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Disclaimers: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle: Reina Amazona, son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. Esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

Advertencia: En esta historia he intentado no poner mucho contenido sexual explícito, ya que ya puse suficiente en mis anteriores fanfictions, pero bueno, aún así algo tiene, así que si no es de tu agrado...bla...bla...bla....quedas advertid@, ¿eh? Y violencia...muy poquita.

Dedicatorias: Esta historia quiero dedicársela a las pocas personas que realmente me quieren y me lo demuestran. También se la dedico a las grandes personas y actrices Lucy Lawless y Reneé O'Connor. Pero sobre todo, quiero que esta historia que tanto me gusta, esté en honor y en memoria del maravilloso Kevin Smith.

Mi correo: Esta es la historia que mas me gusta de todas las que he escrito, así que si os apetece escribirme y decirme qué os ha parecido, hacedlo a lucy_xen@hotmail.com


DESTINADAS A AMARNOS

By: Shyara

Xena y Gabrielle estaban peleando en un establo, la una con la otra, como modo de entrenamiento. Empezaban por pequeños golpes y, poco a poco, la lucha se iba convirtiendo en una danza sensual. Estaban sudando, excitadas por el juego, se acercaban cada vez más y de pronto se besaron apasionadamente...
Nesha se despertó de un brinco y, sudando y excitada, se quedó sentada sobre la cama. No era la primera vez que soñaba con aquella alta guerrera, de cabello negro azabache, y ojos azul cielo. Sentía como si la conociera de toda la vida, como si fuese parte de su alma...era una sensación muy extraña, así que, inevitablemente rompió a llorar. No sabía muy bien porqué lo hacía, simplemente sentía que le faltaba algo, que había algo ahí afuera que se estaba perdiendo. Que había una persona por ahí que compartiría su alma, que estaba hecha perfectamente para ella.
Cuando paró de llorar, se levantó al ver que no se podía dormir, y puso la radio.

" Porque me faltas tú,
son palabras tatuadas en mi alma.
Echo en falta esos brazos que siempre
me abrazan como espinas de fuego
que me queman y abrasan.
Porque me faltas tu...
y me falta sobre todo
tu boca cerca de mi boca
como arena y agua,
como mar y espuma,
como las palabras,
y los sentimientos.
Como cielo y luna,
como agua y escarcha,
como el firmamento
que parece eterno.
Como el sol que araña
todo en el desierto.
Como nuestra sombra
que va donde quiero.
Como tu aliento
que solo es recuerdo..."

Sentía cada palabra de la canción, sin duda le faltaba una parte de su ser, y puesto que era muy "espiritual", y creía en la reencarnación...las almas gemelas...los sueños...los deseos...etc... pensó que esos sueños que tenía últimamente y aquella guerrera tenían mucho que ver con...algo que aún no tenía muy claro. Se asomó a la ventana y pudo contemplar la hermosa luna llena sobre el oscuro cielo lleno de estrellas. Al cabo de un buen rato se puso a recitar un deseo:

- Por favor luna mía, que todas las noches me observas y notas mi sufrimiento, concédeme el mayor deseo del mundo para mi: Deseo con todo mi ser poder sentirme completa y llena con aquella persona que comparte mi alma, sentirme querida por ella. Dame la oportunidad de que disfrute del verdadero significado de la vida y del amor sintiéndome por una vez completamente viva -.

Sabía que parecía una locura, pero la desesperación por esa sensación era inevitable. El anhelo por volver a llenarse de luz era demasiado grande. Después de pedir su deseo, se acostó, y al fin, el sueño la volvió a vencer. Una vez dormida tuvo una especie de sueño real. Se le apareció una bella mujer, una especie de hada, diciendo:

- Nesha, tú que eres tan leal a la vida, que siempre das pero nunca recibes, te ha llegado la hora, pues todo lo que se da, se recibe. Te concedo tres días en tu vida pasada, donde encontraste a tu amor, con el fin de que el gran misterio del amor. Pero debes recordar que, aunque no sepas nada de este deseo, recordarás algunas cosas y sentirás cosas extrañas de tu otra persona, así que no debes influir en nada de su camino, se mezclaran vuestras almas y no manipules nada, debes vivir tres días cualquiera de tu vida pasada, pues si cambiaras algo, tu "yo" presente podría cambiar . Mucha suerte -.

