Disclaimer: Esta historia está basada en los personajes de la serie Xena: Warrior Princess. Xena y Gabrielle, son propiedad de Universal Studios y de Renaissance Pictures, al igual que alguno de los otros personajes que puse en mi historia, otros son nombres comunes si te llamas así, bienvenida a mi historia. No pretendo infringir los derechos de autor con esta historia ficticia producto de mi imaginación, esto ha sido escrito solo para entretener a los fanáticos de la serie.
ADVERTENCIA DE VIOLENCIA: sí hay violencia.
ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia describe una relación de amor y sexo entre dos mujeres adultas. Si eres menor de 18 años o esta clase de historias te molesta por favor no la leas, quedas advertido que es muy violenta.
COMENTARIOS: puedes enviar tus sugerencias a labardita@hotmail.com, ten compasión es mi primera historia.

P:D: éste es mi último capítulo, espero que lo disfruten.


UNA HISTORIA DE AMOR

Por: La Bardita

Novena Parte
ASÍ ES LA VIDA

Y así al llegar el invierno Gabrielle, Xena y Xeclelle, viajaron rumbo a Roma, como le había prometido la barda a Claudia, que la vería en su magnífico palacio, a Xena mucho la idea no le gustaba, menos encontrarse con César pero sabía que Claudia vivía en otro palacio, y que con su hermano no se veían nunca, pues tenían serias diferencias en tratar al pueblo.
Después de muchos días de viaje llegaron a la ciudad del Imperio Romano, era una belleza, sus construcciones, todo, preguntaron cuál era el palacio de la Comandante de Roma y las enviaron a un sitio espectacular era un palacio en serio, alrededor tenía fuentes de agua con grandes estatuas, un jardín hermoso, te perdías ahí adentro, llegaron a la puerta y las paro el guardia.
Guardia: ¿Qué desean?.
Gabrielle: venimos a ver a la Comandante, somos sus amigas. Ella es Xena y yo soy Gabrielle.
Guardia: (la miró extrañado, pues la ropa de Xena y Gabrielle no estaban de acuerdo al estatus social de la Comandante), ¿sus amigas?
Xena: sí somos sus amigas, ahora nos deja pasar, tenemos a nuestra hijita que esta muy cansada. La verdad es que estamos todas muy cansadas, con mucho frío, y hambre.
Guardia: pero antes debo avisar, no las puedo dejar pasar así nomás.
Gabrielle: entiendo, pero si usted le avisa ya no será una sorpresa y vinimos de muy lejos para verla, ¡¡Ah!! Ya sé, avísele a Jill, ella sabe quienes somos y no le dirá nada a la Comandante.
Guardia: (la miró mas extrañado, pero supuso que ellas no sabrían nada, así que las dejó pasar). Esta bien pasen, pero deben dejar sus armas, aquí. Yo se las cuidaré, cuando se vayan se las devuelvo, pues nadie puede andar por el palacio armado, salvo los guardias.
Xena: esta bien no hay problema las dejaremos acá, solo queremos ver a nuestra amiga.
Gabrielle, Xena y Xeclelle caminaban maravilladas por los pasillos del palacio, junto al segundo guardia, llegaron a una puerta donde había mas guardias.
Gabrielle: debe ser aquí Xena, mira cuantos guardias.
Xena: sí seguro. Me quedare aquí con Xeclelle, dale tú la sorpresa. (Xena aun no estaba preparada para la sorpresa).
Guardia: señoras ésta es la habitación de la Comandante.
Gabrielle abrió lentamente la puerta y entró en silencio para darle una sorpresa, la habitación era muy grande, a lo lejos podía verse un sillón muy grande que no dejaba ver bien quien estaba sentada allí, había poca luz, unas velas por aquí, otras por allá, sintió el frío en su cuerpo.
Gabrielle: (se fue acercando al sillón, pero justo la persona que estaba allí se levantó) Claudia quería darte una sorpresa, asustarte, ¿por qué te levantaste?. (La figura aun no hablaba y seguía en la penumbra de la habitación, Gabrielle al ver que no le respondía se acercó aun más y vio que no era quien esperaba) ¿Jill?, ¿eres tú? ¿cómo estas, soy Gabrielle?... (Jill estaba como perdida, sus ojos llenos de lágrimas, su corazón ya no latía)... Por los dioses ¿qué te pasa?, ¿y qué haces en el lugar de Claudia?, nos dijeron que nos llevarían a la habitación de la Comandante.
Jill: yo soy la nueva Comandante.
Gabrielle: no lo entiendo...
Jill: no hay mucho que entender, se fue... nos dejó... murió hace días... (y siguió derramando las lágrimas que ya no tenía).
Gabrielle: no puede ser, dime que es una broma y si lo es, es de muy mal gusto, por favor, mírame, dime que no es cierto, (al ver los ojos de Jill lo entendió) ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Noooooooooooo!!!!!!!!!!!! (el grito retumbó en todo el palacio, Xena se asustó, aunque algo presentía pero no le quiso decir nada a la barda hasta estar segura, pues al entrar al palacio vio la bandera a media asta y eso significaba la muerte del dueño de casa, pero se aferró inútilmente a la idea que fuera un error, su corazón se paralizó y se aferró fuertemente al cuerpo de Xeclelle y supo que Claudia había muerto, entró con Xeclelle en brazos, Gabrielle estaba llorando abrazada a Jill, quien ya no tenía más lágrimas, el dolor era intenso en esa habitación, en los corazones, en el alma, ¿cómo pudo ser?. Gabrielle cuando vio a Xena se abrazó a ella, ambas lloraron a su mejor amiga).
Gabrielle: Xena... ella murió... (llorando preguntó) ¿cuándo pasó?, ¿cómo? ¿dónde?.
Jill: estaba muy enferma, ya cuando fuimos a tu boda, no respiraba bien, hasta le pedí que no cantara, pero sabes lo terca que era, me dijo: ¿cómo no le voy a cantar a la barda en el día más hermoso de su vida? ¿sabes lo que espero a su guerrera?, no puedo fallarle, y yo le respondí: pero tus pulmones no están muy bien, me contesto pues será lo último que cante, lo mejor, lo más lindo, para mis amigas.
Gabrielle: por eso estaba tan triste cuando se despidió, me dijo que nunca la olvidara, que siempre me amaría en donde quiera que este, que las distancias nunca nos separarían, pues teníamos magia entre las dos, algo nos unía y con el tiempo comprendí que era amor. Me dijo que siempre estaría conmigo porque ella estaría en el sol y cada vez que sintiera el calor del sol en mi piel sería su caricia, su abrazo, que abrigaría mi cuerpo y mi alma con ese calor, que iluminaría mi camino, haciendo más fácil el día.
Jill: sufrió mucho, pues el aire ya no le alcanzaba y encima con este frío, le di el último beso, con pasión, con mucho aire, con el alma y eso no basto... murió... murió... dejándome el alma sola, destruida... hace cuatro días que murió... y la extrañó a horrores, mi vida ya no es la misma, me eligieron comandante, pero no estoy segura de seguir.
Xena: (que también lloraba y se le cortaba la voz) ella... hubiera querido que siguieras con su obra, ayudaba mucho a los mas necesitados... deberías seguir su camino, sé que en donde se encuentre se sentirá feliz de vértelo hacer, debes seguir adelante, será difícil sin ella, pero si piensas en ella, en su obra, lo lograrás, verás su rostro en cada obra de bien que hagas, hay mucho por hacer, la gente esta cada vez mas necesitada. Nosotras pensábamos quedarnos un tiempo acá, pero... bueno... ahora... no sé que hacer... Por los dioses, porque la vida es tan dura... y siempre se llevan antes a los que más amamos, los que mas necesitamos, habiendo tantos malditos aun por ahí haciendo daño a la gente y ella que era tan pura, que te daba esa paz con solo mirarla..., ¿justo tenía que ser ella?... pensé que nunca moriría por sus poderes.
Jill: sus poderes se fueron con ella, era muy especial por tenerlos, pero seguía siendo una mortal. Con todo esto no me di cuenta que trajeron a Xeclelle, (sé que tiene algo de ella, pensó Jill) ¿me dejas tenerla un ratito?.
Xena: sí, el tiempo que quieras, esta cansada.
Jill: ¡¡Oh!! Sí, claro, ustedes también deben estar muy cansadas, les daré una habitación, tomarán un buen baño y luego cenaremos. Es realmente hermosa. Me alegro por ustedes al menos les quedó algo entre ustedes y Claudia, siento que tiene su mirada.
Gabrielle: no te pongas mal, ella te amaba de verdad, eras lo más importante para ella, eso no lo dudes nunca. Fue, es y será una de las mejores personas que conocimos en nuestras vidas, una de la que más amamos y siempre estará con nosotras, vayamos donde vayamos, pues estará siempre en nuestros corazones.
Jill y Xena: sí, así será Gabrielle.
Gabrielle: si no te molesta quisiera verla, ¿dónde está su cuerpo?.
Jill: no me molesta Gabrielle, ella te amaba, las amaba, eran parte de su familia, ven te llevaré, está en el panteón del palacio, no le permití a César que se la llevara, después del día de mi muerte quiero estar junto a ella, quiero descansar junto a ella.
Todas se abrazaron y siguieron llorando y comenzaron a caminar por el palacio hasta llegar al panteón donde estaban los restos de Claudia. Gabrielle no lo soportó, se arrojó sobre el cajón, Xena quiso levantarla, pero se aferró muy fuerte y seguía llorando y repitiendo ¿por qué? ¿por qué?, ¿por qué no me lo dijiste, hubiera estado hasta el último momento contigo?.
La barda siguió llorando, Xena la quiso contener pero la dejó sola, le puso su mano en el hombro y se retiró junto con Jill, la barda debía estar sola con su amiga.
Gabrielle: ¿por qué? me sigo preguntando, dioses, ¿por qué mi amiga?, ¿por qué ella?, era mi paz, era la otra persona que más ame en mi vida, siempre estuvo allí cuando más la necesite y cuando tú me necesitaste no estuve porque no me lo permitiste, ¿creíste que sufriría?, pues la respuesta es ¡¡Sí!! claro que lo hubiera hecho ¿y crees que ahora no sufro al saber que nunca más te volveré a ver?, ¿qué no me volveré a perder en tus ojos ni en tus brazos buscando esa paz que me dabas?, me hubiera gustado despedirme, verte por última vez, ¿por qué no me dejaste? ¿por qué?... (Después de un rato largo llorando abrazada al cajón de su amiga)... Debo dejarte, irme lejos de ti, pero siempre estarás conmigo en mi corazón, en mi alma, en la mirada de mi hija, una vez me dijiste que debía ser fuerte, que Xena no era fácil y ahora al perderte que me dirías... ¿qué sea fuerte?... te perdí amiga... te perdí... pero debo ser fuerte... fuerte ante el dolor... ante la muerte... de alguien que amas tanto... pero como sé que estarás siempre en mí, buscaré dentro de mí esa fuerza que me permita seguir adelante con las personas que más amo, Xena y Xeclelle.

En el salón del palacio, ya estaba todo listo para la cena, Xena, Gabrielle, la nena y Jill, estaban listas para cenar, la cena transcurrió muy triste, aun no podían acostumbrarse a la muerte de su amiga, pero quien se acostumbra a la muerte de un ser querido, nadie, solo los buenos recuerdos tapan ese dolor que siempre permanecerá en nosotros, pero hay que seguir adelante, pues la vida continua y nuestros muertos al vernos feliz, ellos son felices en donde quieran que se encuentren.
Xena: Jill, ¿por qué no vienes con nosotras?, creo que te hará bien salir de Roma, iremos con las amazonas.
Jill: te agradezco Xena, pero no creo... que... me sienta mejor... mi tristeza me acompañará en todos lados.
Gabrielle: sí, te entiendo, pero si lo haces con amigas te será mas fácil, no te digo que la olvidarás, pero el conocer gente nueva, además si mal no recuerdo te quedaron muchas amigas desde la última vez que estuvieron allí... (una lágrima salía de los ojos de la barda, al recordar de nuevo la última vez que vio a su amiga)... lo siento... aun es muy... no sé ni que digo... creo que mejor me voy a dormir... (tomó a Xeclelle en sus brazos y se fue a descansar).
Xena: sí creo que todas debemos hacer lo mismo, tratar de descansar.

Esa noche no fue fácil para ninguna de las dos, lloraron a su amiga, Gabrielle le pidió a Xena que la amara, que lo hiciera como nunca, necesitaba sentirse viva... luego de entregarse en cuerpo y alma a Xena, ambas se quedaron dormidas, Gabrielle soñando a su amiga y Xena... también...
Las tres esa noche recordaron a su gran amiga, la barda pensaba en la última vez que la había visto, Xena también, pues Xena sabía que Claudia estaba muy enferma, recordó cada palabra, cada detalle esa noche.

*****

Recuerdos de Gabrielle, de Xena y de Jill en la tierra amazona junto con Claudia, la última vez que estuvieron juntas, cada una recordó lo suyo.

Después de la boda, en la cual Claudia le cantara a sus amigas, se quedó unos cuantos días, pues ella sabía que era la última vez que las vería, se sentía cada vez peor, incluso no podía cantar muy bien, el aire le faltaba, pero lo disimulo muy bien y le cantó como nunca a sus amigas.

Esa noche a la madrugada después de la fiesta, en su cabaña con Jill.
Jill: te dije que no cantaras pero eres tan dura... mira como estás... no puedes ni hablar.
Claudia: quería darles un regalo... no me atormentes más, déjame en paz...
Jill: es que... me preocupo por ti, ¿no lo entiendes?, no soy estúpida veo que estas mal, y no me quieres decir nada.
Claudia: lo siento, ya estaré mejor. Vamos a dormir.
Jill: ¿Solo dormir?, hace días que no me tocas, ¿ya no me amas?... ¿qué te pasa?...
Claudia: nada... duérmete. (Claudia no quería amarla, quería que Jill se olvidara de ella, que conociera a otra mujer en la aldea que llenara su corazón cuando ella ya no esté, además ya no tenía tanta fuerza, ni aire, para amarla).

Y así pasaba otra noche en que volvían a discutir.

Llegó un nuevo día. Claudia se levantó temprano, necesitaba caminar, tomar aire.

Para Jill el solo pensarla la hacía llorar a mares, pero al menos sentía su presencia al recordarla y siguió, pensando en esos días...

Jill: ¿Dónde estará?... será posible... debo hablar con alguien... deben ayudarme... por los dioses ya no sé que hacer, la veo cada vez peor... (salió de la cabaña)... allá está hablando otra vez con Lilian... seguro que a ella le cuenta todo... quiere darme celos y siempre lo consigue... (se acercó a ellas)... hola, buenos días... ¿molesto?
Lilian: no Jill, ¿qué dices?... por supuesto que no... (Claudia no respondió)... me estaba contando como encontró a las amazonas y se enteró de la boda. Me alegro mucho que hayan venido... fue una grata sorpresa... y sobre todo aparecer así, cantándoles esa hermosa canción... fue maravilloso...
Jill: no debió cantar...
Claudia: ¡¡Jill!! Ya basta... (enojada)...
Jill: solo me preocupo por ti... (dijo llorando y se fue corriendo, pero luego volvió sin que Claudia y Lilian se dieran cuenta, se puso detrás de un árbol a escuchar lo que decían)...
Lilian: no debiste gritarle, no fue para tanto... perdona que me meta pero...
Claudia: pero te metes...
Lilian: ¿Qué te pasa?... te conozco muy bien... algo te pasa...
Claudia: nada... déjame...
Lilian: no, no... no te irás sin decirme que pasa entre ustedes... la trataste muy mal... no creo que se merezca ese trato...
Claudia: pues ¿por qué no te quedas con ella? Si tanto te preocupa...
Lilian: ¿Qué dices? ¿estás loca? Ella te ama, es solo tuya...
Claudia: pues ya no la quiero, no quiero que me ame...
Lilian: eso no te lo crees ni tú... dime la verdad... ¿por qué la quieres alejar?.
Jill que aun estaba escondida lloraba como nunca, Claudia quería dejarla, pero ¿por qué? Su mente le repetía una y otra vez...
De pronto Claudia también comenzó a llorar y Lilian la abrazó con fuerza.
Lilian: shhhh... tranquila... me asustas... dime ¿qué te pasa?...
Claudia: no quiero dejarla sola... quiero que encuentre a alguien que la ame...
Lilian: pero ya la tiene, tú la amas...
Claudia: no entiendes... me estoy muriendo... lo siento en mi interior, cada día que pasa es un suplicio, ya no puedo respirar, el aire cada vez entra menos en mis pulmones, tengo frío constantemente, lo presiento, lo sé.
Lilian se quedó en silencio, las lágrimas comenzaron a brotar, como gotas de lluvia en forma torrencial, no podía creer lo que estaba escuchando, perder a Claudia... ¿para siempre?
Jill que aun estaba detrás del árbol, se quedó muda, ahora era ella quien no tenía el aire para respirar... salió de su escondite y se abrazó a Claudia llorando...
Jill: no mi amor, no puede ser, no estoy dispuesta a perderte...
Claudia: lo siento Jill, pero es verdad, que más quisiera yo que no lo fuera, no quiero dejarte nunca... pero... (Jill le cubrió la boca con la suya)...
Jill: te daré mi aire eternamente... te amo tanto, no puedo perderte...
Lilian a todo esto estaba a su lado llorando...
Claudia: Lilian... ven dame un abrazo... (y las tres se fundieron en un abrazo)... no quiero que lo sepa nadie más, especialmente Gabrielle... ella es muy especial... no quiero que se entere... además debemos estar contentas por nuestras amigas, están en su noche de bodas...
Lilian: ¿Cuánto tiempo?
Claudia: estoy segura que este será mi último invierno... (Jill volvió a romper en llanto)... Pero debo vivir mis últimos días con las personas que más amo y por los dioses... ellos saben que están todas aquí, en ésta aldea... me puedo ir feliz de esta vida, porque descubrí, conocí y fui correspondida en el amor, la fuerza que mueve al mundo. Soy muy afortunada de tenerlas... las amo... (Volvieron a fundirse en un abrazo las tres). Oigan, allá viene Xena, no quiero que se entere... por favor... (las tres se secaron las lágrimas)...


Xena en su cama recordaba cuando se acercó aquella mañana para hablar con sus amigas.

Xena: ¿Qué hacen?
Claudia: ¿Tú, que haces acá? Pensé que aun estarías con la barda... Xena estás casada... ¿la noche de bodas biennnnnn?...
Xena: sí excelente, cada día la amo más... soy tan feliz... y el tenerte aquí me hace más feliz... cuando te vi no lo podía creer... siempre estas cuando más te necesitamos, no sé que haríamos sin ti... (Jill ante esto se puso mal, unas lágrimas corrieron por su rostro y se fue a su cabaña). ¿dije algo malo?.
Claudia: no, solo está sensible... las bodas la ponen así...
Xena: pues debe ser contagioso... todas tienen los ojos llorosos... ¿a ti también te pone sensible una boda?
Lilian: sí, ¿a quién no?... voy a verla...
Xena: tal vez ella también espera casamiento... ¿por qué no le pides matrimonio?, ella te ama mucho seguro la harías muy feliz, tendríamos otra boda... la barda sería tu madrina... seguro no se lo pierde por nada del mundo...
Claudia: Xenaaaaaaa...
Xena: ¿Por qué, no?... ¿acaso no la amas?
Claudia: la amo más que a mi vida...
Xena: entonces... ¿qué esperas?... tú me dijiste que me casara con la barda que la lista de amazonas era muy larga, lo mismo te digo, Jill es una mujer muy hermosa, más de una quisiera estar con ella...
Claudia: ojalá...
Xena: ojalá ¿qué?...
Claudia: nada Xena, nada...

Xena recordó esas palabras... y sus lágrimas volvían a sus bellos ojos... esa noche iba a ser muy larga.


Jill seguía recordando, después de llegar a la cabaña, habló con Lilian.

