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Me llamo Gabrielle (bueno a mi me gustaría) y soy española y una fan de Xena y todo lo que eso implica XD.

Bueno soy nueva en esto asi que espero que os guste y no me prohibais la entrada a vuestro pais si algun dia voy por este fanfic.

Aqui os dejo mi e-mail... DarK_Angel_Of_Eternity@hotmail.com ¿si podeis opinar sobre lo que os gusta y lo que no y esas cosas mandarme algun mensaje para poder mejorar, va?


LA ÚLTIMA BATALLA
(MEMORIAS DE GABRIELLE)

Por XD

Y allí estaba ella. Callisto lo había conseguido... Las había vencido.

No recordaba como había llegado a ese momento, en que instante perdió el control y perdió de vista su amiga, a su Gabrielle.

Lágrimas caían por su rostro y empapaba la piel de la reina amazona.

Su querida bardo... ¿Por qué ella?

Xena no podía evitar sentirse inútil y se despreciaba por permitir que la vida de la única persona que había conseguido llegar a su corazón hubiese desaparecido en un segundo ante la mirada de la Princesa Guerrera...

Ni siquiera sabía lo que era, no recordaba batallas ni algún hallazgo de vida antes de que aquella chica la siguiera insistentemente hasta conseguir la compasión de la fuerte guerrera.

Y ahora todo había terminado, con el cuerpo inerte de Gabrielle entre sus brazos, no podía hacer nada mas.

Todo por esa batalla, esa absurda guerra. Si tal vez hubiera hecho algo mas por la Reina... podría haberle salvado la vida.

Sin duda, aquel era el peor destino al que Xena podría haberse enfrentado, y todo por luchar...

Todo por la batalla... la mas cruel a la que Xena se había enfrentado...

*****

Comenzaba a oscurecer y Xena aun estaba en el baño.

Gabrielle había salido ya porque la requerían para algunos asuntos de la aldea amazona.

En cambio, la guerrera había preferido quedarse en el agua, estaba muy cansada y necesitaba relajarse.

-Puedo traerte una almohada y te quedas a dormir aquí, si lo prefieres -una voz muy dulce con un tono sarcástico atravesó la estancia-.

-Bueno una copa de vino no sería del todo inapropiado -Xena giro la cabeza al decir estas palabras-.

-He mandado a lavar tu ropa -Gabrielle cambio de tea al ver la riza irónica de Xena-.

-Gracias Gabrielle pero, ¿Qué hago mientras tanto?

-Toma, te he traído ropa limpia... -Gabrielle sonrió bromeando otra vez -¿Que harías tu sin mi?

Xena la devolvió la sonrisa y, acomodándose en el baño dijo:

-Supongo que relajarme con un tranquilo y silencioso baño de agua caliente.

Gabrielle con una risa falsa se dio la vuelta.

-<<Jajaja>>, Xena, date prisa, la cena estará lista pronto.

Xena cerró los ojos y apoyó la espalda en la pared. Tras unos instantes, que se hicieron eternos, resopló y se incorporó para salir del baño.

Después de haberse secado, cogió la camiseta que trajo Gabrielle y se la puso.

La verdad, le quedaba algo estrecha, se sentía incómoda, seguramente la camiseta era de la misma Gabrielle.

Mejor esto que ir desnuda... pensó.

Salió del cuarto y se fue en busca de Gabrielle a su habitación.

La encontró escribiendo sobre la mesa de enfrente, de modo que solo veía su espalda apoyada en la silla..

-Ejem... ¿No tenías nada mejor que darme?

La reina al verla, estalló en carcajadas. Lo cierto era que estaba ridícula, además de ruborizada.

-Perdona no me fijé en la talla, de todas formas no tardaran en llevarte tu ropa, la llevé cuando te metiste en el baño, de modo que han tenido tiempo de sobra.

-Por favor, cuanto antes mejor, hecho de menos mi camiseta GRANDE -Ésto último lo recalcó utilizando las manos también.

Gabrielle asintió mientras una risita se le escapaba cuando su amiga se fue.

Como bardo que era, siguió escribiendo aventuras de aquella guerrera, a la que, ni un ejército podría detener.

Se sentía orgullosa de poder acompañarla, era un privilegio que solo Gabrielle tenía, y se sentía única por eso.

*****

Xena salió de la habitación de la reina, la mas grande del palacio y, a su vez, la mas lujosa.

No tardó mucho en dar con la puerta de su propia habitación, era de madera, con un caballo tallado que se parecía bastante a Argo.

La reina la había mandado tallar en su última visita, conocía demasiado bien a la guerrera y, sin duda le gustaría la sorpresa.

Xena abrió la puerta y, la verdad, no se parecía esa estancia a la decoración de toda la aldea amazona, en lugar de eso, era como estar en casa.

Gabrielle quería demostrarle lo que la apreciaba y, sin duda, lo había conseguido. Esa era una habitación digna de una Princesa pero no amazona, sino Guerrera.

Aquel lugar había llegado a ser su nuevo hogar, donde guardaba todas sus cosas y, también, sus secretos.

Su armadura estaba sobre la cama y como no tenía nada mejor que hacer mientras esperaba, comenzó a limpiarla.

Mientras tanto se puso a pensar en su amiga, cuanto había cambiado.

Hacía apenas cinco años desde que se empeño a seguirla.

Habían pasado por mucho juntas y, aquella chica se había ganado su corazón.

Aun recordaba la larga melena rubia de su amiga y, aunque no la tuviera y se hubiera convertido en una mujer, seguía siendo una bardo inocente.

Aunque, eso si, una inocente bardo que ahora era la Reina de las Amazonas.

Cuando había comenzado con su guantelete, llamaron a la puerta.

-Traigo tu ropa -Era una voz de mujer-.