A la mañana siguiente...

Nesha abrió los ojos, pues el hilo de luz de la mañana le impedía seguir durmiendo. Miró alrededor y se percató de aquel extraño lugar en el que se encontraba, estaba en medio del campo, tirada en el frío suelo. Se levantó y se acercó a una pequeña ría que se hallaba a unos escasos metros de ella, y al mirar su reflejo, vio unos tremendos ojos verdes esmeralda y una melena corta y rubia. Inmediatamente, oyó una voz que provenía de una mujer que estaba al lado de donde supuestamente había pasado la noche, y que antes no había visto.

- Gabrielle - Nesha, o más bien en estos momentos Gabrielle miró hacia atrás y se encontró con aquella mirada azul. Fue entonces cuando comprendió todo y sintió una mezcla de pensamientos. Eran dos personas pero una sola alma. A Gabrielle, de momento, se le vinieron todos los recuerdos vividos con Xena y todos los sentimientos que ellos le traían, pero a la vez, sentía como si no la hubiera visto en siglos. Además, sin ninguna explicación, sabía que tenía que aprovechar al máximo su tiempo con Xena en tres días- ¿estás bien? ¿Cómo es que la más dormilona del lugar se ha despertado antes que yo?- bromeó Xena.

Gabrielle se iba a lanzar a esos fuertes brazos, pero se contuvo, y quiso disimular.

- Ya ves, he estado pensando toda la noche y he descubierto que hay que aprovechar el momento, vivir la vida, sin perjudicar a nadie, claro, porque nunca se sabe lo que puede pasar, y lo mismo mañana solo somos cuerpos si vida. Así que voy a aprovechar al máximo todo el tiempo que tengo - Nesha recordó que no podía manipular nada, pero realmente lo sentía, y probablemente Gabrielle también tendría esa teoría .

Xena se levantó, se acercó a Gabrielle lentamente, y dijo:

-¿Realmente quieres aprovechar el tiempo?...Pues muy bien...- Dijo Xena con mirada seductora y sonrisa juguetona.

Cogió con sus dos delicadas manos la cara de Gabrielle y la atrajo hacia ella para darle un hermoso y prolongado beso. Gabrielle sintió miles de mariposas en su estómago, de hecho le pareció haber subido al cielo y bajado en un momento. Ya se le aclaró todo, pues ya sabía que su amor eterno ya había sido confesado, lo que le ahorraría tiempo. Sencillamente fue algo maravilloso.
Empezaron a acariciarse e hicieron amago de desnudarse, pero un hombre que se acercaba de entre los arbustos se lo impidió. Se levantaron lo más rápido posible y Xena cogió su espada ágilmente, mientras Gabrielle maldecía el ser que fuera aquel. Xena se acercó lentamente hasta lograr amenazar con la punta de su espada a aquel misterioso hombre.

- ¿Quién eres y qué quieres?- dijo directa y amenazadora.

- ¿Eres Xena?- preguntó con miedo ante la desconocida reacción de la guerrera.

- Depende para quién. No me has contestado a mi pregunta- Gabrielle pudo distinguir el tono y las formas de Xena cuando estaba con las demás, que cuando se trataba de la bardo, aunque debía de confesar que también le encantaba esa guerrera salvaje, guiada por el impulso, desafiadora, en fin, la Xena que todos conocemos.

- Soy Metricles, y es mi aldea, está siendo atacada por los hombres de Mutase, y como todos sabemos que la gran princesa guerrera puede ayudarnos, pues he salido a buscarte. Por favor, esos guerreros no tienen piedad ninguna, ténganla con nosotros. Lo que Mutase quiere es matar a todos para ganarse reputación, y coger algunas personas para venderlas o esclavizarlas. Vamos, mi aldea está a medio día de aquí- dijo gimiendo de dolor por la herida infectada que tenía en la pierna.

