Disclaimer: Esta historia está basada en los personajes de la serie Xena: Warrior Princess. Xena y Gabrielle, son propiedad de Universal Studios y de Renaissance Pictures, al igual que alguno de los otros personajes que puse en mi historia, otros son nombres comunes si te llamas así, bienvenida a mi historia. No pretendo infringir los derechos de autor con esta historia ficticia producto de mi imaginación, esto ha sido escrito solo para entretener a los fanáticos de la serie.
ADVERTENCIA DE VIOLENCIA: sí hay violencia.
ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia describe una relación de amor y sexo entre dos mujeres adultas. Si eres menor de 18 años o esta clase de historias te molesta por favor no la leas, quedas advertido que es muy violenta.
COMENTARIOS: puedes enviar tus sugerencias a labardita@hotmail.com, ten compasión es mi primera historia.

P:D: no seré tan mala, prometo las continuaciones, lo antes posible, pues sé que es terrible esperar tanto por las mismas...


UNA HISTORIA DE AMOR

Por: La Bardita

Cuarta Parte
MEMORIA, LA HERMANA DE..., ADIOS A UNA AMIGA, DARTE UN HIJO, NO TE MEREZCO

Había pasado casi un año desde la última vez que Claudia había visto a Xena y a Gabrielle, ella seguía por el camino de la lucha contra el mal, tratando de ayudar a quien la necesitara, así fue que llegó hasta un reino muy lejano, le había llegado la noticia que el rey estaba en problemas y fue en su ayuda para tratar de solucionar su problema, había muchos bandidos que se querían aprovechar del reino, atormentaban al pueblo, lo saqueaban constantemente y así no podían pagar el tributo para mantener al reino.
Llegó un día de mucho calor y sol, el castillo era grande, estaban de fiesta, presentarían a la prometida del rey, el pueblo no estaba para festejar nada, pero era un acontecimiento importante, pues el rey nunca se había comprometido con nadie era un hombre muy solitario ya algo mayor, pero había conocido a una mujer para compartir el resto de sus días, eso era lo que se comentaba en el pueblo. Todos estaban ansiosos por conocerla, quien en unos cuantos días se convertiría en su reina.
Se hospedó en la única posada del pueblo, no era muy grande, tomo un buen baño y descansó un poco, luego al despertar comió algo y fue a dar un paseo por el pueblo, quería conocer bien las tácticas que debería tomar para proteger a esa gente de los bandidos que los azotaban día a día. Las defensas del pueblo no eran muchas, observó la guardia del castillo llegaban a 20, se dio cuenta que no había ejército en ese pueblo, por eso los bandidos se aprovechaban de la situación, preguntó a la gente por donde venían los bandidos, le dijeron que siempre venían del sur, que acampaban por esa zona, cuando se quedaban sin comida, y tenían apetito de mujeres, venían al pueblo y hacían lo que querían con ellos, ya no podían seguir viviendo así, con tanta angustia y dolor, habían matado a muchos hombres por querer defender a sus mujeres, pero era inútil poner resistencia, eran hombres muy malvados, expertos en la lucha, eran guerreros, y los del pueblo eran simples hombres de granja, que cuidaban su hogar como podían, pero ya no aguantaban mas, trató de averiguar quien podía llegar a ser un buen líder entre ellos, pues ella sola no podía hacer mucho, solo los podría guiar, pero necesitaba hombres fuertes y valientes que estuvieran dispuestos a dar su vida por los otros, no era fácil casi nadie había tomado un arma en su vida, estaba ante una situación muy difícil, y pensó en la única persona que podía ayudarla, se pregunto: ¿qué haría Xena en estas circunstancias?.... Luego de analizar casi todas las contras que tenía para salvar a ese pueblo de tanta maldad, decidió ir al castillo para hablar con el rey, estaban todos muy atareados con la fiesta que estaban preparando para la noche, el rey era un hombre de unos sesenta y tantos veranos, muy callado, Claudia se dio cuenta que lo dirigía otro hombre que estaba a su lado, antes de contestar el rey siempre le dirigía una mirada a ese hombre como si estuviera amenazado, Claudia se preguntó quien sería la mujer que se iba a comprometer con ese hombre, lo haría porque lo amaba o por conveniencia, tal vez quiera solo el reino, una vez casada se quedaría con todo, casi seguro el alcalde estaba metido en esto, pensó, luego de intentar hablar a solas con el rey, algo que le fue imposible, se retiró para esperar otra oportunidad, quería saber cuales eran las intenciones del rey para su pueblo, solo habló algo cuando la invitó gentilmente a la fiesta que daría esa noche para presentar a su prometida.
Claudia volvió a la posada, se cambió y ya siendo de noche se dirigió a la fiesta, no podía entender muy bien a ese rey, su pueblo tenia hambre porque los robaban día por medio, maltrataban a sus mujeres y él no hacia nada, o era estúpido o estaba amenazado, y casi estaba segura que el jefe de todo era el alcalde.
Entró al salón había mucha gente casi toda de la realeza, amigos políticos y demás, se fue metiendo en algunas conversaciones para saber como pensaban el resto de los presentes, había mucho lujo en cada uno de ellos y se preguntó como a ellos no los robaban, solo atacaban al pueblo. Había algo raro en todo ello. De pronto tocaron una música para que se callaran todos y se abrió la puerta principal del salón y salió el rey, todos hicieron una reverencia, al rato salió la mujer con la que se iba a comprometer y que en poco tiempo se convertiría en reina. Claudia creyó que estaba soñando, su corazón se paralizo, no podía creer lo que estaba viendo, era la mujer más hermosa que había visto en mucho tiempo, era alta, cabello negro azabache, largo, le cubría sus hombros, un vestido blanco con bordados en oro, miro rápido a su alrededor, todos estaban con la boca abierta, se acercó más para verla mejor y sí no estaba equivocada, así que no se sorprendió al ver a todos con la boca abierta, pues ella siempre hacia eso, dejaba a todos con la boca abierta, buscó inmediatamente por todo el salón a la barda, pensó Gabrielle debe estar acá, ¿qué estará tramando Xena en este pueblo?, debe estar haciendo lo mismo que yo, ¡qué alegría verte Xena!, y pensar que hoy mi mente estuvo en ti, diciéndome que haría Xena en estas circunstancias, y ¡por los dioses estas aquí!, necesito acercarme, quiero verla de cerca, no le hablaré, quizá este de incógnito y no quiere que nadie la descubra, pero querer casarse ¡esta Xena es terrible! hace cualquier cosa, pero ¿dónde diablos estará Gabrielle?, tiene que estar por acá, ellas no se separan por nada, pensó Claudia.
El rey comenzó a hablar y presentó a su prometida, le dio el nombre de Alesia, Claudia pensó, ( se cambio el nombre buen punto Xena, sabes que tu nombre es muy conocido en todos lados), Xena solo reía, mostraba una simple sonrisa, y miraba para todos lados, hasta que se cruzó con la mirada de Claudia y ésta le sonrió, Xena se quedó mirándola confundida, Claudia quiso volver a mirar sus ojos, le pareció que esa no era su Xena, había algo en sus ojos que no comprendió, pero no pudo ver muy bien que era, intentó acercarse a ella varias veces pero siempre estaba rodeada de gente, por esa estúpida gente que solo quería caerle bien a la futura reina, Claudia no le quitó la vista de encima en toda la noche, por un momento vio que ya estaba cansada, lo noto en su cara, si hay alguien que conoce a Xena además de Gabrielle soy yo pensó, había un vacío en sus ojos, la vio de nuevo leyó su corazón, estaba vacío como su mirada, parecía perdida, por los dioses ¿qué te pasa Xena?, se alejó lentamente del gentío y se fue hacia un apartado en el balcón, se dijo esta es mi oportunidad para acercarme.
En ese balcón había mas silencio, pues a Claudia tampoco le gustan mucho las fiestas, y ya comenzaba a cansarse de escuchar tantas voces quería silencio. Se acercó al balcón y Xena estaba apoyada en la baranda con sus manos hacia fuera, y su mirada perdida en la nada.
Claudia: hola, ¿la molesto?
Xena: (levantó sus hombros, sin mirarla)
Claudia: lo siento, sé que esta cansada de tanta gente, no quise interrumpir sus pensamientos (y giró sus pies para irse, pues Claudia sintió que esa no era Xena, tal vez sea una de sus muchas dobles, Meg, la sacerdotisa, la princesa Diana, pensó.)
Xena: espera. No quise ser grosera. Es solo que estoy cansada.
Claudia se dio vuelta y vio los ojos más tristes del mundo, un vacío tremendo. Solo le salió un suspiro y su nombre en un susurro.
Claudia: Xena...
Xena: ¿Cómo dices?
Claudia: te di tu nombre, Xena. Acaso me estas haciendo una broma, es de muy mal gusto, se que la última vez no me porte muy bien, no me despedí como debería, pero esto ya es demasiado, quiero darte un abrazo, un fuerte abrazo. ¿dónde esta Gabrielle?
Xena: lo siento mucho, pero creo que me confunde, mi nombre es Alesia, nunca te vi, y no sé quién es Gabrielle. No sé a que te refieres con todo eso.
Claudia: vamos, ya déjate de bromas, soy Claudia una de tus mejores amigas (vio como se perdía su mirada, se asusto, supo que no le estaba haciendo ninguna broma, algo andaba mal, muy mal, que le estaba pasando a su guerrera favorita, intento calmarla, al ver en sus ojos tanta angustia). Esta bien disculpa, es que eres muy parecida y hace mucho tiempo que no la veo, te confundí, lo siento, además seguro que no eres Xena, pues ella no va a ningún lado sin su Gabrielle, y por aquí no la he visto. Lamento mucho lo ocurrido. No te molestare más, si quieres me voy.
Xena: (pensativa, no contestaba) espera no te vayas. Se que estoy confundida, pues no me acuerdo de nada, no sé de dónde he venido, estoy segura que no conozco a esta gente, me siento como una intrusa, pero amo a mi rey, el me dijo que me salvó de un naufragio, y yo estoy muy agradecida y feliz, seré su esposa. A veces tengo fuertes dolores de cabeza, y veo algunas imágenes pero no recuerdo nada, ¿en verdad me conoces de otro lado?
Claudia: bueno, si quieres hablar sobre el tema, sí es verdad. Te conozco de otro lado, pero creo que ahora debes descansar, te veré mañana, ¿puedo?
Xena: sí ven, quiero hablar con alguien, necesito a una amiga, aquí todos me tratan con una sonrisa y como una estúpida que no sabe hablar, pero yo sé hablar, a veces siento como que mandaría todo al diablo, pero hay algo que me controla y caigo en el silencio. ¿Dónde te hospedas?
Claudia: estoy en la posada del pueblo.
Xena: trae tus cosas, te hospedaras aquí. Me agradas.
Claudia: también tu, Xena.
Xena: no te molesta, si te digo que me llames Alesia, aun no sé quien soy realmente.
Claudia: trataré, no te lo aseguro, es muy difícil para mí darte otro nombre, para mí siempre serás Xena, la Princesa Guerrera.
Xena: ¿Princesa Guerrera?. ¿qué es eso?
Claudia: una historia muy larga. Te contaré todo mañana, hay muchas cosas que debo decirte.
Xena: la verdad no puedo esperar a mañana. Ven vamos a mi cuarto.
Claudia: pero no puedes irte así de la fiesta, eres la invitada de honor, todos te buscarán, quédate tranquila que mañana vuelvo y hablamos.
Xena: ¿lo prometes?. Sabes, aquí no tengo amigos.
Claudia: pues aquí ya tienes una, seas Alesia o Xena. Hasta mañana.
Xena: Adiós, que descanses.

Esa noche Claudia no durmió, estaba tan confundida como la mujer que había visto, pensó en Gabrielle ¿qué habrá pasado con ella?, ¿la salvaron de un naufragio? ¿y si la barda murió en él? Dioses cuanta angustia. Tengo que sacarla de aquí la llevare conmigo a cualquier sitio, pero esto no es para Xena, ya no hay vida en sus ojos. Bueno, pero al menos me dio la oportunidad de acercarme a ella, mañana le contaré todo, no sé por dónde empezar, espero que no la pongan mal los recuerdos, aunque dice que no recuerda nada, tal vez hablándole de lo que vivió se acuerde de algo.

Xena por su parte tampoco durmió esa noche, ¿quién era esa mujer?. ¿era verdad todo lo qué le había dicho? ¿y Gabrielle? La nombró varias veces, no recuerdo nada, y así paso toda la noche ambas sin poder dormir por lo que había sucedido.

En el castillo: Xena se levantó temprano, esperaba ansiosa la visita de Claudia. Desayuno tranquila, pero luego el rey la llamó a su habitación.
Rey: Alesia, te note muy rara al finalizar la fiesta, ¿estabas pensando en otra cosa?
Xena: no, mi rey es solo que estaba cansada, la pase muy bien, tu gente es muy amable. (Solo pensaba en Claudia)
Rey: me dijeron que te vieron hablando con una mujer, ¿quién era?
Xena: no lo sé mi rey, la conocí anoche, es muy agradable, me contó de sus viajes, te molestaría que se quedara en el castillo unos días, me cayo muy bien quisiera que sea mi amiga, aquí no tengo mucha gente con quien hablar.
Rey: si no se entromete en nuestros asuntos, esta bien dile que venga, no quiero verte triste, te amo demasiado, será bienvenida si así lo quieres la mandare a buscar. ¿dónde se hospeda?
Xena: me dijo que estaba en la posada, te molestaría si voy yo, quiero salir un poco para conocer a la gente de tu pueblo, en todo este tiempo que he estado aquí no me haz dejado salir, ¿por qué?
Rey: porque es muy peligroso, hay bandidos por la zona y no quiero que te pase nada, lo hago para protegerte.
Xena: he oído algo sobre el asunto, ¿no puedes solucionarlo?. La gente debe sufrir mucho con esos ataques.
Rey: no puedo hacer nada, son más que mis guardias, el alcalde me dijo que hasta que no recibamos ayuda de afuera no podemos hacerles frente. Es lamentable, por eso no quiero que salgas, podrían tomarte como prisionera y me moriría, no lo podría soportar, verte en manos de otro antes de que seas mía. No puedo esperar mas a tenerte, quiero casarme cuanto antes contigo y darte mi reino, mi vida, te amo Alesia.
Xena solo sonrío... y le acaricio la cara...
Xena: esta bien entonces ¿mandarás a buscarla?
Rey: si, pareces muy impaciente, quiero conocer a esa mujer que te hace brillar los ojos así, creo que es la primera vez que veo ese brillo en tus ojos, me hace sentir celoso.
Xena: pues no deberías estarlo sabes que me casaré contigo para ser tu reina. Gracias por todo lo que haz hecho por mi, me salvaste la vida y me diste la oportunidad para ser feliz a tu lado, nunca lo olvidaré.
Rey: pues te espera un buen futuro conmigo te amaré por siempre. Ve al patio, te visitara tu amiga allí. Guardias, traigan a... Alesia... ¿cómo se llama tu amiga?
Xena: Gabrielle... No, disculpa su nombre es... Claudia. (se quedó pensativa de donde saqué Gabrielle, luego recordó que Claudia se la había nombrado varias veces la noche anterior).

En la posada: Claudia ya estaba levantada, pensando en lo de anoche, tenia ganas de verla otra vez, bueno Xena era una muy buena amiga, y tenía que ayudarla de cualquier forma, tenía que sacarla de allí, llevarla a otro sitio, a su casa.
En ese momento entraron los guardias buscando a Claudia por orden del rey, pensó que había pasado algo malo, cuando llegó al castillo la condujeron al patio, allí la esperaba la mujer mas bella, con una sonrisa radiante y otro brillo especial en esos profundos ojos azules, tan azules como el mismo cielo que estaba sobre sus cabezas, Claudia se perdió en ellos, como lo había hecho infinidad de veces.
Claudia: dioses eres tan bella Xena, perdón Alesia. Hoy te veo mejor.
Xena: sí hoy es un gran día, lo empecé distinto, con una amiga, ¿puedo llamarte así?
Claudia: por supuesto, soy tu amiga.
Xena: ven caminemos un poco por el jardín, quiero que me cuentes como era, tengo ganas de saber quién fui, quién soy, siento que no pertenezco a este lugar.
Claudia: es cierto, no eres de aquí, naciste en Grecia, en un pueblo llamado Amphípolis, fuiste la mejor mujer guerrera, peleas muy bien, estuviste un tiempo haciendo el mal, pero luego comenzaste hacer el bien, ayudabas a las personas indefensas, ¿tu sabes lo que pasa en este pueblo?
Xena: algo, creo... Sé que hay cosas que están mal. Siento que la gente sufre, no me dejan salir de estas paredes porque el rey tiene miedo a esos bandidos que llegan siempre para azotar al pueblo con sus maldades, oí que roban todo y maltratan a las mujeres, es horrible.
Claudia: bueno, eso es a lo que te dedicabas tú, a salvar a pueblos como estos. Por eso cuando te vi, supuse que estabas aquí para eso, para ayudarlos a pelear contra los bandidos.
Xena: creo que ya no soy esa mujer, yo ¿una guerrera?. No creo que pueda tomar una espada, que horror matar a alguien, ver su sangre... no, no, no puede ser...
Claudia: tranquila Xena, no quiero asustarte con todo esto, pero debía decírtelo, es la verdad.
Claudia pasó su mano sobre sus hombros, quería abrazarla tan fuerte y darle todo lo que pudiera para sacarla de esa situación, su mano tembló al contacto, y la giro, vio sus ojos, tenían un brillo especial de luz, se abrazaron muy fuerte, Claudia sintió como se le iba el aire de sus pulmones, sintió sus brazos alrededor de su cuerpo, fue excitante, tenía a Xena entre sus brazos, no le importaba que ella no la recordara, con solo sentir su cuerpo junto al de ella fue como volver a esos días de aventuras, cuando junto con Gabrielle y a veces Joxer se divertían tanto, parecía que había pasado un siglo, pero solo había pasado un año, Claudia sintió temblar a Xena al estar en contacto con su cuerpo, sintió como se estremeció entre sus brazos, vio su rostro y caían lagrimas de sus bellos ojos, la abrazó de nuevo más fuerte y le susurro al oído:
Claudia: no llores, yo te llevaré a tocar el cielo con las manos otra vez, volverás a vivir, quiero sacarte de aquí, tú no eres de aquí, no perteneces aquí, hablaré con el rey y si no lo entiende, te llevaré a la fuerza.
Xena: no quiero irme todavía, se que me quieres mucho lo sentí en tus brazos, pero aun estoy muy confundida, no puedo abandonarlo, él me salvo la vida.
Claudia: pero te dio otra vida, no la tuya, esta no eres tú.
Xena: entiéndelo, yo aun no quiero irme de aquí. Por favor dame tiempo.
Claudia: ¿Te casarás con él?
Xena: si es necesario, sí lo haré.
Claudia: pero... Tú no puedes casarte....(pensó en decirle de Gabrielle, pero y ¿si Gabrielle había muerto?. Así que le invento una historia).
Xena: ¿Por qué no puedo casarme?
Claudia: porque ya estas casada, y tienes tres hijos, que esperan y lloran por ti.
Xena: ¡¡¡No es cierto!!! ¡¡¡¡mientes!!!!
Claudia: no miento, es la verdad, tú me la pediste, veras hubo un ataque en tu pueblo y se llevaron a todas las mujeres para venderlas como esclavas, ellos al ver que no volviste en tanto tiempo pensaron que habías muerto, hace como un año que te llevaron, tu me dijiste que te rescataron de un barco que se hundió, ahí tienes, viste que no miento. Ellos se quedaron muy solos preocupados... tu esposo no para de llorarte, ambos se amaban mucho, eran inseparables, como almas gemelas. El esta destruido al igual que tus hijos, te lloran cada día que pasa. Tienes que volver, explícale o se lo diré yo al rey, él sí te ama te dejara ir.
Xena: nunca lo hará, me quiere solo para él. ¿cómo se llama? .
Claudia: ¿Quién?
Xena: mi esposo y mis hijos...
Claudia: ¡Oh! Sí, claro, él se llama Gabriel, y tus hijos son Joxer, Ephiny y Cyrene, se lo pusiste en honor a tu madre, la más pequeña es la que te llora todo el día y Gabriel tu esposo también.
Xena: no recuerdo nada, por los dioses, como pude olvidarme de todos ellos, si me aman tanto. Pero aun no puedo irme, hablare con el rey, pero como creerte lo que me has dicho.
Claudia: hubo un tiempo en que nos veíamos a los ojos y sabíamos lo que estaba pensando la otra, y que no nos mentíamos nunca, me ofendes Xena, jamás lo haría. (en su interior estaba pidiendo perdón, pero esto era necesario, algún día me lo perdonaras, o mejor, me lo agradecerás, pensó).
Xena: disculpa, no quise ofenderte, pero esto es todo muy raro y tú porque viniste a este pueblo, ¿sabías que yo estaba aquí?
Claudia: no, la verdad fue una gran sorpresa, vine para ayudar al pueblo a deshacerse de esos malditos, pero me va a ser difícil, el rey será tu prometido, pero es un tonto, lo maneja todo el alcalde, se quiere quedar con todo, pude averiguar un par de cosas, esos bandidos entran al pueblo por orden del alcalde, quiere ser el futuro rey, por eso no creo que tú dures demasiado si te casas con el rey.
Xena: estas loca, como puedes desconfiar así de la gente, el alcalde es una muy buena persona, siempre ha sido muy atento conmigo.
Claudia: te querrá enamorar, para que seas su reina...
Xena: ya basta, me estas ofendiendo, no quiero hablar mas contigo, vete, vete.
Claudia: esta bien me iré, pero volveré con ayuda, y te juro por todos los dioses que tú vendrás conmigo.
Xena: (se quedó en silencio mirando el rostro de Claudia, pues parecía que decía la verdad, había visto fuego en esos ojos tan negros, y tan bellos), yo lo siento, no sé que hacer estoy tan confundida...
Claudia: (en tono serio pues ya la estaba cansando esa situación, tenía ganas de tomarla en sus brazos y subirse al primer caballo para salir corriendo a todo galope de ese pueblo, pero aun debía ayudar a esa pobre gente, así que decidió irse de allí, debía preparar su ataque, pero antes necesitaba alguna información sobre lo que había pasado con Gabrielle. Pensó, ¿dónde estarás bardo? Y como hago para encontrarte si aun vives, tan rápido, tengo poco tiempo, antes que anuncien el casamiento, y si hay algo que Xena no olvidó, es lo terca que es, cuando quiere se pone terrible, y si me dijo que aun no se irá de aquí, es porque no lo hará, debo pensar rápido) esta bien me iré, cuando quieras a una amiga para hablar solo piensa en mí, y yo estaré contigo adonde quieras que vayas.
Xena no contestó, solo se quedo mirándola, y así Claudia se alejó.

Llegó a su habitación, y le imploró a sus diosas favoritas, eran las únicas que la podrían ayudar, imploro que la escucharan.
Claudia: diosas del Olimpo, como semidiós, les pido ayuda suprema, necesito hacer una obra de bien y ya no tengo ninguna opción para llegar a tiempo, diosa Artemisa te necesito para que me digas si Gabrielle aun vive y dónde puedo encontrarla, diosa Afrodita te necesito para que le hagas ver a Xena el amor que sentía por su vida, por Gabrielle, por todos sus verdaderos amigos, diosa Atenea te necesito para que me des tu sabiduría y así poner en marcha un plan para ayudar a esta gente, que tanto necesita de ti, si todo da resultado les levantare un templo a cada una en esta zona, ya que por aquí no hay templos griegos, juro que lo haré.
En ese momento apareció una luz en la habitación, luego otra y otra mas, se aparecieron las tres diosas al pedido de oración de Claudia, su alma se hinchó de alegría y placer al ver ante sus ojos a esas tres diosas tan maravillosas, para responder a sus plegarias.
Artemisa: me llamaste Claudia, aquí estoy para servirte, escuche algo sobre Gabrielle, mi reina favorita. ¿qué deseas saber?
Claudia: antes de comenzar quiero agradecerles a todas el hecho que se encuentren aquí para ayudarme, sé que me guiaran hacia el camino correcto, para que todo termine bien. Artemisa quiero saber dónde esta Gabrielle y si ella esta bien, encontré a Xena en este pueblo y no entiendo porque están separadas, si es verdad lo del naufragio, ¿acaso Gabrielle murió?
Artemisa: no Claudia, aun no murió, pero lo hace día a día, sin Xena se le ha hecho insoportable vivir, tu sabes que se aman mucho, mi Reina no deja de llorarla, nadie en la villa sabe que le pasó a Xena y por qué se separaron, solo sé que Gabrielle no soporta mas su ausencia.
Afrodita: ¿Cómo es eso que la viste a Xena?
Claudia: sí esta en el castillo, ella... perdió la memoria... se cree que su nombre es Alesia y se va casar con el rey en muy poco tiempo, por eso necesito su ayuda.
Afrodita: ¿Xena casada con un rey?. Sabía que era una reina, es tan bella... mi Gabrielle, se pondrá muy contenta al saber que Xena esta viva, la escucho llorar todas las noches por su guerrera, me parte toda verla así tan triste, es verdad lo que dijo Artemisa, ya no hay alegría en su vida, sus ojos se cerraron para no ver mas el mundo, hay solo tristeza, dolor, llanto en ella, intente por todos los medios que se alegrara un poco, le puse gente nueva a su alrededor, pero nadie es como Xena. A ti también te estuvo buscando, ¿dónde estabas?, ella sin Xena y sin ti para apoyarse ante la pérdida, quedó muy sola, tienes que ir a verla.
Claudia: por eso pedí tu ayuda, no me daría el tiempo, viajar hasta la villa amazona y traerla, debo traerla aquí. Antes le contare todo lo que pasa con Xena. Y a ti diosa Atenea te necesito para hacer el plan de ataque y proteger a este rey y a su pueblo, no se merecen lo que les pasa, esos bandidos tienen que pagar por el dolor que causan.
Atenea: cuenta conmigo, me gusta esta gente, es hora de darles su merecido a esos bandidos, pero seguro no están solos.
Claudia: eres muy inteligente, por eso eres diosa, estuve averiguando, el alcalde trabaja con ellos, se quiere quedar con el reino.
Artemisa: bueno lo primero será, llevarte a la aldea amazona deberás hablar con Gabrielle, no será fácil, se encierra en su choza y no sale por días. ¿estás lista?
Claudia: mas que nunca, vamos cuando tu quieras.
En un haz de luz Claudia desapareció junto con Artemisa, Afrodita se quedó por el pueblo para investigar junto con Atenea, querían ver la situación, el corazón de la gente.
Atenea: va a ser difícil la lucha, esta gente no esta preparada para pelear.
Afrodita: tienen sus corazones muy solos, debemos hacer algo aquí hay mucho dolor, y poco amor.
Atenea: por eso nos llamó Claudia, es una gran persona, y la ayudaremos.

