Disclamers: Los personajes de Xena, Gabrielle y Argos son propiedad de MCA/Universal y Renaissance Pictures, no intento infringir ningún derecho de autor ni nada de lo parecido todos los demás personajes son inventados por mi

Contenido Sexual/Violento: No hay contenido sexual explícito o implícito ni nada de lo parecido. Mi historia se basa en la gran amistad de estas dos mujeres y de violencia si tiene un poco así que si no te gusta no lo veas y vete a contar estrellas.

Se la dedico especialmente a ustedes por leerla porque después de todo para ustedes fue que la hice...

Comentarios, amenazas de muerte, criticas constructivas o no constructivas a esta dirección: bardo03@hotmail.com


JUEGOS DE LA MENTE

Por Istar

II Parte

Sonidos del silencio

La noche calló sin previo aviso sobre la cumbre las montañas que rozaban con el millón de estrellas en el firmamento y las únicas que alumbraban la copa de los árboles. El reino del silencio se propagaba por el valle dando de que hablar al turbio sonido del agua que era el único que se atrevía a callar el ruido del silencio.

Era una noche muy extraña para la guerrera, tan silenciosa, tan tranquila. Las suaves lenguas de fuego de la fogata se alzaban ante sus ojos, iluminando su rostro y revelando su preocupación.

Se levantó de donde estaba y fue hasta donde estaba recostada Gabrielle que no despertaba desde la mañana, tenia que beber o comer algo. Se arrodilló a su lado y acarició su rostro. El bardo abrió lentamente los ojos y le dio la mejor de sus sonrisas a la guerrera que respondió con el mismo gesto.

- Hey...-

- Hola..-

- Desde cuando estoy dormida? (sentándose a un lado de Xena) ahhh... Mi cabeza... Siento como que si mil caballos me hubieran pasado por encima...

- Llevas dormida todo el día, pensé que debías comer algo.. A ver déjame ver eso (tomando la cabeza de Gabrielle entre sus manos y agachándola hasta su cuerpo para ver mejor la herida) mmm... Sí... Sobrevivirás... -

- Xena, no puedo creer que no me hallas levantado antes!, sabes lo que es no comer en todo el día!, y si muero por desnutrición!?- bromeaba Gabrielle fingiendo estar ofendida pero con una gran sonrisa en sus labios.

- Si, definitivamente eres tú...-

Las dos rieron un rato mientras que Xena hacia un estofado para Gabrielle.

- Xena, a donde crees que llevaron a Lya?- preguntó Gabrielle borrando su sonrisa y algo triste.

- No estoy segura, pero creo que fueron hasta Delfos..-

- Delfos?, la ciudad de Apolo?, pero para que?-

- Mira no estoy segura pero creo que nos dejamos engañar por las apariencias de tu amiga....

- A que te refieres?, que tratas de decir?, no te entiendo...-

-...-

- Xena dímelo...-

Gabrielle la miró a los ojos exigiendo una respuesta la cual demoró un poco pero prefirió no haberla sabido...

- Es un Oráculo...-

-Que???...-

____________________

- Señor... Trajimos a su Oráculo...-

Un soldado, acompañado por dos más, traía a Lya cargada en sus brazos, dejándola en el piso presentándosela al hombre que estaba de espaldas a él.

- Déjenla, yo me ocuparé de ella...-

- Señor, acerca de nuestra recompensa....-

- Si dos mil denarios no son un buen precio a pagar, entonces será solo el perdón de sus patéticas vidas lo que tendrán a cambio-

- Si señor...- dijo el soldado bajando la mirada y dejando a la joven ante aquel misterioso hombre.

El hombre seguía aún allí de espaldas, sus cabellos eran blancos y cortos levantados como espinas sobre su cabeza, de figura atlética y sombría.

Pasaron algunos minutos, Lya se encontraba aún en el piso inmóvil, pero de pronto espeso a moverse muy lentamente, despertando de aquel horrible sueño que parecía durar toda una vida. Trató de levantarse sobre su brazo con su mirada clavada en el piso mientras sus cabellos caían libremente en su cara. Respiraba con dificultad y temblaba por el dolor de su brazo herido. Alzó la mirada y se encontró de pronto con un lugar muy reconocido por ella.