- Esa herida que tienes parece grave, ven, te la vamos a curar y luego partiremos a tu aldea, ¿vale?- Xena y Gabrielle usaron los métodos de medicina que conocían pero para aquel hombre era demasiado tarde: tenía otra herida en el pecho que antes no habían visto y que era mortal.

- Bueno Gabrielle, la única aldea que conozco cerca de aquí es la que indica el camino, así que partiremos lo más rápido posible para poder salvar a esos aldeanos, ya que a este no se le puede hacer nada más. Ven, vamos, recoge las cosas rápido y súbete conmigo a Argo-.

Las dos heroínas partieron al galope abrazadas sobre la yegua. Después de unas horas llegaron. De repente se oyó el inigualable e inconfundible grito de guerra de la princesa guerrera y ella y la bardo empezaron a luchar contra aquellos guerreros. Gabrielle se sorprendió de sí misma porque sin saber ni cómo ni porqué, sabía luchar. Xena esquivaba casi todos los golpes hasta que sacó su espada y empezó a usarla. Mientras, Gabrielle luchaba con sus sais. De repente, Gabrielle se quedó mirando como su guerrera luchaba, le encantaba mirarla, por esos segundos estuvieron a punto de matarla, pero por suerte, el chakram de Xena siempre estaba a su disposición. Xena y Gabrielle pegaban puñetazos, patadas, tajos, saltos.... ya tenían algún que otro arañazo y heridas, pero ninguna grave, además algunos de los aldeanos también ayudaban y peleaban por defender su aldea. Al ver que era imposible la victoria, uno de los guerreros, el general, gritó "¡retirada!", ya que eran pocos guerreros y ninguna se imaginaba que la antigua destructora de naciones iba a aparecer. Por fin acabó la pequeña lucha , aunque Xena sabía que Mutase no se iba a dar por vencido, pero aún así, todos los aldeanos gritaron el nombre de las dos mujeres que habían salvado algunas de sus vidas.

- Para vosotras, dos grandes heroínas que han salvado nuestras vidas y nuestra aldea, nos ofrecemos a vuestros servicios para lo que queráis.

- Yo os ofrezco gratuitamente, como recompensa, asilo y comida en mi posada durante todo el tiempo que queráis, y también establo para vuestro caballo- dijo el posadero de la aldea.

Xena iba a decir que no, que tenían que seguir sus caminos, pero Gabrielle se le adelantó a hablar:

- Por supuesto, estaremos encantadas de pasar aquí unos días señor -. Xena le miró con cara de "¿qué haces?" y Gabrielle le explicó:

- Vamos Xena, tengo hambre, se me apetece comer, descansar, darnos un baño...y sobre todo me apetece acabar cierta cosilla que tengo pendiente con una hermosa princesa guerrera de esta mañana...-.

- Está bien...-.

Las dos mujeres almorzaron a lo grande en la taberna y se fueron a curarse las leves heridas que yacían en sus cuerpos. Xena se fue al establo a ver cómo estaba Argo y observó un gran saco de arena que colgaba del techo como modo de entrenamiento para los hombres de la aldea y comenzó a golpearlo con fuerza. Gabrielle aún estaba curándose los arañazos que tenía, con un veneno (sólo si se bebe) para que no se infectaran. Luego bajó en busca de Xena, y cuando la encontró, se quedó embobada al ver a su gran amor sudando, concentrada en el ejercicio que hacía. Pensó en algo: sabía que tenía que aprovechar el tiempo que tenía con Xena, pero tampoco se quería perder ver a su amada sufrir un poco. Después de unos segundos, reaccionó, se acercó a Xena y comenzó a golpear el saco. Luego empezaron a golpearse la una a la otra, pero suavemente, como para entrenar. Primero eran golpes, pero poco a poco se empezó a convertir aquello en una especie de danza sensual. Las dos sudaban, y cada ves se acariciaban de forma más intensa, estaban muy excitadas. Entonces Gabrielle sintió algo muy extraño: todo esto le sonaba de algo, era como un "deja vu", pero no le hizo mucho caso y siguió con ese juego. De repente se acercaron y se besaron muy apasionadamente...Entonces Xena le susurró al oído de Gabrielle:

- ¿Qué era lo que teníamos pendiente...?-.

