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DISCLAIMERS: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle, y otros personajes de "Xena" son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. No se pretende infringir los derechos de autor en está historia; esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia es explicita en cuanto a la relación de amor y sexo entre dos personas adultas. Si eres menor de 18 años, por favor no la leas.

NOTA: esta historia se la quiero dedicar a alguien muy especial para mi…, para ti con todo mi corazón :)

COMENTARIOS: elogios, comentarios, insultos, amenazas de muerte… todo a evelyn_chio@hotmail.com


SOMBRAS DESPUES DEL OCASO

Por Evelyn Chio

Caminaba lentamente por la ciudad, aquel lugar nunca le había parecido tan frío, tan distante, tan oscuro…, su vida había dado un giro en apenas tres semanas, tiempo que le había hecho precipitarse hacia una agonía constante

  -         Se ha ido… - reflejó su rostro en la limpia agua de una fuente, la oscuridad de la noche hacía que las lágrimas de su rostro fuesen apenas visibles

  Su cabello había crecido, se observó así misma un rato fijándose en lo demacrada que estaba, habían pasado dos meses desde que sus caminos se separasen, a ella le había parecido una auténtica eternidad, cómo había pasado aquello? Se lo preguntaba todos los días, a cada instante, y nunca recibía una respuesta.

Llevó su mano a su cinturón sacando una pequeña botella de alcohol, elevó la botella hacia sus labios, unos labios que anteriormente habían sido suaves y cálidos, ahora estaban secos… rasgados… sin apenas color… El contacto del alcohol con su garganta ya no le quemaba como hacía al principio, antes ella no bebía, odiaba el alcohol, y cuando comenzó a beber le gustaba sentir ese ardor que llegaba incluso a producirle dolor en ocasiones, y sentir como el líquido iba quemándole hasta llegar al estómago, antes el sabor le parecía amargo, ahora no sentía siquiera sabor…

Miró la botella un instante como perdida en sus pensamientos, sus ojos se encontraron con ellos mismos reflejados en la oscuridad del agua, por un instante creyó ver la imagen que la acompañaba en todos sus pensamientos reflejada en sus propios ojos, arrojó la botella con todas sus fuerzas hacia aquella imagen, se dio la vuelta y se dejó caer hasta quedar sentada en el suelo, sentía la necesidad de llorar, pero ya no tenía fuerzas ni para pensar.

La imagen volvía a sus pensamientos, no podía sacarla de allí, en algún momento sintió un gran rencor cada vez que recordaba momentos, sucesos, llegó a pensar que realmente era odio lo que sentía…, pero esos pensamientos pronto eran abatidos por otro mucho mayor, era dolor lo que sentía al recordar, al añorar… era dolor y era amor, sobretodo era amor

  -         Tengo que comprar más alcohol… - observó sus manos, estaban sucias… temblorosas, desde cuándo no probaba bocado? Desde cuándo no sentía la necesidad de llevarse algo a la boca que no fuese alcohol? Recordó las comidas junto a ella…, meneó la cabeza intentando sacársela de sus pensamientos

  Miró al suelo, realmente debería verse en mal estado… sin comer… sin dejar de beber… descuidada de si misma por completo…, cómo había llegado a esto? Sonrió sarcástica meneando la cabeza

  -         Es igual… ya todo da igual… - dejó de sonreír lentamente, los pensamientos volvieron a ella, una furtiva lágrima descendió por su mejilla, elevó su mano posando su dedo en aquella tibia lágrima, llevó su dedo a su boca saboreando el sabor salado, amargo que tenía, estaba caliente, hacía tanto que no sentía la calidez en su boca… otra lágrima descendió por su mejilla, y otra… y otra…, durante un buen rato dejó que las lágrimas brotasen desde su propia alma, no intentó detenerlas

  Mantuvo la mirada en el suelo, como perdida, sacó un trozo de papel de su pequeña bolsa junto con una pluma y escribió por un rato, al terminar dejó resbalar el papel hasta el suelo y miró hacia el cielo estrellado… la imagen se apareció nítida ante sus ojos, sonrió mientras la observaba, la amaba tanto… aun la amaba…, cerró los ojos guardando aquella bella imagen en su mente, mientras sentía como su vida se escapaba a cada respiro…

  3 meses antes…

  Caminaba por la ciudad, impulsada por el bullicio de la misma, allá donde mirase veía colores, personas, no estaba acostumbrada a tanto movimiento, en su aldea no habría ni un cuarto de los habitantes que habían aquí…

Los puestecillos de mercado inundaban las calles dándole un toque festivo al lugar, sonrió mirando a uno de los puestos, en él se encontraba un royo de papel igual de los que ella misma utilizaba para escribir. Se acercó dispuesta a regatear para conseguirlo, pero no fue necesario, el precio del papel era extremadamente bajo comparado con otros lugares en los que tuvo que comprar, guardó el royo de papel junto a otros que ya poseía y continuó su camino observando todo alrededor, aquel lugar comenzaba a parecerle mágico

