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BUCANDO A LA DESTRUCTORA

Por Romy

OTRO MAÑANA

Gabrielle abrió los ojos lentamente sintiendo un olor apacible, que ya le resultaba familiar, notó que una capa la cubría, ese olor, esa sensación de seguridad hizo que volviera a cerrar los ojos, aún no quería despertar del sueño que le regresaba la calma.

Xena se dirigió a la torre para ver a la prisionera.

Abrió la puerta y reconoció su manta, también notó que la prisionera no había probado ningún alimento, la pequeña rubia seguía dormida.

Se quedó observado su respiración casi hipnotizada hasta que escuchó unos golpes tras la celda.

Xena se agachó para que los guardias no la vieran.

Guardia: Xena no esta, te lo aseguro.

Guardia 2: si, la busqué y no esta dentro del castillo, parece que Keros esta tramando algo.

Guardia: entremos es hora de jugar con la esclava, antes de que la Emperatriz la eche a perder... je, je.

Guardia 2: aunque probablemente la Emperatriz ya haya jugado con esta... ja, ja.

Los guardias penetraron a la celda abriéndola de un golpe, lo cual ocasionó un sobresalto de la prisionera, tratando de identificar en donde se encontraba descubrió la mirada de la emperatriz que le hacia señas y le susurraba.

Xena: Shhh.., - colocando el índice en los labios para mantenerse invisible. Gabrielle asintió con la cabeza.

Gabrielle se incorporó al ver a los guardias acercándosele.

G1: hola pequeña, no te preocupes, solo queremos jugar. La Emperatriz no tiene que enterarse - guiñando el ojo se acercaba aún más.

G2: si, solo queremos jugar un poco... je, je

Gabrielle, se incorporó y retrocedió al momento que los guardias se quitaban las armaduras, tirando al suelo las armas la rodeaban.

Gabrielle los tenía cada vez más y más cerca; de pronto dejaron de avanzar, solo se escucharon unos gemidos.

Comenzó a brotar sangre del pecho de los guardias, unas dagas los habían atravesado.

La prisionera vio con horror como de desplomaron frente a ella.

La Emperatriz se acercó a los guardias ya muertos, para extraer sus armas y limpiarlas. Se dirigió al guardia que custodiaba la celda.

Xena: espero que esto no se vuelva a repetir. - colocando un cuchillo sobre el pecho del guardia.

-Guardia: no volverá a ocurrir , se lo juro - alcanzó a decir viendo como un hilo de sangre se formaba en su pecho.

Xena volvió a la celda.

Xena: Gabrielle ven aquí. - ordenó.

Gabrielle aún paralizada no conseguía articular movimientos.

Xena: ¡¡¡demonios!!!. - acercándose a la prisionera, la tomó de la mano y la arrastró fuera de la celda.

Gabrielle seguía caminando por inercia, cuando estaba próxima a llegar a la recamara de la Emperatriz, reaccionó.

Gabrielle: ¿por Zeus, me matara a mí también?. - susurró para si misma.

Retrocedió, y en un descuido de la Emperatriz se soltó y corrió en dirección contraria.

Xena: detente, no quieres hacer esto te lo aseguro.

Gabrielle siguió haciendo caso omiso.

Xena: ¡¡¡¡¡GUARDIAS!!!!!

Dos guardias bien armados aparecieron delante de Gabrielle haciéndola retroceder cuando dio la vuelta estaba cara a cara con la Emperatriz.

Xena: espósenla.

Gabrielle sintió el frió metal otra vez.

Xena: llévenla a mis aposentos.

La puerta de la recámara de la Emperatriz se abrió y tras ella una persona era arrojada al suelo.

Guardia: ¡entra!, ya veras lo que es bueno.

Gabrielle se encontraba sola en la recámara de la Emperatriz, estaba resignada, si Xena Destructora de Naciones había matado por mucho menos que le haría a ella.

Solo se arrodilló al pie de la cama de la emperatriz a esperar su destino.

Esa noche la Emperatriz no la había pasado bien, sus sospechas fueron confirmadas por Terses quien fue enviado como emisario. Keros era aliado de Tiara, sus tropas estaban en camino y ella los seguiría. Luego de una docena de botellas de vino decidió regresar a su recamara.

Xena abrió la puerta y la encontró ahí, arrodillada al pie de su cama entre media dormida y media despierta, con las manos esposadas.

Xena: tan indefensa, tan frágil, tan bella. - pensó y se aproximó a ella.

Gabrielle ya la había sentido, sentía sus pisadas, tras de ella, "no te muevas" se decía así misma.

De pronto solo sintió el frío en sus muñecas, seguido de un clic.

Xena: levántate y métete a la cama. - terminó de beber y lanzó la botella al piso.

Gabrielle se había recostado sobre la cama de la Emperatriz, la frecuencia de su respiración comenzaba a aumentar.

La Emperatriz giró y la observó unos segundos, sacudió la cabeza.

Xena: que esperas métete adentro.

Gabrielle, solo asintió.

La emperatriz comenzó a despojarse de sus atuendos, quedando totalmente desnuda.

Gabrielle sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver la silueta majestuosa de la Emperatriz reflejada a la sombra de la luna de la recamara.
Esta vez su respiración no aumentó; ahora había dejado de respirar.

Gabrielle cerró los ojos al ver aproximarse a la Emperatriz a la cama.

Xena se recostó dejado que su rostro descansara a escasos centímetos del de Gabrielle.

Xena: date vuelta. - ordenó.

Xena pasó uno de sus brazos sobre Gabrielle.

Xena: solo quédate conmigo esta noche. - susurró aspirando una última vez su aroma antes de caer en un profundo sueño.

Gabrielle estaba confundida, pero esta vez eran sus sentimientos la que la confundía.

Aspiró el aroma de la emperatriz, esta vez se sentía más protegida que nunca, cerró los ojos y se durmió tan tranquila, tan en paz.
Era extraño, por primera vez se sentía en casa, dentro de ese castillo oscuro .

Continuará...


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