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- Disclaimers: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle: Reina Amazona, son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. Esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

- Advertencia: ESTA ES UNA HISTORIA DE AMOR DEL BUENO, así que si no te gusta, ya sabes...

- Dedicatorias: Esta historia me gustaría dedicársela a una bellísima persona y exquisita bardo FFMORGAN, una mujer capaz de amar con todo su corazón, que cree en el amor verdadero y que ha sido capaz de escucharme y aconsejarme. Muchas gracias. También se la dedico a las grandes personas y actrices Lucy Lawless y Reneé O'Connor. Pero sobre todo, quiero que esta historia que tanto me gusta, esté en honor y en memoria del maravilloso Kevin Smith.

- Mi correo: Esta historia me gusta mucho, así que si os apetece escribirme y decirme qué os ha parecido, hacedlo a lucy_xen@hotmail.com


NUESTRA PERFECTA UNIÓN

By: Shyara

Las dos amantes, ahora prometidas, bajaron las escaleras muy alegremente cogidas de la mano. Los demás, que reposaban en el suelo frente a la chimenea, dirigieron todas sus miradas, incluida la de Yarika, hacia la sorprendente escena.

- Tenemos que deciros algo muy importante – dijo Xena.
- Sí, veréis, es algo que nos ha costado deciros pero que ya nos hemos decidido…Xena y yo nos amamos -.
- ¿Sí? Es algo maravilloso, estaba claro que algo había…¿ Y desde cuando?- dijo Sarah.
- Desde nos vimos por primera vez – contestó Xena regalándole una sonrisa repleta de ternura a su bardo.
- Pero estamos concretamente juntas desde hace unos meses – incluyó Gabrielle.
- ¿Qué?- se precipitó a decir Eva levantándose del suelo.
- Eva, hija, no estaba preparada para decirte que...bueno que…Gabrielle y yo estamos perdidamente enamoradas y que estamos juntas…He intentado decírtelo varias veces pero no encontraba el valor suficiente porque eres la persona de la que más me importa la opinión…-.
- Pero mamá…¿Ya estabais juntas cuando llegasteis?-.
- Sí…- dijo con extrañeza.
- Jajaja – rieron Virgil y Eva al unísono.
- ¿Qué os hace gracia? – intervino Gabrielle.
- Estaba claro que se amaban…Todos lo sabíamos -.
- ¿Qué?- dudaron las dos.
- Verás mamá, Virgil y yo creíamos que se amaban pero que no se atrevían a decírselo la una a la otra, entonces…Virgil intentó seducirte para que te dieras cuenta de que tenías que confesarle a Gabrielle tus sentimientos…
- Ya lo he hecho muchas veces…Y ya sabía yo que Virgil lo hacía adrede, al principio pensé que era un juego, pero luego empecé a creerme realmente que Virgil me deseaba. De todos modos, muchas gracias, me habéis ayudado mucho- interrumpió Xena.
- Un momento ¿Qué Virgil qué…?- dijo la perpleja bardo.
- Luego te lo cuento Gabrielle-.
- Pues bien… ya que estamos de confesiones…Yarika y yo estamos juntas de nuevo…hemos estado hablando y hemos descubierto que debemos estar juntas -.
- ¿Qué? Bueno, eso es estupendo también. Pero la cosa importante que teníamos que deciros no era sólo que estamos juntas…- dijo Xena.
- Sip, Xena y yo vamos a casarnos…-.
- ¿Qué? – gritaron todos de emoción.
- Así es…y creo que es la mejor decisión que hemos tomado jamás – dijo Xena.
-¡¡¡ Eso es fabuloso !!! Enhorabuena – gritó Eva.

Ésta se abalanzó hacia el abrazo de su madre. Luego hizo lo mismo con Gabrielle y pronto todos hicieron igual con ambas. Gabrielle había apreciado el silencio de Yarika, así que decidió acercarse a ella.