Al llegar a una plaza un gran revuelo llamó su atención acercándose como hacían todos los que llegaban

  -         Jóvenes, mayores… todos pueden subir para contar una historia, porque todos somos bardos en nuestro interior! – un hombre con aspecto aspaventado subido a una pequeña tarima animaba a cuantos se encontraban allí

  Sintió la tentación de salir a contar una historia, a fin de cuentas por eso marchó de casa, para llegar a ser un gran bardo, y los grandes bardos empezaron también en ferias y plazoletas…

Las personas iban pasando por la minúscula tarima narrando distintas historias, se decidió finalmente a subir. Cuando estaba allí arriba observando las miradas expectantes de los que allí estaban cerró los ojos un instante respirando hondo, los abrió de golpe y comenzó a narrar una de las historias que más le gustaban

  -         En la antigüedad todas las personas tenían cuatro brazos y cuatro piernas… - las personas observaban fascinados la expresividad que tenía aquella joven, al terminar el relato todos aplaudieron con fervor, ella saludó tímidamente y bajó de la tarima dejando su lugar a otra persona

  Al intentar alejarse de la multitud una mano la detuvo, miró qué era lo que le impedía seguir y se encontró con la mirada ilusionada de una joven que no debía tener más años que los suyos propios

-         Fue increíble, me encantó! – la joven soltó su brazo y se miraron

-         Gracias

-         Mi nombre es Azhima, y el tuyo?

-         Gabrielle – ambas sonrieron cordiales

-         Yo quiero llegar a ser una gran bardo, y contar historias como la que contaste, pero nunca lo he intentado… - comenzaron a alejarse un poco de la multitud mientras charlaban

-         Por qué no?

-         No se… miedo?

-         Que el miedo no te impida hacer lo que más deseas, sabes lo que yo hago antes de contar una historia? Tal vez te ayude… - los ojos de Azhima se iluminaron expectante – cierro los ojos un momento sintiendo todo a mi alrededor, y en ese momento la primera historia que pasa por mi mente es la que elijo, sin pensar más comienzo a narrarla tal y como la sentí en ese segundo de serenidad

-         Vaya… - Gabrielle sonrió divertida

-         Es más simple de lo que parece, por qué no lo intentas? – ambas miraron en dirección a la tarima, Azhima volvió a mirarla algo nerviosa – no tengas miedo, estoy segura que lo harás bien

  Ambas se sonrieron, Azhima hizo un gesto de agradecimiento con la cabeza y se dirigió a la multitud. Gabrielle sonrió para si y continuó su camino por las calles, estaba cansada del largo viaje y quería una buena cama para dormir. Entró en una posada deseosa de encontrar habitaciones libres

-         Hola, quisiera una habitación – el hombre la miró de arriba abajo como chequeándola, Gabrielle se sintió incómoda

-         Si… queda una… - no pudo evitar un suspiro de alivio al escuchar esas palabras de la voz ronca del hombre, le entregó una bolsa con dinero

-         Para cuantos días tengo con ese dinero? – el hombre contó el dinero y se quedó pensativo un momento

-         10 días – Gabrielle asintió y se dirigió a una mesa dispuesta a tomar algo de comida

  El posadero le sirvió un vaso de agua y le indicó que no habría comida hasta el anochecer, Gabrielle se conformó y se dispuso a escribir mientras daba pequeños sorbos al vaso de agua.

La puerta de la posada se abrió, una mujer observó a Gabrielle desde la puerta por un instante, luego se dirigió al posadero, Gabrielle estaba tan ensimismada en sus escritos que no se dio cuenta de los susurros de ambos y las miradas furtivas de la mujer hacia ella

-       Está ocupado este sitio? – Gabrielle miró hacia donde salía la voz de quien estuviese hablándole y se encontró con unos ojos azules, casi celestes, que la dejaron casi sin palabras, la mujer morena sonrió levemente y se sentó justo enfrente de ella

  Gabrielle miró extrañada alrededor encontrando muchas mesas vacías, volvió a mirar a aquella mujer, dejó los papeles a un lado

-         Te vi hace un momento en la tarima de la plaza – Gabrielle sonrió mientras asentía – me encantó como lo hiciste

-         Gracias, me llamo Gabrielle

-         Oh! Perdona, mi nombre es Xena – Gabrielle la observó, sus vestimentas eran más de una guerrera que de una bardo, Xena se dio cuenta de la mirada de Gabrielle – si, soy guerrera – Gabrielle miró a sus ojos y sonrió abiertamente

-         Yo bardo – ambas rieron por un instante

-         Algo me dijo que tenía que conocerte

-         Te gustan las buenas historias?

-         Me gustan los buenos bardos

-         Bueno, realmente no son las historias las que hacen grande a los bardos, si no los bardos los que hacen grande las historias – ambas se miraron fijamente

-         Eres de aquí?

-         No, soy de Poteidaia, me fui de casa para llegar a ser un gran bardo, y tú? De dónde eres?