Templo de la villa amazona:
Había algunas amazonas cerca, de pronto sintieron un golpe y en una luz, apareció Artemisa, todas se quedaron en silencio, Claudia había caído del otro lado, donde la dejó Artemisa para que sus amazonas no la vieran llegar con ella, Claudia le dio una sonrisa a la diosa, mientras las amazonas estaban de rodillas mirando el piso, Claudia se fue del templo y apareció en medio de la villa. Había algunas amazonas que no conocía, y a ninguna le llamó la atención ver a una mujer que no conocían, hasta que vio a Ephiny.
Claudia: Ephiny, Ephiny, soy yo Claudia. ¿cómo estas?.
Ephiny: Claudia, no puedo creerlo, ¿por donde viniste?
Claudia: hago magia, no importa , necesito ver a Gabrielle es urgente.
Ephiny: Gabrielle esta muy mal, no sé si sabes que Xena... murió... esta tan triste hace un año que casi no sale de su choza, no habla casi con nadie, esta muerta en vida, es tan triste verla así (se puso a llorar)...
Claudia: (la abrazó) shhhh, tranquila veras que todo se arregla, ahora que estoy aquí, la barda volverá a sonreír.
Ephiny: eso espero, se que te ama mucho, pero tu tampoco venías, te buscó por varios lados, te necesitaba tanto, te llamó varias veces en sus sueños, pues sabía que sin Xena a su lado no podría vivir, y sin ti para darle el consuelo, se sintió horriblemente triste, desamparada, sola, tu sabes que la quiero mucho, soy su amiga, pero se encerró en si misma, y no quiere hablar con nadie, solo sale a caminar a veces hasta el lago y luego se vuelve a encerrar en su choza, se alegrara al verte eso espero.
Claudia: quédate tranquila, yo también la amo y no dejaré que siga sufriendo... ¿cómo es que murió Xena?...
Ephiny: no ha querido hablar casi del tema, cada vez que nombraba a Xena se desmayaba del dolor, del llanto, así que decidí no preguntarle más. Solo sé que algo paso, se despertó un día y Xena ya no estaba, pensó que había ido a cazar, pero al ver que no volvía, se preocupó, y encontró un pergamino escrito por Xena, donde le decía que tenia que ir al pueblo por una cosa, y así pasaron dos días, al no llegar Gabrielle fue al pueblo, preguntó por ella y le dijeron que había tomado un barco, no sé hacia dónde ni por qué, se sintió tan sola, otra vez la dejaba sin decirle nada, la odió, se quedó dos días en el pueblo esperando a Xena y luego llegó la noticia que el barco había naufragado y que todos estaban muertos. Gabrielle no pudo mas con su dolor, y desde entonces la espera, ella siente que aun esta con vida, su alma la siente, se amaban tanto que no quiere dejarla ir.
Claudia: pues su alma no le miente, Xena esta viva, por eso estoy aquí, para averiguar lo que paso, en realidad al ver a Xena pensé que Gabrielle era la que estaba muerta.
Ephiny: ¿Es cierto lo que dices?, ¿Xena esta con vida?, Gracias Artemisa por escuchar mis plegarias, todas las noches pido por Xena y Gabrielle para que vuelvan a estar juntas. Ve y dile, por favor no te entretengo mas, seguro esta en el lago.
Claudia: bien iré por ella.

En el lago:
Gabrielle estaba de espaldas, con sus pies en el agua mirando a la nada, Claudia no quería asustarla, pero por lo que le dijo Ephiny ya no sentía nada, se acercó por detrás y rodeó su pequeño cuerpo con sus brazos, apoyo su cabeza en el hombro y le susurró al oído a Gabrielle, Claudia sintió como su cuerpo se desvanecía entre sus brazos, la abrazó más fuerte, sintió su respiración muy débil, Gabrielle se desmayó, fue terrible para el alma de Claudia, no podía ver a esa hermosa mujer tan frágil, tan débil, la levantó y la recostó sobre la hierba, acarició su rostro y puso un poco de agua en sus labios y Gabrielle abrió lentamente los ojos, lloraban sin parar, y los ojos de Claudia también comenzaron a llorar al ver tanto dolor en los de Gabrielle, su alma estaba destruida, se abrazaron largo rato, y en silencio.
Claudia no podía dejarla así, seguir sufriendo tanto, así que decidió romper el silencio en que habían caído.
Claudia: Gabrielle... siento tanto por todo lo que pasaste. Y no estuve aquí para acompañarte en tu dolor, que ya no será más.
Gabrielle: Claudia, te llame tantas veces, y no estabas, quería sentir tus brazos, tu paz, después que Xena murió, no sabía a quién recurrir, solo a ti para que me consolaras, pero entendí que no hay consuelo en mi vida si no esta Xena. (comenzó a llorar).
Claudia: shhhh, cálmate, tengo que darte una noticia, por eso vine a verte, perdona pero estuve por tantos lugares, que no sabia nada sobre Xena y tu aquí tan triste, lo siento Gabrielle, espero que puedas perdonarme, la verdad no sabia.
Gabrielle: pero ¿alguien te dijo? O ¿viniste de casualidad?, ¿cuándo llegaste?, ¿por dónde entraste?
Claudia: tranquila, ya empiezas con tus preguntas, eso me encanta, como te extrañé Gabrielle, tus palabras, tu risa, tu encanto, (se abrazaron de nuevo, y Claudia sintió el corazón de Gabrielle junto al de ella latir tan fuerte, que pensó que ese era el momento para decirle que hacia allí). Gabrielle, ven siéntate.
Gabrielle: ¿Qué pasa?, te veo preocupada.
Claudia: bueno, es que no sé por donde empezar... Quiero casarme contigo...
Gabrielle: ¿Qué?, Dale... Dime que pasa en serio...
Claudia: en serio, ¿no te casarías conmigo? Me rompes el corazón... Eres mala Gabrielle... Yo que vine hasta acá, le pedí a la diosa Artemisa que me trajera y tu me rechazas, es injusto, bueno entonces ya que no me quieres te diré otra cosa...
Gabrielle: no seas tonta sabes que te amo, y sí me casaría contigo, se que me darías lo mejor, pero jamás podré olvidar a Xena... ¿qué es eso que dijiste?, ¿la diosa Artemisa te trajo a la villa?
Claudia: jajaja, si la diosa me trajo, ven dame tus manos. Hace unos días estaba en un pueblo muy lejano, fui para ayudarlos están rodeados de bandidos, les roban día por medio y se llevan a sus mujeres, y quería saber si tu puedes venir ayudarme porque sola no puedo con esto...
Gabrielle: no sé, yo deje de pelear desde que Xena se fue, no volví a tomar un arma, ni a salvar a nadie, me encerré en mi misma... no sé lo siento..., no creo que yo pueda...
Claudia: y si te digo que la futura reina del pueblo se llama Xena...
Gabrielle: eres muy mala, sabes que me duele el corazón, no deberías hacerme esto, creí que me querías.
Claudia: y lo hago, por eso estoy aquí, me sorprendí tanto como tu, Xena está viva, la vi, hable con ella.
Gabrielle: ¿No me mientes?, ¡por los dioses!, dime ¿dónde está?, voy contigo, quiero verla... Pero ¿por qué no vino contigo?... ¿acaso ella esta enferma? ¿está bien?
Claudia: tranquila, ella está bien, sólo perdió su memoria, por eso no volvió, no sabe quién es, se hace llamar Alesia y si no llegamos a tiempo, se va a casar con el rey. No recuerda nada, a ti tampoco Gabrielle, quiero llevarte para que me ayudes a sacarla de allí, intente convencerla pero me dijo que aun no esta segura, que se quedará allí un tiempo mas, ese pueblo va explotar en cualquier momento, tenemos que sacarla de allí, o esta vez sí que morirá en serio, el alcalde esta planeando algo en contra del rey, estoy segura, y si Xena se casa con él estará también en peligro. ¿Vendrás?...
Gabrielle: eso ni se pregunta, pero como llegaremos tan rápido.
Claudia: tengo tres diosas ayudándome.
Gabrielle: cuatro, tu también eres mi diosa favorita, no sé que haríamos sin ti, siempre estas ayudándonos para que no nos separemos nunca, te amo, en serio... (abrazó y besó de gratitud en los labios).
Claudia: yo también las amo, por eso estoy aquí, prepara tus cosas tenemos que viajar rápido.
Gabrielle: Ephiny ven tengo que decirte algo hermoso, Xena esta viva.
Ephiny: lo sé pero aun no puedo creerlo.
Gabrielle: ¿Lo sabes? ¿cómo?
Ephiny: me lo dijo Claudia antes de hablar contigo, Claudia estás segura que es Xena a quien viste.
Claudia: por supuesto, crees que le haría algo así a Gabrielle, no le daría falsas esperanzas si no supiera que es Xena, la persona que vi, además, hable con ella, la vi como te estoy viendo a vos, hasta la abrace.
Gabrielle: ¡¡Qué envidia!!
Claudia: ¿Qué más quieres que te diga?, eso sí en sus ojos hay un vacío que no lograba entender, hasta que supe que había perdido la memoria, no va a ser fácil Gabrielle, sobre todo para ti, ella no recuerda nada, quizás ni te mire, será duro, pero debes ser fuerte, tal vez debas conquistarla de nuevo será algo digno de ver, eso no me lo perdería por nada del mundo, volver a ganarte su corazón, tengo que decirte otra cosa, ella no me creía al principio, le dije que quería sacarla de allí, pero es tan testaruda (las tres se rieron ), en eso no cambio, entonces le invente una historia le dije que no se podía casar porque ya estaba casada y que tenía tres hijos que lloraban por ella todo el tiempo, que por eso debería regresar conmigo para ver a su familia, se quedó seria mirándome, deberían ver su rostro cuando se lo dije, me preguntó como se llamaba su esposo y sus hijos, le dije que su esposo se llamaba Gabriel (Gabrielle sonrío y una lágrima rodó por su mejilla), y que sus hijos eran Joxer, Ephiny y Cyrene. Jajaja, de solo pensarlo ahora me da risa.
Ephiny: en serio le dijiste eso, ¿yo hija de Xena?
Gabrielle: ¿Joxer?, ¿Cyrene?, Dioses como pudiste.
Claudia: bueno, se me ocurrieron esos nombres, tal vez así vaya pensando en algo y recuerde, a Joxer no se lo olvida tan fácil, ¿no Gabrielle?
Gabrielle: sí, claro. No veo la hora de verla.
Claudia: solo te pido que te calmes, yo sola puedo presentarte ante ella, vive en el castillo y no entra nadie. Así que tranquilízate y prométeme que harás lo que yo te diga, si no la asustaremos y arruinaremos todo.
Gabrielle: esta bien, vamos ya estoy lista.
Ephiny: ¿Cómo se irán, por dónde?.
Claudia: por donde vine, con la diosa Artemisa, pero no le digas a nadie. Vamos al templo, saca a tus amazonas, gracias Ephiny.
Ephiny: ¿Por qué?
Claudia: por cuidar de Gabrielle, cuando yo no pude, no sabía lo que había pasado. (abrazo)
Ephiny: de nada.
Gabrielle: hey, se van a quedar todo el día ahí, vamos Claudia. Adiós Ephiny, gracias por todo, sé que fui muy molesta pero me sentía morir cada día, sé que intentaste lo mejor para mí, pero ya ves, solo el escuchar su nombre, me hizo volver a la vida... Xena... ¿qué te dijo Claudia?
Ephiny: me dio las gracias.
Gabrielle: ¿Por qué?
Ephiny: por cuidar de ti, cuando ella no estaba.
Gabrielle: ¿Eso te dijo? Mmmmmm... adiós cuídate...
Ephiny: adiós Gabrielle, y dile a tu guerrera que la esperamos con los brazos abiertos y el mejor guisado.
Gabrielle: lo haré, adiós. Déjale mis saludos a Lilian, espero verla la próxima vez cuando vuelva con Xena.
Ephiny: no te preocupes, le diré que estuvieron aquí.
Gabrielle: no Ephiny, no le digas que Claudia estuvo aquí, no se lo perdonará, el saber que vino a la aldea y ella no estaba para verla, la hará sentir triste, sabes lo mucho que la ama.
Ephiny: quédate tranquila Gabrielle, tienes razón, no le diré que estuvo Claudia. Pero deberías saber que Lilian parece que tiene a alguien, al menos vi como Susan, una amazona nueva la seguía, sé que ella mucho interés no tiene, pero el tiempo y el ver que Claudia no le corresponde, puede ser que quizás haya encontrado a alguien a quien amar. Adiós.
Gabrielle: pues me alegro por ella, adiós amiga.

A lo lejos se veía una sombra, era esa tal Susan, pues quería conocer a esa tal Claudia, con la que tenía que luchar para tener el amor de Lilian. Sintió como los celos y el odio cegaban su ojos, sin siquiera conocerla ya odiaba a Claudia, por tener el amor de Lilian.

Gabrielle y Claudia entraron al templo y apareció la diosa Artemisa.
Artemisa: hola Gabrielle, veo que has salido de ese dolor, me alegro por ti y por mis amazonas. En Claudia tienes una gran amiga. Alguien que siempre piensa en ti y en Xena.
Gabrielle: lo sé, (miró a Claudia y le sonrío) gracias Artemisa por estar siempre conmigo.
Claudia: disculpa diosa pero ¿por qué no te apuras?, tenemos poco tiempo, además Atenea y Afrodita deben estar impacientes.
Gabrielle: Atenea y Afrodita, ¿también están con nosotras?
Claudia: sí, cuando pido algo, tiene que ser lo mejor, así que llame a mis tres diosas, las mejores.
Gabrielle: ¿Y todo por mí?
Claudia: sí, y por Xena el amor que se tienen no debe morir nunca, soy una romántica, llámame como quieras.
Artemisa: sí eso eres, bueno tómense de las manos, vamos hacer un viaje relámpago.
Una luz desapareció en el templo y apareció en la habitación de Claudia en la posada de ese pueblo perdido en el medio de la nada, cuando llegaron entraban Atenea y Afrodita.
Afrodita: vaya ya era hora que me traigas a mi linda Gabrielle, como esta mi niña favorita, se que estuviste muy triste por tu guerrera pero ves toda espera tiene su recompensa, ya verás que la recuperaremos, el amor de Xena por ti es muy grande.
Gabrielle: gracias Afrodita, gracias a todas (lloró un poco, luego se calmó), bueno que hacemos ahora.
Atenea: estuve mirando a este pueblo, no tiene salida por el otro lado, por eso siempre atacan por delante, no tienen lugar para escapar, así que debemos concentrarnos en la entrada, luego rodearemos ambos lados del camino sin que nos vean para luego emboscarlos, en el camino y así no permitir que entren al pueblo, así protegeremos a las mujeres y niños. Ya hablé con varios hombres están dispuestos a ayudarnos, tengo todo preparado.
Claudia: está correcto ese plan, pero creo que antes de atacar debemos sacar a Xena del castillo, si los bandidos vienen antes que nosotros ataquemos, tal vez entren al castillo y Xena estará en peligro.
Gabrielle: sí, vamos por ella.
Afrodita: estas ansiosa bardo...
Gabrielle: sí, lo siento... Pero...
Artemisa: no te preocupes Gabrielle, te entendemos, por eso estamos aquí.
Claudia: vamos Gabrielle iremos al castillo, te presentare como mi amiga la barda. Ustedes estén atentas si llegan atacar antes que lleguemos saben que hacer, los hombres del pueblo ya deben estar preparados.
Las tres diosas: no te preocupes tu encárgate de Xena, de la batalla nos ocupamos nosotras, esos bandidos no podrán con tres diosas.
Claudia y Gabrielle: ¡¡gracias!!

En la puerta del castillo:
Claudia: ¿Cómo estas?
Gabrielle: Claudia, ¿cómo estoy?, me tiemblan las piernas, no puedo mas, quiero verla.
Claudia: cálmate Gabrielle, ya te dije será difícil, no te tires sobre ella porque no entenderá nada y la asustarás, además quizá no este sola y el rey y sobre todo ese maldito alcalde quizás sospeche de nosotras y se nos ponga todo más difícil, así que cálmate.
Gabrielle: me pides mucho, pero lo intentaré.
Claudia: pues hazlo, porque no estoy dispuesta a perder a Xena.
Gabrielle: yo tampoco, sabes que no vivo sin ella. Quería decirte algo... no me olvidé que la última vez que nos vimos te fuiste sin despedirte, ¿por qué eres así?, sabes que te amo, no te rías, es la verdad, pero a veces no sé que pensar de ti, eres tan rara, un día parece que me amaras con toda tu alma y al otro no me hablas, no me dijiste que eras la comandante, me hubiera gustado darte las gracias, ¿por qué no aceptas las gracias?, te debo mi vida y la de mis amazonas, siempre estaré en deuda contigo, (unas lágrimas rodaban por su rostro), cuando me envolviste con tu capa, sentí tus brazos, pero me dije, no puede ser ella, una amiga me diría que es ella, pero ves me equivoqué, me dolió mucho que confiaras más en Lilian que en mi, me enteré que le cuentas más cosas a ella que a mí, creí que era tu mejor amiga, pero otra vez me equivoqué, no te entiendo, ahora estas arriesgando tu vida por Xena y por mi, y no confías para decirme que estas enamorada, que tienes el corazón roto, no esperas las gracias, eres tan especial para mí, siempre estás ahí cuando más te necesito, quería decirte con todo esto que puedes confiar en mí, que puedes contar conmigo para lo que necesites, en la vida no es solo dar, también hay que aprender a recibir, y me gustaría estar dentro de tu corazón (las lágrimas seguían rodando), gracias por la capa es muy bonita, pero me hubiera gustado más si me la hubieras dado tú, en persona, la tuya se la dejé a Lilian, tal como lo pediste. ¿de quién estas enamorada?
Claudia: (se acercó y secó sus lágrimas con su mano), de ti.
Gabrielle: ves, nunca puedo saber si hablas en serio o en broma. Dime la verdad.
Claudia: ¿Por qué no puedo estar enamorada de ti? ¿por qué eres de Xena?...
Gabrielle: te gusta jugar conmigo, con mis sentimientos, pero sé que no es verdad, y me encantaría que estuvieras enamorada de mi, me haría sentir muy feliz, aunque yo sea de Xena, me gusta sentir el amor de las personas que amo, pero sé muy bien que yo no soy, no estoy tan adentro de tu corazón, porque no confías en mi.
Claudia: te equivocas Gabrielle, y te lo digo en serio, estas muy adentro de mi corazón. (la abrazó muy fuerte, la barda se aferro a su amiga). Me cuesta decir te amo, pero creo que te lo demuestro siempre, trataré de confiar más en ti.
Gabrielle: aun no me dices su nombre.
Claudia: su nombre es Jill, y algún día espero presentártela, porque cada día que pasa es un infierno sin ella, algún día tomaré el valor necesario para volver por ella.
Gabrielle: esperaré ansiosa ese día.
Claudia: vamos por Xena.
Gabrielle: vamos.
Claudia: hola guardia, la futura reina Alesia, nos espera.
Guardia: sí un momento, debo averiguar, ¿su nombre?
Claudia: Claudia, estuve aquí ayer dígale que le traigo un presente.
Al rato volvió el Guardia:
Guardia: sí, pase la espera. Usted no, (detuvo a Gabrielle del brazo).
Gabrielle: pero vengo con ella, yo soy el presente.
Guardia: no me haga reír.
Claudia: sí, ella no miente, ella es bardo, cuenta historias maravillosas y Alesia quería aprender sobre la historia y si usted no la deja pasar se enojara mucho Alesia, porque no tendrá su presente, por su culpa, no quisiera estar en su lugar, negarle un presente, un regalo a su futura reina, así no es forma de comenzar. Haga lo que quiera.
Guardia: esta bien, esta bien, pase, yo no sabia que usted era el regalo.
Claudia: un regalo hermoso (sonrisa para la barda) ¿no lo cree?
El guardia la miró de lado, y le dijo:
Guardia: pasen, la futura reina Alesia esta en el jardín esperándolas.
Claudia y Gabrielle: gracias.
Claudia: tranquila Gabrielle, me vas a romper la mano.
Gabrielle: lo siento, no quise... Es que estoy muy nerviosa.
Al llegar al jardín Xena estaba de pie entre las rosas rojas, oliendo su exquisito aroma, era la rosa más hermosa del jardín, su cabello negro agitándose por el viento suave sus ojos brillando a la luz del sol, era un poema ver a esa mujer tan bella, Claudia pensó que la barda pensaba lo mismo, ¡dioses!, miró a Gabrielle y en todo su cuerpo se veía la luz de su alma, su mejor sonrisa, aun no le había soltado la mano, que apretaba cada vez mas fuerte, ambas se acercaron un poco mas a Xena y cuando levantó la vista se posó en los ojos de Claudia, luego en Gabrielle y Xena rompió el silencio, que había sido tan mágico en ese momento con solo mirarla.
Xena: hola, bienvenida, me extrañó que no vinieras antes, pensé que te había pasado algo.
Claudia: gracias por preocuparte estoy bien, solo fui en busca de una gran amiga, ella es Gabrielle, es la mejor bardo que conozco.
Xena: hola, ¿dijiste tu nombre?
Gabrielle: (con su voz temblando la miró a los ojos) yo no lo dije, fue ella, mi nombre es Gabrielle (y sus ojos se llenaron de lágrimas)
Xena: Gabrielle, bonito nombre. Así se llamaba mi esposo, me lo contó Claudia. ¿te hace mal el viento a los ojos?, están llorosos.
Gabrielle: no es nada, ya se me pasará (apretó mas fuerte la mano de Claudia).
Xena: si tienes miedo por tu amiga, no va a ir a ningún lado, lo digo por tu mano, parece que tienes fuerza, se la estas dejando colorada.
Claudia: es que es nueva en la ciudad, no le gusta mucho estar con extraños.
Xena: ¿Soy una extraña para ti?, Creí que eras mi nueva amiga.
Claudia: sí lo soy, pero Gabrielle aun no es tu amiga.
Xena: pues si es tu amiga, debe ser buena persona, entonces también será mi amiga.
Gabrielle no soportó mas tanta presión y se abrazó a Xena llorando desconsoladamente, Xena no entendía nada, le hacia señas a Claudia, para que le sacara de encima a esa mujer. La separó discretamente.
Xena: esta bien mujer, no te pongas así, no te quitaré el amor de tu amiga, aunque quisiera veo que te quiere mucho, Claudia dime donde está mi presente, me encantan los regalos.
Claudia: ella es mi presente, es una barda cuenta maravillosas historias, y sé que te gustara escucharla.
Xena: te parece que esta en condiciones, deben haber viajado mucho, la noto cansada.
Claudia: no lo está, verdad Gabrielle... ¿Gabrielle?
Gabrielle: lo siento, (miraba a Xena sin desviar su mirada un solo segundo, había quedado impresionada, y que Xena no la reconociera le hizo doler mas el corazón, pensó que nadie nunca podía separarlas, y menos hacerle olvidar todo lo que pasaron juntas, tanta amistad, tanto amor), no sé si podré decir algún relato.(su voz temblaba)
Claudia: esta bien diré uno por ti, aquel que escribiste hace poco, (Gabrielle la miraba, no sabia a que se refería), es tan bello que lo memorice, así que lo diré yo, es un poema escrito para alguien que se fue hace tiempo y muestra lo duro que es vivir sin el amor de tu vida, todo tiene solución pero perder el amor es muy triste.
Xena: estoy ansiosa por escucharte. Pero no me hagas llorar a mí también.
Claudia: es muy sentido, quizás unas lágrimas nos permitamos, ¿por qué no?. El llorar por una historia de amor nos hace ser más sensibles al amor, tal vez veamos mejor a nuestro alrededor y descubramos al amor. Bueno comienzo. (letra de la canción Después de ti, pertenece a su creador, la canta Cristian Castro).

después de la tormenta la calma reinará
después de cada día la noche llegará
después de un día de lluvia el sol se asomará
y después de ti que, después de ti que.
después de cada instante el mundo girará
después de cada año más tiempo se nos va
después de un buen amigo, otro amigo encontraras
y después de ti que, después de ti que,
después de ti no hay nada, ni sol, ni madrugada
ni lluvia, ni tormenta, ni amigos, ni esperanza
después de ti no hay nada
ni vida hay en el alma
ni paz que me consuele, no hay nada si tú faltas,
después de haber tenido siempre vuelves a tener
después de haber querido lo intentas otra vez
después de lo vivido siempre hay un después,
y después de ti que, después de ti que
después de ti no hay nada
ni sol ni madrugada, ni lluvia ni tormenta
ni amigos ni esperanza,
después de ti no hay nada
ni vida hay en el alma, ni paz que me consuele
no hay nada si tú faltas
después de ti no hay nada, ni vida hay en el alma
ni paz que me consuele, no hay nada si tú faltas
después, después de ti que
después de ti, que.

