Disclaimer: Esta historia está basada en los personajes de la serie Xena: Warrior Princess. Xena y Gabrielle, son propiedad de Universal Studios y de Renaissance Pictures, al igual que alguno de los otros personajes que puse en mi historia, otros son nombres comunes si te llamas así, bienvenida a mi historia. No pretendo infringir los derechos de autor con esta historia ficticia producto de mi imaginación, esto ha sido escrito solo para entretener a los fanáticos de la serie.
ADVERTENCIA DE VIOLENCIA: sí hay violencia.
ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia describe una relación de amor y sexo entre dos mujeres adultas. Si eres menor de 18 años o esta clase de historias te molesta por favor no la leas, quedas advertido que es muy violenta.
COMENTARIOS: puedes enviar tus sugerencias a labardita@hotmail.com, ten compasión es mi primera historia.

P:D: no seré tan mala, prometo las continuaciones, lo antes posible, pues sé que es terrible esperar tanto por las mismas...


UNA HISTORIA DE AMOR

Por: La Bardita

Séptima Parte
EL DOLOR Y EL CONSUELO

A todo esto ya en el borde del campamento estaba la comandante, con sus soldados, en lo alto de una pequeña loma, estaban observando, lo que parecía ser una fiesta, cuando llegó uno de los soldados, para decirle a la comandante que lo que había visto no era una fiesta, era una aberración.
La comandante dio la orden para atacar, todo en silencio, pues querían tomarlos por sorpresa, les dijo que rodearan el lugar, cuando ya estaban todos listos, fue cuando el último guerrero se disponía a penetrar a Gabrielle, el tercer guerrero se bajo los pantalones y fue lo último que hizo pues una flecha le dio en su miembro, y otra en el corazón.
Comandante: ¡¡Ataquen!!!... Lugarteniente Luciano ven tengo que decirte algo.
Luciano: sí mi comandante.
Comandante: lleva a esa mujer la que esta en el piso a una tienda, luego suelta a la que esta atada, después vigila donde están los esclavos, y no te olvides de déjarme a Kalnuss solo para mí.
Luciano: sí lo haré.
Comandante: mi amor, no quiero que te separes de mí, ni un momento, estos hombres son muy peligrosos, especialmente Kalnuss, además... tú eres rubia, y es una obsesión la que tiene por las rubias.
Rubia: no te preocupes, haré lo que me dices, además no me pides nada raro, yo no quiero nunca separarme de ti, te amo.
Comandante: y yo a ti. Vamos a ver como quedo el campamento, por lo que veo desde aquí estamos ganando, mira como quieren escaparse los cobardes, son valientes solo ante una pobre mujer, espero que hayamos llegado a tiempo Maria, para salvar a tus amigas.
Maria: sí, eso espero.

Las tres se acercaron a la batalla que ya finalizaba, los romanos habían acabado con todos, (todos dejaron de reír) pero aun no encontraron al hombre que tanto deseaban encontrar al jefe, al maldito de Kalnuss, la comandante estaba furiosa.
Comandante: ¿Cómo se les pudo escapar? tiene que estar por aquí. No pudo irse tan lejos, busquen entre los cadáveres, a lo mejor quiere hacerse pasar por muerto, lo quiero antes de que termine el día.
Soldado: sí mi comandante, lo encontraremos. En ello va nuestro honor.

Luciano se acercó a Gabrielle, era un horror ver ese cuerpo tan pequeño, en posición fetal, tomándose las piernas con ambas manos y llorando de dolor, toda desnuda, sus heridas eran muchas, Luciano se apiado de esa pobre mujer debía hacer lo que le dijo la comandante, pero tenía miedo de tomarla entre sus brazos, tenía miedo a que se rompiera, se agacho para hablarle.
Luciano: disculpa, soy el lugarteniente romano, me llamo Luciano, ¿puedes oírme?
Gabrielle: (Gabrielle solo lo miró con los ojos llorosos). No me hagas mas daño, haré lo que tu quieras, no me pegues, no me violes...
Luciano: ¡¡Por Roma!!, mujer ¿qué te han hecho?, solo estoy aquí para ayudarte, no me temas, no te haré daño, ya te han hecho suficiente, cubriré tu cuerpo con mi capa, (y se sacó la hermosa capa y la cubrió con ella, a la memoria de Gabrielle vino el recuerdo de aquella hermosa mujer, que una vez la había salvado de ser violada en la aldea amazona, cuando los romanos las habían atacado, y ahora otro romano la quería cuidar, que cruel era el destino, recordó enseguida a Claudia, pues después supo que había sido ella esa mujer extraña, cuando la cubrió con su capa y sintió sus fuertes brazos y la protección que le brindaba, las veces que había estado a su lado, en todos los malos momentos que le habían tocado vivir, ¿dónde estaba?, si supiera por todo lo que habían pasado estos últimos días, mientras pensaba sintió como Luciano la levantó con cuidado en sus brazos, y cerró los ojos, quedándose desmayada pensando en Claudia y en Xena.
Xena estaba media mareada observando la escena, le dijo a Luciano:
Xena: cuídala bien, ella es mi vida.
Luciano: lo haré, no se preocupe.
Otro soldado se acercó a Xena y le dijo que ya estaba todo controlado que enseguida la soltarían.
Xena: gracias. (y se desmayó)

Soldado: comandante, mire lo que encontré, es un arma muy rara.
Comandante: ¡¡Por Roma!! ¿dónde encontraste esto? ¡¡Habla!!
Soldado: estaba cerca de la mujer aquella, la que esta aun atada a los postes.
Comandante: (tenía en su mano el chakram de Xena, lo apretó fuerte contra su pecho y dijo en un susurro ) Xena... (si ella era Xena la otra mujer sería Gabrielle, su corazón se paralizó, respiro hondo y luego salió corriendo en busca de sus grandes amigas).

Cuando llegó al lado del cuerpo de Xena, pensó lo peor, pues Xena miraba hacia abajo, su estado era lamentable, su cuerpo ajado por los golpes recibidos, su piel quemada por el sol, se quedó mirándola con lágrimas en los ojos, Jill que la había seguido, quería saber quien era esa mujer que hacía llorar a su alma gemela.
Jill: Claudia, ¿quién es? no llores por favor.
Claudia: debo bajarla, ayúdame corta las cuerdas. (Jill cortó cada una de las cuerdas y el cuerpo de Xena cayó sobre los hombros de Claudia, quien la aferró a su cuerpo, y la llevó a la primera tienda que vio, la recostó sobre la cama, y entre sollozos, le tocaba el pelo, la cabeza, le acariciaba el rostro de la guerrera que estaba con un corte en la ceja y sus labios secos y con sangre.
Claudia: Jill trae agua fresca, dile a los hombres que traigan agua del lago, que no tomen nada de agua del campamento, tampoco comida, puede estar envenenada, apresúrate.
Jill: sí, lo haré, pero no te pongas tan mal, te noto triste.
Claudia: ella es Xena, mi mejor amiga, y la otra mujer que estaba en el piso debe ser Gabrielle, mi niña bardo (con lágrimas en los ojos), ellas son mis mejores amigas, estuvimos mucho tiempo juntas, mientras estuve lejos de ti, ellas me consolaban el alma. Les debo mucho, somos como nuestros propios ángeles guardianes, cada una de nosotras siempre hizo algo por la otra. No puedo creer que estén aquí, ese maldito de Kalnuss, cuando lo encuentren me vengaré, le haré pagar cada lágrima que derramó Gabrielle, cada lágrima que derramó Xena. Te lo juro. Las pagará. (Jill la abrazó con fuerza y ternura, pues nunca había visto llorar tanto a su amada, supo que realmente Claudia amaba a esas mujeres).
Claudia: Xena, puedes oírme, Xena despierta, por favor, escúchame. Soy yo Claudia, ya estas a salvo, vuelve Xena, por favor, te necesito aquí conmigo, Gabrielle te necesita. (en eso la guerrera despertó).
Xena: (susurro) Claudia, sabía que no me dejarías esto solo a mí, siempre estas cuando más te necesito. (y acaricio el rostro de su amiga y Claudia le besó la mano).
Claudia: shhh, Xena, no hables tanto, debes descansar, luego tendrás tiempo para decirme lo que paso.
Xena: ¿Y Gabrielle? ¿cómo está?
Claudia: aun no la he visto.
Xena: se la llevó uno de tus soldados, tal vez le haga mas daño (quiso levantarse).
Claudia: quédate tranquila (volvió a recostarla), yo le di la orden de que cuidara de la mujer que estaba en el piso, pero no sabía que era Gabrielle y menos que la atada en el poste eras tú.

En ese momento entro Jill, trayendo agua fresca y las hierbas para curar a Xena.
Jill: aquí tienes, Claudia. (miró a los ojos azules tan profundos y a la vez tan tristes de Xena) hola soy Jill, amiga de Claudia.
Xena: soy Xena, amiga de Claudia. (y le dio una sonrisa)
Jill: lamento mucho por lo que han pasado tú y tu amiga Gabrielle.
Xena: sí fue horrible, pero te pido por favor Claudia entrégame a Kalnuss, no lo mates, aun.
Claudia: no debes preocuparte por eso Xena, yo me encargaré.
Xena: ¡¡No!! Quiero hacerlo yo, déjame a mí.
Claudia: lo haremos juntas, pues yo también tengo mucho para hacerle pagar.
Jill: después hablan de venganza, ahora será mejor que cure tus heridas. (tomó un trapo lo mojó con agua y le dijo a Xena que se pusiera boca abajo, para curar las heridas de la espalda, antes se quitó la enagua, bueno lo que quedaba de ella, dejando al descubierto su maravilloso cuerpo, que aunque estaba todo golpeado, aun seguía siendo bello, Jill la cubrió con una sábana, de la cintura para abajo, la miro a Claudia quien se había quedado paralizada ante el horror de ver las heridas en la espalda de Xena, le tocó suavemente el brazo para sacarla del trance en que había quedado), Claudia, Claudia, amor, (Xena al escuchar la palabra amor sonrió, pues supo que por fin su querida amiga había encontrado de nuevo a su alma gemela, al amor de su vida, a esa mujer que no la dejaba dormir en tantas noches mientras veían a las estrellas en los claros del bosque, aquella mujer que le quitaba el sueño a su amiga, por fin la había encontrado).
Claudia reaccionó ante el contacto de Jill, se estremeció y una lágrima volvió a salir de sus hermosos ojos. Se dijo asimismo que debía ser fuerte, si estaba así al ver a Xena, que sería de ella cuando viera a Gabrielle, a su dulce bardo Gabrielle, sus amigas la necesitaban de una sola pieza, entera, aunque se le fuera la vida y el alma al verlas en ese estado tan deplorable, debía ser fuerte, debía darles fe y esperanza, debía curarlas, amarlas.
Claudia: Xena, Jill te cuidará, tiene unas manos muy suaves, doy fe de eso.
Xena: estoy segura que sí. (y levantó un poco la cabeza, la giró para ver a los ojos a Claudia y le dio una sonrisa cómplice, Claudia se acercó y le puso su mano sobre su cabeza, y le susurró al oído).
Claudia: sí, es ella, por fin encontré a mi alma gemela, como dice la barda.
Xena: cuídala mas que a nada en el mundo, no sabes el dolor que se siente cuando ves el daño que le hacen a tu alma gemela y peor aun cuando no puedes hacer nada por evitarlo (con lágrimas en los ojos).
Claudia: te entiendo Xena, la cuidaré. Al igual que te cuidaré a ti y a Gabrielle.
Xena: lo sé. Gracias. Te quiero mucho.
Claudia: yo también te quiero guerrera.

Y así Jill quedó a solas con Xena y todo su dolor, ella se encargaría de cuidar a Xena, debía bajarle la fiebre, pues el sol le había caído muy mal, al igual que las heridas que tenía en su espalda y piernas, cada una estaban en carne viva, le llevaría mucho tiempo a Xena para que su espalda cicatrizara.
Con cada suave toque que le hacia Jill, Xena gemía de dolor, luego de lavar sus heridas, Jill se encargó de ponerle despacio las hierbas para que no se infectaran, era muy doloroso para Xena y también para Jill, que sentía como esa mujer que parecía tan fuerte ante los ojos de todos, se estaba muriendo del dolor, y gemía suavemente con cada toque de Jill.