-         De Amphipolis

-         También te fuiste de casa para ser una gran guerrera? – Xena sonrió tristemente mientras miraba al suelo, volvió a mirar los ojos verde esmeralda de Gabrielle

-         Quieres que demos un paseo, Gabrielle? – se miraron de nuevo fijamente, Gabrielle asintió levemente, recogió sus pergaminos y los guardó en su bolsa, ambas salieron del lugar

  Comenzaron a pasear por las calles de la ciudad mientras conversaban animadamente, Gabrielle se sentía muy a gusto junto a Xena, no sabría explicar por qué, pero así era. El día empezaba a dejar paso a la noche, llegaron a una fuente y ambas se sentaron en el filo mientras reían y conversaban animadamente

-         Así que todas las semanas vienes una o dos veces a esta ciudad, no?

-         Así es, lo compagino con mis viajes… - ambas guardaron silencio por primera vez en toda la tarde – te quedarás mucho tiempo en la ciudad?

-         Por ahora 10 días… si llegado ese plazo hay algún motivo que me empuje a quedarme aquí… pues lo haré, no tengo a nadie esperándome en ningún otro lugar…

Se miraron a los ojos un momento, Gabrielle sentía una gran atracción por la mujer que tenía ante sus ojos, pero no quería terminar de creérselo, la mano de Xena acarició levemente la mejilla de Gabrielle

-         Eres hermosa… - Gabrielle no pudo evitar sonrojarse levemente mientras no dejaba de mirar los ojos de Xena

Xena se acercó lentamente a Gabrielle, la miraba con deseo contenido, Gabrielle sentía como perdía las fuerzas, su respiración se había agitado, su corazón palpitaba con más fuerza, cuando sintió unos suaves y cálidos labios sobre lo suyos se sintió desfallecer.

Era un beso lento, muy suave, Gabrielle abrió levemente sus labios permitiendo a que sus lenguas se encontrasen, en ese momento sintió como un escalofrío recorría su espalda y su piel se erizaba, los brazos de Xena bajaron hasta su cintura acercándola más a ella mientras Gabrielle llevaba sus manos al cuello de Xena acariciándolo lentamente.

Se separaron tan lentamente como se acercaron, Gabrielle pudo ver el cielo reflejado en los ojos de Xena, esos ojos que la miraban ahora embriagándola.

Xena se puso en pie y le ofreció su mano a Gabrielle, ambas emprendieron el camino hacia la posada cogidas de la mano mientras hablaban y se miraban con sonrisas cómplices…

Los incipientes rayos del sol entraban por la ventana, Gabrielle murmuró unas cuantas maldiciones remoloneando en la cama, dio la vuelta huyendo de los rayos y sintió agujetas en su cuerpo que le hicieron recordar lo que ocurriese la noche anterior, abrió los ojos deseando encontrarse con Xena, pero a su lado sólo encontró una rosa y una nota: “Tuve que salir a atender unos asuntos, volveré en dos días, te amo”

Gabrielle cogió la rosa y la olió mientras sonreía aun recordando las caricias, los besos de la noche anterior, se puso en pie sintiendo una leve flaqueza en sus piernas, sonrió divertida, se vistió y salió de la habitación

Al llegar abajo se sentó en una mesa y se dispuso a desayunar mientras con una amplia sonrisa escribía en uno de sus pergaminos

Aquellos dos días se le pasaron realmente lentos, los días se hacían interminables y en las noches sólo deseaba entregarse lo antes posible a los brazos de Morfeo para así soñar con su vida, al segundo día de partir Xena, Gabrielle estaba en el mercado regateando, siempre le había gustado regatear, era como su segunda pasión aparte de escribir.

Mientras discutía con un tendero dos manos llegaron por detrás de su espalda impidiéndole la vista

-         Qué?! – Gabrielle se sobresaltó en un primer momento, pero cuando sintió el calor del otro cuerpo justo detrás suya supo que no había nada que temer, retiró las manos y giró para encontrarse con unos ojos celestes que emanaban amor, sin poder evitarlo sonrió abiertamente y se abrazó con fuerza a Xena – te eché de menos

-         Y yo a ti – se separaron y se miraron a los ojos

-         Dónde fuiste? – Xena meneó la cabeza tratando de quitarle importancia al tema

-         Unos asuntos, no es nada importante – comenzaron a alejarse del lugar

-         No, dime, de qué se trata?

