-¡Maldición, mi cabeza! -Exclamé sentándome en la cama. Me dolía tremendamente, sentía
que mi cráneo se partiría en dos ¿Es posible que haya bebido tanto?
-Buenos días, guerrera -Pronunció suavemente una juvenil voz al lado derecho de la cama
en la que me encontraba.
-¿Quién eres tú? -Pregunté al instante, cuando por fin noté que mi armadura había sido
removida y en su lugar estaba un camisón blanco. La "extraña" también llevaba uno.
-Oh ¿No me recuerdas? Ayer nos encontramos en el comedor de la posada. Vinimos aquí para...
Mm... "conocernos" más.
-¿¿Qué?? No, esto es un error... -Paré de hablar... no era un error y lo sabía, a mi
mente comenzaron a llegar lentamente recuerdos de la noche anterior.
-¿Ya recordaste? -Me preguntó pícaramente.
-Yo... recuerdo que subimos... me recosté en la cama...
-Me lancé encima de ti solo para notar que te habías quedado completamente dormida, el
licor pudo más que tu voluntad, eso es seguro. No fue la noche que esperaba, pero al
menos pude dormir a tu lado -Comenzó a reírse pícaramente.
-Entonces ¿No pasó nada entre nosotras, cierto? -Pregunté confundida.
-No, nada -Pronunció algo decepcionada- pero si deseas, podríamos terminar con lo que
empezamos ayer... ahora -Recorriéndome con su mirada lasciva.
La miré sintiendo absolutamente nada. Me era tan indiferente que estuviera allí, como si
no estuviera. Entonces, finalmente, recordé por qué había aceptado subir a este cuarto
con ella: Quería venganza.
Le sonreí, y me dispuse a besarla. Me acerqué lentamente, ella no puso resistencia. La
miré a los ojos, intenté acariciarle el rostro, y... pasó, la imagen de "ella" apareció
repentinamente.
-¿Quién es Gabrielle? -Me preguntó.
-¿Qué? ¿La conoces? -Le pregunté sorprendida.
-No, pero acabas de decir su nombre, por si no lo has notado -Mirándome con curiosidad.
Entonces, se levantó de la cama y clavó sus ojos en mí.
-Creo que he perdido el tiempo contigo, guerrera. Creí que pasaría una noche divertida,
pero no he ganado ni un miserable beso. Lástima, podríamos habernos divertido -Guiñándome
un ojo y acercándose a la puerta- Ahh, y una cosa más -Dijo volteando- una tal "Eva"
vino a buscarte hace ya buen rato...
-¿Qué? -Pronuncié totalmente sorprendida- ¿¿Eva??
-Sí, y se marchó muy alterada... mejor no preguntaré el por qué -Me dijo de manera
traviesa, y dándome un beso volado, se retiró de la habitación dejándome totalmente
confundida.
*****
-¿Gabrielle? ¿Podría hablar contigo un momento?
La voz de Eva inundaba la habitación de la posada, era imposible ignorarla. Me levanté y
abrí la puerta.
-Buenos días, Eva.
-Bue... nos días... -Dijo lentamente. Me miraba con asombro, y no podía culparla. Mi
aspecto demacrado, mis ojeras, mi cabello alborotado, todo debía espantarla.
-¿Puedo pasar? -Preguntó.
-Claro -Respondí, y me dirigí a la cama. Me senté sobre ella esperando.
Eva entró en la habitación. Cerró la puerta y se paro frente a mí, al parecer, buscando
las palabras adecuadas para comenzar la conversación.
-Gabrielle... mi madre... -Paró en seco, probablemente juzgando mi reacción.
-¿"Ella" está bien? -Logré preguntar. Mi corazón había comenzado a latir fuertemente,
quería detenerlo. Mi alma se destrozaba con su sola mención.
-Sí, pero... creo que... pues... la verdad, Gabrielle, es que no lo sé -Sus ojos llenos
de preocupación se posaron sobre mí- Está actuando muy extraño últimamente...
-¿Extraño?
-Se la pasa bebiendo, no come, y... creo que tampoco... duerme -Esto último lo dijo
bajando la mirada.
La miré perspicazmente. Y en sus ojos hallé, claramente, lo que intentaba decirme.
-Así que está con otra persona... -Intentando con todas mis fuerzas no perder la
compostura- ... me alegro por "ella" -Pronuncié lentamente con una sonrisa fingida.
Eva me lanzó una inefable mirada. Más que sorprendida, parecía decepcionada.
-Gabrielle, no puedo creer que digas eso. Mi madre está sufriendo ¿Es que no te das
cuenta? -Me dijo alzando cada vez más la voz, era claro que estaba molesta.
-Eva, tu madre siempre sabe lo que hace, no es una niña. Si ella desea estar con otra
persona, no debería oponerme... -Le dije lo más tranquilamente que pude, pero creo que
notó el dolor en mis ojos, no dejaba de mirarme.
-Gabrielle, sé que odias que te pregunten esto... pero necesito saber... si tú... ya
sabes... la amas... ¿Amas a mi madre?
