Disclamers: Los personajes de Xena, Gabrielle y Argos son propiedad de MCA/Universal y Renaissance Pictures, no intento infringir ningún derecho de autor ni nada de lo parecido todos los demás personajes son inventados por mi

Contenido Sexual/Violento: No hay contenido sexual explícito o implícito ni nada de lo parecido. Mi historia se basa en la gran amistad de estas dos mujeres y de violencia si tiene un poco así que si no te gusta no lo veas y vete a contar estrellas.

Se la dedico especialmente a ustedes por leerla porque después de todo para ustedes fue que la hice...

Comentarios, amenazas de muerte, criticas constructivas o no constructivas a esta dirección: bardo03@hotmail.com


JUEGOS DE LA MENTE

Por Istar

Prólogo

La noche era oscura y fría, el silencio reinaba sobre la punta de los árboles, solo el suave silbido del viento y la respiración irregular y ajetreada de una mujer lo rompía. Su sombra de mediana estatura se veía corriendo entre los árboles el sudor cubría su cuerpo haciendo brillante ante los ojos de la luna.

- Atrápenla!. No dejen que se escape, por Zeus es solo una mujer y herida!!!-

La luz de la luna se reflejó en los ojos grises de la mujer delatando su dolor y preocupación, miró hacia atrás mientras corría tropezando con una pequeña rama en su camino, cayó de boca lastimando su hombro que hacia unos momentos había sido atravesado por una flecha, no pudo aguantar el gemido que salió silenciosamente de su garganta.

Un hombre montado en su caballo que se confundía entre la oscuridad de la noche por su armadura negra, capa negra y mascara negra la escuchó, volteó bruscamente el rostro viendo la figura de la mujer guerrera en la tierra.

- JIaaaa!!- gritó echando a correr su caballo hacia ella y agitando su espada en el aire.

La guerrera vio como el caballero negro, todo como si fuera en cámara lenta. Corría hacia ella dispuesto a atraparla, pero todavía en el suelo ella sacó su espada y bloqueó el golpe del hombre. Se adelantó un poco y frenó el caballo y dándose vuelta sacó una red.

- Ni te molestes en escapar pequeña, porque hasta aquí llegaste!!, tu lugar esta en Delfos con el Dios Apolo!...-

El hombre de negro hecho a correr de nuevo a su caballo pero esta vez con red en manos. La joven ya lo tenía planeado así que se dio vuelta en el suelo sabía que iba a doler por su herida pero era necesario.

- Ahhhhh!, por Tártaro!!!- dijo la morena mientras se daba vuelta esquivando la red del guerrero. Tomó fuerzas de quien sabe donde y se echó a correr de nuevo aguantando su hombre herido.

- Puedes correr pequeña, pero no esconderte!!!, me oíste!!!???, no escaparas de mi!!!, tienes un destino que cumplir!!-

- Si, si lo que tu digas idiota, ahhh!..., Hades, esto duele demasiado!...- dijo retirando su mano del hombro viendo como salía la sangre en pequeños hilos. Pero aún así siguió corriendo, esta vez por supuesto, sin mirar atrás.

I parte

El encuentro

Su visión ya se nublaba, el peso de su bolsa y el dolor de su hombro le hacían muy difícil el poder continuar. Corrió un poco más pero no pudo seguir y calló sobre sus rodillas, su respiración era discontinua.

Se recostó contra un árbol tratando de respirar profundo. Se paró un momento para hacer una fogata, se había adentrado en el bosque ya muy lejos de aquellos hombres, así que decidió pasar la noche en el lugar.

Las llamas se alzaron rápidamente consumiendo el poco de leña que Lya había conseguido y alumbrando levemente su atlética figura. Sus cabellos cortos tan negros como la oscuridad de aquella fría noche, rodeando con una cinta de cuero marrón estaba su frente morena como el resto de su cuerpo, sus ojos eran de un gris metálico que ahora estaban húmedos por el dolor.

Sus ropas eran de aquella época, cubriendo su pecho tenía un top (como el de Gabrielle pero terminaba en su abdomen en una punta \ /) negro que se deshilaba al final, su pantalón de cuero abierto a los lados dándole libertad cubría sus piernas y botas hasta la mitad de sus piernas que tenían unas pequeñas hendiduras a los lados donde guardaba dos cuchillas que más de una vez le habían salvado la vida.