Claudia: espero que les haya gustado.
Las dos estaban conteniendo las lágrimas para no llorar con toda la fuerza de sus corazones.
Xena: es lo más hermoso y más triste que he escuchado en toda mi vida. Es maravilloso, Gabrielle tu escribes esas cosas, debiste amar mucho, espero que no te haya pasado eso, es muy triste, me haz hecho llorar, que emoción.
Gabrielle: (miraba a Claudia desconcertada) si amé, y amo mucho, lo escribí para alguien que se fue, pero sé que la encontraré de nuevo algún día.
Xena: espero que sí, que tengas mucha suerte, quien escribe así tiene un corazón muy grande, debes tener mucho amor para dar. Y tu Claudia que bien recitas, hacen muy buena pareja, tu escribes y ella recita o canta, seria maravilloso que ambas puedan estar el día de mi casamiento, ojalá se quedaran unos días más, así estarían en mi fiesta me gustaría que hicieran algo para mí y el rey.
Claudia: creí que no te casarías, aun. Hasta recuperar la memoria saber quien eres.
Xena: y sigues con eso, sabes Gabrielle tu amiga dice que mi nombre no es Alesia, y que estoy casada con hijos en otro sitio, ¿te imaginas eso?, Creo que tu deberías escribir historias tienes una gran imaginación.
Gabrielle: ella no miente, yo también te conozco, y... vine por ti, para llevarte con los tuyos. Con los que amas.
Xena: pero yo no los recuerdo, no los amo, no sé quienes son, aquí soy feliz, el rey me salvó la vida, me dio todo lo que tengo, debo ser su esposa.
Gabrielle: si te casas, arruinarás no solo tu vida, si no la de muchas personas mas... personas que te aman...
Xena: lo siento, no quiero hablar más del tema, vamos a tomar algo.
Claudia: sí vamos, Gabrielle vamos.
Gabrielle: no Claudia, yo no quiero ir, esto es demasiado para mí.
Claudia: escucha si no vienes, la perderás para siempre, te dije que no seria fácil, debes ser fuerte.
Gabrielle: ya se me acabaron las fuerzas, las lágrimas, no tienes idea de lo que sufrí por ella.
Claudia: sí lo entiendo, pero te pido un poco mas de fuerza, te necesito, sin ti no creo que la pueda llevar de aquí. Ven le contaremos historias sobre ella, tal vez así recuerde algo, su memoria se refresque.
Gabrielle: sí quizás.
Claudia: vamos, arriba el ánimo, dale tu mejor sonrisa.
Xena: ¿Vienen?, ¿qué les gustaría tomar?.
Claudia: sólo quiero té.
Xena: y tú Gabrielle, ¿quieres lo mismo?
Gabrielle: sí, gracias Alesia. (Y le sonrío)
Xena: eres muy bella cuando ríes, deberías hacerlo más seguido, se ilumina tu rostro.
Gabrielle: gracias (sonrojada)
Xena: lo dije para que te sientas mejor, no para que te pongas colorada, mírala Claudia, está roja de vergüenza, jajaja.
Gabrielle: esta bien, muy graciosa Xe... Alesia. Es que tengo la piel muy sensible y enseguida me pongo roja, hasta cuando tomo sol, siempre me pasa lo mismo...
Xena: (se quedó pensativa, Claudia se dio cuenta y le hizo seña a Gabrielle de que siguiera hablando sobre el sol, tal vez hubo alguna vez que sucedió algo con eso)
Claudia: continúa Gabrielle, seguro que tienes alguna anécdota con el sol, haz viajado mucho.
Xena aun seguía con su mirada fija, como si quisiera recordar algo.
Gabrielle: si claro, que la hay. Un día estábamos Xe... una amiga y yo en un lago hermoso, el agua era tan clara que nos veíamos debajo del agua, y salimos a secarnos y estaba tan cansada que me quede dormida y mi amiga no me despertó, porque ella se puso a pescar y cuando pescaba no había nadie que la sacara de allí, cuando desperté era un tomate, toda colorada, me dolía horrores, y ella después me curó, con sus manos tan suaves, me puso agua fresca y unas hierbas para que no me doliera tanto, el sol cuando quiere es muy malo.
Xena: sí son hierbas de aloe, muy fresca. Su jugo es muy sano... (dijo esto mirando el piso se estaba concentrando). Tu amiga debe ser muy sabia, eso calma el dolor en forma rápida.
Gabrielle: si mi amiga es la mejor de todas, no dormí en toda la noche pero me ayudó como pudo.
Xena: tu amiga te debe querer mucho, creo que nunca tuve una amiga así, no la olvidaría. (este comentario rompió el corazón de la barda, la miró a Claudia y se mordió los labios)
Claudia: eso no lo puedes decir, Xena, perdón Alesia, tu tienes grandes amigas, las mejores del mundo amigas que darían su vida por ti.
Xena: ¿Sí?, ¿dónde están?, ¿quiénes son?, No me vas a decir que son ustedes, muy gracioso.
Gabrielle: no entiendo que es lo gracioso, es verdad mi mejor amiga eres tú.
Xena: bueno, esta bien, soy tu mejor amiga y ¿qué?, Tú seguro no eres mi mejor amiga. Tal vez Claudia sí lo sea. ¿lo eres?
Claudia: si lo soy, una gran amiga, puedes contar conmigo para lo que quieras. Incluso si te quieres ir de aquí. Y puedes contar con Gabrielle, ella también nos ayudará, ¿no es cierto Gabrielle?
Gabrielle: sí lo haré, si así lo deseas... Claudia, lo haré. (bajo su cabeza)
Claudia: bueno creo que nos vamos, tenemos algunas cosas que hacer.
Xena: oigan mañana hay otra fiesta, vienen los alcaldes de los otros pueblos, se quedaran unos días hasta mi casamiento, están invitadas, si quieren venir me harían muy feliz.
Claudia: si vendremos. Gracias. ¿Gabrielle?
Gabrielle: sí, no sé si podré venir, pero te agradezco la invitación, ha sido un gusto volver a verte. Adiós Xena. (con lágrimas en los ojos se retiró de la habitación)
Claudia: gracias, Alesia. Hasta mañana.
Xena: hasta mañana Claudia, gracias por el regalo, fue un regalo extraño, pero bonito, el poema me encantó, y tu amiga es muy rara, pero parece buena persona. Ella también cree que soy esa tal Xena, dile que esta equivocada, mi nombre es Alesia. Esta muy perturbada te sugiero que la cuides muy bien.
Claudia: si lo haré, mañana nos vemos.

Esa noche en la posada:
Claudia: Gabrielle, ¿cómo estas?
Gabrielle: ¿Cómo quieres que me encuentre? Estoy destrozada, mi mejor amiga, el amor de mi vida se va casar porque no me recuerda, (llorando desconsoladamente).
Claudia: (la abrazó), lo siento Gabrielle, lo siento mucho, no sé que decirte, sé que es muy doloroso, pero debes ser fuerte y veras que todo sale bien, estoy segura que Xena recuperara su memoria.
Gabrielle: sí, ¿cuándo?, Cuando ya no tenga fuerzas para recuperarla, me estoy cansando, ya no sé que hacer, no soy tonta te mira más a vos que a mí.
Claudia: ¿qué quieres decir?. Estas loca si piensas que yo...
Gabrielle: de ti no pienso nada, pero de ella, a mi no me recuerda y se ve que se siente muy sola, tal vez vio algo distinto en ti.
Claudia: no seas tonta, nada de lo que piensas es cierto, ella te pertenece y lo hará siempre.
Gabrielle: siempre es una palabra que creí que existiría para Xena y para mí, pero ya lo ves, no fue así, ella me olvidó.
Claudia: no Gabrielle, ella no te olvidó, ella solo está enferma, tenemos que hacer algo para sacarla de aquí a cualquier precio y llevarla a los lugares donde estuvo contigo, mostrarle su pasado, para que recuerde.
Gabrielle: su pasado, ¿te refieres también al lado oscuro?, ¿no le haremos mas daño?
Claudia: eso fue parte de su vida, así que debe saber todo, no hay que ocultarle nada.
Gabrielle: pero yo ya no tengo fuerzas, necesito sentir que estoy viva, necesito que me amen, estoy cansada de dar y de no recibir nada a cambio. Quiero que esta noche me ames... Te necesito, quiero sentir que estoy viva, quiero sentirte, dentro de mi, Claudia por favor hazme tuya...
Claudia: Gabrielle, no puedo hacerlo...
Gabrielle: sí que puedes, me deseas, lo veo en tus ojos, ellos no mienten, (tomó a Claudia por sorpresa y la besó con pasión) ves como me deseas, me besaste, sentí tu cuerpo temblar, no lo niegues, ven vamos a amarnos, quiero sentirte.
Claudia: Gabrielle, sabes que te amo, pero no como tu quieres, no puedo.
Gabrielle: sí puedes, déjate llevar (la besaba por el cuello)
Claudia: no puedo, Gabrielle, ya basta déjame. (la tomó por los brazos y la apartó)
Gabrielle: esta bien, te odio, ves nadie quiere amarme, primero Xena me deja, me olvida y ahora tú, no quieres amarme como te pido, ándate con ella, ¿eso es lo que quieres no?, Todos la aman a ella, yo soy invisible. (con bronca y llorando) vete, ándate no quiero verte.
Claudia: Gabrielle, entiende, no puedo, respeto la relación que tienes con Xena.
Gabrielle: tenía.
Claudia: no, tienes, aun se aman, aunque ella ahora no te recuerde pronto lo hará, no puedo hacerte el amor, estaría traicionando nuestra amistad, a Xena, a ti misma, esta noche me deseas, pero no sé, tal vez mañana, pasado u otro día te arrepentirás de lo que hicimos, y no quiero eso, te amo demasiado para perderte por hacerte feliz solo una noche, quiero ser tu amiga para siempre.
Gabrielle: pero ya estuvimos una vez juntas, ¿fue tan malo que lo olvidaste?, no me sorprende todos se olvidan de mí hasta Xena, la persona que más amé en el mundo.
Claudia: no, no lo olvidé, nunca te olvidaré, pero eso fue antes de conocer tus sentimientos por Xena, luego me di cuenta que son una para la otra, que no tenia nada que hacer en el medio de las dos, lo mismo pienso ahora, por mas que quieras que te ame, no lo haré, pero quiero que lo entiendas no es por ti, no es que no te quiera, se que eres hermosa, es por no traicionar a una amistad tan linda que quiero que sea para siempre.
Gabrielle: esta bien, ya lo entendí. (muy enojada).
Claudia: no te enojes Gabrielle, lo hago por tu bien.
Gabrielle: ¿Por mi bien?, Estoy segura que si fuera Xena quien te lo pidiera, le harías el amor, a ella nadie le dice no.
Claudia: pues no lo haría, porque también te respeto a ti, aunque no lo creas.
Gabrielle: no me hagas reír, a nadie le importo. (Claudia se acercó para abrazarla) no me toques, no te acerques, déjame en paz, no necesito tu lástima.
Claudia: esta bien, me iré un rato abajo, te dejaré sola, así piensas un poco en lo que quieres.
Gabrielle: yo sé muy bien lo que quiero, hoy te quería a ti, y no me lo diste, ahora vete, no quiero verte.
Claudia: adiós. (pensó, ya se le pasará, por los dioses, es tan hermosa cuando se enfada, pero no puedo hacerlo, no puedo hacerle el amor, traicionaría a Xena, Afrodita ayúdame).
Afrodita: ¿Me llamaste, niña?
Claudia: sí, estoy en un gran problema, Gabrielle quería que le hiciera el amor, está muy confundida.
Afrodita: sí lo sé, ella te quiere mucho, necesitaba un poco de amor, saber que alguien la ama, le haría bien, después de ver a Xena así, ha sufrido mucho.
Claudia: ¿Me estas diciendo que hice mal en rechazarla?, Afrodita, no puedo hacerlo.
Afrodita: no dije que estuviera ni bien, ni mal. Solo te pidió una noche.
Claudia: pero no puedo hacerlo, esta mal. Ella luego se sentiría tan mal como yo, no podría mirarla a los ojos después de pasar una noche con ella, sabiendo que Xena no la recuerda, y cuando vuelva con Xena me sentiré como una traidora, aunque me arrepienta el resto de mi vida, no lo haré.
Afrodita: ¡¡Tu te lo pierdes!!, Gabrielle es un bombón, eres muy fuerte, no cualquiera haría esto por mantener una verdadera amistad. Me enorgulleces, eres muy buena.
Claudia: gracias, por tus consejos, ¿me diste alguno?
Afrodita: jajaja, adiós llámame si me necesitas para hablar cosas del corazón, espero que Xena de una vez por todas recupere su memoria así se te acaban los problemas.
Claudia: sí gracias, espero que así sea, estoy entre la espada y la pared.

Entre tanto en la habitación:
Gabrielle se sentía muy frustrada, no había tenido lo que quería, decidió vengarse de Claudia y de Xena estaba cansada de las dos, de lo mal que la trataban últimamente, así que decidió un gran plan.
Gabrielle: (Claudia ya verás te haré desearme tanto que no podrás controlarte y a ti Xena te haré lo mismo, te juro que volveré a conquistarte, serás mía de nuevo. Mañana me compraré el mejor vestido, todos me miraran, todos se morirán por estar conmigo especialmente ellas, las haré morir de celos, ya verán y así sé quedó dormida, pensando en su plan).

Claudia volvió a la habitación la barda ya dormía, se quedó mirándola como dormía, era tan bella, parecía un ángel, pero por los dioses como se le había ocurrido pedirme algo tan delicado, (se acercó a la barda y acarició su rostro suavemente para no despertarla, susurró en su oído: eres hermosa Gabrielle pero perteneces a Xena).
Se acostó al lado de la barda, pasó casi toda la noche sin poder dormir, pensando y pensando.

Cuando Claudia despertó, Gabrielle tenía su brazo apoyado en la cintura, abrazándola, Claudia sintió el deseo de abrazarla y puso su brazo en la espalda de Gabrielle y la abrazó muy fuerte, luego se levantó despacio y fue a caminar un rato, ese sería un gran día, tendría que convencer a Xena de salir de ese pueblo, y a su vez hablar con Atenea, los hombres del pueblo ya estaban listos para atacar a los bandidos en su campamento, con esa distracción, podría sacar a Xena del pueblo sin que nadie de la guardia, ni siquiera el rey se diera cuenta.

Gabrielle despertó y vio que Claudia no estaba, antes se preocupaba, pero hoy era otro día, tenía otra actitud, ya no le importaba nada, de lo que hacían Xena y Claudia, se dedicaría a ella, iría de compras al mercado a elegir el mejor vestido, tenia que impresionar a unos cuantos.
Llegó al mercado y consiguió lo que quería, hasta el vendedor quedó fascinado por su belleza, le quedaba pintado, el color rojo, le caía muy bien.

Claudia llegó a la habitación y vio que Gabrielle no estaba, se alegró un poco, ya no quería pelearse mas con la barda, tal vez hoy en la fiesta nos amiguemos, me vestiré para la fiesta, le dejaré un mensaje que nos vemos en la fiesta. (pensó).

Gabrielle llegó a la habitación también se alegró de estar sola, necesitaba arreglarse bien, y no quería a nadie allí, leyó el mensaje de Claudia: Gabrielle nos vemos en la fiesta. Perfecto, haré mi entrada triunfal (pensó).

Xena por su parte en el palacio ya tenía todo preparado, estaba ansiosa por ver a sus amigas, se había encariñado mucho con esas dos mujeres, tal vez le decían la verdad que la conocían de antes y que habían sido amigas, especialmente de Claudia tenia un afecto extraño por ella, le estaba gustando demasiado y quería tenerla cada vez mas cerca, su voz, sus ojos, esa sonrisa y la mirada tan seria y pícara a la vez que tiene, pensó ¿qué me estará pasando con ella?, espero que venga, la rubia dijo que quizás ella no venia, la verdad no me preocupa ella, quiero que venga Claudia, porque pensándolo bien, veo que se miran mucho, ¿serán más que amigas?, ojalá que no, diablos ¿estoy celosa? Ya falta poco, espero que le guste mi vestido.
Rey: Alesia ¿puedo entrar?
Xena: por supuesto.
Rey: estas bellísima, ¿te vestiste así para mí?
Xena: ¿Y para quién más? (Pensó en Claudia)
Rey: la gente ya esta llegando, hoy anunciare nuestro matrimonio, nos casaremos pasado mañana. ¿Estás contenta, mi amor?.
Xena: ¡Oh! Claro que sí, espero que mis amigas se queden para verme.
Rey: sí, ¿por qué no lo harían?, si te quieren bien, sabrán que soy lo mejor para ti. (la besó en los labios)
Xena: sí, así lo creo. (¿es cierto?, ¿qué me pasa?, ya no siento lo mismo que antes, sus labios son fríos)
Rey: bien, bajemos, tenemos que estar preparados para presentarnos ante todos nuestros amigos.

Salón del palacio comienza la fiesta, van llegando los invitados, el rey y Xena hacen su presentación. Todos van a saludarlos, Xena busca entre la gente a Claudia pero no la ve, se preocupó.
Xena: (como es que ya no esta aquí, debería estar aquí ya, ¿dónde está?, no la veo).
Rey: mi amor te encuentras bien, pareces algo distraída.
Xena: sí, sí estoy bien, solo buscaba a..., allá esta una amiga, con permiso iré hablar con ella.
Rey: si ve, y diviértete.
Xena: Gabrielle, hola.
Gabrielle: hola, Xena (con una voz muy seductora) estás hermosa.
Xena: sí, gracias (sin importancia) tu también, ¿dónde esta Claudia?
Gabrielle: ¿Es lo único que te importa?, Pues no lo sé, no vino conmigo, creí que ya estaría acá, me dijo que nos encontraríamos en la fiesta. Si la conocieras bien sabrías que ella suele hacer estas cosas, desaparece siempre. Cuanto más la deseas no esta.
Xena: ¡Oh!, Tal vez le paso algo malo, ¿no te preocupa?
Gabrielle: no, ya no.
Xena: pero ella es tu amiga, si fuera su amiga como tú, me preocuparía.
Gabrielle: ya no soy su amiga, es más ya no tengo amigas que se preocupen por mi, así porque debería preocuparme yo por ella, o por alguien mas.
Xena: estas muy enfadada, ¿qué te ha hecho?.
Gabrielle: ¡¡Qué no me hizo!!. (el amor pensó la barda)
Xena: pero ella parece tan buena persona, tiene una mirada de ángel, no pudo haberte hecho nada malo, salvo que tu te portaras mal, tienes muy mal humor.
Gabrielle: ¿Y tú que sabes de mi mal humor?, ¿acaso no sabes como es el tuyo? ¿quién eres para hablar de mi mal humor?.
Xena: ves tengo razón, estamos hablando tranquilamente y te pones de mal humor, estas gritando, baja la voz.
Gabrielle: claro mi alteza, ahora debo callarme, vete al diablo Xena.

En ese momento entró Claudia al salón y la vio a Gabrielle marcharse enojada de al lado de Xena.
Claudia: ¡Por los dioses! ¡¡no sé quién está más bella!! Gabrielle ese rojo te queda de maravillas y Xena por los dioses ese azul hace juego con tus ojos.(pensó).

Comenzó a sonar una música suave y enseguida los hombres se acercaron a Gabrielle, para bailar con ella, rechazó a los tres primeros hasta que vio que había llegado Claudia, la miró directo a los ojos y tomó la mano del primer hombre que la invitó a bailar, era como si la estuviera desafiando, Claudia se quedó en silencio mirándola.
Claudia: (¿cuál es tu juego Gabrielle?, pensó).
Xena: ¡Por los dioses!, llegaste, creí que te había pasado algo malo, ¿por qué tardaste tanto?, me preocupé, por lo visto más que tu amiga, ni siquiera te saludo.
Claudia: esta enojada, ya se le pasara.
Xena: (espero que no, así te tengo toda la noche para mí, pensó), no me dijiste dónde estuviste, me sentía muy sola sin ti, quiero que me cuentes alguna historia, ven salgamos de tanto ruido. (Y la tomó de la mano, llevándosela de allí, porque vio que Claudia no le quitaba la vista a Gabrielle). Dime ¿quieres tomar algo?, te traeré lo que quieras.
Claudia: solo un poco de vino, no tomo nunca, pero esta noche lo necesito.
Xena: sí creo que yo también. Te lo traeré así hablamos tranquilas.
Claudia: Xena, mejor volvamos, no quiero perder de vista a mi amiga, se esta comportando no muy bien que digamos.
Xena: pero recién empieza la fiesta, deja que se divierta, además solo esta bailando, ¿no estarás celosa?
Claudia: no, por favor.
Xena: pues parece, si quieres podemos hacerle lo mismo. Tú y yo podemos bailar.
Claudia: ¿Bailar contigo Xena?
Xena: sí, lo hago muy bien ¿tú no?
Claudia: sí creo que lo hago bien. Vamos ¿por qué no?, vamos a darle su propia medicina.
Xena: excelente, Claudia creo que... vamos.
Claudia: sí vamos (¿qué ibas a decirme Xena?)

De vuelta en el salón:
Gabrielle bailaba en forma descontrolada, era la dueña de la pista, todos estaban a su alrededor, todos querían tocarla, abrazarla, bailar con ella, ya estaba un poco tomada, algo alegre, pero no del todo borracha, aun sabía lo que hacía. Cuando vio entrar a Xena y Claudia al salón se abalanzó sobre el hombre con el que bailaba, luego abrazó a otra mujer y seguía bailando sin parar, sin dejar de mirar a sus amigas. Claudia por su parte sabia que estaba mal lo que hacia, a Xena no le importaba, estaba concentrada solo en Claudia, y Claudia en Gabrielle, no quería que se siguiera haciendo daño, eso no era lo que ella había planeado para las dos, quería que ambas vuelvan a estar juntas como antes, quería que Xena y Gabrielle se volvieran a amar.
Y eso se le estaba yendo de las manos.
Pusieron una música lenta, el rey quería bailar con Xena, pero esta se las arreglo para decirle que le había prometido ese baile a su amiga, así que se acercó a Claudia y la tomó de la mano llevándola al centro de la pista, Gabrielle aun estaba allí, también en el centro, la música comenzó y los cuerpos se unían, dejándose llevar por la melodía, Xena se abrazo fuerte a Claudia, esta también sintió su fuerza y le correspondió, sintió como Xena temblaba de excitación en sus brazos, pero a su vez miraba a Gabrielle que bailaba en los brazos de otra mujer tan sensual como ella, Claudia llevó a Xena mas cerca de Gabrielle, Gabrielle levantó la vista y le clavó los ojos a Claudia, eran dos dagas, cuando Claudia se daba la vuelta, Xena también miraba a Gabrielle con una sonrisa, como diciéndole la tengo yo ahora entre mis brazos, Gabrielle no sabia de quien sentía mas celos, si de Xena por bailar con Claudia o de Claudia por bailar con Xena, estaba muy confundida y con tanto vino aun lo estaba mas, así que decidió, soltar a su compañera y se metió en el medio de Xena y Claudia, las separó un poco y les dijo:
Gabrielle: creo que se olvidan de mi, y las abrazó a ambas, y así bailaron el resto de la música, abrazadas las tres. Claudia lentamente cuando comenzaba la siguiente pieza, las fue soltando y Xena y Gabrielle quedaron una en los brazos de la otra, Gabrielle estaba a punto de caer del vino que había tomado, y Xena estaba en una nube de ensueño, pensando que estaba con Claudia, tenía los ojos cerrados, hasta que los abrió y vio que en sus brazos estaba la barda, apoyando su cabeza en su pecho, no podía separarse, Claudia a un costado le hizo seña para que la dejara en esa posición hasta que terminara la música, Xena asintió, no muy a gusto, pues ella quería bailar con Claudia, no con esa rubia irritante.
Cuando terminó la música, Claudia se acercó y ayudo a Xena a cargar a Gabrielle, ambas la ayudaron a salir del salón y la llevaron a la habitación de huéspedes del palacio.
La pusieron sobre la cama a descansar. Claudia le tocó suavemente la cabeza a la barda y la beso en la frente, tal como Xena lo hacia infinidad de veces, la barda en su ensoñación sólo dijo, suavemente: Xenaaaa... Y se quedó dormida.
Claudia y Xena se miraron. (Xena no entendió mucho el mensaje estaba pensando en otra cosa, en como sería amar a esa mujer que tenía al lado suyo, tan hermosa, tan fuerte, como había cargado a su amiga para ponerla en la cama, tan delicada para atenderla, vio en sus ojos un profundo amor por esa rubia, ojalá me mirara así a mi también. ¡¡Oh!! Que estoy viendo tiene ese mismo brillo en los ojos que cuando miro a Gabrielle, también será que siente lo mismo por mí, hoy seguro lo averiguaré, aunque sea lo último que haga, me iré con ella, sí lo haré, no pertenezco aquí, no pertenezco al rey, tenías razón Claudia me iré contigo, creo que jamás había sentido algo parecido por alguien, pensó Xena).
Xena: ven salgamos de aquí.
Guardia: Lady Alesia, la están buscando, el rey hará su anuncio.
Xena: sí ya voy.
Claudia: ¿Qué anuncio?
Xena: hoy dirá que nos casaremos dentro de unos días.
Claudia: Xena, por favor no lo hagas.
Xena: si tu me lo pides, no lo haré, dime que me amas, como yo a ti, me enamoré de ti, hoy cuando no venias sentí un profundo vacío en mi corazón, cuando baile contigo sentí fuego en mi cuerpo, cuando veías a esa amiga tuya tan seguido, sentí celos, dime que me amas y me iré contigo por favor.
Claudia: (asombrada, no sabia que responder, pero sabia que esa era la única oportunidad de sacar a Xena de allí, con su consentimiento), si Xena te amo, lo hice desde siempre, y hoy mismo nos iremos de aquí.
Xena: (Xena la abrazó y la beso fuertemente en la boca) delicioso, tal como lo soñé todos estos días.
Claudia: (sin aire) será mejor que bajes o sospecharan.
Xena: sí vamos, no te alejes mucho, quiero hacer algo más contigo esta noche.
Claudia: no me alejaré. (Ahí voy de nuevo, por favor que no sea lo que estoy pensando, por los dioses porque me castigas así, me pones de nuevo entre la espada y la pared).
Rey: silencio a todos, por favor, tengo un anuncio que hacerles. Lady Alesia y yo nos casaremos dentro de dos días, están todos invitados.
Todos los invitados gritaban de alegría, vítores de felicidad para los novios, todos los saludaban uno por uno, le daban la mano, un abrazo, un beso.
Claudia en un costado se alegró que Gabrielle no estaba para escuchar eso, que su amada Xena se iba a casar con otro, que desastre, aunque ella sabia que se irían, pero como le hubiera hecho entender a la barda. Xena entre todos los que saludaba, buscaba la mirada tranquilizadora de Claudia y esta se la daba, con una sonrisa supo que Xena esa noche se iría con ella y Gabrielle, dioses Gabrielle ¿cómo la cargo en ese estado?, justo hoy se le ocurre tomar de esa forma, me complica todo, pensó Claudia.

Después de todos los saludos Xena logró escaparse de nuevo de al lado del rey, este con tanta gente ni se daba cuenta en donde estaba su futura reina, Xena y Claudia subieron de nuevo arriba a la habitación donde estaba la barda.
Xena: ves, te dije que aun duerme, tranquilízate, no le pasará nada.
Claudia: es que justo hoy tomo demasiado, cuando debemos irnos.
Xena: ya relájate, necesitas descansar, ven vamos a mi cuarto, te daré un buen masaje, dicen que tengo muchas habilidades.
Claudia: cuanto hace que no escuchaba eso.

