Xena y Ephiny organizaron varios grupos de treinta amazonas y las repartieron por todo
el territorio, para la búsqueda de Laura. Xena fue en el grupo donde estaban todas las
guardias reales excepto las necesarias para la protección de su reina. Ephiny se quedó
con Gabrielle, para calmar a Anís la mujer que había adoptado a Laura.
Estaba amaneciendo así que Xena y Epinon decidieron que la mitad de las amazonas
volvieran y para organizar el entierro de Alika. El grupo de Xena iba por la zona de
los antiguos refugios cuando algo saltó sobre Xena, el resto de las amazonas se
quedaron asustadas, era una bestia de dos metros recubierta de pelo, ojos inyectados en
sangre y unos colmillos de diez centímetros. Xena luchaba con toda sus fuerzas pero ya
estaba agotada por las heridas que le produjo la bestia. Cuando la bestia le iba a dar
un golpe a Xena en la cabeza, un rayo de sol atravesó la frondosidad del bosque que las
rodeaba y dio en la bestia. De repente la bestia gritó y sufrió una transformación, Xena
se levantó a duras penas por las heridas, se acercó al cuerpo desnudo de una mujer, le
dio la vuelta y vio a Aura la hermana de Laura que estaba viva.
Epinon llegó enseguida, vio que Xena estaba muy débil y hizo que se apoyara en ella.
- Es la hermana de Laura- Xena la miró mientras el resto de las amazonas cogían el
cuerpo y lo tapaban- tenéis que llevarla a la curandera y no la atéis no es peligrosa
hasta que anochezca- Xena estaba débil por las heridas intentaba mantenerse en pie- hay
que encontrar a Laura.
- Tranquila nos ocupamos nosotras- Epinon cogiendo a Xena.
- Vayan a las cuevas, tengo la sospecha de que esta allí- propuso la guerrera.
Epinon dio la orden a un grupo de amazonas que fueran allí, mientras ella y otras
amazonas llevaban a Aura y a Xena a la curandera.
Cuando llegaron a la aldea Gabrielle y Ephiny salieron corriendo cuando vieron a Epinon
y a otras amazonas cargar a Xena, la llevaron a la curandera. Epinon les contó lo
ocurrido se quedaron blancas, no se entendía nada de por qué estaba viva Aura y por qué
era ella la bestia.
Al cabo de unas horas angustiosas la curandera llevó a Xena a la cabaña que compartía
con Gabrielle, ésta se sentó a su lado a esperar que se despertara, le acariciaba la
mano y le daba besos en ella. Ephiny entró en la habitación le puso su mano en el
hombro de Gabrielle.
- Gabriel yo me encargo del funeral de Alika, Nexa y su madre la entienden y me lo han
pedido, descansa, y quédate con Xena- Ephiny salió de la habitación.
Ya era media tarde, la curandera había curado las heridas de Laura y Epinon y otras
amazonas habían atado con cadenas a Aura y la encerraron en una de las habitaciones del
templo más segura.
Al poco se oyó mucho ruido en la aldea era las amazonas que habían encontrado a la
pequeña Laura que estaba en perfecto estado, Anís se la llevó a su cabaña para que
descansara. En la aldea estaban intranquilas por el funeral ya celebrado de Alika y
porque estaba anocheciendo.
En la cabaña real Gabrielle estaba tumbada junto a Xena cuando llamaron a la puerta y
entró Ephiny.
- Lo siento estabas durmiendo- Ephiny se disculpó- solo quiero que sepas que ha
aparecido Laura y esta muy bien y que tenemos controlada a Aura, descansa nosotras nos
ocuparemos de todo. ¿Cómo esta Xena?
- Estoy mejor y que sepa Aura no podrá ser detenida por unas cadenas ni por nada- dijo
Xena incorporándose, Gabriel la frenó- deja que me levante- se incorporó- tengo que
llamar a alguien Afrodita- Xena gritó.
Una luz blanca y rosa iluminó la estancia y poco a poco se vio una figura de mujer.
- Que quieren mis elegidas favoritas- Afrodita con una sonrisa.
- Dos palabras bestia de Ares- Xena contestó.
- Eso son tres- dijo Afrodita- pero de qué hablas si esas bestias no existen ya.
- Pues quien me ha atacado ya mató a una amazona y a saber cuántos mas- Xena remarcó.
Gabrielle con cara de preocupación y Ephiny con cara de asombro al ver una diosa.
- Qué dices- Afrodita cuentionó- si Zeus y yo los exterminamos- nerviosa- esto lo
tengo que consultar o mejor...- y Afrodita desapareció.
- Afrodita!!!- Xena gritando- odio que haga esto- se sentó dolorida por la herida de
la pierna.
- Estas bien- Gabrielle se preocupó- ya sabes como es- se sentó- que dolor.
- Que sientes- Xena palpó el vientre.
- Un fuerte dolor- Gabrielle echándose hacia delante.
- Ya viene Eph ve por la sanadora rápido- Xena colocó a Gabriel en la cama- tranquila.
- Si dilo tu- Gabrielle roja por el esfuerzo.
Tras llegar la sanadora y luego de varias horas de parto Xena tenía en sus manos a su
hija, se tumbó al lado de Gabrielle y se la dio. Era una niña rubia con los ojos azules
con rasgo de Xena y Gabrielle.
Las dos miraron por la ventana, ya estaba atardeciendo.
Continuará...