Cara sostenía a Bride con su hombro, contra el árbol mientras trataba de hacer presión
en la herida, metiendo sus manos por debajo de la armadura que le impedía ejercerla
directamente, las flechas zumbaban a su alrededor incluso rozándola ligeramente pero con
tan buena suerte de no herirla.
-Cara- llamó en susurros Bride mordiendo sus labios para evitar gritar del dolor -déjame...
déjame aquí, tienes... que cubrirte- solicitó la amazona castaña, entrecortadamente a su
esposa.
-No, no me iré a ningún lado sin ti- el tono apasionado de Cara lo dejaba claro.
-Amor, am...- las palabras de Bride fueron interrumpidas por un beso desesperado por
parte de su esposa, en el cual sintió la humedad de las lágrimas de Cara, ocultas en
todo momento por la guerrera, ayudada por la oscuridad que reinaba en esos momentos.
Zenta seguía oculta pero moviéndose de posición, disparando sus flechas contra los que
intentaban hacer blanco en la pareja agazapada en el árbol, la amazona imaginaba que
Bride estaba herida ya que vio a Cara saltar hacia el puesto de la otra amazona y
ninguna había salido de ese puesto, ni respondido al ataque.
En tanto Telca se arrancaba una flecha que le había dado en el antebrazo izquierdo
cuando lanzó la flecha para solicitar ayuda, molesta más que adolorida por la suerte que
tuvo el arquero que la hirió. La pelirroja era una aguerrida amazona, muy respetada, su
valía demostrada una y otra vez, había participado en batallas, oficial de confianza
para Ephiny y una picaflor en cada aldea visitada por ella.
Hizo señas a Edia de moverse para buscar información de los atacantes pero desde las
altura y protección de los árboles, cuidar sus flechas y resistir hasta que llegara el
apoyo. Telca recibió un asentimiento por parte de la amazona para entonces separarse y
cumplir la orden.
Desde tierra el señor de la guerra sabía que la señal de ayuda había sido dada por lo
que dio instrucciones a tres guerreros de subir a los árboles y capturar a las amazonas
en ellos, para no tener que preocuparse de ellas cuando llegaran los refuerzos de las
mujeres.
-Esto se va a poner interesante en un rato- dijo con alegría Flaulos, hombre alto de
gran musculatura, su cara pintada de negro para camuflarse mejor en la oscuridad.
-Las tenemos rodeadas- comunicó un hombre igual de alto pero delgado que fungía como el
capitán del grupo de guerreros.
-Bien, capturemos esas mujercitas, tendremos diversión hasta que las llevemos al puerto
para venderlas- la sonrisa de Flaulos se percibió en su voz.
-Si, estamos ansiando eso jefe- comentó el capitán, sintiendo una punzada de lujuria
entre sus piernas -les enseñaremos lo que es un hombre a estas renegadas- dijo ahora con
una mano sobándose sus partes íntimas sobre el pantalón, mientras los que le escuchaban
hacían lo mismo.
*****
Uno de los guerreros en tierra se recostó contra un árbol para refugiarse cuando una
flecha le pasó rozando el cuello, dejándole un marca de la cual salía unas gotitas de
sangre. Molesto se tocó el rasguño mirando hacia las alturas de las ramas de los árboles
buscando a la responsable de esa pequeña herida, entonces una gota cayó sobre su rostro
sobresaltándolo.
El guerrero llevó la mano al rostro tocando el líquido que ahora se deslizaba por su
mejilla, con un leve toque de sus dedos lo quitó luego lo llevó a su nariz para
olfatearlo, ¡¡Sangre!!, gritó su mente mientras miraba hacia arriba totalmente
con una sonrisa depredadora en su rostro.
La sed de sangre invadió el raciocinio del guerrero, le hizo sacar el puñal de su bota
para colocar la hoja entre sus dientes para entonces iniciar a escalar el árbol en busca
de la presa herida, tan sigilosamente que parecía que su oscura armadura no existiera.
Un casi inadvertido movimiento alertó a Zenta que se acuclilló tratando de confirmar lo
que de reojo creyó ver, aunque no logró convencerse emitió una alerta dirigida al puesto
en el que se encontraba la pareja de amazonas agazapadas.
Los oídos de ambas amazonas captaron la alerta y su lenguaje corporal cambió totalmente,
la rigidez en sus espaldas, sus ojos buscando entre las sombras cada una en áreas
diferentes, entonces un olor llegó a sus fosas nasales, un guerrero se acercaba, el
hedor inconfundible de los desaseados guerreros delató al cazador que ahora pasó a ser
la presa.
Bride sacó su puñal al igual que Cara, con señales la pelirroja indicó a la castaña que
se mantuviera inmóvil mientras ella se ocultaría a la espera del guerrero, luego de un
asentimiento por parte de la castaña vino el beso sentido de su pareja junto a una
caricia en el rostro para luego subir un poco más arriba.
El movimiento entre los árboles por parte de las amazonas se inició para proporcionar
apoyo a la pareja de amazonas, entonces Telca vio cuando subía uno de los guerreros ya
que éste se movió contra la poca luz que había, emitió la alarma y fue en busca del
atacante que visualizó.
Bride escuchaba los sonidos de la noche junto a los pequeños de la armadura contra la
corteza del árbol cada vez más cerca de ella, apretaba el puñal en su mano y miraba
hacia la gruesa rama sobre ella sin encontrar a su esposa pero sabía que allí estaba,
mantuvo su respiración bajo control al igual que su posición, continuó a la espera.
Zenta se acercó al puesto en donde estaban sus hermanas en problemas, sólo le quedaba
una flecha así que decidió que lo mejor sería llegar al lugar desde arriba con cuidado,
encontrándose con Cara, al reconocerse se pusieron de acuerdo y esperaron en la
oscuridad.
Una mano apareció sobre la rama, frente a Bride luego otra y sin ningún ruido se fue
materializando de la forma una sombra que se erguía al poner los pies sobre la gruesa
rama, un brillo apareció a la altura de lo que suponía era su boca, al igual que se hizo
más fuerte el característico hedor del guerrero. Él la vio entonces dio un paso hacia
ella, tomando el puñal en su mano derecha mientras una sonrisa debía mostrar su podrida
dentadura, pero gracias a las sombras, la amazona nunca llegó a verla.
Algo sorprendió al guerrero, algo que sólo visualizó instantes antes de perder la vida,
un terrible dolor en su cuello fue lo que primero sintió, luego sus ojos abiertos de par
en par vieron una melena rojiza frente a su rostro, enmarcando el rostro de una mujer
que lo miraba seria y sin pizca de emoción mientras estaba colgaba de sus piernas desde
la rama de arriba. No podía respirar, su garganta tragaba sangre mientras su cuello la
emanaba como una fuente e intentó atacar al rostro frente a él pero su brazo fue
detenido desde atrás por otra amazona, trató de pedir ayuda pero ya era tarde, su vida
se fue extinguiendo mientras escuchaba el gorgojeo que producía la sangre en su tráquea
con el aire que salía de sus pulmones.
El cuerpo del guerrero fue izado por las dos amazonas, quitándolo de la vista Bride que
aún apretaba en su mano el puñal que hubiese usado de haber sido necesario. La melena de
Cara le impidiendo ver lo que le sucedió al guerrero pero se imaginó lo sucedido por los
temblores dados aún por el cuerpo de la presa mientras era llevado a la rama sobre ella.
Allí se dio cuenta que tenían apoyo y dio gracias en silencio a Artemisa por la
oportuna llegada de una de sus hermanas.
*****
A una distancia prudencial Xena se detuvo, soltó a Argo y le dio una palmada en los
cuartos traseros para despedirla, Gabrielle llegó y desmontó rápidamente haciendo lo
mismo que su amante, tomó la vara que llevaba a su espalda en sus manos, colocándose en
posición de defensa mientras el resto de las amazonas hacían su llegada.
Nuevamente las señales se hicieron presente, la Princesa Guerrera dio las instrucciones,
comenzó comunicándoles que eran entre veinte y treinta guerreros con armaduras que
habían rodeado a las chicas. Solicitó un grupo entre los árboles y otro más numeroso en
tierra. El grupo por tierra rodearía, buscaría y eliminaría al enemigo. El grupo de los
árboles daría la posición del enemigo al igual que la cantidad de ellos, si podían
eliminarlos en el camino lo harían pero su prioridad era encontrar a sus hermanas
guerreras y brindarles el apoyo necesario para ponerlas a salvo.
La alta guerrera señaló a Rayen indicándole que se mantuviera en el sitio para que le
solicitara a Tildo rodear y cerrar el anillo contra sus invasores. La joven que ya de
por si tenía cara de niña castigada, casi, casi daba una patadita de disconformidad.
La Reina Amazona intervino, al solicitar que el grupo que iría por los árboles serían
arqueras, el resto se desplegaría para rodear al enemigo con sigilo, la misión inicial
quedaría relegada hasta nueva orden.
Rápidamente Eponin dispuso de las arqueras e inició el ascenso para ir en busca de su
unidad que estaba siendo blanco de los guerreros. Mientras la guardia real rodeaba
automáticamente a su reina y avanzaba con ella por un lado, mientras un grupo de
guerreras iría con Xena y otro con Solari.
Con gran sigilo las amazonas se desplazaban como se planeó, barriendo con la mirada el
terreno frente y a los lados de ellas buscando indicios de la posición del enemigo, las
rastreadoras a la cabeza haciendo el trabajo en el que sobresalieron durante su período
de instrucción.