Lya clavó su espada a un lado, y buscaba algo con la mirada que le dijera en donde estaba. Había corrido tanto que había perdido su sentido de orientación pero no le importó demasiado, saber donde estaba era lo de menos ahora tenía que preocuparse de aquella herida.

- Esto va a doler...- se dijo quitando su mano del hombro y buscando en el suelo algunas hiervas que le ayudarían a sanar.

- Tengo que salir de aquí..., Hades en cuantos problemas me puedo meter en un día!?..., (deteniéndose)... mejor ni los cuento- se decía mientras estaba en el suelo buscando su última hierva. Pero una lejanas voces la interrumpió dejando las hiervas a un lado. Cogió de nuevo su hombro y tomó su espada dirigiéndose silenciosamente a escalar un árbol para esperar a las mujeres (porque las voces eran femeninas pudo descubrir) en la sima y “darles una buena bienvenida”, pensó olvidándose de su hombro.

- Xena ya estoy cansada, estoy muriendo de hambre y mi caballo tiene sed!.. HOLA?!!! será que la gran guerrera puede detenerse a escuchar a la pobre mujer que lleva detrás casi que a arrastras!?-

- Oh! Vamos Gabrielle!, no exageres no hemos caminado mucho, es más no hemos cabalgado mucho!. Los que deberían quejarse son los caballos-

- Que no me queje!!!, por los Dioses que queden, hemos caminado o cabalgado o como sea todo el día si seguimos en esto mi trasero quedará plano!!!-

- De acuerdo, de acuerdo!, no te desesperes solo...- La guerrera detuvo en seco a Argos y miró a su alrededor y olió el aire.

- Que?- La rubia se detuvo a un lado de ella, la observó y también olió en aire. - Humo-.

- Y no es lo único..., alguien nos observa...- dijo en voz baja mirando con detenimiento su alrededor - Sigue, has como si no lo hubieras notado-... Haciendo andar su caballo.

Gabrielle que estaba detrás, miró a Xena con extrañes y luego miró a su alrededor e hizo andar de nuevo a su caballo.

- No entiendo todavía, por qué tenemos que viajar en la noche cuando no puedo ver ni mi propia nariz?-

- Tenemos que llegar lo antes posible a Arcaya y te recuerdo que desde Macedonia hasta allá el viaje no es muy corto que digamos- dijo Xena con una sonrisa y mirando a los lados. -A demás tengo una antorcha alumbrando el camino, por lo menos puedes ver hasta la nariz de Argo...-

- Burlona..-

- Quejica..-

Lya las observaba desde lo alto de un árbol, se veía que no eran muy peligrosas pero sus experiencias le habían enseñado a no guiarse por lo que ve. Siguió caminando silenciosamente por las ramas del árbol hasta que... Krack..., pisó donde no era. Lya miró rápidamente su pie que estaba sobre la piazo e rama partida. Y se maldijo en silencio por el ruido provocado.

Xena que estaba justo debajo detuvo el caballo como si nada y sonriendo sarcásticamente sacó su Chakram y lo lanzó hasta arriba terminando de romper la rama y haciendo caer a la joven justo enfrente de ellas.

- AUUU!!..., demonios!- se quejó tomando su hombro, trató de incorporarse y alzó la mirada para encontrarse con una espada apuntándola...

- Muy bien no me hagas bajar del caballo y dime quien eres?- dijo Xena sin dejar de sonreír observando todos los rasgos físicos de la joven y percatándose de su herida.

- Quién lo pregunta?

- Sabes?... No es muy correcto responder con una pregunta cuando alguien esta apunto de atravesar tu garganta...-

- Es inevitable

- Lo sé...

-Xena porque no detente...- trató de terminar el bardo acercándose al caballo de la guerrera y percatándose de la joven herida y de pronto su rostro se lleno de pura alegría y emoción...

- Lya?-

Lya reconoció esa voz y volteó rápidamente el rostro para encontrarse con la mujer que hacia ya bastante tiempo no veía... Su rostro dibujo la misma emoción que Gabrielle.