- ¿Qué tal Yarika?-.
- No muy bien. Gabrielle…-.
- Dime -.
- Verás…me gustaría pedirte que olvidemos todo nuestro pasado y que empecemos de nuevo. No sé que me paso y si cuando volvisteis yo no estaba aquí era porque me sentía avergonzada. Perdóname Gabrielle, no sé qué se me pasó por la cabeza. Supongo que fue la desesperación de querer olvidar a quien realmente amo…tu sobrina. Llevábamos juntas años, pero nos separamos hace poco y mi corazón afligido no podía más. Yo la amo, y desde ayer volvemos a estar juntas…ya le he dicho todo lo ocurrido contigo.
- No te preocupes Yarika, todos cometemos errores. Estás perdonada -.
- Gracias. Por cierto, enhorabuena. Xena realmente tiene mucha suerte -.
- Sí, soy muy afortunada de tenerla. A mi también me gustaría que empezáramos de cero, pero esta vez no intentes nada con mi prometida…- dijo en broma pero con cierto tono real.
- Claro que no -.
- Bueno ya son altas horas de la madrugada, Xena y yo nos retiramos ya que tenemos muchas cosas que hacer…-.
- Sí, y nosotros…-.
- Nosotras también… -.

Cada pareja regresó a su respectiva habitación para saciar su sed de amor o placer. Nuestras protagonistas llegaron a la suya y se tumbaron en la cama.

- Xena, estoy tan contenta que aún no me lo creo. Debo confesarte algo…-.
- Cuéntame -.
- Cuando creía estar en el borde por amarte tanto y no poder tenerte estuve a punto de hacer una locura. Y realmente doy gracias a los dioses de que el miedo de no verte más me inundara porque sino ahora no estaría aquí disfrutando de tu amor y tu compañía -.
- Es increíble -.
- ¿Qué?-.
- Yo también estuve a punto de hacerlo Gabrielle, pero en ese momento llegaste tu y con tu sonrisa me diste valor para confesarte mis sentimientos…-.
- Y ahora estamos aquí…cerca de nuestra boda -.
- Sí…Por cierto, ¿cuando será? -.
- Cuando tú quieras, con que tú seas mi mujer, me da igual cuando y donde -.
- Mientras antes mejor…¿Qué te parece la semana que viene?-.
- Me parece estupendo -.
- Está bien, mañana comenzamos a preparar las cosas, ¿vale?-.
- Vale, hasta mañana hay muchas horas…Y no tengo el mínimo sueño…- dijo sensualmente.
- Yo tampoco…que casualidad…- bromeó Xena.
- Hay algo que deseo hacer desde hace rato…-.
- ¿Pasear?- dijo cínicamente.
- No precisamente…-.

Fue lo último que dijo Gabrielle antes de acercarse y atrapar dulcemente los labios de Xena, la cual se acomodó encima del pecho de Gabrielle. Poco a poco se desnudaron la una a la otra y así se demostraron su amor manejando sus cuerpos como el vehículo de su pasión durante toda la noche a la luz de la luna llena.
Al día siguiente, la mañana cubrió con su luz dos cuerpo desnudos asidos en un abrazo. Gabrielle abrió los ojos y volvió su cuello hacia Xena. Ya era tarde y al verla dormida, decidió despertarla con un suave beso. Xena poco a poco abrió sus ojos.

- Adoro que me despiertes así -.
- A partir de hoy lo haré todas las mañanas -.
- Bueno, vamos a bañarnos y desayunemos rápido que hoy hay muchas cosas que hacer -.
- Verdad, vamos -.

Las dos se tomaron un baño, se vistieron y bajaron a desayunar. Todos prepararon la comida juntos y desayunaron en la mesa mientras platicaban sobre la gran boda.

- Hemos decidido que nos casaremos la semana que viene. Y después, no iremos ya, no queremos molestar y debemos seguir por ahí – dijo Gabrielle.
- De acuerdo, ¿y qué hay en cuanto a los invitados?- preguntó Eva.
- No está muy seguro pero será poca gente, los familiares y amigos nada más- contestó Xena.
- Hemos pensado que Eli será el que nos casará. Y también que nos encantaría que tú Eva y Virgil seáis nuestros padrinos, ¿ qué os parece?-.
- A mi me parece perfecto- dijo el muchacho.
- A mi también, ¿qué mejor que ser la madrina de mi madre?-.
- Resulta muy irónico- dijo riendo Xena.
- Y vosotras dos junto con Hércules e Iolus, que pensamos llamarlos seréis de momento los únicos invitados – dijo Gabrielle dirigiéndose a Sarah y Yarika.
- Bueno, hoy saldremos todos al mercado, que hay mucho que comprar: los vestidos de novias, la ropa de todos los demás, la tarta, el banquete, los decorados, las palomas que enviaremos a Hércules e Iolus, el ramo de la…las novias, los…-.
- ¡ Eva ! – interrumpió Virgil – las estás atemorizando -.

