Xena se tocó el costado pero al mirarse la mano no vio ni olió sangre, puso una rodilla
en tierra mientras veía a Eponin tratando de asestar con su espada a la bacante pero
esta utilizaba su mayor velocidad para esquivarla y atacarla con la lanza.
La campeona de la reina vio por el rabillo del ojo a Rita que venía caminando
trabajosamente y arrastrando su espada para atacar a la bacante, Eponin también la vio y
ese instante de desconcierto fue aprovechado por Felicia que le dio con un extremo de la
lanza en la mandíbula de la capitana amazona que cayó pesadamente al suelo.
Felicia sopesó entre Tania y Eponin, escogiendo lanzarse sobre la capitana amazona y al
trata de levantarla para llevársela, Xena la atrapó, lanzándola hacía un lado junto con
ella y haciendo que tirara a la inconsciente Eponin por el mismo barranco por donde
había caído Melosa, con tan buena suerte que la capitana amazona aterrizó sobre la
teniente que estaba terminando de salir del barranco, haciéndola rodar nuevamente pero
con Eponin incluída.
Xena y Felicia fueron a dar contra uno arbustos y rodaron sobre ellos tratando de
dominar a la otra, mientras Tania las seguía de cerca tratando de dar estocadas a la
bacante ya que Xena había perdido su espada en la caída.
-¡¡UFFF!!- la exclamación repentina hizo que la lucha se detuviera y ambas contrincantes
quedaran medio sentadas, apoyadas en sus brazos entre los arbustos, mirando justo entre
ellas.
-¿¿Limus??- preguntaron sorprendidas la guerrera y la bacante.
-¿¿Felicia??- preguntó conmocionado el hombre, que se encontraba hasta hace unos momentos
escondido entre los matorrales, antes que ambas le cayeran encima.
Xena recordó haber visto al hombre arrojar a una niña fuera de la posada y luego salir
huyendo, eso aunado a la conducta que presentaba desde que lo conoció le hizo crecer su
desprecio por el tipo, entonces a su mente vinieron las palabra de la pequeña Sofia
sobre él y el trato a su mujer.
Limus se incorporó de un salto cuando Tania lanzó una estocada a la bacante pero Felicia
se movió a una velocidad increíble levantándose y golpeando a la amazona en un costado
lanzándola hacia Xena que la atrapó antes que cayera.
-Felicia, ¿qué te parece si recuerdas momentos vividos con Limus?- propuso la alta
guerrera, con Limus sujeto del cuello, seguidamente arrojó al petrificado hombre hacia
el lado opuesto por donde echó a correr con Tania en brazos.
La joven guerrera estaba pasmada por lo que había echo Xena, conocía de vista a la
guerrera cuando iba a la aldea con su reina, conocía por las historias que se contaban
lo despiadada que "había sido" cuando era una Señora de la Guerra pero una cosa era
escuchar historias y otra verla hacerlo.
Xena sintió la rigidez de la chica y se imaginó que era por lo que ella acababa de hacer.
-Era él o nosotras, además te aseguro que era una escoria- dijo tajantemente la guerrera-
Ahora olvídalo y concéntrate en sobrevivir.- aconsejó en un susurro.
Tania pensó en las palabra de la guerrera, decidió que era cierto, debía concentrarse en
lo que importaba, mantenerse con vida. También pensó que su mejor oportunidad de salir
de esta era seguir las órdenes de la mejor guerrera que ha habido, según le dijo su
madre.
-Limus, amor ¿a dónde vas?- preguntó con tono juguetón Felicia dando vueltas alrededor
de su consorte mientras este corría despavorido entre el bosque. -Quiero devolverte las
caricias que me diste mientras me mantuviste a tu lado- continuó diciendo la bacante
regocijándose en el terror reflejado en el rostro del hombre que tropezada cada dos
pasos.
-Felicia, tu sabes que yo te amo- trató de engatusar Limus al verse en el suelo, sus
piernas no le respondían, estaba bañado en sudor frío que le recorría la columna.
-Claro que se la manera que tienes de amarme- replicó con desprecio la furiosa
bacante que lanzó un zarpazo con sus garras, provocando un gran y doloroso desgarre de
el pecho del hombre que lo hizo girarse y gatear para alejarse de su "mujer".
-¡¡¡NOOOO, PIEDAD!!!- gritaba de dolor el cobarde hombre a gatas.
-¿Qué pasa, en donde quedó tu hombría?- preguntó la bacante caminando tras el
lloroso hombre en el suelo. -Ohhh, si aquí está- dijo agarrando la entrepierna del
hombre cuando metió su garra desde abajo y tiró de él.
-¡¡¡AAAHHHH!!!- el grito desgarrador del hombre hizo que Xena y Tania levantaran la
cabeza cuando buscaban la espada que la alta campeona de la reina había extraviado
cuando luchaba contra la bacante.
*****
-No creo que dure mucho- comentó la morena guerrera tras los gritos que no cesaban por
parte de Limus, encontrando la lanza con la que había sido herida la bacante.
-¡¡Aquí está!!- exclamó Tania al encontrar la espada de Xena, justo cuando escucharon
otro grito de Limus.
-Ehh, ¿porqué no nos dan una mano?- preguntó Eponin al borde del barranco.
-Al fin aparecen- bromeó Xena, extendiéndole una mano para ayudar a la capitana y luego
a la teniente amazona, mientras seguían escuchándose gritos de Limus.
-Mira lo que tenemos- le dijo Tania a su madre, que se moría de ganas de abrazar a su
"niña" pero pensó que no se vería apropiado en ese momento y se limitó a darle una gran
sonrisa a su hija cuando tomaba la lanza, dándose cuenta que su pequeño retoño estaba
algo magullada pero por lo menos estaba de una pieza y andando.
-¿Qué esta pasando?- preguntó Eponin alarmada al escuchar nuevamente los gritos de un
hombre y la risotadas de una mujer.
-Están arreglando un desacuerdo marital- contestó Xena como sino fuera gran cosa.
Ambas oficiales se miraron sin entender las palabras de Xena pero la siguieron sin más
cuando la guerrera se dirigió hacia donde provenían los gritos y las risas.
-No podemos dejar irse a esa bacante- dijo Xena y luego hizo un movimiento con la mano
para que rodearan a la bacante nuevamente.
Cuando tuvieron a Felicia a la vista esta se alimentaba de la poca sangre que le quedaba
en el cuerpo a Limus ya que éste estaba literalmente destripado y descuartizado.
Melosa acertó en su tiro, quedando la lanza incrustada en la espalda de la bacante que
levantó la cara desfigurada y bañada de sangre hacia el estrellado cielo, el chakram de
Xena cortó la cabeza de Felicia tan rápido que la bacante no supo que paso, por la
expresión desconcertada en la que quedó su rostro al girar por los aires antes de caer
al suelo unos cinco metros de su cuerpo.
Cuando el chakram regresaba a su dueña una nueva figura se plantó frente a la guerrera y
Xena se tiró al suelo cuando perdió de vista su filosa arma que se incrusto en el hombro
derecho de la nueva bacante.