-Pasa por favor -Xena se incorporó cuando la amazona atravesó la puerta-.

Xena había visto a aquella amazona antes pero, no sabía como se llamaba, así que disimuló para que no se le notara esa falta de memoria.

La amazona estaba nerviosa y sus manos temblaban al darle la ropa a Xena.

Cuando la guerrera cogió su ropa, la mujer inclinó la cabeza en señal de respeto y admiración. Xena estaba extrañada por el comportamiento de la amazona pero, pronto comprendió que tener a la famosa Xena tan cerca la había puesto nerviosa.

Xena disimuló una sonrisa.

-Muchas gracias de verdad -La princesa fue sincera en estas palabras y la mujer lo notó-.

Xena se sintió avergonzada por no acordarse del nombre de la amazona cuando ésta volvió a inclinarse en señal de reverencia y vio como se ruborizaba, acto seguido cerró la puerta tras de si.

Desde luego Xena ya no estaba acostumbrada a ese tipo de comportamiento.

Se dio media vuelta y se cambió de ropa, después siguió limpiando la armadura y empezó a agradecer que su amiga fuera la reina amazona, sinceramente, podría acostumbrarse a todos esos cuidados, la verdad es que estaban pendiente de ella continuamente y, aunque parecía agobiante, no le importaba del todo.

Un sonido comenzó a traspasar la puerta, parecían una mezcla entre pasos, murmullos y lamentos.

Xena tenía un mal presentimiento, estaba claro que algo había ocurrido, y no sería una buena noticia.

Ya había acabado de limpiar su armadura así que se la puso tan rápido como pudo.

En cuanto se coloco el chackram en su lugar, abrió la puerta y se asomó al pasillo.

Escuchó voces, entre las que se encontraba la de Gabrielle, al final del pasillo, parecían muy agitadas. Sin pensárselo, Xena se dirigió hacia allí.

*****

Gabrielle estaba escribiendo una historia que tenía como protagonista a su amiga y su reino, aunque ahora fuera una reina, aun la encantaba ser bardo.

Contaba la historia de como Xena salvó la nación amazona, pero aun no sabía como empezar, ya que no estaba muy inspirada.

Los pergaminos que había comenzado a escribir estaban en ese momento rotos en el suelo. Tenía uno sin utilizar ante sus ojos y una pluma en su mano derecha.

Llevaba casi una hora y estaba a punto de darse por vencida cuando llamaron a la puerta.

Los golpes parecían impacientes y alterados.

-Pasa -La reina pensó que sería su amiga, pero en realidad, habían pasado el umbral tres amazonas, la primera era su mano derecha, las otras dos eran guerreras y parecían bastante agitadas-.

Gabrielle no se giró hasta que la primera habló.

-Gabrielle, ha ocurrido algo -La voz parecía muy preocupada, por lo que la reina la miró a los ojos.

-Cuéntame, ¿es algo grave? -Comenzó a preocuparse-.

-Podría llegar a serlo, mi Reina -Una de las dos amazonas, la de la derecha, dio un paso hacia delante.

-Tenemos problemas, tres amazonas han sido atacadas al descubrir un ejército asentado al norte de la aldea.

-Por los dioses... ¿No estarán pensando en atacarnos? -Gabrielle reflejaba su preocupación en la mirada.

En ese momento, la puerta se abrió, allí, de pie, vieron a una alta guerrera, que las miraba fijamente, con unos ojos del color del cielo, preguntándose que habría pasado al estar esas amazonas en el cuarto de Gabrielle.

Xena observó la mirada que Gabrielle la mandaba, en ella vio desesperación.

-¿Qué sucede? -Xena miró a Ephiny a los ojos, sabía que ella le diría la verdad, en cambio Gabrielle intentaría inútilmente tranquilizarla-.

-Hay un ejécito acampado al norte de la aldea, han atacado a tres de nuestras amazonas. Estamos cuestionando la idea de que estén esperando para atacarnos -La voz de Ephiny fue clara, concentrada en la respuesta que daría la guerrera-.

-De acuerdo, iré a averiguar que es lo que quieren, vosotras reunir a las guerreras y dar armas a toda mujer que pueda luchar -Vio la cara de preocupación de Gabrielle, no estaba de acuerdo con la idea de Xena, y esta lo notó -¿Tienes una idea mejor?

Gabrielle se quedó callada, mirándola y dándola la razon.

-Aun así sigue sin gustarme la idea de que vayas sola, te acompaño.

-No, sola será mas fácil infiltrarme, además, si tienen pensado atacar la aldea, una Reina Amazona sería un gran premio, de modo que estarías en peligro. Nadie me acompañará.

Las guerreras asintieron, Ephiny se quedó quieta, aceptando la orden que la habían impuesto.

-Ten cuidado, por favor -Gabrielle la miró esperando su respuesta-.

-Lo tendré -Xena le dedicó una sonrisa a su amiga antes de salir de la habitación, sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

-Esta bien, Ephiny, despierta a las amazonas, que se reúnan todas enfrente del palacio, elige a las que puedan luchar, dales una arma y enséñalas a usarla lo que puedas. Cuando Xena vuelva quiero que estén preparadas para el combate.

Ephiny asintió y, acto seguido, salió de la habitación.

-Vosotras, llevad a Ephiny las armas y comenzad a entrenar a las amazonas que podáis, dividíos en grupos y... -Gabrielle miró a las guerreras -Daos prisa.

Las amazonas salieron rápidamente de la habitación. Gabrielle se puso su armadura de guerra, se acercó a sus sais y los deslizó por las botas.

Después se puso la espada en la espalda y comenzó a dar vueltas por la habitación pensando en la batalla.

Continuará...

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Espero que lo sigáis leyendo en el próximo que envíe XD


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