Las columnas blancas la rodeaba, miles de cosas adornaban aquel templo, el fuego proveniente de las antorchas alumbraban las paredes haciendo visibles muchas pinturas del sol. Levanto un poco más la cabeza y vio una gran estatua del Dios Apolo.

- Bienvenida de nuevo a mi templo Lya...-

Al escuchar la ronca voz volteó alarmada y observó con detenimiento la figura de aquel hombre y sus ojos se llenaron de pura impresión... No lo podía creer.. Cómo había llegado allí!?., y entonces su pregunta fue contestada rápidamente por la voz masculina.

- No, (reía) la cuestión no es como fue que llegaste aquí Lya... La pregunta es.. (decían volteándose y dando la cara a la joven) como fue que lograste escapar....- De repente sus ojos que eran azules metálico cambiaron a un blanco grisáceo. Caminó hasta Lya con seguridad pero con movimientos lentos.. Se paró justo enfrente de ella. Lya enseguida agacho la mirada de nuevo al piso, ella sabia lo que el dios trataba de hacer. Él por su parte se agachó aún frente a ella y le alzó la barbilla, obligándola a mirar sus ojos.

Lya estaba como hipnotizada con aquellos ojos faltos de pupilas y de pronto imágenes de recuerdos recientes empezaron a correr por su cabeza.

La noche era oscura y fría, el silencio reinaba sobre la punta de los árboles solo el suave silbido del viento y la respiración irregular y ajetreada de una mujer lo rompía. Su sombra de mediana estatura se veía corriendo entre los árboles el sudor cubría su cuerpo haciendo brillante ante los ojos de la luna.

- Atrápenla!. No dejen que se escape, por Zeus es solo una mujer y herida!!!-

Lya reconoció enseguida aquel momento de angustia y en el templo empezó a respirar descontinuamente.

Otra imagen rodó como un flash en su cabeza. Corría por bosque y de repente una flecha atravesó su brazo y grito de dolor se escucho dentro del templo. Otra imagen pasó, esta vez cuando estaba en el suelo frente a frente con el caballero de negro y se escucho el grito del caballero en el templo.

- JIaaaa!!- gritó echando a correr su caballo hacia ella y agitando su espada en el aire.

De pronto Apolo empezó hablar con voz gruesa frente a la mujer.

- Ni te molestes en escapar pequeña, porque hasta aquí llegaste!!, tu lugar esta en Delfos con el Dios Apolo!...-

Lya gritó de dolor en el templo cuando sintió el dolor de cuando esquivó la red del hombre de negro y se apartó rápidamente del Dios girándose hasta atrás.

Apolo cerró sus ojos y los volvió a abrir mostrando de nuevo sus ojos azules...

- El soldado del caballo tenía razón Lya...- decía mientras se levantaba y daba la espalda. Y desde allí hablo.

- Tu lugar esta aquí en Delfos conmigo...-

- Porque no seguiste viendo todo lo que me había pasado?... Hubieras visto cuan feliz fui fuera de este templo...- respondió Lya ante el comentario del Dios.

Pero este rió con sarcasmo y se volvió a voltear a ella.

- Esos recuerdos... Ya no los necesitaras...- dijo, y con esto extendió su mano abierta a Lya y cerró sus ojos y respiró muy profundo...

Unas lenguas de fuego azules salieron de la palma del Dios y se posaron frente a Lya que estaba impactada por lo que veía así que no se movió.

Las llamas entraron por sus ojos, alzó su cabeza y abrió los ojos lo más que podía y todos los recuerdos que contenía su mente con Gabrielle y Xena desaparecieron por completo.

- No- susurró en silencio mientras que los recuerdos se borraban. De pronto Lya se alzó levitando por los aires.

Apolo abrió los ojos y se quedó viendo a Lya, como sus ropas caían al suelo y desnuda su herida se cerraba al igual que sus ojos. Una luz blanca envolvió su cuerpo desnudo y lo cubrió con una manta de seda tan blanca como la nieve y tan delicada como la había levantado la dejo en el suelo, dormida y aferrada a un profundo sueño. El Dios se acercó a la mujer que yacía a sus pies y la levanto en sus brazos, luego la miró y contemplo por un momento.