-¡¡¡AAAYYYY!!!- gritó la bacante, que recibió una estocada en el pecho por parte de
Tania que aprovechó los pasos vacilante de la bacante herida para quitarse del hombro el
arma.
Xena se levantó de un salto al apoyarse en su espalda, dándole una patada en la quijada
a su nueva atacante, que volvió a trastabillar, cuando se giro para la iniciar la
retirada se encontró con Eponin y Melosa quienes lanzaron sendas estocadas al cuellos de
la bacante pero esta se agachó justo a tiempo para evitar ser eliminada.
-¡¡XENA, CUIDADO!!- el grito de advertencia algo lejano por parte de Gabrielle hizo que
su guerrera se girara en redondo, cuando iba a atacar a la bacante, para ver la llegada
en picada de otra chupasangre.
-¡Pero bueno!, ¿qué es lo que tengo?- exclamó molesta la irritada guerrera mientras
plantaba los pies y preparaba su defensa.
-Ser la mejor guerrera y deseable mujer que he visto- contestó Ursula con una sonrisa
sensualmente en sus labios, golpeando la mano derecha de la hermosa guerrera, logrando
arrancarle la espada de su poder.
-Encárguense de la otra- ordenó Xena a las tres amazonas cuando se arrojó contra el
cuerpo de la regia bacante frente a ella, antes de que la bacante la atacara.
-Ummm, no sabía que te arrojarías a mis brazos tan rápido- dijo coquetamente Ursula
cuando se movió ágilmente a un lado pero no pudo evitar el rodillazo en el abdomen por
parte de la guerrera que inicio un ataque rapidísimo con puños, codazos y patadas.
Gabrielle y su guardias llegaron al claro viendo los combates que se escenificaban entre
guerreras y bacantes.
-No son tus brazos... a los que quiero... arrojarme... precisamente- dijo Xena mientras
acertaba todos los golpes ya que no tenía armas. Estaba sorprendida por como ésta
bacante absorbía todos sus golpes, por lo menos la bacante tenía que tener costillas y
huesos de sus piernas rotas.
-Eso lo podemos remediar- le informó Ursula al ver por el rabillo del ojo la llegada de
rubia hermosa en la que se había fijado antes y se lanzó sobre ella en un abrir y
cerrar de ojos.
-¡¡GABRIELLE!!- gritó Xena como advertencia al ver a la bacante dirigirse hacia su rubia
bardo.
La joven reina la vio y saco un rápido golpe con su vara de abajo hacia arriba haciendo
crujir la quijada de la bacante que fue lanzada contra un árbol por lo potente del
golpe, antes de que la guardia pudiera asestarle con sus espadas.
Xena dio un salto para colocarse ante Gabrielle pero la otra bacante que había logrado
evitar ser herida nuevamente por las otras tres amazonas hasta el momento, vio la
oportunidad de hacerse con la alta guerrera y voló hacia ella atrapándola en pleno
salto, dejando a las amazonas pasmadas.
La morena guerrera pudo sacar un brazo ante de que la bacante cerrara los brazos a su
alrededor y le dio un codazo en la frente haciendo que ambas cayeran al suelo cerca de
Ursula.
La guardia real ya estaban sobre Ursula, al igual que su reina. La bacante puso una mano
en su nuca y la otra en la quijada y luego dio un tirón haciendo crujir los huesos luego
movió la cabeza de un lado al otro, cuando sintió nuevamente un golpe en la cabeza.
-Pero ¿qué te pasa con mi cabeza?- preguntó muy molesta Ursula al darse cuenta que era
nuevamente la baja rubia, al tiempo que detenía con sus manos las espadas de la guardia
real que la atacaba, todas se quedaron sorprendidas al ver que los cortes en las manos
de la bacante se cerraban en un dos por tres.
Xena no perdía detalle pero estaba ocupada en la bacante que tenía contra el suelo
clavándole el codo en el cuello pero la bacante daba golpes contra la armadura de la
guerrera con un brazo libre, el otro brazo la guerrera se lo tenía atrapado con las dos
manos.
-¡Mierda, quédate quieta!- le dijo Xena sintiendo los golpes a través de la armadura.
Tania, Eponin y Melosa llegaron en su ayuda dando estocadas que pasaron demasiado cerca
de su guerrera para el gusto de Gabrielle, la bacante se debatía ferozmente debajo de
Xena.
-Tengo su pierna- dijo Melosa cuando consiguió atravesar con su espada una pierna
clavándola contra la tierra e inmovilizándola con su peso, era la pierna con la que daba
rodillazos a Xena tratando de quitársela de encima.
-ARRRGG- el esfuerzo de Eponin se vio recompensado cuando también logró atravesar la
muñeca de la bacante contra el suelo.
-Tania el... cuello- ordenó Xena mientras seguía luchando por no soltar a la bacante,
sabía que no podían desaprovechar esta oportunidad.
-¡¡URSULA!!- el grito de auxilio de la bacante fue más que escuchado.
-¡Suéltenla!- dijo entre dientes Ursula mientras trataba de deshacerse de las amazonas
pero Gabrielle estaba inspirada, sabía que tenía que darle tiempo a Xena, no iba a dejar
que esta sexy bacante se saliera con la suya, había escuchado el intercambio de palabras
entre ellas.
*****
La reina tenía el total apoyo de su guardia, no le daban tregua a la bacante que aunque
fuerte y rápida le estaban tapando las salidas, cuando la bacante intentaba por arriba
sólo despegaba un poquito del suelo y volvía a él tras recibir contundentes golpes con
la vara por parte de Gabrielle.
Tania trató de cortar el cuello de la bacante pero estaba debilitada, aparte que era la
primera vez que hacia algo así, sólo había logrado cortar una parte de la cada vez más
agresiva y desesperada bacante. Xena con un gran esfuerzo colocó un antebrazo sobre la
hoja de la espada y presionó con su peso, Tania imitó a la valiente guerrera y se apoyó
en el cacha de su espada haciendo que esta fuera cortando lentamente el cuello de la
bacante que aún se debatía para salirse de allí, miró a los gélidos ojos de Xena que
también la miraba fijamente, la sangre negruzca comenzó a manar de la boca de la bacante
ahogando su grito.
La joven guerrera cerró sus ojos pero siguió presionando su espada hasta que sintió que
ésta tocaba tierra y la sangre de la bacante salpicarla.
La furia de la bacante "antigua" se presentó al ver decapitada a su compañera, volcándose
contra las amazonas que la atacaban, tomó el brazo más cercano que tuvo y tiró de el,
escuchándose un chasquido seguido de un gran grito de dolor por parte de una de las
guardias de la reina que fue lanzada contra tres de sus compañeras, las cuales tuvieron
que bajar su armas para atravesarla o cortarla cuando cayó sobre ellas.
Ursula alzó su bota con dirección a Gabrielle pero una de sus guardias se interpuso en
el trayecto, llevándose el golpe a un lado de la cabeza que la hizo dar un giro sobre su
propio cuerpo cayendo sobre la reina, mientras las otras dos guardias se lanzaron contra
la bacante cuando esta se encaminó hacia la joven reina, haciendo varios cortes en la
espalda de la enfurecida bacante.
