Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

ADVERTENCIA: Esta historia fue escrita para uso y disfrute de quien la quiera leer, y no pretende infringir ningún derecho. Solo es una historia sacada de mi mente, por esto mismo la historia es mía y queda prohibida su reproducción parcial o total sin mi permiso.

Para críticas instructivas o intercambio de opiniones, escribidme a: lady_bardo@hotmail.com


EQUIVOCACIONES

Lady_Bardo

Cuarta parte

Desde que pisamos Atenas he querido descansar, pero ahora que me encuentro en mitad de un delicioso baño caliente, parece que cualquier lugar se me hace mucho más tentador que esta tina. Intento relajarme, o evaporarme con el agua si es posible, al tiempo que fuera Gabrielle se arregla para su cena. No hemos mediado palabra sobre el asunto, pero tenemos claro que yo no estoy invitada y que ella se marcha esta noche con Homero. Es una cita entre dos adultos, no me cabe la menor duda y se que a ella tampoco.

Me apoyo contra el borde, reclinando mi cabeza hacia atrás e intentando calmar mi respiración. Pero ni mi cuerpo ni mi mente están por la labor de colaborar. Solo puedo pensar en ella una y otra vez, aunque eso me esta provocando varias nauseas y dolorosas taquicardias que cada vez van a peor. Quizás porque ahora también las acompaña un temblor que recorre mi cuerpo sin darme un respiro... ¿Por qué ha ocurrido esto? ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Intento razonar lo que va a ocurrir, debo concientisarme de que Gabrielle tiene una cena con un amigo...

¡¡¡No!!! Golpeo la pared de la tina. Tan solo un furioso puñetazo contra ella. Retiro mi mano, sin sentir aun el mas mínimo dolor y observando como he salpicado todo el baño. Parece que mi repentino berrinche me devuelve algo de cordura. Dioses, ¿dónde se quedo mi fría determinación y mis nervios de acero...? Se fueron con ella... confieso para mi, mientras los pasos de Gabrielle se oyen por la habitación, adelantándose a su llegada a la puerta del baño. Su voz resuena preocupada contra la madera, mientras golpea también con los nudillos:

"¿Va todo bien por ahí?"

"Si, si..." miento torpemente, frotando mi mano. "Solo me resbalé mientras salía" exclamo. Y para respaldar mi excusa, abandono la tina recogiendo la toalla.

Me seco casi de manera autómata, porque mi mente esta fuera, con Gabrielle. Un doloroso terror me invade cuando compruebo que estoy al borde de las lágrimas. Se que no es por mi mano, ni el puñetazo... Es un dolor mas intimo, mas fiero, mas insoportable.

Respiro hondo, sabiendo que esa no es una opción, tengo que calmarme y hablar con ella. Rodeo mi cuerpo con la toalla y me la anudo a un lado. Pero cuando voy a recoger mi ropa, mi mente propone otra posibilidad...

Abro la puerta del baño aun cubierta únicamente por la toalla y la busco rápidamente con la mirada. Sentada frente al único espejo de la habitación observo como se peina suavemente. Hasta sus movimientos con el cepillo son preciosos... y de nuevo las lágrimas intentan aparecer. Carraspeo para evitar cualquier gallo delatador en mi voz, antes de preguntar algo que ya sé:

"¿Qué haces?" mi tono logra ser tranquilo y casual.

"Intento conseguir hacer algo con mi pelo" responde al tiempo que se gira para mirarme. Al hacerlo me encuentra apoyada sobre mi hombro en el marco de la puerta. La sonrió de soslayo y aumento la sonrisa cuando noto un cambio en su mirada y descubro a sus ojos recorriendo meticulosamente mi figura. Pero casi al instante recupera la compostura y regresa su atención al espejo y su reflejo, fingiendo entre enredones que mi artimaña ha pasado inadvertida. "¿Qué tal fue el baño?"

"Una delicia" murmuro dejando que mi voz suene cada vez más ronca y cálida. "Echaba de menos una buena tina..." siseo con el mismo tono, mientras me alejo de la puerta del baño y recorro la habitación hacia Gabrielle.

"Si..." sonríe ella. "No es que me queje de los lagos y ríos. Pero donde se encuentre una buena tina..." añade con gesto de ensoñación, cerrando un instante los ojos. Y sin pensarlo, aprovecho el momento.

"¿Y entonces... qué harás esta noche?" le pregunto inocentemente, siseando las palabras en su oído.

Noto como toda su espalda queda rígida al instante y como logro estremecer la piel de su cuello. No me oyó llegar ni vio cuando me coloque tras ella, apoyándome en su respaldo. Pero se que no es el susto lo que provoca esa reacción. No aparto mi rostro del suyo, aunque siento que silenciosamente me lo esta ordenando. Pero el deseo palpable en sus ojos y en su respiración, me dice lo contrario.

Me limito a fingir que no ocurre nada fuera de lo normal, al igual que ella. "Ya lo sabes, Xena" me responde con una risita. "Cenar con Homero, ¿no te acuerdas?" me pregunta fingiendo sorprenderse, igual que finjo no recordarlo. "No seas mala y no me entretengas" me pide con una sonrisa mientras de un rápido movimiento se levanta de la silla, alejándose de mí. Con el giro esquiva eficazmente mi rostro y vuelve a poner distancia.