-         Ya dije que nada, olvídalo de verdad… - Gabrielle iba a quejarse, pero se dio cuenta que no conseguiría nada, así que guardó silencio mientras miraba al suelo pensativa

-         Qué hiciste todo este tiempo? – elevó la mirada encontrándose con sus ojos, no podía entender cómo podía amar tanto a esta mujer que apenas conocía… pero se sentía tan a gusto junto a ella…

Siguieron pasando los días y Gabrielle tenía la sensación de estar viviendo en un auténtico sueño, no se separaban nunca, cada día Xena la sorprendía con algún detalle y Gabrielle quería hacerle ver cuánto la amaba de la única forma que sabía, escribiendo, pero nunca tenía tiempo, cuando Xena estaba en la ciudad quería aprovechar el tiempo al máximo y cuando no estaba se dedicaba a contar historias con las que ganar algo de dinero

-         Bueno, entonces qué final te gusta más? El triste o el alegre? – Gabrielle miraba a Xena expectante, acababa de contarle su última historia para la cual no estaba segura que final elegir entre dos pensados

-         Pues bueno… el final triste es muy bonito…

-         Entonces el alegre no?? – Xena sonrió divertida

-         El alegre también es muy bonito

-         Entonces es mejor alegre bonito que triste bonito? – Xena no sabía que responderle, Gabrielle la miraba casi excitada de la emoción, no pudo más que aguantar una carcajada

-         Sea cual sea será estupendo – se inclinó levemente y le dio un rápido beso en los labios, Gabrielle la miró divertida

-         Eso es trampa, tenías que decir uno que te gustase más

-         Tú eres lo que más me gusta – fue a besarle otra vez pero Gabrielle volvió la cara juguetona

-         No no… eres una tramposa… - Xena hizo una mueca fingiendo estar ofendida y miro al suelo, Gabrielle rió y la abrazó con fuerza – te amo

-         Yo también te amo

Estuvieron abrazadas un rato hasta que una voz llamó su atención

-         Gabrielle!!

-         Azhima, que alegría verte – ambas se saludaron alegremente mientras Xena miraba a Azhima recelosa, no le gustaba la forma que tenía de mirar a Gabrielle

-         Te hice caso, sabes?  - Gabrielle sonrió, Xena miró a Gabrielle pensativa, así era su Gaby, a todos se mostraba amigable, pero aunque sabía como era ella se sintió molesta ante esta situación

-         Y cómo te va?

-         Pues muy bien! Quería agradecértelo, de verdad – Gabrielle hizo un gesto con la mano quitando importancia, miró a Xena

-         Quiero presentarte a Xena

-         Mucho gusto – ambas se saludaron con la cabeza, Azhima no perdió su sonrisa y volvió a mirar a Gabrielle – a ver si nos vemos un día e intercambiamos historias

Gabrielle sonrió y asintió mientras miraba como Azhima se iba del lugar, luego miró a Xena aun sonriente, pero al ver la expresión de su cara se puso seria

-         Te ocurre algo? – los ojos de Xena se mostraban fríos

-         Nada

-         Estás segura? Te noto rara… - negó con la cabeza y miró por donde se había ido Azhima

-         Quién es?

-         La conocí el mismo día que a ti, cuando bajé de la tarima ella me detuvo y yo la aconsejé para que saliera a recitar – Xena asintió pensativa – qué ocurre?

-         Nada

Gabrielle la miró un rato, Xena evitaba su mirada, Gabrielle sintió que enfurecía, ella casi nunca le contaba nada de sus pensamientos y sentimientos y esa la exasperaba, pero temía que al decirle algo ella se enojase o algo…, miró al suelo mordiéndose levemente el labio y se encaminó a la posada seguida de una seria Xena.

Al llegar Gabrielle buscó sus ojos

-         Vas a entrar? – Xena pareció pensárselo un instante

-         No… mejor me voy, te veo mañana – le dio un rápido beso en la frente y se fue del lugar ante la mirada atónita de Gabrielle

Subió hasta su cuarto sin terminar de creerse lo que acababa de ocurrir en un momento, al entrar cerró la puerta tras de si y se apoyó en ella, dejó resbalar su cuerpo hasta quedar sentada en el suelo, su cabeza era un remolino de ideas, por qué se comportaría así con ella? Sin poder evitarlo comenzó a llorar ante la idea de perder a su vida, a su todo, a Xena

Gabrielle dormía tranquila bajo la mirada vigilante de Xena sentada en una silla junto a su cama, después de horas de observarla se dirigió hacia ella lentamente, se tumbó en la cama en el lado que durante días ella había ocupado y acarició lentamente el pelo de Gabrielle

Ella abrió los ojos lentamente encontrándose con la mirada dulce de Xena

-         Xena…

-         Shhh… - puso un dedo sobre los labios de Gabrielle acariciándolos lentamente – quiero pedirte perdón por mi comportamiento de hoy… es que... al verte con ella… no se… tuve miedo a perderte…, miedo a que otra persona pudiese tenerte…

-         No me vas a perder, nunca, entiendes?

-         Tengo miedo… - Gabrielle atrajo a Xena y la abrazó mientras besaba dulcemente su frente

La acunó hasta que quedó dormida, la arropó y la miró con ternura, cerró los ojos mientras pegaba su cuerpo todo lo que podía al de Xena

A la mañana siguiente la despertó un suave beso de buenos días de Xena

-         Mmm… ya es de día? – Gabrielle se estiraba ante la atenta mirada de Xena, cuando ésta iba a responderle un griterío procedente de la calle llamó su atención asomándose por la ventana

Ambas vieron como un hombre corría aterrado por la calle sin parar de gritar un nombre, Xena miró a Gabrielle intensamente y se puso su armadura

-         Qué ocurre Xena? Dónde vas?