Una vez en el cuarto de Xena:
Xena comenzó a quitarse los zapatos, luego le dijo a Claudia que se recostara en la cama, así le daría un buen masaje.
Xena: quítate la camisa.
Claudia: no así esta bien.
Xena: no seas tonta, no te voy a comer, sé dar buenos masajes, y es mejor sin ropa, tengo experiencia.
Claudia: si, seguro.
Xena: no tengas miedo, estas temblando.
Claudia: es que tengo frío.
Xena: ya pronto no lo tendrás (y comenzó a pasar sus dedos suavemente por la espalda de Claudia, ya sin camisa, rozaba sus hombros, su columna) estas muy tensa, esa amiga tuya te hace enojar mucho, ¿por qué la soportas todavía?.
Claudia: porque la quiero mucho, es una excelente amiga, que esta pasando por un mal momento.
Xena: pues como se comportó hoy no parecía que estuviera pasando un mal momento, parecía muy alegre.
Claudia: era para olvidarse de sus penas.
Xena: (comenzó a besar su cuello, su espalda).
Claudia: Xena ¿qué haces?, no lo hagas por favor.
Xena: shhh, cálmate, lo necesitas, y yo también te necesito tanto, quiero que me ames, quiero amarte. La dio vuelta y comenzó a besarle los pechos desnudos, a apretarlos, succionarlos, morderlos suavemente, Claudia ya no podía mas, le comió la boca varias veces, sus lenguas daban una feroz pelea en sus bocas quien entraba mas, y así siguieron hasta que Claudia no pudo mas, y tomó a Xena para amarla como lo había hecho otras veces, la desnudó por completo y se dejó llevar por la pasión, el deseo, la lujuria, no le importó Gabrielle ni la amistad, deseaba a esa mujer era tan bella, sensual, ardiente, Xena estaba en las nubes, sentía las estrellas, Claudia, seguía besando sus pechos, su ombligo, hasta que llego a su centro, el centro del placer, Xena exhalaba fuego, Claudia beso sus labios, entró con su lengua en ese mar de placer, Xena gemía, y gemía, decía una y otra vez su nombre, Claudia tomó tres de sus dedos y la penetró con fuerza, Xena gritó de placer, dolor, excitación, ambas ya llevaban un ritmo perfecto, entre cada penetración, Xena se movía cada vez mas rápido, Claudia siguió su ritmo, no puedo más, no puedo más, ten piedad le decía Xena, pero... sigue, sigue, Claudia estaba tan excitada que se había olvidado de todos los problemas a los que se había enfrentado este último tiempo, Xena llegó al orgasmo tan deseado, tan esperado, y se abrazó a Claudia como una niña llorando de emoción, de placer, sintió que nunca había hecho el amor, la tomó de la cara y la besó apasionadamente y con lágrimas le dijo gracias jamás sentí tanto placer, te amo, te amo.

En ese momento se oyeron unos gritos afuera del castillo, los guardias pedían ayuda, se escuchaban caballos, y gente gritando y llorando.
Claudia: ¿Qué esta pasando?, Deben ser los bandidos de siempre, debo detenerlos.
Xena: espera tu sola no puedes, yo te acompañare.
Claudia: tengo una idea mejor, vístete y ponte lo más cómodo posible, nos espera un largo viaje, trae algunas cosas contigo. Iré por Gabrielle.
Xena: sí mi amor, haré lo que tu digas.
Claudia: te espero abajo, del otro lado del pueblo, ten cuidado.
Xena: sí, tu también.

Claudia fue a la habitación de Gabrielle, dormía como un ángel.
Claudia: dioses, justo hoy se te ocurre tomar, menos mal que eres pequeña, te cargaré hasta llegar al caballo.

Bajo las escaleras como pudo, abajo era todo un gran alboroto, la gente corría, gritaban asustados, los bandidos querían entrar al castillo. Claudia llamó a Atenea.
Atenea: si ya sé, quédate tranquila, los dejé pasar un poco, para que tu te puedas ir con Xena y Gabrielle, luego me encargo de ellos no quedará ninguno.
Claudia: gracias Atenea.
Atenea: eso sí, debes apurarte, no puedo darte mucho tiempo, no quiero que estos desgraciados maten a nadie.
Claudia: ya tengo todo listo, llego al caballo y nos vamos. Gracias, luego te veremos.
Atenea: vete, vete, rápido.

Claudia llego al otro lado y Xena ya la estaba esperando ansiosa, con dos caballos.
Xena: ¿Qué harás con ella?
Claudia: tómala un rato mientras subo a mi caballo, luego me la pasas.
Xena: ¡Uf! ¡cómo pesa!.
Claudia: dale, tú eres muy fuerte, además las veces que la habrás...
Xena: ¿Qué dices?
Claudia: nada, nada, vamos, antes de que te busquen.

Ya lejos del pueblo, se veía como los bandidos eran muertos uno a uno por los hombres del pueblo, que reclamaban venganza por tanto tiempo de ser sometidos a sus bajezas, los que quedaron vivos fueron sentenciados por la justicia, el alcalde fue condenado por ser cómplice, el rey descubrió el amor verdadero en la única mujer que estuvo siempre a su lado la cocinera Mirta, y con ella por fin se casó y se olvido que alguna vez iba a casarse con una tal Alesia.

Y así pasaron unos días, mientras nuestras tres amigas viajaban por el camino rumbo a la tierra amazona.

Estaban durmiendo las tres junto al fuego tranquilamente hasta que Gabrielle comenzó a gritar muy sobresaltada, se despertó llorando, decía Xena, Xena.
Enseguida se despertaron todas.
Claudia: Gabrielle ¿qué te pasa?, tranquila, shhh, (abrazó a la barda para calmarla) shhh, todo esta bien, mira Xena esta aquí junto a nosotras, ¿la ves? esta aquí, ella esta bien.
Gabrielle no dejaba de llorar, Xena se acercó y miró a Claudia, esta le hizo seña de que hablara con Gabrielle.
Xena: Gabrielle, mírame estoy aquí, tranquila, no me pasa nada.
Gabrielle: (llorando) es que tuve un sueño horrible, tú... tú... Me dejabas sola... Te mataban... Y yo no puedo vivir sin ti... Xena...
Claudia dejó a Gabrielle, para que Xena la abrazara, Gabrielle se abrazo fuerte a Xena como para no dejarla ir nunca, y Xena estaba confundida, le devolvió el abrazo pero no con la misma intensidad. Miró a Claudia y esta le asintió diciéndole que lo que estaba haciendo estaba bien.
Luego Gabrielle se calmó, y Xena quiso hablar a solas con Claudia sobre lo sucedido. Se fueron un poco lejos para que la barda no escuchara .
Xena: ¿Qué diablos fue eso?, no entiendo, esta mujer en verdad ¡¡me ama!!
Claudia: claro que sí, te queda alguna duda.
Xena: no, pero yo no siento lo mismo por ella.
Claudia: ya lo sentirás, ya te acordaras, ahora solo te pido que la consueles, como haría Xena.
Xena: y ¿Cómo es eso?
Claudia: bueno, Xena ahora la abrazaría y dormiría junto a ella, abrazadas, como siempre.
Xena: ¿Yo dormía abrazada a Gabrielle?.
Claudia: sí, parece que no entiendes, te lo diré claramente, tú y ella eran amantes, se aman con locura, con pasión, son una para la otra, son almas gemelas, ¿ahora entiendes lo que sufre Gabrielle?
Xena: ¡¡Por los dioses!!, pero yo... No recuerdo..
Claudia: Xena, no te miento es así, ahora vete a dormir, mañana te contaré el resto.
Xena: ¿Me lo prometes?
Claudia: sí, por supuesto.
Xena: pero quiero saber todo, lo bueno y lo malo, yo también he tenido pesadillas, y no comprendo muchas cosas.
Claudia: te sacaré todas las dudas.

Y esa noche Xena y Gabrielle durmieron abrazadas como lo hacían siempre, Claudia se quedó observándolas un buen rato hasta que Morfeo las visito a las tres.

A la mañana siguiente Claudia ya estaba levantada y se quedó mirando a sus amigas ambas seguían abrazadas, sonrío y pensó que tal vez ya llegaría el momento de irse.
Se fue a dar un baño al lago, necesitaba pensar, cuando terminó comenzó a vestirse, se estaba poniendo la camisa cuando apareció Xena.
Xena: por los dioses ¿qué tienes en la espalda?, ¿qué son esas marcas?.
Claudia: son latigazos.
Xena: pero es horrible, ¿quién pudo hacerte eso?, como debe doler. ¿cuándo fue?, ¿ya lo tenias antes de que hiciéramos el amor?
Claudia: dolió mucho, pero ya no, solo me quedo la espalda marcada, con el tiempo se me irá, ahora tengo menos que antes y el otro día cuando estuvimos juntas no me viste porque estábamos a oscuras.
Xena: cuéntame quien fue, dijiste que no me ocultarías nada, quiero saber todo de ti, de mí, de Gabrielle, estoy decidida a recuperar mi memoria pero necesito de tu ayuda.
Claudia: esta bien, ven siéntate aquí junto a mi.
Se sentaron apoyadas en un árbol, Xena se puso entre las piernas de Claudia y apoyaba su espalda en el pecho de Claudia. Y así comenzó a relatarle su propia vida.
Claudia: antes que nada te voy a decir por quien tengo estas marcas, las tengo por ti.
Xena: ¿Por mí?, yo te hice eso, soy malísima, como pude... (comenzó a sollozar).
Claudia: shhh, cálmate, déjame terminar, no fuiste tu, fue por ti. Te habian secuestrado una amazonas que fueron desterradas, te fui a rescatar y me tomaron a mi en lugar tuyo, les hice creer que yo eras tú, así que los golpes los recibí yo, pero a ti también te pegaron duro, mientras esperabas mi ayuda.
Xena: siempre me estas ayudando, lo siento, ¿cómo no quieres que te ame?
Claudia: dale Xena, esta bien, ya me diste las gracias en su momento. Bueno ahora te contaré como conociste a Gabrielle.
Xena: ¿Por qué no me cuentas como te conocí a vos? Insistes con Gabrielle todo el tiempo.
Claudia: porque ella es tu alma gemela, no yo. Yo simplemente soy una amiga que te quiere mucho.
Xena: que me ama mucho, sino no me salvarías tantas veces la vida, y no tendrías tanto interés en que me encuentre bien.
Claudia: (sonrío) sí esta bien, tienes razón, pero déjame contarte. Tú eras una persona muy buena, te gustaba jugar a ser guerrera, pero el destino te tenia preparado algo peor, no ser una simple guerrera, te convertirías en la Princesa Guerrera, la destructora de naciones.
Xena: ¿Destructora?
Claudia: sí te convertiste en eso, después que tu villa Amphipolis fue atacada brutalmente, quisiste defenderlos y no pudiste, armaste una pequeña defensa en la cual tu hermano menor murió, y tú te echaste la culpa por eso, y comenzaste a destruir los pueblos tal como lo habían hecho con el tuyo, te fuiste de tu casa dejando todo atrás, pensando que así borrarías todo tu dolor, pero fue peor, el dolor que causaste a cientos de personas, atacabas lo que se te presentaba, fuiste muy mala, pero los dioses te dieron otra oportunidad, porque sabían que en el fondo no había sido tu culpa, el que te volvieras una asesina sin escrúpulos, todo había sido consecuencia del ataque que sufrió tu villa y la muerte de tu hermano Lyceus, así que cuando conociste a Hércules, él te ayudó a conocer el bien, a conocerte a ti misma y mostrarte que se puede cambiar cuando uno tiene fe y voluntad de hacerlo.
Xena: ¡¡Hércules!!... Gracias si no te las di...
Claudia: y así fue que te convertiste en alguien para hacer el bien, pero aun quedaba mucho de la Xena mala en los pueblos, todos te tenían aun miedo, comenzaste a viajar sola, dejaste tu ejército del mal, y así llegaste un día a las cercanías de un pueblo llamado Potedia, tu estabas en el bosque descansando pues querías regresar a tu casa, a tu pueblo, y te encontraste con unos bandidos que se estaban llevando a todas las mujeres del pueblo para venderlas como esclavas, y una de ellas era Gabrielle, una niña dulce, valiente que apenas la viste te sorprendió por su bravura, siendo tan pequeña, era una muchacha que tenía una gran imaginación, una barda como lo es ahora y siempre lo será, cuando te vio pelear se enamoró de ti, de tu fuerza, tus ojos, de todo lo que representaste para ella y los otros en ese momento, fuiste la salvación luego volvieron todos al pueblo pero cuando se enteraron cual era tu nombre todos se asustaron, Xena la destructora de naciones, no te creían que habías cambiado para bien, solo fue Gabrielle la que te defendió antes todos, y te pidió acompañarte, por supuesto que le dijiste que no, pero Gabrielle aun en día es muy testaruda, así que se fue de la casa y te siguió, ella quería vivir aventuras y escribirlas, y en ese pueblo la querían casar con un tal Pérdicas, un granjero, que ella no amaba.
Así que decidió abandonar todo para ir detrás de ti.
Xena: pero ella se casó con Pérdicas, me lo contó el otro día, le pregunté si había estado casada y me dijo que sí, pero no lo amaba, es muy rara tu amiga.
Claudia: si, eso luego te lo cuento bueno, estábamos en... ¡ah! Sí, cuando llegaste a tu pueblo todos te querían echar pues la última vez habías hecho mucho daño, incluso tu madre no quería volver a verte, además se hablaba mal de Xena, la destructora de naciones, tu madre sentía vergüenza de ti, cuando iban a lincharte apareció Gabrielle a defenderte, ¿lo puedes creer?, esa niña tan pequeña defendiéndote a ti. Se puso en el medio y dijo lo que habías hecho en su pueblo, que gracias a ti, todas las mujeres de Potedia estaban a salvo, bueno luego volviste a pelear con esos bandidos en tu propio pueblo, pues Draco ese era su nombre no quería que dejaras de ser mala, así que peleo contigo y tu ganaste, así que dejaron en paz a tu pueblo, y todos quedaron muy felices contigo, se dieron cuenta que en verdad habías cambiado, tu madre te perdono y te fuiste a vivir tus aventuras, estabas de nuevo en el bosque de noche cuando sentiste un ruido y te pusiste en alerta con tu espada, cuando dijiste salga de ahí, o lo mato, salió la niña mas dulce que viste en tu vida.
Xena: ¡¡Gabrielle!!
Claudia: sí, y te dijo: soy yo...
Y Xena comenzó a decir sola lo que había dicho Gabrielle esa noche, de pronto apareció Gabrielle y las dos al mismo tiempo mirándose a los ojos dijeron las mismas palabras.
Xena y Gabrielle: los mosquitos me están matando y ni siquiera sé hacer fuego, tengo mucho frío, ¿puedo quedarme contigo?
Claudia sintió como el cuerpo de Xena temblaba, había tanta emoción en sus palabras, Claudia pensó que había recordado todo Gabrielle por su parte cuando terminó, comenzó a llorar.
Gabrielle: ¡¡Xena, lo recuerdas!!, ¡¡Xena ya te acuerdas de todo!!
Xena: (con la voz entrecortada), no, lo siento, me salió decir eso, pero no recuerdo nada más. Pero déjame decirte algo si así te conocí, fue hermoso, y se levantó y abrazó a la barda, ambas se quedaron un rato así abrazadas en silencio. Claudia aun sentada sonreía de felicidad.
Xena: esto me ha dado hambre, ¿a ustedes, no?
Gabrielle: sí por supuesto yo tengo hambre. (aún la miraba a Xena, no podía creer el tenerla así de nuevo entre sus brazos, pero no estaba completa, Xena aun no la recordaba del todo, se sintió triste, pero luego pensó, algo es algo, lograras recordarme mi amor, lo harás y sonrió).
Claudia: sí yo también.

Luego de comer siguieron viajando hasta llegar a un pueblo, querían descansar bien, irían a una posada.
En la posada:
Gabrielle pidió dos habitaciones, una para ella y Xena y la otra para Claudia, pero Xena no tenia ninguna intención de quedarse con Gabrielle, así que se quedó con Claudia en la misma habitación y ambas compartirían la cama, a Gabrielle esto mucho no le gustó así que se fue sola a su habitación con mucha bronca y celos, pero aun no podía hacer nada para que Xena reaccionara y que por fin recordara que en realidad la amaba a ella y no a Claudia, esta se encontraba entre la espada y la pared, pues sabia lo que sufría Gabrielle, por estar lejos de Xena.
Ya de noche luego de cenar, Xena se recostó sobre la cama, Claudia aun seguía dando vueltas porque sabía muy bien lo que deseaba Xena y Claudia no quería dárselo, muy sensual y en una pose perfecta Xena seducía a Claudia constantemente.
Xena: ven mi amor, te estoy esperando, no me hagas rogarte, si eso quieres lo haré, quiero que me hagas tuya de nuevo, como lo hiciste en el palacio, hace días que no me amas, por esa amiga tuya que siempre esta dando vueltas alrededor nuestro, vamos Claudia compláceme, no seas mala, ven (y estiró la mano para que Claudia la tomara y se acostara al lado suyo).
Claudia: Xena, lo siento, ya te dije que lo nuestro no puede ser, tu amas a otra persona, a Gabrielle, no puedo estar como tu quieres, no puedo.
Xena: la otra vez no pareció molestarte mucho, o solo era para engañarme y sacarme del palacio, si es así... No me importa porque yo te amo, y lo haría de nuevo, estoy feliz de estar aquí contigo. Quiero hacer el amor contigo, ¿es mucho pedir?. ¡¡¡por los dioses!!! ¡¡¡mírame!!!
Claudia: te estoy mirando y ¿ahora qué?
Xena: ¿Te parezco horrible?, mírame y dime ¡¡¡que no me deseas!!! ¡¡tus ojos no mienten!! Me deseas tanto como yo a ti.
Claudia: Xena por los dioses, cálmate, no puedo.
En ese momento Gabrielle golpeo y abrió la puerta.
Gabrielle: lamento interrumpir, pero no puedo dormir, necesito...
Xena: molestarnos..., ¿siempre eres tan inoportuna?
Claudia: Xena, por favor; Gabrielle esta bien, pasa no interrumpes nada.
Xena: íbamos ha hacer el amor, si quieres vernos.
Claudia: Xena por los dioses, ¿qué dices?, Gabrielle no es cierto... Créeme... por favor.
Gabrielle comenzó a quitarse la ropa lentamente.
Claudia: Gabrielle ¿qué haces?
Gabrielle: bueno, es que yo también quiero participar, será divertido hacer el amor con el amor de mi vida y una de mis mejores amigas.
Xena: viste no resultó tan puritana como me decías, tu amiga también quiere divertirse. Ven Claudia relájate y acompáñanos.
Claudia deseaba a Xena, la situación no era muy normal pero que más da, pensó Claudia, si ellas quieren, ya lo hice por separado las tres juntas será explosivo.
Gabrielle se puso en el medio y Xena comenzó a succionar el pecho derecho mientras Claudia hacia lo mismo con el izquierdo,
La barda gemía de placer, era una experiencia nueva para todas, se excitaban al mismo tiempo, las manos recorrían todos los cuerpos, no sabían quién era quién, Xena y Gabrielle estaban completamente desnudas, Claudia aun no se había quitado nada y permaneció así hasta que terminó la noche, luego pasó al medio Xena, Gabrielle la devoró, sus centros estallaban de placer, Claudia comenzó a bajar por el cuerpo de Gabrielle, besaba cada parte de su cuerpo, Xena la besaba en la boca ambas lenguas hacían una danza maravillosa en sus bocas, la barda gemía por los toques de Claudia, los besos de Xena, estaba llegando al clímax.
Claudia comenzó a lamer su centro y la penetró con dos de sus dedos, fuerte y segura la barda ya no aguantaba mas, siguió sin descanso, marcándole el ritmo, sus caderas se movían como el viento, Xena seguía besando su cuello, su rostro, Claudia entraba y salía de Gabrielle como quería, la barda explotaba, su cara era de plena felicidad, gritó Xena varias veces y terminó gritando Claudia por los dioses, esto es maravilloso, no te detengas por favor, la barda quedó exhausta, Claudia siguió con Xena, dándole el mismo placer, la barda la besaba con hambre, con sed, Claudia entró despacio en Xena, lo hizo lento, haciéndola desear cada vez más, Xena pedía más, y más fuerte, Claudia hizo más lento el trabajo, haciéndola explotar de desesperación, y miraba el azul de sus ojos como pedían mas, entonces Claudia la penetró con fuerza, con tres de sus dedos y Xena estalló de placer, gritando su nombre, se estremeció, tembló y busco desesperada los brazos de Claudia, la barda se hizo a un costado para que pudieran abrazarse, Xena lloró de emoción, Gabrielle de placer y dolor, pues quería que Xena cayera en sus brazos, se sintió un poco la intrusa en esa cama, pero había gozado tanto que había valido la pena, las tres quedaron rendidas al placer, Claudia ahora estaba en el medio, abrazando a cada una, ambas quedaron rendidas en el pecho de Claudia, Gabrielle miraba a Xena y esta miraba a Claudia, que miraba el techo.
Claudia: por los dioses, esto ha sido estar en los Campos Elíseos. Jamás me olvidaré de esta noche, así pasen mil vidas, gracias a las dos. Sé que no soy de decirlo muy seguido, pero la verdad... las amo...
Xena: gracias a ti mi amor, me has dado lo mejor que viví hasta este momento.
Gabrielle: a mí también, ha sido raro pero hermoso. (Gabrielle aun no podía entender como Xena no la recordaba, ella quería hacerle el amor a Xena pero esta no se dejó tocar demasiado por la barda, y Gabrielle se dio cuenta que solo quería que la tocara Claudia).
Xena: Claudia, ahora queremos hacerte feliz a vos. (Comenzó a besar uno de los pechos de Claudia).
Claudia: Xena, eres terrible, a mi no puedes tocarme, soy una semidiosa si pierdo mi virginidad, pierdo mis poderes. Yo amo, pero no puedes amarme.
Xena: me parece injusto, para ti y para mí, quería hacerte ver las estrellas, sentirme dentro de ti, ¿no me mientes?
Claudia: no Xena, no miento. Yo la pasé muy bien viéndolas a ustedes gozar tanto, disfrutar el placer que les di eso es para mi hacer el amor, es extraordinario sentir el interior de cada una de ustedes, es lo máximo, no se compara con nada.
Gabrielle: ella te dice la verdad, no podemos tenerla. Pero puedes tenerme a mí.
Xena: no gracias, quería darle lo que me dio, solo a ella, pero si no puedo no importa, Claudia con lo que me diste esta noche ya sé que me amas, solo alguien que te ama mucho puede darte tanto placer.
Gabrielle: esta bien Xena, sé esperar. (los ojos se le llenaron de lágrimas)
Claudia: (sintió en su pecho las lágrimas de Gabrielle y como temblaba su pequeño cuerpo, así que se acercó mas a Gabrielle y dejando a Xena a un costado abrazó con fuerza a Gabrielle y susurró al oído) tranquila, ya pasara todo.
Gabrielle se abrazó mas fuerte a Claudia y así cayeron las tres en un sueño profundo.

Al llegar el primer rayo de sol, la primera en despertar fue Claudia y se fue despacio de la cama, no quería despertar a sus amores.
Claudia: posadero quiero que me prepare el agua para darme un baño estoy en la habitación 5, mientras tanto voy a desayunar.

En tanto en la habitación 6, Xena se estaba despertando y al no ver a Claudia se sobresaltó, ¿dónde estará? Gabrielle seguía durmiendo, así que Xena pensó que ese era el momento para estar a solas con Claudia.

Claudia ya había terminado de desayunar y se dirigió a la habitación a darse un baño, estaba en eso cuando ya saliendo de la tina entró Xena.
Xena: vaya si que eres hermosa, quiero irme contigo, quiero estar siempre contigo, te amo.
Claudia: ¿Qué haces aquí?, pensé que aun dormías.(se cubrió con la toalla)
Xena: parece que no escuchaste nada de lo que te dije. Déjame verte, quiero amarte.
Claudia: sí escuche, pero ya te dije varias veces, tú le perteneces a Gabrielle ella es el amor de tu vida, no yo.
Xena: pero yo no la amo, te amo a ti por los dioses ¡¡¡¿no lo entiendes?!!!
Claudia: lo siento Xena, no puedo entenderte.
Xena: mira es muy simple, quiero estar contigo, vivir contigo, dormir contigo, no con Gabrielle, es más ya no la soporto, no quiero que hables más con ella, los celos me enferman ayer soporte que la amaras porque era la única forma de volver a tenerte junto a mí, pero ahora quiero que seamos solo tú y yo. Algo siento aquí dentro cuando estas cerca de mí, siento como si ya hubiéramos estado juntas, sé que besé tus pechos, son perfectos, no me lo niegues estuve antes contigo. Te siento dentro mío, me amaste con locura, con pasión.
Claudia: Xena, ya te lo dije, le perteneces a Gabrielle.
Xena: no me respondiste, tú ya me habías hecho el amor, antes de vernos en el palacio. Dímelo, dime que no me equivoco, aun siento una profunda penetración cuando pienso en ti, dime que fuiste tú,
Claudia: esta bien, fui yo, pero fue antes de que yo conociera a Gabrielle.
Xena: lo sabía, me amaste, me amas, no lo niegues...
Claudia: sí, te hice mía, pero fue hace mucho.
Xena: no me importa, aun te siento, ¿no lo entiendes?, cierro los ojos, y te siento dentro de mí, fue tan excitante que no importa el tiempo que pasó, ni que haya perdido la memoria, ¿no te das cuenta que mi amor es sincero?, te amo...

A todo esto Gabrielle estaba detrás de la puerta escuchando todo, se despertó cuando Xena se fue de la habitación y quiso saber a dónde iba, su corazón se rompió en mil pedazos al escuchar las palabras de Xena: ¡¡¡no la amo!!!, ¡¡no la amo!!, se repetía una y otra vez rompió su alma en llanto y se marchó de nuevo a su habitación, llorando hizo su bolso, junto todo lo que tenía y se fue de la posada y de la vida de Xena, ya no podía soportar mas tanta humillación, la traición de Claudia, saber que ellas se amaban le rompía el alma.

En la habitación 5:
Claudia: Xena, te vuelvo a decir, lo siento mucho, pero yo no puedo amarte como tu quieres, te soy sincera amo a otra persona, la única que puede amarte como tú quieres es Gabrielle, le perteneces a ella, verás cuando recuerdes me agradecerás lo que te estoy diciendo, Gabrielle es tu mujer no yo.
Xena: lucharé por ti, así sea lo último que haga.
Claudia: Xena no me hagas esto, deberé irme lejos de ti para hacerte entender que no puedo amarte, mas que como una gran amiga.
Xena: si te vas, te encontraré, yo solo quiero amarte, tienes mi corazón, mi alma, mi cuerpo te daré lo que quieras.
Claudia: esta bien, lo que quiero es que me dejes en paz. Debo hablar con Gabrielle.
Xena: otra vez ella, ¿es a ella a quién amas?, ¡¡dímelo!!
Claudia: no Xena, a ella la amo como te amo a ti, como una gran amiga, pero debo hablar con ella esto se esta poniendo muy difícil.
Xena: porque tu quieres, te quedas conmigo y listo.
Claudia: eres tan testaruda. Vamos a ver a Gabrielle.

En la habitación 6:
Claudia: Gabrielle, Gabrielle, ¿dónde esta?
Xena: tal vez se cansó y se fue, ¡que suerte!.
Claudia: no digas eso, ni en broma.
Xena: ¡Uhhhhh!.
Claudia: es raro no están sus cosas, ¡Por los dioses! ¿Dónde fue?.