- Siento que todo esto te hubiera pasado a ti Lya, pero créeme que es necesario... (alzó la mirada y camino hasta un altar que tenía enfrente y la dejo allí muy delicadamente). Tienes un destino que cumplir, tiene un poder demasiado grande en tus manos que no puedes ni sabes controlar.. Y no quiero que lo desperdicies en otra cosa que no sea en mí...- Dijo y dio un suave beso en los labios de la joven y desapareció en una cortina blanca.

________________________

- No, no, no, no, no... Debes estar bromeando!!!- se escuchaba una voz dentro del bosque muy exaltada. - Xena te das cuenta de que es lo que me estas diciendo!???-

- Gabrielle, cálmate! te dije que no estoy segura-

- Xena, siempre que sospechas algo se hace realidad!, mira lo que paso con Hope, o con Najara o con Cesar cuando nos crucificaron (un leve temblor la recorrió pero siguió hablando esta vez más calmada). Son tus instintos los que te diferencian de las demás personas... Y nunca debes dudar de ellos... Ni siquiera por mí...- dijo lo último bajando la cabeza ocultando las lagrimas que amenazaban con salir.-

- Mírame por favor...-

- No-

- Mírame-

-No-

- Mírame!-

- NO!-

- Ok! de acuerdo no me mires... Solo escucha. Nada arreglaremos si nos quedamos aquí sentadas lamentándonos por nuestros errores... Debemos salir y encontrarla... Y empezaremos la búsqueda en el templo de Apolo..

Gabrielle alzó sus ojos a Xena y le sonrió asintiendo.

- Pero antes, no quiero que te mueras “desnutrida”, así que come que es un viaje largo el que haremos, de acuerdo?-

- De acuerdo...-

Xena le devolvió la sonrisa y fue a atender la sopa que se calentaba. Gabrielle aún estaba un poco débil pero dispuesta a encontrar y ayudar a su amiga. Se levanto y recogió unas cuantas cosas que estaban regadas por ahí y se encontró con las cosas de Lya arregladas y acomodadas en un rincón. Gabrielle miró a Xena y vio que aún estaba ocupada con la sopa así que tomó la bolsa de la joven y la vacío sobre las pieles.

De pronto las pieles se vieron cubiertas de muchos frascos pequeños cada uno de un color diferente. Parecían pociones o algo así pudo observar el bardo, viendo el montón de pequeños vasos frente a ella, pero uno en especial llamó su atención.

Un pequeño frasco con una sustancia en su interior que era oscura y una etiqueta en el corcho que tenía como tapa que decía “Gharam” leyó en voz alta... Abrió la botellita y la olió. Deseo nunca haberlo hecho, el fuerte y putrefacto aroma se coló por su nariz hasta llegar a sus pulmones. Tosió tratando de desahogarse de aquella pudrición y tapó la botella “Qué demonios era aquello???” Se dijo.

- Dijiste algo?-

- Ah.. No, es solo que.. Encontré esto en el bolso de Lya y...- Xena se levanto rápidamente de donde estaba fue hasta Gabrielle y se sorprendió por lo que vio.

- No tocaste nada, o sí!?- dijo arrebatándole el frasco al bardo..

- No, no, yo solo lo olí..., Xena es horrible!! Huélelo...-

Xena vio con curiosidad el frasco y vio la etiqueta.

- Que quiere decir eso?- preguntó la rubia

- Que cosa?-

- Gharam... Que es??-

- Creo que es Islam... Pero no sé lo que quiere decir-

- Lo vez Xena, tenias razón (decía tomando un pequeño frasco amarillo que decía “Kabd” y devolviéndolo al montón) Lya es un Oráculo...

- Ohh! Gabrielle..., como quisiera que fuera solo fuera eso- dijo con otro frasco con contenido azul en su mano, asombrada por lo que veía.