Claudia se dirigió a ver lo peor, su corazón latía y se paraba de golpe, no sabía con lo que se iba a encontrar, entró a la tienda donde estaba Gabrielle.
La vio recostada sobre la cama, cubierta con la capa que le había puesto Luciano, él estaba sentado en una silla, viendo el rostro de Gabrielle.
Luciano: comandante, no la vi entrar, lo siento.
Claudia: esta bien Luciano, puedes retirarte.
Luciano: ella esta muy mal, debería curarla enseguida, ¿cómo un hombre puede hacer tanto daño?.
Claudia: no es un hombre es una bestia. Me quedaré aquí hasta que despierte, encuentra a Kalnuss, y avísame cuando lo tengas, recuerda no lo mates, solo átalo a los postes donde estaba Xena, la mujer morena.
Luciano: sí mi comandante. (se retiró como le dijo Claudia y comenzó a buscar entre todos los cuerpos a Kalnuss).
Claudia permanecía inmóvil frente a Gabrielle, su corazón estaba roto del dolor de ver a su bardo en ese estado, se acercó y le susurró su nombre varias veces.
Claudia: Gabrielle, Gabrielle, sé que puedes oírme, quiero verte, soy yo.
Gabrielle se movió un momento, con la cara triste, sin abrir los ojos, dijo:
Gabrielle: ¿Claudia eres tú?, escucho tu suave voz en mis oídos, ojalá estuvieras aquí conmigo, te extraño amiga. Sabes, alguien me dio tu capa, esa hermosa color rojo que una vez me diste para cuidarme, para protegerme, para que no me hicieran daño, ¿dónde estas Claudia?.
Claudia: shh, tranquila, abre los ojos, no estas soñando, mi dulce bardo, estoy aquí a tu lado, abre los ojos y veras que soy real.
Gabrielle: ¿No eres un sueño?, un hermoso sueño...
Claudia: Gabrielle, mírame. Estoy aquí contigo, como siempre a tu lado y al lado de Xena.
Gabrielle: Xena, por los dioses Xena, ¿está muerta?
Claudia: no Gabrielle, ella está mal herida, pero tu guerrera saldrá de ésta, como sale siempre, con el amor que tú le das. También saldrás tu adelante, ya verás. Mírame por favor, mírame Gabrielle.
Gabrielle: (abrió lentamente los ojos), ¿no eres un sueño? ¿estás aquí conmigo? (levantó su mano y acaricio el rostro de Claudia) ¿lloras?, no llores, ¿estoy muerta? Ya no siento mi cuerpo, no llores, amiga, no llores (y siguió acariciando a Claudia y tocaba las lágrimas que corrían por sus mejillas).
Claudia: lo siento, debo ser fuerte y mírame, llorando como una niña y después te digo niña a ti, eres una mujer muy valiente, Gabrielle. (y puso su cara sobre el pecho de Gabrielle, se abrazó a su frágil cuerpo, sintió lo delgada que estaba Gabrielle, un escalofrío pasó por su cuerpo, quería curarla, cuidarla, protegerla, pero ya era tarde, todo el sufrimiento del mundo ya lo había sentido Gabrielle en su pequeño cuerpo, y eso que aun Claudia no había visto nada, solo le había visto su rostro, y algo de sus piernas.
Gabrielle: shhh, cálmate. Ahora que estas aquí sé que me cuidarás y estaré bien.
Claudia: claro que te cuidaré, no lo dudes ni por un instante, Gabrielle eres una de las mejores personas que se cruzaron en mi camino, Xena y yo te cuidaremos.
Gabrielle: ¡¡No!! Xena, no. No quiero que me vea así, no quiero verla.
Claudia: pero Gabrielle, Xena te ama, ella lo entenderá.
Gabrielle: no quiero verla, ella no querrá estar mas conmigo después de haber pertenecido a ese monstruo.
Claudia: esta bien, cálmate, déjame verte. (quiso retirar la capa que la cubría pero Gabrielle no la dejó)
Gabrielle: no, aun no estoy lista, debes entender. No quiero que me veas, no quiero que veas lo que me han hecho, por favor ¡¡Nooooo!!.
Claudia: (supo que Gabrielle había sufrido mucho, que aun le quedaban rastros de dolor, habían marcado tanto su cuerpo como su alma) tranquila, esta bien, haré lo que tú quieras, cuando quieras, no te obligaré a hacer nada que no quieras.
Gabrielle: ¿En serio no lo harás?, él... él... siempre me obligaba a hacer lo que quería... y sino... lo hacía... me castigaba...(comenzó a llorar).
Claudia: shh, por favor no hables te hace daño, el bastardo ya no volverá, quédate tranquila ahora estás conmigo, nadie va a hacerte daño, te lo prometo. No pienses mas en él, en lo que te hizo.
Gabrielle: ¿Cómo puedo olvidarlo?, si aun lo siento dentro de mí, como hacerlo con el daño que me hizo, las marcas, el dolor interno, la expresión de los que me miran con horror, como me has mirado tú, hace un momento.
Claudia: sé que te será difícil, pero con el amor de las personas que te aman de verdad y que son muchas, saldrás adelante, el tiempo lo dirá. Déjame ver las heridas, te lo pido por mí, cuanto antes las cure más rápido sanarás, más rápido dejarás de sentir tanto dolor.
Gabrielle se movió un poco en la cama y comenzó a quitarse la capa, sin dejar de mirar los ojos de Claudia, pues quería ver la reacción de su amiga, al mirarle su cuerpo. Claudia se estremeció por las heridas de Gabrielle, pero sabía que la barda la estaba observando, así que se quedó en silencio, con cara seria, sin expresión alguna, aunque por dentro quería abrazarla y volver a llorar sobre ella.
Gabrielle: y bien ¿qué opinas?, hizo un buen trabajo, ¿no crees?
Claudia: sí. Tendré que traer mas hierbas, déjame quitarte la capa, se la devolveremos a Luciano.
Gabrielle: Claudia, no te vayas, quiero que te quedes por favor, tengo miedo, ya esta por anochecer, él siempre viene a esta hora.
Claudia: él ya no volverá, te lo dije Gabrielle, quédate tranquila, ya no esta mas aquí.
Gabrielle: ¿Se fue?, ¡¡Mientes!! Él me dijo que no me dejaría nunca.
Claudia comenzó a preocuparse por Gabrielle, estaba en un estado de shock mental, comenzaba a delirar, tocó la frente de Gabrielle, se dio cuenta que estaba muy caliente, necesitaba urgente, mas hierbas, debía bajar la fiebre, y atender esas mordidas, en sus pechos, sus piernas, ni quería imaginarse lo que sería su vagina, por los dioses pensó, como sale una persona de esto, de tanto dolor, tanta humillación, hay que ser muy fuerte, tener fe, y sobretodo mucho amor de las personas que te rodean, aquellas que te quieren bien, pensó que Gabrielle era en toda su desgracia, algo afortunada pues era fuerte y tenía muchas personas que realmente la amaban, que darían su vida por ella, para que esto no hubiese sucedido nunca.
Claudia: Gabrielle, mírame, ¿alguna vez te mentí?, sabes que te amo mucho, que nunca te mentiría, te dije que él ya no volverá, y así es, te juro que no volverá.
Gabrielle: sí, pero aun tengo miedo, quiero que te quedes, no te vayas. (y se aferró fuerte al cuerpo de Claudia, quien la abrazó con fuerza, y así se quedaron en silencio abrazadas un momento, que para Gabrielle pareció mágico, era algo distinto a lo que había vivido estos últimos días, era encontrar la paz, que tanto había necesitado. Como extrañaba esos abrazos de Claudia, sabía que ella siempre le daba paz. Gabrielle cerró lentamente los ojos y se quedó dormida en los brazos de Claudia. Esta la recostó de nuevo sobre la cama, la tapó con una sábana, pero antes quería ver su espalda, quería saber si también le habían dado azotes como le dieron a Xena. La puso de lado y vio que tenía mordeduras en la espalda y en el trasero, la acaricio suavemente, para que no se despertara, su trasero estaba muy rojo, pensó lo peor, ¿también la había penetrado por allí? Maldito desgraciado. Salió corriendo de la tienda, necesitaba saber si ya lo habían atrapado, en ese momento se acercó Luciano y Claudia le devolvió la capa.

Luciano: comandante encontramos lo que buscaba.
Comandante: dime que está vivo, lo necesito vivo.
Luciano: sí mi comandante, está vivo, estaba como dijo usted escondido entre los cadáveres de sus propios hombres. Pero hay algo que debo decirle, lo encontramos porque intento matar a esa mujer que encontramos en la aldea, Maria, la vio caminar por el campamento y se ve que su odio y furia, ante la traición de la mujer no pudo con su ego, y le lanzó un cuchillo por la espalda, por suerte la mujer se corrió a tiempo, pero le dio justo en el hombro, sin dañar ningún órgano vital, está en la tienda junto a Jill, la llevé allí, no quería molestarla a usted.
Claudia: cobarde, maldito. Átalo a los postes lo dejas ahí toda la noche, mañana veré que hago con él, ponle tres guardias, que no se escape, ni que se duerma, despiértenlo a cada rato, si se duerme, le tiras agua fría, ¡¡¡No quiero que duerma!!! Yo hoy debo curar a mi amiga, así que no me molestes en absoluto, estaré en esa tienda con ella, si es muy urgente llama a Jill, ya sabes donde encontrarla, si necesita algo se lo das, ponle también guardias en la puerta de la tienda, cuídala bien. Debo llevar agua fresca y más hierbas, le han hecho mucho daño a Gabrielle. Me llevará mucho tiempo recuperarla. Quiero que también vigilen a los esclavos, dales de comer, no mucho, pues comer mucho de golpe les puede hacer mal y pueden morir, quiero que lo hagan poco a poco, despacio. Aun no los sueltes, debo saber sus nombres y de dónde es cada uno, hazme una lista con todos los datos. No quiero que nadie se acerque a la tienda donde está Gabrielle, no quiero a ningún hombre cerca, ella tiene pánico. Yo saldré y vendré a darte las órdenes cuando pueda, hagan un buen campamento, nos quedaremos un buen tiempo aquí, mis amigas necesitan de mis cuidados y por sus heridas creo que me llevará muchos días.

Luego de hablar con Luciano, Claudia se dirigió a la tienda de Jill, necesitaba verla, aunque sea solo un momento, pues no podía dejar a la barda sola por mucho tiempo, Jill lo comprendía, aunque en el fondo estaba algo molesta porque no había visto en todo el día a Claudia, se sentía celosa, por la forma en que su amada, protegía a esa mujer, la que llamaban Gabrielle.
Claudia: hola, (le dio su mejor sonrisa).
Jill: hola, era hora de que te dignaras en venir, aunque sea solo a ver a tu amiga, Xena.
Claudia sintió el fastidio en las palabras y gestos de Jill, supo que tenía razón, pues no la había visto en todo el día, desde que habían llegado, se había internado en la tienda junto a Gabrielle. Así que trato de la mejor manera justificarse.
Claudia: estas molesta y lo acepto, sé que es...
Jill: (interrumpió) ¡¡No estoy molesta!!
Claudia: ¡Hey!, soy Claudia, ¿recuerdas?, te conozco bien, lo siento no fue mi intención permanecer todo este día separada de ti, pero Gabrielle me necesita, esta muy mal, si supieras por todo lo que paso.
Jill: disculpa, lo siento, no quise ser tan egoísta, sé que sufres por tus amigas, es solo que... bueno... Yo...
Claudia: shh, lo sé mi amor, (se acercó y le dio un beso en los labios) ¿mejor?
Jill: sí, sabes que con un beso puedes convencerme de lo que tú quieras, como puedo resistirme a tus labios (se besaron de nuevo).
Claudia: (buscó con la mirada a Maria) ¿dónde esta Maria?
Jill: la curé y la llevé a otra tienda, pues Xena necesita descansar y la mujer no paraba de hablar.
Claudia: bueno, dime como anda mi Princesa Guerrera.
Jill: ¿Tu princesa? (celosa)
Claudia: jaja, cambia esa cara, es una forma de decir, a Xena la llaman la Princesa Guerrera y es mi princesa y Gabrielle es mi reina bardo, es solo una forma de llamarlas, cuando viajamos juntas, nos divertíamos mucho, es simplemente un juego, no debes estar celosa, sabes que solo te amo a ti.
Jill: ¿Y a ti como te llamaban?
Claudia: simplemente Claudia, pues ellas nunca supieron con quién viajaban.
Jill: ¿No les dijiste que eras la comandante principal de Roma, que Cesar es tu hermano?
Claudia: no, pero luego se enteraron, y me costó un alto precio, casi pierdo su hermosa amistad, pues Xena odia a muerte a Cesar, él fue otro de los tantos que la transformo en lo que fue, una mujer muy mala, pero gracias a Hércules y sobretodo al alma pura de Gabrielle logró dejar todo eso en el pasado, y se transformó en una persona de bien, que lucha por el bien supremo, junto a la barda. Me has visto pelear muchas veces, ¿no?
Jill: si, por supuesto, eres magnífica, no he visto a nadie pelear como tú, tu fuerza, tu seguridad en tomar la espada, tus reflejos, eso que hace que me excita cada vez que te miro, sudar por un batalla, que de antemano ya sabes que ganarás, la luz que refleja tu rostro y tus ojos cuando termina el combate y ganas, me llena por dentro, llena el vacío que tengo mientras peleas por miedo a perderte algún día, por miedo a que encuentres a otro que sea mejor que tú con la espada, pero luego te veo ahí con tu sonrisa triunfante, y mi corazón vuelve a latir. ¿y aun me preguntas si te he visto pelear?
Claudia: nunca me habías dicho todo lo que sentías al verme pelear, sé que el pelear a veces esta mal, pero me alegra que te excite y te guste, pero si la vieras a ella, estoy segura que ahí sí se te paralizaría el corazón, es estupenda, tiene un halo de misterio en sus ojos, las cosas que hace, te deja con la boca abierta, parece que danzara en cada movimiento, sabe que puede morir y ella le sonríe a su atacante, te pone nervioso el temple que tiene para enfrentarse con el filo de la espada del enemigo que tiene enfrente, es tan segura de sí misma, que sabes que nada va a pasarle, esta atenta a todo, Gabrielle no es una guerrera como ella, pero aun en medio de la lucha puedes ver que sus ojos están puestos en Gabrielle, vigilando que nada le pase a su bardo, es sencillamente extraordinaria.
Jill: vaya, la describiste con pasión.
Claudia: eso es lo que pone en sus batallas, pasión, la he visto pelear muchas veces mientras viajábamos, es tan buena que no necesitó que yo la ayudara, bueno ella no sabía que yo era tan buena con la espada, pues nunca se lo demostré, incluso hasta me protegía con su cuerpo, me decía: no te muevas de mi lado, o vete detrás de aquel árbol, yo le obedecía porque en mi asombro no podía dejar de ver a esa mujer, pensaba que por nada del mundo me perdería ese espectáculo, y me quedaba en silencio mirándola, aprendí mucho de Xena observándola, después de mucho tiempo lamentablemente cuando descubrió que era la hermana de Cesar nos enfrentamos, y supo de mi habilidad con la espada, pese a que sentí el odio en sus ojos, porque creyó que la traicione, algo que nunca hice, sentí que estaba excitada por saber como peleaba y quién de las dos ganaría, en cada choque de nuestras espadas, veía cada vez mas el brillo en sus ojos, lo disfrutaba.
Jill: ¿Quién ganó?
Claudia: ninguna de las dos, pues cuando la tiré al suelo y me puse sobre ella, vi en sus ojos, muchos sentimientos, odio, frustración, venganza, al principio del combate quería matarme, pero al estar así tan cerca supe que el odio hacia mí, se le había vuelto en contra se odiaba así misma por lo que había tratado de hacer, de matar a una mujer que había sido su amiga, lo vi en sus ojos, Xena habla con ellos, te demuestra todos sus sentimientos en una sola mirada.
Jill: ¡¡Cómo tú!!.
Claudia: sí, puede ser, se parece en algunas cosas a mí, pero al verla, supe que había amor en el fondo de ellos, sabía que no podía matarme y yo menos, tenía bronca porque me había dicho cosas muy feas, me llamó traidora, hirió todo mi ser, por eso me dispuse a pelear contra ella, cuando la tenía tan cerca me perdí en el azul de sus ojos, me acerqué a su oído y le dije:"te amo", terminé por desarmar la coraza que se había puesto frente a mí para poder matarme, me levanté y comencé a caminar en sentido contrario, cuando fui alcanzada por una flecha envenenada. Y el resto otro día te lo cuento...
En ese momento Xena despertó.
Claudia: Hola, ¿cómo estas?
Xena: muy bien cuidada, creo que me gustara estar aquí un tiempo.
Claudia: sí, pero no te acostumbres mucho a sus manos, porque son mías, ¡¡Guerrera!!
Xena: sí, lo sé. ¿cómo está Gabrielle?
Claudia: esta muy dolorida, tiene feas cicatrices, pero la sacaré adelante. Nos llevará tiempo Xena, sobre todo su mente, el desgraciado hizo un buen trabajo, escucha pasos y cree que él vuelve otra vez para hacerle daño, debo hablarle mucho para tranquilizarla.
Jill: es horrible.
Claudia: sí lo es, pero Gabrielle es fuerte, es muy valiente, no creo que haya alguna mujer que soportara lo que pasó ella, necesitará de todas nosotras, de nuestra comprensión y nuestro amor, especialmente de ti Xena, deberás ser fuerte, para lo que viene, ella tiene miedo, vergüenza de ti, aun no quiere verte.
Xena: ¿Estás bromeando?
Claudia: no Xena, no puedo bromear con algo así, esta muy confundida, dame un par de días, aun no me ha dejado curar sus heridas, aun no logro convencerla.
Xena: pues debes curarla cuanto antes, hazlo a la fuerza.
Claudia: no, Xena, eso sería peor, Kalnuss la tomaba a cada momento por la fuerza, debo llegar a su mente con las palabras, con la comprensión, no por la fuerza, debo dejar que ella me guíe hacia el dolor de su cuerpo, cuando esté lista.
Xena: ¿Y si tarda mucho en estar lista? sus heridas se infectaran y no podrás hacer nada.
Claudia: ¡¡Hey!! ¿dudas de mis habilidades? ¿recuerdas que puedo convencer hasta la mujer mas dura, con mis encantos?, vine además de verlas... por mas hierbas y agua fresca, necesito también algo de aceite, alcohol y muchos trapos limpios, tiene serias mordeduras, en la espalda, en los pechos. (Claudia no se atrevió a decirle a Xena lo que mas temía, la cantidad de penetraciones que había sufrido Gabrielle, lo dejó solo a la imaginación de la guerrera)
Xena: por los dioses, mataré a ese maldito. Dime dónde está.
Claudia: tranquila Xena, ya nos encargaremos de él, ahora lo principal eres tú y Gabrielle, tú debes reponerte de las heridas, aun te falta mucho para ponerte de pie, descansa, yo cuidaré de Gabrielle y por Kalnuss no te preocupes de eso también me encargare yo, pero te prometo que la estocada final la harás tu.
Xena: (con lágrimas en los ojos), gracias amiga, gracias por todo lo que haces por nosotras, gracias a ambas, a ti también Jill, eres buena persona, tienes buen corazón.
Jill: aprendí de la mejor. (y tomó la mano de Claudia)
Xena: lo sé tiene un corazón muy grande y un alma que te transmite la paz que tantas veces necesité, especialmente en este momento. Te quiero mucho Claudia.
Claudia le sonrió y tocó su mejilla que estaba mojada por las lágrimas.
Claudia: yo también te quiero Xena y verás que saldremos todas juntas de esta pesadilla, te lo prometo. (tomó todas las cosas que necesitaba y se despidió de Jill con un beso y se fue a la tienda para estar con Gabrielle, sabía que a partir de ahora debía ser lo mas fuerte posible, debía curar las heridas expuestas de Gabrielle, no sería fácil, ver sufrir a la barda).