Así pasaron la semana entera: comprando, decorando, cocinando, etc…
Los nervios previos a la boda invadieron el lugar . Cuando llegó la noche anterior de la boda, todos, incluidos Hércules y su compañero, estaban en el salón recogiendo la mesa tras haber cenado.

- Seguro que todo está listo, ¿no?-.
- Sí, Gabrielle, no te preocupes que mañana todo saldrá bien – contestó Eva.
- Mira están los anillos, la comida, los invitados, los vestidos y todos los decorados, no falta nada – incluyó Xena.
- De acuerdo, es sólo que quiero que mañana sea todo perfecto -.
- Lo será…Ahora acostémonos todos que mañana hay que madrugar -.
- Xena, es por la tarde…-.
- ¿Y? Yo también quiero que todo salga perfecto…-.

Las dos nerviosas mujeres subieron a su cuarto. Allí se desnudaron , se pusieron sus camisones se seda para dormir y se tumbaron abrazadas sobre la cama.

- ¿Eres consciente de que mañana estaremos casadas?- preguntó Gabrielle.
- Creo que no -.
- Yo tampoco, era algo tan inalcanzable para mi que ahora…-.
- ¿Tienes miedo?-.
- Un poco…
- Yo también. Sin embargo me siento la mujer más feliz del mundo a tu lado y eso es lo que quiero -.
- Te quiero -.
- Yo también te quiero mi amor -.

Ambas de desearon los dulces sueños con un beso. Más tarde fueron vencidas por el sueño y se acunaron en los brazos de Morfeo. Cuando llegó el gran día, las dos novias junto a los demás hicieron los últimos preparativos.
A la hora de almorzar, todos comieron rápido para empezar a arreglarse. Cuando terminaron, apareció Eli, el cual tan sólo podía estar allí hasta media noche. Todos se levantaron de la mesa y se dispusieron a empezar la fiesta. Eva se encargó de su madre y Sarah de su tía mientras que los tres hombres y Yarika prepararon la mesa. Madre e hija ya terminaron de arreglarse y se disponían a salir.

- Un momento madre -.
- ¿Qué pasa Eva?-.
- Las cinco cosas que dan buena suerte para el matrimonio -.
- Nunca pensé que haría esto -.
- Venga madre, no seas así…-.
- Está bien…estoy tan nerviosa que haría cualquier cosa porque todo salga bien. A ver…algo azul -.
- Aparte de tus ojos, esta pulsera…tiene zafiros -.
- Bien, algo prestado – dijo colocándosela en su muñeca izquierda.
- Este anillo mío, póntelo en la mano derecha porque el de la boda será la izquierda -.
- Perfecto, está a mi medida, mañana te lo devuelvo. Algún objeto regalado -.
- Este colgante de diamante, de hecho ese es mi regalo de boda -.
- Eva es precioso…muchas gracias…Es toda una reliquia para mi -.
- Continuemos, algo viejo -.
- Los zapatos que llevo, son de tu abuela Cyrene -.
- Y por último algo nuevo -.
- Esta liga roja que compré ayer…-.
- Para la noche de bodas…¿eh?- se burló dándole un codazo a su madre.
- ¡ Eva ! - regañó.

Ya pasadas varias marcas de vela, Xena, agarrando un ramo de tulipanes, y Eva salieron de la habitación dejando a todos asombrados por tanta hermosura. Virgil se limitó a mirar a su amante novia, mientras que los demás admiraban la belleza de Xena, la cual lucía un espléndida. Levaba un escotado vestido blanco, para resaltar su piel morena, y unas hermosas sandalias con tacón brillantes. Era muy ajustado, con finas tirantas y enseñando su hermosa espalda, es decir, marcando cada uno de los detalles del cuerpo de Xena, la cual tenía pintados los labios y una larga raya negra se asomaba en sus ojos, resaltando el azul de ellos. Su negra melena caían sobre sus hombros y un diamante brillaba en el colgante de plata.

- Estás hermosa – dijo Hércules.
- Muchas gracias -.
- Ya es la hora de empezar -.
- Sí, ¿y Gabrielle?-.
- Aún se está preparando…Deseas verla ¿eh?-.
- Uff…me muero hacerlo…-.
- Bueno, yo voy a avisar que baje ya, vosotros salid afuera que ya está todo preparado, es un hermoso atardecer…Xena, ponte en el altar que ya ha llegado la hora. Eli ya está allí, y los encargados de la música también están preparados, vamos – tomó la iniciativa Virgil.