Eponin pasando de árbol en árbol con desesperación controlada, entonces un pequeño
movimiento entre los arbustos bajo ella la hizo detenerse y escudriñar en la oscuridad,
no volvió a ver movimiento alguno pero decidió alertar con un sonido conocido para sus
hermanas, luego continuó su camino.
*****
Delto y Naida se habían detenido al darse cuenta que se dirigían hacia una pared inmensa
de tierra que les cortaba el paso.
-¿Qué vamos a hacer?- dijo Delto muy preocupado al ver lo que se interponía en su huida.
-Comer algo para retomar fuerzas y luego regresar- contestó la mujer tranquilamente
mientras bajaba de su caballo y sacaba lo poco de alimento que había tomado antes de
salir en estampida del campamento.
-¿ESTAS LOCA?- gritó el alto hombre aún desde su montura, sin creer lo que hacía la
mujer.
-Cálmate Delto, tenemos que recobrar fuerzas, hemos ayudado a Erga mientras estaba en
trance y eso nos ha debilitado- las palabras de la mujer de cabellos oscuros dándole un
gran bocado a la carne de centauro.
La insegura y asustada mujer de hacía unas marcas antes había sido sustituida por lo que
parecía una totalmente calmada y calculadora o loca como pensaba el hombre de ojos
verdes a un lado de ella.
-Vamos come- instó la mujer mientras masticaba y tragaba con gula -o ¿intentarás
escalar con esta oscuridad?- preguntó la mujer con sorna mientras seguía engullendo su
macabro alimento.
Muy indeciso Delto bajó su fuerte y alto cuerpo del caballo, mientras miraba hacia
todos lados como esperando que alguien apareciera en un instante, estaba muy alterado,
por lo que decidió hacer lo que Naida decía y hacía. Muy a regañadientes admitió que la
mujer tenía razón así que de reojo la miraba mientras sacaba su ración de carne, la cual
tomó del campamento antes de abandonarlo.
-Podemos regresar hasta salir en otra dirección que no con eso bloqueando nuestro camino-
dijo Naida cabeceando hacia la pared de tierra y rocas un poco más delante de ellos.
-¿Y si nos están persiguiendo?- preguntó Delto con la boca llena.
-Mi visión irá delante de nosotros- dijo convencida la mujer, provocando sorpresa en el
rostro del fuerte y alto hombre.
-¿Segura que estas preparada?- la gruesa voz del hombre mostraba su incredulidad.
-Ya lo descubriremos- contestó Naida -aunque ahora que recuerdo tu me abandonaste sin
dudarlo- reprochó la mujer de cabellos oscuros mirándolo severamente.
-Es que... es que no se que me pasó- la excusa era muy pobre y él lo sabía por lo que se
acercó a la mujer para abrazarla y susurrarle al oído -sabes que regresaría por ti de un
momento a otro, eres indispensable para mi.
Naida se dejaba hacer pero sin escuchar, concentrada en recordar los hechizos, ya que
sabía que había dejado el libro de Erga en el campamento, siguió comiendo mecánicamente
mientras que el rubio hombre que la abrazaba y acariciaba seguía diciéndole todo lo que
se le pasaba por la mente pensando que con eso compraría nuevamente la compañía de la
mujer.
-No es momento para eso- dijo Naida mientras se apartaba y soltaba de los brazos de
Delto al notar que el sexo del hombre estaba reaccionando.
Molesto el hombre optó por no hablar y entonces se giró para buscar más de su alimento
entre su alforja. En tanto la mujer cerraba los ojos pronunciaba en susurro un hechizo
en otra lengua e iba extendiendo los brazos lentamente hacia donde quería dirigirse.
Naida se sintió extraña, una sensación como de desprendimiento al extender su visión le
anunció el éxito en el hechizo, como la primera vez con su maestra, se sentía
flotar al avanzar con fluidez entre las sombras del bosque.
Avanzó hasta llegar a una pequeña colina lo suficientemente alta para orientarse y
buscar una salida lejos de quien quiera estuviera siguiéndolos. Allí pudo ver que la
parte que recorría aquel risco que les impedía avanzar por donde estaban y les mostraba
otra ruta para evitarla, entonces se fue girando poco a poco buscando con la mirada una
señal de la posición de quienes la seguían, nada, ni una luz de fogata ni de antorchas,
pensó que nadie les seguía, hasta que vio unos caballos salir de una parte del bosque a
todo galope, pero estaban sin jinetes.
Naida agudizó más la vista y divisó a nadie, entonces decidió avanzar hacia esa parte
del bosque, se sentía volar y en un instante estaba donde quería avanzó poco a poco,
escuchó un sonido, avanzó hacia él encontrándose con una figura oscura, era un guerrero
orinando, estaba solo, lo observó divertida hasta que éste se encaminó sigilosamente
hacia un lugar en donde pareció se quedaría al acecho. La mujer buscó en los alrededores
hasta encontrar a otro guerrero acechando hacia la misma dirección pero bastante
separados unos de otros, entonces decidió regresar con Delto.
*****
Los tres guerreros trepaban por los árboles sigilosamente en busca de las mujeres, con
sus puñales entre los dientes, buscando con los ojos, con los oídos, con el olfato.
Mujeres, fácil, pensaron los cazadores, todos con una sonrisa en sus rostros,
algunos mostrando los pocos dientes que le quedaban otros más agraciados físicamente
pero con la misma mentalidad.
Guardando la calma, las amazonas permanecían inmóviles ya que estaban claramente en
desventaja, esperando una señal para localizar al enemigo, la oscuridad jugaba para
ambos bandos, a favor y en contra.
Son muy buenos, pensaba Telca mientras escudriñaba en la oscuridad un indicio de
la posición de sus enemigos entre los árboles, eran esos su prioridad. La falta de
visibilidad le tenía los nervios de punta pero era una guerrera experimentada, sabía
manejar la presión que producía estos momentos.
El ligero sonido producido por las botas de uno de sus enemigos contra la corteza del
árbol a su derecha le indicó a Telca la cercanía sorprendente del hombre para poder
ubicarlo. El sonido se detuvo justo a su altura, la amazona sostuvo la respiración, la
adrenalina corriendo a gran velocidad en sus venas, sin pensarlo dos veces se impulso
dando una carrera de sólo dos zancadas sobre la gruesa rama y voló literalmente los tres
metros que la separaba hasta el otro árbol desde que no sintió bajo sus pies la firmeza
de la rama.
Desenfundando su espada y un puñal que llevaba en su cintura en el instante que sintió
el vacío a sus pies, Telca extendiendo sus brazos hacia atrás, al igual que sus
pantorrillas y con el tronco de su cuerpo por delante antes de sellar el movimiento de
sus brazos hacia delante con todas sus fuerzas.
La punta de la espada hizo blanco en el cuello del guerrero, seccionando su columna a
medida que el filo de la hoja atravesaba carne y huesos hasta clavarse en el tronco del
árbol, al igual que el puñal que estaba en otra mano de la guerrera que rebotaba un poco
cuando su cuerpo chocaba contra la dura corteza.
Un fuerte crujido fue escuchado entre la oscura altura de los árboles, seguido de un
golpeteo constante que no era otra cosa que las convulsiones del cuerpo del guerrero que
acababa de iniciar su camino hacia el Hades sin saber que había sucedido. Un baño de
sangre y una lluvia de flechas fue lo que recibió Telca seguidamente de alcanzar su
objetivo, aferrándose al puñal, con los pies en el aire, se encomendó a su diosa
mientras cerraba los ojos y apretaba los dientes a la espera de ser abatida por las
flechas. La oscuridad estuvo a su favor evitando su muerte y revelándole a sus hermanas
la posición de sus enemigos en tierra, rodeadas, fue el pensamiento que predominó
entre las chicas al ver de donde provinieron las flechas.
¡¡Por Artemisa, no puedo creerlo!! Pensaba la guerrera al abrir los ojos
sorprendida de que aún estuviera viva y que ese movimiento que le había visto una vez
hacer a la Campeona de la reina le diera resultado, junto a algunas explicaciones de la
misma impresionante mujer sobre los múltiples usos de un puñal.
Suficiente, mueve el culo, se dijo Telca al sentir un tirón en su antebrazo
herido, recordándole que esa no era la mejor forma para exigirle. Palpando con los pies,
buscó de donde apoyarse, encontrando rápidamente una rama a su derecha luego de pararse
bien en ella soltó el puñal para entonces subir a otra rama para inclinarse y recuperar
su puñal, entonces pasó a otra rama, asiendo una liana para enredar el cuello del cuerpo
que ya había dejado de convulsionar, liberando su espada y apropiándose de las flechas
del caído.
Edia trataba de ver a Telca desde donde se encontraba ya que lo que se escuchó provenía
desde la posición de la amazona, entonces maldijo su distracción cuando sintió un hedor
muy cerca de ella, se quedó helada al escuchar que alguien se estaba posicionando en la
rama que estaba a su izquierda.
-Vamos nena, no te pongas difícil, lo vas a disfrutar- susurró el guerrero que había
escuchado el movimiento de las hojas que se agitaron cuando él subía por el árbol.
Dedujo que era una de las amazonas y fue por ella.