- Que... Que quieres decir??-

- “Zhidar”- leyó en voz alta

- Que es?-

- Es un veneno... Bebe solo una gota y mueres en un minuto..-

- Y que quieres decir con todo esto?-

- Creo que hemos subestimado el poder de tu amiga... Trata de matarse porque su poder es muy grande y no sabe como usarlo...-

- Cómo puedes estar tan segura?-

- Gabrielle, todos estos que están aquí son venenos muy fuertes... Eso que acabas de oler es para dominar poderes, mira (cogiendo otro de color verde) “Cianuro”, “Neurotoxina”, “Bufotoxina”...-

- Car-bo-xi-poli....

- Carboxipolipeptidasa... Es otro tóxico-

- Dioses...-

- Vamos Gabrielle, come que nos iremos hoy mismo- dijo la guerrera mientras se levantaba.

Gabrielle se quedo allí sorprendida por lo que se había convertido su amiga, era increíble... Se dejo de nuevo engañar por las apariencias...

____________

El viento soplaba fuertemente sobre las colinas. El suave silbido que extendía por todo el camino y dos mujeres guerreras cabalgando por el horizonte era los únicos sonidos que se escuchaban..

Hasta que de pronto una gran avanzada de soldados se les aparecieron de la nada en el camino. Argo se alzó sobre sus patas traseras sorprendido por los soldados pero Xena estaba agarrada a las riendas fuertemente. Gabrielle que estaba un poco más atrás freno sin problemas y dio la vuelta a su caballo calmándolo. Las dos estaban muy sorprendidas de como habían aparecido. Entonces fue Xena la que hablo.

- De acuerdo, hagamos esto más fácil y háganse a un lado antes de que les rompa el cuello a cada uno..-

Pero los soldados ni siquiera se movieron de sus lugares, se limitaron a mirarlas intimidantemente...

- Es que no me oyeron!?.. Háganse aún lado!!???- gritó la guerrera..

- De acuerdo ustedes lo pidieron... (bajando del caballo)-

- Xena, cuidado....-

Los soldados estaban parados frente a ella con su mirada fija en ella y el bardo que aún estaba sobre el caballo preocupada por Xena.

- Largo...- dijo con voz calmada y suave.

De pronto el silbido del viento empezó a agudizarse, levantando un montón de tierra. Xena sacó su espada, pero los soldados habían desaparecido como habían llegado.

Todo empezó a empeorar... El viento arrastraba la arena dejando a Xena y a Gabrielle sin visión alguna.

- Xena!-

- Gabrielle, quédate donde estas!!, no te muevas!!!-

El cielo empezó a oscurecerse y el viento no dejaba de soplar con toda su furia, Gabrielle no podía sostenerse de las riendas de... (su caballo sin nombre).

- Xena... No puedo...-

- Gabrielle!-

Los truenos retumbaban en la tierra, los rayos caían sobre los árboles incendiándolos... Gabrielle calló del caballo de espaldas, pero no se hizo daño..

- Hades!!!-

- Gabrielle!?-

El bardo se levantó sobre sus brazos y abrió dificultosamente sus ojos observando horrorizada el paisaje. Nubes negras cubrían el cielo, árboles quemándose a su alrededor, las centellas caían libremente iluminado el oscuro cielo. Volvió a cerrar los ojo y se levanto un poco con una de sus manos en el suelo junto con una de sus rodillas. Se cubrió con su mano libre sus ojos y los abrió un poco buscando a Xena que estaba frente delante de ella aferrada al piso...

- Xena!!!!?- Gabrielle caminó con dificultad hacia delante pero calló de nuevo al suelo y cubriendo sus ojos, cuando estaba un poco más cerca de Xena extendió su brazo.

- Xena! Toma mi mano!!!-

- Gabrielle! No puedo verte donde estas!????-

- Vamos!.. Estoy detrás de ti!!!-

Xena abrió un poco los ojos y vio atrás a su bardo extendiéndole su mano en el suelo. Otro trueno reventó en la tierra sacudiéndola un poco, haciendo que las dos se taparan los oídos. Cuando terminó, Gabrielle volvió a extender su mano tratando de levantarse con sus piernas arrodilladas y un brazo pegado a su pecho.

- Xena!??-

Xena volvió a estirar el brazo, faltaban solo centímetros para que se tocaran. El bardo con una expresión de dolor se estiró un poco más al igual que Xena...