- Pues la verdad es que no lo recuerdo- Gabrielle se separó de ella- Voy a tomarme un baño, si quieres ven, sino pues nada -.

Xena comprendió su juego, pretendía hacerla sufrir, dejarla excitada, cosa que, sin tener motivos, hacía que la excitara aún más. Así que después de pensarlo un momento, la siguió a la habitación. Cuando llegó se encontró con una hermosa habitación, a la luz de las velas...una suave melodía...una inmensa fragancia de frutas...con un baño preparado...y una perfecta mujer desnuda yaciendo en la cama, que fue cuando a Xena le entraron unas ganas terribles de tirarse encima de ella, pero no, se contuvo, porque le encantaba practicar este juego de excitación y deseo con Gabrielle, con su Gabrielle. Entonces Xena se desnudó delante de Gabrielle y se puso a preparar el baño con velas y espuma. Gabrielle había visto muchas veces a Xena desnuda, pero era una cosa extraña, era como si no la hubiera visto así en años, era realmente perfecta, sus prietas y hermosas piernas, sus fuertes brazos, su liso abdomen, sus redondos y bien puestos pechos, su perfecta espalda...se sentía flotando.

- ¿Te bañas cariño? Vamos, yo te lavaré la espalda- dijo Xena.

Gabrielle se acercó a Xena y se metieron en la tina. Una vez dentro, se relajaron un poco y luego Xena empezó a acariciar la espalda de Gabrielle, cosa que la excitaba muchísimo. Sentía los pezones de su amada rozando su espalda, y sus labios en su cuello besándolo, mientras que sus manos se movían lentamente, iban bajando...llegando a los costados...a los muslos, acariciándolos suavemente...subiendo hasta donde éstos se unen...- ¿Así es como sueles lavar la espalda a la gente?- dijo Gabrielle entre gimiendo. Y justo ahí, cuando Gabrielle se sentía fallecer...Xena paró, introdujo su cabeza en el agua y salió con el pelo mojado. A Gabrielle le pareció verlo a cámara lenta. Luego Xena se puso de pie, quedando su centro a la altura de la cara de Gabrielle, a la que le galopó el corazón al ver las gotas deslizándose por su piel, y salió del baño. Se tumbó en la cama con las manos en la cabeza, sus dedos entrelazados, piernas flexionadas y abiertas, y espalda encorvada. Gabrielle pensó que lo mejor sería rendirse porque no podía más, pero cuando vio la postura de Xena, comprendió que ella también estaba jugando, así que lo que hizo fue salir del baño, y vestirse con unos velos que le cubrían lo justo. Luego empezó a bailar un baile muy sensual, en el que se incluían caricias, movimientos, danza...Se fue acercando a Xena y se subió encima de la cama. Entonces, fue cuando empezó a despojarse los velos, uno a uno, hasta quedar completamente desnuda. Luego se agachó y se puso a horcajadas encima del cuerpo desnudo de Xena, a la que se le acabaron las ideas y sencillamente ya no pudo más: se incorporó, acarició los muslos de Gabrielle y la miró con cara de súplica para que parase.

- Está bien Gabrielle has ganado, me rindo, pero por favor no me hagas esto, sabes que contigo no puedo resistirme. Déjame beber de esos labios para saciar mi sed de deseo- la gran princesa guerrera suplicándole a una bardo... esto último no lo dijo como súplica, más bien fueron unas palabras de seducción.

- Mis labios son tu fuente...-

Para Gabrielle ya estaba bien, ya había jugado un rato y ya había logrado que su princesa guerrera le suplicase su atención, así que ahora lo que deseaba más que nada en el mundo era demostrarle su amor de la mejor forma que sabían. Y así lo hicieron, se besaron, se acariciaron, y se hicieron el amor la una a la otra varias veces, entre " te quieros" y "te amos". Una vez que recorrieron y se aprendieron cada detalle de sus cuerpos, cayeron rendidas al delicioso cansancio del amor y la pasión. Xena se quedó dormida abrazada a Gabrielle, mientras que ésta observaba cada detalle del rostro de su amada, sus labios, sus ojos, su nariz...no quería desaprovechar ni un sólo segundo que tenía junto a Xena.
Después de admirar la belleza de Xena, Gabrielle se durmió, acunada en los fuertes brazos de Xena, embriagada por la hermosa esencia de la mezcla de amores que flotaba en la habitación.