-         Tengo que pararle, él vino por mi – Gabrielle la detuvo en la puerta

-         Qué tiene que ver Kador en tu vida?

-         Digamos que no somos los mejores amigos… - Xena vio temor en los ojos de Gabrielle – no te preocupes… no me pasará nada, pero prométeme que si no vuelvo antes del anochecer saldrás de esta ciudad

Gabrielle no entendía bien por qué le decía esto Xena, pero se limitó a asentir insegura, Xena la abrazó con fuerza y salió de la habitación

Pasaron las horas, el sol de la mañana perdió su fuerza lentamente hasta que fue dejando paso a la oscuridad de la noche, Gabrielle miraba por la ventana desesperanzada, tenía el corazón en un puño, ya había llegado la noche y Xena no había vuelto, acaso le había pasado algo? No podía quedarse de brazos cruzados mientras ella pudiese estar en apuros…

Ando presurosa por las calles de la ciudad, había escuchado que el campamento del ejército de Kador estaba justo a las afueras de la ciudad por la parte oeste, no sabía que conseguiría exactamente con ir allí, pero Xena iba a ir por Kador y lo más seguro era que ella estuviese allí

Al llegar se escondió detrás de un árbol mientras observaba el lugar, cómo podría entrar? Estaba muy vigilado…, mientras pensaba qué hacer escuchó voces cerca suya, se escondió y miró quienes eran

-         Vamos chicas, no quiero que Kador me rebane la cabeza por vuestras tonterías! – un hombre gritaba a 5 mujeres vestidas con ropas árabes, bailarinas seguramente contratadas para entretener a los hombres del ejército…

En ese momento una luz se encendió en su cabeza, se acercó agazapada hacia una de las mujeres que estaban más retiradas, tapó su boca con su mano desde detrás sorprendiéndola

-         No grites, de acuerdo? – la mujer asintió rápidamente aun asustada del asalto – quiero hacerte una proposición…

En la lona central del campamento se encontraban los hombres de Kador, el temible guerrero que destruía las ciudades por las que pasaba, los hombres festejaban y bebían mientras Kador, sentado en una gran silla, observaba a todos con una media sonrisa

En la estancia entraron 5 mujeres entre silbidos y miradas obscenas, una música árabe comenzó a sonar mientras todos se disponían a ver un espectáculo; las mujeres comenzaron a bailar de una forma seductora, unos ojos azules estaban puestos sobre una de las mujeres con intensidad, Kador llamó al dueño de las esclavas

-         Cuánto por ella? – señaló con la cabeza a la más cercana a él

-         Oh! Señor… ha elegido a la mejor de todas… es venida de las lejanas tierras que…

-         Silencio! – la observó un rato más, un guardia que estaba justo detrás de ellos con un casco que tapaba parcialmente su cara escuchaba atento – haremos un trato mejor…, entrégame a esa esclava y te dejaré salir de aquí con tu cabeza aun en tus hombros

El hombre miró a Kador con temor, tragó saliva dificultosamente y asintió, el guardia que había escuchado todo miró de nuevo a la mujer que continuaba con su danza, al terminar la música el hombre cogió del brazo violentamente a la mujer y la tiró al suelo justo delante de Kador

-         Arrodíllate ante tu nuevo amo, esclava! – la mujer miraba entre sorprendida y asustada al hombre que le gritaba, luego se arrodilló rápidamente, Kador se levantó y con un violento movimiento la obligó a ponerse de pie frente a él

Sus ojos la estudiaban a fondo, dio varias vueltas alrededor suya estudiando todas las curvas de su cuerpo, la bailarina no sabía que hacer ante la situación, Kador se puse justo delante de ella

-         Quítate el velo – miró asustada a esos ojos llenos de lujuria, lentamente retiró el velo de su cara ante la atenta mirada de todos

Kador la observó un instante justo antes de besarla con fuerza, ella forcejeaba inútilmente por zafarse de aquel beso, sus labios la lastimaban y sabían a alcohol, era realmente desagradable

De repente Kador la soltó de golpe mientras gritaba de dolor, un guardia le ayudó a sostenerse, veía algo nubloso, observó al guardia que le había golpeado ponerse justo entre él y la mujer

-         Matadlo!! – el guardia que había atacado a Kador miró a la mujer un instante y se dispuso a pelear

-         Gabrielle sal de aquí! – Gabrielle miró sorprendida al guardia, aquella voz era MUY familiar, se sentía rara, tal vez hubiese sido su imaginación? – no me oyes?! Sal!! – después de eso ya no había dudas, aquel guardia era la mismísima Xena, dudó brevemente entre huir o quedarse e intentar ayudarla, pero pensándolo bien no sería más que un impedimento

Se dirigió corriendo a la salida entre gritos y peleas entre los propios soldados, justo cuando iba a salir una mano la retuvo por el brazo y tiró fuertemente de ella, al mirar de quien se trataba se encontró con un gran puño directo a su cara, cayó al suelo dolorida llevando su mano instintivamente hacia su cara, sangraba, no sabía que un puñetazo doliese tanto, apenas pudo razonar mucho antes de sentir un gran dolor en la cabeza, alguien la estaba levantado por los pelos, era demasiado dolor para poder razonar