Entró en silencio a la tienda para no despertar a Gabrielle, pero fue inútil pues Gabrielle en los últimos días vividos no dormía, solo cerraba sus ojos algunos instantes, pues siempre esperaba a que llegara el bastardo y la hiciera suya de nuevo. Cuando vio que se movía la tela que cubría la entrada, se sobresaltó, pensó de nuevo lo peor, todo el dolor se vio en un grito que salió de lo profundo de su alma.
Gabrielle: nooooo, por favor, ya déjame en paz... no me toques mas...
Claudia corrió al lado de su amiga, para tranquilizarla, pero esta le pegaba con los puños, pensando que era de nuevo Kalnuss, quien se acercaba para violarla otra vez, Claudia la sujetó fuerte y trató de calmarla, le dijo que abriera sus ojos y la mirara, que estaba todo bien, que era otra vez una pesadilla.
Claudia: Gabrielle, por los dioses, cálmate, mírame, soy yo Claudia, por favor, mírame.
El cuerpo de Gabrielle temblaba, se separó de golpe de los brazos de Claudia y se puso en un rincón de la cama, abrazando sus piernas con sus brazos, para protegerse de otro ataque. Claudia se sintió muy mal al ver el estado de su amiga, trato de calmarla, le habló.
Claudia: Gabrielle, (quiso tocarla pero la barda se corrió mas hacia el rincón) esta bien, cálmate, mírame soy Claudia vengo a curarte, sé que es difícil, pero debes dejarme curarte. Él ya no vendrá, nadie vendrá a esta tienda, solo yo, te lo prometo.
Gabrielle la miró y el llanto y el pánico se detuvieron un instante, comenzó a hablar.
Gabrielle: ¿Qué haces tú aquí? Aun no lo entiendo, sé que estas siempre cuando más te necesito, una vez me dijiste que eras mi ángel guardián, ya no me quedan dudas.
Claudia: pues la verdad vine en busca de Kalnuss, hace tiempo que estoy tras él, es un bastardo que pagará por sus crímenes, por lo que te hizo, por lo que le hizo a Xena.
Gabrielle: entonces tú eres ¿la romana?, claro como no lo pensé antes, la comandante romana, si sabía que eras tú hubiera tenido mas esperanza, sabría que nos rescatarías, me alegro tanto de verte. Pero siento la necesidad que debo contarte lo que paso, debo sacarlo de aquí adentro (se tocó el corazón) de aquí (se tocó sus pechos) siento que me quema (se tocó la piel de todo su cuerpo) me dijo el primer día, sentirás el pánico, veré el miedo en tus ojos cuando me veas, parece que no se equivocó, (se balanceaba en la cama, aun estaba con sus manos rodeando sus piernas) lo logró, el maldito logro que sintiera el miedo, cuando me lo dijo me reí en su cara, pues sabía que Xena no me dejaría sola en este lugar por mucho tiempo, siempre llegaba en el momento justo, estaba tan confiada que no tuve miedo cuando me lo dijo, hasta que pasaron las horas y sentí a mi corazón solo, pensaba ¿cómo tardas mi amor? pensaba en Xena... ¿por qué ya no me había rescatado?... Llegó la noche... y fue lo peor, entró riéndose, comió, bebió y luego me tomo de las manos y me tiró en la cama, (la barda ya lloraba sus palabras se cortaban), con una mano tomó las mías, y con la otra rompió mi top, mordió mis senos... sentía morirme, pues comprendí que ese dolor no sería nada con lo que vendría después, temblé, y eso lo excitó mas, me dijo que gritara, me pegó... rompió mi falda, mi ropa interior... (¡¡Ya basta!! Interrumpió Claudia) no, déjame seguir, quiero que sepas por lo que pasé... volvió a morder mis senos, me lamía, me dio un asco terrible, abre las piernas me dijo, mi cuerpo no obedecía... no las podía abrir, con su mano libre intentó abrirlas, pero hice toda la fuerza que pude para mantenerlas cerradas, me pegó y me dijo las abrirás zorra, se levantó, tomo una cuerdas y me ató a la cama, con los brazos y las piernas abiertas, se rió diciéndome viste ya las abriste, ahora verás lo que es sentir a un hombre, puso todo su cuerpo sobre el mío, tu piel es tan suave me dijo, no tienes olor a hombre, seguro que nunca te tocó un verdadero hombre, eres hermosa, mordió mis senos otra vez, lo hizo mas fuerte que gemí del dolor, me dijo: eso es, me excita escucharte, abre los ojos quiero verte cuando entre en ti, yo tenia los ojos cerrados no podía verlo, tenía miedo, me dijo ábrelos o quieres que los abra como hice con tus piernas, quiero verte sufrir, quiero ver el dolor que causo en ti cuando te penetre, quiero verte los ojos zorra... puso su cara frente a la mía, podía sentir su horrible aliento y fue cuando entró en mi, con toda su fuerza, su violencia, me dolió intensamente que no pude contener un grito, y comencé a llorar... y me repetía una y otra vez, grita, zorra, grita, y me movía en la cama empujándome una y otra vez, entraba y salía, cada vez mas rápido y mas fuerte, luego creo que me desmayé, cuando desperté no sabía dónde estaba, hasta que vi mi cuerpo desnudo y al sentir el dolor entre mis piernas lo recordé todo, había pensado que era una pesadilla, pero fue real, y llore, y llore... (Claudia se acercó a Gabrielle quien aun estaba en su posición le tomó las manos y la atrajo hacia ella, la abrazó con ternura y ambas lloraron por lo sucedido, Claudia pensaba cómo podría ayudar a la barda, después de lo que le había contado, debía ser muy cuidadosa con las palabras, pues no quería herirla de ninguna forma, iba a ser una noche muy larga).