La amazona instintivamente pegó su espalda al árbol llevando su espada al frente de
forma vertical justo para detener el filo de la espada dirigida a la altura de su pecho
con una fuerza que seguramente la hubiera partido. La potencia del golpe hizo
trastabillar a Edia hacia un lado cosa que le salvó de una posible herida mortal ya que
la punta de su propia espada casi hace blanco en su cuerpo.
El choque de las hojas de las espadas se escuchó en la oscuridad instantes antes de que
el guerrero saliera disparado hacia atrás logrando no caer hasta el suelo porque logró
asirse a una rama que estaba sobre su cabeza. El momento que ocupó para equilibrarse
nuevamente fue aprovechado por Edia que sin aún encontrar el balance lanzó un golpe
desesperado con su espada logrando hacer un corte en el muslo de éste, sacándole un
gritó de dolor. Se escuchó el silbido inequívoco de flechas, de dos saltos la amazona se
alejó del guerrero que fue impactado por flechas de sus propios compañeros, el cuerpo
cayó en medio de dos de ellos que habían disparado.
-Maldición- dijeron los dos al unísono al identificar el cuerpo, no era de una mujer.
Telca escuchó las voces y rápidamente tensó su arco, disparando a la oscuridad de donde
provinieron las voces, la puntería fue buena ya que la flecha hizo impacto profundamente
a la altura del cuello de uno de los hombres. La sangre salpicaba para cuando el hombre
llevó sus manos a la herida, azorado palpó que las plumas de la flecha estaban al lado
de su oreja.
Una nuevo zumbido en el aire indicaba una segunda flecha que impactó en un costado del
segundo guerrero que giraba sobre si mismo con su espada a la defensiva, cayó duramente
contra el suelo quejándose y luego buscó refugio a rastras tras el árbol. En tanto el
otro guerrero boqueando para respirar se recostaba contra el mismo árbol con su espada
en una mano y la otra presionando la herida aún con la flecha.
El único sobreviviente del grupo de guerreros que ascendió a los árboles por las
amazonas ubicó el origen de las flechas disparadas, la amazona estaba en unos de los
árboles al que él se encontraba, sonriendo por su hallazgo se preparó para dar inicio
la caza de su presa.
*****
Entre las sombras, sobre una gruesa rama de un inmenso árbol dentro del bosque de los
centauros se materializó una figura claramente femenina aunque portaba armadura en su
torso, casco sobre su cabeza, brazaletes, muñequeras, botas altas, una falda de cuero a
medio muslo, una capa oscura sobre sus hombros, una corta espada en su cinto, y una
aljaba con flechas a su espalda completaban su atuendo.
-Maldito Ares- escupió Artemisa, furiosa con su hermano mientras miraba como sus chicas
avanzaban lentamente por tierra y por los árboles, debido a la oscuridad total.
Volvió a desaparecer para aparecer muy cerca de donde se encontraba Bride, su esposa y
Zenta.
Se había enterado de lo que sucedía desde lo de la invasión a la aldea de sus amazonas
pero no se presentó al decidir que era algo que las chicas podían manejar. Ahora éste
plan de Ares era totalmente diferente, no le fue suficiente traer un ejército muy bueno
contra las guerreras sino que fraguó una oscuridad tal que favoreciera a sus hombres
para la sorpresa.
El único asesino que aún seguía con vida en lo alto de los árboles había logrado
ubicarse a brazo y medio a espalda de Cara, tan sigilosamente que ninguna de las
amazonas cercanas se había dado cuenta.
La Diosa protectora observaba al asesino que se preparaba para lanzar una estocada a la
espalda de la amazona que exigía a su visión, buscando a sus atacantes en la oscuridad
que reinaba a su alrededor. Luego de eliminar y disponer la primera amenaza había
regresado con su esposa que se mantenía sentada y contra la corteza del árbol, mientras
presionaba la herida para detener la hemorragia.
-¿Quieres jugar con ventaja?- dijo la Diosa al aire mientras miraba como una de sus
guerreras era acechada para dentro de casi nada partir hacia el Hades.
-Entonces juguemos- la voz carente de humor totalmente aparte de la fiera sonrisa que
comenzaba a bailar en los labios de la Diosa.
Con un rápido movimiento de una de sus manos dirigido al oscuro cielo, éste empezó a ser
surcado por relámpagos que rompieron la oscuridad con su resplandor intermitente. La
inesperada claridad sorprendió a los miembros de ambos bandos, incluyendo al Dios de la
Guerra que se encontraba cerca viendo los "toros desde la barrera", dedujo que ya su
hermanita se habría dado cuenta de su "movida", por lo que sólo suspiró y esperó a ver
lo que sucedería.
El guerrero detuvo el movimiento de su brazo cuando se disponía cruzar de lado a lado el
cuerpo de Cara. El efecto de la caída lo dejó paralizado preguntándose que sucedía, esos
instantes de titubeo permitió a Zenta verlo claramente, ésta reaccionó tensando su arco,
disparando en un abrir y cerrar de ojos.
-Tras de ti- alertó Bride a su amada en un grito ahogado cuando vio al alto guerrero.
Cara se giró agachándose justo en el momento que la flecha se incrustaba en el pecho del
guerrero que trastabilló cuando el resplandor del relámpago desaparecía mientras miraba
a su presa adoptar una actitud de defensa, entonces se impulsó hacia delante lanzándose
contra el cuerpo de la amazona con su espada terminando el movimiento siniestro pero con
tan mala suerte que la guerrera logró detenerla con su espada pero perdiendo el
equilibrio y cayendo hacia tras cuando ambos perdían sus armas.
El alto guerrero se aferró de la cintura de Cara mientras caían chocando con las ramas,
la amazona por instinto trataba de asirse a alguna rama pero estas se quebraban hasta
que logró asir una rama que soportó el peso de ambos guerreros.
Todo ocurrió tan rápido que Telca no tuvo tiempo de disparar su flecha cuando vio al
hombre, ahora no veía nada. Bride y Zenta vieron ante sus ojos como el hombre había
embestido contra Cara, en su desesperación la amazona castaña trató de incorporarse,
logrando sólo provocarse dolor y un grito que fue respondido por flechas de parte de los
guerreros en tierra que dispararon en dirección del sonido. En tanto la pelirroja
luchaba por no perder el agarre que difícilmente mantenía con una sola mano mientras el
guerrero aún herido como estaba igualmente no soltaba a la amazona.
Zenta llegó donde estaba Bride mientras algunas flechas le zumbaban alrededor,
poniéndole un dedo en los labios para que guardara silencio, entonces inició un descenso
cuidadoso, escuchaba los quejidos del hombre un poco más abajo y el ligero sonido que
emitía la rama al comenzar a ceder ante el peso de ambos guerreros.
Un nuevo relámpago iluminó el bosque, tras un momento de búsqueda visual por parte de
ambos bandos un grupo de guerreros vieron a Zenta ir descendiendo y le lanzaron una
lluvia de flechas. La ágil amazona logró acostarse muy pegada a lo largo de la rama
evitando ser alcanzada por las flechas esperando que volviera la oscuridad.
-No disparen- susurraba apenas el guerrero que sentía como comenzaban a fallarle las
fuerzas y el agarre empezaba a aflojarse.
*****
Los grupos de amazonas avanzaban con mayor rapidez desde que el primer relámpago hizo su
aparición, pudieron observar la lluvia de flechas hacia las alturas de unos de los
árboles, todas sabían que eran contra las suyas y por lo tanto aún estaban con vida,
¿cuántas? eso lo descubrirían luego, la prioridad era llegar lo más cerca para ayudarlas.
Para el segundo relámpago Eponin y su grupo aún no estaban a distancia de tiro pero les
faltaba muy poco, se escucharon varios cantos de búho. Los grupos en tierra escucharon
la información y se prepararon para encontrarse en cualquier momento con los guerreros
e iniciar el combate.
Xena sintió erizar sus bellos y con una rápida señal alertó a su grupo justo cuando el
bosque en penumbras fue iluminado nuevamente, mostrando unas sombras reaccionar al verlas,
si alguna amazona del grupo no estaba segura de que eran exactamente, el resplandor de
las espadas al atacarlas les saco de dudas.
La alta campeona de la reina bloqueó la espada dirigida a partirle la cabeza con un
bloqueo alto y enseguida levantó su pierna para luego estirarla con potencia, impactando
en el pecho de la armadura pero no por esa protección el guerrero dejó de sentir el
dolor del golpe que le provocó salir disparado hacia el suelo, en el cual cayó
pesadamente de espaldas dejándolo atontado, trató de incorporarse pero la bota de Xena
le dio de lleno en la cara, mandándolo al reino de Morfeo.
-Noe- eliminado por el momento su obstáculo la oji azul llamó a la joven rastreadora
para seguir avanzando luego de ver que las chicas trabajaban contra el otro guerrero.
El oscuro guerrero era bueno pero las amazonas lo superaban en número, ya había sido
alcanzado en varias ocasiones por el filo de las espadas amazonas que le impidieron al
diestro hombre defenderse de mejor forma.
-¡Mandy elimínalo!, las demás avancen- Lubin la mayor del grupo de guerreras ordenó
avanzar a las demás y dejándole terminar el trabajo a una de las más nuevas.
La joven amazona aprovechó la oportunidad de poder demostrar lo aprendido en su
instrucción como guerrera, no había podido exigirse como tal en un combate real, ahora
su oportunidad y bajo la protectora mirada de una de las guerreras de experiencia
terminó de cruzar la defensa del guerrero para cruzarle y abrirle desde la cadera hasta
el hombro con el filo de su espada.