Sintió el frío acero en su cuello y sintió y leve pinchazo

-         Ya que veo que eres importante para Xena… - sabía lo que venía ahora, ese loco la mataría por venganza a Xena, quien sabe qué motivos tendría, cerró los ojos esperando que aquel hombre terminase con su vida cuando escuchó un extraño ruido alrededor y luego un peso caer encima suya

Al abrir los ojos vio como una gran tela cubría el lugar, aprovechando el momento se zafó del brazo de Kador y buscó la salida desesperada, al encontrarla corrió hacia la ciudad sin detenerse, sin mirar atrás, tan rápido como sus piernas le permitían, llegó en pocos minutos a la posada y entró de golpe en la habitación cerrando tras de si

Su respiración era dificultosa, casi parecía que se ahogara, fue caminando hacia atrás mientras seguía mirando la puerta, mientras corría tuvo la sensación que alguien la seguía, al avanzar varios pasos hacia atrás chocó contra alguien, se dio la vuelta rápidamente temerosa y se encontró con unos ojos azules que la tranquilizaron, se dejó caer derrumbada, Xena la cogió ágilmente y la puso con cuidado en la cama, acarició su sudorosa frente y la observó.

Tenía el labio inferior roto y un reguero de sangre se perdía por su barbilla, su cuello estaba lleno de sangre, se fijó que tenía una pequeña incisión, la cosa parecía mucho más grave de lo que realmente era, preparó paños de agua y limpió sus heridas mientras Gabrielle estaba en un estado de semiinconsciencia

Al terminar de limpiarle las heridas Gabrielle abrió los ojos, su respiración se había vuelto más calmada, se incorporó y abrazó con fuerza a Xena

-         Estás bien Gabrielle? – asintió con la cabeza – por qué fuiste allí? Te dije que me esperases aquí

-         También dijiste que si no habías vuelto para el anochecer me fuese de la ciudad, y no volviste

-         La oportunidad no se habría presentado hasta entrada la noche

-         Me preocupaste

-         Y pensaste que arriesgando tu vida ibas a solucionar algo? Gabrielle… piensa en qué habría pasado si no llego a estar yo allí! – Gabrielle miró a los ojos a Xena ofendida, ella se había preocupado por ella, había ido a buscarla, había cometido un error, si, pero el hecho de arriesgar su vida por encontrarla no contaba?

-         Pensé que estarías en apuros, quise ayudarte

-         Me habrías ayudado si no hubieses ido – Xena se levantó de la cama furiosa, no le gustaba tener que discutir con Gabrielle, sabía que ella lo hizo por encontrarla, pero y si algo malo le hubiese pasado? No se lo habría perdonado en su vida… y la idea de perderla la enfurecía, a su lado Gabrielle corría grave peligro…

Gabrielle miró como Xena le daba la espalda mientras se asomaba al balcón que tenía la habitación, miró al suelo furiosa, es que no se daba cuenta que la amaba con toda su vida? Que se arriesgo por temor de perderla? Se recostó en la cama de espaldas a Xena y cerró los ojos deseando que este día pasase de una vez por todas

Xena la observó largo rato, no podía permitir que nada malo le ocurriese a su Gabrielle, cogió un pergamino de los que poseía su pequeña y escribió en él, luego se dirigió hacia Gabrielle lentamente y depositó un dulce beso en su mejilla sin poder evitar que una lágrima descendiese por la suya propia, la observó otro rato con dulzura en su mirada y salió de la habitación dejando la nota que había escrito donde pudiese verla al despertar

A la mañana siguiente Gabrielle despertó de golpe, había tenido una horrible pesadilla, o eso pensó cuando sintió una punzada de dolor en su labio, no había sido un sueño entonces…

Buscó con la mirada a Xena, pero no la encontró, habría ido a algún sitio esa mañana, a veces lo hacía…, al ponerse en pie vio uno de sus pergaminos abiertos sobre la mesa, se acercó extrañada y leyó lo que había escrito en él

“Mi pequeña bardo…, tengo que decirte adiós… esta vez para siempre, siento mucho lo que pasó ayer en la noche, si hubiese podido evitarlo lo habría hecho…, pero mientras sigas junto a mi estarás en peligro, y yo no podré estar siempre ahí para protegerte de todo mal…, no quiero que te hieran ni quiero que sufras por mi culpa, por eso es mejor que nuestros caminos se separen ahora…

Debo decirte que estas tres semanas han sido las más increíbles de toda mi vida, y aunque quisiera olvidarte nunca podría hacerlo, te has clavado hondo en mi corazón y en mi alma y nadie podrá sacarte ya de ahí…, ahora que te miro veo lo maravillosa que eres… y lo poco que soy para ti… te mereces algo mejor que una persona como yo…

Siempre recuerda que te amo, y que siempre te amaré… adiós…

Xena”