Todos salieron y quedaron conmovidos por la escena. Se podía observar todo preparado en un bello anochecer con el bosque de fondo. Había varias sillas a rededor de un pasillo con una alfombra roja hasta llegar a un altar, donde se encontraba Eli. Las velas levitaban gracias a él y muchas cintas de colores colgaban por todas partes. Todos se sentaron en sus respectivas sillas y Xena se colocó en el altar junto a su hija Eva. De repente Sarah salió y se sentó en su asiento, lo cual indicó que Gabrielle ya estaba lista. Los aldeanos hicieron que la música comenzara a sonar.
Los nervios se apoderaron de Xena, pero todos ellos desaparecieron al ver a su verdadero amor andar, agarrada del brazo de Virgil, hacia ella. Agarraba un ramo de tulipanes blancos, la flor de la pareja, y lucía un hermoso vestido blanco sin tirantas junto con un elegante chal sobre sus hombros. Su melena rubia lucía brillante, y su rostro estaba lleno de luz y alegría. Cuando llegó al altar, Virgil se echó a un lado y ellas dos se acercaron agarradas de las manos.

- Estas perfecta- susurró Xena.
- Tú también lo estás…ese vestido te queda excelente -.
- Estoy temblando -.

- Bien – empezó Eli - Hoy estamos aquí todos reunidos para unir a estas dos bellas mujeres en el sagrado matrimonio. Es para mi un honor el poder casaros, pues sois, aparte de mis amigas, el ejemplo más puro y profundo del amor. Habéis pasado muchas cosas y seguís juntas, así que estoy aquí para que os améis cada día por el resto de vuestras días. Los anillos – Eva y le dio a los anillos a cada una- Gabrielle, ¿quieres a Xena como tu legítima esposa para andar a su lado por el camino del amor durante el resto de tu vida?-.
- Sí, quiero – dijo poniéndole la alianza.
- Y tú Xena, ¿quieres a Gabrielle como tu legítima esposa para andar a su lado por el camino del amor durante el resto de tu vida?-.
- Claro que quiero- dijo también poniéndole la alianza.
- Entonces, no me queda más remedio que nombraros mujer y mujer. Enhorabuena chicas, estáis unidas e iniciadas en el camino de mi amor.

Las dos se miraron con lágrimas en los ojos y se sonrieron por un instante. Tras unos segundos, se abrazaron fuerte y al separarse, se besaron.

- Estamos casadas -.
- Te amo Xena, mi esposa -.
- Te amo Gabrielle -.
- ¡ Hoy es el día más feliz de mi vida ! -.

Todos se levantaron y corrieron hacia ellas para abrazarlas y desearles le enhorabuena.
Sentados en una mesa, todos fueron servidos con todo tipo de comida y bebida. Tras el gran banquete, la fiesta se desató y los pocos aldeanos y amigos, participaron en la fiesta. Los músicos, que también eran los propios aldeanos, comenzaron a tocar. Todos reían y bailaban sin parar. En el momento en que sonaba un melodía lenta, todas las parejas se unían, y las alegres las bailaban todos juntos entre risas. Minutos antes de media noche, Eli de despidió de todos y les deseó suerte a las recién casadas para luego desaparecer. Poco a poco todos se fueron retirando a su vil morada, pues ya era tarde, y tenían que madrugar la mañana siguiente para seguir con sus tareas. Los ocho amigos se entraron en la casa y se sentaron frente a la chimenea para seguir riendo y bebiendo. Hércules, Iolus y Yarika seguían danzando aún sin música, pues el vino les había dejado algo ebrios.

- Bueno, nosotras nos acostamos ya, ¿no Gabrielle?-.
- Sí, Xena-.
- Por favor, encargaos de que estos se acuesten ya, o prepararles un café para que asienten el estómago -.
- De acuerdo, ustedes dos no se preocupen por nada, que es vuestra noche…disfrutad…- dijo Eva.
- Dulces sueño a todos- dijo Gabrielle.

Las recién casadas subieron cogidas de la mano hacia su habitación. Al entrar en ella, vieron que yacía hermosa, llenas de pétalos de rosas rojas sobre toda la cama, sándalos y velas por todas partes . Se acercaron a la mesilla de noche y observaron una pequeña nota:

" Este es nuestro regalo de bodas. Relajaros y disfrutad del día más feliz de vuestras vidas. Esta es vuestra noche y el tiempo se parará sólo para vosotras…"

Ambas sonrientes, se miraron sorprendidas al descubrir la deferencia de los chicos. Luego, anduvieron hacia el baño, el cual, tenía la tina preparada con el agua caliente, acompañado de velas, sales relajantes, espuma y esencia de melocotón…
Xena se acercó a Gabrielle para besarla apasionadamente. Tras aquel beso que las dejó sin respiración, comenzaron a quitarse la ropa lentamente, dedicándose cada movimiento que elaboraban y sin apartar ni un momento sus miradas . Entonces, cuando ya se encontraban al natural, se introdujeron en el enorme baño.