Lilian: no llores... se que es muy doloroso... pero debemos ser fuertes por ella... mi corazón esta tan roto como el tuyo...
Jill: sí, sé cuanto la amas... sé que siempre estuviste enamorada de ella...
Lilian: pero ella siempre me habló de ti... ella te ama a ti...
Jill: a ti te quiere mucho... siempre me lo dijo... ambas somos muy afortunadas de conocerla... Por los dioses... no sé que haré sin ella... mi amor... mi amor... se muere y no puedo hacer nada...
Lilian: shhhhh (la abrazó) tranquila... no sé que decirte... es tan doloroso... (y ambas lloraron abrazadas, durante largo rato, la mujer que más amaban en el mundo se moría).
Jill: no quiero que me vea llorar... le hará peor... ¿pero cómo lo hago?...
Lilian: debemos ser fuertes... nos apoyaremos una a la otra... estaremos juntas con nuestro dolor...


Gabrielle también recordaba el día después de su boda, cuando se encontró al medio día con Claudia, en el almuerzo.

Gabrielle: hola amiga... (la abrazó y sintió el temblor en el cuerpo de Claudia)... ¿te sientes bien?
Claudia: mejor que nunca... sabes que el verte me hace sentir de maravillas...
Gabrielle: es que... temblaste en mis brazos...
Claudia: hace frío... no la verdad es que... tú me haces temblar...
Gabrielle: mentirosa... pero me encanta que me digas eso... te amo... me alegre tanto de verte ayer, sabía, ¡Por los dioses!... sentía algo aquí dentro (se tocó el corazón), que ibas a venir, nuestra conexión aun está intacta, esa magia que nos envuelve... cuando Xena me pidió casamiento, lo primero que pensé fue en ti, donde estarías para avisarte, para que vinieras a verme en el día más feliz y cuando te vi, además esa canción es realmente hermosa... me hiciste llorar... (la abrazó de nuevo)... estoy tan feliz, tan contenta... tengo a todos mis amores conmigo en la aldea... ¿sonríes?... es la verdad...
Claudia: lo sé, es que yo use hoy las mismas palabras, también soy muy feliz de verte tan feliz... te amo Gabrielle... nunca lo olvides... (la abrazó fuerte)...

Gabrielle en su cama llorando pensaba en como no se dio cuenta ese día que su amiga estaba mal, pero no me lo dijo, nunca me decía nada, para no verme llorar, sufrir, ¡Dioses! Claudia... como te extraño... siguió recordando...

Gabrielle: ven vamos a comer, estás más delgada... ¿tu Jill no te da de comer?...
Claudia: sí pero es insaciable... me agota...
Gabrielle: mira quien habla... te recuerdo muy bien...
Claudia: ¿En serio?...
Gabrielle: por supuesto... ¿tú me olvidaste?
Claudia: no Gabrielle, nunca te olvidaré... fuiste muy importante en mi vida y las veces que estuve contigo toque el cielo con las manos... (Gabrielle bajó su cabeza) ¿qué pasa?
Gabrielle: es que dijiste... fuiste... ¿ya no lo soy?
Claudia: sí tonta, fuiste, eres y serás siempre muy importante para mí... te amo...
Gabrielle: yo también te amo... mucho... mucho... (la abrazó de nuevo), vamos tengo hambre....
Claudia: ¿Cuándo no?... vamos barda... (y se fueron abrazadas).

Cuando entraron al salón, ya estaban las demás, Jill la miró a Claudia y a Gabrielle.
Gabrielle: creo que mejor te suelto, Jill nos esta mirando... ¿celosa?
Claudia: tal vez... siempre supo que te amo mucho...
Gabrielle: ¿Es verdad?
Claudia: ¿Aun lo dudas?
Gabrielle: no, pero me gusta que me lo digas, no te veo muy seguido... y me gusta escucharte decirlo... es hermoso saber que tu amor es correspondido...
Claudia: me amas barda... y si es hermoso cuando tu amor es correspondido...
Xena: ¡Hey! Era hora que vinieran...
Claudia: ¿Jill celosa? (le susurró a Gabrielle, ésta sonrió).
Gabrielle: mi guerrera también.
Xena: ¿Qué pasa con tu guerrera?
Gabrielle: que mi guerrera es hermosa... ella me dijo que Jill era muy hermosa, y le contesté que mi guerrera también... (Jill se aferró a la mano de Claudia y no pasó desapercibido para Gabrielle)... le vas a romper la mano...
Jill: lo siento... yo...
Claudia: esta bien amor... (le acaricio la cara y le dio un beso en la cabeza, luego la miró y se perdieron en sus ojos, Gabrielle observó la escena y se maravillo de ver tanto amor, pero había algo más en esa mirada, había tristeza, dolor...)

Ya era de noche, cuando Gabrielle le preguntó a Xena:
Gabrielle: Xena...
Xena: sí, barda.
Gabrielle: ¿No las notaste algo extrañas a Claudia y Jill?
Xena: la verdad, sí... pero también a Lilian... están muy emocionadas por nuestra boda...
Gabrielle: pero hoy, en su mirada... y la conozco muy bien... Claudia parecía triste... y hoy nos abrazamos y tembló en mis brazos... está más delgada ¿no crees?...
Xena: así que se abrazaron... mmmmm...
Gabrielle: no seas tonta Xena... sabes que la amo... me alegro mucho verla... sabía que no nos podía fallar.
Xena: lo mismo le dije yo... también la amo mucho... sin ella... tal vez hoy no sería tan feliz, le debo mucho... y la vi más delgada... pero bueno viaja mucho... tal vez sea hora que se establezca con Jill... (Xena se quedó pensando en lo que dijo la barda, triste, delgada, sus amigas llorando, acá pasa algo, debo saber que es... pero a Gabrielle no le diré nada hasta saber qué pasa).

Al otro día, Xena hablaría con Jill, sabía que Claudia la esquivaría con evasivas.
Jill estaba sentada en un tronco de árbol, mirando de lejos a Claudia que estaba hablando con otra amazona, Xena se acercó por detrás.
Xena: ¿Molesto?
Jill: claro que no... (Xena se sentó a su lado).
Xena: ¿Todo bien?
Jill: sí... ¿por qué preguntas?
Xena: no sé, tal vez tu quieras decirme algo... (Jill se había puesto nerviosa y Xena lo notó), te confié mi vida en un momento muy duro, puedes hacer lo mismo, sé que te pasa algo, lo veo en tus ojos... ¿es por ella?... (Jill no aguantó más las lágrimas y se largó a llorar) shhhhh (la abrazó) tranquila... ¿qué pasa?... confía en mi... no le diré nada a nadie... si te hizo daño, seguro no fue a propósito sé que te ama con locura... ¿quieres que hable con ella?...
Jill: (con la voz cortada por el llanto), no Xena, ella no debe enterarse...
Xena: ¿De qué?, ¿te encuentras bien?...
Jill: no soy yo Xena, es ella... se muere... se muere... día a día... cada día respira peor...
Xena no entendía nada, se quedó abrazada a Jill, con la mirada perdida...
Jill: allá viene, no quiero que me vea llorar... se pondrá peor... no le digas que lo sabes... por favor... y no le digas nada a Gabrielle... por favor... prométemelo... Xena...
Xena: sí lo prometo... (aun no había reaccionado a las palabras de Jill).
Claudia: hola en que andan mis mujeres favoritas... (la miró a Jill y supo que había llorado, debía solucionar este problema)
Xena: nada, solo hablábamos de los viejos tiempos...
Claudia: sí, claro... los viejos tiempos... esos que no volverán... pero al menos fuimos felices... eso es lo principal...
Xena: ¿Fuimos?... ¿no lo eres?
Claudia: sí, lo soy... las tengo a ustedes... que más puedo pedir... (y tocó la nariz de la guerrera, Xena le sonrió).
Xena: ¿Cuánto piensas quedarte?
Claudia: (mirando a Jill) no sé tal vez unos días... estoy cansada...
Xena: sí, lo note. También estás más delgada...
Claudia: es que esta mujer me agota... es insaciable...
Xena: pues alguien le habrá enseñado... (sonrió, recordando las veces que estuvo con ella)... las dejo solas... nos vemos...

Xena se fue en silencio, necesitaba pensar en las palabras de Jill, se fue hacia el lago y lloró, solo lloró en silencio... ahora entendía muchas actitudes de sus amigas... de pronto pensó en Lilian... ella también lo sabía... seguro pensó Xena... seguro... fue a buscarla.
Lilian: hola Xena... ¿qué haces por acá?
Xena: sabes muy bien que hago por acá...
Lilian: ¿No entiendo?
Xena: es que todas se van a ser las tontas... Claudia... ¿qué le pasa?
Lilian: no sé... deberías preguntarle a ella...
Xena: esta bien, lo haré...
Lilian: ¡No Xena!... espera... no le digas nada (y comenzó a llorar)...
Xena: cálmate... dime que pasa...
Lilian: está muy enferma... el frío cada vez le hace peor... ya no puede respirar muy bien...
Xena: pero el día de la boda cantó y lo hizo muy bien...
Lilian: sí, sacó fuerzas de su corazón, por el amor que les tiene... por eso Jill estaba enojada con ella al otro día, sabía que se sentía mal, pero igual cantó... me dijo que no cree poder pasar este invierno... estoy destruida... el pensar que nunca más vendrá a visitarme, sé que siempre se va, me deja... pero esta vez es para siempre... Xena... Claudia, se muere...
Xena ahora entendió todo... y solo lloró y gritó fuerte, muy fuerte un grito aterrador, un grito de dolor, ahora Lilian era quien debía consolarla, pues Xena amaba profundamente a Claudia...
Xena: no puede ser, ella no puede morir, la necesito...
Lilian: shhhhh... (abrazadas) lo siento... es verdad... sabes lo mucho que también la amo... quisiera que fuera un sueño... Xena mírame... mírame... (tomó la cara de la guerrera entre las manos) por favor que ella no se entere y tampoco Gabrielle... no se lo digas... morirá de pena antes... si sabe que ustedes se enteraron... por favor...
Xena: no le diré nada... pero como puedo mirarla a los ojos y saber que ya no la tendré más... esos ojos que me dieron tanta paz, amor y luz... en tantos momentos de mi vida, en los peores momentos... por ella descubrí el amor de Gabrielle, por ella vivo, me salvó la vida muchas veces... y Gabrielle... dioses Gabrielle... ¿cómo haré para consolarla cuando se entere?... (seguía llorando)
Lilian: lo sé Xena, será muy difícil... pero debemos ser fuertes ante ella... demostrarle lo mucho que la amamos... ven vamos a caminar un rato por ahí...
Xena: no sé si pueda soportar, mirarla a los ojos y no llorar...
Lilian: inténtalo Xena, Gabrielle no debe saber nada.

Xena seguía recordando, el día en que se enteró y nunca le dijo nada a la barda...


Por su parte Gabrielle también seguía recordando.
Gabrielle pensó si Xena ya lo sabía por eso no quiso entrar con ella a la habitación que le dijeron que era de la comandante para darle la sorpresa a Claudia, tal vez ya sabía que Claudia iba a morir o peor que ya estaba muerta como sucedió...
Y vino a su mente otra vez su amiga, aquella noche cuando estaban todas sentadas para cenar... Gabrielle notó como Claudia trataba con algo de indiferencia a Jill, era como que quería alejarla, incluso la veía más animada con otra amazona llamada Patricia... si le quería dar celos a Jill, lo estaba logrando...

Estaban todas sentadas en la mesa cenando, Xena no podía dejar de mirar a Claudia, ésta lo notó, pues sus ojos se cruzaron varias veces, Xena sintió un escalofrío, al pensar que era una de las últimas cenas que compartía junto a su gran amiga.
La barda también se dio cuenta de esas miradas. Recordó la tensión que había en esa mesa esa noche.
Gabrielle: ¿Claudia me alcanzas la sal?... ¿a quién le sonríes?
Claudia: ¿eh?... sí toma aquí la tienes...
Gabrielle: aun no me dices a quien le sonríes...
Claudia: si pretendes que te diga que es a ti no lo es...
Gabrielle: mala... ¿a quién entonces?
Claudia: a Patricia... está en la otra mesa... si me disculpan... debo hablar con ella.
Xena: creo que deberías quedarte... (le hizo seña por Jill).
Claudia: ya no tengo más hambre, necesito hablar con ella, le interesa mucho el arte de curar, quiero enseñarle algunas cosas... luego nos vemos...
Xena: lo que tú digas... (Xena la quedó mirando y supo que Claudia se había dado cuenta que ella sabía de su enfermedad, seguro leyó los corazones de la mesa y supo del dolor de sus amigas, la única que estaba feliz era la barda porque no sabía nada, pensó Xena)...

Claudia luego se retiró para hablar con Patricia, quien le sonreía demasiado... Jill estaba dolida por la actitud de Claudia... hacía días que no la amaba, a veces incluso la trataba con indiferencia, pero ella la amaba tanto que seguiría estando a su lado, hasta el último momento. Xena le tomó la mano a Jill, por debajo de la mesa, para que la barda no la viera, Jill se sintió algo mejor al saber que Xena la entendía.
Jill: a mi también se me fue el apetito, permiso, me voy a dormir.
Lilian: te acompaño.
Jill: no quiero molestarte...
Lilian: no me molesta... además soy la Reina y no puedes rechazar mi compañía.
Gabrielle: eso no lo sabía, ¿así que yo como Reina también puedo acompañar a quien quiera y no me puede rechazar?
Xena: ¡¿Y tú a quien quieres acompañar?!
Gabrielle: a nadie solo preguntaba.
Xena: ¿A mí no me quieres acompañar?
Gabrielle: sí guerrera, hablaba de otra persona.
Xena: ¿De quién?
Gabrielle: de Claudia... Jill si quieres yo puedo acompañar a Claudia a tu cabaña, no me gusta como la mira esa Patricia... disculpa... pero note que ustedes no están bien, si quieres hablaré con ella... le daré un buen tirón de orejas...
Jill: gracias Gabrielle... pero no creo...
Gabrielle: déjame a mí, no te preocupes.
Xena: Gabrielle, no deberías entrometerte.
Gabrielle: ¿Por qué, no? Ella es mi mejor amiga, y me ayudó muchas veces, ahora creo que me necesita, está haciendo mal las cosas... Hablaré con ella y se acabó.
Xena: Gabrielleeeee... Lo siento Jill, cuando se pone así no hay quien la pare.
Jill: sí lo sé, está bien habla con ella, pero no le digas que yo te mandé, se enojará más conmigo.
Gabrielle: ¿Y por qué diablos esta enojada contigo? Eres un amor... mmmmm... ¿no estarás celosa de Lilian?... pues veo que Lilian y tú también están mucho tiempo juntas...
Lilian: Gabrielle... ¿qué dices?...
Gabrielle: bueno es lo que veo... no soy estúpida, acá pasa algo... Xena...
Xena: no pasa nada Gabrielle... es solo una pelea de enamoradas... tú y yo tuvimos varias... Ya se arreglaran.
Gabrielle: por eso debo hablar con ella, siempre nos ayudó, ahora nos necesita.
Xena: está bien habla con ella.
Gabrielle: Xena acompaña tú a Jill, Claudia está celosa de Lilian, la conozco...
Jill: Gabrielle, entre Lilian y yo no pasa nada... amo a Claudia.
Lilian: lo mismo digo, no me avergüenza decirlo, también amo profundamente a Claudia.
Gabrielle: bueno, al menos algo las une... (sonrió)...
Xena: Gabrielleeeeee... vamos...
Gabrielle: esta bien vamos, pero insisto mi amiga Claudia está celosa... no deberían estar tanto tiempo juntas.
Xena: buenas noches chicas, que descansen.
Jill: buenas noche Xena, Gabrielle... hasta mañana.
Lilian: hasta mañana Xena, Gabrielle...
Xena: Gabrielle, no debiste decir eso, ¿como se te ocurre semejante barbaridad?, Jill y Lilian ¿juntas?...
Gabrielle: bueno, solo digo lo que veo, ellas estos últimos días están muy juntas...
Xena: no digas tonterías, tienes una gran imaginación...
Gabrielle: soy barda ¿lo olvidas?... ja, ja, ja,... pero igual hablaré con Claudia, tal vez Lilian quiera quitarle a Jill, porque ella nunca le correspondió y quiera hacerla sufrir con eso, con los celos... mmmm... me parece que estoy en lo cierto.
Xena: amor... será mejor que te duermas y ya no hables, despertarás a Xeclelle.
Gabrielle: (susurrando) está bien pero mañana hablaré con Claudia...
Xena: ¿Tendré que callarte con un beso?
Gabrielle: pues si ese es mi castigo, hablaré toda la noche... (se besaron apasionadamente, Xena se entregó en ese beso, el sentir los labios tan suaves de Gabrielle, era hermoso para la guerrera, de pronto pensó que sería de ella si la que se estaría muriendo sería la barda, un escalofrío invadió su cuerpo, y presionó aun más los labios, besando con el alma a Gabrielle) ... wow... dioses Xena... me quitaste el aire... (Xena pensó en el aire, ese aire que le faltaba a su amiga, si pudiera dárselo ella y supo cual era el juego de Claudia, la entendió, ella quiere que Jill la olvide y se entregue a otro amor y que mejor que Lilian... por eso las deja solas... pero aun sufre, entonces quiere alejarla al darle celos con Patricia y encima tratarla con indiferencia, pobre amiga mía).


Jill también recordaba aquella noche tan horrible.

Esa noche no fue fácil para Jill, Claudia aun no había vuelto, se le rompió aun más el corazón de solo pensar que quizás estaba con Patricia, pero de pronto sintió los pasos de Claudia que se acercaba a la cama, sonrió, pensando en que su amor siempre volvía, aunque ahora parecía estar tan lejos.
Claudia se recostó a su lado, mirando el techo, sin tocarla ni mirarla. Jill estaba de lado mirando a Claudia.
Jill: me alegra que hayas vuelto. ¿por qué me haces sufrir tanto?... te amo... (Claudia se hacía la dormida, ni le contestó. Jill le pasó la mano por la cintura y le volvió a decir) te amo... ¿por qué no me haces el amor?...
Claudia: (rompió el silencio) lo siento pero... ya no te amo...
Jill: ¿Qué dices?... mírame a los ojos... y dímelo...
Claudia: (sin mirarla, pues no podía)... no te amo... no quiero verte más... Quiero volver a Roma... sola... quiero que te quedes acá...
Jill: no, jamás te dejaré y sé muy bien cual es tu juego, te conozco, sé lo que pretendes, pero no lo vas conseguir, estaré siempre a tu lado hasta el día que los dioses quieran, no me importa que no me ames, no me importa que me trates mal, que me ignores todo el día, toda la noche, porque tengo suficiente amor para las dos, te amo tanto... que no vivo sin ti... pero no me importa... porque con solo verte iluminas mi alma...
Claudia: ¿Y cuándo ya no este, quién te iluminará el alma?
Jill: tú, siempre tú, porque te llevo dentro de mí, en mi corazón, en mi alma... (y lloró, esperando los brazos fuertes de Claudia, para fundirse en ellos, pero Claudia se quedó en silencio, mirando el techo y Jill le dio la espalda al ver que su amada no la consolaba).
Después de un rato, Claudia pasó su mano por la cintura de Jill, acercándola a su cuerpo.
Jill: déjame.
Claudia: quiero hacerte el amor... ven...
Jill: no, déjame... no necesito tu lástima... ¿para qué hacerme el amor ahora, si no me amas?...
Claudia: claro... no te amo... solo quiero estar en ti... (Y la tomó con fuerza, Jill la empujó, pero Claudia era más fuerte, la atrajo más a su cuerpo, le quitó la ropa interior de un tirón y la penetró con fuerza, Jill gritó del dolor, Claudia tapó su boca con la otra mano) shhhhh, no grites... ¿no querías hacer el amor? (Claudia pensó que ahora sí Jill la odiaría y la dejaría partir, siguió penetrándola con fuerza)...
Jill: me lastimas... duele...
Claudia: tú lo pediste... (y dobló los dedos en su interior y presionó aun más.)
Jill: ya... basta... (gemía del dolor que le estaba haciendo su amor, le dolía el corazón, el alma, la estaba tomando por la fuerza y eso dolía)... déjame... (lloraba)... déjame...
Claudia: (se puso encima de Jill, apretándola más contra la cama, con su pelvis, para que la penetración sea más profunda, luego se dio cuenta que la estaba lastimando en serio, al ver los ojos llorosos de Jill y la liberó) no hay nada que te venga bien... me pediste que te amara durante toda la semana y ahora que lo hago... no quieres...
Jill: claro que no, así no, quiero que me ames como siempre, con amor, aunque sé muy bien lo que pretendes y aunque me violes, me lastimes, te seguiré amando... ¿no lo entiendes?...
Claudia: oye... yo no te violé... jamás haría una cosa así...
Jill: me tomaste por la fuerza... pues te dije que no y aun así me penetraste con fuerza... sin un beso... una caricia... ¿cómo lo llamas a eso?... sabes que me dolió... lo hiciste a propósito... aún duele, pero más me duele el corazón... (lloraba).
Claudia se levantó y se fue... había sido muy dura... necesitaba ese aire que cada vez le faltaba más...