-AAAGGGG- gritó el hombre al sentir que su vida se escapaba, se giró para buscar refugio
pero la herida fué profunda y mortal. Sólo alcanzó a dar dos pasos y cayó de bruces
empuñando fuertemente su espada, con tanta suerte que la punta se hundió en el pecho de
su compañero que daba un paseo en el sueño provocado por Xena.
-¡¡Avanza Mandy!!- llamó la atención la guerrera experimentada ya que la chica se había
quedado mirando sorprendida el resultado de su combate.
Como veterana Lubin sabía que la joven amazona no debía pensar en ese momento en que
acababa de extinguir una vida, aunque esta vida en particular perteneciera a un asesino.
La chica reaccionó al llamado de la otra amazona e inmediatamente ambas iniciaron la
carrera tras su grupo, nuevamente entre sombras.
Xena y Noe llegaron a un pequeño claro seguidas muy de cerca del resto de su grupo para
cuando un nuevo relámpago iluminó la oscuridad, la alta campeona de la reina vió a dos
guerreros justo en su camino y luego escuchó claramente las flechas disparadas a la
distancia más adelante.
-¡¡YIYIYIYIYIY!!- el grito de batalla de la Ex Señora de la guerra se escuchó claramente
dentro del territorio centauro, estremeciendo a sus enemigos que se giraron
instintivamente hacia el lugar de donde procedía el sonido.
Dando un fuerte pisotón al suelo, la formidable guerrera saltó dando una voltereta sobre
el primer guerrero en su camino mientras tomaba su chakram y lo lanzaba con el impulso
extra que tomó al darle una patada a la cabeza del sorprendido guerrero que fue lanzado
de bruces contra la prevenida Noe que lo atravesó con su espada mientras las otras
amazonas caían sobre el otro guerrero.
El chakram pudo interceptar las tres flechas dirigidas a Cara antes que hicieran blanco
en ella, un flecha proveniente de otra dirección sí llegó a su destino, el cuello del
guerrero que se aferraba a la amazona. La flecha pertenecía a Eponin, su grupo había
llegado a distancia de tiro y en ese momento disparaba sus saetas contra los enemigos en
tierra.
Cara escuchó las flechas disparadas cuando vió a Zenta en una rama cercana a la de ella,
intentando acercarse para ayudarla pero ella no se podía ni mover, entonces el peso
extra desapareció dándole un impulso que ella aprovechó para estirar su brazos hacia su
hermana amazona que logró asir uno de ellos con algo de dificultad pero evitando de ese
modo que cayera hacia el distante suelo.
*****
Gabrielle escuchó a su campeona y justo después vió el chakram volar por los aires,
entonces visualizó a sus enemigos que les daban la espalda porque buscaban hacia otro
lado a la dueña de ese grito característico, buscaban a Xena.
La rubia reina arremetió con su vara, contra el guerrero que se giró hacia ellas, antes
que diera la voz de alarma, dos rápidos y certeros golpes, un golpe con un extremo de la
vara en la boca del estómago que lo hizo doblarse hacia delante y luego el otro en la
frente que le abrió una brecha en ella y lo dejó fuera de combate. En tanto su guardia
sorprendía al resto de ese grupo de guerreros, los cuales se defendían como podían.
Los guerreros eran buenos pero no lo suficiente para imponerse sobre las hábiles
amazonas, sobre todo en el grupo de la Guardia Real, ninguna de ellas era novata y
tampoco su primer combate, la prioridad era proteger a su reina.
Gabrielle avanzaba con su grupo, desviando estocadas con su vara, lanzando fuertes
patadas hacia el abdomen de su enemigo, girando para seguir asestando golpes mientras
siempre, dos guardias reales se encargaban de los que la sorprendente reina iba dejando
a su paso, en tanto el resto de su guardia mantenía el combate sin romper la línea de
seguridad a los lados y retaguardia de la rubia Reina Amazona.
En tanto el grupo de Solari también avanzaba por su lado tal cual estaba planeado, su
grupo se encontró guerreros ya alertados por los sonidos de los choques de metal contra
metal provenientes de dos partes del área donde estaban sus compañeros.
-¡¡¡IDIOTAS NOS HAN RODEADO!!!- gritó el jefe de los guerreros que corría en apoyo de
los suyos que estaban siendo avasallados por el grupo de Solari.
-Jefe podemos retirarnos por ese lado- señaló uno de los hombres.
-¡¡Qué nadie se atreva a retirarse!!- exclamó el hombre al llegar en ayuda de sus
hombres.
-¡¡Ninguna... miserable... mujer... me... hará... huir!!- sus palabras fueran dichas
entre jadeos por el esfuerzo de parar estocadas y atacar.
En tanto el grupo de centauros aún no llegaban a cerrar el cerco, la oscuridad no les
había ayudado en nada, los tropiezos eran frecuentes, esa parte del bosque estaba
bastante quebrada lo que dificultaba aún más el avance de los cuadrúpedos.
Eponin disparaba al enemigo desde las alturas mientras el resto de las arqueras llegaba
junto al grupo que fueron a rescatar para cubrirlas.
Cara para ese momento ya estaba junto a su amada, solicitando una sanadora con urgencia,
Bride está débil, la pérdida de sangre estaba haciendo sus efectos. Una sanadora que
estaba en el grupo de Xena acudió al llamado mientras su grupo le abría el camino
expedito.
Telca llegó al encuentro con las arqueras dándole la ubicación de los grupos de enemigos,
Edia llegó también, informando que ya no tenía flechas.
*****
-¡¡¡ESAS SON MIS CHICAS!!!- se regodeaba la Diosa de la Sabiduría, mirando extasiada
como sus amazonas atacaban en igualdad de condiciones a uno de los mejores ejércitos
traído por su hermano.
-JAJAJAJAJA- las carcajadas brotaron cuando Artemisa recordó a Ares -Debe de estar
tirándose de los cabellos- dijo la diosa al aire, nadie la podía escuchar o ver a menos
que ella así lo quisiera.
En otra parte del bosque centauro el Dios de la Guerra entraba en cólera al ver a uno de
sus mejores ejércitos ser prácticamente barridos por las guerreras amazonas, ellas
apenas estaban recibiendo rasguños.
-¡¡Y todavía hay crías tomándolos para ejercitarse!!- decía Ares furioso refiriéndose a
las jóvenes amazonas que dentro del combate eran instruídas por las amazonas
experimentadas.
-¡¡¡ESTÚPIDOS!!!- gritaba Ares -¡¡¡PARECEN NOVATOS!!!
Ares presenciaba como a pesar de ser unos sanguinarios y muy buenos guerreros, su
ejército estaba siendo superado por la inteligencia y agilidad de las fieras mujeres,
dentro de su desesperación por evitar esa derrota tomó la decisión de volver a
interferir, con movimientos de sus dos manos hacia al frente, devolvió a la vida a los
guerreros caídos.
Las mujeres guerreras vieron incrédulas como recobraban la movilidad los hombres que
habían caído bajo el filo de sus espadas. Al ver eso Xena y Gabrielle no les quedó la
menor duda que el Dios de la Guerra estaba involucrado.
-¡¡¡MALDICIÓN ARES!!!- gritó la alta y furibunda guerrera de ojos azules mientras
continuaba combatiendo.
Las amazonas veían como sus estocadas mortales no hacían efecto en estas nuevas
"criaturas", lo máximo que les hacía era detenerlos un poco.
-¡¡¡¡¡ARESSSSSSSSSSS!!!!!- el grito de Artemisa borró la radiante sonrisa que mostraba
hasta hacía unos instantes, de un salto se levantó de la cómoda rama en la que se
encontraba sentada observando féliz a sus chicas trabajar.
Se detuvo al ver a Gabrielle dar dos fuertes y rapidísimos golpes con los extremos de su
vara a la cabeza de una de las criaturas haciendo que el cuello crujiera violentamente y
dando la impresión que la cabeza saldría desprendida de su cuerpo. La criatura
permaneció de pie pero inmóvil y cuando la rubia iba nuevamente a golpearlo, éste cayó
pesadamente al suelo, cautamente Gabrielle pegó a la criatura pero éste no respondió,
entonces Marla hundió su espada en el pecho del hombre para salir de dudas, ningún
movimiento, miradas de entendimiento entre la reina y la guardia real.
-¡¡ROMPAN SU CUELLO!!- ordenó la reina a todo pulmón para hacerse oír por sobre el ruido
de los choques de espada a su alrededor.
-Bien mi niña- dijo Artemisa, sintiendo mucho orgullo por su Elegida.
*****
Naida y Delto estaban al acecho, sopesando los pro y los contra de acercarse a la
indudable lucha que se estaba desarrollando ya que los sonidos del choque de espadas y
los gritos eran indiscutibles.
-Mejor esperamos a ver si hay sobrevivientes Delto- opinó Naida, de pie contra un árbol,
dirigiendo la mirada hacia el lugar donde provenían el barullo.
-Estoy de acuerdo, muy de acuerdo- concordó el hombre que se empinaba para ver si
alcanzaba a distinguir algo en esa oscuridad -prefiero pescar en río revuelto que irnos-
dijo el hombre con una sonrisa perversa en su rostro al iluminarse el bosque con unos
relámpagos.