- Al final todo ha salido perfecto – dijo Gabrielle.
- Eres mi esposa…¿eres feliz de serlo?-.
- Soy la persona más feliz del mundo al compartir este amor contigo…-.
- Yo también lo soy, cariño -.
- ¿Sabes? Esta paz de haberme casado nunca la había sentido, ni siquiera cuando me casé con Pérdicas -.
- ¿No? -.
- No, Xena yo nunca lo amé, era sólo el reflejo de un amor imposible que no podía tener…tú. La única noche que estuve con él no sentí nada…tan sólo pensaba en ti y en cómo estabas sin mi…-.
- Estaba fatal, odiándome a mi misma por no haberte confesado mi amor. Creía que era demasiado tarde -.
- Y ahora aquí estamos casadas. Estaba escrito que acabáramos así -.
Allí, entre besos y caricias, conversaron sobre ellas, sobre su relación, sobre su actual situación, sobre lo que iba a hacer después…El tema era lo de menos mientras hablaran ellas dos solas, incluso a veces platicaban sobre absurdos temas sólo por el mero hecho de escuchar esa voz. Luego, salieron de la tina y se tumbaron sobre la decorada cama, desnudas y mojadas, y se estuvieron besando durante varias marcas de velas, las dos asidas en un dulce beso. A lo largo del tiempo sus manos recorrieron lentamente el cuerpo de la otra. La dulzura…la delicadeza…la felicidad…la pasión…la delicia…el placer…el deseo…y sobre todo, el amor de estas dos mujeres…se adueñaron de su noche de boda, una larga noche, testigo de susurros y caricias como demostración del más puro ejemplo de todos los amores…


¿FIN?

Mensaje de Paz : Este mensaje de paz va dirigido a las personas que justifican la guerra, y a través de ellas, a todo el mundo:

Muchas personas dicen que no quieren la violencia en el mundo, pero pocas personas tienen el privilegio de guardar en su corazón el deseo de la paz y el amor. Sé que es difícil y que a veces sientes el deseo de paz pero no sabes cómo lograrla, ni siquiera sabes si las causas para una guerra existen, pero debemos ser conscientes de que ni los fines justifican los medios, ni los medios justifican los fines, porque no hay atenuante para la máxima expresión de la violencia, la guerra. Pues si la defensa de un objetivo obliga a cometer demasiados daños, habría que empezar a dudar si ese objetivo es realmente justo.

Siendo realistas, somos humanos, y como tales, somos violentos y ansiamos el poder, pero hay que recordar que todo humano nace con dos naturalezas, el bien y el mal, el lado que elegimos nutre y nos define. Así que podríamos crear un mundo nuevo, lleno de paz, amor, justicia, igualdad, diálogo, libertad, etc...

De hecho, los que provocan las guerras deben ser conscientes de que toda acción conlleva una reacción...todo lo que hacemos tiene un precio. Y realmente creo que aún hay tiempo, siempre hay tiempo para decir "NO A LAS GUERRAS, LA GUERRA ES LA MUERTE, EL FIN"...para amar...y para vivir. Y nosotros, los que sufrimos las guerras y el dolor de sus consecuencias tenemos que poseer esperanza y fuerza espiritual, pues en el mañana conoceremos un mundo de paz. Como dijo una vez alguien, no es que esperemos porque creemos, sino más bien creemos porque esperamos.

Entonces, debemos ser sensatos y unir el coraje a la sabiduría para erradicar la violencia y el dolor pues en una guerra nadie gana...todos somos vencidos por el odio y tras él tan sólo queda una cosa: el vacío.

Así que no busquemos la respuesta en el filo de una espada o de un rifle, pues no es la solución, es lo que los cobardes hacen para no enfrentarse a la verdad, una verdad absoluta que hasta un ciego observaría: SIEMPRE HAY OTRO CAMINO.

De acuerdo con Shakira: Cuando el poder del amor supere al amor por el poder, el mundo conocerá la paz...


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