-ARGGG- Las amazonas se aterraron al ver el rostro desfigurado y el fuego en los ojos de
la bacante que se lanzó contra ellas, atacándolas con las garras, pudiendo apenas
bloquearlas con sus espadas que al momento de hacer contacto se escuchó un sonido de
metal al chocar.
Xena, Eponin, Melosa y Tania manchadas de sangre por la bacante que acababan de
eliminar se incorporaron nuevamente para ir contra la enfurecida bacante que quedaba.
-¿Gabrielle, estás bien?- preguntó Xena una vez se hubo puesto en pie.
-Si- fue la rápida respuesta de la bardo que sostenía la cabeza sangrante de la
inconsciente guardia que se había interpuesto entre ella y la patada dirigida a ella.
Xena recogió su chakram y su espada rápidamente, vio como una de las guardias era
alcanzada en un muslo por las garras y caía en el momento en que Eponin y Melosa atacaban
a las pierna de la bacante que se dos potentes pasos para alzar vuelo.
-Xena, serás mía- dijo la bacante cuando se giró hacia la alta guerrera que dio un
inesperado salto para Ursula, logrando agarrarla con la guardia baja pero no cayó sino
que dificultosamente trató de volar hacia los árboles.
-¡¡NO DISPAREN!!- ordenó Ephiny que en ese momento llegaba con una veintena de amazonas
armadas con arcos, ballestas y lanzas.
-Una sanadora- solicitó Gabrielle desesperada por la perdida de sangre de las guardias
que habían sido heridas.
-Están en la posada, mi reina- le informó una de las amazonas que armaron un circulo
protector en torno a la rubia reina.
-Rita dame tu cinturón, Hilias dame un pedazo de tu camisa- solicitó la bardo a las
jóvenes guerreras que acababan de llegar con el grupo de Ephiny.
Rápidamente las amazonas cumplieron la orden y Gabrielle la utilizó para vendar la
cabeza de la amazona y hacer un torniquete a la pierna de su otra guardia, alternado la
mirada entre lo que hacia y lo que pasaba a su campeona en lo alto de unos árboles.
Ursula trataba por todos los medios de sujetarse a una de las ramas gruesas de un roble
para no caer, veía como habían más amazonas en el lugar.
-Cooperas... o... caeremos las dos... y eso sería tu muerte- dijo entre dientes la
bacante.
-Ese es mi problema- contestó Xena mientras trataba de sujetar mejor a la sin duda bien
proporcionada bacante.
-Ya que me estas metiendo mano por todos lados- comentó Ursula con una sonrisa chulesca
en su rostro- podemos continuar en otra parte- propuso con voz más que insinuante.
-Debo reconocer que estas muy bien- Xena pensó rápidamente, no le convenía nada donde
estaba en éste momento, ella no volaba por muy buena que fuera éste no era su elemento.
-Puedo demostrarte lo mejor que estoy... sin ropa- dijo lascivamente presionando su
trasero contra la pelvis de Xena, cuando dijo lo último.
Xena estaba sujetando un brazo de la ardiente bacante contra la espalda de esta y la
otra mano la tenia en uno de los generosos pechos de la bacante que se aferraba a la
rama con el brazo libre, mientras su pies estaban contra el tronco.
Gabrielle y las demás amazonas vieron desde abajo los movimiento de la bacante quedando
sorprendidas por tan singular ataque. La rubia bardo sintió una cometida de furia crecer
en su interior al igual que la su rostro ardía repentinamente y un ceño fruncido
aparecía en su bello rostro.
-Ehmmm, sólo esta intentando... ummm... desconcentrar a Xena- intervino Ephiny viendo
algo asustada el rostro de la bardo.
-Y para que Xena le quite la mano del seno- completó inocentemente una joven amazona que
se llevó fieras miradas por parte de la mayoría de las amazonas en el lugar.
-¡¡XENA!!- llamó la bardo, haciendo que todas las amazonas se pusieran en posición de
firmes inconscientemente debido al tono utilizado por su reina. Ephiny no fue inmune al
grito y cuando se dio cuenta puso los ojos en blanco.
-Mierda- dijo Xena al escuchar el tono de su bardo.- Detente- pidió la guerrera a la
provocativa bacante.
-Uyyy, parece que alguien es muy territorial- se burlo la bacante sin dejar de menearse.
-Ejemmm, Xena será mejor que termines con la bacante cuanto antes- informó la regente
amazona.
-Claro, ¿algo más?- contestó exasperada la alta guerrera, desde las alturas.
-Bueno ¿entonces qué dices? y que sea rápido, el sol no me asienta bien- comentó como si
tal cosa Ursula, al darse cuenta que restaba como media marca de vela para el amanecer.
-Vamos pues.
-Suéltame el brazo y agárrate bien.
Xena así lo hizo y a la bacante se impulso tomando vuelo hacia la cabaña que le servía
de refugio.
Gabrielle empezó a correr tras ambas, seguida muy de cerca por las amazonas que estaban
en condiciones de hacerlo, nunca pensó correr tanto en toda su vida pero su corazón
estaba atenazado sólo de pensar lo que podría pasarle a su guerrera, era evidente que
ésta bacante era mucho más poderosa que los otros chupasangre.
-Por favor Artemisa cuida de Xena- el ruego en susurros de la baja rubia fue apenas
escuchado por las más cercanas amazonas que eran Eponin, Solari, Ephiny, Varia y otras
de las guardias.
El temor escuchado azuzaron a Eponin y Varia que comenzaron a desprenderse del grupo por
su mayor velocidad siguiendo el bulto en el aire a lo lejos.
*****
Xena pensaba rápidamente, estaba metida en grandes problemas y no tenía apoyo, el
amanecer se estaba acercando, pudo divisar unas cabañas, al parecer era a donde se
dirigían, tenía que actuar una vez estuviera en tierra.
-Llegam...- las palabras de Ursula fueron cortadas de un rodillazo recibido en plena
boca por parte de la guerrera a penas estuvieron cerca del suelo.
La aguerrida guerrera desenvainó su espada y atacó una vez puso los pies en el suelo,
alcanzando a la bacante en un hombro cuando ésta pudo desviar un poco la espada con una
de sus garras. Xena aprovechó para darle una patada de revez en las costillas oyéndose
un crujido pero Ursula reaccionó agarrando la pierna de la guerrera lanzándola contra un
pozo que se encontraba cerca, el cual impactó contra la espalda de la morena guerrera.
-Debo reconocer que esperaba tu ataque pero no antes de tocar tierra- comentó la bacante
estirándose de manera sensual para colocar los huesos nuevamente.
Xena se levantó ágilmente apartándose de la patada que le dirigió Ursula, dándole a su
vez una barrida con sus piernas logrando que la bacante cayera sobre su espalda al suelo,
la guerrera se lanzó sobre el pecho de la bacante con la espada por delante pero ésta
rodó sobre si misma y esquivó la estocada.