-Ya tengo ganas de un estofado fresco- la exaltación de la voz de la mujer mostraba su
acuerdo con Delto.
Una figura que trastabillaba a distancia prudencial fue divisada por ambos depredadores
que sólo les bastó un intercambio de miradas y salieron en estampida hacia su próxima
presa.
El guerrero tambaleante era el mismo que fué herido en un costado por Telca, prefirió
buscar refugio en otra dirección al escuchar que se iniciaba el ataque de las amazonas,
así que abandonó a su compañero y salió lo más aprisa que pudo por la parte que aún no
habían cerrado los centauros.
Pensando que la distancia a la cual se encontraba del lugar de combate le era saludable,
su plan era permanecer a salvo hasta que pasara todo. Sintió pasos a la carrera
acercándose y como pudo levantó su espada para enfrentar a quienes se les acercaban. Los
depredadores no se precipitaron sobre el hombre herido, sino que lo rodearon sin ser
vistos pero ellos si mantenían contacto visual de su presa.
-¿Quién está allí?- preguntó el guerrero, su voz sonaba algo temerosa mientras giraba de
un lado a otro tratando de ubicar a quienes lo acechaban.
No hubo respuesta, sólo silencio en la oscuridad, herido como estaba y por ende sus
fuerzas mermadas el guerrero empezó a sentir temor por su vida, girando sobre si a
diestra y siniestra, buscando a quienes le acechaban no lograba ubicarlos.
La pareja de antropófagos observaban al guerrero haciendo esfuerzo por encontrarlos a su
alrededor, dándose cuenta que en cada giro que daba sobre sus pies la espada iba
acercándose cada vez más al suelo, indicativo que la flecha que se veía sobresalir de un
costado les había facilitado grandemente lograr su objetivo. Objetivo que en ese momento
apoyaba la punta de la espada en la tierra, la cual se hundió un poco cuando el portador
apoyó su peso en ésta, demostrando claramente su agotamiento por la perdida de sangre.
Nuevamente los depredadores comenzaron a moverse alrededor del hombre herido que
respiraba agitado, los relámpagos iluminando intermitentemente, mostrando al guerrero
dos figuras que caminaban a su alrededor ocultos aún entre el follaje del bosque.
Risas macabras comenzaron a escucharse mareándolo más, amedrentándolo más, sintiendo un
escalofrío por todo su cuerpo.
-¡¡ALÉJENSE DE MI!!- gritó el guerrero tratando de transmitir en su tono fortaleza, pero
estaba débil y el resultado fue un tono de súplica.
-Hola primor- saludó Naida, al mostrarse ante el hombre que para entonces tenía una
rodilla en tierra.
-¿Quién e...?- la pregunta fué interrumpida cuando Delto le asestó una patada en el
costado herido del hombre, aprovechando la distracción que provocó la mujer en el
guerrero.
Antes que el hombre supiera que le pasó ya tenía sobre él a sus depredadores
apuñalándolo como poseídos, provocando un baño de sangre y en su agonía las mordidas
dirigidas a su cuello se hicieron presente, trozos de carne arrancadas del cuerpo aún
palpitante del guerrero debido a los cortes hechos por las puñaladas que no se detuvieron
a pesar de que ya la vida de la víctima se había extinguido.
*****
Rayen escuchaba frustrada el choque de metal contra metal desde donde se encontraba
cuidando de Palemon. Los centauros ya estaban de camino a su posición, Tildo dejó al
joven Soltor haciéndole compañía a la chica, cosa que no agradó nada al joven centauro
de pelaje amarillo claro, pero se portó como un caballero acatando la orden sin
demostrar su desacuerdo.
-¿Por qué yo?- susurraba Rayen mientras trataba de distinguir algo de la batalla, aunque
ella sabía que la distancia a la que estaban no era posible ver nada.
El centauro era otro que trataba de ocultar su deseo de por lo menos ver la batalla que
se estaba desarrollando y en la cual él no participaría.
Repentinamente Palemon tomó un tronco del suelo, sin dar tiempo de nada le propinó un
fuerte golpe en la espalda a Soltor que gimió al sentir el impacto, haciéndolo caer de
lado contra el suelo cubierto de hojarasca. La joven amazona se lanzó contra el hombre
que levantaba nuevamente el tronco para rematar al centauro, sorprendiéndolo cuando
golpeó su cuerpo en el costado del agresor, rodando ambos sobre el suelo.
-Ven aquí preciosa- dijo el trastornado hombre, al aprisionar a Rayen bajo su cuerpo.
Debatiéndose con fuerza la amazona logró quitarse al hombre que prácticamente estaba
sentado sobre ella. Aprovechando su libertad la joven se impulsó hacia un lado para
girar y levantarse pero Palemón solamente había quedado un poco desequilibrado al quedar
en pie por el empujón de la amazona. Sin dudarlo el maniático hombre lanzó patadas y
puñetes contra Rayen que rodando logró esquivar la mayoría de los golpes contra ella.
-¡¡AARRGG!!- una patada hizo blanco en las costillas, levantando a Rayen que fué a parar
entre unos arbustos.
Palemon empezó a buscar entre los arbustos cuando de repente se detuvo, girándose para
mirar al joven centauro que trataba de ponerse en pie, entonces imágenes de su memoria
volvieron mostrándose vivamente, con otro rostro con otro color en el pelaje y con tres
hombres acabando sádicamente con el centauro.
-¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!- gritó desgarradamente el atormentado hombre corriendo en
dirección de la batalla y alejándose de la protección de la amazona y el centauro.
-¿Estás bien?- inquirió Rayen saliendo adolorida de entre los arbusto por otro extremo.
-Sí, gracias- contestó educadamente Soltor mientras terminaba de ponerse en pie.
-Bien, tengo que ir por ese miserable- informó Rayen mientras iniciaba su carrera tras
Palemon.
-¿Por qué lo sigues?- preguntó incrédulo el joven centauro, levantando la voz para
hacerse escuchar cuando masajeaba su hombro golpeado.
-¡¡PORQUE MI REINA ME ORDENÓ SU PROTECCIÓN!!- fue la contestación gritada de Rayen
mientras seguía a Palemon.
-¡¡VOY POR ESTE LADO!!- gritó a su vez Soltor al iniciar la carrera por terreno más
estable para sus pezuñas. Las palabras de la chica le recordaron que también tenía
órdenes.
*****
Para cuando los centauros llegaron a cubrir su puesto la batalla era encarnizada, por lo
menos la mitad de los guerreros habían sido abatidos bajo el filo de las espadas
amazonas y la otra mitad ya había sido regresado a la vida.
-¡¡A LA FIESTA CHICOS!!- ordenó Tildo a sus guerreros sin titubear.
-¡¡TILDO ESTAN VOLVIENDO A LA VIDA, SU CUELLO ES SU PUNTO DEBIL!!- alertó Eponin desde
la altura de los árboles al ver llegar a los centauros.
-YA ESCUCHARON CENTAUROS- dijo el jefe de los centauros mientras intercambiaba estocadas
con un atacante.
La puntería del grupo de Eponin era envidiable, haciendo blanco solamente para cubrir a
alguna de las suyas cuando lo necesitaban, ahora también cubrirían a sus "aliados".
-Eponin, necesitamos atender a Bride en tierra y con iluminación- solicitó la sanadora
que atendía a la amazona que estaba justo al lado de la jefa del grupo. El llamado de
apoyo fue emitido sin demora por parte de Eponin.
Las jefas de grupos en tierra levantaron la mirada ubicando a los otros grupos para
evaluar la situación de cada uno y determinar rápidamente cual acudiría al llamado de
apoyo con diligencia.
-¡¡GABRIELLE!!- llamo Xena al mirar a grupo de la reina -DEJANOS A ESOS- solicitó la
alta guerrera mientras cortaba la cabeza al guerrero revivido frente a ella sin
remordimiento.
La joven reina escuchó el llamado y la solicitud sin dejar de arremeter contra su
oponente al cual desarmó con un fuerte golpe de su vara que hizo crujir la muñeca que
sostenía la espada para luego aprovechar la trayectoria de su cuerpo y girar ágilmente
para quedar a un lado de su contrario y estirar su brazo izquierdo con fuerza,
estampando el madero que era su arma en la nuca del "revivido", que cayó como un pesado
saco de piedras.
-Bien chicas dejémosles ésto a Xena y vamos con Eponin- ordenó la reina para luego
iniciar la carrera hacia su nueva posición.
-Todos tuyos- informó Gabrielle cuando pasó al lado de Xena, rodeada por la guardia real,
que eran seguidas por los atacantes.
-Chicassss- dijo la oscura guerrera que se desenvolvía como pez en el agua y por lo
tanto disfrutaba de ésto -a desarmar a estos caballeros y luego a practicar todos esas
enseñanzas que con tanta devoción les han impartido sus instructoras- se detuvo sólo un
momento para cortar otra cabeza.
-Quiero ver que tanto han aprendido del combate cuerpo a cuerpo- otra pausa al propinar
un horrible codazo en las costillas de otro enemigo, aprovechando que detuvo la espada
de este en lo alto.
-No sean delicadas, aprovechemos la cortesía del Dios de la Guerra por enviarnos a estos
novatos- el tono burlesco de Xena para con su antiguo mentor, mientras se quitaba unos
cabellos de los ojos con la punta de su propia espada, no pasó desapercibido para nadie,
incluído el aludido.