Xena esa noche también salió a caminar un rato, cuando Gabrielle y Xeclelle ya estaban dormidas la guerrera salió y se encontró con Claudia.
Xena: parece que hoy no es una buena noche para dormir...
Claudia: para mí es otra noche más que no puedo dormir...
Xena: ¿Quieres hablar?
Claudia: no.
Xena: Claudia... (no pudo contener las lágrimas)...
Claudia se aferró a Xena como nunca y lloró sin consuelo, ambas lloraban...
Xena: shhhhh... lo sé... lo sé todo...
Claudia: sé que lo sabes... hoy lo vi en tus ojos... nunca pudiste engañarme... Gracias por el abrazo y el consuelo, lo necesitaba.
Xena: siempre estaré contigo... como siempre estuviste tú... te amo tanto... no puedo pensar en perderte... (siguió llorando)
Claudia: shhhh... tranquila...siempre estaré en ti, contigo, vayas donde vayas...
Xena: lo sé... estás en nuestra hija... porque Xeclelle... es de las tres... tiene tu paz, aunque tiene el color de mis ojos, tiene tu mirada... es lo que siento cuando la veo.
Claudia: nuestra hija, que bien suena... ven Xena... quiero recostarme aquí en la hierba contigo, mirando las estrellas, como cuando te conocí, cuando pasamos aquellos días tan maravillosos en el claro que hice para ti... (Xena le dio la mano y se recostaron en la hierba, mirando las estrellas, Xena se acomodó cerca de su amiga, puso su cabeza en el pecho de Claudia, mirando el cielo), pensé que hoy sería una noche horrible, pero estar así contigo cambió todo, es hermoso... recordar... mira esa estrella, la que brilla más.
Xena: sí la veo, es hermosa.
Claudia: pues ahí estaré yo, cuando me vaya de la tierra, te estaré protegiendo y mirándote para que no me hagas sufrir a la barda, (las lágrimas corrían por ambos rostros)... y si la haces sufrir te mandaré un rayo que te dará en el trasero... (ahora las dos amigas sonreían, había vuelto el humor de Claudia).
Xena: me portaré bien... algo que tú deberías hacer ahora... Jill está sufriendo... ella te ama...
Claudia: lo sé... por eso quiero que se quede acá, encontrará el amor... de nuevo...
Xena: no te engañes, nunca encontrará el amor, un amor como el tuyo... podrá tener amigas, pero...
Claudia: pero... yo quiero que lo encuentre, quiero verla feliz, antes de irme. Hoy me porte muy mal, le dije y le hice cosas horribles... (se puso a llorar)...
Xena: tranquila (se dio vuelta y la abrazó fuerte, con el alma, estaba encima de Claudia, sus ojos se cruzaron y Xena le dio un beso en los labios)...
Claudia: ¿Me quieres matar?... me quitas el poco aire que pueden respirar mis pulmones.
Xena: (sonrió)... pues con este te daré el aire que necesitas... (y la besó con pasión)... ¿mejor?...
Claudia: vaya... claro que estoy mejor... acaso descubrí el secreto para no morir... ¿serán tus besos?...
Xena: pues si son mis besos... te besaré cuantas veces lo necesites... no quiero perderte.
Claudia: no me perderás... pues tú lo dijiste estoy en nuestra hija... te amo Xena.
Xena: yo también, te amo mucho amiga... (se abrazaron de nuevo y se quedaron en silencio, solo se oía el respirar fuerte de Claudia, su pecho parecía como que tenía un coro de pájaros en su interior, Xena supo que su amiga no duraría mucho).

Gabrielle: ¡Hey! Yo preocupándome por ti y tú aquí lo más tranquila acostada en la hierba con mi amiga...
Claudia: ven Gabrielle... estábamos pensando en ti... mirando las estrellas... (Gabrielle se acostó del otro lado de Claudia, paso su mano por la cintura de Claudia como la tenía puesta Xena, Gabrielle comenzó a acariciar el brazo de Xena y vio los ojos llorosos de la guerrera, Claudia quedó en el medio de sus dos mejores amigas). Esto sí que es el paraíso, los dioses me envidian más que nunca, tengo a mis dos ángeles favoritos conmigo...
Gabrielle: Xena... ¿qué pasa?... tienes los ojos llorosos...
Xena: nada... solo recordaba...
Gabrielle: pero Claudia dijo cuando llegue que estaban hablando de mí... ¿nuestro pasado te hace llorar?
Xena: no como piensas... soy muy feliz... recordábamos... los tiempos juntas... Gabrielle ¿no te emociona pensar en el pasado?... a mí sí... fue un tiempo hermoso... descubrí el amor... la amistad... la vida misma... tuvimos una hija... ¿por qué no la traes?...
Claudia: sí, ve a buscarla... así estaremos en familia...
Gabrielle: familia, que hermosa palabra... claro que juntas somos familia... pues ustedes también son sus madres... las amo...
Gabrielle fue a buscar a Xeclelle.

Claudia: Xena, por favor cambia esa cara, sospechará y es lo último que quiero, que Gabrielle se entere, me rompería el alma...
Xena: lo siento... es que aun no me acostumbro... es difícil...
Claudia: lo sé amiga, lo sé... (se abrazaron)... ahí vienen... ven Xeclelle... (la tomó entre sus brazos)... ahora sí estoy con mi familia...
Xena: falta Jill...
Claudia: la llevo en mi corazón... (se recostaron las tres en la hierba abrazadas, Xeclelle estaba entre Claudia y Gabrielle, durmieron un rato pues ya estaba cerca el amanecer, cuando Claudia despertó Gabrielle la estaba mirando.) ¿qué miras barda?.
Gabrielle: buen día...
Claudia: buenos días Gabrielle. (refiriéndose a Xeclelle), es tan hermosa como la madre.
Gabrielle: ¿Cuál de ellas?
Claudia: hablo de ti, solo de ti... eres muy bella... (Claudia levantó su cabeza pasó sobre Xeclelle y besó a Gabrielle en los labios)... te amo...
Gabrielle: y yo a ti... amiga... (Xena ya estaba despierta pero no quería romper el hechizo entre sus amigas, sabía que era un amor muy puro el que había entre Claudia y su barda, sabía que Claudia estaba despidiéndose de su gran amiga, aunque ella aun no lo sabía).
Claudia: que te parece si le pedimos a la guerrera que nos traiga unos buenos pescados, nosotras preparamos el fuego...
Gabrielle: me parece excelente... Claudia... ¿cuándo te vas?.
Claudia: en unos días...
Gabrielle: ¿Por qué siempre tiene que pasar tanto tiempo entre nosotras para volver a vernos?... quiero verte más seguido... Xeclelle te necesita...
A Claudia y a Xena que aun seguía escuchando se le hizo un nudo en la garganta. Claudia respiró hondo antes de contestar.
Claudia: es que bueno, tú viajas mucho, yo también... es la vida que decidimos hacer.
Gabrielle: pero podemos cambiar... me dijo Jill que están pasando mucho más tiempo en Roma, en tu palacio... me gustaría ir a visitarte... claro si no te molesta...
Claudia: Gabrielle, por supuesto que no me molesta... me encantaría verte allí, darte la mejor habitación, el mejor baño, la mejor atención... como toda Reina debe tener... serás mi Reina Gabrielle, la Reina de mi palacio...
Gabrielle: no se habla más, cuando comience el invierno estaremos allí. Xena, Xeclelle y yo. Me encantará estar en un palacio, me dijo Jill que es hermoso... y Xeclelle podrá jugar tranquila... nos veremos más seguido, pues solo faltan dos meses... ¡Qué lindo!... soy tan feliz... nunca estuve en un palacio... (Xena estando cubierta por la espalda de Claudia no paraba de llorar, pues sabía bien que ese invierno sería el último para su amiga)... le diré a Xena que me lleve... no podrá negarse... pues ella (bajo la voz) también te ama mucho..
Claudia: lo sé Gabrielle... lo sé... (ambas se sentaron en la hierba y se abrazaron)... Lleva a Xeclelle a la cabaña... yo despertaré a Xena... luego haré el fuego... y tendrás unos deliciosos pescados para el desayuno. (Después que se fue Gabrielle)... ¿la escuchaste?
Xena: sí.
Claudia: no pude decirle que no...
Xena: lo entiendo... pero...
Claudia: pero nada... llévala... tal vez yo ya me haya ido... será más fácil...
Xena: nada será fácil... no es fácil perderte... (sollozando)...
Claudia, comenzó a toser y un poco de sangre le salió de la boca.
Xena: por los dioses... ¿estás bien?...
Claudia: sí tranquila... en un rato se me pasa... (su respiración era muy agitada)...
Xena: te llevaré a tu cabaña, debes descansar, no debiste dormir en el suelo, sin una manta, hace frío.
Claudia: tuve... el... calor de tu cuerpo... que más puedo pedir...
Xena: eres terrible...
Claudia: Xena, puedes hacer el fuego tú, el humo me hace muy mal...
Xena: por supuesto... haré todo por ti, pídeme lo que quieras...
Claudia: iré a mi cabaña, debo hablar con Jill.
Xena: sí hazlo, nos vemos luego...


Ahora los recuerdos eran de Jill...

Jill: te dije que estoy bien... deja de preocuparte.
Lilian: no estas bien, lo veo en tus ojos... te trató mal anoche... ¿dónde está?.
Jill: no lo sé, se fue anoche... después de... pelear.
Lilian: no soy estúpida, te lastimó, no puedes ni sentarte...
Jill: fue un poco brusca, pero estoy bien, me duele más el alma, que mi cuerpo.
Lilian: hablaré con ella... no puede seguir tratándote tan mal, no lo mereces. Además no sé porque lo hace, sé que te ama... se le ve en los ojos...
Jill: pues anoche me dijo que no me ama... y me penetró con fuerza... (lloraba y Lilian la abrazó).
Lilian: no me importa que este enferma, le romperé la cara...
Jill: no, por favor déjala... lo hizo para que la odiara... quiere que me quede aquí en la aldea, que la deje morir sola... algo que nunca haré, la amo con toda el alma... la amo tanto... (lloró en los brazos de Lilian).
Lilian: shhhhh... tranquila... sé que está dolida, que sufre, pero no puede hacerte esto.
Claudia: tienes razón, pero veo que consigue muy rápido el consuelo entre tus brazos.
Lilian se separó de Jill y le dio un golpe en la cara a Claudia, ésta la tomo de los brazos y la puso contra la pared, Jill gritaba que no se pelearan más.
Claudia: ¿Qué pasa? ¿tú también quieres que te haga el amor por la fuerza? Me deseas, sé que me amas... quieres acercarte a ella para sentir el olor de mi piel en ella... aun recuerdo cuando te hice mujer... quieres ser mía de nuevo... quieres estar con ella... pues deja que me muera y luego será tuya...
Lilian: (llorando)... me atormentas... me destruyes... te amo, jamás amaré a nadie como te amo a ti... ¿por qué me tratas así?... sé que ella es tuya y siempre será tuya, todas son tuyas y sé que yo nunca seré tuya, ya me resigné a perderte en sus brazos, pero yo jamás la alejaría de ti... porque te amo... y sé que sufrirías... pues lo veo en tus ojos, sé como la amas... por eso me duele... saber que estás mal con ella... que no la tratas bien... ella te ama... ¿no te das cuenta?... te ama... como nunca amará a nadie... y quiero verte feliz, aunque no sea conmigo, quiero verte feliz... y sé que ella es tu felicidad...
Jill aun estaba de pie detrás de Claudia llorando a mares... la respiración de Claudia estaba cada vez peor... se sintió mal y la soltó... comenzó a toser... Jill fue ayudarla, Lilian se quedó parada mirándolas... Claudia luego se calmó y pudo hablar.
Claudia: Lilian...
Lilian: (se aferró a sus brazos) shhhh... tranquila... lo sé...
Claudia: (llorando) perdóname soy una bestia... esto de tener que irme tan pronto y dejarlas a ustedes me rompe el alma... quería echarle la culpa a todos de porque debería irme tan joven, pero nadie tiene la culpa, es el destino... y comprendí que soy muy afortunada por tener el amor tan inmenso que me dan ustedes, todas mi amigas y sobre todo tú Jill, sé que me amas... (Jill se acercó llorando y las tres se fundieron en un fuerte abrazo). Bueno, vamos al salón, le dije a Xena que me preparara unos buenos pescados.
Lilian: vamos... (se fue pensando en las palabras de Claudia "aún recuerdo cuando te hice mujer"... ¿aún lo recuerdas? ¿algo me amas, entonces? (sonrió), pues yo jamás podré olvidarte ni dejar de amarte).
Claudia: enseguida te alcanzo, Lilian.
Claudia se quedó a solas con Jill.
Claudia: Jill, quiero que me acompañes al viaje más triste, el de decirte adiós, no podré hacerlo sola si no estás conmigo, te amo tanto, pero prométeme que cuando me vaya serás feliz, siempre estaré contigo... perdóname por todo el mal que te causé, fui una estúpida al pensar que con mi actitud te alejaría de mí, sé que me amas... estaremos juntas hasta el final.
Jill: juntas hasta el final, mi amor... te amo tanto... (se fundieron en un beso apasionado).
Claudia: perdóname por lo de anoche, no quise lastimarte... ¿te duele?
Jill: sí, un poco, pero nada que una buena noche de amor, no pueda curar.
Claudia: pues hoy les sacaré el aire a todas las aves del mundo, ese aire que usan para volar, para amarte como nunca. Te amo Jill, te amo con toda mi alma. (Se fundieron en otro beso con amor, mucho amor). Vamos antes que llegue Gabrielle al salón, pues se comerá todos los pescados.
Jill: jajajaja... eres terrible...
Claudia: cuanto hace que no sonreías, soy una tonta... tu sonrisa es mi mejor medicina. Vamos, mi amor...

Después de desayunar y ver que todas estaban de mejor humor, Claudia habló con Patricia para que le dijera donde podía conseguir las flores que tanto quería.
Claudia veía desde lejos a sus cuatro amigas, cuatro mujeres que amaba con toda su alma, que habían sido suya, cuatro mujeres diferentes pero con un gran corazón, cada una la había amado a su manera y ella también les dio su corazón tan puro, con tanto amor, decidió regalarles una rosa a cada una, sería su emblema de despedida. Camino por varios lugares de la zona y encontró lo que buscaba.

Claudia: los dioses están celosos de mí, de tener cuatro diosas a mi lado, soy la mujer más feliz del Olimpo, del mundo...(todas rieron)
Gabrielle: eres una romántica, no me cansaré de decírtelo... ¿qué traes ahí?
Claudia: un regalo, para todas... Ésta rosa roja Xena es para ti, pues representa la pasión en todo lo que pones para seguir adelante, ese rojo carmesí, rojo sangre que hay en tus labios tan hermosos, tu fuerza, todo eso representa esta rosa roja, te amo Xena. (Y le dio un beso en los labios, Xena quedó sorprendida igual que las demás, era hermoso lo que estaba haciendo Claudia). Esta rosa blanca Gabrielle es para ti, por la pureza de tu alma, de tu espíritu, por el amor tan puro que das sin pedir nada a cambio, te amo Gabrielle. (Y le dio un beso en los labios). Esta rosa, rosa es para ti Lilian, un color tan claro como tu bondad, por darme tanto sin recibir nada, te amo, gracias (y le dio un beso en los labios, Jill estaba muy nerviosa), no te pongas celosa para ti también tengo una, esta hermosa rosa amarilla, del color del sol, ese sol que ilumina mi camino, ese sol que esta en ti mi amor, ese sol que siempre brillará para mí, donde quiera que este (Jill no la dejó terminar, se abalanzó a sus brazos, llorando a mares), te amo tanto Jill...
Jill: te amo... (y se besaron y se abrazaron muy fuerte).
Sus otras amigas también se emocionaron y unas lágrimas corrían por todos esos bellos rostros.
Claudia: bueno... nos emocionamos... quiero pedirles que guarden cada una su rosa, pues es el último regalo que les hago...
Gabrielle: ¡¿Cómo el último?!
Claudia: es que... me salió una fortuna Gabrielle y no estoy para gastar tanto dinero, en regalarte algo...
Gabrielle: tú eres nuestro regalo, el verte nos hace feliz...
Claudia: y después dice que la romántica soy yo... ven barda... (se abrazaron muy fuerte, Gabrielle sintió temblar el cuerpo de Claudia, pero lo atribuyó a la emoción del momento, Claudia sabía que quizá ese era su último abrazo, pues pronto se iría junto con Jill hacia Roma, "a descansar", todas estaban llorando más de la cuenta, pero a Gabrielle no le llamó la atención, hasta la noche).

Ya de noche en la cabaña de Gabrielle:
Gabrielle: Xena, hoy te vi llorar mucho... estás muy sensible últimamente... ¿te sientes bien?
Xena: sí Gabrielle, bueno... es que... fue emocionante... el regalo... nunca me habían regalado una rosa...
Gabrielle: ¿nunca? me lo hubieras dicho... me hubiera gustado regalártela yo... pero bueno Claudia es una gran romántica... me alegro que haya sido ella... ¡Cómo lloraba Jill! ¿la viste?... ¿están todas muy sensibles o me parece a mí?...
Xena: es que seguro tu amiga ya debe estar pensando en irse y a Jill le gusta mucho estar aquí, bueno igualmente me dijo que nos espera en Roma cuando comience el invierno. Y con respecto a Lilian sabes bien que la ama, cada vez que se va Claudia ella sufre...
Gabrielle: sí, pobre Lilian, espero que algún día encuentre el amor...
Xena: sí Gabrielle, ojalá lo encuentre algún día.

Al otro día Claudia y Jill ya tenían todo listo para irse.
Claudia: bueno, nos vamos... ya están viniendo los días más fríos... el viaje a Roma es largo. Adiós Lilian me gustó volver a verte... te amo...
Lilian: y yo a ti... (se abrazaron, y Lilian no soportó más, se puso a llorar en sus brazos)
Claudia: shhhh... tranquila... (la miró a los ojos, le secó sus lágrimas y le guiñó un ojo) Cuando venga por aquí cuídala como si fuera yo... (le dijo susurrando, hablando de Jill).
Lilian: lo haré.
Jill: adiós Lilian... (se abrazaron, las lágrimas seguían rodando)...
A Gabrielle le parecía una despedida muy triste.
Claudia: Xena, que puedo decirte que ya no sepas, te amo... nos vemos pronto en el palacio.
Xena: sí amiga, (susurrando)... nunca te olvidaré... (y se puso a llorar).
Gabrielle seguía mirando.
Claudia: dame a tú hija...
Gabrielle: nuestra hija...
Claudia: nuestra... Xeclelle cuida mucho a tus madres, sé que a veces son insoportables, pero deberás tenerles paciencia... especialmente a la barda te contará todas las historias del mundo, tantas veces... que le dirás ¡Ufa! Mamá esa ya la dijiste veinte veces... pero ella es feliz así, contando las hazañas de su Princesa Guerrera...
Gabrielle: oye... sé que hablo mucho pero... no me critiques con mi hija... además le hablaré también de ti... no se aburrirá nunca... una historia de la princesa, una de la comandante... (Xena tomó a la nena para que Claudia se pudiera despedir de Gabrielle). Quieres matarme ¿no?.
Claudia: ¿Por qué?...
Gabrielle: te vas a despedir... algo que nunca hiciste...
Claudia: eres mala... últimamente me despedía, aunque reconozco que otras veces me escapé, ven barda... (la abrazó con el cuerpo y el alma) te amo tanto... nunca lo olvides... nos vemos... te espero en Roma... adiós Gabrielle...adiós...
Gabrielle: hasta pronto... (se abrazó a Xena, quien aun tenía los ojos llorosos). ¿Estás bien?...
Xena: sí Gabrielle... ven más cerca... (la abrazó más fuerte, en su otro brazo tenía a Xeclelle).