Después de estar abrazadas un rato Gabrielle se separó de Claudia, quien hacía todo lo que la barda quería.
Gabrielle: sabes, me siento algo mejor, me hizo bien desahogarme un poco, el contar algo de lo que pasé, gracias por escucharme.
Claudia: te amo, puedes contar conmigo para lo que quieras, cuando quieras.
Gabrielle: sí lo sé, aun tengo mucho adentro, ese fue solo el primer día, el comienzo. (de pronto Gabrielle cambio de actitud) quiero que me cures, se que tendrás cuidado de no hacerme daño.
Claudia: (los ojos de Claudia se iluminaron, pues había deseado escuchar esas palabras en todo el día, podría curarla) sí, lo haré.
Claudia se sentó en el borde de la cama, le quitó la túnica a Gabrielle lentamente.
Claudia: comenzare por la espalda, tienes algunas mordeduras. ¿esta bien?
Gabrielle: sí, hazlo.
Gabrielle se puso de espaldas, Claudia lentamente pasó un trapo húmedo por los rasguños que tenía, Gabrielle se removió en la cama, pues sintió ardor, luego fue pasando a todos los mordiscos que había, dos en la espalda y tres en el trasero, cada toque de Claudia era muy suave, pero el dolor que tenía Gabrielle en todo su cuerpo, aunque fuera un toque hecho con una pluma le parecía que le estaban pegando de nuevo, gimió varias veces, Claudia luego le puso la pasta hecha con las hierbas adecuadas para las infecciones, llegó al trasero de Gabrielle, sintió como Gabrielle se tensó, apretó los muslos a medida que Claudia pasaba sus dedos suavemente por los muslos de Gabrielle, cerca del orificio, Claudia abrió lentamente con ambas manos los muslos de Gabrielle y vio que estaba todo rojo e inflamado, ya no había dudas que Kalnuss la había penetrado por ahí, no sabía como seguir, debía poner la pasta alrededor, e incluso poner adentro, Gabrielle estaba cada vez más tensa, las manos de Claudia temblaban pues no sabía si debía tocar esa zona.
Claudia: (suspiró y le dijo) Gabrielle, seré cuidadosa, pero tú sabes... dime si te lastimo, debo ponerte un poco de la pasta...
Gabrielle comenzó a llorar, Claudia no sabía que hacer si seguir, o parar, pero se dijo que si paraba quizás la barda no le daría otra oportunidad y esa infección necesitaba urgente una cura. Tocó la cabeza de Gabrielle en señal que todo estaría bien, tomó el aceite, mojó un poco el exterior del orificio de Gabrielle para que no sintiera tanto dolor al entrar, mojo sus dedos, sería mas fácil poder deslizarse dentro de Gabrielle, se puso la pasta en el dedo mayor, y lentamente con su otra mano abrió los muslos de Gabrielle, y entró suavemente dentro de Gabrielle, la barda se tensó, gimió ante el contacto, era una sensación extraña la que ambas sentían, pues había mucho dolor en el acto, pero también había algo que las unía... Claudia quería curarla, cuidarla y Gabrielle quería que fuese solo ella quien lo hiciera.
Claudia: shhhh, tranquila ya casi termino, (Claudia movía lentamente el dedo en el interior de Gabrielle, frotaba suavemente, Claudia salió como entró, despacio, sintió la flojedad en el cuerpo de Gabrielle y la tensión en el suyo, volvió a poner un poco mas de pasta en su dedo.
Claudia: Gabrielle debo entrar de nuevo.
Gabrielle asintió solo con la cabeza, no podía hablar, lloraba despacio.
Claudia la penetró despacio, suave, sintió la tensión de nuevo en el cuerpo de Gabrielle y en el suyo, frotó suavemente, la barda gimió. Claudia salió y se levantó para lavarse las manos.
Claudia: ya esta, viste que rápido, con estas hierbas sanarás pronto, (Gabrielle le asentía con la cabeza, pues estaba aun, quien sabe dónde, se había sentido extraña ante el contacto de Claudia, pues había vivido tanta violencia, que esa extrema suavidad, la había hecho sentir diferente, sintió su cuerpo temblar). Quédate así un momento hasta que se seque un poco la pasta de las mordeduras, te arderá un poco, no te asustes es lo normal, sentirás calor y luego frío, pero todo estará bien. (Claudia mientras se secaba las manos, no le quitaba la vista de encima a la barda, verla allí sobre la cama desnuda, tan frágil, pensó en lo que había sentido al tocar el cuerpo de Gabrielle, en el temblor de sus manos, el cuidado que tuvo en pasarle la pasta, parecía que la estaba acariciando, pensó en su propia tensión al entrar en ella, ¿se había excitado? ¿y Gabrielle acaso sintió lo mismo?, pues Claudia cuando entró sintió que el cuerpo de Gabrielle reaccionaba al contacto, se había tensado tanto como ella, y se preguntó si el temblor solo provenía de sus manos o es que Gabrielle también había temblado).
Claudia comenzó a preparar mas pasta pues aun le quedaba pasar sobre los senos de Gabrielle y no quería ni pensar en el centro de Gabrielle, si su trasero estaba así, lo que sería la inflamación de su centro. Después de un rato de silencio, Claudia lo rompió.
Claudia: (se acercó a Gabrielle y le tocó el hombro) Gabrielle ya puedes darte vuelta, necesito seguir con las otras heridas.
Gabrielle: (se giró despacio, gimió un poco al poner su espalda sobre la cama). Arde, tenías razón.
Claudia: siempre la tengo.
Gabrielle: uyyyy. (le sonrió)
Claudia supo que todo estaba bien, Gabrielle seguía reaccionando bien, quería terminar cuanto antes con las curaciones, necesitaba respirar el aire puro de la noche. Gabrielle se acomodó en la cama, boca arriba, esperando a que Claudia se acercara con la pasta de hierbas, al ver que no venía Gabrielle levantó la cabeza para ver dónde estaba su amiga, estaba parada mirando sus manos.
Gabrielle: ¿Te pasa algo?
Claudia: no. (mintió, pues se sentía extraña, sabía que debía tocar de nuevo el cuerpo de Gabrielle). Ya estaré contigo. (tomó aire y se acercó a la barda quien la esperaba ¿ansiosa?, ¡¡¿¿qué diablos veo en tus ojos Gabrielle??!!). Ya estoy contigo, muévete un poco así puedo sentarme. (Gabrielle se corrió hacia el lado de la pared de la tienda, Claudia se sentó en el borde de la cama, tomó la pasta y comenzó a poner un poco sobre la primer mordedura que tenía Gabrielle cerca de su seno derecho, el contacto era suave, no quería hacerle daño, Gabrielle sintio el temblor de sus manos)
Gabrielle: (le tomó la mano a Claudia) esta bien, no tiembles, sé que lo harás con suavidad, que no me harás daño, no me voy a romper.
Claudia: lo sé, es que... no quería lastimarte, por eso... ¿lo estoy haciendo bien?
Gabrielle: si, por supuesto, eres pura dulzura. Y te lo agradezco. Puedes continuar, pero no tiembles, por favor, me haces cosquillas, y sabes que soy muy sensible a ellas. (y mientras Claudia limpiaba y ponía pasta en sus heridas, la barda recordaba como una vez le había hecho tantas cosquillas que terminaron cayendo al lago, desde un pequeño monte y comenzó a reír. Claudia le preguntó que le pasaba) ¿te acuerdas esa vez, que le hice cosquillas a Xena y nosotras dos caímos al lago?.
Claudia: sí como olvidarlo, me querías matar cuando saliste toda mojada, pues tu ropa tardaba un día y medio en secarse (seguía poniéndole la pasta, ya sus manos no temblaban, pero sentía el calor del cuerpo de Gabrielle, quien en su relato a veces se quedaba en silencio, después de un leve contacto de los dedos de Claudia sobre sus pechos, sentía algo de dolor y ardor por la pasta, por eso a veces gemía un poco, Claudia se detenía, pero Gabrielle volvía a tomar la mano de Claudia para que siguiera curándola) la guerrera se moría de la risa.
Gabrielle: sí, todo empezó cuandotomé a Xena por la cintura y le hice cosquillas, pues sabía que era una tortura para ella, me pedía por favor que la dejara, justo a mí, me encantaba oírla pedirme por favor, jajaja, pero ella sabía que yo también tengo cosquillas así que quiso agarrarme pero no pudo, y tú como siempre la tenías que ayudar, me tomaste por sorpresa desde atrás y me hiciste tantas cosquillas, que resbale, estábamos acampando cerca del lago, me agarré de ti y caímos juntas, es verdad quería matarte, cuando salí, te salvo Xena, por que sino... Dioses, te odie, y al fin y al cabo Xena era la única que se reía de nosotras.
Claudia: no por mucho tiempo, recuerdas como me vengué, luego la tomé por sorpresa la cargué en mis hombros y la llevé al lago.
Gabrielle: sí lo recuerdo, Xena es fuerte, aun no sé como pudiste cargarla y llevarla hasta el lago, se quería soltar y no podía, se ponía más nerviosa, pues creo que nadie la había cargado así tan fácil y el que no se pudiera soltar de ti, le daba mas nervios, jaja, y la arrojaste al lago, claro que te mojaste tu también.
Claudia: sí, no podía arrojarla sin mojarme, pero luego la hizo bien, tardaba en salir y me asusté, creí que se había golpeado con algo en el fondo por eso no subía.
Gabrielle: si la hubieses conocido bien, sabrías que Xena tiene mucho aire en los pulmones, aun no sé cómo lo hace, se queda más tiempo bajo el agua que lo normal, sabes las veces que me asustó a mí también, y lo hace siempre a propósito algún día se va a sentir mal de verdad y yo me quedaré como una tonta esperándola, claro que siempre termino buscándola abajo del agua, porque me asusta con ese juego, creo que siempre se va ahogar.
Claudia: si yo pensé lo mismo, por eso me tiré y la saqué a la superficie.
Gabrielle: sí las dos salieron al mismo tiempo, fue una vista maravillosa, sus cabellos tan negros, las dos frente a frente, girando la cabeza para quitarse el agua y el pelo de los ojos, parecían dos sirenas en ese momento, pensé ¡¡Guaaauuu!! Que belleza y luego tú le dijiste algo.
Claudia: sí lo recuerdo, le dije, me asustaste pensé que te había perdido. El azul de sus ojos se encendió y me dio una sonrisa sarcástica de medio lado, y me dijo: yo también quería que te mojaras y no pude mas y la...
Gabrielle: la besaste, sí lo recuerdo... cuando hiciste eso me sentí perdida, creí que estaba de más entre ustedes, me mordí los labios de celos... te juro que sentí algo en mí...
Claudia: Gabrielle, fue solo un beso, nunca me dijiste esto.
Gabrielle: es que nunca salió el tema, ahora lo sabes, después le volviste a hablar ¿qué le dijiste?.
Claudia: (sonrió) le dije: si no te dice que te ama esta noche, no me llamo más Claudia.
Gabrielle: (le dio un golpe en el brazo) ¿lo hicieron a propósito, para que yo me declarara a Xena? Son unas...
Claudia: unas maestras del teatro... funciono ¿no?
Gabrielle: claro que funciono, mi corazón estaba roto... Estaba confundida al principio, más cuando te uniste a nosotras, te confieso que me sentí atraída hacia ti, pero luego me di cuenta que lo que sentía por Xena era amor, puro amor...
Claudia: se te notaba a cada momento, cada vez que la mirabas, pero Xena tampoco quería decirte nada pues pensaba que solo eras su amiga, su hermana, sabes las veces que discutí con ella, hablando de ti, de tus sentimientos hacia ella, pues pensó que yo le mentía.
Gabrielle: ¿Cómo esta ella?
Claudia: fui hoy a verla, está mejor, preocupada por ti.
Gabrielle: lo sé pero aun no puedo verla, hay algo dentro de mí que me lo impide. No sé que es, y desde que estoy con vos aquí...
Claudia: (ya había terminado de curar las heridas de sus pechos) listo ya terminé. (le corto la conversación pues no quería escuchar lo que iba a decir Gabrielle, sabía que luego se arrepentiría, hizo el ademán de levantarse pero Gabrielle la tomó por los brazos).
Gabrielle: no te vayas, necesito que me abraces, (y Claudia se aferró al cuerpo desnudo de Gabrielle, sentía su respiración en su cuello, su respiración que era cortada, la fue soltando lentamente para que se recostara de nuevo, la barda puso su mano sobre la mejilla de Claudia y la acaricio en silencio un momento, que parecía eterno para ambas, sin dejarse de mirar a los ojos).
Gabrielle: gracias por estar siempre, cuando más te necesito (no dejaba de acariciarle el rostro).
Claudia: (tomó la mano de Gabrielle para detenerla), de nada para eso son las amigas. (se levantó despacio sin dejar de ver los ojos de Gabrielle y le sonrió) me lavaré las manos. (le dio la espalda a Gabrielle, pero aun sentía los ojos de la barda en su espalda, se lavó lentamente las manos, ahora sí que necesitaba urgente aire fresco, muy fresco). Vendré en un momento traeré mas agua.
Gabrielle: (aun no le había sacado la vista de encima, quería observar todos los movimientos de esa mujer que era tan compleja, a veces tan seria, otras tan divertida y otras tan dulce). No tardes, no quiero estar sola.
Claudia: me daré prisa (espero que haya suficiente aire para mí, pensó).
Y así Claudia fue a buscar más agua, que la verdad no necesitaba, pero era una buena excusa para salir a tomar el aire nocturno, aclarar sus ideas. Vio a dos o tres guardias los saludo, pensó en ir a buscar a Xena, ella debía cuidar de Gabrielle, sus sentimientos hacia la barda la estaban confundiendo, ¿acaso Gabrielle también estaba confundida?, sí seguro era eso, el tema era delicado, había sufrido tanto estos últimos días que se aferró a la primer persona que la trató bien, pero volvió a pensar en Xena, ella debe estar en su lugar cuidando a la barda. Caminó hacia la tienda donde estaba Xena, después se detuvo, siguió, se volvió a detener, pues pensó en lo que le había dicho Gabrielle que no estaba todavía lista para enfrentar a Xena y si la llevaba allí, tal vez sería peor para Gabrielle, justo ahora que le estaba abriendo el corazón y dejaba curar sus heridas. Decidió volver con Gabrielle pero antes quería ver a Kalnuss.

Claudia: hola maldito, por fin estas donde mereces y esto no es nada, lo que le haz hecho a mis amigas, lo pagarás de igual manera, ojo por ojo, diente por diente, te daré el mismo trato.
Kalnuss: ¿Cómo esta la zorra? Seguro que me extraña, dile que pronto iré a verla para entrar en ella otra vez, seguro que aun no me olvida.
Claudia: maldito hijo de perra, verás. (y le dio un fuerte golpe en la cara, le rompió la nariz), te haré llorar lágrimas de sangre, te lo juro, en honor a todas las mujeres que trataste mal.
Kalnuss: maldita zorra, debí tomarte a ti.
Claudia: jaja, no te preocupes ahora yo voy a tenerte a ti, sufrirás en carne propia el dolor del cuerpo y alma de Gabrielle, recuerda ese nombre fue lo último que tuviste en este mundo.

Claudia se alejo y fue a buscar al soldado Herman.
Claudia: Herman, ven tengo algo para ti, esto quedara entre tú y yo.
Herman: sí comandante (este era un hombre muy grande, robusto, fuerte, pero que tenía otras inclinaciones, otros gustos, en fin le gustaban los hombres, Claudia pensó que este era su 'hombre').
Claudia: quiero que hagas lo siguiente, la vas a pasar muy bien, te lo aseguro, quiero que lo hagas varias veces, sé que eres fuerte, tú puedes. Quiero que sienta el miedo, pánico, quiero hacerle sentir lo mismo que sintió Gabrielle y tantas otras, quiero verlo pedir, suplicar por favor que lo dejes, tómalo las veces que quieras, te lo dejaré solo sin guardias, comienza cuanto antes. Te recompensaré muy bien, si haces un buen trabajo.
Herman: me ofende comandante, soy el mejor para este trabajo, además entre nosotros hace tiempo que no... usted me entiende y lo necesito, gracias.
Claudia: de nada, mañana veré tu trabajo, buenas noches.

Claudia se acercó de nuevo a Kalnuss, le dijo a los dos guardias que descansaran que no los necesitaba por esa noche.
Soldados: sí mi comandante, pero si necesita ayuda nos avisa.
Claudia: sí vayan tranquilos, la ayuda la va a necesitar él (y les guiñó un ojo). Kalnuss querido, esta noche comienza tu pesadilla, seguro que te divertirás, será un placer verte mañana. Que tengas una buena noche.