Ares estaba que echaba humo, viendo como uno de sus mejores ejércitos era "desmembrado"
aún cuando había vuelto a intervenir, intervención que sabía no sería pasada sin
escuchar al Dios del Inframundo de un momento a otro, sin contar con lo que podría
acarrearle este ataque con su hermana y ese comentario de su adorada Xena.
-Eso, eso sí ha dolido- dijo Ares melodramáticamente y poniendo cara de niño ofendido.
-JAJAJAJAJAJAJAJA- la profunda risotada del Dios de la Guerra fué escuchada en esa parte
del bosque, sorprendiendo a todos, todos menos a una guerrera que se divertía a sus
anchas.
-¡¡VEREMOS SI LUEGO TE RIES ARES!!- se escuchó la voz de la Diosa protectora de las
amazonas.
-Ups, creo que tengo cosas pendientes- con estas palabras y una última mirada de
decepción Ares desapareció.
*****
La guardia real recibió instrucciones, conseguir lianas, construir una camilla, montar
un perímetro, hacer fuego y bajar a Bride para ser atendida. Cada orden fue atendida sin
rechistar e inmediatamente y con la ayuda de los otros grupos se alejó el combate de esa
área pero no por eso el perímetro de seguridad fue levantado, ni las arqueras dejaron
los árboles.
Gabrielle vigilaba sorprendida como lo que había sido un combate ahora parecía un campo
de entrenamiento para las amazonas bajo las órdenes de una inspirada campeona de la
reina, y por el lado de los centauros se veían algo desconcertados pero haciendo su
parte.
-Busquen a la reina- jadeaba el jefe del ejército atacante que junto a unos cinco de los
suyos aún mantenía su vida, difícilmente.
-Jefe creo que es esa rubia que está rodeada por guerreras- dijo uno de sus hombres,
señalando a Gabrielle mientras esquivaba los ataques de una joven amazona.
Tímocles escuchó a su hombre pero en ese momento estaba dando una patada en las piernas
a la amazona que tenía de oponente, logrando que ésta perdiera el equilibrio por lo que
aprovechó esa situación para tratar de superar las defensas de la guerrera pero el
reflejo a tiempo de ésta le salvó la vida, interponiendo su espada contra el tajo
certero dirigido a su pecho y rodando sobre el suelo del bosque al perder su arma cuando
desvió el fuerte golpe.
-¡Vamos por ella!- ordenó el jefe guerrero al levantar la vista hacia su nuevo objetivo
y olvidando a la guerrera desarmada.
El grupo del guerrero corrió en dirección de la Reina Amazona, evadiendo a las amazonas
y centauros al mezclarse entre los revividos.
-¡¡XENA!!- gritó la amazona mientras era ayudada a levantarse por una joven guerrera
-¡¡VAN POR LA REINA!!- alertó a la campeona de la reina que había dirigido su atención
hacia la persona que la llamó.
La alta y letal guerrera no perdió tiempo por mayor información e inició su carrera
hacia donde sabía se encontraba su bardo, con su grupo pisándole los talones que
arrasaban a cuanto enemigo se le pusiera por delante.
Marla salió al encuentro del jefe guerrero mientras otras integrantes de la Guardia Real
se enfrentaban a los guerreros, Eponin descendió para proteger ella misma a la reina
pero sin intervenir a menos que algunas de las chicas lo necesitaran.
Xena llegó cuando Tímocles atacaba con potencia a diestra y siniestra a Marla que se
defendía perfectamente, lo que se espera de una guerrera con experiencia como ella. En
un abrir y cerrar de ojos la guerrera amazona pasó de defenderse a atacar de manera
impresionante.
En un giro sobre sí mismo dando pasos hacia atrás para tratar de escapar de las
embestidas, el guerrero reconoció a la alta guerrera que se detenía junto a la rubia
reina amazona.
-¡¡Quiero luchar con tu mejor guerrera, reinita!!- el desafío salió de la boca del
desesperado hombre, sorprendiendo a todos a su alrededor. Incluyendo a sus propios
hombres, era una locura, aún más grande de la que estaban cometiendo pero logrando lo
que necesitaba en ese momento, detener las acciones.
-Estúpido, te conviene pedir clemencia justo antes que la guerrera acabe contigo- el
consejo fue escupido con desprecio por la boca de Tildo que se encontraba cerca viendo
la contienda.
-Es tu última oportunidad de rendirte- fueron las palabras de Gabrielle mirando
fijamente al hombre mientras Marla no le quitaba ojo de encima y con su espada a la
defensiva.
-Ya me escuchaste- dijo furibundo Tímocles -cuando acabe con ella- ahora señaló a Xena
con su espada -todas esta mujeres se rendirán ante mí y tu serás mía...
-Sigues siendo el mismo estúpido y presumido de siempre Tímocles- se burló la alta
guerrera dando paso hacia él, cortando la diatriba de hacía unos momentos por parte del
hombre.
-¿Por qué Xena? ¿porque quiero tu harem personal?- preguntó el guerrero cuando caminaba
lateralmente alrededor de la guerrera, escogiendo su punto de ataque, la espalda de la
guerrera.
-Porque te dejas llevar por tu ego- contestó la guerrera al girarse con elegancia y sin
mayor esfuerzo desvió la estocada dirigida a su espalda -la última vez que nos vimos te
perdoné la vida luego de patear tu trasero frente a todos mis hombres en la taberna-
terminó de decir Xena mientras continuaba desviando el filo de la espada de su antiguo
conocido.
El choque de ambas espadas se escuchaba fuertemente, justo como Tímocles atacaba a la
Campeona de la Reina tratando de hacer una grieta en la defensa de la mujer guerrera
que no había cedido ni un ápice de su posición, cosa que frustraba al hombre.
-Mira quién habla de ego, la mujer que viene a un combate sin armadura- el guerrero no
paraba de hablar mientras atacaba, su idea era distraer a Xena -creo que te has
ablandado Xena, soy el Elegido de Ares- lo siguió intentado Tímocles.
-Pues si es así debe de estar decepcionado- se mofó la guerrera que ahora daba pasos
adelante a pesar de seguir interceptando las estocadas de su atacante.
-MISERABLE- gritó el jefe guerrero herido por las palabras de la ex Señora de la Guerra.
-La fuerza no lo es todo Tímocles- le informó la guerrera, al ver que el guerrero a
pesar que había mejorado en su técnica desde la última vez que se vieron no era
suficiente a pesar de la fuerza que le imprimía a sus golpes.
-Tu zorrita será mía Xena, le enseñaré lo que es un...- las siguientes palabras se las
tragó el hombre al recibir un puñetazo en la boca que le hizo perder por lo menos dos
dientes que salieron disparados cuando la guerrera detuvo su espada y haciendo gala de
su agilidad superó la defensa del hombre.
-Creo que tienes una boca muy grande y un detestable uso de la palabra- reprendió Xena
visiblemente molesta cuando atacó al hombre que había trastabillado por el golpe.
Aún lo suficientemente estable para detener la espada de su oponente, Tímocles vió
claramente su final muy cerca por lo que optó un ataque desesperado y se lanzó hacia el
frente atacando desordenadamente con la esperanza de acertar en su objetivo. Xena desvió
los ataques sin mayor esfuerzo, entonces el hombre lanzó una patada a las pantorrillas
de la guerrera que dieron en el blanco, haciéndola caer pesadamente de espalda contra el
suelo ante los angustiados ojos de su bardo.
En un abrir y cerrar de ojos la guerrera estaba de pie nuevamente ya que una vez su
espalda tocó tierra se impulsó con las piernas para levantarse justo cuando Tímocles
caía sobre ella para enterrarle su espada. Al ver que fallaba tomó rápidamente un puñado
de tierra y la arrojó hacia la cara de Xena con tan buena suerte que parte de esa tierra
entró en los azules ojos, lo que aprovechó el hombre para quitarle la espada con un
golpe a su mano con la empuñadura de su arma.
El primer impulso de Gabrielle fué de cubrir a Xena pero la ojiazul reaccionó rápido al
tomar por la muñeca a Tímocles, tirando de ella fuertemente lo atrajo hacia sí para
recibirlo con un rodillazo en las costillas.
-AARRGGG- gritó de dolor el jefe guerrero al recibir el rodillazo que lo hizo caer de
rodillas a pesar de la armadura que amortiguó el golpe en gran medida.
Recuperándose rápido se puso en pie para ir a la carga nuevamente contra Xena que aún
trataba de aclarar su vista, evitó nuevamente el filo de la espada que le pasó sumamente
cerca, tan cerca que cortó su camisa de cuero pero sin herirla, nuevamente tomó a
Tímocles por la muñeca que sostenía el arma pero esta vez el hombre le dió un cabezazo
en la cara a la guerrera que la desorientó mientras sangraba por la nariz.
Un codazo en la mandíbula fué la respuesta por parte de la guerrera que la hizo crujir
dolorosamente, entonces nuevamente dos rodillazos simultáneos le llegaron al costado del
hombre que se tiró hacia atrás al sentir los golpes en el mismo momento que daba un
puñetazo al abdomen de Xena, logrando su libertad y arremeter con su espada una vez tomó
impulso al soltarse del agarre.
-¡¡XENA MI ESPADA!!- gritó Eponin al lanzarle su propia espada a su amiga.
La formidable guerrera escuchó el sonido de la espada en el aire y alargó su brazo para
agarrarla por la empuñadura.