Gabrielle al recordar esto se dio cuenta que Xena sabía y no le dijo nada que Claudia se estaba despidiendo para siempre... guerrera te voy a matar... pensó y ya de tanto recordar y llorar se quedó dormida, Xena hizo lo mismo y Jill por su parte cada vez dormía menos, pues recordaba constantemente las últimas palabras de su amada.

Claudia: (apenas le salían las palabras, hablaba en un susurro, Jill ponía su oído en los labios de Claudia para escucharla) es gracioso, estoy muriendo y aun la vida temo, porque no quiero verte llorar tanto, ya no lo soporto, prométeme que serás feliz, ya no llores, mi amor... te amo...

Jill recordó que luego sintió como su amada la iba dejando lentamente y le dio su último beso, pues Claudia no volvería a despertar nunca más.


Llegó el amanecer y Xena como siempre se levantó antes, recorrió el palacio y lo sintió muy grande, muy frío, le faltaba vida, tal vez era ese espíritu de risas, de alegría que daba su amiga en todos los sitios en que se encontraba, su voz, su andar, sus pasos, su cuerpo, su alma, sintió la tristeza en todas las caras que vio, supo que su amiga era una persona muy querida en todos lados, caminando por los jardines la vio a Jill y se acercó.
Xena: hola, aun creo que lo mejor para ti será irte con nosotras, te hará bien.
Jill: lo pensé mucho anoche, me alejaría de ella, pero sé que siempre estará conmigo y este palacio sin ella no es lo mismo, la veo, la siento en todos lados, es como si no se hubiera ido, la extraño y la amo tanto Xena, tal vez tengas razón deba alejarme un poco de todo esto, pero antes debo terminar un par de cosas, aprovechando que ustedes se encuentran aquí, he procedido hacer una reunión para después del almuerzo, leeré el testamento, me dejó todo escrito, todo lo que debo hacer con sus cosas, su fortuna. Debo ser muy fuerte, pues esta escrito por ella, el ver su letra, será muy duro, pero debo hacerlo de una vez, ya han esperado mucho tiempo, todos... también dejó un pergamino para ti, otro para Gabrielle y otro para Lilian... la Reina Amazona...
Xena: no te pongas celosa, entre ella y Claudia nunca paso nada, te lo aseguro.
Jill: lo sé, (pensó que Xena no sabía que Claudia había sido la primera vez de Lilian, ya que el día que conoció a Lilian ésta se lo dijo y además el día que se pelearon en la cabaña Claudia se lo confirmó, al decirle "aún recuerdo el día que te hice mujer") pero sé que fue por Claudia, porque si fuera por Lilian, me di cuenta la última vez que estuvimos allí que ella realmente la amaba, la miraba todo el tiempo con amor y si Claudia le dejó un escrito, debo dárselo.
Xena: por supuesto Jill, sería injusto si no lo hicieras.
Jill: sí lo sería. Las espero en el salón principal, después del almuerzo, los guardias te guiarán.
Xena: nos vemos allí.

En la habitación de Gabrielle:
Xena: Gabrielle, levántate, ya es hora. Xeclelle sigue durmiendo, ¿a quién habrá salido?
Gabrielle: Xena, déjanos un ratito más, no siempre podemos dormir en un palacio.
Xena: vamos, apúrate, tenemos que almorzar, la hora del desayuno ya la pasaste y luego tenemos que ir al salón principal, Jill leerá el testamento de... Claudia...
Gabrielle: ¿Testamento?, yo no quiero nada. No quiero estar allí, me hace mal.
Xena: debemos estar allí Gabrielle, fue la última voluntad de nuestra amiga, no podemos fallarle, además Jill nos necesita, será muy duro para ella leerlo, debemos acompañarla.
Gabrielle: tienes razón Xena, debemos acompañarla, nos necesita, ojalá viniera con nosotras a la aldea.
Xena: me dijo que vendrá con nosotras pero antes debe hacer esto.
Gabrielle: que bueno que venga, le hará bien salir de este palacio, no debe comer, ni dormir bien, viste sus ojos, ya no brillan... (la barda comenzó a llorar)... supongo que si te pasara algo a ti yo estaría igual... Xena te amo... (Xena la abrazó fuerte)...
Xena: yo también te amo. Pero prométeme que si algo me pasa, no te pondrás tan triste, quiero que rehagas tu vida Gabrielle, en la aldea encontrarías a muchas que quisieran estar en mi lugar.
Gabrielle: no me digas eso Xena, me haces daño, a ti nadie puede reemplazarte, mi amor, jamás, no lo dudes nunca, jamás volveré a enamorarme si a ti te pasa algo, jamás, te amo demasiado para vivir sin ti... moriría contigo...
Xena: Gabrielle... yo te estaré viendo en donde este y el verte feliz me hará feliz... aunque al principio me moriría, ja,ja si ya estaba muerta, bueno me moriría de nuevo de celos, pero luego me alegraría por ti... porque sé que sin amor no puedes vivir. Vamos vístete, ya es hora de almorzar y luego tenemos la reunión. Yo vestiré a Xeclelle, es hermosa cuando duerme, me hace acordar a alguien... pero no recuerdo... una rubia, que es tan molesta... como esos mosquitos que te pican y se te quedan mirando diciéndote, te piqué, te piqué...
Gabrielle: ¿Eso piensas de mi?, ya vas a ver guerrera gruñona... (y comenzó a hacerle cosquillas)
Xena: jajaja... ¿gruñona?... ya basta Gabrielle...
Gabrielle: mosquito... ¿eh?...shhhssshhhs... te picaré...
Xena: me rindo, me rindo, esta bien retiro lo dicho, eres una dulce y hermosa bardo... (se besaron en los labios)... así que soy gruñona... vamos apúrate...
Gabrielle: Xena... ¿tú sabías que ella iba a morir?... mírame... anoche soñé con ella y recordé cada palabra y cada gesto de los últimos días en que nos vimos en la aldea y me di cuenta que lo sabías... ¿por qué no me lo dijiste?...
Xena: Gabrielle... ella me lo pidió no quería herirte... además me dijo que se moriría antes de pena si te veía llorar por ella... perdona...
Gabrielle: esta bien Xena, pero la próxima vez quiero que me tengas más en cuenta, sé que ella te lo pidió, respeto tu decisión de cumplir con la palabra que le prometiste a una amiga pero me hubiera gustado despedirme...
Xena: por eso te traje lo antes posible, pero ya ves fue muy tarde, la verdad nunca pensé que se iría tan pronto, ella te amaba mucho, nunca lo olvides...
Gabrielle: jamás lo haré.

Luego del almuerzo, se dirigieron junto con Jill al salón principal. Ya estaban esperando el resto de los testigos y futuros herederos de Claudia.
Estaban en el salón, Felipastis la ama de llave, Perkinsus el mayordomo, el Lugarteniente Luciano, Xena, Gabrielle, Xeclelle, el regente de la ciudad de Roma para dar fe sobre lo que se iba a leer y Jill.
Jill: nos hemos reunido hoy aquí, con el fin de realizar la lectura a los pergaminos que dejó Claudia, Comandante de Roma, procederé a leer el primer pergamino.

Yo Claudia, comandante de Roma, Ciudad principal del Imperio Romano, nacida en el pueblo de Craigtum, declaro ante este acto que procederé a repartir mis bienes de la siguiente manera, cuando ya no este en cuerpo y alma sobre esta maravillosa tierra.
Querida Felipastis, fuiste una gran mujer en mi vida, me ayudaste en muchos de los aspectos de mi vida, me enseñaste mas de lo que podía haber aprendido en la calle, me diste tu cariño, tratándome como una hija cuando mas lo necesitaba, gracias por estos años maravillosos, siempre te llevaré dentro de mí, te dejo la cantidad de 100.000 denarios, la casa que habitas cuando te vas de vacaciones sobre el Adriático. Que lo disfrutes, saluda a tus hijos. (La mujer lloraba a mares)
Querido Perkinsus, hombre fiel y amable, te dejo 50.000 denarios y cinco de los caballos con su carruaje, los que tú quieras, sé que los cuidaras bien, que los dioses te protejan. (Sus ojos brillaban de la emoción)
Mi querido Luciano, eres como mi hermano, ese que siempre estuvo cuando más lo necesite, sobre todo cuando quería escaparme de tanto trabajo, siempre apoyándome en todo, te dejo 100.000 denarios, te dejo todas mis armas para que las sigas usando en nombre del bien y escribí una carta de recomendación a Cesar, pues sé que sabrá valorar tu amor por Roma, serás un gran jefe, pues ya eres un gran hombre, la lealtad que me has demostrado no la vi en muchos sitios, que la humildad que tienes, no se te apague nunca, aun cuando tengas mucho poder, porque sé que llegaras lejos, no te olvides de ser humilde, esa es la verdadera grandeza de un hombre, te quiero mucho y cuídame a Jill, se que harás lo mejor por ella. (Dicen que un hombre no debe llorar, pero cuando se pierde a una amiga como ella, no me importa hacerlo, me siento más hombre, pensó Luciano).

La lectura se ponía cada vez mas dura para Jill, debió parar un momento, todos debieron parar, pues estaban todos llorando, después de un momento largo en que todos permanecieron en silencio, mirándose los unos a los otros, con los ojos rojos de tanto llorar, Jill volvió a tomar fuerzas para seguir con la lectura.
Jill: continuo...

Gabrielle, que puedo decirte... la verdad no tengo ganas de decirte nada, ni de escribirte... (Gabrielle se aferró a Xena, y lloró)...

Gabrielle: ¿No, no... quiso escribirme?... (lloraba desconsoladamente)...
Xena: tranquila Gabrielle, debe ser un error... (y vio una sonrisa en la cara de Jill)... Jill... puedes continuar... ¿sonríes?...
Jill: lo siento es que aún en su lecho de muerte tenía sentido del humor... Gabrielle cálmate déjame terminar...
Gabrielle: sí, sí, continua.
Jill: bueno quede en...

ni de escribirte... ¡Uf! seguro que pusiste esa carita de niña enfadada y triste... Era un chiste tonta... eres tan especial para mí que te escribí un pergamino solo para ti... cambia la cara... regálame una sonrisa... sabes aun escribiendo esto, parece que te estuviera viendo... sonríe bardo... sonríe... (la barda sonreía y lloraba al mismo tiempo abrazada a Xena.) Xena, mi querida guerrera, mi amiga Xena, a ti también te deje un pergamino a parte, eres demasiado especial para mí, lo sabes, el día que te vi me dije, esta mujer aunque esta muy mal herida, es tan fuerte que saldrá adelante y no me equivoqué me alegra que hayas vivido para ser mi amiga." (Xena se aferró mas fuerte al cuerpo de Gabrielle y las lagrimas no paraban de brotar).

Jill les dio a cada una el pergamino que Claudia les había escrito, estaba laqueado, para que nadie los abrieran solo ellas.
Jill: luego sigue.

A mi querida niña Xeclelle, sé que no sabes ni quien soy, pero algún día tu madre te contará quién fui, espero que la barda se esmere en contarte mi historia, sé que es buena, pero mi vida fue muy linda, me alegraré mucho si te la cuenta, quiero que tengas todas mis obras de arte, pues sé que tienes sangre de artista, también te dejo la suma de 300.000 denarios para que disfrutes de tu vida lo mejor posible y no tengas que andar cazando por ahí como hace tu madre, mejor dicho tus madres, aprende de los libros, el arte, la historia, es una gran sabiduría aprenderla, así conocerás de dónde vienes y quizás algún día sepas hacia dónde vamos. Cuida mucho a tus madres, ellas te aman de verdad.
A las amazonas, mujeres fuertes, de fuerza y coraje, espero que sus costumbres y sabiduría no se acaben nunca, sería bueno ver en las altas esferas de Roma, la cordura que tienen a la hora de tomar las decisiones y de elegir a sus Reinas, les dejo el resto de mis animales, toda la granja y 100.000 denarios para que los usen para la educación de sus hijas, pues en el futuro, ojalá dejen de usarse las armas y que sean reemplazadas por las palabras sabias, para que no haya tantas guerras inútilmente.
A ti amor, que te puedo decir que ya no sepas, te amo, como nunca ame a nadie, mis ojos ya se cierran y aun te veo en mí, cuídate y quiero que sepas que siempre estarás conmigo vayas donde vayas, pues el amor que me diste es tan grande y hermoso que romperá todas las fronteras y las distancias, pero no solo de amor vive el mortal, así que te dejo, aunque no te guste, pues muchas veces me dijiste que no estabas junto a mí por mi dinero, no hacía falta que me lo dijeras, pues lo veía en tus ojos, que solo estabas junto a mí por amor, te dejo el resto de mi fortuna 500.000 denarios, el palacio en el cual vivimos, la casa del centro de Roma, la casa de verano donde pasamos los mejores momentos, allí junto al mar, mirando las estrellas de noche y el sol de día, dorando tu piel, mi alma al verte disfrutar tanto de nuestro amor, de nuestra vida, me voy feliz, porque te conocí, porque descubrí el amor y lo viví, lo sentí, te amo Jill.

Jill cerró el pergamino y aun con lágrimas en los ojos, dio por finalizada la reunión, pues debía estar sola, quería llorar sola, todos lo entendieron y se marcharon cada uno a su sitio, Xena, Gabrielle y Xeclelle se fueron abrazadas y llorando al jardín, a respirar ese aire tan puro, pero con tanto dolor).

Esa noche estando en su habitación Gabrielle abrió su pergamino.

Mi querida amiga, mi bardo, mi alma pura, quería escribirte por última vez, para que no me olvides, aunque sé que no lo harás, te amo Gabrielle, siempre lo haré así no nos veamos, así deje de existir mi cuerpo, pero no mi alma, quiero que seas feliz, sé muy bien que junto a Xena encontraste la felicidad, sigue adelante no importan los obstáculos, pues el amor que te da, es mas fuerte que cualquier cosa que quiera separarlas, confieso que me enamore de ti el primer día que te vi y me pregunté por qué Xena, no te decía lo mucho que te amaba, ambas estaban tan aterradas pensando que podían perderse para siempre que no se decían lo mucho que se amaban, cuando las vi a las dos juntas supe que no habría nadie más, ni en tu vida ni en la de ella solo ustedes dos, se notaba en el aire el amor, la manera de mirarse, lamento si te hice alguna vez daño, haciéndote creer que amaba a Xena, mas allá de la amistad, pero lo hice para que te dieras cuenta que estabas a punto de perderla si no te declarabas, pues la guerrera es mas dura para convencer y no lo pude hacer, por suerte a ti te pude convencer y hoy me hace tan feliz verlas juntas, porque sé que es para siempre, estarán unidas por toda la eternidad, no importa en que forma vuelvan, siempre estarán juntas, lo sé porque tuve la suerte de vivirlo, de sentirlo junto a Jill, sé lo que se siente y es maravilloso, sé que algún día tendrás que llorar su partida, como hoy lo hace mi Jill, solo te pido que seas fuerte, que sigas adelante por tu hija, me atrevería a decir nuestra hija porque cuando estuve en ti, sentí tu alma y tu cuerpo estremecerse, te amé, te amo y te amaré por siempre. Cuando pienses en mí no quiero que llores, te estaré vigilando, pues seré tu sol, la estrella más grande, solo quiero que me sonrías, eso me hará sentir mejor, en donde este y sabré que al conocerte fui muy feliz. Cuida a mi guerrera, ámala como solo tú sabes hacer, ella te necesitará por siempre a su lado. Te amo. Claudia, tu ángel de la guarda, no creas que porque no me veas no estaré contigo, siempre estaré cuidándote vayas donde vayas.

Las lágrimas corrían por las mejillas de la barda, su cuerpo temblaba, besó el pergamino, donde decía: Te amo, Claudia... y dijo: yo también te amo, siempre te amaré...

Xena por su lado también comenzaba a leer su pergamino, ella había dejado a solas a Gabrielle para que leyera el suyo tranquila, además ella también necesitaba estar sola para leer el suyo, se quedo a solas en el salón principal.

Querida Xena, mi gran y única guerrera, quería agradecerte el hecho de que te cruzaras en mi vida, en mi camino, lamento las circunstancias, pues estuviste a punto de morir, pero le pediría a los dioses que si era la única forma de conocerte, que lo hicieran mil veces, te amo, me enseñaste más de lo que crees, me enseñaste a ser más fuerte, en todo sentido, me mostraste tu lado oscuro, tu lado bueno, eres increíble, tienes una fuerza de voluntad para salir adelante, sé que el amor que te dio nuestra bardo te ayudo mucho, pero la voluntad para cambiar tu destino la pusiste tú, te pido perdón si te sirve por ser la hermana de Cesar, el hombre que jugó con tus sentimientos, lo lamento, si pudiera hacer algo lo haría con gusto para sanar tus heridas, porque sé que aun siguen allí, pero ya deberías perdonarte a ti misma, como lo han hecho muchos, pues gracias a tu ayuda muchos se han salvado de caer en las manos del mal. Solo quiero despedirme, cuídate guerrera y cuida a Gabrielle, sé que no hace falta que te lo diga, pero ella es tan pura y dulce que se merece todo tu amor, cuídate Xena, la vida es muy corta, disfrútala, no te sientas más culpable por tu pasado, ama y deja amarte por todos, el amor es mas fuerte que una espada, con el amor derrites el alma, pase lo que pase nunca te separes de Gabrielle eres lo mejor para ella, vive la vida con ella, el tiempo cuando se ama tanto se va muy rápido, sino mírame a mí, perdí mucho tiempo en volver por Jill, no me arrepiento, pero pude haberle dado más y mi tiempo ya se acaba, cuídala, llévala con las Amazonas, allá encontrará a alguien para volver a amar, quiero que sea feliz, te amo Xena. Nunca te olvidaré. Claudia.

Xena arrugó el pergamino y lo abrazó fuerte, sus lágrimas mojaron la escritura y dijo: yo también te amo, fuiste una de mis mejores amigas, te debo mucho, la vida, a Gabrielle, a mi hija, gracias amiga donde quieras que estés, jamás te olvidare...

Pasaron tres días y luego de ese tiempo y habiéndose despedido de todos y cerrando el palacio, Jill se fue dejando a su amada, a su vida en ese palacio, pero debía seguir adelante, ser fuerte, como le había dicho Claudia antes de morir, que rehiciera su vida, que siguiera adelante.

Ya en camino rumbo a tierra amazona, Jill se sentía un poco mejor, el estar con las amigas de Claudia, le había devuelto un poco esa sonrisa que creyó que había perdido para siempre, que creyó que se había ido con Claudia y hablando siempre de ella descubrió, que Claudia era muy querida por sus amigas, que tenía un gran sentido del humor, contaban anécdotas, historias que habían vivido juntas, Gabrielle por un lado y Jill por otro, era lindo recordar a Claudia, el viaje se hacía mas ameno.
Acamparon cerca de la aldea ya les quedaba poco tiempo, pero querían pasar un tiempo juntas, Xena estaba cada día mas enamorada de Gabrielle, aprovechó esa noche que Jill dormía con Xeclelle un poquito mas lejos. Luego de comer y preparar todo para dormir, pues estaban muy cansadas, se recostaron sobre las mantas. Gabrielle quedó dormida enseguida, Xena por su parte quería amarla, pero al ver a la barda dormida, se dijo será otro día, pero la deseaba tanto, hacía tiempo que no se amaban, necesitaba tenerla, hacerla suya, estaban abrazadas, Xena comenzó a acariciar el vientre de la barda lentamente, la barda seguía durmiendo, Xena seguía moviendo sus dedos en círculos y bajaba aun mas.
Gabrielle: Xena (bostezando) quédate quieta.
Xena: shhhsss, no hables fuerte que despertarás a Jill y a la nena, (seguía acariciándola).
Gabrielle: déjame dormir, estoy cansada.
Xena: duerme, yo no te digo ni te hago nada, solo te acaricio, quiero que seas mía hasta en tus sueños.
Gabrielle: siempre soy tuya amor... Xe... na... (Xena había deslizado en su interior dos dedos fuertes, rígidos, la barda gritó, pero Xena con su otra mano que estaba debajo de Gabrielle, abrazándola la levantó y le tapó la boca).
Xena: shhh, te dije que no gritaras... (siguió entrando en Gabrielle, frotándola suavemente, Gabrielle le lamía la palma de la mano que aun estaba sobre su boca, luego comenzó a lamer dedo por dedo, mientras Xena aun estaba en su interior, la barda gemía del placer y Xena cada vez hacía más fuertes sus empujes, la barda se estremecía), quiero quedarme dentro de ti el resto de mi vida, quiero amarte eternamente, eres tan dulce, tan especial, tan única, te amo tanto que me lastima el no verte a los ojos a cada instante, te deseo, te necesito, te amo Gabrielle, te amo... (salió de la barda y la abrazó fuerte cuando supo que Gabrielle ya no resistía, que su cuerpo se había aflojado, llegando al máximo placer y quedaron así abrazadas por el resto de la noche).