- Ahhhggg!!!!- gritó Gabrielle por último, saltando ayudada de sus rodillas y cayendo sobre el cuerpo de la guerrera...

Otro trueno retumbó sobre ellas el más fuerte que habían escuchado tal vez, y el sonido del viento se volvió un rugido infernal... Las centellas caían por todos lados y la tierra pegaba con tanta fuerza sobre los cuerpos que hacían daño..

Gabrielle se aferró abrazada fuertemente al cuerpo de Xena y esta hizo lo mismo con los ojos cerrados protegiendo a la rubia y esperando que todo esto pasara pronto.

-Gabrielle no te sueltes!!!-

- Ni que estuviera loca!!!-

Y en un momento, todo empezó a calmarse, el brutal ruido del viento cesó, la tierra volvía a su lugar, y ya no había rastro de trueno alguno. Las nubes se disiparon lentamente dando paso al sol del atardecer, bañando de un color sangre las colinas y descubriendo los cuerpos abrazados de dos mujeres en medio del paisaje..

Xena abrió lentamente sus ojos tratando de acostumbrarse a la luz rojiza del sol y fue cuando vio el cuerpo inerte del bardo sobre el suyo.

- Gabrielle?- Xena movió un poco al bardo viendo si respondía... - Vamos Gabrielle, despierta!, ya todo a pasado!-

El cuerpo de Gabrielle empezó a moverse entre los brazos de Xena y con un hilo de voz pudo gesticular...

- Xena...-

- Oh! Por los dioses Gabrielle me has dado un susto de muerte! No me vuelvas hacer eso quieres!?- dijo la guerrera mientras estrechaba su cuerpo más al de ella.

- Que demonios fue lo que paso?- dijo la rubia respondiendo al abrazo pero separándose en un momento quedando sentada sobre la guerrera..

- Creo... (levantándose con ayuda de Gabrielle) creo que hemos llegado a Delfos...- Dijo cuando ya estuvo levantada y observando al horizonte un pequeño pueblo iluminado por las luces de las casas y justo en medio estaba el templo de Apolo.

- Xena, que nos va a pasar- preguntó Gabrielle a un lado de Xena.

- No lo sé Gabrielle, y si me dieran la oportunidad de saberlo créeme que no querría que me lo dijeran..-

- Tan malo podría ser?-

- Gabrielle, Apolo es el Dios del sol, pero también es de la adivinación y cosas así... Ves ese templo que esta allá?... (señalándolo con su mano) Esta construido en honor a él. Dentro tiene a los mejores oráculos de Grecia y quien sabe que más.... Pero esto no es lo peor..-

- Que es?-

- Pueden llegar a controlar nuestras mentes Gabrielle... Mira, esto que paso no será lo único que veamos por aquí.. Tenemos que estar preparadas para cualquier clase de truco.. Debemos aprender a controlar nuestras mentes...-

________________________

Las dos mujeres bajaron entonces la empinada colina para poder llegar al pueblo. Pero ya estaba oscureciendo y el frío se empezaba a apoderar de todo cuerpo material.

- Nos detendremos aquí..- dijo Xena bajando de un salto de Argos.

- No falta mucho para llegar a la villa....-

- Esta haciendo mucho frío y la oscuridad no nos dejará ver... Ve a buscar algunas ramas para el fuego, yo acomodaré las pieles-

- De acuerdo...- El bardo se dispuso a salir pero la voz de Xena la volvió a llamar..

- Gabrielle... Solo... ten mucho cuidado sí?, recuerda que todo esta en tu mente y que nada es real-

Gabrielle asintió y salió de allí un poco preocupada por no saber que era lo que iba pasar. El frío se acentuaba cada vez que se adentraba más al bosque, una leve neblina cubría el piso dejando invisibles sus pies, Gabrielle daba gracias a los Dioses por tener aquella chaqueta que la cubría casi por completo.

Se agacho un poco para recoger unas ramas secas que estaban en el suelo y otras que estaban más lejos y vio allí el pequeño riachuelo que la seguía desde que salieron de Epiro. Sonrió un poco y se fue hasta él soltando las ramas. No había tomado agua desde que habían salido de aquel campamento y de verdad tenía mucha sed.