Bajaron para hablar con el posadero.
Claudia: disculpe no vio a nuestra amiga, Gabrielle, la rubia bajita.
Posadero: sí, se fue hace un rato largo, iba con su bolso, tenía mucha tristeza en su carita, iba llorando. Me saludo con la mano y se fue.
Claudia: será de los dioses, ¿cómo que se fue?. La culpa la tienes tú, (mirando a Xena), con tu soberbia de siempre, ¿no te das cuenta qué te ama?, y sigues empeñada en estar conmigo, ¿ahora qué haremos?, ¿dónde diablos se fue?, tengo miedo que haga algo que no deba.
Xena: tranquila, ¿qué culpa tengo yo?, que no la ame, los sentimientos son así, además si se fue allá ella, se fue porque se dio cuenta que nosotras somos una para la otra, algo que tú no quieres ver, te amo y quiero estar contigo.
Claudia: ya basta, me cansé, me cansé de ti, de Gabrielle, déjame en paz. (subió a la habitación 6, preparó sus cosas y cuando iba a marcharse apareció Xena)
Xena: no puedes irte, no puedes dejarme, después de todo lo que hiciste para que esté contigo y con Gabrielle, no puedes hacerlo, que haré sin ti, no me dejes acá sola, por favor, perdóname si te molesté demasiado, lo siento por tu amiga, si se fue por mi culpa yo no quise hacerle daño, lo siento. (tomó del brazo a Claudia, esta giró y vio los ojos llorosos de Xena que la conmovieron, pues no era fácil ver a la Princesa Guerrera llorar, sabia que en el fondo seguía siendo su Xena, esa mujer fuerte que tanto amaba, Claudia la tomó entre sus brazos y le dijo) lo siento yo tampoco quise ser tan dura contigo, sé que lo intentas, pero es que es duro verte así, sin recordar nada, sin recordar a Gabrielle, sé que con el tiempo lo harás.
Xena: pero solo si te quedas conmigo. (llorando).
Claudia: lo haré Xena, siempre estaré contigo.
Xena: algo que no hizo Gabrielle, no debe amarme tanto como tu dices.
Claudia: claro que te ama, mas de lo que tu crees, no sé por qué se fue, pero lo averiguaré ahora descansa, quédate aquí, yo iré hacer un par de preguntas en el pueblo, tal vez alguien la vio y puede decirme hacia dónde fue.
Xena: yo iré contigo, no quiero quedarme sola acá.
Claudia: esta bien, vamos.

Ambas fueron al pueblo, pero nadie pudo decirle nada sobre Gabrielle, parecía que se la había tragado la tierra.
Claudia: ¿Dónde se metió?, ¿se habrá ido del pueblo?
Xena: sí tal vez, me pareció que es muy caprichosa cuando se enoja.
Claudia: mira quién habla, Gabrielle tiene mejor carácter que tú aunque pensándolo bien tienes razón, la barda enojada es una fiera ayer a la noche pensé que estaba contenta, que la habíamos pasado bien.
Xena: tal vez se enojó conmigo, porque no quise hacerle el amor, o nos escucho cuando hablamos en la otra habitación.
Claudia: sí, tal vez fue eso, escuchó que dijiste que no la amabas y se fue angustiada debe ser por eso Xena, la próxima vez piensa bien lo que vas a decir.
Xena: yo pienso muy bien lo que digo, ese es mi sentimiento ahora, no amo a Gabrielle como tú quieres, lo siento.
Claudia: el tiempo lo dirá. Volvamos a la posada, tengo que pensar bien que vamos hacer.
Xena: lo que tú digas mi ángel.
Claudia: ¡¡¡Xennaaaa!!!
Xena: ¡Uy! ¿qué dije?, acaso no eres mi ángel de la guarda, tu me lo dijiste una vez.
Claudia: por los dioses es cierto, estas recuperando parte de tu memoria, ojalá la recuperes toda, antes de seguir metiendo la pata.
Xena: ya me tenías que criticar, luego dices que Gabrielle y yo tenemos mal carácter...

Así pasaron varios días, en la misma situación, Xena no recordaba a Gabrielle, creía estar enamorada de Claudia, Claudia desesperada buscando a Gabrielle, y Gabrielle viajando rumbo a la tierra amazona, donde siempre iba a buscar consuelo.
Claudia: ya sé dónde está Gabrielle, seguro volvió a la tierra amazona.
Xena: ¿Qué es eso? Y ¿dónde queda?
Claudia: Xena, por los dioses... me vuelves loca... ¿en serio no recuerdas a las amazonas?
Xena: no, sino no te preguntaría.
Claudia: para tu información Gabrielle es una Reina Amazona, la mejor de todas.
Xena: sí, desde que te conozco no paras de decir que es la mejor en todo.
Claudia: no te pongas celosa, tú también eres muy buena en muchas cosas.
Xena: pero no me amas...
Claudia: sí te amo, como mi mejor amiga, no como tú quieres, estamos a dos días de esas tierras, vamos.
Xena: cómo tú quieras, iré contigo a cualquier lado.

Gabrielle había llegado de nuevo a la tierra amazona.
Solari: hola Reina, ¿de nuevo por aquí?
Gabrielle: sí, ¿cómo estas?
Solari: bien, pero tú tienes la cara triste, ¿te pasa algo Gabrielle?
Gabrielle: es que las cosas no salieron como pensaba.
Solari: ¿Le pasó algo a Xena?
Gabrielle: no, ella está bien, es que no me recuerda... y es tan doloroso... (comenzó a llorar).
Solari: tranquila Gabrielle, todo se solucionará.
Gabrielle: espero...
Solari: ven, Ephiny y Lilian se pondrán contentas de verte.

Al llegar a la aldea.
Lilian: Gabrielle, que gusto verte. (abrazo)
Gabrielle: hola Lilian.
Ephiny: hola amiga, ¿cómo está Xena? y ¿Claudia?
Lilian: Claudia ¿está contigo?
Gabrielle: está con Xena.
Lilian: entonces esta acá. (en ese momento se acercó Susan, quien pretendía algo más que una amistad con Lilian, al escuchar el nombre de Claudia quiso saber que pasaba). Hola Susan, ella es la Reina Gabrielle. Gabrielle ella es Susan, es nueva.
Gabrielle: sí, lo sé, la conocí la última vez que estuve aquí.
Lilian: pero... ¿cuándo estuviste aquí?
Gabrielle: hace poco, cuando tú estabas en reunión de Reinas, en la otra aldea, tardaste mucho tiempo, me fui antes de que volvieras.
Lilian: sí, tuve que quedarme hasta que eligieran una nueva Reina, había muchos problemas, por eso tarde tanto. Ephiny, no me dijiste nada...
Gabrielle: yo le dije que no te dijera, pues también estuvo Claudia.
Lilian: ¿Claudia?, ¡por los dioses! ¿por qué no me dijiste? Me lo hubieras dicho, me pone contenta saber noticias sobre Claudia.
Gabrielle: pues tu amiga Claudia, ahora es la amiga de Xena...
Lilian: siempre fueron amigas, ¿a qué te refieres?.
Gabrielle: Xena, perdió la memoria y cree que Claudia es su amante.
Lilian: ¿Amantes?...
Gabrielle: sí, aunque ella debo decirlo, ella no le corresponde, ella le repite a cada rato que está equivocada, pero Xena no recuerda, y eso me hizo sentir tan mal, que las dejé a ambas, en el otro pueblo, quizás vengan en cualquier momento, pues Claudia seguro vendrá a buscarme aquí. Así que tendrás a tu Claudia bien cerca. (a Susan se le paralizó el corazón al escuchar esas palabras).
Lilian: ojalá que venga, verás que se arreglará todo.
Ephiny: ven Gabrielle, vamos a comer y a tomar algo, debes estar cansada.
Gabrielle: sí, gracias.

Ambas se fueron dejando a solas a Lilian y a Susan.
Susan: la amas ¿verdad?
Lilian: ¿A quién?
Susan: a esa tal Claudia (con odio), se te nota en la mirada, tus ojos brillaron cuando la Reina la mencionó.
Lilian: sí, la amo, pero no soy correspondida y eso duele.
Susan: lo sé, a mí me pasa lo mismo.
Lilian: lo siento, soy una insensible, sé que me amas, pero... mi corazón... está con ella.
Susan: (pensó), no por mucho tiempo. Serás mía, lo prometo.

Cerca de allí, ya se encontraban Claudia y Xena, estaban en un claro, Xena seguía provocando a Claudia, pero ésta le volvía a decir que no.
Claudia: Xena, ¿no lo entiendes? ¿cuántas veces te lo debo decir? No puedo amarte.
Xena: no me importa lo que digas, lo veo en tus ojos, y me deseas y yo también te deseo, ¿cuál es el pecado?.
Claudia: que no tienes memoria, y no me perteneces, tú eres solo de Gabrielle.
Xena: pues ya no me importa ella, ahora quiero estar con vos, hacerte mía.
Claudia: te dije que no puedo ser de nadie, perdería mis poderes.
Xena: soy una mujer persuasiva, sensual, y muy fuerte, puedo hacerte mía si quiero.
Claudia: ¿Intentas decirme que me violarías?, yo también soy muy fuerte, y creo que más que tú.
Xena: demuéstramelo.
Claudia: ese es tu juego Xena, quieres que te haga el amor a cualquier precio, eres terrible, pero no lo haré.
Xena: pues no me quedaré quieta, tengo el sueño muy ligero.
Claudia: yo también. Será divertido estos días que nos quedan de viaje a la tierra amazona, vigilaré cada uno de tus movimientos.
Xena: me encanta que me mires. (le tiró un beso con la mano).

Llegó la noche y ambas estaban muy tensas por la situación que se había creado entre ellas.
Xena: Claudia acércate, no te comeré, hace frío, estas muy lejos del fuego.
Claudia: no Xena, sé que hace frío, y me siento mal, si tú fueras mi verdadera amiga, sabrías que el frío me hace muy mal, se me congela el pecho, los pulmones, a veces no puedo respirar.
Xena: pues entonces ven, no tengas miedo, te daré lo que necesites.
Claudia: necesito tu calor, necesito algo caliente para tomar, necesito que duermas en mi pecho. (a Xena se le iluminaron los ojos, por fin haría algo por Claudia, se incorporó y le preparó algo caliente, luego de que lo tomara, Claudia se sentía un poco mejor, pero aun le dolía el pecho, se recostó y esperó a Xena quien apoyó su cabeza en el pecho de Claudia para darle calor, Xena se preocupó pues el pecho de Claudia subía y bajaba, con la respiración entrecortada, agitada, y con un silbido interior que parecía que tenía pájaros cantando en su oído, la abrazó y la tranquilizó, pues su amiga no podía respirar muy bien, luego Claudia se fue quedando dormida por el cansancio, y Xena junto a ella, en la madrugada Claudia despertó y se encontró con Xena sobre su pecho, esbozó una simple sonrisa que irradiaba las gracias que quería darle a su amiga, por ser tan comprensiva en un momento así, puso sus brazos alrededor de Xena, la abrazó fuerte y la acomodó boca arriba, y ella se puso sobre el pecho de Xena, veía así la cara de la guerrera que transmitía tanta paz, era hermoso verla dormir, se perdió en la inmensidad de la vida, y quiso ver su interior, quiso saber quien podría hacerle algo tan horrible a su mejor amiga como para separarla de su gran amor, de Gabrielle. Cerró los ojos y se concentró en su corazón, en su mente, en su alma y allí vio que estaba vacía, su corazón tenía como una capa transparente que cubría sus verdaderos sentimientos, poniendo como en un rincón todo el amor que sentía por Gabrielle, y en el resto solo estaba el amor que sentía por ella, dioses pensó Claudia es hermoso ver cuanto me amas, pero ese amor es de Gabrielle, luego vio su alma, estaba algo triste, porque no se sentía bien al no ser correspondida, por Claudia, estaba confundida, y su mente estaba poseída, por algo, no lograba ver muy bien que era, se concentró mejor y sintió la voz que estaba en el interior de Xena, dioses volvió a repetirse Claudia, maldito solo tenías que ser tú, como no se me ocurrió antes, solo alguien tan malo podía separar a Xena y Gabrielle, el maldito de Ares, estaba en su mente, volviéndola loca, diciéndole constantemente que amaba a Claudia y no a Gabrielle.
Claudia pensó, quieres jugar, jugaremos. Yo te volveré loco Ares, tendré a Xena, como jamás podrás tenerla tú, no sabrás quién es peor para ti si Gabrielle o yo.
Claudia con su dedo acarició el rostro de Xena, y ella ante la caricia despertó.
Xena: hola, ¿cómo te sientes? ¿mejor?
Claudia: sí amor, contigo siempre estoy mejor, el estar contigo me hace tanto bien que me devuelves el aire puro para poder respirar.
Xena: (sonreía de felicidad), me llamaste amor... es tan dulce escucharte... te diste cuenta que me amas, soy tan feliz, yo también te amo. (ambas se fundieron en un beso apasionado, el juego de Claudia había empezado).

Desde el Olimpo estaba Ares, mirándolas, se moría por dentro, pues hasta el momento Claudia la había rechazado por la amistad hacia Gabrielle, por eso él estaba contento Gabrielle estaba lejos y Xena no era de nadie, quedaría con el tiempo solo para él, pero al ver que Claudia ahora le correspondía se le estaba haciendo un nudo dentro de él que no podía soportarlo.
Ares: ¡Ahhhhh!, maldita bruja, no sé quien es peor si Claudia o Gabrielle, no puedes tenerla, ¡¡¡no!!!, ella es solo mía.

Mientras tanto Xena se estaba dejando amar por Claudia como si fuera la primera y la última vez, estaban desbordadas de pasión, de fuego, su piel quemaba, Claudia entraba y salía de su interior con ansias, con hambre de amor, amar a Xena era lo máximo, llegaron al placer supremo y ambas quedaron abrazadas, para calmar sus cuerpos, especialmente el de Xena, que había estado en las nubes con cada acometida de amor de Claudia.
Xena: por los dioses, eres magnífica, te amo tanto.
Claudia: lo sé, me lo demuestras en cada suspiro, te amo Xena, te amo con toda mi alma.

Ares se retorcía de odio al escuchar las palabras que se decían.

Claudia: te haré ver las estrellas todos los días de mi vida, de nuestras vidas, nada ni nadie nos separará, te amo.
Xena: jamás te dejaré, yo también te amo. (se fundieron en un beso). No quiero levantarme, pero tengo hambre, iré a pescar algo, tu prepara el fuego, aunque lo llevas dentro, por los dioses, cuanto fuego tienes en tu interior, tus besos queman, tu piel... mmmmmmm... (la besó de nuevo), me voy a pescar.
Claudia: te espero, trae por lo menos cinco, amarte es un placer tan grande como el hambre que tengo ahora.

Ares no aguantaba más esas palabras tan melosas, tanto amor, ¿qué había cambiado a Claudia?, ¿por qué de la noche a la mañana la amo con locura a Xena?, cuando la estaba rechazando, será que con sus poderes descubrió mi juego, maldita lo averiguaré, no tendrás a Xena, ni tú ni nadie, ella será solo mía.

Claudia estaba algo nerviosa estaba ansiosa esperando la visita de Ares, pero ese día no apareció, pensó que tal vez necesitaba amar aun más a Xena. Y esa noche volvió a tener entre sus brazos a Xena, la amó con pasión, con locura, cada gemido de la guerrera era un grito tan fuerte en medio del bosque que los animalitos se sobresaltaban ante los suspiros, los gemidos, los gritos de placer, Claudia sí que sabía amarla, le daba cada vez más placer. Y así pasó otro día, y Ares no aparecía.
Esa noche decidió que tomaría a Xena con fuerza, la haría llegar a los Campos Elíseos, a la luna, como aquella vez en que la amo con el penetrador, pues esta Xena no era la misma de aquella vez, y tal vez Ares ahora sí aparecería para que Xena no sintiera el amor tan grande que le daba Claudia.
Claudia estaba preparando las mantas, para acostarse, Xena estaba ansiosa porque sabía que Claudia como todas las noches la haría suya de nuevo, era una sensación maravillosa el sentirse penetrada por ella, era espectacular, la amaba con toda su alma.
Claudia: ven, amor, hoy verás las estrellas con todo el cielo junto, estar dentro de ti es el placer más grande que me ha dado la vida, es como tocar las nubes del cielo, que aunque estén muy lejos, las siento tocar, la suavidad que parecen tener, la tienes en tu interior, tus flujos hirviendo mojan mis dedos, poniéndolos más tensos y duros para darte mayor placer, te amo Xena y hoy te lo demostraré una vez más.
Xena: lo sé, estoy ansiosa de que me tengas otra vez, no puedo dejar de pensarte, busco tu mirada a cada momento, te amo tanto, ámame como solo tú sabes hacerlo.
Claudia: lo haré mi amor, lo haré.
Y así comenzó la danza del placer, las lenguas bailaban en sus bocas, en sus cuellos, los pechos se inflamaban de desesperación, de deseo, los pezones duros, el vientre palpitando esperando ansioso, el toque de Claudia, su mano suave acariciándola toda, sus muslos, su centro, abrió sus piernas y enterró su boca en ella, saboreó todo el placer, los líquidos de Xena, volvió luego a besarla para que sintiera su propio sabor, luego volvió a deleitarse otra vez con ese centro inflamado esperándola, enterró su lengua en su interior dándole tantas vueltas que Xena estaba agitada, levantaba sus caderas con cada lamida de Claudia, aferraba sus puños a las mantas, la tierra, ya no sabía de donde aferrarse para sentir que aun estaba sobre la tierra, su cuerpo volaba, necesitaba ya la penetración, era una desesperación de su interior, le pedía a gritos su corazón, su mente, su alma, su centro urgente.
Xena: por los dioses, Claudia hazme tuya... no soporto más.
Claudia la miró a los ojos, luego ambas los cerraron, se perdieron en ese momento y Xena sintió como su cuerpo volaba, subió las caderas hasta lo máximo, al ser penetrada con fuerza, con el penetrador, Claudia había hecho muy bien su trabajo, Xena gemía sin parar, jadeaba de desesperación, Claudia entraba y salía, fuerte, lento, despacio, profundo, rápido, era una danza con ritmos diferentes que enloquecían a Xena, nunca se había sentido así.
Xena: ¡Ahh!, no te detengas, que es eso, no me importa sigue, sigue... por favor.
Claudia: no me detendré nunca, siempre te amaré. Eres lo máximo. Te amo.
Xena: no... no... yo te amo más, te amo, te amo... sigue... por los dioses... estoy volando... (los líquidos de Xena ya bañaban a ambas, estaban en la luna, Claudia supo que Xena había alcanzado el orgasmo tan deseado, calmo sus movimientos, y aun con el penetrador dentro, apoyo más todo el peso de su cuerpo sobre Xena quien gimió aun más si se podía, Claudia la sacudió junto con su cuerpo, la movió varias veces para que sintiera aun más la penetración y el peso de su cuerpo, Xena no daba más, y así se que quedaron abrazadas hasta calmar sus cuerpos, hasta bajar de nuevo a la tierra, hasta volver a respirar.
Xena: por los dioses, amor, esta noche yo necesitaré tu aire, me quitaste la respiración.
Claudia: te daré lo que me pidas, te amo. (la besó fuerte, dándole el aire que le faltaba) ¿mejor?
Xena: nada se compara a ti, nada es mejor que lo que viví hoy, aun tiemblo en tus brazos.
Claudia: shhhh, tranquila, sabia que te gustaría, y eso me complace, el verte tan feliz, tan radiante, esa sonrisa de medio lado que me das, ya es suficiente para mí.
Se quedaron abrazadas, de pronto Claudia vio a Ares, Xena no podía verlo, Claudia le dio la mejor de sus sonrisas, y en su mente le dijo: es mía, gracias Ares, no sabré como pagarte, es solo mía, hoy fue mía una vez más.
Ares: maldita, lo hiciste a propósito, me las pagarás.
Claudia: ¿Quién empezó el juego? Yo no fui. La separaste de Gabrielle, pero la dejaste rendida a mis brazos, es el máximo placer tener a Xena, el estar dentro de ella, Ares no te imaginas el placer, soy tan feliz, y todo te lo debo a ti, lástima que tu nunca la tendrás, ahora ella es mía.
Ares: eres de lo peor, te aprovechaste de mi plan, no sé quien es peor si tú o la rubia tonta, pero verás que ella no será tuya...

En tanto en la villa amazona, Gabrielle lloraba desconsoladamente, había perdido al amor de su vida en los brazos de su mejor amiga, de una mujer que también amaba mucho. Estaba destruída, Lilian y Ephiny trataban de consolarla pero ya no tenia consuelo.

En el claro, el aroma a amor seguía en el aire, Ares estaba muy enojado consigo mismo porque el plan otra vez le había fallado, pero tenía que sacar algún beneficio, así que llegó a un acuerdo con Claudia, le hizo señas que necesitaba hablar con ella a solas.
Claudia se levantó luego de amar a Xena como nunca, la besó y se retiró al lago.
Claudia: ahora vuelvo amor, no te vayas.
Xena: nunca me iré de tu lado, te amo demasiado.
Claudia: lo sé. Vuelvo pronto.

Ares y Claudia se encontraron en el lago.
Ares: bueno, tu ganas, ¿quieres que le devuelva a Xena su memoria?, porque eso es lo que quieres ¿no? Verla en tus brazos es peor que verla con la rubia irritante.
Claudia: no soy tan mala, la hago sentir y vibrar hasta el cielo cada vez que le hago el amor.
Ares: ya basta, suficiente, no quiero hablar más. Le devuelvo a Xena la memoria si me entregas tus poderes.
Claudia: ¿Mis poderes?, así que de esto se trataba todo, solo querías mis poderes, no necesito pensar mucho, amo profundamente a Xena y a Gabrielle, quiero que estén juntas, si eso quieres eso tendrán.
En ese momento aparecieron tres luces, eran las tres diosas que le habían dado los poderes a Claudia.
Artemisa: Claudia no puedes hacerlo, perderás todo.
Afrodita: la capacidad de ver los corazones.
Atenea: la sabiduría de las palabras para evitar una guerra.
Claudia: lo siento pero el amor es mas fuerte, que todo eso, tal vez algún día los recupere.
Afrodita: nosotras ya no podremos ayudarte, pero hay una sola manera de recuperarlos, encontrando a alguien tan puro de alma como tú.
Atenea: Ares eres de lo peor, cómo te atreves hacer una cosa así, sé que estos poderes te molestaban para dominar aun más el arte de la guerra, pues ya no habrá palabras para evitar algunas guerras injustas, Zeus debería castigarte por entrometerte tanto con los mortales, déjalas vivir en paz, esa paz que transmite Claudia con sus poderes, paz que necesitan los mortales.
Ares: soy un dios de guerra, no de paz, por eso quiero esos poderes, sino Xena jamás recordara quién fue, a quién amó, a quién ama. Además ustedes ya no pueden meterse, ella tomó la decisión cambiará sus poderes por Xena.
Claudia: sí, ya lo hice y no me arrepiento, ni lo haré nunca, porque la amo, algo que tu nunca podrás sentir, Ares.
Ares: yo también la amo.
Claudia: no, tú solo la quieres poseer, algo que jamás tendrás. Si la amaras no la harías sufrir tanto, si la amaras la dejarías volver con Gabrielle, algo que yo haré porque las amo con toda mi alma. (Y Claudia dijo las palabras para entregarle sus poderes a Ares). En este acto supremo me libero de mis poderes para entregártelos, que los dioses me sigan protegiendo en esta vida.
Un haz de luz ilumino todo el lago, las tres diosas desaparecieron, Ares sonrió y también se fue y Claudia cayo en el suelo, su cuerpo temblando, permaneció en silencio mirando el cielo, su luz se había ido, sus poderes también, pero pensó en Xena y Gabrielle juntas de nuevo, valía la pena, claro que sí, era maravilloso lo que había hecho, había entregado sus poderes por amor.

Claudia volvió al lado de Xena.
Claudia: Xena... Xena...
Xena: ¿Qué pasa?, ¡uhhh!... me duele la cabeza...
Claudia: (también estaba mareada) a mí también, me duele... mírame a los ojos... (se perdió en ellos, aunque ya no tenía sus poderes era fácil perderse en esos maravillosos ojos, era ver la luz)... ¿te sientes bien?...
Xena: sí, ¿dónde esta Gabrielle?...
Claudia: Xena... ¿recuerdas a Gabrielle?
Xena: ¿De qué hablas?, por supuesto que recuerdo a Gabrielle, ¿dónde esta mi barda?
Claudia: (la abrazó con fuerza Xena no entendía nada pero quería mucho a Claudia y le devolvió el abrazo), me alegra volver a verte guerrera, te quiero mucho, Gabrielle nos espera en la villa amazona, estamos cerca, en unas marcas de vela la veras.
Xena: también te quiero, no entiendo nada, ¿por qué Gabrielle no esta con nosotras?.
Claudia: es largo, pero te lo haré rápido, perdiste la memoria, no recordabas nada, solo a mí, y Gabrielle se fue a la aldea para pasar un tiempo sola, no soportaba que no te acordaras de ella, sabes lo mucho que te ama.
Xena: pobre Gabrielle, debo verla, la necesito... gracias una vez mas, siento algo, como que te debo la vida de nuevo.
Claudia: no es para tanto... vamos no puedo esperar a ver de nuevo a Gabrielle y a ti juntas, las amo.
Y así Xena y Claudia partieron rumbo a la aldea amazona.

Llegaron cuando fueron interceptadas por Solari.
Solari: hola amigas, ¿cómo están?
Xena: hola Solari.
Claudia: hola Solari. ¿Gabrielle esta acá?
Solari: sí hace días que llegó, me pareció extraño que no viniera con Xena, por eso estaba triste, pero ahora se pondrá muy contenta.
Claudia: claro que sí, no hay mejor remedio para la barda que su guerrera (pasó su brazo por los hombros de Xena). Vamos.