Llegó el amanecer, Jill se levantó primero y las vio abrazadas, sintió celos, sintió un vacío, saber que ella ya no tendría con quien amanecer así abrazada, como lo hacía con su alma gemela, con su amor, las dejó seguir durmiendo y se fue con Xeclelle a la orilla del lago, la nena quería caminar, andaba por aquí, por allá jugando, Xena se despertó y le dio un buen beso en la boca a la barda.
Xena: hola, amor, ¿dormiste bien?
Gabrielle: contigo siempre duermo bien. ¿dónde están Jill y Xeclelle?
Xena: deben estar por ahí, quédate un poco mas, quiero abrazarte.
Gabrielle: Xena, eres insaciable, anoche me hiciste el amor.
Xena: te dije que quiero estar siempre amándote, estar dentro de ti a cada momento, te amo y no me importa que ayer te ame, porque hoy aun no lo he hecho... (la besó de nuevo)... pero tienes razón, tenemos una hija que alimentar y a una amiga que cuidar... vamos al lago, deben estar ahí, pescaré algo.
Gabrielle: Xena estas desnuda.
Xena: sí, ¿qué quieres que me meta al agua con ropa?
Gabrielle: no, pero ponte algo, esta Jill, no quiero que se desmaye por tu hermosura.
Xena: ella ya se desmayó por mi hermosura.
Gabrielle: ¿qué quieres decir?
Xena: bueno, cuando la conocí aquella vez...
Gabrielle: Kalnuss...
Xena: sí, ella curó mis heridas, fue muy dulce, muy especial conmigo.
Gabrielle: Xena, ¡¡No me dirás que te gusta Jill!!
Xena: no tonta, solo me gustas tú, te amo solo a ti, no te lo demuestro a cada instante, ven aquí (la besó en la boca, la dejó sin aire, la bardo hizo auuuu...) y ¿qué tal?.
Gabrielle: Xena, siempre me lo demuestras, pero no quiero que te vea desnuda y punto.
Xena: esta bien, no te enfades, me pondré la enagua. ¿así esta mejor?
Gabrielle: sí, solo te quiero desnuda cuando estas conmigo.
Xena: ahora vuelo, ve a buscar la leña.
Gabrielle: sí, mi ama.
Xena se fue girándole los ojos, esos ojos que volvían loca a la barda.
Gabrielle: Xena... te amo...
Xena: yo también, te amo.
Gabrielle: vete, vete, sino no vamos a comer más.
Xena: ya, ya, ya, me voy... bardos, mi barda, mi alma... (se fue diciendo bajito).

Jill: hola dormilona, creí que no despertarías mas, aunque te entiendo, es hermoso estar durmiendo al lado de la persona que amas, despertar abrazadas.
Xena: sí lo es, pero piensa que tú al menos lo viviste, hay gente que quizás nunca lo pudo sentir y seguro que lo volverás a sentir, verás que te enamorarás de nuevo, eso hubiera querido Claudia.
Jill: jamás amaré a nadie como la amé a ella. Era mi luz, mi alma gemela.
Xena: pero quizás con el tiempo, te encariñes con alguien mas y luego con el tiempo se vuelva amor. Solo los dioses saben nuestro futuro. Hola hijita, ven con mamá, voy a pescar algo ¿tienes hambre?.
Xeclelle: zii...
Xena: vamos a darle un buen desayuno a la tía Jill, a mamá Gabrielle, bueno para ella debo pescar tres por lo menos, (Xeclelle sonrió) así que te ríes de mamá Gabrielle, quédate aquí que voy al agua, quédate con la tía Jill.

Xena se metió en el agua, era una sirena ante los ojos de cualquiera, Jill la miraba con dulzura, se perdía en los ojos de Xena, eran hermosos, había tenido a esa mujer entre sus brazos llorando, cuando la estuvo cuidando y parecía tan fuerte, tanto como era Claudia, sus brazos, su pelo, su altura, veía reflejada a su amor en ella, se sintió atraída por Xena, llevó a Xeclelle con Gabrielle y luego volvió al lago para meterse en el agua junto a Xena, la ayudaría a pescar.
Xena estaba muy ocupada, muy concentrada en pescar, que no vio que Jill se había metido en el agua, quería darle una sorpresa a la guerrera, Xena pensó que era un pez grande, salió debajo del agua y Xena la tomó con fuerza con ambos brazos.
Xena: te pesque, vaya que pez más grande y hermoso. (Jill le dio su mejor sonrisa, iluminaba el alma).
Ambos cuerpos semidesnudos en el agua, abrazadas, cualquiera hubiera dicho que eran amantes, se miraron largo rato, Xena aun no la había soltado.
Xena: lo siento, creo que... (quiso soltarla)
Jill: no, no me sueltes, por favor, necesito este abrazo, necesito sentir tus brazos, son tan fuertes como los de ella, te necesito, déjame un rato aquí. (Apoyó su cabeza en el hombro de Xena y lloró, sus lágrimas se mezclaban con el agua que se deslizaba por su pelo, después de un rato, Jill se separó), gracias Xena, lo necesitaba, será mejor que salga, así puedes pescar tranquila.
Xena: sí, claro, te entiendo. (A Xena le palpitaba el corazón mas fuerte de lo que suponía, necesitaba de nuevo a Gabrielle) ya que sales porque no le dices a Gabrielle que venga.
Jill: sí, no te preocupes, le diré que venga yo me quedaré con Xeclelle (le guiñó un ojo).
Xena: gracias. Por los dioses que me pasa, Gabrielle apresúrate.

Jill: Gabrielle, Xena te espera en el lago, yo me quedaré con Xeclelle.
Gabrielle: ¿Qué le pasa a esta guerrera no puede pescar nada sin mí?
Jill: pues parece que no, apúrate, así comeremos más rápido.

Gabrielle ya estaba entrando al lago y Xena la esperaba cada vez más ansiosa. Gabrielle se acercó por la espalda y Xena se estremeció ante el contacto de Gabrielle.
Xena: te estaba esperando, tardaste mucho, no sabes ¿qué no puedo vivir sin ti?. Ven ponte delante.
Gabrielle se puso delante de Xena y se besaron apasionadamente, Xena siguió besando su cuerpo, su cuello, sus pechos, tomaba uno a uno con sus manos, acariciaba a la barda quien gemía ante cada contacto, el agua hacía resbalar las manos de Xena, así que le dijo que tomara su cintura con sus piernas, Gabrielle obedeció rodeo a Xena con sus piernas, quedándose muy cerca una de la otra, Xena deslizó dos dedos entre ellas y penetró a Gabrielle quien se desvanecía del placer, el agua entrando en ella junto con los dedos de Xena era puro placer, las acometidas eran cada vez mas fuertes y rápidas, entraba y salía, la barda se aferraba mas al cuerpo de la guerrera, excitándola cada vez mas, Xena para tener mejor posición la soltó y dejó que el cuerpo de la barda aun sujeta con sus piernas a la cintura de Xena, apoyara su cuerpo sobre el agua, extendiendo sus brazos para mantener el equilibrio en el agua, su pelo flotaba como una sirena, era una bellísima imagen ante los ojos de Xena, sus pechos estaban erguidos, los pezones duros de tanta excitación, se amaban sin pudor, Xena con una mano tomaba uno de los pechos de Gabrielle y lo apretaba, la barda gemía, volvió a entrar en ella, haciéndola gritar su nombre con el alma, Xena seguía empujando, quería llegar al máximo, Gabrielle ya no aguantaba, sus líquidos se mezclaban con el agua, gritó su nombre otra vez y con el último empuje su cuerpo se elevó tanto que tomó a Xena de nuevo con sus brazos, su cuerpo temblaba no precisamente por el agua fría, sino por el placer, gimió otra vez su nombre en el oído de la guerrera, ésta quitó sus dedos lentamente y la abrazó con fuerza, Gabrielle aun permanecía en éxtasis, abrazada fuertemente al cuerpo de Xena, no quería soltarla, Xena la llevó así hasta la roca más cercana detrás de las cataratas, pasaron por allí el agua las estremeció aun mas, la puso sobre la roca y aun seguía abrazada, la barda se sentía feliz, Xena la había amado de nuevo, la había hecho suya otra vez, y cada vez quería amarla mas, debía darle ella ahora el placer a su amante. Comenzó ha hacer círculos con sus dedos en la espalda de Xena, bajaba lentamente hacia su trasero lo apretó fuerte con ambas manos, Xena se tensó, la barda bajó de la roca y le dijo ahora es mi turno de hacerte sentir el placer, Xena subió a la roca y la barda comenzó a lamer las gotas de agua que aun estaban sobre Xena, una por una, la guerrera gemía, paso por sus pechos, los lamió, la boca de la barda estaba caliente, el contacto de esa boca contrarrestaba con el agua fría que había bañado su magnífico cuerpo la hizo gemir aun mas, Gabrielle comenzó a bajar al centro sagrado, lamió toda su exquisitez, introdujo suavemente su lengua, Xena volaba, sus brazos que sostenían su propio cuerpo sobre la roca se doblaban con facilidad, derretidos del placer, cerró por instinto sus piernas, dejando sin aire a la barda que seguía haciendo de las suyas en el centro del placer, luego subió y besó a Xena, dándole su propio sabor, era exquisito, Gabrielle siguió perdiéndose en esos ojos profundamente azules como el agua que las rodeaba, y penetró a Xena, haciéndola gemir, Xena gritó su nombre con furia, con pasión, la sintió tan adentro que no podía mas, la barda sonrió pícaramente, pues le encantaba y la excitaba aun mas, el tener así a su guerrera, tan dulce, tan frágil, en sus manos, esa mujer que era tan fuerte, pero tan débil ante ella, era de ella, siguió frotando su interior, en cada acometida la guerrera suspiraba más.
Xena: te amo Gabrielle, te amo... (se abrazó fuerte a Gabrielle, quien ya había comenzado a calmar sus movimientos pues sintió que Xena ya había alcanzado el placer, quitó sus dedos, la abrazó y la beso). Dioses Gabrielle, eres tremenda...
Gabrielle: aprendí de la mejor, amor, te amo... (beso apasionado).
Xena: (luego de un rato de estar abrazadas) será mejor que pesque algo, ¡Ahora sí que tengo hambre!
Gabrielle: yo te ayudo, aunque nunca aprendí.
Xena: te agradezco pero creo que será mejor que vayas hacer el fuego, si te quedas mas a mi lado no respondo de mí, y así no comeremos mas, Jill y Xeclelle deben estar muy hambrientas.
Gabrielle: si tienes razón, pues yo tampoco respondo de mí... (le dio un beso en la mejilla y se fue).

Luego del desayuno, levantaron el campamento y siguieron el viaje rumbo a la tierra amazona.
Gabrielle: Jill, ya estamos llegando. Quédate cerca de mí, pues sabes que aparecen amazonas por todos lados, tenemos que hacerles la señal de amistad.
Jill: sí, Gabrielle lo recuerdo, (una lágrima bajo por su mejilla, pues la última vez que había estado en tierra amazona había sido con Claudia).
Solari: Reina Gabrielle, que gusto verlas, hola Xena, Hooolllaaaa Xeclelle que grande que esta, hola... tú eres Jill... la compañera de Claudia, ¿no vino ella?.
A Gabrielle y a Jill se les hizo un nudo en la garganta, así que respondió Xena.
Xena: ella... murió...
Solari: ¡Uh! Lo siento, lo siento mucho... vengan pasen...
Todas se dirigieron rumbo al centro de la aldea.

Ephiny: Gabrielle, mi amiga, que alegría... Xena... hola... ¿dónde esta mi ahijada? (Xeclelle estaba en brazos de Jill), hola amor, ven con tu madrina, hola Jill.
Jill: hola Ephiny.
Ephiny: ¿Viniste sola?
Jill comenzó a llorar no creyó soportar tanto dolor, tener que decirle a cada una que le preguntaba por Claudia, lo que había pasado, era un tormento.
Xena: Ephiny, ella ya no vendrá, esta en los Campos Elíseos.
Ephiny: pero... no te entiendo... (Xena le hizo una seña)... si ya... pasen... vengan...

En ese momento se acercó la Reina Lilian, ella con solo mirar a Jill, lo supo, pues Claudia le había dicho antes de irse que estaba muy enferma, Lilian era su amiga, alguien a quien nunca le ocultaba nada, era una amiga en quien podía confiar. Lilian se puso a llorar del dolor que le causó la noticia, no necesitaba que nadie se lo dijera, Gabrielle la vio a lo lejos y se le acercó.
Gabrielle: Lilian, hola. Por tu rostro veo que ya lo sabes, ¿cómo lo supiste?
Lilian: (con lágrimas en los ojos, pues amaba de verdad a Claudia) me lo dijo...
Gabrielle: ¿Te lo dijo a ti y no a mí?. Yo creí que era su amiga...
Lilian: me lo dijo a mí porque no quería hacerte daño y sabía que no dejarías de llorar.
Gabrielle: ¿Y qué crees que estuve haciendo todos estos días?, desde que me enteré no he parado de llorar, no entiendo porque no me lo dijo... yo... yo la amaba... la hubiera cuidado hasta el final, como tantas veces me cuido ella a mí... me hubiera gustado despedirme... jamás se lo perdonaré... el no dejarme verla por última vez... (lloraba).
Lilian: no Gabrielle, no digas eso, ella te amaba, no quería que la vieras tan mal, quería seguir siendo la mujer fuerte que siempre conociste, que siempre necesitaste, el estar enferma la hacía sentirse débil frente a ti, por eso no quiso decírtelo.
Gabrielle: pero yo la amaba, la amo, era humana como yo, me hubiera gustado cuidarla, sentirla entre mis brazos, vulnerable, no débil, solo humana.
Lilian y Gabrielle se abrazaron y lloraron juntas.
Lilian: ella no quería verte triste, me dijo dile a la barda que sonría, pues su sonrisa es una de las más bonitas que vi en mi vida, dile que sonría.
Gabrielle: te dejó un pergamino para ti. Aun en su lecho de muerte se acordó de ti.
Lilian: ¿Lo dices en serio?, tú sabes bien cuanto la amaba, cuanto la amo aún, esta dentro de mí, aquí en mi corazón, aunque nunca me correspondió de la forma en que yo quería, pero al menos tuve su amistad, algo es algo, ella (señaló a Jill) se llevó todo.
Gabrielle: todo no, pues si te dedicó un pergamino fuiste importante para ella, seguro que te amaba, ella era así, muy seria, parecía muy fría, pero por dentro era toda ternura, la conocí bien, se entregó a mí, por eso no entiendo como no me dejó cuidarla, Claudia donde quieras que estés quiero que sepas que me molestó mucho el que no me dejaras cuidarte, pero igual te amo y siempre te amaré.
Jill al ver a Lilian se acercó a ella y le dio el pergamino.
Jill: Lilian, sé cuanto la amabas, te dejó esto, es para ti.
Lilian: gracias Jill y es verdad tú sabes bien cuanto la amaba y no me avergüenzo de ello, la amé con toda mi alma, sé que es duro para ti, tanto como para mí haberla perdido, pero si tal vez nos damos ánimos juntas seguiremos adelante, ella era mi mejor amiga, espero que tú también lo seas. (Se abrazaron en silencio, a la barda le bajaban las lágrimas como una catarata).

Lilian esa noche leyó el pergamino que le había dejado Claudia, estaba sola en su cabaña:

Querida amiga, te escribo éstas humildes palabras para decirte todo lo que siento realmente por ti, sabes bien que nunca pude amarte como tú querías, como merecías, pero te quiero mucho, fuiste una mujer muy importante en mi vida, entregándome a cada momento tu amor incondicional, sin esperar nada a cambio, siempre estuviste cuando más te necesité y te lo agradezco, me haría muy feliz saber que algún día encuentres el amor que te mereces, ese amor que nunca pude darte, si algún día vuelves a ver a mi Jill, no la dejes escapar, ella es muy pura de corazón y sabrá valorar lo que yo no supe hacer, espero que lo entiendas, verte feliz me hará feliz en donde quiera que me encuentre, aunque sé muy bien donde estaré, pues estaré en tu corazón, en el de Jill, en el de Xena y por supuesto en el de Gabrielle, cuando me necesites, búscame en ellas y me encontrarás, aunque muy pocas veces te lo dije, me voy sabiendo que al final de cuentas... te amé... adiós amiga...

Las lágrimas corrían por sus ojos sin poder detenerse, se dio cuenta que Claudia algo la amaba como mujer, y dijo: te amo Claudia nunca te olvidaré...

Y así pasó el tiempo, recordando el pasado, pero también encontrando un futuro, Xena ya estaba cansada de estar siempre en el mismo lugar, quería irse, pues ya había cumplido el pedido de Claudia, ya había visto de nuevo el amor en Jill, se llevaba muy bien con Lilian, ambas estaban siempre juntas, muy cerca una de la otra, cumplió su misión, Jill se había vuelto a enamorar.
Xena: Gabrielle creo que ya es hora de partir, que te parece si vamos a Amphipolis a ver a mi madre le gustará mucho conocer a su nieta, muy pronto tendrá dos años.
Gabrielle: sí amor, creo que aquí ya no nos necesitan, las viste juntas parece que se llevan muy bien, me alegra por ellas, al final Claudia las pudo unir mañana les avisaré de nuestra partida, pero ahora sigamos con lo nuestro me estabas por amar... recuerdas guerrera...
Xena: ¿Cómo olvidarlo?, ven barda, te amo... (la beso con pasión y así se amaron toda la noche).

No muy lejos de allí...
Lilian: Jill quiero que sepas, que no pretendo apresurarte, sé cuanto amabas a Claudia pero quería decirte que me gustas, que me vuelves loca, quiero amarte para siempre...
Jill: (sonriendo) estaba esperando que me lo dijeras, creí que nunca más sentiría de nuevo el amor, pero desde que volví para quedarme, me fui enamorando de ti, eres muy dulce, muy especial, no sé como Claudia te dejó escapar.
Lilian: eso es fácil, te tenía a ti, tú eres la especial, te amo y no quiero reemplazar en tu vida a Claudia, porque sé que nunca podré, pero si me dejas intentarlo, espero hacerlo bien, quiero estar contigo el resto de mi vida, quiero amarte por siempre.
Jill: yo también, quiero que me hagas el amor, quiero darte lo mejor de mí. (Se besaron tiernamente, lento, con ternura, con miedo, luego el beso se hizo más intenso y profundo y dejaron su amor sellado para siempre, se amaron esa noche por primera vez, fue maravilloso, aunque para Jill no era lo mismo, aún sentía la ternura de Claudia en su piel, pensó que con el tiempo tal vez pudiera entregarse a Lilian de forma completa).

Al amanecer la barda se levantó y fue a la cabaña de Ephiny.
Gabrielle: es hora de irnos, ya nuestra misión se cumplió, Jill es nuevamente feliz.
Ephiny: sí, las viste están muy enamoradas, me alegra por ellas. Gabrielle ¿volverás pronto?, quiero ver a Xeclelle, verla crecer no tardes mucho en volver.
Gabrielle: quédate tranquila, no tardaremos mucho en venir, pues me parece que muy pronto habrá boda.
Ephiny: ¿Crees que ellas se casarán?
Gabrielle: sí, seguro. Claudia en donde quiera que esté debe estar muy feliz, sabiendo que dos de las personas que más quiso son felices juntas. Le avisaré a Xena que ya estoy lista.
Ephiny: te extrañaré barda. Vuelve pronto.