-No, no, no, no, no tengo pensado entregarte mi corazón- dijo sonriente Ursula al tiempo
que trataba de estamparle la suela de la bota en la cara a Xena, que ésta desvió
asestándole un corte profundo con la espada.
-AAARRRGGG- el rugido de la bacante fue escuchado por las Eponin, Varia y las demás a
amazonas que iban en auxilio a Xena.
-Eso es buena señal- le dijo Ephiny a Gabrielle, que asintió inmediatamente.
Xena volvió al ataque tratando de cortar la cabeza de la bacante en el suelo pero esta
atrapó la espada y con la pierna sana dio una patada en el costado ya lastimado de la
guerrera oji azul que cayó de rodillas por el dolor, esto lo aprovechó Ursula para de
un salto caer sobre la espalda de la guerrera cuando esta se incorporaba.
Las garras de la bacante se clavaron en la armadura frontal de Xena rasgándola poco a
poco mientras desde atrás intentaba clavar sus colmillos en el apetecible cuello de su
codiciada presa mientras la guerrera hacia un esfuerzo sobrehumano por alejar las fauces
con sus dos manos.
*****
Cuando las jadeantes Eponin y Varia visualizaron a la campeona de la reina corrieron aún
más rápido si era posible para acortar las distancia. Un poco más lejos Gabrielle logró
distinguir la figura de su campeona y casi se le paralizó el corazón.
-¡¡XENA, EL SOL!!- el gritó desesperado de la rubia reina obtuvo el efecto deseado, la
bacante levantó la cabeza de golpe para mirar desconcertada hacia el cielo, eso fue
aprovechado por la desesperada guerrera que alzándose le dio un cabezazo en la quijada
a Ursula, haciendo que esta cayera de nalgas al suelo y la salpicara de sangre.
La guerrera trató de incorporarse pero un mareo acudió a su cabeza haciendo que cayera
de lado pesadamente al duro suelo, Xena volvió a intentarlo pero estaba totalmente
desorientada y no conseguía ponerse en pie.
El cabezazo rompió la mandíbula de la belleza con sed de sangre, al levantarse ésta
trastabilló pero logró ponerse en guardia cuando las dos oficiales amazonas llegaron a
su altura enviándole sendas estocadas a su cuello y brazos, que la hirieron pero no como
esperaban ya que la bacante era rápida.
-¿Apolo dónde estas?- suplicó Ephiny a la carrera, sentía que el corazón le iba a
estallar de un momento a otro.
Ursula pateó a ambas guerreras enviándolas contra las paredes de la cabaña en la cual
rebotaron, Varia cayó al suelo llevándose consigo unos cubos de madera apilados,
mientras Eponin rebotaba atontada por el golpe, quedando de pie frente a la bacante que
vio su oportunidad de llevarse dos guerreras y recuperar fuerzas tras los golpes y
cortes que había recibido a lo largo de la confrontaciones.
La bacante dio un golpe a un lado de la cabeza de Eponin que la guerrera casi no pudo
cubrir, sujetándola antes de que cayera al suelo mientras daba una patada a Xena en la
boca del estómago que hizo que una pieza rota de su armadura resquebrajada volara por
los aires. Levantó a la guerrera cuando se iniciaba el amanecer y el grupo de amazonas
llegaba con una reina muy desesperada entre ellas.
Dos arqueras se detuvieron y apuntaron a la bacante cuando esta se daba vuelta con
intención de entrar a la cabaña, cargando consigo a las dos guerreras, rogando a
Artemisa no errar dispararon, hiriendo a la bacante en el hombro izquierdo, provocando
que trastabillara hacia la derecha por el impacto.
-AAHHHH- gritó de dolor la herida bacante.
Las lanceras prepararon sus lanzas pero al tener un blanco difícil no se atrevieron pero
la que si se atrevió fue Gabrielle que le tiró su vara a la bacante alcanzándola en la
sien.
-Maldita- dijo entre dientes la furiosa bacante al levantar su mirada perdida hacia la
razón del enorme dolor de cabeza que tenía.
Xena puso una bota en el marco de la puerta evitando que Ursula pudiera acercase a esta
mientras con una mano quitaba un cubo de la cabeza de Varia que en ese momento se
levantaba y le propino un cubetazo en la cabeza a la ahora humeante bacante que dio
tres pasos hacia atrás pero no cayó.
Varia se puso en pie y le puso la suela de la bota en la cara con todo su peso pero la
bacante no cayó, entonces volvió a darle nuevamente mientras Xena rodeaba con su brazos
los de Ursula para tratando de inmovilizárselos pera la hija de bacante no se rendía.
Gabrielle llegó pateándole las piernas pero nada, la bacante no soltaba a la
inconsciente Eponin y Xena no la soltaba a ella, entonces empujó hacia delante para
entrar a la cabaña, arrastrando a las dos guerreras con ella, Varia tomó impulso y se
tiró sobre ella de frente esperando tumbarla pero para pasmo de todas la bacante seguía
avanzando con el peso de tres amazonas.
-Vamos... chicas,... no... puede... entrar- alentaba Xena entre bocanadas de aire, no se
había recuperado de los golpes pero su mente ordenaba a su cuerpo oponer resistencia.
Como uno solo ente casi ocho amazonas se tiraron sobre la muy humeante bacante y nada la
bacante bufaba por el esfuerzo pero no se detenía aunque avanzaba lentamente ya casi
estaba en la puerta, con una montaña de amazonas sobre ella.
Eponin comenzó a despertar tras tantos jamaqueo y lo primero que vio fue que casi estaba
en la puerta y trató de soltarse pero le fue imposible, clavó los dedos en la tierra
para detener el avance de la bacante y nuevamente nada.
-¡¡Eponin, agarra sus pies!!- ordenó la reina que había agarrado una cuerda de entre las
cosas tiradas por la lucha.
La capitana amazona no tardó en obedecer y se enrosco a las dos piernas de la bacante y
esto fue lo que al final ayudó a caer de espaldas a la extraordinariamente fuerte
bacante que ni siquiera le era posible dar mordiscos de lo sujeta que estaba y el peso
que tenía encima.
Ephiny corrió con otra soga y ayudó a su joven amiga con su plan amarraron los pies de
la bacante, tiraron de las cuerdas con ayuda de las otras diez amazonas y giraron en
sentido contrario a Ursula que bramaba de desesperación soltando al fin a Eponin, la
bacanre se estaba encendiendo poco a poco lo que provocó que se comenzaran a levantar
las amazonas que la tenían debajo, lo que hizo que fuera más rápido alejarla de la
cabaña y exponerla más a la claridad del día que había iniciado.
Xena fue la última en quitarse de encima hasta ella humeaba para entonces, la bacante
gritaba maldiciendo a diestra y siniestra mientras la llamas crecían en su cuerpo pero
eso no era lo que iba a detener a la decena de amazonas que la arrastraban. La campeona
de la reina y la capitana recordaron de repente que lo que estaba a punto de pasar y
sospechaban que sería más fuerte que la ves anterior.
-¡¡VA A ESTALLAR!!- gritaron la advertencia.