-¡¡AGACHATE!!- el grito de instrucción y desesperación fue simultáneo por parte de
Gabrielle.
Xena hizo caso a su bardo y puso una rodilla en tierra mientras su brazo le daba impulso
hacia delante a la espada de Eponin para dar la estocada que atravesaba el abdomen de
Tímocles que la miró sangrante y sorprendido, queriendo decirle algo pero la vida no le
alcanzó y su cuerpo comenzó a caer de lado.
Gabrielle corrió hacia su amada para abrazarla con angustia, sin importarle quienes eran
testigos, lo único que existía para ella era su amada guerrera.
-¿Xena estás bien?- preguntó una vez la tuvo en sus brazos, mientras los hombres
sobrevivientes de Tímocles tiraban sus espadas en señal de rendición para enseguida ser
atados por las amazonas y terminados de desarmar.
-Estoy bien Gabrielle, sólo necesito lavar mis ojos- le informó la guerrera
devolviéndole el abrazo para tranquilizar a su hermosa rubia.
-Agua por favor- pidió la reina amazona y enseguida le fue proporcionada
-Ohh Xena déjame ver ese golpe- dijo la bardo refiriéndose al sangrado de la nariz
cuando rociaba con agua la cara de Xena.
-Luego de limpiar mis ojos amor- contestó Xena.
*****
Tropezando y resbalando Rayen seguía al escurridizo Palemon entre la espesura del bosque
mientras Soltor galopaba siguiendo los ruidos provocados por el perseguido y la
perseguidora, el terreno era muy disparejo por lo que buscaba la forma de seguirlos de
cerca.
Dioses porque me pasan estas cosas a mi, pensaba Rayen cuando caía al suelo tras
resbalar en la hojarasca. Se levantó rápidamente para continuar la persecución, por
momentos lo perdía de vista pero luego lograba ubicarlo, escuchando sus pisadas y
diferenciándolas de las del centauro que se mantenía cerca.
-¡¡TRATARÉ DE CORTARLE EL PASO!!- informó Soltor al llegar a una parte del suelo
nivelado en la cual podía avanzar rápidamente.
Rayen escuchó las palabras del centauro justo cuando perdía de vista nuevamente a
Palemon, se detuvo para orientarse entonces escuchó voces y comenzó a correr en esa
dirección, no se percató por la oscuridad de una hondonada frente a ella y cayó rodando
unos dos metros hasta detenerse abruptamente.
Aguantó valientemente los golpes y rasguños que provocó el rodar por la hondonada,
tratando de recobrar el aire se incorporó como pudo, mirando a su alrededor y luego
hacia arriba por donde se suponía debió haber caído, incorporándose con ayuda de lo que
tenía a su alcance inició su regreso.
Escuchaba susurros y apenas unos pasos, no identificó las voces, cosa que la extrañó. Al
salir a terreno firme se puso de pie mientras se orientaba nuevamente, puso atención a
los susurros, decidiéndose a seguirlos. Posiblemente el centauro lo alcanzó y ahora
está forcejeando con ese orate, pensó la chica sonriendo al imaginar eso.
*****
Para cuando Naida y Delto se percataron que se acercaba alguien no tuvieron tiempo de
reaccionar cuando de entre la maleza de los alrededores apareció Palemon a toda carrera
dándose un estrellón con los dos antropófagos que daban cuenta de la carne fresca recién
cazada.
Dos vueltas de los tres cuerpos que terminaron entrelazados con Palemon debajo de Naida,
los tres personajes sorprendidos se miraron y se reconocieron cuando una difusa
iluminación de otro relámpago iluminó los cielos.
-¡¡NOOOOO!!- el pánico volvió a hacerse presente en Palemon.
Inmediatamente una daga cortó su cuello callándolo en el acto, Naida fue más rápida que
Delto que ahora era el que hundía su puñal en el vientre del hombre que antes había
logrado escapárseles.
-¡¡¡Que sorpresa!!!- exclamó la mujer tirando de los cabellos de Palemon para mirarlo
mejor mientras era salpicada del manantial de sangre que brotaba de la yugular de su
nueva víctima.
-¡¡Uf, pero que peste!!- dijo Delto mirando ceñudo a los ojos que rápidamente perdían
el brillo de la vida.
-Tienes razón, paso de éste- fue la decisión de Naida mientras seguía mirando el cuerpo
ya casi inerte del hombre.
Nuevamente fueron sorprendidos por otro parte de la llegada de Soltor a todo galope que
se detuvo tan repentinamente que levantó las pezuñas delanteras para evitar pisar a las
personas que vió en el suelo.
Un brillo que identificó provenía de un arma y ver a la mujer sostener por los cabellos
la cabeza de difunto Palemon hicieron que sacara su espada en un rápido movimiento y
para cuando volvió a poner sus pezuñas delanteras sobre la tierra las dos personas ya
estaban levantadas y preparadas para atacarlo.
-¡¡Grandioso!!- el júbilo era notable en la voz de Delto.
-Carne de centauro, mi favorita- dijo Naida mirando al centauro con un brillo peligroso
en sus ojos mientras se pasaba la lengua por los labios y sostenía su daga firmemente.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Qué han hecho con ese hombre?- preguntó nervioso Soltor que
blandía su espada apuntando alternativamente a la pareja para mantener la distancia y
cabeceando hacia el cuerpo de Palemon señalando de a quien se refería en su pregunta.
Ignorando olímpicamente las preguntas del centauro, la pareja estudiaba como superar la
guardia de su próxima comida, comenzaron a caminar a su alrededor en círculo pero en
dirección contraria uno del otro.
*****
El grito de Palemon fue escuchado por Rayen que continuo su rumbo sin sorprenderse y
pensando bien, el centauro lo atrapó, ¡¡AL FIN!!. También se alegró porque el
grito parecía provenir del lugar al que se dirigía.
Unos arbustos frente a ella, los cuales atravesó de un salto, obstaculizaron cualquier
indicio para la amazona que luego de ellos había una bajada en el terreno para luego
quedar en terreno plano. La suerte estuvo de su lado en esa ocasión ya que era una
bajada con una inclinación no muy pronunciada.
-¡¡Maldita sea!!- susurró claramente la joven amazona cuando trataba de mantener el
equilibrio para no caer.
Con el impulso que originalmente llevaba ahora se le sumaba el extra que le daba la
inclinación, tan concentrada estaba por no caer que pasó entre el grupo que sólo de
reojo identificó al centauro con la guardia en alto, a una pareja desconocida con cara
de pocos amigos y ensangrentados, lo que levantó sus sospechas que fueron aclaradas
cuando tuvo que dar un salto para no tropezar con el cuerpo que identificó como el de
Palemon.
Haciendo gala de su agilidad y entrenamiento Rayen giró su cuerpo en el pequeño salto
para colocarse de frente a las personas ensangrentadas mientras levantaba su espada para
quedar en guardia totalmente para cuando sus pies tocaron el suelo.
-Son los asesinos- informó Soltor mientras tomaba la iniciativa y atacaba al hombre.
Pronto ese lado del bosque también se inició el combate, con la sorpresa que la pareja
era muy rápida y ágil esquivando los ataques de la amazona y el centauro.
Naida logró colar un puñetazo en la cara de Rayen, a la altura de la sien, provocando
que la joven guerrera se sintiera atontada, sintió miedo, pero repentinamente escuchó
las palabras de Xena en uno de sus entrenamientos. Aunque el golpe los atonte no
bajen la guardia, lancen ataques, no se detengan, muévanse, ataquen mientras se sacuden
el golpe. El recuerdo de ese consejo y la imagen de la Campeona de la Reina
mostrando la forma de hacerlo, hizo que levantara la guardia nuevamente ya que
inconscientemente estaba bajando la espada.
Todo transcurría como en cámara lenta, veía de reojo como el centauro también luchaba
por su vida, para cuando se sacudió totalmente del golpe mantenía a raya a la mujer de
cabellos oscuros que la atacaba con una daga y ella se escuchó gritando por ayuda.
-¡¡¡AUXILIO, AUXILIO!!!- gritaba a pleno pulmón Rayen que era alcanzada por una patada
en una pierna que la hizo caer pesadamente pero antes logró hacerle una herida en el
antebrazo a su atacante.
Maldición que fuerte, pensaba la amazona cuando rodaba para volver a incorporarse,
el golpe le había como dormido la pierna y eso no era nada bueno. Vio como Delto pasaba
un lance del centauro y llegaba a patearlo fuertemente en el pecho, patada que tiró a
Soltor contra el suelo.
Sin pensarlo tomó carrera cojeando para atacar con la espada al hombre que reacciónó
justo a tiempo para esquivar la espada.
*****
El grito de auxilio fue escuchado como ecos en el bosque por las amazonas y los
centauros cuando terminaban de atar a los sobrevivientes del ejército vencido y atendían
a los heridos de ambos grupos. Ya habían encendido fogatas para calentar agua y limpiar
las heridas, también antorchas que fabricaron rápidamente.
-Parece ser Rayen- comentó otra joven y castaña amazona, compañera de Rayen.
-Las heridas y cinco guerreras más se quedan- se escuchó la voz firme de Gabrielle
-¡¡las demás vamos por nuestra hermana!!- ordenó ya a la carrera.
-Soltor debe estar con ella- dijo Tildo -vamosss- ordenó a los suyos el jefe centauro
también al galope.