Gabrielle se dirigió a la cabaña de Lilian, sabía que Jill estaría allí.
Gabrielle: ¿Se puede pasar? ¿la Reina está presentable?...
Lilian: si, pasa Gabrielle. (Aun estaba en la cama abrazada a Jill).
Gabrielle: ¡Wow!, así las quería encontrar, (Jill se sonrojó) bueno amigas venía a despedirme, Xena está preparando todo para irnos, ya no nos necesitan por aquí y sabes como es mi guerrera, se aburre enseguida si no tiene una pelea, una batalla, iremos a ver a su madre, le llevaremos a Xeclelle, es una vergüenza que la abuela aun no la conoce.
Jill: espera Gabrielle, déjame que me cambie y ya estoy contigo, quiero darte algo.
Gabrielle: las esperaré afuera.

Momentos después Lilian y Jill salieron tomadas de la mano de su cabaña, fueron en busca de Gabrielle.
Gabrielle: vaya, ya están aquí.
Lilian: sí, es insaciable, no me dejaba levantar.
Jill: oye, ¿no era al revés?...
Gabrielle: qué importa quien fue, lo importante es que descubrieron que se aman y me alegra mucho por ustedes.
Jill: espérame, ahora vuelvo. (Se fue a su cabaña y volvió al rato). Aquí tienes es para Xeclelle, me lo dejó Claudia para ella.
Gabrielle: pero... no puedo aceptarlo... es hermosa...
Jill: ella la dejó para tu hija y debes aceptarla... deberás ponérsela cuando cumpla cinco veranos, antes no. Te la doy ahora porque quizás pase mucho tiempo antes de volver a vernos.
Gabrielle: gracias, haré lo que dices. Es una medalla hermosísima, pero volveré antes de lo que tú crees. Allí viene Xena y Xeclelle.
Xena: hola, ¿qué hacen?. ¿qué es eso Gabrielle?.
Gabrielle: es una medalla, me la dio Jill, Claudia se la dejó para Xeclelle, pero debemos ponérsela cuando cumpla cinco veranos.
Xena: es hermosa. Gracias Jill, sé cuanto significa cumplir su último deseo. Te prometo que cuando cumpla cinco veranos le colocaré la medalla y vendremos a verte, así se la ves puesta.
Jill: gracias Xena, siempre cumples tus promesas, te deseo lo mejor, yo ya lo tengo, encontré en Lilian el amor de nuevo. Nunca te olvidaré guerrera, nunca olvidaré todo lo haz hecho por mí, eres una gran amiga.
Xena: gracias a ti, amiga, yo tampoco nunca te olvidaré.
Y así se despidieron todas con lágrimas en los ojos.

Gabrielle: Xena ¿crees que volveremos pronto?
Xena: sí, creo que la próxima vez que volvamos habrá boda, (una lágrima corrió por su mejilla, pues recordó a Claudia, porque nunca pudo casarse con Jill, ella sabía que la amaba con locura pero nunca quiso entregarse del todo, tal vez tenía miedo a pertenecer por completo a una sola persona, ella era de todas, donde quieras que estés sé que eres feliz al saber que Jill lo es, volvió a encontrar el amor, como me escribiste en mi pergamino, a veces confieso que me asustabas al saber que veías con tanta claridad el futuro, estoy tan contenta como tú, cumplí con tu deseo, Jill se volvió a enamorar y es feliz).

Luego de varios días de viaje y varias peleas con bandidos de por medio, todas las noches de amor y pasión junto a la barda y ver crecer a su hija, habían pasado ya tres años, desde que habían visitado la aldea amazona, se preguntó como estarían sus amigas, serían tan felices como lo era ella con la barda y su hija, ¿se habrán casado?... pensó que ya era hora de volver a la aldea.
Xena: Gabrielle, no crees que ya es tiempo que vayamos a ver a tus amigas las amazonas.
Gabrielle: sí Xena lo creo, además Xeclelle ya tiene cuatro veranos, como pasó el tiempo. En unos meses cumplirá los cinco, y tendremos que ponerle la medalla. Nuestra hija está cada día más hermosa, viste con que dulzura habla, a veces me sorprende la forma de hablar, parece más grande.
Xena: tiene a quien salir, tiene una madre hermosa, barda, que podía salir de allí adentro, donde hay tanto amor, tanta luz, tanta paz. Te amo Gabrielle y cada día que pasa te amo más al igual que a nuestra hija, es tan hermosa como tú.
Gabrielle: pues tiene tus ojos, tu sonrisa y tus piernas, me parece que es más tuya que mía.
Xena: pues si estoy dentro de ti, algo tenía que tener parecido a mí.
Gabrielle: sí, es verdad, estás muy dentro de mí, siempre lo tuviste. Te amo Xena. (Se besaron apasionadamente, pues el amor y el fuego nunca se había apagado en la relación de la barda y la guerrera). Bueno, ¿cuándo partimos?
Xena: que te parece mañana a la mañana, tomaremos el camino más corto. Se pondrán muy contentas al vernos.

Luego del viaje ya se encontraban cerca de la aldea, como siempre las recibió Solari.
Solari: por los dioses, por fin vinieron a visitarnos, hace casi tres veranos, pensamos que les había pasado algo, Ephiny está muy enojada contigo Reina Gabrielle, pues le dijiste que no pasaría mucho tiempo, ella quería ver crecer a Xeclelle, ¿es ella? Por los Dioses, que grande que está, es hermosa, es igual a Xena, tiene su sonrisa, tiene los ojos de Xena, pero... la mirada es de alguien más, esa mirada estaba en... me parece... que sí... en los ojos de...
Gabrielle: de Claudia, tiene su mirada de paz. (Xena la quedó mirando pues tenía razón, pero ella nunca le quiso decir nada a Gabrielle, ¿cómo había sido posible eso? Incluso que Xeclelle se pareciera tanto a ella).
Ephiny: Gabrielle, mi amiga, mi Reina, ¿cómo estás?, trajiste a mi niña, ¿dónde está?... ahí estás... ven preciosa, dame un abrazo... (levantó y abrazó fuerte a Xeclelle), que grande que estás, por los dioses, cómo has crecido, estoy enojada con tú mamá a tardado mucho en traerte. Gabrielle, ¿por qué tardaste tanto?.
Gabrielle: bueno, ya sabes como es Xena, nos gusta ir de aquí para allá y no se nos daba el viajar hacia aquí.
Ephiny: Xena, hola, ¿cómo estás? Por ver tanto a Xeclelle no te saludé.
Xena: hola Ephiny, estoy bien, soportando a tu amiga, soy una víctima de la vida.
Gabrielle: ¡¡Oye!!, ¿te estás quejando de mí?... vas a ver esta noche...(puso cara de enojada)...
Ephiny: Gabrielle, era un chiste, aún no sabes que eres la luz de sus ojos... bueno, vamos se pondrán todas muy contentas de verlas.
Gabrielle: Ephiny, cuéntame ¿Lilian y Jill ya se casaron?, no pudimos venir a la boda.
Ephiny: ¿Qué boda?, aún no se casaron, están juntas, pero Jill aun no puede olvidar a Claudia. A veces la veo sentada en la orilla del lago, con la mirada perdida, llorando.
Gabrielle: pobre Jill, sé que es muy duro, aún yo tampoco la he olvidado. Es más me parece verla cada día en los ojos de mi hija. Vinimos más que nada a quedarnos un tiempo, hasta que Xeclelle cumpla los cinco veranos, falta poco, y debo ponerle la medalla que le regaló Claudia.
Ephiny: entonces ¿te quedarás?, ¡¡¡Qué lindo, podré ver su cumpleaños!!!
Gabrielle: sí, nos quedaremos. Me alegra mucho verte tan feliz por mi hija. Eres una gran amiga.
Ephiny: tú también, y sabes que quiero mucho a tu hija, pasaste mucho dolor para tenerla, a veces recuerdo tu angustia y me alegra que lo hayas superado, pues el premio valió la pena, tienes una hija maravillosa.
Gabrielle: sí gracias, "a una gran amiga". (Sus ojos se llenaron de lágrimas).
Ephiny: ¡¡Hey!! ¡¡¡Todas miren quienes llegaron!!!
Las amazonas que estaban en el centro de la aldea, todas se arrimaron a Gabrielle, Xena y Xeclelle que estaba en brazos de Ephiny, saludaron a su Reina, todas muy felices, en ese momento apareció la Reina Lilian, junto a Jill, quién al ver a Gabrielle corrió abrazarla, se fundieron en un abrazo muy fuerte, las lágrimas comenzaban a salir por la emoción de volver a verse, pues había pasado mucho tiempo. Por su parte Lilian hizo lo mismo con Xena la saludó afectuosamente, luego saludo a la barda, Jill también se abrazó a Xena, volvió a sentir esos brazos fuertes, su cuerpo se estremeció, pues le hizo recordar a su amor. Luego todas las miradas eran para la niña, estaban todas enloquecidas con Xeclelle, era realmente hermosa, y sonreía. Jill la tomó en sus brazos y sintió algo extraño, en sus ojos, su mirada, se perdió en ella, y en sus pequeños brazos encontró la paz que tanto necesitaba, aunque amaba a Lilian, ella sabía bien que no era el amor que había sentido una vez junto a Claudia. Después de todos los saludos se dirigieron al salón principal, para comer algo, pues la barda ya tenía hambre al igual que Xeclelle. Almorzaron, recordaron los viajes, las aventuras, los sitios por dónde habían estado. Luego de un rato Lilian tomó la palabra.
Lilian: la verdad me alegra tanto verlas, especialmente en éstos días, pues... quiero que sean testigos de un momento especial en mi vida... Jill, te amo y quiero que seas mi esposa, quiero compartir el resto de mi vida contigo. (Jill quedó paralizada, casi se desmaya, no pudo contener sus lágrimas y salió corriendo del salón sin decir nada, Gabrielle al ver la reacción de su amiga, fue tras ella, Lilian quedó muy triste pues no pensó nunca que Jill iba a reaccionar así, creyó que la abrazaría y le diría que sí, que aceptaba porque también la amaba, Xena se puso al lado de Lilian y pasó su brazo por los hombros, Lilian se aferró a ese gesto y apoyó su cabeza en el hombro de Xena, y unas lágrimas rodaron por sus mejillas).
Xena: no te preocupes, tal vez no lo esperaba, y se emocionó mucho. Volverá y te dirá que sí.
Lilian: ¿Eso crees? Sé que en el fondo me ama, lo he visto en sus ojos, pero siempre está antes Claudia, aún no la olvida, ellas eran muy unidas, eran almas gemelas, ¿cómo se le da pelea a un fantasma? Yo también la amaba y mucho, pero me entregué entera a Jill, ella es un ser muy especial, terminé enamorándome de ella, quería compartir mi vida con ella, y pensé que lo mejor era casarnos y ya que estaban ustedes aquí, quería que fueran nuestras damas de honor.

Mientras tanto cerca del lago, en el mismo lugar a donde Jill iba todas las tardes para hablar con su amor, estaba sentada en la roca llorando, así la encontró la barda.
Gabrielle: Jill, por los Dioses, dime ¿qué te pasa?... sé que es muy duro para ti pero Lilian te ama ella sólo te dijo lo que le pidió su corazón.
Jill: lo sé, sé muy bien que me ama, no es por ella, es por mí, es que... no sé que me pasa... tal vez es esa angustia de querer saber porque nunca ella me lo pidió, si me amaba tanto como me decía, ¿por qué nunca quiso compartir su vida conmigo?... y ahora Lilian que sabe que nunca la podré amar como la ame a ella me pide casamiento...
Gabrielle: no sé que decirte, ella era así, quería tener su libertad, pertenecer a todos y nunca dudes de que te amaba porque sabes bien que era así y con respecto a Lilian, si sientes algo por ella no deberías dejarla ir, Lilian te ama, date y dale una oportunidad para volver a ser feliz, lamento decirte esto pero Claudia ya está muerta, debes seguir adelante, ella en dónde este será testigo del amor que te dará Lilian y será feliz, te lo aseguro ella quería lo mejor para ti y estoy segura que con el tiempo tú le corresponderás, ven dame un abrazo y vamos a decirle a Lilian que aceptas y que eres muy feliz. (Se abrazaron y lloraron juntas).
Jill: si lo haré, lucharé de nuevo para volver a ser feliz y haré todo lo posible para que Lilian se sienta feliz de estar conmigo, de compartir su vida conmigo. En todo este tiempo llegué a quererla, es muy buena, además como me trata, me da todo su amor y respeto. Gabrielle me casaré con ella, pero con una condición, que te quedes a mi boda y me ayudes con todos los preparativos, quiero que seas mi madrina de bodas, me llevarás al altar.
Gabrielle: sí, amiga (la abrazó fuerte y a su mente vino la imagen de Claudia que sonreía, ante esto la abrazó más fuerte). Será mejor que vayamos, pues pobre Lilian debe estar muy mal, te pidió casamiento y saliste corriendo.
Jill: tienes razón, debe pensar que estoy loca, aún así ¿se querrá casar conmigo?
Gabrielle: no lo dudes ni un momento. Vamos.

Y así llegaron de nuevo al salón, Jill entró abrazada de la barda, luego se soltó y fue hacia donde estaba Lilian.
Jill: lo siento... yo...
Lilian: está bien lo entiendo... si aún no quieres ser mi esposa...
Jill: no, no es eso, digo, sí, sí quiero ser tu esposa para siempre, te amo.
Lilian y Jill se abrazaron y se besaron delante de todas que estaban muy felices por la noticia, pues habría una boda.
Xena: Gabrielle eres tremenda, convences a todos, ¿cómo lo lograste?
Gabrielle: no hice nada que no sintiera Jill, ella la ama, es sólo que estaba un poco confundida, pero ya ves tú solucionas todo con la espada y yo con las palabras. Me alegro por ellas, merecen ser felices.
Xena: ¿Crees qué lo serán?, hay que ser muy fuerte para olvidar un amor tan grande. Yo la verdad no sé si podría encontrar a alguien después de amarte tanto, si algo te llegara a pasar moriría contigo.
Gabrielle: si algo me llegara a pasar quiero que rehagas tu vida con alguien que te ame, Xena, el verte feliz me hará feliz en donde quiera que me encuentre.
Xena: y si yo me voy primero, estarías dispuesta ha hacer lo que quieres que yo haga si te pasa algo. (Xena la miró a los ojos y supo que la respuesta era no, Gabrielle tampoco podría vivir sin Xena) te amo barda, eres lo mejor que me pasó en la vida. (Se abrazaron y se besaron).

Después de muchos preparativos llegó el día tan esperado, el día de la boda, estaban realmente hermosas, había nervios por todos lados, pero felices, al fin Jill se casaría con Lilian quien la había esperado hacía mucho tiempo.
Jill entró del brazo de Gabrielle lentamente se acercaban al altar, a Lilian se le iban los ojos era realmente divina, propio de una diosa, Xena sólo miraba a su barda estaba con un vestido entallado al cuerpo, que le quedaba de maravilla, los ojos de Xena volaban, Gabrielle la miró y la guerrera se derritió, tenía ganas de volverse a casar, llegaron al altar y Gabrielle soltó a Jill quien se aferró del brazo de Lilian.
Lilian: ¡Estás hermosa!...
Jill: tú también.
Sacerdotisa: estamos aquí reunidas para unir a ésta pareja, de acuerdo a la ley amazona. Reina Lilian aceptas a Jill como tu legítima esposa, prometes respetarla, amarla y cuidarla hasta que la muerte las separe.
Lilian: sí acepto.
Sacerdotisa: Jill aceptas por esposa a Lilian como tu legítima esposa, prometes respetarla, amarla y cuidarla hasta que la muerte las separe.
Jill: (sus lágrimas corrían por su rostro, tardó en contestar y todas estaban comenzando a ponerse tensas sobre todo Lilian, la miró a los ojos y dijo) sí acepto.
Sacerdotisa: las declaro unidas en matrimonio desde ahora y para siempre. Pueden besarse, (se besaron y caminaron rumbo a la salida, siendo saludadas por todas las amazonas, comenzaba la fiesta).
Xena: desde que me casé ¡Cómo me gustan las bodas!, son emocionantes (tenía lágrimas en los ojos)
Gabrielle: a mí siempre me gustaron las bodas, aunque algunas es mejor olvidarlas.
Xena: sí es mejor olvidar algunas. (Ambas hablaban por la boda de Gabrielle con Pérdicas). Pero la nuestra siempre la recordaremos, te juro que cuando entraste del brazo con Jill, sentí algo en el corazón, en el estómago, quería volver a casarme contigo.
Gabrielle: jajaja...
Xena: ¿Qué es lo gracioso?, ¿te arrepentiste de casarte conmigo?
Gabrielle: no, mi amor, es sólo que mientras te miraba, pensaba exactamente lo mismo, tenía ganas de tomarte del brazo y casarme otra vez contigo, te amo tanto... (beso apasionado)
Xena: también te amo, Gabrielle, eres hermosa, y en ese vestido estás estupenda, no veo la hora que termine la fiesta para estar a solas contigo...
Gabrielle: pues deberás calmarte un poco, recién empieza... (le dio otro beso)
Xena: ¿Tendré que conformarme con ese besito?
Gabrielle la tomó por la cintura la atrajo hacia ella y le dio un beso entrando en su boca, con fuego, con pasión, la dejo sin aliento.
Gabrielle: ¿Y bien? ¿aún es un besito?
Xena: (aun no podía respirar) vaya, creo que ahora será peor ¿cómo aguanto hasta la noche?... después de ¡Este beso!...
Gabrielle: Xena eres terrible, no hay cosa que te venga bien, primero era un besito, y ahora te quito el aliento y aun no estas contenta.
Xena: yo estoy contenta si estoy contigo, y si te hago el amor aun estoy más contenta. Te amo, te amo, te amo.
Gabrielle: me voy, debo ver en que brazos se encuentra nuestra hija, todas la adoran, viste como la miran, es una niña hermosa.
Xena: (seria) sí lo vi muy bien, cómo la miran todas, especialmente que todas coinciden en su mirada, y tu también la viste, le dijiste a Ephiny que era la mirada de Claudia, no lo entiendo, hay muchas cosas que no entiendo de nuestra hija, el por qué se parece tanto a mí, se que me dijiste porque me llevas dentro, pero aún no lo entiendo.
Gabrielle: pues es por eso, porque te amo tanto que estas dentro de mí y tomó tu esencia.
Xena: y de Claudia ¿también tomó su esencia? Pues tiene esa mirada de paz que tenía ella, ¿cómo lo logró? Acaso ella también está tan dentro tuyo que tomaste su esencia...
Gabrielle: Xena, se que es difícil de entender, pero es sólo tu hija, ni de Claudia, ni de Petrus, sólo es tuya y mía. (La abrazó fuerte, Xena le devolvió el abrazo, tenía razón era su hija y de Gabrielle, mejor no preguntar más, ella amaba a Xeclelle, como si fuese suya, no quiso saber nada más y por su lado Gabrielle pensaba como podría decirle a Xena que Claudia había entrado en ella para moldear la semilla, que le había pedido que pensara en la persona que más amaba en el mundo y que ella pensó en Xena y en Claudia, a la guerrera no le hubiera gustado nada, aunque en el fondo sabía que Gabrielle amaba a Claudia, que había algo entre ellas, esa magia que las rodeaba cuando estaban juntas, esa misma magia había visto Gabrielle en su hija, tal vez tomó algo más que la mirada de Claudia, tal vez tomó su paz, parte de su alma).
Xena: vamos a la fiesta, ya comenzó el baile, debo bailar con la novia, me pregunto ¿cuál será la novia?...
Gabrielle: pues las dos Xena, las dos. Pero el primer baile es mío, me lo debes, la última vez no bailaste mucho conmigo.
Xena: vamos.

Se fueron al centro de la aldea, dónde todo era alegría, era una fiesta, bailaron, comieron, bebieron, se rieron, la pasaron muy bien, reunidas con sus amigas. Lilian y Jill no se separaban en ningún momento, mientras tanto otras amazonas les estaban preparando la cabaña para que pasen su noche de bodas.
Al terminar la fiesta, llegó la noche, la mayoría estaba bebida, las novias se fueron a su cabaña para concretar la noche de su luna de miel, la noche de amor. Lilian tomó en brazos a Jill y entró con ella a su cabaña.

