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La choza celestial


Doña Carlota fue una mujer muy trabajadora; ella misma tuvo que salir de la pobreza trabajando duramente, al punto que amasó una gran fortuna y vivió con toda clase de comodidades. Fue muy severa con sus trabajadores y les exigía sobretiempos de trabajo con amenazas de no despedirlos.

Sabía que sólo podía mantener su riqueza si cuidaba de cada centavo. Así le podría legar a sus hijos las comodidades que ella nunca tuvo. Jamás faltó un domingo a la Iglesia, se consideraba una mujer piadosa pues tenía muchas devociones particulares, pero poca sensibilidad social. En la canasta de la limosma arrojaba las monedas mas pequeñas que encontraba. Cuando alguien en la calle le pedía una moneda ella invariablemente les decía: "¡Trabajen, ociosos!

Tachaba también de ociosas a su círculo de amigas por estar perdiendo el tiempo en asociaciones y obras de caridad en vez de trabajar. Era pues conocida como una mujer avara y mezquina.

Cuando doña Carlorta murió, le hicieron un funeral a todo lujo, como siempre acostumbraba vivir. En el cielo fue recibida por San Pedro, que de inmediato dio orden a un ángel para que la llevara a su morada celestial antes de entrevistarse con Dios Padre.

El Angel la condujo primero junto a unas preciosas mansiones de oro y piedras preciosas con bellos jardines entre calles de oro y cristal. Doña Carlota se preguntaba cuál de ellas sería la suya. Pasaron otra calle también de bellas casas con finos acabados. Doña Carlota preguntó al Angel:

"¿Y cuál de éstas es mi casa?"

A lo que el Angel le respondió :

"Te toca todavía mas allá."


Doña Carlota reconoció dentro de sí misma que no había sido la mejor cristiana, y se conformaría con una casa buena y "digna". Sin embargo, fueron pasando por otras cada vez más sencillos pero siempre "celestiales". Llegaron a las afueras de la Ciudad Celestial donde habían casitas populares y apartamentos pequeños construidos en serie. Para su sorpresa, el Angel siguió derecho hacia un villorio tugurizado en uno de los cerros circundantes de la ciudad celestial y se detuvo frente a una choza de esteras y latas cuya entrada estaba amarrada con una soga.

"Esta es su casa.", le dijo el Angel


"¿Esta?", dijo Doña Carlota "¡No es posible! ¡Debe haber un error! ¡Yo no podría vivir aquí!"


"Lo lamento," respondió el Angel, "pero fue todo lo que pudimos hacer con los materiales que usted misma nos envió durante toda su vida en la Tierra"


Reflexion:
Queridos amigos... ¿con qué material estás costruyendo tu mansión eterna? ¿Te contentarás sólo con salvarte y punto?


- Autor Desconocido -




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Ultima actualización: 13 October, 2001