El ejército mixto se expandió en busca de sus guerreros ya que no se podía ubicar la
posición exacta del origen de los gritos que todavía se escuchaban. Algunas antorchas
que algunas amazonas habían llevado iluminaban limitadamente.
Nadie hablaba, todos buscaban indicios, corriendo hacia donde creían provenían los
gritos. Xena corría a grandes zancadas seguida de cerca por Eponin y Solari por los
costados, ambas con antorchas.
En tanto Gabrielle un poco más al sur se detuvo para ordenar a dos de sus guardias
reales subir a los árboles y buscar orientación, el eco se escuchaba por diferentes
partes.
Un relámpago iluminó el cielo nublado y una de las guardias vio destellos entre la
espesura del bosque a lo lejos pero del lado donde se encontraba Xena.
-¡¡¡XENA POR TU LADO!!!- gritó la guardia real para ser escuchada para luego bajar con
rapidez e indicar hacia donde debe dirigirse el grupo de la reina que corrieron tras la
rubia reina.
La guerrera ojiazul escuchó cuando se había detenido para orientarse por el oído, la
instrucción coincidía con lo que le indicaba su sentido. Sin pérdida de tiempo reinició
la carrera, parecía que conocía el terreno como la palma de su mano, cosa que pensaban
Eponin y Solari, al verse ella dando algunos tumbos y ver alejarse a Xena.
Pronto la guerrera escuchó jadeos, maldiciones y choques de espadas, dando tres largas
zancadas para tomar impulso y saltó sobre su propia altura dando vueltas en el aire.
-¡¡Maldita amazonita!!- la voz frustrada de Delto fue escuchada por Xena, cuando el
hombre alcanzaba a golpear a Rayen con un tronco en un hombro, que caía nuevamente boca
arriba al suelo y él volvía con Soltor que aún no lograba incorporarse.
-¡¡YIYIYIYIYIY!!- se escuchó el grito característico de la temible guerrera que aterrizó
impresionantemente frente a Naida, dando rápidamente una patada en la mano que sostenía
la daga.
Eran muchas sorpresas para la siniestra mujer que ya no sabía ni que hacer, esta
guerrera sí que se veía difícil presa.
Un derechazo en la frente tiró a Naida que cayó al suelo cuan larga era, unos pasos
atrás de donde estaba parada, el derechazo la lanzó allí.
Delto estaba a punto de atravesar a Soltor con su propia espada luego que habían
luchado cuerpo a cuerpo, cosa que no le fue fácil al antropófago ya que cada vez que
estaba a punto de darle muerte al centauro una terriblemente imprudente amazona de
alguna manera lograba golpearlo y le evitaba acabar con el centauro que se recobraba
para seguir con la lucha.
De un salto Delto atacó a Xena, olvidándose del centauro, la guerrera detuvo la espada
con la suya e inició la danza de espadas, los golpes del hombre eran fortísimos, eso lo
reconoció inmediatamente la experimentada guerrera.
La lucha fue encarnizada, la guerrera no cedía terreno, mientras Naida se levantaba con
la frente rota y corría hacia los restos de su anterior víctima para desprenderle
grandes trozos y engullirlos con desesperación.
Anonadados y con nauseas provocadas por lo que veían sus ojos, la amazona y el centauro
se levantaron con las pocas fuerzas que le restaban para tratar de acabar con la mujer
mientras Xena se enfrentaba a Delto.
Recuperada las fuerzas Naida se levantó para hacer frente a los jóvenes guerreros pero
se tuvo que girar rápidamente cuando llegaron Eponin y Solari.
-Son los que comieron a los centauros- informó Rayen.
-Y parece que a ese- agregó rápidamente Solari al ver unos restos en el suelo.
La joven amazona se acercó, al igual que el centauro visiblemente sorprendidos al ver
los restos de ser humano.
Naida tomó la espada del guerrero que había comido, emprendió su defensa con efectividad,
cosa que desconcertó a las amazonas pero se recuperaron, la mujer tenía mucha fuerza,
recibió varios cortes por parte de las dos amazonas. La experiencia en estos menesteres
se hizo presente poco a poco.
El resto de amazonas y centauros fueron llegando al lugar, rodeándolo, dándose cuenta
que la pareja era muy fuerte, más de lo normal. En tanto Rayen y Soltor eran ayudados
por sus compañeros a alejarse, ya que ambos estaban muy golpeados.
Un movimiento simulado de estoca de parte de Eponin hizo distraer a Naida, eso lo
aprovechó Solari para incrustar su espada en el costado de la mujer que la hizo dar un
alarido de dolor para luego golpear con su brazo la espada y dar una patada a la cara de
Solari que logró medio esquivarlo pero que aguantó aunque la hizo trastabillar.
Eponin aprovechó también dando una patada al hacer girar su cuerpo y estirar la pierna
para colocar el talón de la bota en la cara y tirar a Naida de espaldas, la amazona
siguió el movimiento, tomó la espada con ambas manos y le dió una estocada que atravesó
el pecho de la mujer antes que ésta tocara el suelo.
Xena y Delto tenían sus espadas cruzadas en lo alto y el brazo libre de Xena era
sostenido por el fuerte hombre para luego dar sendos rodillazos a las costillas
lastimadas de la guerrera que apretó los dientes por el dolor y como acto reflejo dió un
fuerte cabezazo a Delto haciéndole crujir la nariz simultáneamente con un chorro de
sangre de allí mismo.
La guerrera aprovechó eso soltándose y arrebatando la espada a Delto que al darse
cuenta arremetió contra la guerrera que lo recibió cruzándole el pecho con ambas espadas,
los cortes desde las caderas hasta los hombros, quedando marcada en su carne una X.
Tanto Naida y Delto no murieron enseguida por sus heridas, ahora se arrastraban hacia
los restos de su víctima, encontrándose con unos grupos de pezuñas obstaculizándolos.
Tildo y su general ponían una pezuña sobre la espalda de dos abominables seres y sin
mayor remordimiento descargaron el peso de sus espadas sobre la nuca de la mujer y el
hombre para decapitarlos.
*****
En el interior de la cabaña de la reina amazona los gemidos se escuchaban. La espalda de
una rubia mujer que subía y bajaba mientras estaba sentada sobre otra mujer de negros
cabellos en medio de la cama que también estaba sentada, la mano de la amante de la
rubia estaba perdida entre las piernas abiertas de la Reina Amazona.
Gabrielle abrazaba fuertemente a Xena mientras esta la penetraba, lamía y chupaba sus
pechos alternativamente. El orgasmo fue intenso, la guerrera ojiazul la acarició
suavemente durante los ecos del orgasmo, al igual que la besaba tiernamente donde la
alcanzaba diciéndole palabras bonitas, Xena sostenía a su amor contra ella con el brazo
libre al rodearle la cintura.
Luego de acabar con los antropófagos hubieron palabras de agradecimiento por ambas
partes, los centauros se ofrecieron a incinerar a los caídos del ejército invasor al
igual que a la pareja.
Un grupo designado por Tildo se encargó de esa tarea mientras todos los demás regresaron
donde los heridos, para esas marcas ya vislumbraba el amanecer. La reina decidió
regresar inmediatamente y aprovechar el frescor del amanecer.
Los grupos caminaron juntos, cargando a sus heridos hasta donde se separaban para cada
quien dirigirse a su villa. Soltor dio un abrazo de agradecimiento a Rayen que provocó
un gran sonrojo en la joven amazona y una ronda de risitas de burla por parte de las
amazonas, al igual que de parte de los centauros.
Al llegar a sus límites territoriales ya eran esperadas por un grupo de amazonas que
ayudaron a cargar con las heridas, Gabrielle no se separaba de su guerrera, ambas
caminaban agarradas de la mano. Xena había prescindido de su camisa ya que estaba sucia,
rota y ensangrentada, lo que provocó muchas miradas por parte de las amazonas y de los
centauros que no eran ciegos.
Varios moretones se hicieron presente pero nada de que cuidarse le dijo Xena a una
preocupada y hermosa bardo, lo que sacó una sonrisa y un menéo de cabeza a la reina
amazona, típico de su guerrera.
Al llegar a la aldea fueron recibidos por la estoica regente que no había parado de dar
vueltas de un lado al otro, ella informó a la reina de todo, luego mandó a buscar a las
niñas y sus madres para que regresaran a la aldea mientras Gabrielle y Xena entraban a
la cabaña de la sanadora para visitar a la amazona herida con una patada de caballo en
la cabeza. La chica estaba descansando bajo la atenta mirada de su esposa y la
supervisión de la sanadora, ambas informaron que se estaba recuperando, que el golpe ha
ido bajando y que la guerrera había recobrado el conocimiento exitosamente, no habría
necesidad de intervenirla, Gracias Artemisa, fueron las palabras de la reina.
La diosa había acompañado a sus protegidas hasta allí, ahora se aseguraría de darle unos
días de tranquilidad y sosiego a sus chicas. Se retiró del lugar con un pensamiento en
mente ¡¡Ares!!.
-Amor te deseo tanto- le dijo la bardo a su guerrera al oído luego de recuperarse de su
orgasmo.
-Soy toda tuya mi cielo- contestó Xena dándole un mordisquito en el cuello a su mujer.
Gabrielle no necesito de más y se acomodó sobre Xena para entrelazar las piernas y
comenzar a mecerse iniciando otra sesión de pasión.
-FIN-