Xena: bueno, Gabrielle ya se fueron las novias, ahora me toca a mí, me prometiste una luna de miel, aunque todas las veces que estoy contigo es una luna de miel, te deseo tanto barda... (la tomó por la cintura desde atrás y la beso en el cuello), eres pura miel, eres pura dulzura.
Gabrielle: cuando te pones tan melosa eres irresistible, (se acercó más al cuerpo de Xena, tanto que su trasero tocaba el centro de la guerrera, quien suspiro de placer, ante el contacto, su centro volaba), antes debemos acostar a Xeclelle.
Xena: ya me encargue de eso, hoy dormirá con Ephiny. Hoy serás toda mía, de nadie más.
Gabrielle: siempre soy tuya Xena, siempre.
Xena la dio vuelta y la besó apasionadamente la levantó sobre su hombro y la llevó hacia su cabaña.

Solari: mi Reina, parece que también te casaste hoy, tu guerrera tiene fuego en los ojos.
Xena: sí, nos casamos todos lo días, y hoy estaremos de luna de miel (le guiñó un ojo) que no nos molesten, buenas noches Solari.
Gabrielle: buenas noches, Solari.
Solari: la buena noche la tendrás tú mi Reina.
Xena: no lo dudes, ambas tendremos una muy buena noche...

Entraron a su cabaña y Xena la puso suavemente sobre la cama, comenzó a besarla, la guerrera la deseaba tanto que ni le sacó el vestido, colocó sus manos sobre los pechos de Gabrielle, los sacó del vestido por el escote pues era bastante pronunciado, comenzó a lamerlos, a morderlos despacio la barda gemía.
Gabrielle: Xena espera, me quitaré el vestido, estaré más cómoda, deberías hacer lo mismo.
Xena: te deseo tanto que ni me di cuenta, te como con o sin vestido, te devoraré con mi boca, esta noche te haré sentir que estás viva, te llevaré a lo máximo, te amo.
Ya las dos estaban desnudas Xena se puso sobre la barda siguió lamiendo, succionando sus pechos, ambos ya estaban hinchados, el pezón rígido, duro por la excitación, siguió el camino de besos por el vientre, sus manos no se detenían al igual que su boca, llegó a la estrella más iluminada y comenzó a lamer, jugaba con su lengua, la barda ya no podía más.
Gabrielle: ahhhhh, ayy, Xena por... los... diosesssssss... (gemía y gemía, sus líquidos ya estaban esparcidos por toda la boca de Xena, ésta puso todo el peso de su cuerpo sobre Gabrielle, la besó con pasión haciéndole sentir su propia exquisitez, sus lenguas bailaban la danza del placer, las manos de Gabrielle tampoco se quedaban quietas masajeaban suavemente la espalda de Xena, y bajaban hasta su trasero, la acariciaba, cuando Xena la penetró con fuerza, la bardo apretó con sus manos el trasero de Xena ambas gimieron del placer, Xena entraba y salía, la besaba, la barda la abrazaba con fuerza, y entre varios te amo, te amo, llegaron al orgasmo, ambas estaban sudorosas, convulsionadas, estremecidas, temblaban por la pasión desatada, parecía que nunca hubieran hecho el amor.)
Xena: ¿Estás bien?
Gabrielle: siiiii...
Xena: vas a suplicarme que pare...
Gabrielle: haz lo que quieras conmigo, te amo...
Xena luego la dio vuelta y comenzó a besarle la espalda, la barda agarrada de las sábanas gemía con cada lamida de la lengua de Xena en su cuerpo, eran latigazos de fuego, llegó a su trasero y estuvo un buen rato lamiéndolo todo, mientras con sus manos masajeaba suavemente la espalda, mojó su dedo y entró en Gabrielle quién se tensó pues no esperaba que Xena la hiciera suya por ahí, casi nunca la penetraba por detrás, pero esa noche Xena era todo fuego, la barda gritó más de la cuenta y Xena se puso encima de su trasero con ambas piernas al costado del cuerpo de Gabrielle, mientras la seguía empujando, jadeaba de placer, la movía, y la movía aún dentro de ella, apoyó todo su cuerpo en la espalda de Gabrielle quien ya no aguantaba más, su cuerpo ya llegaba otra vez al máximo.
Xena: (le susurro al oído) aún no te escucho... te rindes... (seguía empujándola)
Gabrielle: (a penas podía hablar) siii... me rindo... detente... eres la mejor... mi cuerpo tiembla, necesito que me abraces, abrázame Xena, (Xena salió de Gabrielle y la abrazó con fuerza, aún encima de ella, besó su cuello, la barda estaba en la luna) quiero verte Xena, bésame...
Xena se levantó un poco y dejó girar a Gabrielle quien tenía una sonrisa de oreja a oreja, Xena quedó aún encima de ella sonriendo a más no poder de ver la cara tan feliz de su amante. Sus centros entraron en contacto, y ambas se volvieron a excitar, era algo de no acabar, Xena bajo su cabeza lentamente y le mordió el labio a la barda, luego la besó con pasión, la barda la abrazó y quedaron así un buen rato besándose, Xena luego se puso al costado de Gabrielle y la abrazó con fuerza.
Xena: eres mía, sólo mía. Te amo.
Gabrielle: lo sé, me lo demuestras cada día, cada instante. Hoy me mataste Xena, abrázame fuerte.
Ambas quedaron extenuadas por la noche tan hermosa de amor que vivieron, sobre todo Gabrielle aún estaba extasiada por el placer, su cuerpo temblaba, Xena sonreía detrás, pues sabía que esa noche sería inolvidable para Gabrielle, la había amado con todo su corazón.

Llegó el amanecer y aún permanecían abrazadas.
Gabrielle: Xena, ¿estás despierta?
Xena: sí, amor.
Gabrielle: lamento el no haberte podido amar anoche, pero me dejaste de cama, así que ésta noche serás mía. Quiero hacerte sentir el amor que me diste anoche, fue mortal.
Xena: sí, amor.
Gabrielle: ¿Me estás escuchando?
Xena: sí amor.
Gabrielle: ¡Xena! Te estoy diciendo que me hiciste ser la mujer más feliz del mundo, que te pertenezco, que te daré todo mi amor ésta noche y sólo me respondes sí amor a todo.
Xena: es que aún estoy pensando en anoche, estuve magnífica... ¿quién te podría amar así?, soy la mejor... no creo que tu puedas darme lo que te di anoche... (sonrió sarcásticamente)
Gabrielle: (giró su cabeza y la miró con bronca) que no puedo amarte... ya verás guerrera, tú sí me suplicarás que te deje... ya verás...
Xena: promesas, promesas...
Gabrielle: promesas ¿eh?, te voy a dar promesas. (Giró todo su cuerpo y se puso sobre Xena quien sonreía de placer, le encantaba ver enfadada a la barda, la excitaba el fuego de sus ojos) ya verás, no puedo esperar hasta esta noche.
Y Gabrielle amó a Xena, dejándola exhausta, pidiendo clemencia, la barda era también todo fuego y pasión cuando quería.
Xena: Gabrielle basta, detente, me rindo... ganaste... (Xena llegó al éxtasis y se abrazó fuerte a la barda) me hiciste ver las estrellas, te amo... cada día me gusta más estar contigo, pertenecerte, eres mi alma, mi vida, te amo tanto... (se besaron y quedaron abrazadas, hasta que vinieron a buscarlas pues era tarde ya había que levantarse, tenían una hija que atender)
Gabrielle: sí ya vamos Ephiny, sólo un momento. Xena apresúrate.
Xena: me dejaste de cama, no me puedo mover, necesito descansar un poco más.
Gabrielle: ¡Y yo soy la dormilona! Vamos, iremos al lago, a darnos un buen baño, nos hace falta.
Xena: si pretendes enfriar mi cuerpo, no lo lograrás ni aunque me arrojes a las aguas más congeladas del mundo, pues al verte me enciendo de nuevo.
Gabrielle: Xena, eres insaciable. Dale levántate, quiero ver a Xeclelle, faltan pocos días para que cumpla cinco veranos, debemos preparar todo, haremos una gran fiesta, hay muchas niñas en la aldea, debemos preparar juegos, ya sé haré una obra de teatro para las niñas, interpretaré a la princesa guerrera.
Xena: Gabrielle, me ve todos lo días, ¿crees que se divertirá con una historia mía? Cuéntale otra cosa, algo sobre otra clase de princesas, no sé tú eres la barda, inventa algo. Pero que no sea sobre mí, la cansarás contándole todo el día historias sobre mí, no me querrá ver más.
Gabrielle: Xena, es nuestra hija, ella nunca se cansará de ti, al igual que su madre. Está bien contaré algo sobre las amazonas, les gustará a todas.
Xena: esas historias, son tediosas, la ley amazona, todo eso... prefiero que cuentes mis aventuras.
Gabrielle: Xena ponte de acuerdo, ¿qué quieres que haga?
Xena: ya sé cuenta una historia sobre Joxer, esa será cómica, las niñas se reirán como nunca, (se rascó la cabeza) aunque pensándolo bien... pensaran que todos los hombres son como él y no querrán conocer a ninguno en toda su vida...
Gabrielle: ¡Xena!... por los dioses... cállate... contaré una historia sobre la amistad, el amor, eso les gustará, una historia sobre una princesa y su mejor amiga... (Xena sonrío, se dijo así misma que contaría su vida con ella)... sí eso haré una princesa con su mejor amiga, su yegua, pues Argo en tu vida tiene un papel muy importante, sé que ambas se quieren mucho. Les gustará esa historia y así apreciarán más a los animales, aprenderán a quererlos, a respetarlos.
Xena: barda, eres extraordinaria. Ven aquí. (Gabrielle se sentó en la cama y la besó en los labios)
Gabrielle: gracias, ya lo sé. Bueno, vamos, levántate. Te espero en el lago, desayunaremos allí.

Pasaron varios días y así llegó el cumpleaños número cinco de Xeclelle, estaban todas muy entusiasmadas, la fiesta había comenzado, la barda había preparado su espectáculo, estuvo maravillosa, todas las niñas estaban muy contentas, todas querían conocer a esa maravillosa yegua, a la amiga de la Princesa Guerrera, a Xena mucho la idea no le gustaba, no quería que molestaran a su Argo, pero las llevó a verla de cerca y todas la tocaban, la acariciaban, querían subirse, un lío tremendo, hasta que Gabrielle vio la cara de Xena y supo que era hora de retirarse del lugar dejando a solas y tranquilas a Argo y a su dueña, se llevó a todas las niñas a pasear por la aldea, luego fueron al lago y allí nadaron, jugaron, luego volvieron a la aldea cortaron la torta y llegó la hora de los regalos, Gabrielle trajo la medalla que le había dejado Claudia, la pasó por el cuello de Xeclelle y sintió su cuerpo estremecerse, lo atribuyó a la emoción del día, la miró a Jill que tenía los ojos húmedos por la emoción, Jill se acercó a Xeclelle y la besó dulcemente en la mejilla.
Jill: te quiero mucho, esta medalla te la dejó una gran amiga, espero que te proteja siempre y que seas feliz. (La medalla brillaba más que nunca, Jill se dio cuenta pero pensó que había sido el reflejo del sol).
Xena le dio un beso a Xeclelle y la abrazó, y en ese abrazo sintió la paz, que solía sentir cuando abrazaba a Claudia, su cuerpo se estremeció ante el contacto, creyó que alucinaba, pero respiró lentamente y volvió a perderse en esos brazos, que rodeaban fuerte su cuello, era real estaba sintiendo la paz en su alma, el calor en su espíritu, unas lágrimas rodaron por sus mejillas, la nena sintió el sollozo de su madre Xena, y quiso verle los ojos.
Xeclelle: no llores mamá, todo estará bien. (Xena se perdió en los ojos de su hija, veía su propio reflejo y el de su amiga, había visto la luz, la paz en su hija).

Y así pasó el día, Xeclelle había quedado muy cansada, pues había jugado todo el día sin parar, se quedó dormida en los brazos de Gabrielle.
Xena: (susurrando para no despertar a Xeclelle) Gabrielle, ¿crees que esa medalla tiene alguna clase de poder?
Gabrielle: ¿Por qué lo preguntas? (dejó a Xeclelle en la camita y se fueron afuera para seguir hablando).
Xena: es que no sé hoy cuando la abracé me sentí tan pura, tan feliz, encontré la paz, la luz en ella, nunca había sentido eso cuando la abrazaba, sé que su mirada es distinta. La última vez que vimos a Claudia le dije que Xeclelle tenía su mirada, que era nuestra hija, que era de las tres... pues sé lo mucho que nos ayudó ella... pero hoy fue algo extraño lo que sentí, dirás que estoy loca, pero fue como si me hubiera abrazado Claudia.
Gabrielle: no estás loca Xena, también es su hija. Yo también sentí un escalofrío especial cuando le puse la medalla.
Xena: no entiendo, ¿a qué te refieres con que también es su hija?
Gabrielle: aquella mañana en que ella se despidió, cuando supo que estaba embarazada, te besó ¿lo recuerdas?
Xena: sí. ¿qué tiene que ver eso?
Gabrielle: mucho, ella en ese beso tomó tu esencia, parte de ti, tu alma, tu cuerpo, y luego te dijo que te llevaras a Jill, ¿te acuerdas?
Xena: sí, Gabrielle, me acuerdo, pero no me des más vueltas, dime qué paso.
Gabrielle: cuando te fuiste, ella... entró en mí y moldeo la semilla que había en mí, con la esencia tuya que tomó en ese beso, me dijo que pensara en las personas que más amaba en el mundo y por supuesto que pensé en ti, por eso Xeclelle es tan parecida a ti, Claudia me lo dijo, tendrá los ojos tan azules como tu guerrera, tendrá esa sonrisa de medio lado que es tan irresistible, sus piernas tan perfectas... (las lágrimas corrían por su cara)... pero también pensé en ella... sabes que la quería mucho y sacó su mirada, su paz y hoy tú me lo confirmaste, viste en ella la paz que la rodea, la paz que brinda a los demás, eso es de ella. Espero que no te enojes, porque también pensé en ella.
Xena: (estaba en silencio, mirándola a los ojos, le dio su mejor sonrisa) me alegro que pensaras también en ella, yo también la amaba mucho, era una gran persona y me encanta que mi hija tenga la paz que tenía ella, pues cuando la necesite sabré donde encontrarla. Te amo más que nunca Gabrielle debiste decírmelo antes. Claudia hizo mucho por nosotras.
Gabrielle: no te lo dije antes, porque tenía miedo, que sintieras celos y no quería lastimarte, yo también te amo Xena. (Se besaron y luego Xena comenzó a reírse).
Gabrielle: ¿Qué es tan gracioso?
Xena: pensaba, menos mal que no pensaste en Joxer en ese momento, te imaginas tener una hija como Joxer, me mataría.
Gabrielle: jajaja... Claudia me dijo lo mismo aquel día, no pienses en Joxer por favor... tenía un gran sentido del humor... a veces te aseguro que la extraño... no sé... su risa, sus abrazos... cuando te miraba y ya sabía si le mentías o no, ese poder tan especial de ver los corazones, las almas y darte esa paz, ¿crees que Xeclelle tendrá sus poderes?
Xena: no lo sé, aun es muy pequeña para saberlo, aunque hoy sentí, como te dije antes, algo diferente. El tiempo nos dirá, vamos a dormir, hoy sí que estoy cansada esas niñas son tremendas, no paraban más.
Gabrielle: sí amor, vamos a dormir.

Pasaron varios días, Xeclelle jugaba por todos lados junto a las demás niñas, Gabrielle estaba cuidando de ella, la observaba todo el tiempo, se perdía en la risa de su hija, era tan hermosa verla, era un Xenita, hacía que acampaba, jugaba hacer el fuego, juntaba la leña, todo lo que hacía mamá Xena, era divino verla. Desde otro lado Jill también la observaba, pues también veía en ella a Claudia, nadie le había dicho nada, pero ella presentía algo de Claudia en Xeclelle, tenía su mirada, y se preguntaba ¿por qué?.
Lilian: ¿Qué haces, amor?
Jill: sólo pensaba...
Lilian: ¿En qué?
Jill: en la suerte que tuvo Gabrielle, sé que la pasó muy mal, pero tiene una hija, igual a Xena, al amor de su vida, (y al mío, pensó) ambas son muy afortunadas, yo nunca podré darte una hija.
Lilian: amor, no te preocupes, te tengo a ti, es suficiente. No te pongas triste. Yo tampoco puedo darte una hija, nos tenemos una a la otra y eso para mí es suficiente, es lo mejor.
Jill: lo sé, pero sería maravilloso, el poder darte una hija.
Lilian se abrazó a Jill y en ese momento la llamaron para que arregle una cuestión entre dos amazonas, que estaban discutiendo por algo sin importancia, pero como reina que era debía ir a ver que pasaba y dejó sola a Jill.
Lilian: ahora vuelvo, y recuerda que te amo.
Jill: yo también te amo.

Desde otro sitio no muy lejos alguien muy pequeña miraba con curiosidad a Jill. Xeclelle se acercó a su madre Gabrielle.
Xeclelle: Mamá, tía Jill está muy triste. ¿qué le pasará?
Gabrielle: ¿Cómo sabes que está triste?, desde acá no parece.
Xeclelle: es que lo vi en su corazón.
Gabrielle: por los dioses, ¿qué viste?, ¿qué?, ¿dónde?
Xeclelle: su corazón mamá, yo puedo ver los corazones, sé cuando alguien está triste o alegre.
Gabrielle: abrázame hija, abrázame fuerte. (Xeclelle la abrazó y pasó su manito por la cabeza de Gabrielle) que te parece si vamos al lado de la tía Jill y le preguntamos que le pasa.
Xeclelle: está bien, aunque mirándola bien, sé que es lo que tiene.
Gabrielle: me asustas hija, ¿qué tiene?
Xeclelle: pues es algo que no tiene, una hija. Amó mucho a alguien y se pregunta por qué no le dio lo mismo que te dio a ti, su ayuda. (Gabrielle no sabía dónde meterse, estaba muy nerviosa por esa conversación con tan sólo una niña de cinco años y algo más). Iré con ella.
Gabrielle se quedó dura mirando como se alejaba su hija, se dirigía rumbo a donde estaba sentada Jill, de pronto Gabrielle vio como una luz, una poderosa luz rodeaba el cuerpo de su hija, se quedó quieta con los ojos abiertos, no podía creer lo que estaba viendo, siguió viendo la escena en silencio.

Xeclelle: hola tía Jill, sé por qué estás triste, (Jill la miró extrañada), no debes preocuparte por eso, tu tendrás lo que deseas será su regalo de bodas, pues está dentro de ti, (Jill seguía quieta sin decir palabra, no entendía nada, aunque sí sabía a que se refería Xeclelle, sabía que estaba hablando de Claudia, acercó su cuerpo a Jill y la abrazó fuerte, ambos cuerpos se fundieron en uno, una luz intensa las rodeo, Gabrielle no entendía nada, no quería entender lo que estaba viendo, no podía ser cierto, ella lo había pasado, lo había vivido, lo había sentido, se aclaró la vista, cerró y abrió los ojos, pues era extraordinario lo que veía y a la vez imposible, pero estaba sucediendo, vio la imagen de Claudia al lado de Xeclelle, (Jill tenía los ojos cerrados pues la luz intensa se los había hecho cerrar, Gabrielle entendía cada vez menos, la había visto a Claudia no estaba soñando, Jill sintió algo en su interior, un calor especial, era la luz intensa que entraba en su cuerpo, se sintió transportada en el aire, en el tiempo, mil imágenes vividas aparecieron en su mente, pasó ante ella toda su vida, desde pequeña, hasta el día que Claudia murió, los momentos que había vivido con ella, luego sintió la paz interior y abrió lentamente los ojos, Xeclelle también soltaba su abrazo y le sonrió de medio lado).
Xeclelle: tu corazón estará muy feliz ahora.
Jill aun no podía hablar, tenía su corazón en un puño, las lágrimas corrían por sus mejillas, en ese momento llegó Lilian y la luz desapareció, aunque sólo fue una luz que vio Gabrielle, sintió Jill y dio Xeclelle.
Lilian: hola Xeclelle, ¿cómo estás?. ¿aprendiste a pescar?.
Xeclelle: mamá Xena, me dijo que me enseñaría, porque mamá Gabrielle no sabe mucho de esas cosas.
Lilian: sí claro, Xena es la mejor para eso, nunca tendrás hambre, si sabes pescar. (Xeclelle la miró a los ojos a Jill y le susurró en el oído, "Gabrielle" y se fue. Jill aun permanecía en silencio se sentía extraña, la niña le dijo "Gabrielle", no entendía nada). Esa niña es muy inteligente, además de hermosa. ¿estás bien, amor?, te noto extraña, muy callada, diferente, tus ojos tiene una luz especial.
Jill: es el amor que siento por ti.
Lilian: yo también te amo.