Vio en el agua tranquila el reflejo de la luna que se asomaba sobre la neblina que recubría el agua. El bardo se arrodilló frente a su reflejo y llevó sus manos dentro del agua sacando un poco y llevándola a su boca cerrando los ojos ante el placer que sentía por el agua calmando su sed. Respiró profundamente y devolvió de nuevo su mirada al agua, lo que vio ...o mejor dicho... Lo que no vio la dejo algo confundida.

Su reflejo se había ido, había desaparecido... Aún sobre sus rodillas se acercó más al agua apoyándose con sus manos en el suelo. Se acercaba un poco más al agua tratando de encontrar su perdido reflejo hasta que su nariz casi rozaba el agua y así se quedo un rato...

Hasta que de repente una figura en forma de mano salió del agua tan rápidamente que el bardo no tuvo tiempo de reaccionar y la tomó del cuello muy fuertemente. Su primer reflejo fue aguantarse de la mano pero era de agua y sus manos la atravesaron.

- Aggghh.... Aghhhh!!-

Gabrielle intentaba zafare de la mano, pero mientras más lo intentaba más y más fuerza ejercía la figura sobre su cuello, pero no le importaba, lo único que quería era salir de allí.

La mano líquida empezó a elevarse lentamente y mostrando una figura de mujer. No se le veía color de piel u otra característica que ayudará a reconocerla porque todavía no se había solidificado.

Pero fue entonces cuando empezó a tomar forma. Era de apariencia atlética, cabellos cortos y brazos bien formados. Con la poca visibilidad que Gabrielle tenía en ese momento pudo reconocer la figura... Pero no podía ser... Sencillamente no podía ser, y con lo poco que le quedaba de aire pudo gesticular...

- Ly... Lya....- La rubia ya estaba que no tocaba el piso. La figura de Lya se había alzado a la par con ella dejándola en los aires. Pero entonces, tan rápido como apareció la mano, la soltó como si la hubieran quemado y todavía alzada sobre el agua observó a Gabrielle que yacía en el suelo, tosiendo y tomándose su muy lastimado cuello.

La figura la miraba con curiosidad, mientras que la luna alumbraba su silueta y el frío de la noche convertido en tinieblas rodeaban al bardo. Y fue cuando con solo un soplido del viento se desvaneció cayendo en el río como lo que siempre había sido.

Gabrielle estaba muy confundida, no sabía que había visto, no sabía que creer, pero si recordaba como aquella figura la alzaba ahorcándola dejándola sin recursos. Cuando por fin había para do de toser alzó el rostro lentamente esperando ver de nuevo a la que al parecer era Lya, pero únicamente se encontró con la fría oscuridad que la rodeaba y se quedo allí recuperando todo el aire perdido.

______________________

En el templo una mujer morena y de cabellos cortos tan negros como el azabache, meditaba sobre un altar con su cabeza baja. “Había escuchado a aquella mujer rubia, totalmente desconocida para ella, llamarla por su nombre o fue solo su imaginación?”. Después de pensar en esto sonrió irónicamente. “La que controla mentes engañada por su propia mente... No, imposible...”. Pero aquella mujer le parecía tan conocida y desconocida a la vez..., y la llamó por su nombre...

- Apolo!!- llamó Lya ante tanta confusión.

Ella veía al Dios como un padre que, según le habían dicho, nunca había tenido, lo único que le quedaba era creerle... Después de todo, lo que quedaba en su mente eran recuerdos vagos e inconclusos..., solo le quedaba confiar en el Dios...

- Apolo, muéstrate!- Vociferó por última vez y fue hasta que se mostró saliendo de una cortina de luz blanca que se desvanecía a su alrededor.

- Llamabas?-

- Apolo, me le aparecí a una de las mujeres que me pediste manipular sus mentes, a la rubia y...-

- Te le apareciste a la rubia!!!??- gritó desesperado tomando a Lya de los brazos. - Te ordené que no lo hicieras!!-

- Yo..., no quise...-

- Ya, ya olvídalo... Ya es muy tarde...- Dándole la espalda.