-Yo... -Estuve a punto de decirle que sí, estuve a punto de decirle que me moría por
contárselo todo, por estar en sus brazos, por volver a besarla, por amarla para siempre...
pero la imagen de una visión, de Eva, de China, una promesa, un sacrificio... la imagen
de Ares vino a mi mente y me vio obligada a responderle lo contrario- No, Eva, no la
amo.
Eva me miró desconsolada.
-Gabrielle... a pesar de todos estos años... qué poco sabes mentir...
La miré fijamente. Su imagen me armó de valor.
-He dicho que no la amo. Por favor, no te convenzas de lo contrario -Le dije firmemente,
intentando ignorar el dolor que en mi pecho causaban esas palabras.
-Simplemente no puedo creerlo, Gabrielle. Que repentinamente hayas decidido que no la
amas y te hayas marchado. No tiene sentido. Tú me dices que no la amas, pero desde aquel
día solo vives encerrada en esta habitación, sin comer ni hacer nada ¿Y dices que no la
amas?
-"Ella"... antes también era mi amiga, Eva -Balbuceé, tenía que convencerla de alguna
manera de mi mentira- me entristece verla sufrir por mi culpa. A pesar de todo esto, no
he olvidado que fue amiga mía.
-No puedo seguir hablando contigo, Gabrielle -Exclamó Eva, yendo hacia la puerta- no
cuando no eres sincera.
Y cerró de un portazo la puerta.
-Si supieras Eva... -Pensé, mientras lágrimas retenidas salían por fin al exterior.
*****
-¿Qué pasó, Eva? ¿Hablaste con ella?
-Sí, Virgil, pero no es sincera. Lo puedo ver en sus ojos cuando habla, cuando menciono
a mi madre su reacción cambia.
-Sí, también lo he notado...
-Virgil ¿Qué podemos hacer?
-Bueno, antes que nada averiguar más sobre "la nueva pareja" de Xena. La chica con la
que la viste en la taberna.
-Estoy segura que mi madre no ama a esa chica.
-Sí, no digo lo contrario, pero sería mejor estar seguros.
-Ya han pasado unos días desde el incidente del "beso" que te dio. Si Gabrielle no
quiere hablar con nosotros, tal vez lo haga con mi madre.
*****
-¿Madre?
-Ah, hola, Eva.
-¿No crees que es muy temprano para embriagarte?
-No estoy ebria -Dije sutilmente, llenando mi vaso de más licor y reposándolo sobre una
solitaria mesa de la taberna- pero espero estarlo pronto ¿Tienes algo que decirme? Toma
asiento.
-Yo... bueno... hablé con Gabrielle... -Pronunció lentamente, sentándose a mi lado.
El vaso de licor que se dirigía a mi boca paró en seco. Pienso que Eva lo notó. Pero me
recuperé y seguí bebiendo, como si nada hubiera pasado.
-¿Sobre algo en especial? -Pregunté fingiendo desinterés, mas sentí que el pecho me
dolía.
-Bueno... yo... esto... pensé...
Miré a Eva fijamente, noté cómo comenzaba a balbucear palabras sin sentido, y empecé a
desesperarme. Necesitaba saber qué había hablado con "ella".
-¿Qué pensaste? -Pregunté tratando de calmar mi ansiedad.
-Pensé que si le contaba lo de "tu nueva pareja", ella haría algo al respecto -Dijo, por
fin, como liberándose de una gran carga.
-¿Mi...? ¿Mi nueva qué?
-Ya sabes, madre, "tu nueva pareja". La chica con la que dormiste anoche. Hoy en la
mañana las encontré... bueno... en un estado "amoroso", por decirlo de alguna manera...
Sé que no quieres nada con esa joven, pero pensé... no sé... que Gabrielle haría algo,
supongo.
Sí, ya lo notaba, Eva le contó a Gabrielle sobre la chica que despertó conmigo en la
mañana. No tenía ni idea de lo que había hecho, no me había acostado con nadie. Pero...
-¿A qué te refieres con que pensaste que "ella haría algo"? Es decir ¿No hizo nada?
¿Cómo fue su reacción? -Paré en seco, no quería dejar mostrar el intenso interés que
había despertado esta conversación en mí. Pero quería saber, necesitaba saber cómo había
reaccionado "ella".
-Ella miente, madre. Lo noto, Virgil lo nota. ¿Por qué tú no lo notas? Sé, estoy segura,
que mintió cuando mostró desinterés, y lo sé porque bajó la mirada y presionó los puños.
Porque en sus ojos pude ver que era claro que le dolió lo que le dije.
-Así que a Gabrielle le dolió saber que había estado con otra persona... pero intentó
mantener la compostura... al menos eso no ha cambiado... -Pronuncié riendo sin divertirme
realmente.
-Madre. Tú harás algo ¿Verdad? ¿Harás algo para que su situación cambie?
-Oh, sí, Eva -Pronuncié dejando el licor a un lado, y levantándome de la mesa, totalmente
decidida- Si a Gabrielle le dolió ese incidente, pienso que debo hacer algo... -Pronuncié
lentamente, con una sonrisa. Al fin, el momento de vengarme verdaderamente había llegado.
Continuará...