Gabrielle: Xeclelle, ven aquí, ¿qué fue eso que hiciste?
Xeclelle: yo no hice nada, mamá. Fue ella.
Gabrielle: ¿Quién?
Xeclelle: mi ángel de la guarda, el mismo que te cuida a ti y a mamá Xena.
Gabrielle: por los dioses... ven hija... dame un abrazo... (se quedó pensando y habló en sus pensamientos con su amiga. Sé que puedes escucharme, sé que estarás siempre con nosotras, gracias, te amo.)

Con el tiempo Xena, Gabrielle y Xeclelle dejaron nuevamente la aldea amazona, al cabo de unos meses se enteraron que Jill daría a luz a una niña o niño, era algo especial, pues nadie entendía cómo, sólo había tres personas que fueron testigos de ese maravilloso acto, Gabrielle, Jill y Xeclelle. Lilian estaba algo asustada por saber cómo había sido concebido ese hijo, pero si era un regalo de los dioses, no importaba el cómo, sino el por qué y seguro que era para unirlas aun más, era para seguir demostrándose todo su amor, era una bendición, algo que nunca pensaron en tener, algo que deseaba Jill con toda su alma y supo que ahora sí sería mucho mas feliz.

Gabrielle, Xena y Xeclelle estaban en una posada, después de haber pateado varios traseros, salvado un par de villas, Xena necesitaba un descanso, al llegar allí se encontraron con que había amazonas que las estaban buscando para darles la gran noticia, Jill ya había sido mamá de una niña hermosa, la barda no paraba de hablar, de preguntarles ¿cómo era?, ¿cuándo había nacido? ¡Quería viajar ya!.
Gabrielle: Xena debemos irnos ya, quiero ver a esa nena, por favor.
Xena: Gabrielle, acabamos de llegar, déjame descansar un poco, saldremos mañana a la tarde. Te lo prometo.(Xeclelle se reía de sus mamás) Y tú de que te ríes.
Xeclelle: que siempre te convence, saldremos hoy...
Xena: ven aquí, yo hago lo que quiero, a mí no me convence nadie...
Xeclelle: eso crees...
Gabrielle estaba en un rincón con carita triste y la miraba de reojo...
Xena: está bien ustedes ganan, nos vamos hoy.
Gabrielle y Xeclelle: ¡¡¡¡Bien!!!!... (ambas se guiñaron un ojo)
Xena: ¿Cómo puedo ganarles?, alguna vez les ganaré... siempre me derrotan, ¿cómo lo hacen?
Gabrielle: porque nos amas tanto como te amamos a ti. Cuando hay amor todos van hacia el mismo lado, no hay destinos diferentes. Te amo.
Xena: (sonrisa de medio lado) también te amo. Ven (la barda se acercó y se besaron apasionadamente)
Xeclelle: no se olviden que estoy aquí...
Xena: tú también ven aquí. (Xena la besó en la mejilla y las abrazó a las dos).

Luego de un par de días de viajar llegaron a la aldea, Gabrielle estaba muerta de curiosidad quería saber a quién se parecía la niña, ¿sería igual a Claudia? Pensó que sería maravilloso verla, pero luego pensó en Lilian y se dijo que se sentiría muy mal, el ver a su hija que sea igual a Claudia, aunque ella también la amaba mucho, ya con el tiempo se había enamorado de Jill y no había nadie más que ella en su vida.
Llegaron a la aldea, eran todos saludos y alegría, Xeclelle corrió enseguida para ver a la niña. Entró en la cabaña y la vio allí durmiendo en la camita, era hermosa tocó suavemente su cabecita y salió para quedarse al lado de Gabrielle, Jill se estaba acercando y cuando vio a Xeclelle la abrazó con fuerza, se perdió en sus brazos y le susurró: gracias.
Gabrielle: Jill, que alegría me has dado, debo verla.
Jill: la alegría me la diste tú y tu hija, sabes que te debo a mi hija.
Gabrielle: ¿Cómo se llama?, le pusiste su... nombre... (se refería obvio a Claudia).
Jill: le puse el mejor, el que me susurró tu hija, ese maravilloso día, aunque al principio no lo entendí, porque lo había nombrado. Le puse Gabrielle. (La barda se tapó la boca con sus manos y comenzó a llorar). Gabrielle no te pongas así, es un honor muy grande que mi hija se llame como tú.
Gabrielle: lo siento, es que me emocioné tanto, te agradezco, que mejor que hayas pensado en mi nombre sabiendo que es hija de ella...
Jill: eso es lo extraño, pues mejor vela tú.
Entraron a la cabaña y Gabrielle niña, se había despertado.
Jill: hola hijita... quiero presentarte a la tía Reina Gabrielle, se llama como tú, mejor dicho tú te llamas como ella...
Gabrielle creyó encontrarse con una niña parecida a Claudia, pero era extraño, no era parecida a Claudia, tenía los ojos de Jill, verdes tan hermosos, perfectos, su cabello ondulado, pero la cara era igual a Lilian, pensó que se equivocaba.
Gabrielle: es igual a Lilian, salvo por los ojos y el pelo. No entiendo.
Jill: yo tampoco lo entendí al principio, pero luego vi la respuesta en mi corazón, ella me amaba tanto que no quiso que tuviera problemas con Lilian, te imaginas tener una hija igual a Claudia, Lilian se sentiría muy mal.
Gabrielle: que maravillosa persona, o espíritu, siempre pensaba en todo, en no lastimar a nadie.
Jill: sí, así era ella. Siempre pensando en los demás, dando lo mejor de sí.

En ese momento entraron Xena, Xeclelle y Lilian quien estaba muy orgullosa de su hija.
Lilian la tomó en brazos, la nena se movió un poquito y se la dio a Xena.
Xena: es hermosa, es igual a ti, Lilian.
Lilian: eso dicen todas, me enorgullece, ¿le dijiste el nombre que le pusimos? (le preguntó a Jill).
Xena: no, no sé, no me han dicho.
Xeclelle: se llama Gabrielle.
Lilian: ¿Y tú cómo sabes?
Xeclelle: lo escuche por ahí. (Le guiñó un ojo a Jill, Gabrielle las miró a ambas y se mordió el labio, Xena no entendía nada, pobre guerrera siempre la dejaban afuera de los chismes, aunque a ella mucho no le gustaba, pero luego la atacaba el bichito de la curiosidad y hasta que Gabrielle no le contaba todo no paraba de atormentarla con sus preguntas, mirándola fijo a los ojos para que la barda no le ocultara nada).
Gabrielle: es un honor, ¿no crees Xena?
Xena: sí, por supuesto. Mientras no hable tanto como tú.
Todas se pusieron a reír, menos Gabrielle quien le dirigió "la mirada" de ésta noche vas a ver.

Después de almorzar, Gabrielle quería hablar con Xeclelle, sobre esa mirada cómplice que hubo entre ella y Jill y cómo es que sabía el nombre de la nena, era verdad que lo había escuchado por ahí, o había algo más, pues Jill le dijo que se lo había susurrado Xeclelle aquel hermoso día.
Gabrielle: Xeclelle, quiero preguntarte algo, ¿cómo sabías el nombre de la niña?, es verdad que lo escuchaste por ahí.
Xeclelle: no, mamá.
Gabrielle: ¿Entonces?....
Xeclelle: prométeme que no se lo dirás a nadie.
Gabrielle: por supuesto hija, debes confiar siempre en mí, soy tu madre.
Xeclelle: lo sé, puedo ver tu corazón, eres muy pura.
Gabrielle: hija... me harás hacer llorar...
Xeclelle: no llores, es la verdad. Recuerdas, la última vez que estuvimos aquí, te dije que teníamos un ángel de la guarda.
Gabrielle: sí. (Pensó en Claudia.)
Xeclelle: pues, ese ángel, fue quién me susurro en mi interior que la niña debía llamarse Gabrielle... ¿Ahora lo entiendes?
Gabrielle, estaba en silencio, mirando los ojos de su hija, tan azules, tan profundos, con tanta paz, se perdió en ellos, Xeclelle al ver que no le contestaba continuó.
Xeclelle: madre, ella te amaba profundamente y que mejor que ponerle tu nombre a la niña que llevaría parte de su esencia, de su ser.
Gabrielle reaccionó a las palabras de su hija y lloró, Xeclelle la abrazó con ternura y se quedaron en silencio un largo rato abrazadas.
Gabrielle: gracias hija, eres muy especial, te amo.
Xeclelle: yo también te amo mamá. También amo a mamá Xena y a mi ángel de la guarda, pues siento que también tengo algo de ella dentro de mí.
Gabrielle: no lo dudes, hija, también tienes parte de ella dentro de ti, fue una gran mujer y una mejor amiga.

Y así pasaron los días Xena, Gabrielle y Xeclelle, se volvieron a marchar, pero siempre estarían presentes en sus corazones, siempre volverían a ver a sus amigas.

Pasó el tiempo, las niñas iban creciendo, Xeclelle, con las aventuras que vivía junto a sus madres, quienes no paraban de viajar y conocer lugares, ayudando a las personas que las necesitaban.
Gabrielle también se hacía grande ante los ojos de sus madres Jill y Lilian, se convirtió en toda una amazona, pero también tenía sangre romana, llevaba en su interior ese don de mando, el porte, la presencia, la majestuosidad que tenía Claudia, cuando entraba algún sitio todos se giraban a mirarla porque imponía respeto, era una persona que no pasaba desapercibida, todos sentían que estaba allí, presente. Jill se sentía orgullosa de su hija, pues veía en ella ese fuego romano.
Ambas niñas ya se habían convertido en hermosas mujeres, aunque hacía tiempo que no se veían sabían que el destino las volvería a unir, pues aunque Gabrielle no lo sabía ambas tenían algo en común.

Y así pasaron años y años, pero el amor de Xena y Gabrielle no había perdido nada, cada día era más fuerte, la vejez las alcanzaba, sus cabellos comenzaban a tener los primeros rayos de luz blanca, pero sus recuerdos de una vida llena de aventuras y amor las mantenía unidas, Xeclelle se había dedicado a atender a los más necesitados, tenía varios orfanatos, pues con la herencia que le había dejado Claudia tenía mucho dinero para ayudar y eso es lo que hizo, conoció a un buen hombre, se enamoró y se casó, ambos tenían ya tres hijos, dos niñas y un varón, la mayor Xena, la menor Claudia y el niño Gabriel, vivían felices, sus madres la visitaban siempre que podían, era una gran alegría para todas volver a verse y recordar los tiempos felices, Xena ya no peleaba como antes, pero aún tenía ese fuego en los ojos, cuando veía una que otra pelea, quería siempre meterse, pero Gabrielle la agarraba del brazo y le decía: Xena, tendré que curarte la espalda a la noche, no es que me queje, pero preferiría que te lastimaras haciéndome el amor, no peleando. Xena reía y se abrazaba a la barda.
Con el tiempo se enteraron que Jill había muerto, ambas se abrazaron y lloraron a su amiga, pero sabían que había sido feliz todos esos años junto a Lilian y a su hija Gabrielle, ahora sí que estaría en los brazos de su verdadero amor, en los brazos de Claudia.

Por su lado Gabrielle la hija de Jill, también se dedicó a las obras de caridad que hacía su madre, quién siguió con las obras que había comenzado Claudia, de vez en cuando se encontraba con Xeclelle para intercambiar ideas para mejorar las condiciones de los hogares que tenían para los más necesitados, Gabrielle ya con el tiempo había abandonado la aldea amazona, se fue a vivir a Roma, al palacio que Jill habitó con Claudia, pues en sus años de vida había escuchado hablar mucho de aquella mujer en el seno de su familia y quería conocerla, saber más de ella, algo le decía que era más que una amiga para su madre Jill y así cuando llegó a Roma supo la verdad, que Jill estaba enamorada de esa mujer, que habían vivido juntas mucho tiempo hasta que ella murió, conoció algunas personas de las que habían conocido a Claudia y a Jill, también conoció al Lugarteniente Luciano, quién con el tiempo se había convertido en el Comandante de Roma, éste se emocionó mucho al saber que era la hija de Jill y se apenó al saber que ya había muerto, le contó infinidad de historias y aventuras que habían vivido juntos con Claudia y Jill, Gabrielle supo luego de todo lo que le habían contado, que Claudia había sido el amor de la vida de su madre Jill, por eso la nombraba a cada momento, también necesitaba respuestas sobre como había venido al mundo, Jill nunca se lo dijo y no quería preguntarle a su madre Lilian, pues sabía que sufriría, pues ella pese a ser muy parecida físicamente a Lilian, no tenía su esencia, sentía algo distinto, no eran iguales en su interior y si nunca Jill había estado con un hombre como era posible que ella naciera, necesitaba respuestas. Encontrar a Xena y Gabrielle no era fácil puesto que viajaban mucho, hacía años que no las veía, así que decidió ir a ver a Xeclelle, ella era mayor que Gabrielle tal vez sabría algo, el por qué su madre Jill le había puesto Gabrielle, el nombre de la madre de Xeclelle, Gabrielle cuando necesitaba una amiga sabía que podía confiar en Xeclelle, ella le daba la paz que a veces necesitaba pues estas preguntas muchas veces la atormentaban.

Llegó al orfanato donde Xeclelle siempre estaba atendiendo a los más necesitados, entró despacio, preguntó por ella, pero Xeclelle con sus poderes la tenía en mente desde hacía varios días, sabía que vendría a verla y para qué.
Xeclelle: Gabrielle, que alegría verte, te extrañé tanto todo éste tiempo, deberías venir más seguido, sabes que yo no puedo irme de aquí, para visitarte en Roma.
Gabrielle: Xeclelle, yo también te extraño mucho, eres como la hermana que no tuve, necesito hablar contigo, tengo muchas dudas.
Xeclelle: sí, ya sé a qué has venido.
Gabrielle: claro con tus poderes puedes leer mi corazón, sabes busco respuestas y pensé que tú podrías dármelas, aún no sé como vine a éste mundo, si llevo dentro la sangre de alguien más, además de mis madres, estuve averiguando sobre una tal Claudia, mi madre Jill siempre la nombraba y mi madre Lilian se ponía mal cuando escuchaba su nombre, a veces a Jill la veía como si hablara con alguien en la orilla del lago, era un ritual para ella, iba todos los días por la tarde, miraba al cielo y hablaba, yo pensé que hablaba con los dioses pero me di cuenta que hablaba con alguien llamada Claudia y siempre le veía los ojos llorosos, como que realmente amaba a esa mujer, estuve en Roma y supe la verdad, que habían sido pareja, que se amaban de verdad, que ella murió muy joven y mi madre luego fue a vivir con las amazonas, la llevaron tus madres, por eso supongo que me llamó Gabrielle y allí conoció a Lilian, pero creo y más ahora que sé algo de la verdad, nunca la amó, su corazón perteneció a esa mujer llamada Claudia, sabes algo cuando la nombro siento algo aquí en mi corazón, es como si mi madre me hubiese pasado el amor que sentía por esa mujer, también sé que todo el dinero que tengo es por Claudia. Hablé con muchas personas me dijeron que era extraordinaria, que tenía ciertos poderes, como los tuyos, ¿qué tienes que ver con ella?, ¿por qué tu hija menor se llama como ella?, necesito esas respuestas para seguir adelante y poder entender muchas cosas que siento pero que no entiendo.
Xeclelle: trataré de explicarte al menos lo que sé. Es verdad todo lo que dijiste, tu madre Jill estuvo muy enamorada de Claudia, nunca dejó de amarla ni aun después de casarse con Lilian y sí ella era un ser muy especial tenía los mismos poderes que tengo yo, los heredé de ella, mi madre Gabrielle me contó la historia del porque yo tengo estos poderes, fui concebida con violencia, mi madre soportó mucho dolor, pero allí estaba Claudia para curarla, protegerla y moldeó la semilla que había en mi madre, por eso soy igual a Xena, pero también me quedó la esencia y los poderes de Claudia, fue cuando ella entró en mi madre para moldearme, es una historia maravillosa de amor y amistad porque amaba profundamente a mis madres y por supuesto era correspondida, eran muy amigas, cuando ella murió ambas lloraron mucho, pues habían perdido a una gran amiga, y con respecto a ti, te puedo decir que te pusieron el nombre de Gabrielle por eso, porque Claudia era muy amiga de mi madre y el día que te concibieron por una bendición de los dioses, sentí una luz y una fuerza especial en mí, abracé a tu madre Jill, quien se encontraba muy triste por no poder tener una hija y escuche una voz en mi interior que me dijo el nombre que debías llevar, luego nosotras nos fuimos y al cabo de nueve meses tú naciste, fue una alegría enorme para todas, especialmente para mí, eres como me dijiste siempre, la hermana que nunca tuve, eres mi mejor amiga, fui el instrumento para tu concepción pese a que solo tenía cinco años, esta es la medalla que Claudia me dejó para que la llevara siempre y cuando me marche se la dejaré a mi hija Claudia, ella tendrá el don de llevar estos poderes maravillosos, poderes de amor, de paz y de luz. También la fortuna que tengo, se la debo a ella, me dejó en su testamento para que cuando creciera tuviera una vida más tranquila, más plena, que no me faltara nada, para que nunca tuviera hambre, soy muy dichosa de llevar su esencia, soy una combinación de puro amor, pues el amor que se tienen Xena y Gabrielle es enorme y encima llevar dentro la esencia de la paz de Claudia, me hace muy feliz y tu deberías sentirte igual, tal vez conteste tus preguntas, sinceramente creo que eres hija de ella y de Jill, tal vez como era tan pura en todo, por eso te dio la apariencia física de Lilian para que no se sintiera mal, para que no se sintiera fuera de tu vida, de esa hija que tanto anhelaba tener Jill. Y hablando de eso, acabamos de descubrir que realmente somos hermanas por parte de Claudia, ambas tenemos su esencia.
Gabrielle: la verdad eres extraordinaria me has contestado a todas mis preguntas, te amo hermana Xeclelle.
Xeclelle: te amo, hermana Gabrielle, (ambas se fundieron en un fuerte abrazo, a partir de ahora se verían más seguido, pues las unía algo más que la amistad, la unía la esencia, la sangre, la vida continuaría para ellas con luz, paz y felicidad).

Aquella misma noche en que Xeclelle y Gabrielle supieron que eran hermanas por un don divino, Xena y Gabrielle estaban acampando en un hermoso claro, recostadas en la manta, abrazadas, era una noche hermosa llena de estrellas. Después de haber hecho el amor, vieron como siempre las estrellas.
Xena: mira Gabrielle esas estrellas forman un cucharón...
Gabrielle: no Xena, para mí es un oso...
En todos esos años estaban de acuerdo en todo, menos en las formas de las estrellas.
Xena: después de tanto años, aún crees ¿qué es un oso? Sabes algo... mirándolo bien parece un oso... Te amo, mi barda, Gabrielle.
Gabrielle: ja, ja, ja, siempre tengo razón... te amo, mi Princesa Guerrera Xena.
Xena abrazó a Gabrielle y miró de nuevo al cielo, sus profundos ojos azules se dirigieron a una estrella en especial, una muy grande y brillante, dónde en una de las últimas conversaciones con Claudia, ésta le dijo que estaría, le guiñó un ojo y pensó: "La hice muy feliz como me pediste y soy muy feliz por tenerla, gracias por estar cuidando siempre de nuestro sueño, gracias amiga... te amo Claudia".
Ambas se fundieron en un beso profundo, sellando otra vez y para siempre su amor.
Y así seguirían con sus vidas, felices, con todos los ingredientes que tiene la vida, a veces dolor, soledad, oscuridad, tristeza, pero también alegría, amigos, luz, paz y sobre todo amor, mucho amor, como se tendrán por toda la eternidad "Xena y Gabrielle".

FIN

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Nota de la autora:
Espero que les haya gustado, al menos yo la verdad me divertí y me emocioné al hacerlo. Gracias a todos aquellos que han leído mi historia, que me dieron un poco de su tiempo, para ser entretenidos con una de las mejores series de los últimos tiempos:

"Xena, nuestra princesa"


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