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XENA´S LETTER

Segunda Parte

Por Lane

Seis meses habían pasado ya desde que se atrevió a coger la pluma y escribir su propia muerte. Al principio fue muy difícil, la imagen de Gabrielle se le aparecía por todas partes, persiguiéndola, atormentándola, recordándole la locura que acababa de cometer al alejarse de ella. Pero inmediatamente después se calmaba ella misma diciéndose que era lo mejor que podía haber hecho. Se había ido, sí... Pero no sin antes asegurarse que su bardo quedaba en buenas manos: un pacto con Afrodita la tranquilizaba, pues la Diosa había aceptado velar por Gabrielle a cambio del silencio de Xena acerca de sus bochornosos actos una noche en que la guerrera la pilló ebria.

“Seis meses... Seis ya” se dijo pensativa, estirada en la cama de aquella posada mientras esperaba que llegara el sueño. Ya debería ser media noche, hacía mucho que rodaba por la cama intentando hallar la postura ideal y conciliar de una bendita vez el dichoso sueño. Pero parecía que esa noche Morfeo se había olvidado completamente de ella. Bueno, esa noche y las 180 anteriores, la verdad... ¿Cuánto haría que no pegaba ojo? “He abandonado hasta el sueño, ¿o me ha abandonado él? Bah! Qué más da eso... Uno menos, a ver quién es el siguiente” pensó sarcásticamente mientras en su interior se compadecía de su penosa situación.

A la mañana siguiente se levantó temprano, aunque en realidad nunca se había acostado. Empaquetó todas sus cosas y se dispuso a abandonar la posada que la había hospedado durante los tres últimos días. ¿Qué estaría haciendo Gabrielle? ¿Qué habría hecho durante esos seis largos meses? Como la guerrera ya se esperaba, no obtuvo respuesta alguna de la pequeña bardo acerca de su... su... su “carta-confesión”. Suspiró cabizbaja mientras lo pensaba, sentándose en la barra de la pequeña taberna que había en el primer piso de aquella humilde posada. Sin hambre decidió desayunar fuerte, pues no sabía cuanto le llevaría encontrar otro pueblo y llenar de nuevo el estómago.

- Otra vez mala noche, señora...? –le preguntó el mozalbete que le atendió el pedido.

Por toda respuesta tan solo consiguió sonreírle débilmente mientras troceaba una rebanada, más que nada a modo de distracción. “Espero que esté bien. Dios mío, que lo esté...” en eso pensaba cuando la puerta de aquel pequeño habitáculo se abrió estrepitosamente haciendo un ruido infernal, sobresaltando de sobre manera a todos los presentes allí. Menos a la guerrera, ella ni se inmutó, siguió sumergida en sus pensamientos, buceando y ahogándose en ellos... “Llamaré a Afrodita en cuanto me aleje de este pueblo para que me lo confirme... Bueno no, no no! Mejor no... No sé si soportaré saber de ella. Si ya me como las 23 horas del día el tarro con ella, de seguro que lo haré las 24 y porqué no hay más si me dice algo de ella. Ahgff! Qué daño de cabeza...! Mierda, es que no nos podemos olvidar de una maldita vez de ella!? Pues como va a estar! Pues viviendo tranquilamente su vida, escribiendo de esto y lo otro, regateando de aquí para allá, y.... y... pro... probablemente haya encontrado a alguien con quién hacerlo” se atragantó al pensarlo y tuvo que golpearse varias veces el pecho y beber un buen trago de agua para que el trozo de pan pasara al fin por su garganta.

- Disculpe, se encuentra bien? – le preguntó una chica vestida de amazona, aunque con un bártulo en su mano izquierda, que se le había sentado al lado de aquella barra.

- Sí, sí... gracias –respondió aun medio ahogada e intentando recuperar de nuevo el aliento.

- Pues no lo parece... –la chica de castaños cabellos y verdes ojos se la quedó mirando sonriente.