Kalnuss le tenía miedo a esa mujer, pues sabía de lo que era capaz, se maldijo por no haber podido escapar a tiempo, maldita, maldita. (mientras estaba pensando sintió los pasos fuertes y firmes de Herman que lo tomó por la cintura)
Kalnuss: ¿Qué diablos haces? ¿qué pasa? (Herman le bajaba los pantalones) ¿qué pasa? no, no te atrevas maldito.
Herman: tranquilo, te prometo que te trataré bien, shhh, no grites sino deberé taparte la boca si me ve la comandante me mata, no quiere que te hagamos daño, pero te veo desde allí atrás hace tiempo, tienes un hermoso trasero y yo... la verdad es que me gustas mucho y hace tiempo que no tengo... placer... pensé que sería maravilloso entrar en ti...
Kalnuss: maldito, no lo hagas te mataré.
Herman: lo siento pero tú no puedes hacer nada.
Kalnuss: le diré a tu comandante ella lo sabrá, bastardo, no me toques déjame de manosearme.
Herman: uyy, tiemblas, jamás vi temblar tanto a un hombre, me excita, ya estoy, ya estoy contigo.
Kalnuss: ni se te ocurra, suéltame bastardo, suéltame.
Herman: shhh, te va a gustar, veras.
Kalnuss: gritaré.
Herman: no te oirán, taparé tu boquita con un trapo, así ves. (le tapó la boca con un trapo para que no pueda gritar).
Kalnuss: (no se entendía nada) maldito, déjame, te mataré, (ayyyyy, ahhhh, gritó con el alma, Herman lo había penetrado con fuerza, violencia, como él había hecho tantas veces a inocentes mujeres, estaba sintiendo el dolor, el mismo tormento que él había causado, sentía los empujes una y otra vez, cada vez mas fuerte, Herman lo estaba haciendo muy bien, era un buen soldado, luego de entrar varias veces lo dejó exhausto, las lágrimas corrían por el rostro de Kalnuss, ese rostro que disfrutaba al hacer tanto daño a las mujeres, ahora sentía lo mismo en su propio cuerpo, era terrible, esa noche comenzó su pesadilla).
Herman: ahhh, eres muy dulce, no te vayas a ir muy lejos, pues tengo más para darte, nos vemos cariño, el placer me da hambre, uyy me olvidaba que no puedes hablar, será por el dolor o por el trapo que tapa tu boca, prométeme que me esperarás, tienes un lindo trasero y será todo mío, (le dio un palmada y le volvió a subir los pantalones, pues nadie debía enterarse de lo ocurrido, excepto la única persona que detrás de un árbol estaba viendo la venganza, el espectáculo, aunque pidió perdón a los dioses por cobrarse de la misma manera, supo que eso era un alivio para su alma, después de ver todo el daño que le había hecho a Gabrielle).

Sonrió y volvió a la tienda con Gabrielle, antes de entrar, respiro profundo, pues sabia lo que vendría, faltaba curarle la zona donde la barda tenia mayor dolor, ojalá pueda hacerlo sin que me tiemblen las manos...(pensó).
Gabrielle: tardaste mucho, (la barda seguía completamente desnuda en la cama) ¿no traes el agua?
Claudia: ¡¡¿Eh?!! Sí, por eso tarde no había hacia donde fui, vine a avisarte que enseguida vuelvo, debo ir para el otro lado.
Gabrielle: apresúrate, tengo frío.
Claudia se maldijo por su olvido, ahora si traería el agua, otra vez vio a los mismos soldados que no entendían bien, que hacía su comandante a esas horas de la noche caminando de un lado para el otro por el campamento.
Claudia consiguió el agua, pero antes se mojó la cara, uno de los soldados la miró.
Claudia: es que hace mucho calor... buenas noches soldado.
Soldado: buenas noches, comandante.

Claudia quiso ver a Kalnuss, de nuevo.
Claudia: hola Kalnuss, ¿cómo estas?...
Kalnuss: (lloraba) mmmuummm... (aun tenía el trapo en su boca)...
Claudia: no te entiendo, la estas pasando bien... quien no la pasaría bien con Herman... es maravilloso, ¿te hizo doler?, avísame porque sino te mando a otro, tal vez Fabrus sea mas dulce, o Teldeius, no te preocupes tengo 80 hombres todos para ti, cada día tendrás uno distinto, sentirás en tu propia carne el dolor que sintieron las mujeres que maltrataste, hijo de... me vengaré por cada una de ellas, que descanses, en un rato te mando a Fabrus, o Teldeius, o Pablish, o... jajajaja... cualquiera te dará lo que te mereces, maldito bastardo... lloraras lágrimas de sangre... y lo peor para ti será que no te mataré, te dejaré loco... loco... como hiciste con tu esposa, mi amiga.
Kalnuss lloraba a más no poder, un verdadero cobarde, hubiera dejado que lo mataran cuando atacaron el campamento, pues hubiera sido mejor que el castigo que tenía en mente la comandante.

Claudia volvió a entrar a la tienda esta vez si traía consigo el agua.
Claudia: no tarde tanto ¿viste?, estas muy ansiosa.
Gabrielle: es que no quiero quedarme sola mucho tiempo. (y bajo la cabeza, todo el buen momento que habían pasado juntas hacía un rato, mientras recordaban el tiempo que viajaron juntas ya se había esfumado del rostro de Gabrielle, y esto lo sintió Claudia, ambas se habían puesto serias y nerviosas, más Gabrielle pues sabía que lo que venía no era muy placentero, era puro dolor, no estaba tan segura si quería seguir esa noche con las curaciones).
Claudia: Gabrielle, si no quieres seguir lo entenderé.
Gabrielle: (acaso lee el pensamiento) dioses ¿tanto se me notan mis nervios?
Claudia: no, pero te conozco bien, demasiado.
Gabrielle: es verdad, tu leías los corazones, lamento que perdieras tus poderes.
Claudia: pues yo no, jamás me arrepentiré de haberlos dado para salvar el amor que hay entre Xena y tú. ¿estas lista o no?. Sabes que no quiero presionarte, haré lo que tú quieras.
Gabrielle la miró con asombro, la seguridad que le daba esa mujer era realmente apasionante, se acomodó en la cama y espero a Claudia.
Gabrielle: sí estoy lista.
Claudia se sentó en el borde de la cama, tenía todo preparado, solo faltaba decirle a Gabrielle que abriera sus piernas, pero en la posición que estaba Claudia, al costado no podría ver mucho, así que subió a la cama, puso cada una de sus piernas, apoyando las rodillas en el colchón, al lado del cuerpo de Gabrielle, quedando este en el medio, Gabrielle se estremeció ante la posición del cuerpo de Claudia, estaba tan cerca, la miró a los ojos y le dio el sí, para que continuara, Claudia despacio tomo las rodillas de Gabrielle y separó sus piernas pero se dio cuenta que chocaban con las suyas, así que levantó su pierna derecha y la puso en medio de las de Gabrielle, luego hizo lo mismo con la otra, así que quedó atrapada por las piernas de Gabrielle, suavemente abrió mas las piernas de Gabrielle, para tener una mejor vista del centro de Gabrielle, estaba todo inflamado, hinchado, había unas pequeñas marcas en los labios externos, parecía ser una mordida, miró el rostro de Gabrielle, se alegro que tenía los ojos cerrados, para que no pudiera ver la reacción que sintió en ese momento, tenía ganas de llorar, casi se le escapa una lágrima pensando en el tormento que había pasado su amiga, cerró los ojos con fuerza y logró detener la lágrima que quería salir, junto fuerzas y comenzó a pasar un poco del líquido, hecho con las hierbas, primero por la zona externa, la barda sintió el ardor ante el toque suave de Claudia, gimió fuerte, Claudia se detuvo.
Claudia: ¿Estás bien?
Gabrielle: no, no lo estoy.
Claudia: si quieres me detengo.
Gabrielle: no, debo hacerlo, si no es hoy será mañana. Continúa.
Claudia siguió despacio frotaba el liquido sobre el sexo de Gabrielle, le soplaba suavemente para que no le ardiera tanto, Gabrielle se aferró a las sábanas, sus puños estaban apretados fuertemente, Claudia puso el frasco a un costado, esperando que pasara un poco el ardor, antes de continuar con la pasta que iba a ser más difícil pues debía entrar en Gabrielle, puso sus brazos alrededor del cuerpo de Gabrielle, sosteniendo su propio cuerpo, quiso verle la cara a su amiga de cerca, necesitaba saber que estaba bien, justo Gabrielle abrió los ojos, y se encontró con los de Claudia, ambas se miraban tiernamente.
Claudia: ¿Estas bien?, pronto terminaré.
Gabrielle: sí, (susurró Gabrielle) en tus manos estoy bien.
Claudia: ¿Quieres que continúe? debo entrar lo sabes.
Gabrielle: sí hazlo.
Claudia volvió a la posición anterior, mojo sus dedos con aceite, luego se puso la pasta en el dedo mayor, y entró en Gabrielle, esta no soporto el dolor y gritó, Claudia en su reflejo solo atinó a taparle la boca con la otra mano.
Claudia: shhhh, no grites... ya salgo... despacio... ves... tranquila...
Gabrielle no paraba de llorar, se asustó mucho cuando Claudia le tapó la boca y le dijo que no gritara, tuvo de nuevo esos malditos recuerdos cuando Kalnuss la penetraba una y otra vez, unas puntadas iban y venían en su centro se retorcía del dolor, Claudia no sabía como calmarla, Gabrielle temblaba, se movía en la cama, Claudia quería detenerla y solo pudo hacerlo poniendo todo el peso de su cuerpo sobre ella, para calmarla, Gabrielle se seguía moviendo debajo de Claudia, esta paso por debajo de la espalda de Gabrielle los brazos, y la abrazó con fuerza, hasta que Gabrielle se calmó.
Quedando encima de Gabrielle por un buen rato solo sentía el corazón y la respiración agitada de la barda.
Claudia: shhh, cálmate (le decía al oído), cálmate, ya paso. Shhhh.
Gabrielle lloraba en silencio, Claudia aun estaba sobre ella abrazándola.
Claudia: eso es, ya esta, estoy aquí, tranquila, shhhh, tranquila... (Claudia no sabía quien temblaba mas, esto iba a ser más difícil de lo que había pensado)
El llanto de Gabrielle se iba apagando, sentir el peso del cuerpo de Claudia la había tranquilizado. Y comenzó a hablar.
Gabrielle: no pude evitar gritar, duele mucho, me hizo mucho daño...
Claudia: lo sé Gabrielle, sufriste mucho.
Gabrielle: sí, me penetraba cada vez que venía, si el primer día fue horrible, el segundo fue peor y el tercero, cada vez me sentía peor, (Gabrielle comenzó a sollozar de nuevo), el segundo día, como no quería comer, me castigo. me dijo ¿no quieres comer? Pues lo harás, me arrojó sobre la mesa boca abajo, mis piernas estaban apoyadas en el piso, rompió mi túnica y me penetró por detrás, fue doloroso y salvaje, entró en mí una y otra vez, mientras con su mano me ponía la cabeza sobre un plato de comida para que comiera, y me seguía gritando, y empujándome con su miembro dentro de mí, movió la mesa conmigo por toda la tienda, fue horrible, quería morir... luego se que caí al piso, quedé allí tendida por mucho tiempo, cuando volvió yo aun estaba en el piso, me pateó en el estómago, me tomó de los pelos y me tiró a la cama y otra vez me volvió a penetrar esta vez por mi vagina, era algo de nunca acabar... Por favor no me sueltes, necesito sentir el calor de tu corazón, abrázame fuerte, necesito olvidar todo lo que me hizo ese bastardo. Claudia se aferró mas al cuerpo de Gabrielle, luego se incorporó y se puso al costado de Gabrielle. La abrazó en silencio, Gabrielle puso ahora parte de su cuerpo desnudo sobre el de Claudia, apoyó su cabeza en el pecho de esta, pasó por su cintura el brazo y una de sus piernas, y así se quedó dormida, abrazada a su amiga, Claudia tomó la sábana y la cubrió, era una noche que no podría dormir, pensaba en el dolor que había pasado Gabrielle, quería matar a Kalnuss, quería que pagara todo lo que le había hecho a su amiga, y pensó que ya lo estaba pagando pero ¿sería suficiente hacerlo pagar con la misma moneda?.

Llego el amanecer y Gabrielle seguía durmiendo en el pecho de Claudia, se sentía muy cómoda allí, tanto como si fuera Xena. Se movió un poco y se despertó, se sintió confundida al verse desnuda sobre el cuerpo de Claudia abrazándola. Se ruborizó, cuando sintió que Claudia estaba despierta mirando el techo.
Gabrielle: lo siento, creo que me quede dormida sobre ti.
Claudia: sí, no quería despertarte, así que no me moví en toda la noche, me duele todo.
Gabrielle: me hubieras despertado, tonta, ¿te sientes bien? ¿quieres qué te dé un masaje?
Claudia: (la quedó mirando, pues así era Gabrielle, la noche anterior sentía tanto dolor que necesitaba de su ayuda y ahora quería cuidarla a ella). Bueno, me duele la espalda, pero Xena se pondrá celosa.
Gabrielle: Xena esta en otra tienda. Claudia se dio vuelta y la barda con sus manos suaves comenzó a masajear la espalda de la comandante) estas muy tensa, tienes muchos nudos, aquí.
Claudia: ¡¡Au!!, sí es ahí, me duele.
Gabrielle: ¡Hey!, y tú eres la valiente comandante, apenas te toco y ya gritas.
Claudia: masajea y habla menos, bardo.
Gabrielle: ustedes las guerreras tienen todas el mismo carácter gruñón.
Claudia: me dices gruñona a mí, yo soy un ángel, jamás me peleo con nadie, bueno muy poco. Reconozco que soy una persona seria, pero cuando me suelto suelo ser muy divertida.
Gabrielle: si lo sé, me consta eres muy especial.
Claudia: ¿En serio lo crees?
Gabrielle: sí, claro que lo creo, eres muy especial para mí. Siempre me estas cuidando.
Claudia: cada uno tiene su cruz.
Gabrielle: ¡¡Oye!! ¡¡Eres mala!! (y le pellizcó la espalda) no te masajeo más.
Claudia: vamos bardo no te enfades era un chiste. Gabrielle...
Gabrielle: no quiero hablarte (estaba enfadada).
Claudia: vamos, no seas tonta, fue un chiste, me encanta cuidarte y que tú cuides de mí, Xena tiene razón tienes muy buenas manos.
Gabrielle: eso es mentira, Xena dice que tengo manos de marinero.
Claudia: ¿¿Manos de qué?? Vamos Gabrielle tienes unas manos hermosas, especialmente para dar masajes.
Gabrielle: lo dices solo, para que termine con el masaje.
Claudia: no, lo digo porque es verdad, Xena te quiso hacer un chiste.
Gabrielle se rió y siguió dándole masajes a Claudia, ambas sentían el calor de sus cuerpos. Claudia le dijo que ya estaba bien, que el masaje le había calmado el dolor de espalda y se dio vuelta.
Claudia: (le tomó las manos a Gabrielle) veamos bien, Xena tiene razón ¡¡Tienes manos de marinero...!!
Gabrielle quiso darle un golpe, pero Claudia sostuvo sus manos firmes, y la atrajo hacia ella, que estaba recostada. Sus labios estaban muy cerca.
Claudia: ¿Te rindes bardo?... (miró sus ojos y vio que bajaron hacia su boca, los ojos de Claudia hicieron exactamente lo mismo, sintió deseos de besarla con pasión como lo había hecho alguna que otra vez, pero había pasado tanto tiempo, que se contuvo, pues esta vez estaba sintiendo cosas diferentes por Gabrielle, se levantó de golpe dejando a una Gabrielle con la boca abierta, quieta sobre la cama). Será mejor que te vistas, hoy tienes que desayunar muy bien.
Gabrielle: sí, claro... Pero aun no quiero salir de aquí... No puedo caminar bien, me duele mi entrepierna.
Claudia: esta bien, te lo traeré aquí.
Gabrielle: ¿Desayunarás conmigo?
Claudia: si eso quieres, me quedaré contigo.
Gabrielle: sí, quiero que te quedes conmigo.