En el medio de la aldea estaban en un círculo hablando paradas Gabrielle (quien daba la espalda hacia el lugar de donde venían Xena y Claudia), Ephiny (de costado), Lilian y Susan (de frente, mirando a Xena y Claudia que se acercaban lentamente, Xena le hizo seña a Lilian para que no hablara así tomaba por sorpresa a Gabrielle quería cubrirle los ojos y que la barda adivinara quién era, pero Lilian no podía tampoco reaccionar al ver de nuevo a Claudia su cuerpo tembló, Susan lo notó y puso una cara de pocos amigos, debería enfrentarse a esa intrusa por el amor de Lilian, ambas se quedaron quietas esperando que Xena pusiera sus manos sobre los ojos de Gabrielle). Xena se acercó lo suficiente en perfecto silencio y puso sus manos en los ojos de Gabrielle, ésta se estremeció al sentir el contacto, pues conocía muy bien esas manos, el aroma a cuero era inconfundible, la respiración en su oído era mortal, sabía que era Xena, pero ¿sería la última Xena que vio?, ¿la que no la recordaba y le hacia doler el corazón?, o sería la Xena de siempre, la Xena que amaba, el amor de su vida, ante la duda decidió jugarle una broma.
Gabrielle: déjame Joxer, (la cara de Xena era de una sorpresa horrible), pero Joxer no puede entrar acá, mmmmm. ¿quién será?. Mmm. ¿eres, Claudia?. No ella esta muy lejos. (Claudia sonrió, pues ya entendía el juego de la barda) ... eres la nueva amazona que me quiere conquistar... (Xena no aguantó mas y sacó sus manos de los ojos de Gabrielle y la giró bruscamente, quedando frente a frente).
Xena: ¿Quién te quiere conquistar Gabrielle? ¿dime quién se atreve a tener a mi barda?. (Gabrielle volaba estaba frente al amor de su vida, era la Xena que amaba, la Xena que tanto deseaba, había vuelto, Gabrielle volvió a sonreír).
Gabrielle: ¡¡Eres tú!!. Mi amor, eres tú. (la abrazó, la besó, sin parar, sin detenerse un segundo, había esperado mucho tiempo esto, el resto de sus amigas sonreían, ver a Gabrielle tan feliz era maravilloso)
Xena: Gabrielle también te extrañé mucho, pero me estás matando... déjame respirar... lamento mucho lo que pasó Claudia me contó algo...
Gabrielle: sí amor, sufrí mucho, pero ya estas mejor ¿verdad?, me recuerdas.
Xena: sí Gabrielle no sé como pude olvidarte, pero gracias a Claudia otra vez, estamos juntas.
Gabrielle: sí, gracias Claudia.
Claudia: de nada Gabrielle. Hola Lilian, Ephiny... ¿qué tal?
Lilian: hola Claudia... (se acercó y le dio un beso en la mejilla, sus labios temblaron) ¿cómo has estado?
Claudia: bien, por ahí... viajando como siempre. (Claudia se detuvo un momento y miró a Susan, no le gustó mucho como la miraba esa mujer y ¿quién era?, lamentó no tener sus poderes quería leer el corazón de esa mujer, su cara decía muchas cosas, pero no era amor precisamente lo que reflejaba).
Ephiny: bueno, ahora que la Reina Gabrielle esta contenta, Xena no vuelvas a desaparecer porque esta mujer es insoportable...
Gabrielle: ¡Oye! sé que soy molesta... pero... estaba triste... creí que eras mi amiga.
Ephiny: y lo soy Gabrielle, era una broma. Siempre serás bienvenida.
Gabrielle: gracias. Xena quieres darte un baño, comer, pídeme lo que quieras.
Xena: ¡Cómo me atiende!, ¿eh? ¡esa es mi mujer!... (beso apasionado)... Quisiera comer algo, y tú Claudia ¿estás de acuerdo?.
Claudia: sí, vamos a comer, pero luego quiero descansar.
Lilian: ¿Sabes que llegaste a tiempo?, ¿te quedarás?. Haremos en unos días el festival de la canción amazona, te acuerdas la última vez, no lo pudimos hacer.
Gabrielle las miró, y recordó esa última vez, cuando Claudia apareció con su capa haciendo el rol de comandante romana.
Claudia: sí, lo recuerdo (y miró a Gabrielle, esta se acercó y la abrazó fuerte, el silencio era suficiente para expresar lo mucho que la amaba, se miraron un rato y luego Gabrielle volvió a los brazos de Xena).
Xena: no te abuses de sus abrazos, solo son para mí.
Gabrielle: son todos tuyos, pero alguno a Claudia le debo dar, también la necesito. (Gabrielle había sentido algo raro en ese abrazo, era como que le faltaba algo, era un abrazo triste, se preguntó que le había pasado a Claudia, sus ojos no tenían el brillo de siempre, estaban tristes).
Susan: bueno veo que no me presentan, así que lo haré yo.
Lilian: ¡Uhhh!. Lo siento...
Susan: esta bien, el ver a tus amigas hizo olvidarte de mí.
Lilian: no fue eso, es que...
Susan: estas en la luna mirando a tus amigas...
Xena, Gabrielle, Ephiny y Claudia sonrieron ante la escena de celos que le había hecho esa mujer a Lilian, cosa que a Lilian no le gustó nada, pues estaba completamente concentrada en agradarle a Claudia.
Susan: mi nombre es Susan, soy nueva en la aldea. Encantada. (estiró la mano para que la tomara Xena y luego se la dio a Claudia sus ojos se cruzaron con algo de bronca, Xena las observó, especialmente a esa Susan que miraba con odio a su amiga).

Luego todas iban caminando hacia el salón para comer algo.
Xena: Claudia ten cuidado con esa mujer, no me gusta, no me agrada.
Claudia: Xena. Recién la conocemos... no sé...
Xena: lee su corazón, veras algo raro en ella, tú puedes hacerlo.
Claudia: sí, sí claro. Luego lo haré.

Después de comer y reírse de las últimas aventuras, Xena volvió a preguntarle a Claudia sobre el corazón de Susan.
Xena: ¿Y? ¿ya lo hiciste? ¿qué viste?
Claudia: ¿Qué hice, qué?
Xena: ver su corazón, estas muy lenta. ¿qué te pasa?
Claudia: estoy cansada, mejor me iré a descansar. Luego nos vemos.
Xena: sí, como tú quieras, pero te digo de nuevo que no me agrada.

Y así llego la noche, Claudia durmió sola en una cabaña, necesitaba pensar y descansar, luego de perder sus poderes se sentía diferente.

Gabrielle y Xena estaban juntas en su cabaña, ambas abrazadas, no querían volver a separarse,
Gabrielle: Xena...
Xena: mmmm...
Gabrielle: dime, recuerdas ¿por qué te fuiste aquella vez, a ese pueblo?, sé que habíamos discutido por algo sin importancia, pero dejarme así...
Xena: te escribí en un pergamino que iba al pueblo.
Gabrielle: sí lo sé, pero aun no me dijiste para qué, y ¿tomar un barco? ¿sin mí?, no tienes idea como me sentí al saber que otra vez me alejabas de tu vida, creí que me amabas, que no volverías a dejarme sola...
Xena: shhhh... lo siento Gabrielle, te amo, te amo mucho, no pensaba tomar ningún barco, solo fui al pueblo a comprarte un regalo, para que no siguieras enojada conmigo y si tú no lo recuerdas yo sí, te enojaste porque ese día una mujer se me acercó demasiado y yo para darte celos le lleve el apunte y tú te enojaste mas de la cuenta, no me hablaste en todo el día, por eso quise ir a buscarte un regalo, cualquier cosa para reconciliarnos... y hacerte el amor esa noche, quería hacerte mía... pero luego vi como se llevaban a una mujer por la fuerza y quise defenderla, sabes bien que me meto siempre en problemas, cuando me di cuenta el barco había zarpado y al rato no sé que pasó pero se hundió, murieron muchos... y desperté no sé donde... el resto ya lo sabes... pero nunca, nunca dudes de mi amor por ti Gabrielle, jamás te dejaría... (luego de un beso apasionado, descansaron toda la noche).

Lilian estaba en su cabaña pensando en Claudia y en la otra cabaña había una mujer que estaba pensando en ambas, en Lilian con mucho amor, en Claudia con mucho odio.

Llegó un nuevo día, desayunaron todas juntas, alegres, la única que se sentía rara era Claudia.
Xena: ¿Qué te pasa? Te conozco bien, tienes algo, dímelo. Estas como ida, no te veo concentrada como siempre.
Claudia: no me pasa nada, quédate tranquila.
Xena: ¿Viste el interior de Susan?
Claudia: sí, es una mujer extraña, pero buena. (inventó todo pues ya no podía ver los corazones)
Xena: pensé que mi instinto no me engañaba, creo que estas equivocada.
Claudia: entonces para que me preguntas si tú sabes todo. (le contestó alzando la voz).
Xena: esta bien tranquila, fue solo un comentario... no te enojes... ¿segura qué estás bien?
Claudia: sí, déjame en paz. (se fue al lago, a pensar, quería irse de la aldea, ya no la necesitaban para nada).
Lilian: hola, ¿te molesto?
Claudia: necesito estar sola.
Lilian: lo siento... (se retiró, pero Claudia se arrepintió y la llamó)
Claudia: Lilian, disculpa... no quise tratarte mal... es que...
Lilian: ¿Qué te pasa? Te noto muy nerviosa... puedes confiar en mí como siempre lo haz hecho. Recuerda que soy tu amiga.
Claudia: sí lo sé, pero aun no estoy preparada para hablar... yo... no sé ni que decirte...
Lilian: dime lo que te pasa, verás que al contarlo te sentirás mejor... (y le tendió la mano a Claudia y ésta se la tomó)
Claudia: Lilian, eres una mujer tan especial y tan buena.
Lilian: pero no lo suficiente como para que me ames.

En ese momento un par de ojos con odio miraba la escena detrás de un árbol.

Claudia: ya te dije una vez que mi corazón pertenece a otra, no quiero hacerte daño.
Lilian: lo sé, pero... yo te amo, jamás me olvidé de ti, en todo este tiempo que pasó sin vernos no dejé ni un día de pensar en ti.
Claudia: Lilian yo...
Lilian: solo te pido un día, ámame, hazme tuya... te deseo, te necesito tanto, te amo.
Claudia: no quiero usarte, eres mi amiga, no quiero amarte solo un día, te mereces algo más, algo mejor.
Lilian: lo mejor para mi eres tú, no me importa si es solo una noche, un día, quiero estar contigo, quiero sentirte dentro de mí.

Los ojos y oídos que observaban detrás del árbol se retorcían de odio y dolor.

Lilian se acercó a Claudia y la besó con pasión, Claudia al principio no le respondió pero luego se dejó llevar y abrió su boca para que Lilian entrara en ella. Sus lenguas eran como espadas luchando en su interior, para tener el control Claudia la abrazó, Lilian se estremeció pues siempre había querido sentir esos brazos tan fuertes, la levantó un poco del piso y la apoyo contra su pecho, luego la bajo lentamente y quedaron frente a frente mirándose en silencio, Claudia la tomó de la mano y la llevó a la cabaña para hacerla suya, fueron en silencio, las palabras no hacían falta, llegaron a la puerta de la cabaña de Lilian.
Lilian le dijo a la guardia amazona que no la molestaran, no hacía falta explicar que iban hacer, las guardias sonrieron, ella y Claudia entraron a la cabaña para amarse como nunca.
Claudia no la dejó ni reaccionar, cuando se dio cuenta ya estaba desnuda, ni sabía como lo había hecho tan rápido, la levantó en sus brazos fuertes, y la recostó en la cama, ella se quitó solo la camisa, pues pese a que había perdido sus poderes aun no quería entregarse solo lo haría con el amor de su vida, así tardara mucho tiempo en encontrarla. Claudia la besó suavemente, sus labios quemaban, luego siguió por su cuello, succionó cada uno de sus pezones, estaban duros de tanto placer, Claudia miró sus ojos, su cara estaba sonrojada, sentía el olor a primera vez, Lilian era virgen y se estaba entregando a ella, se estremeció al saber que esa mujer la amaba tanto, le entregaría su primera vez, su cuerpo, su alma.
Claudia: Lilian ¿estas segura de continuar?
Lilian: sí, te amo, y quiero que... me ames...
Claudia: es tu primera vez, ¿verdad?
Lilian: (sonrojada) sí... y me alegra que sea contigo, porque será con amor. Aunque no me ames como yo te amo, sé muy bien, que lo harás con amor, con cuidado.
Claudia: claro que sí, te cuidaré como nadie te cuidó en tu vida.
Lilian: sé que lo harás.
Claudia siguió su camino de besos, Lilian gemía, aunque era su primera vez respondía a las caricias y besos de Claudia como si ya hubiera sido amada. Claudia tomó uno de sus pechos y se deleito con cada lamida, succionaba, los pezones duros, eran mordidos lentamente, Lilian movía su cuerpo, con cada suave mordida, Claudia siguió bajando lentamente, se detuvo en su vientre, que palpitaba ya de placer, abrió sus piernas lentamente, y comenzó a darle besitos en el centro, Lilian estaba en la luna, tanta dulzura, tanta suavidad, era un placer, gemía con cada beso de Claudia, su centro explotaba, Claudia subió de nuevo para ver su cara.
Claudia: quiero que me mires, cuando entre en ti.
Lilian: no sé si podré, hazlo... por... favor... hazlo... ya...
Claudia sonrió, ante el placer que estaba sintiendo, el hacerle el amor a esa mujer por primera vez la excitaba demasiado, tensó sus dedos, y encontró el placer supremo, entró suavemente, Lilian levantó las caderas y gimió ante su primera penetración, Claudia empujó un poco más fuerte, y Lilian perdió su virginidad ante los dedos de Claudia, sintió como se empapaban con los flujos de Lilian.
Claudia: ¿Voy bien?, ya entré...
Lilian: ya sé que entraste, estoy en la luna... por los dioses esto es magnífico.
Claudia comenzó la danza, salió tan despacio como había entrado, tensó tres dedos y la penetró esta vez con fuerza, haciéndola gemir aun más, sus caderas se levantaron y gritó su nombre.
Lilian: Clauuuuu... ahhhhhh... así... auuuu... es excitante... no te detengas...
Las acometidas eran cada vez más fuertes, luego lentas, rápidas Lilian aprendió a seguir el ritmo, que imponía Claudia con sus dedos en su interior, estaba viendo y sintiendo las estrellas, Claudia puso todo el peso de su cuerpo en Lilian y la besó con pasión, mientras seguía en su interior, entrando y saliendo, ahogaba los gemidos de Lilian en su boca, ambas movían sus cuerpos en movimientos sincronizados por el amor.
Claudia: te haré ver las estrellas.
Lilian: ya estoy en ellas...
Claudia volvió al centro del placer, y enterró su boca, por los dioses su boca pensó Lilian, comenzó a darle besos nuevamente en su centro pero luego Lilian no sabía que Claudia la penetraría con su lengua, la lamía toda, sus líquidos nuevos en esto, salían como un manantial, estaba llegando a su primer orgasmo, era fabuloso, maravilloso, Claudia volvió a su boca para que probara su propio sabor, se deleito con el sabor, quería más, llevó la cabeza de Claudia de nuevo hacia su centro, Claudia siguió con su trabajo de placer, succionando el centro, tocando con sus dedos el clítoris, Lilian estaba no solo tocando las estrellas, estaba en los Campos Elíseos, Claudia supo que Lilian ya estaba a punto, buscó de nuevo su boca y la penetró con tres dedos era llegar al final de la primera vez, la primera vez que sentía el amor, ambas estaban exhaustas, clamaban calma, Lilian temblaba, jadeaba, se abrazó a Claudia para no dejarla irse nunca.
Claudia: (abrazadas) gracias.
Lilian: ¿Por qué?
Claudia: por darme tu primera vez, fue maravilloso.
Lilian: gracias a ti, por hacerme tuya, jamás me olvidaré de mi primera vez, y me alegra que hayas sido tú, te amo... y aunque no me lo digas sé que algo me amas, pues hoy me lo demostraste con este acto de amor... me hiciste tuya... me siento tu mujer... te amo... no me cansaré de decírtelo... por los dioses, abrázame fuerte aun estoy en las nubes...
Claudia: tranquila, estoy contigo, te tengo fuerte, así... shhhhh... descansa... creo que ambas lo necesitamos... (se quedaron abrazadas y en silencio largo rato, luego Lilian habló).
Lilian: Claudia, tus poderes te hacen amar así... o simplemente eres tú...
Claudia: ¿Mis poderes?... ya no los tengo...
Lilian: ¿Cómo que no?, entonces tú te entregaste a alguien... pero creí que nunca lo harías... ¿quién fue la afortunada?... (triste y celosa)... ¿Xena?...
Claudia: no, ni ella ni nadie... bueno fue por ella...
Lilian: no te entiendo... ¿fue Xena? (con dolor).
Claudia: no, aún no me entregué a nadie, pero los perdí por ella, pero prométeme que no le dirás a nadie y menos a ella, no quiero que se sienta culpable.
Lilian: explícame mejor...
Claudia: veras, Xena perdió la memoria, Ares fue el culpable, y para que la recupere me pidió mis poderes, no lo pensé ni un segundo, se los di, por amor, por el amor que se tienen Xena y Gabrielle, no podía verlas separadas, así que se los di.
Lilian: por eso estas tan molesta, tan triste...
Claudia: no me arrepiento, pero... me siento mal por las personas que ya no podré ayudar. Las tres diosas me dijeron que quizás algún día los recupere, si encuentro un alma tan pura como la mía, en un acto de amor.
Lilian: y tú crees que es ella... tu alma gemela... Jill...
Claudia: aun recuerdas su nombre.
Lilian: jamás lo olvidaré, ese nombre es el que me separa de ti. Algún día quisiera conocerla, saber cómo es la mujer que te quita el sueño, que me quita el amor de mi vida. (sollozando).
Claudia: tranquila, no te pongas mal, pasamos un buen momento, te entregaste a mí, y te di todo, te di lo mejor que puedo darte, no te amo como a ella, pero eres muy especial en mi vida, eres una gran mujer, eres mi amiga, eres mi confesor. Sabes Gabrielle esta celosa de ti, me dijo hace poco, confías más en Lilian que en mí, ¿por qué? me preguntó... y solo le respondí, porque sí, porque me inspira confianza y le dije, pero no te preocupes confiaré en ti, pero ya ves, de nuevo estoy confiando en ti... Lilian, gracias por estar siempre cuando necesito hablar con alguien, nunca te olvidaré, y con respecto a Jill, te digo que algún día la conocerás y te enamorarás de ella como lo hice yo, es tan hermosa por dentro como por fuera, la amo con toda mi alma, no veo la hora de irme a buscarla, creo que ya tengo la fuerza suficiente para enfrentarme a ella de nuevo, tal vez la próxima vez que nos veamos, venga con ella. (Lilian bajo la cabeza). Por los dioses, soy una bestia, acabo de hacerte el amor y te hablo de otra persona, lo siento, no quise hacerte sentir mal. (la abrazó fuerte).
Lilian: esta bien, yo sabía que no me amas... podrías darme otro beso antes de irte, sé que nunca más te tendré.
Claudia la besó con pasión y se fue de la cabaña dejando a una mujer sobre la cama, con las sábanas como testigos de haber sido su primera vez, unas lágrimas rodaban por su rostro, mezcladas, con amor, con felicidad y con dolor, el dolor de saber que había sido su primera y última vez, con el amor de su vida.

Al salir Claudia de la cabaña sintió que no estaba sola, unos pasos detrás la hicieron darse vuelta.
Claudia: ¿Qué deseas?
Susan: a Lilian, quiero que te alejes de ella, yo la amo, tú le haces daño, déjala sola.
Claudia: la amas mucho ¿no?
Susan: sí, con toda el alma, como tú nunca la amarás.
Claudia: tienes razón mi corazón pertenece a otra persona, no quiero hacerle daño.
Susan: pero le hiciste el amor, eres una perra, si no la amas, solo la usaste.
Claudia: ella se entregó a mi por su voluntad, no la obligue. Quería que la amara y lo hice. Si te interesara tanto, irías a ver como se encuentra, aun esta en las estrellas, espero que si algún día es tuya, lo hagas tan bien como yo.
Susan: te romperé la cara, maldita.
Claudia: tú para mi no existes, y creo que para Lilian tampoco.
Susan: eso lo veremos... (te odio maldita, pensó).
Claudia: adiós, tengo cosas más importantes que hacer.
Susan no se atrevió a entrar en la cabaña de Lilian, no quería verla feliz, después de haber pertenecido a esa maldita mujer.

Claudia siguió caminando, pensando, en su vida tal vez era hora de ir a buscar a Jill.

Mientras tanto el resto de las amazonas, estaban preparando todo para el festival, querían que Claudia les enseñara a tocar ciertos instrumentos y a cantar, ella era muy buena en eso, tenía una voz hermosa, y además escribía sus propias letras, producto de sus viajes y de la gente que le tocaba conocer. Cada canción era una historia de amor. Ensayaban las canciones en un rincón a parte de la aldea, para no molestar mucho al resto de las amazonas, y además para que todo fuera una verdadera sorpresa cuando cantaran y tocaran en el festival. Así pasaron varios días, Claudia preparando las canciones y ensayando para el festival, Xena y Gabrielle se dedicaban a recuperar el tiempo perdido entre ambas, y Gabrielle como Reina también ayudaba a preparar junto con Lilian toda la aldea para atender bien a las reinas invitadas al festival. Por su parte Susan también estaba preparando algo.

Después de un día agotador para todas pues solo faltaban cinco días para el comienzo del festival estaban todas cenando en el salón principal.
Gabrielle: mmmm, que bien huele este guiso.
Xena: tienes hambre, ¿no?
Claudia: cuando no...
Gabrielle: no se metan conmigo... ustedes también comen...
Lilian: Gabrielle tiene razón, tu Xena no te quedas atrás con tu apetito...
Xena: ¿Y qué podía esperar? Entre Reinas se defienden...
Gabrielle: graciosa... ustedes las guerreras también se defienden...
Susan: pero Claudia no es guerrera, pues me dijeron que es comandante romana.
Gabrielle: sí, lo sabemos (la miró a Claudia, ésta le sonrió), aunque no hace mucho, además ella no nos dijo nada. (aun con ese tímido rencor, por no confiar en ella).
Xena: Gabrieeelleeee... (para que dejara en paz a Claudia).
Susan: ¿Qué pasa Xena?, no estás de acuerdo en saber la verdad...
Xena: no sé a que te refieres, yo sé todo sobre mi amiga, (le guiñó un ojo a Claudia).
Susan: Claudia, estuve pensando todos estos días en ti.
Claudia: es un halago.
Susan: en serio, creo que nos hemos visto antes... ¿tú no me recuerdas?
Claudia: la verdad, no. Viajo mucho conozco mucha gente.
Gabrielle: al igual que nosotras a veces resulta difícil acordarse de todas las personas que conoces.
Xena: estoy de acuerdo con mi barda.
Gabrielle: gracias amor.
Xena: de nada dulzura.
Susan: estoy hablando de cosas importantes, déjense de ser tan melosas.
Gabrielle: ¡Nuestro amor es muy importante! Y no somos tan melosas, ¿verdad Xena?
Xena: sí, mi dulce barda. (la miró como si se la fuera a comer, Xena no soportaba a esa mujer, le había caído mal desde el principio).
Claudia y Lilian sonreían ante el sarcasmo de Xena. Susan estaba por explotar, pero seguiría con sus preguntas.
Susan: bueno, la verdad tú no me interesas Xena, estoy hablando con Claudia, ¿de dónde eres?.
Claudia: de la villa de Craigtum, pertenece a Roma.
Susan: yo estuve hace mucho tiempo en Roma, tal vez te conozca de allí.
Claudia: puede ser. (Claudia se estaba poniendo nerviosa, y Xena lo notó).
Xena: bueno ya basta de preguntas a Claudia, ¿por qué no nos dices de donde eres tú?, ¿qué haces en una villa amazona?.
Susan: soy del norte de Grecia, y también viajo mucho, y el destino quiso que viniera por aquí, me gusta el estilo de vida de las amazonas, y le pedí a Ephiny si podía quedarme, sé hacer varias cosas, espero ser útil en la aldea.
Lilian: sí que lo eres.
Susan: gracias, me da mucha alegría escucharlo de ti. Pero aun estoy pensando en donde te vi antes Claudia...
Xena: pues sigue pensando, (le dio una uva en la boca a Claudia), porque ahora mi amiga no puede hablar, es de mala educación hablar con la boca llena.
Susan: no importa, ya me acordaré de donde la conozco...
Xena le dio otra uva a Claudia, esta le mordió el dedo, Gabrielle y Lilian las miraban con algo de celos, Gabrielle la tocó a Xena para que parara de hacer eso en público, sentía celos de como estaba tratando a Claudia.
Gabrielle: Xena... a mi también me gustan las uvas...
Xena: sí, aquí tienes Gabrielle. (y le dio un racimo para que se sirviera ella, esto a Gabrielle no le gusto, más cuando volvió a ponerle en la boca otra uva a Claudia).
Susan: por lo visto, se acabó la conversación con Claudia.
Claudia: mmmm, de... li... cio... sas... mmmm...
Susan terminó con sus preguntas.
Susan: buenas noches, espero que descansen, mañana tal vez recuerde de dónde te conozco.
Claudia: mmmm... (movió la cabeza asintiendo).
Susan se fue y Claudia terminó de comer las uvas que le puso Xena en la boca.
Claudia: ¡Por los dioses!, ¿pretendes ahogarme?
Xena: estaba acabando con un estúpido interrogatorio, esa mujer no me agrada, ¿qué le importa quien eres?, ¿de dónde vienes? y ella no nos cuenta nada, ¿quién se cree que es?.
Gabrielle: cálmate Xena.
Lilian: sí, cálmate. Es muy curiosa.
Xena: solo con Claudia, a mí no me preguntó nada.
Claudia: porque tú eres muy conocida gracias a la barda.
Gabrielle: viste Xena que mis pergaminos sirven para algo, al menos no tienes que andar contando tu vida por ahí, no tienes que responder tantas preguntas molestas.
Claudia: bueno yo también me voy a dormir.
Lilian: te acompaño. (ante la mirada de Claudia, respondió), voy a mi cabaña.

Xena y Gabrielle sonreían ante la aclaración de la Reina.
Xena: bueno barda, nosotras también vamos a dormir.
Gabrielle: tenía pensado otra cosa...
Xena: yo también tonta, pero no voy a decir delante de todas, bueno barda vamos hacer el amor...
Gabrielle: Xena... estamos solas en la mesa... nadie te puede escuchar... Aunque puedes susurrármelo al oído... es tan dulce oír tu voz...
Xena: (susurró en su oído) barda vamos hacer el amorrrrrrr...
Gabrielle: ¡Dioses... Xeeenaa...! (Gabrielle se estremeció y Xena la abrazó fuerte, y así se fueron rumbo a la cabaña para amarse sin parar).

En otro lado de la aldea, llegando a la cabaña de Lilian.
Lilian: ¿Qué te pasa? Te pusiste muy nerviosa ante las preguntas de Susan, te conozco bien, ¿tienes algo que ocultar?
Claudia: dioses... tanto me conoces... espero que Xena no se haya dado cuenta de mis nervios a esa clase de preguntas... tu amiga es muy inoportuna para hacer preguntas... será verdad que me recuerda de algún lado, especialmente de Roma.
Lilian: ¿Qué hay con eso?, tú viajas mucho...
Claudia: es que... no entiendes...
Lilian: si no me lo dices...
Claudia: ya llegamos.
Lilian: sí, ¿quieres pasar? Y así me cuentas lo que te pasa.
Claudia: no lo sé, mañana... estoy cansada... buenas noches.
Lilian: como tu quieras, sabes que siempre puedes contar conmigo para lo que quieras, si me necesitas ya sabes donde estoy, buenas noches. (la abrazó fuerte)

Claudia se fue rumbo a su cabaña, Lilian entró en la suya sollozando. Susan las miraba desde lejos, pensó ya te queda poco para estar con ella.