- Pues lo estoy –respondió Xena secamente, creyéndose totalmente recuperada de ese pequeño percance con la rebanada de pan.

La guerrera hizo amago de levantarse para emprender desde ese mismo momento el viaje que tenía pensado realizar de nuevo hacia la nada, cuando de pronto notó como le agarraban ligeramente el brazo.

- Perdone de nuevo, es que... bueno, hay alguien que me envía para que... bueno – la chica se sonrojó levemente liberando el brazo de la imponente guerrera, antes de tragar saliva y seguir hablándole a duras penas.

- Para que....? –la instó Xena a seguir.

- Bueno... –sonrió- ...para invitarla a una copa –la chica bajó la mirada algo avergonzada mientras a Xena se le abrían desmesuradamente los ojos.

- Bien. Dile a ese alguien que quedo invitada, no hace falta que te gastes ni un dinar por esta tont...

- Oh, no, no!! Tengo que cumplir!! –la chica volvió a sujetarle a Xena el brazo, esta vez con mayor fuerza mientras la miraba suplicante. –Déjeme tan solo que... que cumpla mi misión.

La guerrera la miró extrañada. “¿Ha dicho misión...?” ¿Qué clase de misión era la de invitar a alguien a una....? “Pff! Vaya tontería, por Dios”. En fin, tampoco tenía prisa.

- Está bien, si es tan importante para ti... –se sentó de nuevo indiferente en el taburete que ocupaba escasos segundos antes.

- Gracias –de nuevo la chica le sonrió, y parecía sinceramente esta vez.

- ¿Puedo preguntar quién te envía? – preguntó la guerrera apoyando uno de sus codos en la barra mientras miraba directamente a la chica a los ojos.

- Oh, sí claro! Mi reina, por supuesto... – ¿se lo parecía a ella o a aquella muchacha le saltaban chiribitas de los ojos?

- Mmmm.... ¿Y tu reina eees...? – preguntó Xena disimulando un bostezo.

- La Reina Gabrielle, claro! –le anunció la chica alcanzándole una rebosante copa de oporto.

- ¿¿¡¡QUÉEEE!!?? –Xena tuvo que agarrarse fuerte en el taburete para no caer redonda por los suelos. -¿Dónd... com... es decir, está bien!?!? O sea... UUAAHHGG!! ¿HAS DICHO REINA!?!?

- Jejeje! Sip, es nuestra Reina Amazona desde hace poquito pero se hace querer tanto que todas la apreciamos muchísimo, mi señora. Tendría que conocerla... es una reina excepcional.

- ¿Conocerla dices!? – “Pues sí, tendría que hacerlo, porqué no me imagino a Gabrielle como reina... Dios, como debe haberle cambiado la vida!!”

- Sí, seguro que la hospedaría gustosamente en sus aposentos el tiempo que usted se dispusiera a compartir en nuestra isla.

- ¿Isla? ¿Qué isla? –preguntó intrigada una Xena resplandeciente de... felicidad? Pues claro que felicidad, su pequeña bardo no es que estuviera bien, si no que a la perfección! Y eso la alegraba, claro que sí... y muchísimo.

- La de Lesbos... –la chica se miró la punta de los zapatos de nuevo sonrojándose, mientras esta vez sí que Xena no puedo evitar caerse del taburete total y completamente aturdida por lo que acababa de escuchar.

- Le... lee... lesb... LESBOS!?!? – “Ai mi madre, que a mi me da un síncope! Gabrielle reina de la isla de... de....”

- Oh!! Mi señora, ¿¡se ha hecho dano?! ¿Se encuentra bien? – la chica se le abalanzó.

- JAJAJAJA!! ESTOY MEJOR QUE NUNCA!!! – Xena se estiró todo lo larga que era en el suelo ante la mirada estupefacta de todos los allí presentes. “Y yo disculpándome por amarla.... Y ella va y se hace reina de la isla dónde las mujeres se aman entre ellas!!”- Pero un momento... –se sentó de golpe observando a la joven amazona de nuevo- ¿Y dices que te ha enviado para invitarme a una copa? –recapacitó Xena en un mohín.