- Tarde para que?... Apolo, esa mujer me llamó por mi nombre!!!, y se me parecía tan conocida, quien es ella???... Las dos... Por que no me les puedo aparecer????-

- Nada importante, solo son asuntos de los que no me pude librar antes...-

- Pero yo...

- Oye!, tal vez tengas razón..., quizá sea tu mente la que te este jugando una broma... Te ves cansada ( se volteó de nuevo a ella y se fue acercando más y más.) Lo que necesitas es dormir un poco o me equivoco?, has hecho mucho hoy...- decía el Dios ya muy cerca de ella y acariciando su rostro.

Lya le miraba a los ojos mientras que los suyos se mostraban vidriosos por las lagrimas retenidas y llenos de dudas, pero una vez más, como lo había hecho siempre, confió en el Dios.

Apolo al leer sus pensamientos sonrió y se inclinó hasta los labios de Lya y con solo el roce de estos la dejo desmayada en sus brazos. Apolo la sostuvo y luego se inclino hasta su oído y le susurró.

- Haré... Todo lo que sea necesario para alcanzar la gloria.. Y tu reinaras a mi lado. (La tomo entre sus brazos y la depositó en un altar en medio del templo, donde la luz blanca del bañaba la piel ya morena de Lya) y te juro que jamás serás herida y el que se atreva solo a tocar un cabello tuyo... Lo pagará con su patética vida- decía el Dios a un lado de su amada.

Pasaron los minutos y Apolo seguía contemplando a Lya que se veía tan lejana en su profundo sueño. El Dios la observaba con tal amor que hasta Afrodita su hermana no lo hubiera podido controlar por más que quisiera. No era muy común el verle a un Dios tan sentimental y con una mujer mortal. “Pero esta tiene algo... Es su sonrisa lo que me cautiva, su cuerpo el que me atrapa, su mirada lo que me envuelve...” Pensaba el Dios, pero tenia tanto miedo de esto que le era un poco difícil demostrarlo de la forma correcta.

- Si algún día te llegases a sentir sola... Piensa en mi, yo seré siempre la persona que te amará por siempre sin ningún interés...- Apolo que se apoyaba con sus brazos y manos del altar se inclino y dio otro tímido roce contra los labios de la mujer. Pero entonces una luz destellaba a sus espaldas, una luz rosada a acompañada de pequeña lucecitas más pequeñas y amarillas abrió paso como cortinas a la mujer más bella que haya visto nunca.

- Hermanito!... Quién lo creería???, tú!, enamorado de una mortal!!!, déjame saber algo... No eras tú uno de los que decía “No necesitamos a los mortales, son pura basura” ( el Dios se volteó lentamente hasta Dita con expresión aburrida en su rostro borrando cualquier apariencia de sentimientos que se había cruzado por su rostro hacia unos momentos...

- No te des mala vida al mentirme, puedo ver en tu corazón... Perderías tu tiempo-

- Lo sé...

- Si me permites decirlo hermanito, lo estas haciendo mal... La estas reteniendo a tu lado, ella jamás te perdonaría al saber que le borraste la memoria... Que sabes tú si esto no es lo que ella quiere... La obligarías?-

- Sé que esto es lo que ella quiere!, este es su destino!, servirme a mi!!, para eso tiene el poder!!!!!- gritó molesto y luego dijo con más calma... - Yo la amo Afrodita, y sé que ella a mí...-

- Apolo, tu avaricia te ciega!... Date cuenta!.. Abre los ojos!...- Y con esto la diosa desapareció dejando un rostro de luces amarillas, tal y como había llegado...

Apolo se dio vuelta muy enfadado y sus ojos se volvieron blancos y nublados como antes pero de ellos salía una neblina azul y entonces cerro sus ojos y alzó su rostro.

- Ni siquiera ustedes Xena y Gabrielle, que acabaron con casi todo el Olimpo, podrán alejarla de mi lado... (decía aún cos sus pupilas perdidas en la neblina azul que sus ojos emanaban) ustedes no podrán evitar que mi imperio se extienda... (alzando sus brazos y respirando muy profundo)... Primero muertas...-

Continuará...


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