Claudia salió un momento de la tienda, cada vez mas confundida, fue en busca del desayuno, pasó por la tienda de Xena, estaba dormida. Jill estaba recostada a un lado de la guerrera, pensó: ¿y si Xena esta haciendo lo mismo que yo con su chica? Noooo... entró despacio y saludo a Jill con un beso en los labios, esta despertó y le sonrió.
Claudia: (murmurando) ¿cómo está?
Jill: está mejor... anoche tuvo fiebre... pero logre bajarla... le llevará unos días... Y tú como vas con Gabrielle.
Claudia: bien.
Jill: ¿Así nada mas? ¿solo bien?
Claudia: sí. Venía para que me acompañes a desayunar.
Jill: sí espera que voy por mi abrigo, tengo frío.
Claudia: claro, te falta el calor de mi cuerpo.
Jill: sí te extraño mucho ¿cuándo terminará esto?.
Claudia: pronto. Espero. Vamos, no hagas ruido, no quiero despertarla.

Claudia y Jill se sentaron en una mesa afuera de la tienda, desayunaron tranquilas, mirándose a los ojos, pues había mucho amor entre ellas.
Jill: te extrañe, ¿no pudiste dejarla sola un momento?
Claudia: no pude, está muy sensible.
Jill: ¿Esta noche también la pasarás con ella?
Claudia: si creo que sí. Lo siento, te prometo que luego que pase todo esto estaremos un buen tiempo a solas, tú y yo.
Jill: espero que no tenga que esperar tanto. Pase solo un día sin ti y te extraño mucho.
Claudia: bueno, ya estoy aquí, al menos compartimos el desayuno.
Jill: no estas comiendo mucho ¿te sientes mal?
Claudia: no, solo quiero comer despacio, mucha tensión. (No quería comer mucho puesto que le había dicho a la barda que desayunaría con ella, estaba guardando un poco de espacio en su estómago).

A todo esto Gabrielle al ver que Claudia tardaba tanto y al escuchar voces y risas en el campamento quiso saber quien reía, se acercó a la abertura de la tienda y corrió levemente la tela para que nadie la viera, el reflejo del sol lastimó sus ojos, pero no tanto como lo que vio luego, era Claudia y una mujer rubia muy linda las que reían, y se miraban de una forma extraña, ¿tal vez era amor?, algo sintió Gabrielle en su interior, luego vio como Claudia se despedía de la mujer con un beso en la frente, sintió una fuerte puntada en su corazón, ¿eran celos? Menos mal que no vio lo siguiente, pues Jill se levantó y tomó a Claudia por el brazo, la atrajo hacia ella y le dio un beso apasionado en la boca, ambas sonrieron y Claudia se dirigió hacia la tienda con el desayuno para Gabrielle, pensando lo que se reía hacía un momento, pues le había dicho a Jill que todo ese desayuno era solo para Gabrielle, pero le mintió tenía que llevar también para ella, y le dijo que la barda tenía un gran apetito, Jill le dijo como una mujer podía comer tanto, y Claudia le dijo es que no conoces a Gabrielle, ella puede comerse un caballo, otra sonrisa dibujo el rostro de Claudia y así entró en la tienda, Gabrielle estaba sentada sobre la cama, con la cara enojada y Claudia lo noto.
Claudia: ya llegué, Gabrielle, ven come que se enfría.
Gabrielle: porque no empiezas tú, yo lo haré luego.
Claudia: pero... se te va enfriar y te caerá mal al estómago, dale ven.
Gabrielle: ¡Te dije que no quiero!, come tú, ¿o no tienes hambre? ¿acaso ya desayunaste?
Claudia: por supuesto que no, te dije que lo haría contigo. Esta bien empezaré yo. (Claudia no tenía mucha hambre, ya había comido algo con Jill, pero hizo un esfuerzo y empezó a comer algo despacio, Gabrielle la observaba) ¿qué pasa tienes miedo que tu comida este envenenada y quieres que la pruebe primero? (le dijo en tono de broma)
Gabrielle: no me interesa si esta envenenada, tal vez... sea...
Claudia: Gabrielle, ven a comer.
Gabrielle se acercó mas a la mesa y comenzó a dar vueltas con la cuchara, comió solo un bocado.
Claudia: ¿Qué pasa contigo? Hasta hace unos momentos estabas bien, tenías hambre, me alegre por ti y ahora no quieres comer nada.
Gabrielle: ¿Te alegraste por mí?... ja...
Claudia: sí, ¿por qué no lo haría?
Gabrielle con su brazo barrio todo el desayuno y lo tiró al piso en un ataque de furia.
Gabrielle: estoy cansada que me mientan, no le importo a nadie, a nadie (dijo con furia, y los ojos llorosos).
Claudia se acercó para tranquilizarla.
Gabrielle: no me toques, no te atrevas a tocarme.
Claudia: tranquila, cálmate, ¿qué te pasa?
Gabrielle: ¿Qué, qué me pasa? Eso me pasa, que no le importo a nadie, a nadie le importa mi dolor, por lo que pasé, dónde están todos cuando más los necesito, ¿dónde está Xena?.
Claudia: Gabrielle, estamos todos aquí, y Xena esta siempre con vos.
Gabrielle: pues yo no la veo, cuando más la necesito nunca está.
Claudia: no digas eso, ella sé esta recuperando, además tú me dijiste que aun no estabas lista para verla.
Gabrielle: no importa lo que yo digo, si me amara vendría igual.
Claudia: te dije que está herida, se esta recuperando, no puede levantarse.
Gabrielle: siempre me deja sola, cuando la conocí, siempre me dejaba tirada en algún pueblo de mala muerte, decía que era para protegerme, mentira era porque no le importaba, cuando Dahak sembró su semilla en mí, tampoco estaba se puso a pelear con Cesar y con ese monstruo estúpido, mientras Dahak me hacía suya, tuve una hija y me dijo que la matara porque era hija del mal, nunca pensó que era mi hija, solo importaba su dolor, y el mío ¿qué?, maté a mi hija por ella, hice todo por ella, ¿y ahora dónde está? ¿dónde estaba cuando Kalnuss me penetraba día tras día?, ¿dónde estaba?, pensaba y lloraba ¿por qué no entraba por esa maldita puerta?, ¿por qué no venía a rescatarme cuando más la necesite?, no le importó, no le importo a nadie.
Claudia: eres injusta con Xena, ella estuvo siempre a tu lado, sé que pasaron cosas terribles, pero el amor que se tienen es tan fuerte y tan grande que lo superan todo y esto también lo harán, y no vuelvas a decir que no le importas a nadie, porque a mí me importas.
Gabrielle: ¡¡Mientes!! te vi con esa rubia, desayunando y riendo, mientras yo te esperaba aquí... sola...
Claudia se acercó mas a Gabrielle, intento abrazarla para calmarla, pero Gabrielle la rechazó con sus puños, le pegaba en el pecho, pero Claudia se acercaba más la tomó por los brazos para detener sus golpes hasta que la redujo y la abrazó fuerte y la barda lloró desconsoladamente en los brazos de su amiga.
Claudia sabía que Gabrielle tenía muchas cosas adentro que la dañaban y pidió a los dioses que la calmaran, que hicieran olvidar todo ese tormento que hay dentro de su amiga, especialmente lo último que había pasado. La llevó hacia la cama y la sentó.
Claudia: ¿Estás mejor? Sé que es doloroso por lo que has pasado, pero nunca dudes de mi amor y menos del de Xena, eres lo mejor que le ha pasado en su vida.
Gabrielle: ¿Y en la tuya?
Claudia: (sonrió) sí, también eres una de las mejores personas que he conocido en mi vida. (Claudia sentía algo extraño al tener así tan cerca a Gabrielle, no quería darse cuenta de que tal vez se estaba enamorando de Gabrielle, no, no podía ser cierto, era la mujer de mi mejor amiga).
Gabrielle: estoy lista.
Claudia: ¿Para comer?
Gabrielle: no, para que me cures, para que sigas donde terminaste la última vez.
Claudia asintió con la cabeza y fue por las hierbas. Gabrielle aun estaba sentada en la cama.
Claudia: creo que deberías quitarte la túnica.
Gabrielle: ayúdame.
Claudia se agachó y tomó el ruedo de la prenda y lo fue subiendo lentamente Gabrielle subió sus brazos, y Gabrielle quedó completamente desnuda frente a ella. Sus ojos se encontraron, la empujó despacio hacia la cama, Gabrielle se sentó y luego se recostó, abrió sus piernas y espero a que Claudia se subiera a la cama, como hizo la última vez, tomó el aceite, mojó sus dedos, luego la pasta, e introdujo el dedo en Gabrielle, quien gimió al contacto, Claudia volvió a ponerse tensa, su dedo acariciaba, frotaba despacio el interior de Gabrielle, cerró los ojos y se dejó llevar, la barda también los había cerrado, Claudia empezó a empujar mas fuerte, ya no la estaba curando quería hacerla suya, la deseaba tanto, Gabrielle sentía los empujes de Claudia y abrió los ojos, quería ver el rostro de Claudia y esta aun con los ojos cerrados transmitía todo el placer que estaba sintiendo en ese momento, Gabrielle sonrió, y la llamó, una y otra vez, hasta que cerró sus piernas y así Claudia volvió a la realidad.
Claudia: lo siento, no... quise... ya creo que esta bien... (y quitó su dedo)
Gabrielle: no, no esta bien.
Claudia: ¿No estás bien? ¿te lastimé?
Gabrielle: no es eso, estuvo muy bien, pero quiero mas, quiero mas de ti, quiero que me tomes, que me ames, que me hagas el amor, quiero amarte. (la atrajo hacia ella y la besó con pasión, Claudia no se pudo contener y respondió a las sensaciones que su cuerpo sentía, quería amarla, quería hacerla suya, la besó, bajo por su cuello, tomó sus senos, los lamió, tocó su pezón que ya estaba duro, le fascinó, llegó a su abdomen firme, pasó sus manos, su lengua, estuvo un buen rato en su ombligo, sentía el temblor del cuerpo de Gabrielle y eso la excitaba mas, Gabrielle le acariciaba la cabeza, y le pidió por favor, hazlo, te necesito, te deseo, hazlo ya, pero Claudia quería hacerlo mas lento, quería tener el control, pero Gabrielle estaba cada vez mas ansiosa, por favor, suplicó, ante ese susurro de suplica, Claudia no pudo mas y la penetró con fuerza, con dos dedos que estaban rígidos, duros, entraron sin pedir permiso, ya no le importaba si lastimaba o no a la barda, la empujaba una y otra vez, quería sentirla, hasta lo mas profundo de su ser, Gabrielle gemía y decía su nombre, ahhhh, así, así, sigue no te detengas, ambas temblaban por la pasión desatada, Claudia aun dentro de Gabrielle, tomó su boca, sus lenguas bailaron la danza mas hermosa, la respiración de ambas ya se cortaba, necesitaban tener mas aire, Claudia no dejaba de empujarla, las acometidas eran cada vez mas intensas, como si nunca hubieran amado a alguien, entraba y salía, hasta que sintió que Gabrielle ya llegaba al máximo placer, al orgasmo tan deseado y comenzó a lentizar los movimientos, puso el peso de todo su cuerpo sobre el de Gabrielle y ambos sexos se tocaban, y danzaban al mismo compás, las pieles hervían, temblaban, sudaban, las respiraciones ya comenzaban a calmarse, los flujos tan exquisitos del cuerpo de Gabrielle, mojaban su mano, era un elixir, era lo máximo, había estado algunas veces con Gabrielle pero nunca la había deseado tanto como esta vez, sintió que era la primera vez que la amaba, tal vez porque además de deseo había ahora ¿amor?, quitó sus dedos, despacio y se abrazo al cuerpo de la barda que ahora lloraba y Claudia se tensó por la reacción de su amiga, pensó que la había lastimado en serio, se había dejado llevar, pero al mirar a sus ojos verdes tan hermosos y ver una luz especial entre esas lágrimas, supo que lloraba de felicidad, supo que lloraba porque había hecho el amor y lo sintió en lo mas profundo de su corazón, supo que la habían amado y no violado como lo habían hecho días atrás, se tranquilizaron y abrazadas quedaron en silencio un largo momento, Claudia se puso detrás de Gabrielle sus pechos tocaban la espalda de Gabrielle era excitante tenerla así tan cerca pasó su brazo por la cintura y con sus dedos masajeaba suavemente el vientre de Gabrielle, la barda se estremecía con cada caricia, era tan dulce, despacio hacia círculos, subía y bajaba su mano, llegaba hasta el centro pero luego volvía a subir, la barda se estaba volviendo loca, su cuerpo temblaba, Claudia sonreía detrás de ella, sintiendo el temblor de Gabrielle, necesitaba hacerla suya de nuevo, y sabía que Gabrielle lo deseaba otra vez, seguía acariciando y bajo de nuevo, y así deslizó dos dedos dentro de Gabrielle, esta gimió y se aferró al brazo de Claudia que tenía libre debajo de ella, arrimó aun mas su cuerpo al de Claudia, sintió el calor del centro de Claudia en su trasero, eso la excitó aun mas, Claudia seguía dentro de ella, los dedos se movían tan lento que era un placer, Gabrielle ya no aguantaba, quería besarla, darse vuelta, pero Claudia no la dejó, entró de nuevo con fuerza, Gabrielle volvió a gemir, estaban tocando el cielo, Claudia besaba su cuello, su espalda, mientras la empujaba cada vez más rápido y fuerte, la barda llegó de nuevo al clímax, gritó su nombre y su cuerpo se tensó, apretó fuerte los dedos de Claudia con su centro, luego se aflojó y suspiro, ya había llegado al lugar donde uno experimenta el mayor placer, Claudia salió despacio y ahora si la bardo se dio vuelta, Claudia la dejó y se lanzó hacia su boca, la besó con pasión, con deseo, no podía dejar de besarla, era algo excitante. Luego Gabrielle habló)
Gabrielle: ha sido maravilloso, mágico, te amo y quiero demostrártelo, ¿puedo hacerte sentir lo que me haz hecho sentir?
Gabrielle le preguntaba a Claudia porque ella nunca se había entregado a Gabrielle, y por lo que ella sabía, no se había entregado a nadie, pues sino perdería sus poderes, aunque al fin de cuentas los perdió igual para salvar a Xena y así hacerla recuperar su memoria, lo que no sabía Gabrielle es que Claudia ya se había entregado a otra persona, a Jill.
Claudia: Gabrielle, puedes hacer lo que quieras conmigo.
El rostro de la barda se iluminó, el sol salía de ella, no podía creer lo que oía. ¿Claudia la dejaría amarla? ¿hacerla suya?
Gabrielle: ¿lo... dices... en serio?
Claudia: sí, Gabrielle.
Gabrielle: pero... será tu primera vez.
Claudia: no.
Gabrielle: ¿No? ¿cómo que no? ¿a quién diablos te entregaste? Dijiste que nunca lo harías por tus poderes o hasta encontrar a tu alma gemela.
Claudia: no te pongas celosa.
Gabrielle: pero tú... lo dijiste... ¿él o ella?
Claudia: ella... fue maravilloso...
Gabrielle: ¿La amas?
Claudia: sí, con toda mi alma.
Gabrielle bajó la cabeza.
Claudia: pero a ti también te amo. No sé lo que me pasa contigo aun no puedo entenderlo.
Gabrielle: a mí me pasa lo mismo, sé que amo profundamente a Xena, pero a ti, es algo especial lo que nos une.
Claudia: ambas somos muy afortunadas, tenemos a nuestras almas gemelas que nos aman y nos tenemos a nosotras que no sé que somos, pero te daré el placer de hacerme tuya... aún si quieres... si lo deseas...
Gabrielle: por supuesto que quiero, no me lo perdería por nada del mundo, quiero darte todo el placer que me diste, y... haré que te olvides de tu primera vez... seré mejor... Verás...
Claudia: sé que harás lo mejor...
Gabrielle comenzó a besar a Claudia en el cuello, lo mordió suavemente, Claudia sonreía, ante las caricias de Gabrielle eran tan suaves, sus labios le quemaban la piel, pensaba que era una niña con un juguete nuevo, veía la curiosidad en sus ojos verdes, la sonrisa pícara, la excitaba, llegó a sus senos y los lamió, Claudia se desmayaba en cualquier momento, estaba sintiendo el placer, le quitó la camisa y los pantalones, y besó todo su cuerpo, quitó su ropa interior y así Gabrielle se deleito con lo que vio, pensó será mía, toda mía, beso suavemente los labios externos, pasaba su lengua que ardía, Claudia gemía, le pedía por favor. Gabrielle seguía haciendo de las suyas, introdujo su lengua y comenzó la danza, Claudia era como Xena quería controlar la situación, pero Gabrielle no la dejó, le hizo perder el control, sus cuerpos se movían al ritmo de Gabrielle, luego subió quería ver la cara de Claudia, que sudaba, cerraba los ojos, Gabrielle sonrió la besó fuerte, abriendo sus bocas para que sus lenguas danzaran dentro y así Gabrielle metió dos dedos en Claudia, esta ahogó un grito en la boca de Gabrielle, quien se separo y le dijo:
Gabrielle: ¿Bien? te olvidarás de tu primera vez, y así fue cada acometida, entrando y saliendo haciendo morir de placer a Claudia, ya estaba llegando al orgasmo, cuando ambas sintieron una fuerte luz que las iluminaba, el calor que producía esa luz las comenzó a rodear se quedaron tan sorprendidas que solo atinaron a mirarse, ¿qué diablos era eso?, ambas quedaron quietas en la misma posición, Gabrielle aun no había salido de Claudia, la luz se hizo mas intensa, un rayo mas fuerte se puso sobre el pecho de Claudia, y era como que entraba en su cuerpo, comenzó a temblar, su cuerpo se movía agitado. Gabrielle salió de ella y quiso detener el temblor pero era imposible, puso su cuerpo sobre el de Claudia y así logró tranquilizar el temblor, la luz desapareció, Claudia abrió los ojos, y sintió una fuerza tremenda en su interior, una paz, sintió el mundo a sus pies, de pronto creía estar en el aire, reaccionó y vio a Gabrielle sobre su cuerpo, quien estaba muy asustada.
Claudia: tranquila ya pasó fue muy intenso, ¿qué hiciste Gabrielle?
Gabrielle: (quien aun estaba en estado de shock apenas le respondió) no... sé... ¿qué fue eso?.
Claudia: fue amor, puro amor, tu amor, Gabrielle siento como si tuviera mis poderes de nuevo, Gabrielle, ¡Me devolviste mis poderes!.
Gabrielle: yo... ¿qué hice? No entiendo...
Claudia: sí los siento de nuevo dentro de mí, siento de nuevo la paz que tenía, veo los corazones, los pensamientos, fue tu alma Gabrielle, ¿no lo entiendes?. La unión de tu alma tan pura con la mía en este acto de amor, hizo que me devolvieras mis poderes, la pureza que hay en ti, te entregué mi cuerpo y mi alma por primera vez y me devolviste todo, la vida...
Gabrielle: ¿Yo hice todo eso?, me alegro por ti, y por mí, te dije que haría olvidarte tu primera vez.
Claudia: vaya si lo hiciste bardo, eres extraordinaria, te amo... Que más puedo decirte...
Gabrielle: no hace falta que leas mi corazón para saber lo que siento por ti...
Claudia: claro que no, lo veo solo en tus ojos, el amor que me diste hoy jamás lo olvidaré.
Gabrielle: claro, será solo por hoy...
Claudia: ambas tenemos compromisos, pero esto jamás lo olvidaremos. Será nuestro secreto, quiero que aun nadie sepa que tengo mis poderes de nuevo, necesito averiguar un par de cosas, pues si saben de mis poderes no sería muy divertido.
Gabrielle: te amo... Eres una de las mejores personas que han tocado mi corazón y mi alma... jamás te olvidaré, siempre estarás conmigo, vaya donde vaya...
Claudia: lo sé Gabrielle, tú también siempre estarás conmigo. ¿esto me dio hambre a ti no?.
Gabrielle: sí me muero de hambre, ¡¡¡Me comería un caballo!!!
Claudia comenzó a reírse, sabía que estaba frente a la Gabrielle de siempre, tal vez esta alegría de estar juntas, por fin la hizo olvidar un poco todo el sufrimiento de los últimos días.