*****
Rita e Hilias abrieron los ojos de par en par y empujaron a toda las que estaban a su
paso hacia el pequeño estanque tras ellas formado por un arroyo que pasaba por allí,
Xena se impulsó para tomar a Gabrielle entre sus brazos y con un fuerte pisotón en el
suelo dio un salto hacia el estanque cercano en el momento que la hermosa bacante
explotaba con un fuerte estallido que arrojó a todas al suelo y se esparcía en pequeños
pedacitos por todos lados.
Gabrielle cayó sobre Xena hundiéndose ambas en las frías aguas por un momento y luego se
incorporaron, el agua les llegaba a la cintura y la morena campeona de la reina puso una
rodilla en el fondo cuando un fuerte dolor la atravesó.
-Xena, Xena, ¿qué pasa?, ¿estas herida?, ¿estas bien?- la andanada de preguntas se debía
a lo asustadísima que estaba la bardo por la mujer que tenía en brazos mientras le
levantaba el rostro.
La guerrera levantó la cabeza y abrió los ojos aguantando el dolor que sentía por todo
su cuerpo como una verdadera guerrera curtida para concentrarse en esos hermosos ojos
verde azulados que se la tragaban entera, supo entonces que no podía seguir engañándose,
amaba a esta preciosa mujer desde hace mucho. Los besos que se habían dado lo
confirmaron, una parte dentro de ella tenía miedo de que al besar a Gabrielle esta
huiría de ella despavorida y asqueada pero se llevó una gran sorpresa cuando esos
delicados y suaves labios correspondieron con algo de timidez al principio, luego con
entusiasmo y luego con muchísimo más entusiasmo.
No era la primera vez que besaba a una mujer, había tenido amantes tanto hombres como
mujeres pero nunca sintió nada parecido a lo que sentía por su bardo no encontraba
palabras para explicárselo ella misma mucho menos para decírselo a su amada.
-¿Xena, qué te pasa?- volvió a preguntar la bardo con voz ahogada, perdida en esa dos
profundidades azules, los azules como el cielo que la hacían volar sin necesidad de
levantarse del suelo, ni tener alas.
-Estoy enamorada- confesó en un suspiro la estoica guerrera sin importarle quien escuchara,
el estar aún vivas y tener a esa hermosa mujer en sus brazos era lo único que importaba
para la adolorida guerrera.
-¿Síiii, y... y se puede saber de quién?- preguntó con una enorme sonrisa en su rostro
la rubia reina, muy ilusionada.
-De ti, totalmente de ti- contestó la guerrera que sabía tenía la sonrisa más boba que
halla tenido en su vida y cabe destacar que esas sonrisas sólo las conseguía sacar su
bardo.
Las amazonas testigos del hecho no movían ni un músculo por temor de romper el hechizo y
porque sinceramente los golpes y agotamiento se los impedía, aunque varias estaban
sentadas en las frías aguas del estanque, la confesión de la estoica guerrera produjo la
sonrisa más radiante que le hallan visto nunca a su reina.
Ninguna de las dos se dio cuenta que se estaban acercando la una a la otra sólo sintieron
la distancia que existía entre ellas era inaceptable el sol naciente del horizonte daba
un cuadro mágico a la escena, la niebla que cubría la superficie del estanque daba una
errónea imagen de aguas termales.
La pareja respiraba el mismo aire de lo cerca que estaban, cerraron los ojos instantes
antes de que se unieran sus labios, el beso fue tierno como volviéndose a reconocer
luego la lengua de la guerrera apareció entre sus labios y no hubo necesidad de pedir
permiso la boca de la bardo estaba más que dispuesta de aceptarla en su interior y fue
ella la que exigió su entrada al presiona la nuca de Xena, ambas gimieron cuando se
saborearon mutuamente pero no se podía identificar de quien era cada gemido que era
tragado por la otra.
Luego de lo que pareció una eternidad, sus cuerpos comenzaron a exigir más, sus rostros
estaban sonrosados por la excitación, las manos de Xena estrujaban la piel de la espalda
de su bardo y la bardo atraía a su campeona desde su nuca y acariciaba los lados de la
cara morena con sus pulgares cada vez más exigentes.
Cuando se separaron un poquito para tomar el aire que sus pulmones solicitaban Xena
entre abrió los ojos y pudo ver al fondo en la orilla del estanque a Hilias y Rita
sentadas dentro del agua, que se tapaban mutuamente los ojos, esto la hizo reaccionar
justo antes de posar las manos sobre la nalga de su rubia bardo.
-Gabrielle- el susurro en la sonrosada oreja de la bardo fue ignorado, Xena sintió una
lengua pasarse por canalillo del cuello.- Ummmmmm, Gabri... elle, de... tente- el gemido
fue seguido de una súplica cuando la guerrera ahora luchaba por mantenerse cuerda.
-¿No lo... deseas?- inquirió la baja rubia sin dejar de hacer lo que hacía en el cuello
de la debilitada guerrera.
-Nooo... digo si... pero aquí no- fue la confusa respuesta de Xena.
Las palabras de Xena entraron lentamente en la psiquis de la excitada reina pero aquí
no, entonces abrió los ojos de par en par soltando a la guerrera que se hundió de
espalda en el agua cuando Gabrielle se giró para ver a su pelotón frente a ellas mirar
repentinamente al cielo, al suelo o tapándose los ojos una a la otra como Rita e Hilias,
pudo también ver a que algunas estaban sentadas dentro del agua o fuera pero todas en el
suelo.
Xena logró sacar la cabeza del agua y empezó a toser botando el agua que había tragado
tras haber perdido de apoyo y hundirse en las frías aguas.
-Ohh, Xena lo siento- se excusó la bardo sosteniendo nuevamente a la guerrera.
-Esta bien, salgamos de aquí, no me había dado cuenta que estaba tan fría- comentó Xena,
sonriendo de lado.- Espero que eso nos ayude... hasta más tarde- concluyó un tanto
tímida.
-Eso quiero- afirmó Gabrielle mirando fijamente a los ojos de su guerrera para que no
le quedara ninguna duda- Ahora salgamos de aquí.- dijo la bardo ayudando a Xena salir
del agua.
-Ejemm- carraspeó la regente cuando estuvo a la altura de las dos mujeres- mi reina será
mejor aprovechar que casi todas estamos mojadas para refrescarnos y descansar antes de
regresar.- la opinión de Ephiny fue dicha sin mirar a Gabrielle a los ojos y utilizando
su título al dirigirse a su amiga.
-Eso estaba pensando, ¿como están todas?- preguntó preocupada y abochornada por haberse
olvidado por un momento de sus súbditas por estar en lo que estaba, ese pensamiento
provocó un rojo intenso que no paso desapercibido para las amazonas.
-Bueno... enteras, golpeadas, agotadas, en resumen vivas- resumió la regente con una
sonrisa burlona en los labios.
-Gracias Artemisa- fueron las palabras de la reina amazona.
-Entonces eso haremos, quiero saber quienes están heridas- ordenó la Gabrielle.
*****
Las guerreras con armadura se quietaron las maltrechas protecciones, con ayuda de sus
compañeras pero aún con ellas sus cuerpos presentaban magulladuras, raspones y algunos
cortes.
