡y se ve tan hermosa cuando se enoja! No puede sino reír ante el reciente recuerdo de las palabras de Gabrielle. En quién pensará ella ¿en Marcus? No, sabe que esta muerto y que ya ha pasado mucho tiempo desde entonces. ¿En Rave? No, no, ella sabe que todo era parte de una apuesta; ¿Hércules? Tal vez, ella siempre habla bien del héroe. Pero, ¿por qué reaccionó así?, ¿Aun no se da cuenta que sigue con ella a pesar de todo y todos? Aun no nota que deja todo por ella. Este bardo, este bardo que ama con todo su corazón a veces es muy ciega.

Llegan al camarote y Xena empuja la puerta, no quiere dejar a Gabrielle, la llevaría toda su vida en sus brazos, para cuidarla, protegerla, amarla.

Gabrielle siente como su corazón se agita a cada paso, como esa mujer que la lleva en sus brazos es su dueña absoluta sin saberlo, como quisiera que ella la amara igual, que supiera que ella es la causa de esos arranques de furia que tiene a veces contra aquellos que la miran con codicia, con deseo. Que ella es quien le da toda la fuerza que tiene, toda la voluntad, toda la energía y la pasión por la vida. La tiene en sus manos, como la lleva ahora en sus brazos.

Xena deposita a Gabrielle en la pequeña cama. Gabrielle trata de levantarse pero no puede, se sienta y se recarga en la pared del barco. Xena siente tanta ternura al verla, le acomoda un mechón rebelde y nota la tensión en Gabrielle.

Ulises entra sin llamar y observa que Gabrielle no se siente bien.

- Xena, ¿esta bien?, dice señalando a Gabrielle

- Si, se le pasará en un momento.

Ulises se acerca a ellas y pone su mano sobre los hombros de Xena. Gabrielle estalla otra vez, esta tremendamente celosa y le molesta que Xena lo deje hacer eso. Lo mira con intensidad y le arroja a la cara con determinación.

- ¡Apártate!

Ulises se sorprende, pero no se intimida. Xena se sorprenden aun más y vuelve a mirar interrogante.

- Dije que la sueltes -, repite Gabrielle incorporándose de su lecho.

- ¡Basta Gabrielle! Deja ya ese juego.

- Estoy hablando en serio Xena, será mejor que le salga de aquí.

Ulises divertido se da cuenta que Gabrielle esta enamorada de Xena y que Xena siente lo mismo ¡y que ninguna se lo ha dicho! Esa situación le hace mucha gracia. Así que abraza más a Xena y provoca al bardo.

- Ulises ¿qué haces?

Gabrielle salta de la cama, toma su bastón y le da un golpe a Ulises mientras jala a Xena hacia ella. Ulises más divertido esquiva el golpe y saca su espada. Xena no se siente bien con esa situación, así que intenta detenerlos.

- ¡Ulises, Gabrielle! Deténganse, ¡ahora! - Ordena imperante. Pero ninguno parece oír.

- No Xena, dice Ulises, si ella quiere tu amor tendrá que pelear por él...conmigo.

Gabrielle esta más que furiosa, ¡él! Se ha dado cuenta de lo que siente por ella ¡y se lo ha dicho! ¡Por los dioses que va a pagarlo! Ataca otra vez y logra colocarle un par de buenos golpes.

Xena se deja caer en la cama ¿cómo es posible que este pasando esto? ¡Gabrielle! ¡Ulises! ¿cómo? Son sus amigos, los dos son sus amigos. Ulises se defiende valientemente y acerca su espada a Gabrielle, le hace una pequeña herida en un brazo. Xena salta sobre él espada en mano.

- ¡Detente! Ulises sabe que con ella sería otra cosa y detiene su juego.

- Esta bien Xena, creo que ya has elegido ganador. Sale del camarote haciendo esfuerzos para no reírse y deja a las dos solas arreglar el asunto. Xena envaina su espada y se acerca a Gabrielle.

- ¿Estas bien?

- Sí, es solo un raspón

Las dos se quedan en silencio.

- ¿De qué se trata Gabrielle? Qué pasa?

- No es nada.