Ambas se vistieron y salieron a desayunar, aunque ya era hora de almorzar. La barda hacía muchos días que no salía de la tienda, así que por primera vez vio a todo el ejército romano en su esplendor, los hombres estaban en diferentes tareas, todos saludaban a su comandante, se sintió orgullosa de su amiga, era una persona importante, era la jefa, dominaba a todos esos hombres solo con la palabra y su cargo.
Respiró profundo, estiró sus brazos y vio lo que ya había creído que había superado, a Kalnuss atado de pies y manos en los postes donde estuvo Xena.
El horror volvió a su mente, a su corazón, a su vida, cerró los ojos y corrió al lado de Claudia para aferrarse a su cuerpo, esta supo enseguida lo que había sucedido y la sacó de esa zona, la llevó abrazada hacia el otro lado.
Gabrielle: ¿Está aquí? ¿todavía esta aquí?...
Claudia: shhhh, cálmate, no te hará nunca mas daño, lamento que lo vieras, con todo lo que estuvimos haciendo, me olvide por completo de ese bastardo. Le estoy haciendo pagar todo lo que te hizo. Y le prometí a Xena que lo mantendría con vida, ella quiere verlo...
Gabrielle: ¿Quiere matarlo ella?.
Claudia: sí, y no puedo negárselo.
Gabrielle: ¿Y a mí?, ¿me lo negarías?
Claudia: sí, a ti te lo negaría, tú no podrías matarlo.
Gabrielle: me hizo mucho daño, ¿quién te dice que no lo haría?.
Claudia: porque tu no eres así, no eres como Xena.
Gabrielle: ¿Quieres decir una asesina?
Claudia: no, quise decir alguien que ama con toda su alma, al amor de su vida y que no permitirá que le hagan mas daño, y si eso significa matarlo para vengarse, lo hará.
Gabrielle: gracias. Siempre buscas la vuelta en tus palabras para convencerme, para justificar los actos de Xena.
Claudia: aprendí de la mejor, una rubia bajita, con unos ojos verdes esmeralda, que nació en Potedia, que es muyyyy habladoraaaa.
Gabrielle: ¡¡Oye!! (le hizo cosquillas en la cintura a Claudia, ambas reían como dos niñas, cuando apareció Jill y Xena, quien ya se encontraba mejor de los azotes y podía caminar).