- Sí, me mandó encontrarte e invitarte a una copa a... bueno, a vuestra salud. Que tenía ganas de conoceros y que para ella sería un placer si decidierais compartir algunos días en su isla con todas nosotras.

- ¿¡¡Conocerla!!? Jajajaja! Vaya, con Gabrielle... – se dijo para sí misma Xena mientras se levantaba del suelo – Bueno, cuando nos vamos!? –preguntó con una sonrisa de oreja a oreja a la joven mientras a ésta se le iluminaba el rostro.

- Oh!! Pues... en cuado quiera!! –le respondió levantándose de un salto la joven. –Me acompaña un escuadrón de amazonas allí fuera con un transporte... eemm... de lo más cómodo. O sea que cuando le venga bien...

- Venga, venga, deja de hablar tanto, pareces tu reina! –la joven se la quedó mirando extrañada, seguramente preguntándose como la guerrera sabía que su reina era tanto o más parlanchina que ella- O sea, queee... este.... ¿¡A qué estamos esperando!? –rectificó Xena advirtiendo los pensamientos de la amazona y sacándole hierro al asunto.

En cuanto salieron de la taberna Xena se quedó petrificada con el “transporte” al que aquella chica se refería. Se trataba de una especie de habitáculo de paredes hechas de fina tela que se situaba sobre dos largo y bastante anchos palos de metal, los extremos de los cuales sujetaban varias amazonas. Todo al más puro estilo “Aladinno”. Miró sorprendida a la amazona:

- ¿Ahí quiere tu reina que me monté? –le preguntó en una divertida mueca mientras señalaba aquella especie de... caravana, o lo que fuese.

- Jejeje! Eso parece... Es muy cómodo, no se preocupe.

- No, si por eso precisamente no me preocupo... –“pero hay que ver las excentricidades de su majestad, juju!” se burló Xena para sus adentros.

No tardaron mucho en llegar a orillas del mar, donde tomarían una balsa enorme hecha total y absolutamente de caña de... bambú? “Pero bueno, vaya gustos Gabrielle!”. Xena no tubo más remedio que conformarse, ya lo había hecho al dejar que cuatro amazonas la llevaran a cuestas en esa “cosa” de tela, o sea que puestas a sacrificarseee.... Tampoco se iba a negar, no le haría un feo a la Reina “uy, no por todos los Dioses! Qué barbaridades piensas Xena!!” volvió a mofarse la morena para sí misma divertida de la situación.

En un par de marcas de vela estuvieron en Lesbos. El recibimiento fue abrumador: Xena tubo que ser hasta escoltada por las amazonas que la habían traído allí para que no se la comiera una masa enorme de lesbian... ejem! Digo, habitantes de Lesbos, clarop. “Made mía, Gabrielle. Como está tu pueblo conmigo!! Qué les habrás contado a estas petardas de mí!”.

- Oye, pero vamos a ver... ¿dónde se supone que me lleváis ahora? –le preguntó a la amazonas que se había encontrado en la taberna- Por cierto, ¿cómo diablos te llamas? –preguntó entre empujones, codazos, tropezones y gritos Xena, visiblemente molesta y cohibida por la enorme ovación que coreaba su nombre.

- Jeje! Estate tranquila, no te van a dañar –intentó calmarla.... eeemm.... estooo....- Mi nombre es Sasha, mil disculpas por no haberme presentado antes. –Sasha, eso... intentó calmar Sasha.- Y te llevamos ante la Reina, está deseando verte seguramente.

“Pues anda que yo...!” pensó Xena sintiendo el nerviosismo y la histeria carcomiéndole las tripas en tan solo pensar que en escasos momentos tendría a Gabrielle ante sus ojos, y nada más y nada menos que vestida de Reina!! “Jajajaja!! Venga, venga, venga!! Que te quiero ver ya, coña!”

To be continued...


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