Se lavaron y asearon lo mejor que pudieron quitándose la suciedad de la lucha de encima,
mientras una amazona de la guardia real trajo consigo pieles y algo de ropa de hombres
que encontró dentro de las cabañas antes de reunirse con sus compañeras.
El sonido de caballos al galope hizo que se giraran cuando estaban rumbo a las tres
pequeñas cabañas que estaban distanciada como unos diez metros una de otra. Era una
veintena de amazonas que venían en su ayuda con Melosa, Yakut y Amarice a la cabeza.
Todas se bajaron de los caballos, pusieron un rodilla en suelo, llevándose el puño al
pecho como saludo a su reina, cuando estuvieron frente a la hermosa rubia cubierta por
una piel en forma de una toalla que le llegaba a las rodillas, Gabrielle puso los ojos
en blanco, ¿es qué no hay forma?
Las tres oficiales pusieron al tanto a su reina del estado de las herida y de los
heridos, también de que dejaron un contingente de amazonas resguardando el pueblo al
mando de las otras oficiales y las aprendices de Yakut, al igual que le dijeron que su
familia no había sufrido mal alguno.
-Entonces ¿no hemos tenido bajas?- preguntó nerviosa la reina.
-No su alteza- fue la respuesta de Yakut- Hay heridos muy delicados pero no creo que
perdamos ninguno.- explicó de convincente la mayor y castaña sanadora y Gabrielle dio
gracias mentalmente a Artemisa.
-Excelente, ¿cómo están mis guardias?, la que sufrió un fuerte golpe en la cabeza y la
del corte en una pierna- preguntó expectante la bardo.
-Bien mi reina, te felicito mi reina el torniquete le salvó la vida y el vendaje en la
cabeza detuvo el sangrado, necesitan puntos pero se recuperaran, mientras tanto Alexa
estará bajo observación por el golpe en la cabeza, ya recuperó el conocimiento.-
explicó Yakut a la angustiada Gabrielle.
-Me alegro de haber podido ayudarlas, he tenido una excelente maestra- dijo algo
sonrosada reina tras el cumplido de la sanadora y luego le regaló un bella sonrisa a su
campeona que también sonreía pero por la reacción que tenía Gabrielle a los elogios.
-Veo que han sido bastante golpeadas y exigidas mi reina- comentó la sanadora dando un
vistazo rápido a las chicas- las revisaré.
-Bien, necesito que me des algo de ungüento.- solicitó Gabrielle para utilizarlo en su
guerrera.
-Gabrielle, será mejor permanecer aquí por lo menos hasta mañana para descansar las
chicas están agotadas y hambrientas- Xena rompió su silencio hablando quedamente para
que sólo su bardo la escuchara- han hecho un largo viaje, estas son cabañas de pastores
y ese olor es de cabras que están cerca, tenemos agua, techo y alimento- dijo la
guerrera señalando disimuladamente lo que decía.
-Ephiny, acamparemos aquí hasta mañana o pasado- comunicó su deseo la reina- que alguien
vaya y tome unas cabras para que sea nuestro alimento, luego averiguaremos a quien
pertenecen y las pagaremos.- con estas palabras la reina se retiró al interior de una de
las cabañas con su campeona.
-Ya escucharon- dijo sin mas la regente a las amazonas recién llegadas.
Yakut atendió a todas las amazonas que lo necesitaban, descanso mientras esperaba por
una generosa ración de carne de cabra con cereales como arroz y maíz que se estaba
preparando.
-Los pastores tienen un buen apaño aquí- comentó Eponin sentada en uno de los bancos
pusieron fuera, tras haber descubierto sacos de arroz, maíz y medio barril de buen vino.
*****
Mientras tanto dentro de la cabaña se realizaba un masaje mutuo más que erótico entre
la reina y su campeona, los besos estaban encendiendo la temperatura de la pequeña cama
en la que estaban.
-Gabrielleeee... será mejor salir- dijo Xena entre beso y beso.
-Noooo- contestó rápidamente la bardo mientras mordisqueaba el labio inferior de su
guerrera, cuando de un repentino rugido se hizo presente.
-JAJAJA, tu estómago no esta de acuerdo contigo- rió la guerrera, que cada vez tenía
menos fuerza de voluntad para detenerse.
-Ummmm, no quiero- se quejó como una niña la reina amazona, no quería levantarse, tenía
a Xena bajo ella, aunque Gabrielle tenía una gran camisa cubriéndola su campeona estaba
desnuda de la cintura para arriba, de la cintura para bajo estaba cubierta por una de la
pieles encontradas en la cama.
-Vamos, comemos y regresamos a... continuar- propuso Xena moviendo una ceja
sugestivamente.
-Vamos- cedió Gabrielle luego de pensarlo.
Ambas se levantaron y Xena se puso un pantalón y una camisa de hombre, dándole unos
pantalones su amiga, así como estaba no quería ni pensar en la impresión que causaría
la reina a sus súbditas.
Xena sentía un dolor entre sus piernas como nunca antes y no era por algún golpe,
Dioses que ganas tengo de ella, aguanta Xena, sólo un poco más, y convirtiendo
esa última parte de su pensamiento en un mantra, la guerrera abrió la puerta.
Luego de un marca de vela de conversar y comer con las demás amazonas se acordó que se
quedarían a acampar allí, Yakut, las oficiales que vinieron con ella y otras diez
guerreras regresaron a la posada ya que los heridos y heridas graves necesitaban sus
cuidados de la sanadora. Gabrielle ordenó descanso para todas en el pueblo y que si los
aldeanos querían regresar a sus casas en Potedia lo hicieran con un grupo de amazonas
como precaución.
Escribió una nota para sus padres solicitando que se les entregara en cuanto llegaran,
en la pergamino les explicaba el por qué no regresaba sino dentro de uno o dos días pero
cuando regresara pasaría a Potedia. Con las órdenes y el pergamino las amazonas
emprendieron el viaje de regreso a la Posada que era de un par de marcas de velas si lo
hacían sin prisas.
Se dispuso de dos vigías para mantener el campamento seguro que serían relevadas cada
dos marcas de vela, las demás se acomodarían en las dos cabañas restantes dejándole la
tercera a la reina y su campeona, mientras otras optaron por descansar al aire libre
bajo la sombra de un frondoso árbol cercano, el día estaba despejado, el arroyo y el
estanque le daba un ambiente fresco por lo que no tardaron en quedar dormidas tras todas
las marcas de vela viajando, combatiendo y el suculento desayuno ingerido.
*****
Una vez cerrada la puerta las dos bellísimas mujeres se lanzaron a los brazos de la otra
con hambre, un hambre diferente que no había podido ser saciado y ahora buscaba su
satisfacción. Gabrielle estaba de puntillas regodeándose en los labios de la morena
mujer en sus brazos, Xena acariciaba la espalda tiernamente hasta bajar a las firme
nalga de su rubia, los gemidos de la baja mujer se incrementaron.