Ya solo faltaba un día para el comienzo del festival, la aldea estaba toda lista iban llegando las reinas invitadas junto con las integrantes de cada conjunto musical.
Era una fiesta, las ponían en cada cabaña, se saludaban todas, las que tocaban música se ponían aparte para poder ensayar lo últimos toques.
Todas saludándose, había amazonas por todos lados, eran un montón, llegaban de todas las aldeas vecinas. Lilian y Gabrielle estaban cansadas de tanto saludar, pues al ser las reinas tenían que cuidar que todo saliera bien. Xena estaba encargada de la seguridad junto con Ephiny, por si había algún problema, no había que dejar nada sin revisar. Esa noche todas durmieron excitadas pues al otro día comenzaría el festival, todas querían ganar por supuesto, el jurado estaba integrado por las reinas, que eran justas, ellas sabrían quien era la mejor aldea, aunque no pertenecieran a ella, pero si había un empate, luego de contar los votos, se volvían a poner en una bolsa y se hacía un sorteo, el nombre de la aldea que salía sería la ganadora.

Llegó el día tan deseado. Comenzó el festival, había comida y bebidas abundantes, luego de comer, comenzaron a presentarse las concursantes, y así paso la primer aldea, luego la segunda, y así sucesivamente hasta llegar a la de Lilian y Gabrielle,
Las amazonas se lucieron con un tema escrito por Claudia, era una maravilla.

Y al final del festival cantó Claudia dejando a todas con las manos agotadas de tanto aplaudir, tenía una voz hermosa, y la canción que cantó era aún más hermosa, Xena y Gabrielle se sorprendieron ante la voz de su amiga, era maravilloso escucharla. Las reinas querían darle el premio a ella, pero se enteraron que no era amazona, así que no le correspondía. Estaban todas muy eufóricas y contentas el festival estaba siendo tranquilo, hermoso, divertido, para todas menos para Susan, no veía la hora de deshacerse de esa mujer, quería que se fuera ¡¡ya!!. Luego de los aplausos, llegó la hora del resultado, saber que aldea había ganado, el premio consistía en mil denarios donados por Claudia, y varias provisiones donadas por las aldeas amazonas. La aldea ganadora se llevaría todo eso, habría un premio consuelo para la segunda, trescientos denarios también donados por Claudia.

Gabrielle: bueno, silencio por favor, comenzaremos a decir los votos que me dieron las reinas, como jurado. Las aldeas finalistas son cinco, ellas son... aldea de la reina Diana, (bien... todas gritaban eufóricas), la aldea de la reina Greta (aplausos varios), la aldea de la reina Cheryl (bravo, bravo), la aldea de la reina Adrianne (hurra, hurra). Y por último... por los dioses... mi aldea... bravo, hurra, bien... perdón nuestra aldea Lilian. (aplausos hasta morir, Claudia y las chicas se abrazaban de felicidad, Gabrielle y Xena saltaban estaban todas muy contentas).
Por ese día el festival había terminado, al otro día seguirían con la segunda fase, quedarían tres finalistas.

Estaban todas muy contentas y agotadas, Claudia y las chicas del conjunto se fueron a ensayar, el resto de los conjuntos fueron en diferentes direcciones para no copiarse y saber lo que iban a cantar las otras.

Gabrielle: Claudia... ven aquí dame un abrazo... (se abrazaron), estuvieron estupendas, que bien que tocan y esas letras, ni yo que soy barda podría escribir tan bien.
Claudia: es que me inspiro en la gente que conozco, escribí una especial para... no importa ya te darás cuenta. Estoy segura que con esa ganaremos.
Gabrielle: gracias, mil veces gracias, me alegras la vida tantas veces que no sé como agradecerte.
Claudia: con tu presencia en mi vida ya es suficiente Gabrielle, te quiero mucho. Pase lo que pase, nunca te olvides de eso, te amo barda, te amo.
Gabrielle: (se abrazó con ternura y mucho amor a su amiga). Yo también te amo mucho, nunca lo olvides.
Xena: ¿Qué pasa acá? ¿puedo unirme al abrazo?
Claudia: por supuesto Xena, ven. (las tres se abrazaron con fuerza).
Xena: a propósito estuviste estupenda, tú también tienes muchas habilidades.
Claudia: aprendo de la gente que me rodea, y de ti, aprendí mucho.
Xena: y claro así cualquiera, te das cuenta Gabrielle, les tengo que enseñar como se hacen las cosas a todos.
Gabrielle: ¿Xena modesta?
Claudia: jajajaja...
Xena: uy, esta bien, seguro que a escribir te enseñó la barda.
Claudia: sí, le dije que me inspiro en ella.
Gabrielle: no sé quien de las dos es peor, vamos a dormir, mañana tenemos otro día agitado.

Al otro día los nervios de la presentación seguían en la aldea, estaban todas muy excitadas para saber quienes serían las tres aldeas finalistas.
Durante todo el día, era una fiesta, comieron, bebieron, bailaron, y quedaron como finalistas, las aldeas de la reina Greta, de la reina Diana y de la reina Gabrielle, ella estaba muy contenta, pues pensaba ganar y sus amazonas cada vez se acercaban más al triunfo.

Y así llegó el último día. Se encontraban preparadas para cantar las tres aldeas.
Comenzó la de la reina Diana, todas aplaudieron, luego la de la reina Greta, y por último las dueñas de casa, las de la reina Gabrielle y Lilian.
Todos eran aplausos y vítores de felicidad, pero antes de dar a conocer la ganadora, Claudia les iba a regalar otra canción especial.

Claudia: quiero dedicarles una última canción, una muy especial, pues es para una amiga muy especial, que si no fuera por ella, o por el destino, que un buen día se cruzara en mi camino, no estaría acá, y me hubiera perdido de conocer a tantas maravillosas mujeres, como conocí en esta aldea, y especialmente esta noche, el saber que son tan unidas, me sorprende y me alegra, saber que aun hay gente que lucha por la unión, por el bien, por la paz. Gracias a todas y que gane la mejor aldea. Aunque ya ganamos todas al conocernos y pasar un muy buen momento entre todas, espero sinceramente encontrarnos dentro de un año, en el próximo festival, les traeré algo especial y no me importa donde me encuentre pues viajo mucho, ese día cuando comience estaré aquí, pase lo que pase, nos volveremos a ver, lo prometo, hicimos una promesa con mis amigas, Xena, Gabrielle y Lilian que el próximo año estaremos de nuevo por acá, para hacer un nuevo festival y lo cumpliremos.
Todas gritaban de alegría, pues se habían encariñado mucho con esa mujer, que les había dado tanto de ella en tan poco tiempo, un premio importante, el incentivo para seguir unidas, y sobre todo su amistad, además de una buena música y momentos muy alegres.
Claudia: bueno, chicas (les dijo a las amazonas que tocaban los instrumentos) empiecen, esta canción se llama Penumbras...

La noche se perdió en tu pelo,
La luna se aferró a tu piel,
Y el mar se sintió celoso
Y quiso en tus ojos estar él también.
Tu boca, tu boca, sensual, peligrosa,
Tus manos la dulzura son,
Tu aliento, fatal fuego lento
Que quema mis ansias y mi corazón.

Ternura que sin prisa apura,
Caricias que nos da el amor,
Caprichos muy despacio y yo
Entre las penumbras de un suave interior.
Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero
y ya nada importa, te quiero.
La vida, te quiero, lo ha dictado así,
Si quieres yo te doy el mundo
Pero no me pidas, que no te ame así.

Si quieres yo te doy el mundo
Pero no me pidas que no te ame así, así,
Que no te ame así, vení, así, vení

Que no te ame así
Que no te ame así,
Que no te ame así, así, así,
Que no te ame así
(letra y música del maestro Sandro, mi ídolo).

Cuando terminó la aldea se venía abajo de los aplausos, los gritos, los bravos, los hurras, era maravilloso.
Claudia: como les dije antes me inspiré en una gran amiga, (Claudia cerró los ojos y dijo: te amo... aquella que pensó que era para ella estaba en lo cierto, pues Xena fue su inspiración, unas lágrimas de felicidad corrían por las mejillas de la guerrera).
Xena: tú no eres la única que me escribe algo... debo ser muy buena...
Gabrielle: eres única mi amor... es hermoso lo que escribió para ti, te ama mucho, me hace sentir celosa... mmmmm...
Xena: no seas tonta, pero la verdad es realmente hermoso, ¡¡cómo se inspiró!, pero es que así soy yo, ando regalando mi belleza por todos lados.
Gabrielle: ¡Xeenaaaa!... (la tomó de la cintura y la besó)

Todas querían acercarse a felicitar a Claudia, Xena se acercó en medio de la multitud que la rodeaba, pues sabía muy bien que se la había cantado a ella, y la abrazó fuerte... y lloró sobre su hombro.
Xena: es hermosa... gracias...
Claudia: gracias a ti Xena, por ponerte en mi camino.
Xena: creo que tú te pusiste en el mío, para salvarme... te amo...
Claudia le sonrió. Gabrielle se acercó también para felicitar a Claudia.
Gabrielle: esa canción es muy bella, me siento algo celosa, ¿a mi no me escribiste nada?
Claudia: aún tengo tiempo para inspirarme en ti.
Xena: Gabrielle, será mejor que vayas a decir quien gano, estoy segura que serán tus amazonas.
Claudia: sí, seguro.

Mientras decidían quien era la aldea ganadora, en otro sector se decidía el futuro de Claudia.
Voz1: es ella, estoy segura.
Voz2: no puedes equivocarte, si lo haces nos mataran a todas, especialmente la guerrera, se pondrá como loca, yo la recordaba algo pero tenía dudas.
Voz3: te decimos que sí, es ella, juré que jamás la olvidaría, estaba con él el día que asumió al poder, el bastardo reía con ella.
Voz2: muy bien después del festival lo dirán ustedes, yo no puedo aparecer. Me las pagará.

De nuevo en el escenario...
Gabrielle: bueno aquí en la bolsa tengo el resultado final, pero como dijo mi amiga Claudia lo importante fue participar y divertirnos, aunque convengamos que el premio no nos viene mal a ninguna..jajajaja... bueno el tercer puesto es para la aldea de Greta... (todas aplaudieron, las chicas estaban un poco tristes pues no habían ganado, pero Claudia les dio un premio consuelo, les entregó cien denarios por cuenta de ella), el segundo puesto es para... mmmmm... que suspenso... pues la que es segunda la otra aldea ya sabe que es primera...
Xena: Gabrielleeeeeeee... dilo ya de una vez...
Gabrielle: esta bien Xena, no me grites... eres impaciente...
Xena: Gabriellleeeeeee...
Gabrielle: ¡¡Uf!! Ya voy... la aldea que entró segunda...
Xena: quieres dejarte de dar tantas vueltas...por los dioses...
Gabrielle: es la aldea de la reina... Diana... (todas gritaban de emoción pues eso significaba que ellas eran la aldea ganadora... gritaban, saltaban, se abrazaban, todas estaban realmente eufóricas, felices...) Momento, momento... bueno no hace falta que lo diga, pero lo diré porque estoy muy orgullosa, la aldea ganadora... es la mía... y de la reina Lilian. (todas volvieron a aplaudir con entusiasmo, alegría, fervor).

Después de un rato, entregaron los premios, mil denarios para la aldea ganadora que Claudia se los dio a Gabrielle en la mano, la barda la abrazó, luego se hizo entrega de las provisiones que habían traído el resto de las aldeas, se entregó el segundo premio, y comenzó la verdadera fiesta era todo alegría, baile, comida, bebida.

Estuvieron festejando toda la noche, al llegar el amanecer muchas de las amazonas de las otras aldeas ya se estaban preparando para irse, no sin antes prometerle a Gabrielle y a Claudia que volverían el próximo año, para ganar decían todas.
Gabrielle: con gusto, las esperamos. Adiós.

Y así se fueron yendo la mayoría, quedaba solo un grupo muy reducido, especialmente un grupo, que no se sabía muy bien a que aldea pertenecían, después de desayunar todas las amigas juntas fueron caminando hacia el lago, y allí se cruzaron con cinco amazonas, que no tenían cara de buenas amigas.
Xena y Claudia venían riendo juntas, Xena tenía su brazo puesto en los hombros de Claudia, iban caminando lo más tranquilas y alegres por el hermoso día que habían vivido el día anterior, Gabrielle iba hablando con Lilian, y con Ephiny, hablando sobre las otras reinas, como vestían, como llevaban sus aldeas, como comían, como esto, como aquello, se la pasaron criticando, y divirtiéndose.
Amazona 1: (se puso frente a Claudia y Xena) oye, tú, quiero hablar contigo. (se dirigió a Claudia).
Claudia: sí, que quieres.
Amazona 2: que le digas la verdad a tu amiguita, la guerrera no debe saber quién eres, sino no vendría abrazada a ti, te estaría matando... jajajaja...
Claudia: no sé a que te refieres... (Xena la miró)
Amazona 3: no te hagas la tonta, eres comandante romana, eres muy inteligente... las engañaste a todas...
Amazona 4: vaya Xena creí que eras más inteligente, te trató como a una estúpida.
Xena: ya basta déjense de rodeos. (gritó)
Gabrielle: ¿Qué está pasando aquí?
Amazona 1: hola Reina Gabrielle, estamos segura que a ti también te engaño...
Gabrielle: ¿De qué hablas? ¿de quién hablas?
Amazona 2: hablamos de ésta mujer, que se hace llamar amiga de las amazonas, cuando es una traidora, pertenece a nuestro enemigo...
Xena: retira lo dicho ya, o te juro que te la verás conmigo...
Amazona 3: no retiramos nada, porque es la verdad... sino... pregúntale a tu amiguita.
Amazona 4: vamos Claudia dile quien eres, o le tienes miedo a la Princesa Guerrera...
Claudia: yo no le tengo miedo a nadie... soy romana... y para mi es un honor muy grande...
Amazona 5: (que aun no había abierto la boca, pues esperaba el momento supremo, el momento oportuno para arruinar una amistad) ¿también es un honor ser la HERMANA DE CESAR?...
Claudia quedó en silencio, todas las miradas fueron hacia ella, Xena volaba, creyó escuchar mal, Gabrielle asombrada, Lilian algo sospechaba, Ephiny enseguida agarró un palo, Susan sonreía...
Xena: Claudia dime que no es cierto, por favor... (la tomó de los hombros y la sacudió), dímeloooooo...
Las amazonas se reían ante la reacción de Xena, era tal como la esperaban.
Gabrielle: déjala Xena, deja que hable tranquila.
Xena: cállate Gabrielle, es entre ella y yo. Habla, dime que no es cierto, dime que no eres la hermana de ese maldito, bastardo, hijo de bacante, dime que no es cierto.
Claudia: lo siento Xena, es verdad, soy la hermana de Cesar, soy romana y si me hubiera quedado sería la emperatriz, soy la segunda con derecho al trono.
Xena: nooooooooo... mentirosa... maldita... me engañaste, él te mandó a espiar a las amazonas...
Amazona 1: sí seguro, quiere nuestras tierras, la mandó a espiar.
Amazona 2: hay que colgarla, nos quería traicionar.
Lilian: ya basta... acá se hace lo que yo digo, soy la reina, esto es una locura Xena. Déjala en paz.
Xena: en paz, me mintió, nos mintió.
Claudia: no te mentí Xena, jamás lo hice, te oculté una verdad que también a mi me duele, Xena... entiendo como te sientes...
Xena: ¡Tú no entiendes nada!... quisiera matarte...
Amazona 3: sí Xena mátala, mátala. Ella en tu lugar haría lo mismo.
Gabrielle: Xena no por favor no lo hagas... ustedes cállense, debemos calmarnos, Xena...
Xena: no me calmo nada Gabrielle... déjame... (Xena se retiraba hecha una furia).
Susan: Xena, yo te dije que la conocía de otro lado, la vi en el palacio al lado de Cesar, es una mala persona te engañó Xena, Claudia la verdad mereces ser desterrada de esta tierra que te brindó todo, te dieron mucho amor, y amistad y tú mira como le pagas, especialmente a Xena, sabes lo mucho que odia a tu hermano, a Cesar, él le arruinó la vida.
Claudia: no te preocupes, me iré, ya mismo.
Xena: (volvió). ¡oh, no!, no te irás antes pagarás tu traición.
Gabrielle: Xena no...
Xena la tomó a Claudia y comenzó a pegarle en el estómago.
Xena: defiéndete, maldita traidora.
Claudia: yo no te traicioné (y se tomó el estómago, pues Xena le había pegado duro)
Xena: sí lo hiciste. (tomó su espada), será mejor que te defiendas, porque acabaré contigo (enseguida fueron rodeadas por las amazonas, todas querían ver sangre, especialmente la de Claudia), a mí no me ganarás con tus estúpidos poderes (Claudia sonrió pues ya no tenía sus poderes los había entregado por ella, por su amiga, por la mujer que ahora quería matarla) denle una espada, esta vez no te escaparás tan fácil, no tendrás la suerte de tener a tus diosas contigo, yo no soy Ephiny, ésta hizo cara de bronca, ¿quién te crees que eres Xena?, pensó), te mataré.
Gabrielle: no Xena, déjala.
Xena: no te metas Gabrielle, debe pagar su traición.
Lilian: Xena... Claudia defiéndete toma mi espada.
Claudia tomo la espada de Lilian, y Xena arremetió contra ella, las espadas golpeaban en el aire sacándose chispas, el odio en la mirada de Xena era peor que el fuego como si estuviera abrazando su cuerpo, cada arremetida era más fuerte, ¿quién ganaría?.
Pues eso era lo que menos le importaba a cada una, porque ya habían perdido.
Se estaban peleando dos grandes amigas, eso al menos creían.
Los golpes no cesaban, ya peleaban sosteniendo las espadas con ambas manos, para que cada golpe fuera más y más fuerte, Xena dio un par de saltos para sorprender a Claudia pero Claudia era rápida, aunque ya habían peleado una vez, Xena no sabía que era ella, pues Claudia estaba haciendo el papel de comandante, ahora era distinto sabía muy bien a quién tenía enfrente, era la hermana de Cesar, la hermana del hombre que había arruinado su vida, un maldito que la había engañado, parecía que era de familia, ¡vamos a engañar a Xena!, su mente se nubló un instante pensando en las veces que había hecho el amor con ella, y aflojó la mano que sostenía su espada, Claudia aprovechó su flojedad y arremetió contra ella tan fuerte que le hizo caer al suelo la espada, todas gritaron, especialmente Gabrielle, pensando que Claudia ahora la mataría, luego de tirar su espada, Claudia rápidamente se abalanzó sobre ella y la tiró al piso, Xena cayó de espaldas, Claudia levantó su espada y la clavó en el piso cerca de su cabeza, cerca de su oído, para que sintiera el mínimo ruido que provocaba la espada al introducirse en el suelo donde estaba ella. Cerró los ojos y su mente trajo todos los recuerdos vividos junto a esa mujer, volvió abrirlos y Claudia se acercó a perderse en esa mirada que encerraba, odio, rencor, pero en el fondo podía ver también amistad, dolor y sobre todo amor, le susurró cerca del oído en donde hacía segundos había clavado su espada:
Claudia: te amo, nunca te olvidaré. (Xena se estremeció, volvió a cerrar sus ojos con fuerza, no quería seguir pensando en lo que podría haber hecho, pudo haber matado a esa mujer que varias veces le había salvado la vida, se sintió una bestia, se quedó en silencio, abrió sus ojos y Claudia ya no estaba sobre ella, se retiraba dándole la espalda, cuando ella comenzaba a incorporarse, Claudia sintió el movimiento y se giró para mirarla por última vez, cuando vio como se acercaba una flecha que daría de lleno en la espalda de Xena, la empujó haciéndola caer al suelo de nuevo y la flecha se clavó en su brazo izquierdo, muy cerca del corazón, traspasó la piel, la carne, comenzando a regar el suelo con su sangre, los gritos de las amazonas comenzaron a ser ensordecedores, la confusión, el caos reinó en el momento, de donde había salido la flecha, Lilian corrió para tomar a Claudia, Gabrielle corrió al lado de Xena, enseguida las rodearon.
Xena: estoy bien Gabrielle, fíjate Claudia como está.
Lilian: rápido debo llevarte a la curandera.
Claudia: sí, vamos.
Así Lilian llevó a Claudia a la curandera.

En la cabaña de la curandera:
Lilian: rápido, tiene una flecha esta perdiendo mucha sangre.
Curandera: siéntate aquí. ¿quién diablos hizo esto? te dolerá, debo cortar la punta y pasar toda la flecha para sacarla.
Claudia: casi nunca me habían herido, duele...
Lilian: shhh, tranquila... ella te curará, es la mejor, es muy buena.
Curandera: ahí voy, muerde esto.
Claudia: sí, (mordió un trapo y le tomó la mano a Lilian, que siempre estaba con ella).
Lilian: aun tienes fuerza.
Claudia: mmmm... (no podía hablar por el trapo).
Lilian: ya te entendí. No hables, quédate tranquila.

En el lago, Xena ya estaba de pie tratando de averiguar lo que pasó.
Xena: Gabrielle debemos saber quién quiso matarme o matarla, no sé bien a quién de las dos iba dirigida la flecha, por los dioses otra vez me salvó la vida, y mira como le pago.
Gabrielle: tranquila Xena, ya está, todas nos pusimos mal, al saber que es la hermana de Cesar, todas pensamos en la traición, hasta me avergüenza decirlo, pero yo también soy culpable, no la defendí lo suficiente, aunque eso sería pelearme contigo en ese momento, lo habrías entendido, ella no tiene la culpa de tener semejante hermano, (unas lágrimas rodaban por la mejilla de la barda).
Xena: cálmate, ya hablaremos con ella, le pediremos disculpas, aunque no las acepte. Pero ahora quiero investigar de donde vino la flecha, esto no me gusta nada, tuvo que ser una amazona, eso significa que hay alguien aquí que no nos quiere bien.

En la cabaña de la curandera:
Curandera: ya está. (puso una cara de horror, Claudia se dio cuenta y mandó a Lilian por un poco de agua)
Claudia: Lilian, ya estoy bien, me traes agua, por favor.
Lilian: sí, lo que tú quieras. (se fue en busca del agua).
Claudia: ¿Qué pasa? Tu cara dice todo, dame la flecha.
Curandera: pero...
Claudia: dame. (olió la flecha estaba envenenada), veneno, cuanto tengo.
Curandera: si es el que pienso no mucho, pero yo tengo aquí un antídoto para tomar deberás tomarlo durante cinco días seguidos, cuatro veces por día, pero no tengo lo suficiente para tantos días, quizás te alcance hasta mañana a la noche.
Claudia: ¿Dónde consigo más?
Curandera: al este de aquí, se hace con dos hierbas, una es una planta, y otra la sabia de un árbol, le avisaré a la Reina que mande a buscar.
Claudia: ¡No!, esto es entre tú y yo. No quiero que nadie se entere. Debo hacerlo sola.
Curandera: sola no podrás, morirás, déjame avisarle.
Claudia: no, no quiero preocuparla más, ya ha tenido suficiente conmigo al defenderme tanto frente a sus amigas. Debo irme ahora.
Curandera: toma esto, es todo lo que tengo. Bebe ahora un poco. La herida del brazo también debes limpiarla para que no se infecte.
Claudia: sí gracias, estudié algo hace mucho tiempo. Te agradezco por todo, adiós.
Curandera: adiós, cuídate, eres una mujer muy buena, jamás te olvidaremos, hiciste mucho por nosotras, aun no sé que pasó, pero te aseguro que la Reina Lilian, no dejará esto sin un culpable. Ella te ama mucho, deberías despedirte.
Claudia: no me gustan las despedidas, por favor no le digas...
Curandera: vete, estas perdiendo el tiempo que vale oro para ti.
Claudia: gracias.
Y así Claudia se fue urgente a preparar a sus caballos, todas estaban cerca del lago tratando de averiguar ¿qué había pasado?, ¿quién había sido?, ¿si había alguna pista de la asesina?, así que cuando Claudia partió nadie de ellas la vio. Se fue rumbo al este en busca de las hierbas para hacer el antídoto, pero no se estaba yendo sola, desde lejos alguien comenzó a seguirla.

Mientras tanto la aldea era un caos, entre gritos, acusaciones, buscar a una culpable, el pensar en la traición, la hermana de Cesar, era un descontrol, así que nadie se dio cuenta que faltaba Claudia y las cinco amazonas que la habían denunciado ante Xena.

Después de unas marcas de vela la curandera no soportó más y fue en busca de la Reina Lilian, pero no la encontró y la vio a Ephiny.
Curandera: Ephiny debo decirte algo urgente, sé que se lo prometí pero depende su vida de ello.
Ephiny: ¿De qué hablas?
Curandera: de Claudia... la flecha estaba envenenada...
Ephiny: ¿Qué dijiste? Envenenada, por los dioses...
Curandera: le queda poco tiempo.
Ephiny: iremos a buscar el antídoto, debo hablar con Xena ella sabrá cual es. (se fue corriendo y dejó con la palabra en la boca a la curandera, no pudo decirle que Claudia ya se había ido en busca del antídoto, ella la había mandado hacia el este).

En el lago:
Ephiny: Xenaaa...
Xena: ¿Qué pasa Ephiny?, estas como loca.
Ephiny: (agitada de correr), la flecha... la flecha estaba envenenada.
Xena: ¿Qué dices? (la tomó del cuello).
Gabrielle: por los dioses... no puede ser...
Lilian: debo ir a verla urgente, estaba con la curandera.
Ephiny: Xena, debemos ir por el antídoto, tú sabes como es.
Xena: sí se mezclan dos hierbas, sí, vamos urgente, Gabrielle quédate con ella, acompaña a Lilian, dile que no le fallaré otra vez, que me espere vendré con el antídoto, hay al oeste de la aldea. Vamos Ephiny, acompáñame.
Ephiny: sí Xena, hay que salir cuanto antes.
Gabrielle: cuídense.

Y así se fueron cada una por su lado Xena y Ephiny fueron en busca del antídoto, hacia el oeste de la aldea, Gabrielle y Lilian a la cabaña de la curandera para acompañar a Claudia en un momento tan difícil.