A Xena se le nublaron los ojos, al ver a Gabrielle, hacía mucho tiempo que no la veía, especialmente después del horror que habían vivido, quiso abrazarla al ver su sonrisa de nuevo, sintió un profundo alivio en su interior.
Gabrielle detuvo su risa, miro a su guerrera a los ojos, pero siguió tomada a la cintura de Claudia. Xena se quedó inmóvil esperaba la reacción de Gabrielle, puesto que no quería verla durante esos días, pensó que sería mejor dejarla actuar a Gabrielle, pedía a gritos que la abrazara, pero Gabrielle permaneció de pie al lado de Claudia, solo la saludo, fue un saludo tan frío, como si saludaras al del mercado.
Gabrielle: hola.
Xena: (le temblaba la voz, dijo en un susurro) hola, Gabrielle.
Xena no le sacó los ojos de encima, Gabrielle dejó de mirarla y se aferró mas a la cintura de Claudia. Jill observaba la escena, era algo raro, ¿esa rubia estaba usando a su Claudia para darle celos a la guerrera? O era que entre ella y Gabrielle realmente pasaba algo, mordió su labio inferior, y habló.
Jill: Claudia, ¿no me vas a presentar?
Claudia: ¡Oh! Sí, claro tú no la conoces, ella es Gabrielle, Gabrielle ella es Jill, mi amiga. (Claudia se dio cuenta de su error, la llamó solo "amiga" la cara de Jill era una furia, leyó su corazón, supo que estallaba de celos, y sonrió).
Jill: ¿Qué es lo gracioso Claudia? ¿por qué sonríes?
Claudia: porque la vida es hermosa, no te parece suficiente motivo.
Gabrielle: (interrumpió) sí la vida es maravillosa aunque a veces no nos parezca tan linda (y aferró mas su cuerpo a los brazos de Claudia, Claudia decidió ver los corazones de las tres, había angustia, dolor, rencor, pero sobre todo había celos, muchos celos, quiso calmar la situación, y que mejor que bajar las tensiones comiendo).
Claudia: que tal si almorzamos.
Jill: Gabrielle ¿aun tienes hambre?, ¿después del desayuno que te llevó Claudia? (lo que no sabía Jill era que la barda no había probado bocado, bueno bocado de comida, porque se comió un buen caramelo, a Claudia). Me dijo que tenías buen apetito que te comerías un caballo, pero no lo creí hasta ahora.
Xena solo sonreía y no quitaba los ojos de Gabrielle, estaba celosa de ver como Gabrielle se abrazaba al cuerpo de Claudia como le sonreía.
Xena: bueno es mejor que vayamos, yo también me como un caballo.
Jill: Claudia, tus amigas, están hechas la una para la otra.
Claudia: no lo dudes ni por un momento. (y le guiñó un ojo a Xena, para que supiera que todo iría bien, pues en la cara de la guerrera se notaba la tristeza que tenía en ese momento por ver a Gabrielle tan indiferente con ella).
Se sentaron las cuatro, Jill iba a sentarse al lado de Claudia pero Gabrielle no la dejó, esto la pusó incómoda a Jill y especialmente a Xena, quien se dio cuenta de la cara de Jill y tomó suavemente su mano y la sentó al lado de ella.
Xena: no te preocupes, ya se le pasará. Está enojada conmigo.
Jill: si pero, esta muy cerca de Claudia y eso no me gusta.
Xena: a mí tampoco me gusta, quiere darme celos, y lo está logrando pero respira hondo y verás como te calmas, eso creo.
Jill: tengo una idea y si hacemos lo mismo, después de todo yo también estuve muchos días contigo cuidándote ¿por qué no debería abrazarte? ¿demostrarte cariño?
Xena: no lo veo mal... Después de todo le pagamos con la misma moneda. Aunque creo que Claudia no esta en el juego.
Jill: ¡Oh! sí que lo esta parece embobada, esta como mirando a la luna que no hay.
Xena: tienes razón, se ve algo diferente de la última vez que la vi, esta como más feliz, se ríe de todo, sus ojos brillan mucho, algo... le pasó, mejor dicho les pasó, Gabrielle está igual de radiante, es tan bella, la amo tanto, y me duele que no quiera estar conmigo, no sé como acercarme, a veces soy tan bruta con mis sentimientos, no sé como tratarla después de lo que vivió, me siento culpable por no haber llegado a tiempo a rescatarla. (sus ojos se llenaron de lágrimas, Jill pasó su brazo por los hombros de Xena para calmarla, algo que no pasó desapercibido para la barda, tampoco para Claudia. En ese abrazo había ternura, consuelo, el principio de una amistad).
Gabrielle sintió una puntada en su corazón y Claudia lo vio en su interior, tomó la mano de Gabrielle, la miró a los ojos.
Claudia: es hora de que hables con ella, creo que ya tienes las fuerzas para enfrentarte a Xena, es más creo que ahora tú debes ser la fuerte y consolarla.
Gabrielle asintió con la cabeza, sin dejar de mirar a Claudia unas lágrimas asomaban por sus ojos, Claudia las contuvo en su mano, limpio suavemente el rostro de Gabrielle, se levantó y le hablo a Jill.
Claudia: Jill, (se acercó y tomó su mano) ven quiero mostrarte algo.
Jill la miró a Claudia y entendió que debía dejar a solas a sus amigas, le sonrió y abrazadas se fueron alejando de la mesa donde estaban sentadas Xena en una punta y Gabrielle en la otra dándole la espalda a Xena.
Gabrielle: (no podía contener las lágrimas, se dio vuelta ) Xe... na...
Xena: (al ver que Gabrielle giraba, tambien habló al mismo tiempo que la barda) Gabri... elle...
Ambas sonrieron por como empezaban la conversación.
Gabrielle: tú primero, querías decirme algo...
Xena: no, esta bien, habla tú...
Gabrielle: Xena, yo... (y se levantó de su lugar y fue corriendo donde estaba Xena, y con lágrimas en los ojos, se abrazaron muy fuerte, tan fuerte, que iban a romper sus cuerpos, pero que importaba si ya la tenía entre sus brazos de nuevo, no le importaba nada ni nadie, solo su Gabrielle) te... extrañé tanto... lo siento... No sé... cómo pude alejarte de mí... Era ese dolor... tan...
Xena: shhh, tranquila... (acariciaba su cabeza dorada)... shhh, ya estamos juntas de nuevo y nunca más te dejaré, ni un solo momento, nadie nunca más te hará daño, mi amor, (levantó la barbilla de Gabrielle y sosteniéndola le siguio hablando, perdida en esos ojos que tanto amaba)... eres lo mejor que me pasó en mi vida, eres mi todo, eres mi camino, mi luz, mi destino... te amo Gabrielle, no sabes el tormento que pase estos días, el saber que no querías verme, me dolio más que las heridas de mi cuerpo... pensaba en ti a cada momento... en lo que habías sufrido... me sentía culpable por no haber llegado a tiempo, por no poder defenderte cuando... te violaron delante mío, sentí mi alma destruida, fue lo peor que pasé en mi vida, el no poder ayudarte... (lloró desconsoladamente en los brazos de Gabrielle).
Gabrielle permanecia quieta, en silencio, consolando a su alma gemela, ya no lloraba, se dio cuenta de cuanto la amaba Xena, pues muy pocas veces la había visto llorar, y ahora lo hacía por ella, con profundo dolor, entendió que sí le importaba, tal como le había dicho Claudia, ¡¡Claudia!! ¡¡Dioses !! Le había transmitido esa paz que tanto necesitaba, pues ya no sentía el dolor interno de su alma, despues de todo lo que había vivido, ahora se sentia en paz, y en un beso profundo quiso darle esa paz a Xena, la beso apasionadamente, dejó a la guerrera sin aire. Xena sintio su liberación, sintió a su alma liberarse de tanta angustia, de tanta culpa, miró a la bardo a los ojos y le dijo te amo, la barda sonrió y le dijo) también te amo Xena, nunca lo dudes, siempre te amaré, pase lo que pase y se que siempre estarás conmigo, pues aunque no estuviste físicamente conmigo, me di cuenta que no era necesario, porque estas en mi corazón, pense en ti muchas veces en que sentí dolor, y eso me dio las fuerzas para seguir viviendo un día más, porque tenía la esperanza que vendrías por mí y lo hiciste, como siempre, no te culpes, no llegaste tarde, fue el destino que nos puso otra trampa para que nos demostremos nuevamente cuánto nos amamos y no me importa de ahora en mas, todo lo que pasemos, porque siempre estaremos juntas, por toda la eternidad, porque estas dentro de mí, como yo estoy dentro de ti. Se volvieron a besar y quedaron abrazadas por un largo momento.

Mientras tanto Claudia y Jill, tambien tenían sus asuntos pendientes.
Jill: ¿Qué te pasa? Te noto algo diferente, desde que saliste de la tienda con Gabrielle, a propósito menos mal que no la vi el primer día, pues no te hubiese dejado cuidarla, es muy hermosa.
Claudia: no seas celosa, ella es una gran amiga, alguien con quien compartí un momento especial de nuestras vidas... Es una maravillosa persona se merece lo mejor y para ella lo mejor es Xena.
Jill: te noto triste al decir esas palabras, ¿acaso te enamoraste de Gabrielle?
Claudia: no, no seas tonta, la amo, no lo niego, la amo como amiga, es un sentimiento distinto, especial, pero enamorada estoy de ti, son cosas diferentes, a ti te amo con toda mi alma, mi ser, eres todo lo que siempre soñé, fuiste, eres y serás mi único amor. (se besaron con pasión).
Jill: mmmm, ¿creo qué esta noche si estaremos juntas?
Claudia miró hacia donde estaban Xena y Gabrielle, aun permanecían abrazadas.
Claudia: sí, mi amor, hoy estaremos juntas, muy juntas, te amaré como nunca. No puedo esperar el momento, para hacerte mía, te deseo, te quiero.
Jill: yo también te amo y te extrañe tanto, cuando la vi a ella abrazada a tu cintura y cada vez se acercaba mas, sentí un nudo en mi corazón, creí que te había perdido, te miraba con mucho amor. Sentí celos.
Claudia: lo sé, lo vi en tus ojos. Nunca me perderás, te pertenezco. Es solo que Gabrielle se sentía agradecida por todo lo que hice por ella. Fueron momentos muy duros los que pasamos juntas, pero la barda me demostró una vez mas que es una mujer muy fuerte.
Jill: sí, no cualquiera puede salir de algo así, aunque tuvo mucha ayuda, de la mejor, con todo el amor que le diste y tu comprensión, pudo salir. Me alegro de haberte conocido, de tenerte a mi lado, tienes un alma muy pura.
Claudia: gracias, pero me nutro de los que me rodean, aprendo de las almas ajenas, les saco lo mejor, para luego darles algo mucho mejor, la paz, que tanto muchas veces necesitamos, la paz interior. Ven, vamos, creo que ahora sí tengo apetito, además debo ver a los hombres, los esclavos, no me he enterado de nada de lo que pasó estos últimos días, Gabrielle me absorbió todo mi tiempo.
Jill: sí, no me lo digas a mí.
Claudia: pero tendremos mucho para recuperarlo, que te parece si nos tomamos unos días de vacaciones, lejos del ejército, dejaré el mando a Luciano, es muy bueno, creo que debo descansar y que mejor que contigo, quiero mostrarte por los caminos que anduve, he visto cada paisaje que se te helaría la sangre por lo bello, hay tanto por descubrir, la vida es hermosa, aun mas cuando sientes amor a tu alrededor.
Jill: sí, la vida es hermosa, si estoy contigo. (y le dio un beso en los labios)
Claudia: vamos, creo que Gabrielle y Xena ya están listas para comer.

Se acercaron de nuevo a la mesa, Xena y Gabrielle estaban abrazadas.
Claudia: ¿Interrumpimos?
Xena y Gabrielle sonrieron al mismo tiempo, mirando a Claudia.
Xena: no, tú nunca interrumpes, tú ayudas.
Claudia: gracias, pero tengo hambre, y si no como algo ahora me comeré una barda, una guerrera y una hermosa rubia a la sartén.
Todas rieron, estaban felices, el momento amargo había pasado, la vida continuaba, la vida es dura a veces, pero esto nos hace sentir que cuando estamos felices, apreciemos más esa felicidad, porque no sabes cuanto te va a durar.
Comieron, rieron, recordaron cosas bellas, se conocieron más. Cada pareja se abrazaba y se besaba, no tenían ningún reparo en lo que pensaran los demás, pues era un amor puro, especial, único, mas allá de la vida que les había tocado en suerte, era para siempre, se pertenecían, cada una de las cuatro había encontrado en su amada, a su alma gemela, y eso se veía en el aire, en la luz que las rodeaba. Después de pasar por esos momentos tan lindos, Xena quiso hablar con Claudia a parte.

Xena: Claudia, me permites, quiero hablar contigo.
Claudia: sí Xena, ¿dime qué pasa?
Xena: quiero ver a Kalnuss, el ver la sonrisa en el rostro de Gabrielle de nuevo, no me hizo olvidar a ese bastardo. ¡¡Quiero verlo!!
Claudia: sí, lo guarde exclusivamente para ti. Pero lo estuve entreteniendo bastante, no me olvide de atenderlo bien.
Xena: vamos, llévame con él.

Claudia y Xena fueron rumbo al sector donde estaba atado Kalnuss.
Xena: hola bastardo, maldito hijo de... (lo tomó por los pelos y allí vio que su amiga lo había entretenido bastante, tenía la nariz rota, sus labios cortados, un par de azotes en la espalda... vio el dolor y el horror en Kalnuss) veo que era verdad lo que me dijiste.
Claudia: le pagué con la misma moneda.
Xena: ¿Quieres decir con todo lo que hizo?
Claudia: sí tengo unos buenos soldados...
Xena: jaja... eres terrible.
Claudia: solo vengo a mis amigas.
Xena: sí, gracias, recuérdame ser siempre tu amiga.
Claudia: no te preocupes, siempre lo serás, y si algún día nos separamos por circunstancias de la vida nunca te haría daño.
Xena: lo sé, tuviste la oportunidad, y no lo hiciste. Gracias. Bueno veo que Kalnuss ya no me necesita, termina tu con él, ya esta acabado.
Claudia: gracias, lo haré, pero no lo mataré aun, lo llevaré a la justicia, pagará con la Ley Romana sus crímenes, seguro le darán pena de muerte, pero tendrá un juicio algo que él nunca tuvo con sus víctimas. Salgamos de aquí mis hombres se encargaran de él. Aun le falta mucho para que le llegue la Ley Romana, si es que aguanta mi castigo.

Claudia y Xena se fueron caminando de nuevo para encontrarse con Gabrielle y Jill que estaban hablando de sus amores.
Xena: creo que ya estamos listas para irnos, Gabrielle ¿estás de acuerdo?
Gabrielle: sí, (dijo triste pues sabía que dejaría a Claudia)
Jill: ¿Por qué no vienen con nosotras?, nos tomaremos unas vacaciones, Claudia dejará el mando a Luciano y podremos tener unos días libres, antes de volver a Roma.
Gabrielle: me parece estupendo, ¿verdad Xena?, pasaremos unos días juntas viajando como en los viejos tiempos, (la cara de la barda era de una gran alegría, esperaba que Xena diga que sí, como podía negarse a esa luz que había en Gabrielle).
Xena: sí iremos, nos vendrán bien unos días de descanso y terminar de curar las heridas, eso si quiere Claudia.
Gabrielle: claro que quiere, ¿no es cierto?
Claudia: mmmmm...
Gabrielle: ¡¡Claudia!!, ¿¿¿no quieres venir con nosotras???... (triste)
Claudia: la verdad... yo quería descansar de ti...
Gabrielle: Claudia eres mala (la golpeo en el estómago) yo... yo, esta bien si te molesto tanto...(bajó la cabeza triste).
Xena y Jill sonreían pues sabían que Claudia le estaba haciendo una broma, pero Gabrielle aun seguía muy sensible, una lágrima estaba a punto de asomarse y Claudia se dio cuenta que Gabrielle no estaba aun para chistes, corrió abrazarla y le dijo:
Claudia: es un chiste tonta, nunca me cansare de ti, shhhh, vamos, dame una sonrisa... (y levantó la carita de la barda con un dedo, la barda no pudo resistirse a esos ojos y le sonrió), ves que no puedo separarme de ti... iremos con ustedes un tiempo, nos hará bien a todas estar juntas...
Xena y Jill las miraban con asombro, la ternura que emanaban Claudia y Gabrielle era irresistible. Claudia soltó a Gabrielle y fue hacia Jill, también la abrazó. Luego Xena hizo lo mismo con Gabrielle.
Xena: bueno, ¿dónde vamos?.
Claudia: tengo un lugar especial, iremos al paraíso, lo descubrí hace mucho tiempo, es espectacular y quiero compartirlo con las personas que amo, realmente las amo a las tres. (todas sonrieron y se abrazaron las cuatro juntas).

Llego el día que debían partir, Claudia ya le había dado las indicaciones a su lugarteniente Luciano, le dijo que liberara a los esclavos, que les diera ropa y algo de dinero para que puedan llegar a sus casas. Todo había salido bien, se llevaban a Kalnuss para que lo juzgaran por sus crímenes, aquella pesadilla había pasado, o al menos eso pensó...

Continuará... -( OCTAVA PARTE)- *CERRANDO HERIDAS, UNA HIJA, UNA BODA*


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