¡Bendiciones!
Recibe un fuerte abrazo de bienvenida en el amor del Señor. Es un gozo
compartir contigo a través de este medio y es mi oración a Dios que seas
grandemente edificado y bendecido. Oro a Dios que tu visita sea una con
propósito y que de aquí en adelante puedas experimentar cosas mayores en El,
que puedas abrazar Su Presencia como nunca antes.
Quiero compartir algunas experiencias contigo.
Durante muchos años el Señor ha estado tratando con mi vida por medio del
ministerio de danza. Han sido años de mucho aprendizaje, de búsqueda
intensa, de la corrección divina, de mucho caminar, hasta un día que decidí
sentarme a Sus pies y escuchar Su corazón. Ese día escuche las palabras
"Conforme a tu corazón danzare".
En el camino vi diferentes escenarios. Danzores que
buscan ser vistos por los demás y no por Dios, danzores en competencia
tratando de demostrar quien sabe hacerlo mejor, danzores con mucha técnica
pero poca vida de Dios, danzores muy talentosos pero sin testimonio
verdadero de entrega y santidad. Danzores buscando ser reconocidos, tratando
de siempre tener el primer lugar y recibir la gloria. Danzores con ropas
nítidas en el altar, pero con ropas sucias fuera del mismo. Muchas danzas
que no coincidían con el testimonio y vida del que las ejecutaba.
Fue entonces cuando a Sus pies pude escucharle decir
¿Habrá alguien dispuesto a danzar conforme a mi corazón? ¿Habrá alguien que
quiera que sea Yo su maestro de danza?
Busco un ministro de danza, no tan solo un danzor. Un
ministro que entienda que Yo no miro lo que mira el hombre, que Yo no miro
quien puede mover mas hermosamente sus manos o sus pies, que comprenda que
Yo miro mas allá, mas profundo, miro el corazón.
Creo firmemente que el anhelo del corazón de Dios es
hallar ministros dispuestos a entregarse totalmente para hacer una danza que
conmueva Su corazón al punto de que Su Presencia sea derramada y como
resultado veamos Su gloria.
Cuando Su gloria se manifiesta, todo aquello que no
procede de Dios tiene que huir. Su Presencia, Su gloria, Su unción, traen
libertad al cautivo, sanidad al enfermo, salvación al perdido... toda
necesidad queda suplida.
En el amor de Cristo,
Lilly