No se si estoy consiguiendo algo, si logro hacerla dudar, o si tan solo estoy quedando como una loca, pero no quiero echarme atrás. No puedo dejar que se marche a esa cena, cueste lo que cueste.

"¿Crees que esta noche hará frío?" me pregunta entonces, mientras mira con detenimiento dos prendas, una de ellas un vestido blanco largo, y el otro, uno verde algo mas cortito de mangas largas.

Observo ambas prendas y me falta la respiración... Gabrielle vestida con cualquiera de ellos, Gabby y su sonrisa vestidas con esas ropas para mí... no, para Homero.

"¡No!" exclamo de pronto, casi asustada. Imágenes que no debería imaginar asaltan mi mente, y siento que las lágrimas vuelven con mas fuerza.

Me giro rápidamente, sintiéndome una décima parte de una persona, tan pequeña... tan derrotada. Me reduzco a una guerrera temblorosa. Estoy aguantando las lágrimas y perdiendo mis intenciones de seducirla, para concentrándome tan solo en no derrumbarme.

"Tienes razón, tampoco lo creo" responde Gabrielle ajena a todo. "Será una noche templada, seguro" deduce, mientras parece elegir su vestido verde, mientras lo sostiene con ambas manos y lo hace girar levemente para observarlo mejor.

Cierro los ojos, sin importar que me vea, respiro hondo con fuertes bocanadas de aire y cierro los puños con fuerza, sintiendo mis uñas clavarse contra la palma. Necesito relajarme, he de hacerlo, debo controlarme y mantener la cabeza fría... pero me gana el dolor, mi descontrol.

"No puedes quedar con él" gruño, casi sin identificar esa fría voz como propia.

"¿Qué?" pregunta Gabrielle, mirándome inocente y sonriendo. "¿Por qué?"

Antes de hablar, ya se que lo voy a estropear aun mas. "Porque no, no puedes." No soy yo la que habla, son estos retorcidos celos, pero mi comportamiento es el de una niña, sin importar el por qué. Si Gabrielle sigue mi ejemplo y se comporta igual, mi prohibición no hará mas que servir de provocación. Me retracto rápidamente. "Creo que no es buena idea que salgas con Homero..." farfullo torpemente.

Se me hace difícil, casi imposible, continuar. Nunca he hablado de esto, no en voz alta y mucho menos con ella y todos mis sentidos gritan que he equivocado el camino al romper nuestro trato de silencio, pero no hay forma de volver atrás. Lo se porque ya no sonríe y ha soltado el vestido, centrándose duramente en mi, retándome a terminar la frase que no tengo fuerzas para pronunciar.

"¿Por qué no puedo? ¿Por ti o por mi?" cuestiona asustándome y permaneciendo seria, calmada y rígida.

"Gabrielle, no es que no puedas..." susurro intentando suavizar una situación con tanta tensión que comienza a ahogarme. "Es solo que creo que no debes."

""¿Por qué razón?"

""Porque... porque supondría cambios y no creo que convengan."

""Salir con Homero, ¿trae cambios?" me pregunta como si no supiese de que hablamos. No entiendo nada...

"Gabby..." susurro casi sin voz.

"No. Dime a que te refieres. No dejaré de ser tu amiga, continuaré viajando contigo y peleando a tu lado. ¿Entonces, por qué no debo salir con él?"

"Pues..." un nudo me aprisiona la garganta, ¿por qué estamos hablando de esto, porque me apetece tanto torturarme? "... porque tu y yo..."

"¿Tu y yo qué? ¿Qué somos?" me exige saber enfrentándome abiertamente.

"Somos..." me faltaban las palabras.

"¡Dilo! Somos amigas, almas gemelas, y amantes ocasionales" enumera con una voz que casi parece contener rabia entre tanta dureza. "Pero tu tranquila, si ocurre algo con Homero, todo seguirá igual, exceptuando nuestra tercera faceta" sisea cruelmente, sin apartar sus ojos de mí, casi como queriendo ver cada detalle de mi reacción. No recuerdo ninguna otra ocasión en la que no haya podido aguantarle la mirada, quizás esta sea la primera, y duele. "¿Y bien, algo más?" cuestiona, mientras recupera el vestido y deja de mirarme.

"No" respondo con una voz firme y dura, que no se de que parte de mi alma se escapa. Siento que la mascara de distancia y frialdad que tantas veces cubre mi rostro, vuelve a mi una vez mas, como permitiéndome marchar de allí con aspecto sereno. Me esta concediendo unos momentos antes de que mi alma rompa a llorar, porque se que no tardare en caer. "Nada mas. Me voy a dar una vuelta, pásatelo genial" es lo último que llego a pronunciar.

Mi cuerpo y mi alma acaban de comenzar una cuenta atrás, y con cada paso que doy, tras cerrar la puerta de esa habitación, lo oigo y lo siento en mi. Tres... dos... uno... mi pierna derecha falla y tropieza y le sigue mi cuerpo, derrumbándome contra una pared. Y todo mi dolor, que amenaza con tragarme, sale de mi convertido en los mas amargos y tristes sollozos que jamás proferí, mientras me deshago en lágrimas.

Continuará...


Indice Fan Fiction

Página Principal