Xena paso sus manos al frente tratando de desabrochar los pantalones de la mujer
empinada hasta que estos cayeron al suelo, en tanto Gabrielle mantenía la nuca de su
compañera para acércasela mientras con otra mano tiraba de los pantalones que cubrían
la parte inferior de la guerrera los cuales cayeron cuando la propia guerrera soltó el
cinturón.
La alta guerrera levantó un pie y luego el otro para terminar de sacarse los pantalones
mientras mantenía el beso con la reina amazona hasta que se alejó un momento para alzar
a la baja mujer por la nalga y colocarla en su abdomen.
-Rodéame la cintura con la piernas- pidió Xena con un susurro en el oído derecho de su
bardo, esta no tardó en hacerlo.
Xena agarró la camisa de Gabrielle por el borde y la sacó por la cabeza de la rubia
mujer que tuvo que soltar su manos del la nuca de la guerrera más alta que hundió su
boca en el cuello de la rubia, volviendo a tomar la nalga de su bardo para apretarla
contra sí, provocando que ésta comenzara a rozar su intimidad con los músculos
abdominales de la guerrera, pintándolos con la humedad de su esencia mientras gemía,
Xena con su lengua trazando lametazos en ambos senos de la blanca mujer.
La reina amazona fue trasportada hasta la pequeña cama y fue deposita delicadamente
hasta posar su espalda, que era sostenida por una mano, contra las gruesa pieles que la
cubrían mientras Xena sostenía su propio peso en una mano y luego en sus codos. Tener a
Gabrielle así para ella la estaba volviendo loca, seguía alternando lametazos alrededor
de los duros pezones, torturando a la bardo que agarró su cabeza y la colocó donde la
quería, la guerrera abrió su boca y chupó, lamió y besó el pezón endurecido, luego hizo
lo mismo con el otro mientras su bardo se frotaba desesperadamente contra su campeona.
Xena continuó bajando dejando un reguero de besos y lametazos sobre la ardiente piel
bajo ella, que rivalizaba con la suya, se detuvo un momento en el ombligo provocando en
Gabrielle más estremecimiento, luego siguió bajando, besó la parte interna de ambos
muslo provocando escalofríos en por todo el cuerpo de la amada mujer, sus fosas nasales
empezaron a registrar el olor característico de la necesidad de su amada y abrió los
ojos para mirar el tesoro rubio frente a ella, levantó la mirada y miró los entrecerrados
ojos esmeraldas que la miraban a su vez.
-Te amo, Gabrielle, te amo- la declaración salió de lo más profundo de su ser, cuando
aspiró profundamente el olor íntimo de la húmeda de los labios entre las piernas de la
su bardo.
Xena se acostó boca abajo colocando su boca a la altura de los rubios rizos que
rodeaban esa erguida protuberancia y el centro palpitante que hacían que se aguara la
boca a la guerrera, sacó su rosada lengua, lamió toda la zona gimiendo al saborear el
dulzón líquido que manaba de su bardo que sofocaba un grito de placer y arqueaba la
espalda. Continuó haciendo mientras rodeaba los fuertes muslo con su brazos para
abrirlos, Gabrielle sujetó la cabeza de cabellos azabache contra su centro gimiendo de
gusto. La guerrera por su parte tenía una pierna estirada y la otra recogida hacia fuera
apretando la pelvis contra las gruesas pieles para frotar su clítoris contra ellas, ya
no podía soportarlo más.
La guerrera continuó lamiendo y chupando toda la zona con especial énfasis en el botón
de placer de la rubia mujer, entonces subió una mano para apretar un pezón necesitado
con el pulgar y el índice, soltó el otro muslo y metió su mano bajo su barbilla rozando
con los dedos la entrada de la bardo que gruñía de necesidad y empezó a meter el dedo
corazón suavemente mientras se concentraba en el clítoris y las caricias al pecho, las
caderas de Gabrielle se levantaban buscando más profundidad, la dedo siguió
introduciéndose hasta que topo con una barrera. Pero... ¿cómo es posible?
El hallazgo casi hizo detenerse por completo a la guerrera que estaba ahora nerviosa,
era lo que menos se esperaba, Gabrielle estuvo casada el seño fruncido por el
desconcierto y que el dedo se detuviera hizo a la bardo abrir los ojos sin perder ni un
ápice de excitación.
-Xena, e... eres... la... primera- confesó entre jadeos Gabrielle.
Las palabras de la rubia hicieron olvidar todas las preguntas y se preparó para recibir
el regalo que la mujer que amaba le había guardado. Xena entrecerró los ojos he inicio
nuevamente la penetración, desde el inicio, esperó tener a su bardo al borde del
orgasmo y presionó hasta traspasar la membrana de virginidad, lo dejó un momento quieto
mientras un gruñido salía del pecho izado de Gabrielle que apretaba las sábanas y los
ojos al sentirse invadida, al saberse entregada totalmente a la mujer que amaba, casi no
había sentido dolor, sólo había sentido que algo se rasgaba dentro de ella e inició a
agitar las caderas, quería más todavía no había llegado. La guerrera volvió a sacar el
dedo e inmediatamente introdujo el segundo para volver a penetrar a mi mujer, se
dijo mentalmente y empezó a meter y sacar los dedos al ritmo de las caderas de su mujer
y a chupar el clítoris mientras con la lengua lo acariciaba.
-¡¡XEEENAAAA!!- la gritó entre dientes el nombre de su amada al ser arrasada por una ola
que le recorrió todo el cuerpo desde la punta de los pies hasta la cabeza en todas
direcciones haciéndola arquear su cuerpo y apretando los dedos dentro de ella, sentía la
lengua continuar lamiendo su botón a gran velocidad hasta que le fue pasando y se
desplomó sobre la cama nuevamente.
La amante de la reina continuó acariciando, bebiendo el néctar de su amada y penetrando
el cuerpo de la mujer de la estaba perdidamente enamorada, las penetraciones se hicieron
más calmadas hasta que los espasmos del orgasmo se detuvieron, sólo entonces Xena se
detuvo totalmente y trepó sobre el cuerpo de la mujer a la que había hecho el amor con
todo su corazón, colmándola de besos por donde pasaba hasta que llegó a la boca jadeante
en busca de aire y la besó con ternura a lo que fue correspondida y abrazada con fuerza
pegándola a su cuerpo.
-Te amo Gabrielle- volvió a decir Xena en un suspiro.
-Te... te amo Xena- logró decir Gabrielle entre jadeos.
Xena continuó dando besitos por la cara, orejas y cuello de su bardo, mientras no paraba
de decirle te amo, a ella le faltaba desfogarse pero esperó a que su rubia
amante se recuperara, no podía detener sus manos y caderas que no paraban de frotarse
contra la una escultural pierna de la rubia.
Los tiernos besos de Xena volvieron a encender a la mujer bajo ella, que abrazó el
poderoso cuerpo de su amada acariciando los marcados músculos de la espada de su
guerrera e instándola a continuar.
-Soy tuya Xena- el susurro amoroso en la oreja de la guerrera fue seguido por una
caricia de la lengua en su contorno.