A la mañana siguiente, una mano palpó el lado de la cama en el que yacía el cuerpo de Gabrielle y comprobó que faltaba Xena, entonces, asustada, abrió los ojos y pudo percibir una preciosa mirada azul que la observaba desde la ventana, era Xena, sentada en la ventana observando su cuerpo desnudo.

- Buenos días mi amor, ¿como has dormido?- preguntó Xena mientras se acercaba para besar los labios de Gabrielle.

- He dormido mejor que un ángel. ¿Qué haremos hoy?-.

- Pues no sé -.

- ¿Xena, me haces un masaje? Te prometo que te lo debo y después te lo doy yo -.

Xena asintió y empezó por acariciar la espalda de Gabrielle, y luego algo más fuerte para poder relajar a Gabrielle. Todos sabemos que la princesa guerrera tenía muchas habilidades, una de ellas, sus manos... De repente unos golpes en la puerta las interrumpieron. Gabrielle se cubrió con las sábanas mientras Xena abría la puerta, y pudo ver a un hombre musculoso, guapo, de ojos marrones y pelo oscuro que abrazaba a Xena. Era Andreu, un viejo "amigo" de Xena.

- ¿Qué haces aquí Andreu? Que de tiempo sin vernos, ¿eh?- dijo Xena mientras se separaba del abrazo al ver la cara descompuesta de Gabrielle.

- He oído que estás luchando contra Mutase y he venido a ayudarte. Ya sé que has salvado esta aldea, pero él no se ha dado por vencido y está preparando ataques contra muchas aldeas, incluida la mía. Lo ideal sería que antes de que los ataques comiencen, vayamos a por él y lo matemos, yo sé donde está y créeme, necesitas ayuda, es un hombre temible, ni siquiera sé si saldremos vivos. Hace tiempo me dijiste que una vez cortada la cabeza de la serpiente, el resto del cuerpo muere solo.

- Está bien, déjame media hora para que prepare las cosas del viaje y nos vamos -. Andreu se marchó de la habitación y Gabrielle se empezó a vestir.

- Espera que me vista rápido y partimos, ¿vale Xena?-

- ¿Cómo? No Gabrielle, tú no vienes, ya has oído a Andreu, Mutase es un hombre temible y muy peligroso, no quiero poner tu vida en peligro, de verdad, por favor, quédate aquí esperándome, no tardaré mucho, si todo sale bien, estaré aquí al anochecer -. Gabrielle hizo un intento de hablar pero Xena se lo impidió:- No me discutas, te quedas aquí y no se hable más, es muy peligroso -.

- No Xena, ahora vas a oírme tú a mi, me da exactamente igual lo que me digas, ya estoy harta de quedarme sola esperando y con el miedo de si volverás o no, ya soy mayorcita y no puedes detenerme, voy a ir contigo por dos motivos. Primero que también quiero ayudar a vencer a ese hombre y segundo...- Gabrielle cambió el tono agresivo por uno más serio- te quiero Xena y no voy a dejarte sola ni un segundo más, ¿es que no lo entiendes? Prefiero morir junto a ti en una lucha, que vivir una eternidad sin ti en una posada esperándote. Así que ya me estás esperando porque nos vamos juntas y punto- dijo Gabrielle al principio alterada pero luego con tono persuasivo y con una sonrisa al ver que cuando se proponía convencer a Xena siempre lo lograba.

- ¿Sabes? Me encanta cuando te pones así...te amo. Y por cierto, no me gusta que me pongas esa carita, que ya sabes que no puedo resistirme a ella. Gabrielle, siento mucho haberte dejado sola muchas veces, pero es que si te llega a pasar algo yo…- Gabrielle selló sus labios con su dedo índice- Esta bien, vamos -.

Las dos terminaron de preparar las cosas y se unieron con Andreu para el pequeño viaje.

CONTINUARÁ....


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