En la cabaña de la curandera:
Lilian: ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿dónde está?
Curandera: lo siento, ella me lo pidió, y ya no está aquí, se fue a buscar el antídoto.
Gabrielle: maldición, como la dejaste ir en su estado, no puede cabalgar, no debe hacer ningún esfuerzo, debiste decirnos. Bueno Xena ya salió hacia el oeste en busca del antídoto, seguro la encontrará.
Curandera: ¿Oeste?... yo la mandé hacia el este.
Gabrielle: Xena dijo oeste y ella sabe. ¿la mandaste al este?, por los dioses, Lilian, (no le contestó, estaba como ida, muy nerviosa) Lilian, te estoy hablando.
Lilian: lo siento, estaba pensando en que puede morir, y todo por Xena, si ella no la hubiese retado a pelear, no habría pasado nada de esto y ahora Claudia esta peleando por su vida, es injusto.
Gabrielle: no le eches la culpa a Xena, ella solo reaccionó ante una noticia que la impactó, sabes lo mucho que odia a Cesar y saber que ella era la hermana la destruyó.
Lilian: pero nadie pensó en ella, nadie le preguntó si ella amaba a su hermano, tal vez lo odie como nosotras, además ella no es culpable de lo que haga su hermano, a la familia nadie la elige viene sola en un solo paquete, por eso existen los amigos, ellos son nuestra familia, la familia que elegimos con el corazón, con amor, la familia que queremos, los hermanos uno no los elige, te llegan solos, ella pensó encontrar una familia en todas nosotras, y la defraudamos, haciéndola sentir culpable por crímenes que ella no cometió, al contrario sé que ha ayudado mucho a la gente, haciendo el bien por donde quiera que va, hasta a nosotras nos salvo aquella vez, ¿ya te olvidaste Gabrielle? Si no nos amara no nos hubiera defendido, hubiera dejado a los soldados atacarnos y hoy no estaríamos ninguna de nosotras en esta tierra, sería tierra romana. Y de Xena... no me hables de ella... estuvo muy mal y lo sabes... hubiera querido yo ser la de darle una paliza a tu guerrera, cuando le dijo de sus poderes...
Gabrielle: ¿Qué pasa con sus poderes?, es raro no los uso.
Lilian: porque ya no los tiene.
Gabrielle: ¿Cómo que no los tiene?
Lilian: no.
Gabrielle: entonces ella... y tú... ella solo los perdía si dejaba de ser virgen. ¿se entregó a ti?
Lilian: no, ojalá lo hubiera hecho.
Gabrielle: entonces... ¿quién?... no me dirás que fue Xena.
Lilian: sí.
Gabrielle: las mataré, a las dos, Xena no pudo hacer eso... por los dioses... ¿Claudia se entregó a ella? Pero... (puso cara de bronca y celos, pensó porque había elegido a Xena y no a ella, para darle ese placer)... no puede ser... Lilian estás equivocada.
Lilian: no lo estoy, me lo dijo ella, pero no es como tú piensas, Xena no estuvo íntimamente con ella, pero tuvo mucho que ver en que Claudia perdiera sus poderes, y tú también eres culpable.
Gabrielle: no entiendo.
Lilian: no hay mucho que entender... ella los perdió, para que ustedes estuvieran de nuevo juntas, y me dices que es la hermana de Cesar, no me importa la hermana de quién sea, esa mujer las ama, más que a su propia vida, dejó todo por ustedes, y así le pagaron desconfiando de ella, creyendo más en la palabra de unas amazonas que ni siquiera sabemos de dónde son, de dónde salieron, a que aldea pertenecen, ella dio sus poderes por ti, lo hizo por amor. Ares estaba detrás de la falta de memoria de Xena, y ella lo supo e hizo un trato con él, si le devolvía la memoria a Xena que pediría a cambio, él le contestó: tus poderes, y sin pensarlo dos veces, se los dio, porque para ella no hay nada más importante que el amor, que el amor verdadero que se profesan los mortales, y siempre me habla del amor que se tienen ustedes dos, que es lo más hermoso que ha visto, que nada ni nadie podrá separarlas nunca, que ese amor es eterno. (Gabrielle comenzó a llorar desconsoladamente). Ya es tarde para llorar Gabrielle, quizás ya se este muriendo (y Lilian también comenzó a llorar desconsoladamente, ambas luego se abrazaron para consolarse en uno de los peores momentos de su vida).
Lilian: debemos mandar una patrulla en su busca, espero que la encuentren.

Al rato salieron varias patrullas en su búsqueda, también por su parte Xena ya llegaba con las hierbas necesarias, pero se encontró con la noticia que su mejor amiga ya se había ido, rumbo a la muerte, pues en el este tal como la había mandado la curandera, que por cierto se sentía muy mal, culpable, no estaban las hierbas que necesitaba, solo la esperaba la muerte.
Xena: ¿Cómo que no está?, no puede ser... maldición... ¿cuándo se fue, para dónde?
Gabrielle: se fue hacia el este, ya mandamos patrullas pero hace tiempo que partió, lo siento Xena... (comenzó a llorar) ella morirá...
Xena: no, no puede morir, ella debe vivir... (también comenzó a llorar) nunca me rindo, iré a buscarla por donde sea.
Gabrielle: sí vamos, debemos salvarla Xena, ella nos ama.
Xena: lo sé Gabrielle, nadie ha hecho tanto por nosotras como ella. (Gabrielle no le contó a Xena sobre los poderes de Claudia, no quería que se sintiera aun más culpable).
Lilian: vamos, ya estoy lista.
Xena: Lilian, quédate, no estas bien.
Lilian: yo no abandono a mis amigas, iré contigo o sin ti, Claudia me necesita y no la dejaré, no soy como tú Xena, una desagradecida, ella dio todo por ti.
Gabrielle: esta bien Lilian, ya basta.
Lilian: ¿Basta?, nunca será suficiente, si ella muere jamás te lo perdonaré Xena, si tuviera sus poderes podría haberse curado ella, pero eso también los perdió por...
Gabrielle: cállate, no sigas.
Lilian: ¡Ah! No le dijiste nada, siempre estás protegiéndola, que lo sepa.
Xena: ¿Qué debo saber?
Lilian: Claudia perdió sus poderes por ti.
Xena: pero... ¿qué dices?... yo... no estuve con ella...
Lilian: se los dio a Ares para que tú recuperaras tu memoria, y volvieras al lado de Gabrielle.
Xena: ¡Ares!... ¿qué tiene que ver él, en todo esto?.
Lilian: todo, él solo te quiere para sí mismo, por eso perdiste la memoria, Claudia supo que él estaba detrás de eso e hizo un trato con él, le dio sus poderes a cambio de tu memoria, a cambio de tu vida y la de Gabrielle, para que vuelvan a estar juntas, y tú se lo pagas peleando, queriéndola matar, eres de lo peor Xena.
Xena quedó en silencio, su vida se le iba de las manos, su respiración se cortó de golpe, y luego comenzó a gritar.
Xena: Clauuuuuudddddddiiiiiiaaaaaaaaaa... ¿qué he hecho?... dioses... ¿qué he hecho? (y lloró abrazada a Gabrielle, sin consuelo).

Después de un rato se calmaron un poco, y partieron rumbo al este a buscar a Claudia, que ya se encontraba en una situación desesperante, había tomado lo último que tenía de antídoto, se sentía mal, perdida, la muerte acechaba, bajo de su caballo necesitaba descansar y se recostó en el piso, abrió los ojos lentamente pues había sentido pisadas, estaba mareada, pero las voces le dijeron que estaba en lo cierto, no se encontraba sola.
Amazona 1: jajaja... el destino quiere que nos volvamos a ver.
Claudia: no sé quién eres...
Amazona 2: que poca memoria, somos tus amigas las amazonas, te estuvimos siguiendo porque no queríamos que te aburrieras sola, es un largo viaje llegar a Roma.
Amazona 3: somos las que te sacamos la máscara ante Xena... jajajaja... la guerrera casi te mata, pero me defraudó es una sentimental, no pudo matarte.
Claudia: por eso me tiraron la flecha.
Amazona 4: te diremos un secreto, nosotras no fuimos, pero veo que en esa aldea tienes varias enemigas.
Amazona 5: nosotras tenemos otro plan para ti, tu hermanito pagará un buen rescate por ti. Vamos llévenla a la próxima cueva, conozco bien esta zona, queda hacia allá (señaló hacia el norte de donde se encontraban). Allí esperaremos a nuestra otra amiga.
Amazona 1: que lindos caballos... veamos que tenemos aquí.
Claudia en ese momento silbó una tonada que Xena (la yegua negra azabache que tenía, su pelo se parecía al de la guerrera por eso decidió llamarla así, se levantó en dos patas, tirando a la amazona al piso, Claudia no quería que esas malditas se quedaran con todas sus cosas, luego le gritó para que se aleje del lugar, la yegua corrió velozmente hacia el lugar de donde habían venido, hacia la aldea amazona)
Amazona 1: maldita, la pagarás (y le dio una patada en el estómago, Claudia se doblo de dolor).
Amazona 2: ya déjala, nos es más útil con vida.
Amazona 1: no vuelvas ha hacer nada parecido, o no me importará tu rescate.
Amazona 3: cálmate, porque a mí sí me importa el rescate, podemos sacar unos miles de denarios, estúpida, así que compórtate.
Amazona 5: ya basta, estamos perdiendo el tiempo. No la veo muy bien, le pegaste fuerte.
Claudia ya no podía mover su brazo izquierdo, entre la herida y el veneno, estaba muy mal. La llevaron al interior de una cueva y así pasaron todo el día, Xena y las demás seguían buscándola, pero sin resultados, la angustia crecía en sus caras, en su interior, el tiempo estaba jugando en contra. Llegó la noche, decidieron acampar, Xena seguía gritando el nombre de su amiga, por si la escuchaba, pues la oscuridad de la noche no las dejaba ver nada. Tendrían que esperar al amanecer.

No muy lejos de allí en la cueva se acercaba un caballo con un jinete.
Voz: hola veo que ya tienen al premio.
Amazona 1: te estábamos esperando, tardaste mucho.
Voz: es que no podía escaparme, la están buscando, salieron varias patrullas en su búsqueda.
Amazona 2: entonces debemos apurarnos.
Voz: sí. Tú maldita romana despierta. (y pateó en el estómago a Claudia, ésta se despertó pues ya estaba muy mareada y solo veía unas botas negras en unas piernas bien formadas, que la estaban lastimando, luego pateó sus piernas y Claudia escuchó decir el nombre de Xena como por azar, ¿era Xena?, esas parecían sus botas, sus piernas. Claudia cerró los ojos de nuevo, y sintió como las amazonas comenzaban a discutir con esa voz, sobre su destino.
Voz: la llevaré conmigo.
Amazona 3: eso sí que no, ella es nuestra, pediremos el rescate más grande de la historia.
Voz: no me interesa el rescate, la quiero muerta.
Amazona 1: eso no, tendrás que pasar sobre nosotras, esto lo hicimos por el dinero, y tú ni nadie nos dejará sin él.
Amazona 4: la llevaremos a Roma, para pedirle el dinero a Cesar. Si la quieres deberás pagarnos.
Voz: jajaja... pues pagaran con sus vidas. (Y de pronto sacó su espada y mató a dos amazonas de un solo golpe, las degolló, sus compañeras no podían más ante el horror, una tomó su lanza, pero la mujer era una gran guerrera logro desviarla y le lanzó rápidamente una flecha que impactó en medio del pecho, matando así a la tercera, Claudia trató de incorporarse pero se cayó, pues ya estaba muy entumecida por el veneno, se fue arrastrando hasta llegar afuera de la cueva mientras las mujeres seguían peleando por sus vidas, logró subirse a un caballo, y anduvo sin destino encima del caballo por largo rato, logrando escaparse de esa mujer, que no logró verle la cara pero sabía que era Xena, sus botas, su fuerza, logró escaparse de la muerte, al menos por ahora, pues no le quedaba mucho, para su suerte o desgracia el caballo no fue hacia el lado donde estaba la patrulla que comandaba Lilian, fue hacia el otro lado alejándose aún más de sus amigas. En tanto en la cueva la matanza era inminente, las otras dos amazonas cayeron ante la espada tan temible de esa maravillosa guerrera.
Voz: maldita perra, ¿dónde estás?, ahora sí te mataré, antes no pude hacerlo delante de todas, pero ahora serás mía.

Claudia seguía andando a caballo sin rumbo fijo, ya nadie tendría esperanzas de encontrarla con vida.

Llegó el primer rayo de luz y Lilian junto a sus amigas, despertaron para seguir con la búsqueda, cuando de pronto escuchó el galope de un caballo.
Lilian: por los dioses, viene un caballo.
Xena: es una yegua, es Xena, es la yegua de Claudia. Debe estar cerca.
Gabrielle: tal vez la dejó ir, porque no podía cabalgar con los dos caballos.
Xena: sí. Pero bueno no perdamos más tiempo.
Lilian: sí, esta zona mucho no la conocemos, casi nunca venimos de este lado, pues pertenece a otra villa, mucho más allá cruzando el río. Crees que haya ido hacia allí.
Susan: sí puede ser... pero... tal vez ya esté muerta.
Lilian: cállate quieres, ella tiene que estar viva, ¿lo entiendes?
Susan: sí, pero... no quiero que tengas falsas esperanzas. Sé que es muy duro para ti, pero debes prepararte para lo peor.
Lilian: nunca estaré preparada para perderla, nunca.
Susan: yo estaré a tu lado, siempre...
Lilian: gracias, lo sé. Disculpa mis nervios, no quise gritarte.
Susan: te entiendo, la quieres mucho, yo estaría igual si te pasara algo a ti.
Lilian: sí, sí, gracias.
Xena: vamos Lilian, se hace tarde.
Gabrielle: Xena, ¿crees que ella está bien?, la curandera dijo que tenía antídoto solo para un día.
Xena: no lo sé Gabrielle, solo espero encontrarla, no descansaré hasta hacerlo.

Y así siguieron rumbo fijo hacia donde había venido la yegua de Claudia.
No encontraron nada, ningún rastro, a lo lejos Xena vio que había una cueva.
Xena: Gabrielle allá hay una cueva, tal vez se metió allí para descansar.
Gabrielle: sí vamos, le avisaré a Lilian. (Gabrielle volvió hacia atrás y llamó a Lilian). Lilian ven, Xena encontró una cueva, tal vez está allí.
Lilian: ojalá Gabrielle, debemos encontrarla, ya el veneno debe estar haciéndole mucho daño.
Susan: ¿Dijiste veneno?
Lilian: sí, la flecha estaba envenenada, por eso debemos encontrarla, ya debe estar haciendo efecto, le queda poco tiempo.
Xena llegó primero a la cueva, cuando entró la guerrera se encontró con un feo espectáculo. Gabrielle ya estaba detrás de Xena.
Gabrielle: ¡Por los dioses!, ¿quién pudo hacer esto?, es horrible, Xena.
Xena: sí, no mires. (la dio vuelta para que la barda no mirara el horror de los cuerpos mutilados, había sangre por todos lados, era un asco, en ese momento entró Lilian con Susan).
Lilian: ¡Ohhh!... ¡qué horror!... ¿quién pudo hacer esto?... ¿Claudia está aquí?
Xena: no, no está. Estas son las amazonas que me dijeron que ella era la hermana de Cesar... hay alguien más detrás de todo esto... ellas solas... no eran... por eso cuando le tiraron la flecha a Claudia se sorprendieron tanto como nosotras y desaparecieron para no contestar preguntas. Malditas, no merecen ni un funeral. Claudia seguro no hizo esto, tal vez se escapó a tiempo, miren aquí hay huellas de dos caballos, huellas de sangre, uno se fue hacia el río y otro fue hacia el lugar de donde venimos, pero no vimos a nadie, salvo la yegua de Claudia.
Gabrielle: tal vez ella, para despistar al asesino o asesina, separó sus caballos.
Xena: sí puede ser. Pero... no sé... está todo muy confuso... ¿por qué matar a las amazonas?
Lilian: no llegarían a un acuerdo.
Xena: sí puede ser, tal vez la principal que está detrás de esto, quería muerta a Claudia por eso la flecha envenenada y las otras tal vez querían un rescate, dinero por ella, no les convenía muerta.
Gabrielle: ¿Con qué las mataron?
Xena: fue una gran pelea, debe pelear muy bien, una guerrera tuvo que hacer esto, para que no viéramos las flechas que usó, las quitó, las debe haber escondido en otro sitio, también uso una gran espada con mucho filo. ¿quién será?
Susan: ¡Qué horror!, la que hizo esto no es humana.
Xena: no, no lo es. (y la miró con sospecha, Xena trato de pensar en dónde se encontraba esa mujer cuando le tiraron la flecha a Claudia, ¿en dónde estuvo la noche anterior cuando acamparon?, ella se quedó profundamente dormida, al igual que todas, tal vez nos había dormido para que no sintiéramos nada cuando se fue y cuando volvió, de pronto recordó un olor raro en el agua, sí, tal vez las había dormido... eran muchas preguntas sin respuestas y sin pruebas no podía acusar a nadie, pero a partir de ahora no le quitaría la vista de encima).

Siguieron buscando por todos lados, pero no había más rastros de Claudia, la esperanza de encontrarla con vida cada vez era más corta, el tiempo jugaba en contra.

En otro lugar bastante lejos de ahí, Claudia era encontrada por otras amazonas de la aldea del este, una aldea de mujeres que no dejaban entrar a nadie, ellas querían ser solas, no tenían contacto con el resto de sus hermanas amazonas, hermanas de otras tribus, ellas solas se abastecían, al encontrar a esa mujer la llevaron ante la Reina, pues Claudia necesitaba urgente ser curada o moriría, la Reina de nombre Selva, dio la orden para que la curaran y así la llevaron a la cabaña de la curandera.
Claudia solo decía un nombre... Xena... Xena... ¿por qué?... se desmayó, y no volvió abrir sus ojos en mucho tiempo.

En tanto Lilian y sus amigas ya habían perdido la esperanza, ya debían volver a su aldea, y resignarse a perder a Claudia para siempre. Todas estaban muy tristes, lloraban sin consuelo. Volvieron a la aldea con las manos vacías, Xena y Gabrielle estaban desesperadas, Lilian no paraba de llorar, y Susan le daba sus brazos, para contenerla, esa noche fue muy triste habían perdido a una gran mujer y mejor amiga, ya no había consuelo para ninguna de ellas, ya no podían echarse la culpa por lo sucedido, ya había pasado todo, no había marcha atrás, esa noche nadie durmió.
Pensaron en hacer un funeral, pero no tenían el cuerpo, Xena no quiso participar de la oración, pues para ella Claudia aun no había muerto, no hasta encontrar su cuerpo, la sentía tan adentro que sabía que estaba con vida, aunque sea un hilo de esperanza mantenía en la cordura a la guerrera, pues ella se sentía que era la única culpable de la muerte de su gran amiga. Lloró desconsoladamente durante días, ni siquiera quería ver a Gabrielle, la aldea se había transformado en un mar de lágrimas, pues todas amaban a Claudia un ser tan especial que había llegado a los corazones de todas, bueno menos de una.
Después de un tiempo, ya no había más esperanzas, la yegua de Claudia (Xena), quedó en la aldea como un símbolo de su presencia, nadie se atrevió a tocar sus cosas, las bajaron de la yegua y las guardaron con amor en una cabaña.

Xena y Gabrielle se marcharon hacia cualquier lado, la relación entre Xena y Gabrielle ya no era la misma, se amaban de vez en cuando, estaban juntas, pero sus almas estaban desconectadas, algo les faltaba, así pasó todo el verano, llegando al invierno, Xena se dio cuenta que se estaba separando de Gabrielle cada día más, se había encerrado en sí misma sin dejar entrar a la barda a su vida, decidió que eso estaba mal, pues Gabrielle no tenía la culpa de lo que había pasado, la culpa era solo de ella, pensó en varias noches que sería de Gabrielle si a ella le pasaba algo, ¿sentiría el mismo vacío que sintió cuando perdió a Claudia?, no quería eso para Gabrielle, quería darle algo, que no podía, de nuevo surgió en su mente la idea de un hijo, tal vez la barda así podría soportar su perdida si algún día le pasaba algo, pero era algo que ella no podía darle, nunca podría dárselo, así que cierto día, lo decidió, entró a una taberna y habló con un hombre muy apuesto, le pagaría para que tuviera un hijo con la barda, por supuesto Gabrielle no sabía nada. Xena quería darle lo mejor a Gabrielle, y eso era darle un hijo para que tuviera siempre una compañía, para que tuviera siempre a alguien a quién amar, cuando ella no este, pensó en Claudia otra vez, ella había sembrado mucho amor en el mundo, en las personas que la rodearon, Xena quería darle algo mejor a Gabrielle, demostrarle lo mucho que la amaba. Llegó a un acuerdo con ese hombre, esa noche en la taberna, ella haría el amor con Gabrielle, luego entraría el hombre con su consentimiento y tendría un hijo con Gabrielle, un hijo con el hombre que ella eligió para la barda, arregló con el hombre que jamás se volvería a ver, que nadie sabría lo sucedido en esa habitación.

Xena estaba muy excitada esa noche pues le daría a Gabrielle, algo que siempre quiso, un hijo.
Xena entró en la habitación y la barda estaba acostada en la cama, se acercó lentamente y se desnudó para hacerle el amor, comenzó a besarla, Gabrielle al sentir ese cuerpo tan maravilloso a su lado, sonrió de placer pues Xena últimamente no la amaba como solía hacer, con dulzura, con amor, era puro sexo, nada más, la relación con la guerrera había perdido la magia, producto de la culpa, del dolor, de no poder seguir adelante después de lo sucedido con Claudia, Gabrielle se dio vuelta y recibió con gusto los besos de su amada guerrera.
Gabrielle: hace tanto que no me amas así, te extrañé mucho Xena, sé que te sientes culpable, pero nuestro amor no debe morir nunca.
Xena: eso mismo pensé yo el otro día, dejaremos algo, para siempre. Te amo tanto Gabrielle, sé que en este último tiempo no te lo dije mucho, pero sabes que te amo, como nunca amaré a nadie.
Gabrielle: lo sé Xena, yo también te amo.
Se fundieron en un beso, y comenzaron la danza del placer, Xena quería excitar al máximo a Gabrielle, para que estuviera lista cuando el hombre la hiciera suya, quería darle lo mejor, Gabrielle estaba desesperada, gemía a más no poder, ya estaba a punto, necesitaba la penetración, Xena ya lo sabía, Gabrielle gemía cada vez más ante cada caricia de Xena, luego sintió como Xena se levantaba.
Gabrielle: ¿A dónde vas?
Xena: a darte lo mejor.
Gabrielle: una sorpresa... Xena... te amo siempre me sorprendes...
Xena: esta vez quiero darte lo que siempre quise, Gabrielle, te sentirás bien, no te dolerá, confía en mi.
Gabrielle: ¿No me dolerá?, ¿qué tienes entre manos?, ¿el famoso penetrador?... Xena ya lo usamos, me encanta, y no me duele... bueno a veces... estar contigo es un placer.
Xena: quiero que te relajes.
Gabrielle: Xena estoy re-excitada, aun no terminaste... por favor ven , apúrate, te necesito, ¿qué haces?.
Xena: quiero vendarte los ojos, será más placentero...
Gabrielle: esta bien Xena, sabes que puedes hacer lo que quieras conmigo.
Xena le vendó los ojos y luego tomó sus manos y la ató a la cama.
Gabrielle: Xena, esto es más excitante aun, uyyyy... dioses... apúrate... necesito tenerte dentro de mí ahora... (levantaba la cadera para incentivar aun más a Xena).
Xena: ya termino barda... te daré lo mejor...
Gabrielle: siempre lo haces......
Gabrielle escuchó la puerta, le pareció algo raro, pero siguió esperando a que su guerrera subiera en ella para hacerla suya, sintió un peso en su cuerpo, algo más pesado.
Gabrielle: Xena... ¿eres tú?
Hombre: no, preciosa, soy el padre de tu hijo... te haré ver las estrellas, serás mía, por orden de la guerrera, quiere que tengas un hijo y yo te lo daré.
Gabrielle: déjame bastardo... Xennnnaaaaaaa...
Hombre: shhhhh... tranquila... ella dijo que no gritarías.
Gabrielle: ¿Dónde está? Xenaaaaaaa...
Hombre: shhh... ella se fue... para que pudiera tenerte solo para mí, no me dijo que eras tan hermosa, tendrás un bello hijo, el mejor.
Gabrielle: por favor no lo hagas, déjame, Xena está muy confundida, luego se arrepentirá.
Hombre: lo siento, ya me pagó, y no devuelvo el dinero.
Gabrielle: quédatelo, pero déjame.
Hombre: eres muy hermosa para dejarte ir, al menos quiero divertirme (y comenzó a besarla en el cuello).
Gabrielle: déjame... Xeeeeenaaaaannaaaaaaa...
Hombre: tendré que taparte la boca, gritas mucho, si gritas así ahora, cuando te penetre me dejarás sordo... eres deliciosa... mmmmm... ya estoy contigo dulzura... ya estoy... (ya estaba a punto de penetrar a Gabrielle, la barda gritaba, comenzó a entrar en ella, pero en ese momento se abrió la puerta de golpe, y recibió un empujón que lo tiró de la cama, sacándolo dentro del interior de Gabrielle, aún no había entrado del todo.
Xena: déjala, ya está.
Hombre: pero aun no hice nada, apenas estaba entrando cuando me sacaste.
Xena: te dije que la dejaras, vete, igual ya te pague. Vete si no quieres que termine aquí mismo contigo. Olvídate de mi, olvídate de todo.
Gabrielle lloraba desconsoladamente en la cama. Xena se acercó a quitarle la venda y luego la desato.
Xena: soy una bestia... como pude hacerte esto... perdóname... merezco lo peor... solo quería darte un hijo, quería darte algo que amaras si algún día me pasa algo...
Gabrielle: si algún día te pasa algo, yo moriré contigo, ¿cómo pudiste entregarme a un hombre? Creí que me amabas Xena, ¿cómo pudiste?... (seguía llorando sin parar)
Xena: lo siento Gabrielle, no sé que me paso... luego me di cuenta de lo que te hice, por eso volví no pude soportarlo.
Gabrielle: Xena... le pagaste a un hombre para que me violara... jamás te lo perdonaré.
Xena: soy una bestia... no te merezco... merezco que me odies... pero no lo hagas Gabrielle... me iré... me alejaré de ti, te hago daño en forma constante, al igual que a todos, a ti, a Claudia... le hago daño a todos los que me aman... soy mala... siempre lo seré.
Gabrielle: no Xena, tu cambiaste... esto es porque te sientes culpable por lo de Claudia... no te vayas... saldremos adelante.
Xena: no Gabrielle, debo irme, no te merezco, eres tan pura y yo soy un monstruo... adiós Gabrielle.
Gabrielle: Xena... no te vayas... Xenaaaaaaaaa...
Gabrielle al estar desnuda no pudo seguirla tan rápido como quería, sabía que Xena le había hecho algo terrible, pero la amaba y sin ella no podía vivir. La guerrera desapareció como un fantasma, esa noche ninguna de las dos durmió. Xena al otro día volvió a la habitación y Gabrielle después de tanto llorar se había quedado dormida, y Xena le dejó un pergamino para despedirse para siempre. La miró de cerca dormía como un ángel y se fue cerrando la puerta y la mejor etapa de su vida, debía alejarse de ella para siempre, le hacía cada vez más daño, no podían estar más juntas.

Y así otra vez se separaban, pero ahora no tenían a esa maravillosa amiga para que las volviera a unir. Ahora todo sería diferente.

Pasaron los días, las semanas, hasta llegar casi al año de la muerte de Claudia.
Xena y Gabrielle seguían separadas.

Continuará... (QUINTA PARTE) - * VOLVER POR LA VERDAD * -


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