La herida de Gabrielle aun sangra, Xena se acerca a ayudarla, pero la rechaza

- Déjame ver

-No, estoy bien.

Gabrielle se aleja de ella, se sienta en la cama y las lagrimas se le salen. Xena se acerca y se hinca frente a ella mientras trata de secar sus mejillas.

- ¡Gabrielle! Gabrielle no hace nada, pero ahora llora sin detenerse.

- ¡Gabrielle, no llores por favor! Dime que pasa.

Xena siente el dolor en la herida de Gabrielle y también como esas lágrimas del bardo le desgarran el alma, ella daría su vida por verla feliz y no acaba de entender a la pequeña, aunque cree conocerla mejor que nadie en el mundo. Gabrielle la mira así, de rodillas ante ella, su cabello largo desordenado, su mirada tierna sobre ella. Piensa en como levantó su espada contra Ulises para defenderla. ¡Por Zeus! La amo tanto, daría mi salvación por ella!. Y ahora mismo la he hecho sufrir, soy detestable. Con una lentitud asombrosa levanta su mano y la lleva al rostro de Xena, rosa su piel con una tibia caricia, la mira sin parpadear.

- No lo has notado Xena ¿no lo sabes aún?

Xena no dice nada, la mira con curiosidad con esperanza.

- Te amo amiga. Te amo y me siento terriblemente mal cuando el se acerca. Yo sé que tu sientes algo por él, yo sé que tal vez ahora me dejes y que dirás que esta bien, que olvide todo...

Xena la mira hipnotizada, ya no entiende lo que Gabrielle dice, se quedo en el "te amo amiga" y no quiso saber nada más. En ese momento carece de importancia. Siente la mano de Gabrielle aun sobre su rostro, quemándolo. Voltea un poco y besa esa mano. Sin perder un segundo se levanta sobre su rodilla y besa al bardo. Un beso suave y gentil, cuidando de no dañar los labios de Gabrielle. Siente su aliento dentro de ella, el sabor que tiene la pequeña es lo más dulce que ha probado.

Deja pasar mucho tiempo y al final decide romper el contacto. Gabrielle esta fascinada por ese beso. Su mano no abandonó ni un instante el rostro de la guerrera y ahora la otra busca el mismo lugar. Siente la saliva de Xena humedeciendo aun sus labios, mezclándose con la suya.

- Gabrielle...

Con una decisión increíble, Gabrielle atrae a Xena hacia ella otra vez y la besa con pasión, con violencia, un beso desesperado que enciende todas las alarmas en el cuerpo de la guerrera. Xena responde de igual forma Gabrielle nunca deja de sorprenderla. Desde el primer momento, esa entrega, ese desinterés, ese amor que es capaz de sentir, el respeto por si misma y lo que la rodea y ahora esto. Tanto calor oculto, tanta pasión en su boca, en sus manos. ¡Por los dioses que quiere estar a su lado siempre! Siempre.

Gabrielle decide soltarla al fin. Ya no siente la herida en su brazo, ni el movimiento del barco. Ahora esta consciente de su corazón que galopa dentro de ella y amenaza con salir de su pecho. Xena apenas respira, no puede apartar su mirada de ella.

-Te amo Gabrielle, desde hace tanto tiempo... - dice

Xena y se acerca a ella, muerde con suavidad la oreja del bardo, besa su cuello, lo chupa, succiona su piel con ansias.

-Xena... murmura apenas Gabrielle

Cuando Ulises baja al camarote para avisar que en pocos minutos tocaran tierra, encuentra la puerta cerrada, pero con un leve empujón esta cede.

La armadura de Xena y la ropa de Gabrielle tiradas sin orden alguno, las armas de la guerrera como si hubieran sido arrojadas por un vendaval. Y en la estrecha camita del camarote se adivina bajo la manta la fuerte figura de Xena cubriendo amorosamente a la frágil Gabrielle. Ambas perdidas en sus sueños. Sale sin hacer apenas ruido, cierra la puerta tras de sí y sube a cubierta. - ¡Marinos!- Grita. Tiren las anclas, nos quedamos un rato más en altamar.

FIN


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