Gabrielle dejó resbalar el papel entre sus manos mientras miraba al vacío confundida. Se había ido? De verdad la había dejado? No… no podía ser… Xena no… su Xena no la abandonaría jamás…

-         No puedo ser!!! – golpeó con furia la mesa mientras unas lágrimas de impotencia amenazaban con salir

Salió corriendo de la habitación y se dirigió desesperada al posadero

-         Has visto a la mujer que venía conmigo? – él la miro extrañado

-         No desde ayer por la noche – Gabrielle miró a todos lados como perdida, salió de la posada sin saber exactamente donde dirigirse

Después de dar varias vueltas por la ciudad durante horas sin encontrar rastro de ella volvió a su habitación, su mirada había perdido el brillo que poseía, su paso era lento, se sentó en la cama con la mirada perdida mientras no terminaba de creerse que Xena se hubiese ido de su lado, volvió a leer la nota que le dejó, la leyó cien veces, y cada vez que la leía se sorprendía y sentía que algo dentro de ella moría lentamente

Agachó la cabeza impotente, sentía un inmenso dolor en su corazón, siempre se reía cuando le decían eso de “el corazón duele”, cómo podía dolor el corazón? Era una estupidez…, pero ahora lo sentía, sentía un inmenso dolor dentro de su ser, sin poder evitarlo más tiempo comenzó a llorar…

Dos meses después…

Xena tomaba un trago en un bar, sus pensamientos estaban muy lejos de aquel lugar, se había alejado lo bastante de Gabrielle como para que ella nunca la encontrase, pero sería capaz de soportar tanto tiempo sin aquella mirada dulce? Sin sus caricias sinceras? Sin sus besos llenos de amor? Desde que la dejase se había sentido perdida

Una joven se acercó a ella sorprendiéndola levemente

-         Eres Xena? – Xena la miró indiferente

-         Quién lo pregunta?

-         Mi nombre es Azhima – una luz interior se encendió en Xena al escuchar ese nombre, la miró con atención

-         Qué quieres?

-         Traigo un mensaje de Gabrielle – al escuchar ese nombre de nuevo sintió un temblor por todo su cuerpo

-         Cómo me has encontrado?

-         Bueno… tengo un amigo que… en fin, sólo es cuestión de contactos… - Xena la miró apenas indiferente y aun temblando de escuchar el nombre de Gabrielle – esta nota es para ti

Xena cogió el papel que le ofrecía Azhima extrañada mientras la miraba interrogante

-         Cómo está ella? – Azhima la miró un instante en silencio y señaló la nota

-         Léela, ella sólo pudo decirme eso – Xena puso toda su atención en el papel que tenía en sus manos

“Xena… si has recibido este mensaje es porque un alma bondadosa se ha apiadado de mi lamentable estado en estos momentos…, también puede significar que esté muerta, porque me muero sabes? Comencé a morir el día en que te fuiste de mi lado…

 

He vagado por muchos lugares deseosa de encontrar tu rostro, pero no te he buscado, suena contradictorio, no? Lo se… mi vida misma es contradictoria, y qué? Llega un punto en el que da igual todo…

Me hiciste daño Xena… me hiciste tanto daño que…, bueno… ya es igual…, después de este tiempo que me ha parecido eterno me he acostumbrado a resignarme a tu partida…

Y ahora que apenas distingo más allá de este pergamino, que la luz se está yendo poco a poco… con el último aliento que me queda te diré que… aun te sigo amando

Gabrielle”

Xena miró a Azhima con lágrimas en los ojos

-         Está… - Azhima agachó la cabeza levemente

-         Lo más seguro…

-         Cómo que lo más seguro??!! – Xena se incorporó y sujetó con fuerza la ropa a Azhima

-         La dejé en muy mal estado, cuando la encontré apenas pude decir tu nombre y entregarme esta nota, luego un amigo mío y yo la llevamos a una posada, mi amigo tiene conocimientos curativos, pero me dijo que no podría hacer nada…

Xena la soltó y salió del bar rápidamente seguida de Azhima aun sorprendida

-         Dónde vas?

-         A por Gabrielle – sin decir más montó en Argo y cabalgó hacia la ciudad

Cabalgó sin descanso día y noche, sentía que en cualquier momento Argo caería rendida, pero no debía perder ni un instante, al segundo día al anochecer llegó, dejó a Argo y entró en la posada

Al entrar vio a un hombre con cara de cansancio sentado en una mesa, él al verla se sorprendió

-         Eres el amigo de Azhima? – él asintió mientras la miraba – y Gabrielle?

-         Mejor siéntate

-         Dónde está Gabrielle?!

-         Gabrielle… - pareció dudar un instante si decirle – Gabrielle se muere

-         Qué?!