Xena se apoyó en un antebrazo y agarraró una pierna de la rubia bardo pasándola sobre su
cintura, luego metió la mano entre ellas abriendo los labios de sus sexos hasta que
estuvieron unidos por la presión de su pelvis, ambas gimieron al contacto, sacó entonces
la mano y levantó la cabeza rubia para pasar el brazo en que estaba apoyada y con ella
acercó la boca a la suya mientras empezaba a mecerse haciendo friccionar sus encharcados
centros, los gemidos eran tragados mutuamente, la temperatura de sus cuerpos era
altísima, ambas sudaban copiosamente durante la danza de amor.
La guerrera aprisionó un seno con su mano libre, acariciándolo y a veces estrujándolo,
quería que esta vez llegaran juntas por lo que tuvo que hacer un enorme esfuerzo para
esperar por Gabrielle.
-Ohhh, Xena, sííí, asííí amor- jadeaba la bardo, luego de romper el beso y comenzar a
lamer y chupar el cuello de su campeona.
Entonces la ardiente guerrera soltó el ceno se la bardo y metió la mano por debajo de la
nalga de Gabrielle y posicionó nuevamente un dedo en la entrada de la rubia, esperó un
momento a que estuviera lubricado y luego lo introdujo lentamente mientras ambas gemían
de placer, tras varias penetraciones introdujo un segundo dedo penetrando a un ritmo
cada vez más creciente hasta que ninguna de las dos pudo aguantar más y explotaron en un
orgasmo que las dejó casi inconscientes. Xena apenas pudo mantener su mayor peso en el
brazo tras un largo momento de jadeos sus respiraciones se fueron calmando, la guerrera
levantó la cabeza del hombro de su amada y la colocó sobre la frente de la otra mujer,
se miraron sonriéndose de felicidad, la guerrera comenzó a retirar suavemente los dedos
de dentro de su rubio amor y luego se apoyó en el brazo.
-¿Cómo estas?- preguntó Xena dulcemente perdida en la mirada esmeralda.
-Fantástica-contestó inmediatamente la agotada pero extasiada bardo.
-¿No te hice daño?- inquirió algo preocupada la guerrera.
-No, me hiciste la mujer más feliz de todas- contestó la bardo con una radiante sonrisa.
-Te amo y no me canso de decirlo- fueron las palabras que iniciaron la caída de lagrimas
de los espectaculares ojos azules.
-Yo también te amo, no llores, es cierto- declaró la bardo que tomó el rostro de su
amada entre manos.
-No lloro por eso, lloro de felicidad, de saber que es cierto- confesó una muy pero que
muy feliz guerrera.- Gracias por el regalo de tu virginidad- dicho esto las lágrimas
volvieron a brotar.
-No se desde cuando sentí que era a ti a quien quería entregarlo- fue la sincera
confesión de Gabrielle mirando los azules claros frente a ella.- ¿No quieres saber cómo
es que aún lo tenía?- preguntó temerosa.
-No, ahora no, ahora soy muy feliz por que me lo entregaras a mí- tras estas palabras
beso dulcemente a la mujer junto a ella.- Ahora sólo importa que estamos tu y yo, aquí.-
concluyó la tierna guerrera, volviendo a besar a la mujer que quería hacer su esposa
ante la ley amazona.
Xena se acomodó sobre su espalda, colocándose a Gabrielle sobre ella para acariciarla
hasta quedarse dormidas.
-Xena.
-Ummm.
-Sino estuviéramos tan cansadas ¿podríamos hacerlo nuevamente?- preguntó con voz
adormilada la rubia mujer.
-Si amor, varias veces más- Xena contestó con una gran sonrisa en el rostro, al igual
que su bardo hasta quedarse profundamente dormidas con sus extremidades entrelazadas.
Ambas mujeres despertaron a media tarde entre besos y caricias, deteniéndose cuando
sintieron que la cosa iba a mayor, no podían olvidarse de que no estaban solas en este
lugar, así que se levantaron, se asearon un poco con un odre de agua que había dentro de
a cabaña y se vistieron para salir.
Se reunieron con las amazonas que estaban despiertas, conversaron un poco alegrándose
que el descanso las estaba ayudando a recuperarse.
-Eponin ¿cómo estas?- preguntó Xena levantándole la barbilla a la capitana mirarla a los
ojos y haciendo que siguiera su dedo.
-Mucho mejor, me duele todo pero mucho mejor, gracias- contestó algo apenada la capitana
amazona.
-La hice que tomara el primer turno de vigilancia como aconsejaste- informó Ephiny
tomando una taza de te de hiervas.
-Muy bien, eso es muy bueno Eponin- dijo Gabrielle tocándole un brazo.
Luego de cerciorarse de que todas se estaban recuperando, comenzaron a preparar la cena
para esa noche y preparar los turnos de vigilancia, de los cuales la reina y la campeona
quedaron excluídas, aunque nadie había oído o visto lo sucedió dentro de la cabaña donde
se alojaba la reina, casi nadie dudaba de lo que había acontecido allí dentro con
excepción de las vírgenes, en este caso las más jóvenes guerreras. Lo primero que
notaron fueron las sonrisas radiantes de las dos mujeres eso no era extraño en la reina
pero había una chispa especial en sus ojos pero si que era extraño en la campeona de la
reina, también los constantes toques entre ellas, una marca rojiza en la clavícula de la
alta guerrera que claramente no era un golpe que se veía cuando ésta alargaba un brazo
para tomar algo y la marca que se entreveía entre los cordones de la camisa de la reina.
Esa noche tras un rápido baño y una previa sesión de besos y caricias Gabrielle puso en
practica lo aprendido ese día en Xena, el resultado fue dejar a la guerrera al punto de
la inconsciencia pero cuando se recuperó, enseñó algunas otras cosas y posiciones a una
más que deseosa alumna.
La medianoche las encontró en el cuarto asalto con Xena sentada en una la única silla
con Gabrielle sentada en su regazo con la mano perdida entre las piernas y su boca en
los pecho de la rubia mujer que se movía arriba y abajo a gran velocidad mientras
trataba de ahogar los gemidos apoyándose en los anchos hombros de su guerrera hasta
llegar al orgasmo.
Las primeras luces del día las sorprendió sobre la cama, ambas de lado, una pierna de
Gabrielle esta sostenida por una rodilla de Xena que estaba flexionada hacia arriba y
cuyo pie estaba apoyado en las pieles de la cama de forma que las dos mujeres metían una
de sus manos desde atrás penetrándose una a la otra y con la otra presionaban por la
cintura a la otra contra si misma frotando sus clítoris mientras se besaban.
Nuevamente se durmieron declarándose palabras de amor, un amor verdadero que no cede
ante los problemas que depara la vida. Un amor que Xena iba a llevar hasta el mismo
centro de la aldea amazona en donde pediría de rodillas la mano de la reina en
matrimonio como dictaba el protocolo amazona para una reina. La guerrera había
descubierto que para su reina nada era mucho y que necesitaba respirarla, beberla,
sentirla, tocarla. Xena no sabía que lo mismo sentía su bardo por el resto de sus vidas.
FIN