-         Está muy débil… no reacciona ante los métodos naturales conocidos…

-         Dónde… - antes de que pudiese terminar señaló hacia las escaleras

-         Tercera a la izquierda

Xena se levantó violentamente y dando grandes zancadas se presentó ante la puerta de la habitación, antes de entrar surgieron dudas por su cabeza, pero un leve ruido del interior la hizo entrar

La habitación estaba levemente iluminada por un vela en la mesa cercana a la cama, Gabrielle estaba tumbada en la cama, Xena se acercó a ella con lágrimas en los ojos, estaba realmente delgada, se notaba en la cara, tenía un color mortecino…, un paño de agua reposaba en su frente, cogió la fría mano y la llevó a su cara

-         Gabrielle… - miraba con desesperación como Gabrielle no daba señales, posó la cabeza sobre su pecho sintiendo el débil latido de su corazón – Gabrielle estoy aquí…

Apretó con fuerza la mano de Gabrielle mientras furtivas lágrimas humedecían la fina sábana que la cubría, se acercó a su cara besando levemente los labios de ésta, se separó para poder mirarla

-         Te amo… vuelve a mi… Gabrielle… - volvió a poner su cabeza sobre el pecho de Gabrielle y cerró los ojos sin poder evitar las lágrimas

Abrió los ojos lentamente, había tenido un extraño sueño, siempre que soñaba con ella la veía en situaciones ya vividas por ambas, pero aquella nunca la habían vivido, se sintió extraña, pasó un instante hasta que notó un leve peso en su pecho, movió la cabeza lo que pudo, no tenía apenas fuerzas, no recordaba donde estaba… lo último que recuerda haber visto es la cara de Xena, pero era una ilusión… como durante dos meses, dirigió la vista hacia su pecho encontrando la figura de una mujer conocida para ella, otro sueño? Cerró los ojos cansada, estaba harta de esto, deseaba que todo terminase de una vez, de una forma u otra, pero que terminase

Sintió como se movía levemente, mantuvo sus ojos cerrados, no quería ver más aquella visión, no quería seguir en aquel sueño pues sabía que sólo era eso, un sueño, y la desilusión era grande e hiriente siempre, una mano acarició su cara y su frente, sintió la tibieza de unos labios sobre su frente, una necesidad de cerciorarse que era otro sueño como tantos se apoderó de ella, pero temía que al abrir los ojos terminase, y… sueño o no… amaba sentir a Xena cerca de ella

-         Gabrielle… - Xena la miraba con dulzura – no se si me escuchas, pero yo debo decirte algo…, estos dos meses han sido muy duros para mi, sin tu mirada, sin tu presencia… pero yo sentía que era lo mejor para ti…, me olvidarías… vivirías tu vida sin peligros… era lo mejor para ti, o al menos eso creía…

Gabrielle escuchaba atenta cada palabra, su voz era de ternura, de temor

-         Cuando Azhima me entregó tu mensaje no dudé ni un segundo… debía estar contigo… - acarició con el torso de su mano la mejilla de Gabrielle – mi vida no tiene sentido sin ti, no se si podrás perdonarme algún día… - guardó silencio un instante, sentía las lágrimas aflorar en su propia alma – por favor vuelve… abre los ojos…

Sintió como posaba su cabeza de nuevo en su pecho y sollozaba, abrió los ojos aguantando las lágrimas, volvió a mirarla mientras su respiración se aceleraba casi imperceptiblemente, pero Xena se percató y volvió la vista hacia su cara extrañada encontrándose con unos ojos verdes llenos de amor que la miraban

-         Gabrielle! – Gabrielle sonrió levemente, no era un sueño, nunca había sido tan real sentirla… escucharla, debía ser real, debía serlo o…

-         Estoy muerta? – Xena sonrió abiertamente al escuchar su voz, se abrazó con fuerza a ella mientras Gabrielle acariciaba lentamente su cabello

-         Gabrielle, Gabrielle, creía que te perdía… no querías despertar… - volvió a mirarla mientras lágrimas, esta vez de felicidad, rodaban por sus mejillas

-         Algo me decía que debía darme una última oportunidad para creer que esto era real

Se miraron intensamente en silencio durante un rato, no sabrían decir cuánto, pero se les hizo eterno, ambas se estudiaban, se deleitaban con su visión, Xena llevó su mano a la frente de Gabrielle tiernamente

-         Nunca volveré a dejarte, no podría soportarlo

-         Ni yo tampoco podría… - acarició su cara con la mano hasta llegar a los labios de Gabrielle, ella besó levemente su mano

-         Te amo – Gabrielle sonrió tanto como era capaz, Xena se acercó lentamente y besó los labios de Gabrielle humedeciéndolos con su lengua, tanto tiempo había deseado volver a sentir aquel contacto

Abrió la boca levemente permitiendo el contacto de sus lenguas, una sensación casi olvidada recorrió todo su cuerpo, se separaron y se miraron a los ojos

Xena abrazó a Gabrielle mientras la abrazaba con fuerza, Gabrielle acarició el pelo de Xena con los ojos cerrados mientras sentía su contacto, su olor… la calidez que había dejado en ella aquel beso, deseaba más, mucho más de ella, pero en esos momentos no sería capaz de nada realmente… y tendrían mucho tiempo para estar juntas… por siempre.

FIN


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