- Gabrielle!?-

Gabrielle bajo de un salto de su caballo y fue a abrazar a su amiga con fuerza y alegría. Lya le devolvió el abrazo con una mano.

- Au!, Au! Oye, oye, cuidado bardo que me lastimas- dijo con alegría separándose un poco de ella y tomándose el hombro de nuevo.

Gabrielle tomó su rostro (el de Lya) entre sus manos recordando todos los buenos momentos que pasaron.

- Ejem... Gabrielle...- se escucho a Xena por detrás.

- Ah! sí!..., disculpa Xena, ella es Lya una vieja amiga de Potedia nunca creí volver a verla...- dijo volviendo su rostro al de la joven.

- Pues yo tampoco..., se decía que Cesar te había crucificado, junto con Xena (mirando a Xena que aún estaba sobre el caballo).-

- Bueno eso es una, larga, larga historia que te contaré por el camino...-

- Tengo mis cosas no muy lejos de aquí, se pueden quedar hasta mañana si lo desean...-

- Pues...- decía Gabrielle mirando a Xena que le devolvió una sonrisa- Claro porque no, de todos modos ya nos íbamos a detener hasta que te atravesaste “accidentalmente” (riendo).-

- Oye no es gracioso... Me dolió de verdad (mirando su hombro herido)-

- Oh! Por lo Dioses!, estas herida (cambiando su expresión a preocupación y quitando las manos del hombro)-

- Pues si fue una flecha... Yo la iba a curar hasta que apareció la “peligrosa” bardo de Potedia-

- Vamos, hay que limpiarla-

Las tres se encaminaron hasta el pequeño campamento que Lya tenia armado. Xena no había hablado en todo el camino, estaba demasiado cansada como para abrir la boca o pronunciar una palabra, era verdad había caminado todo el día... “De donde saca Gabrielle tanta energía para hablar....” Pensó Xena mirándola desde atrás, “Ese es el mayor de los misterios de toda Grecia” (mientras reía).

- Es aquí..., no es muy grande pero cabemos tres, los caballos pueden ir allá... Ahhhg..., atrás- dijo dando un leve gemido al lastimarse el hombro.

- Gabrielle ve tu a amarrar a los caballos, yo la curaré- dijo Xena observando detenidamente su hombro, Gabrielle asintió y se alejo un poco de las mujeres.

Xena llevó a Lya a un río cercano, la joven se sentó en la orilla mientras Xena buscaba las hiervas. La luna había aparecido detrás de las montañas revelando la belleza de aquellas mujeres, el viento soplaba suavemente llevando el frío a todo cuerpo que se le atravesara.

- La has cuidado bien..., y me alegro por ello... (decía Lya viendo como la guerrera limpiaba y curaba la herida).

- Hemos pasado por tanto. En verdad no quiero que ella me siga, nunca lo he querido, pero que puedo yo hacer?... Cada vez que trato de dejarla en algún sitio seguro ella nooo (explicaba con ayuda de sus manos), se empeña en seguirme... Lo hace por su voluntad y ya yo no puedo combatir contra eso... Por supuesto que la quiero y no me molesta su compañía todo lo contrario, es que...-

- No quieres que salga herida- Xena levanto la mirada algo sorprendida...

- Si, eso...-

- Escucha..., no todo a sido tú culpa... Tu no buscas problemas..., en realidad son ellos quienes te suelen encontrar... Su vida no ha sido fácil, tampoco la tuya pero pronto encontraran el descanso que tanto anhelan...- decía Lya mirándola todavía su hombro.

- Cómo es que sabes tanto acerca de mi y lo que siento?- preguntó desconfía la guerrera mirándola al rostro con curiosidad y duda.

- Tu corazón oculta muchas cosas pero muchas son tan claras como el agua de este río. Tus sentimientos por aquella mujer te revelan, pero no tienes porque sentir miedo, eso no te hará más débil..., todo lo contrario-

- Te oyes como una anciana que ha vivido ya una larga vida...-

- Tengo problemas al igual que tu princesa guerrera...- le dijo con una sonrisa en sus labios.

Gabrielle llegó donde estaban las dos mujeres hablando y se alegro de que no hubiera problemas con su amiga. Xena tenia la costumbre de hallar problemas en cada rostro que veía pero al parecer no en este.

- Bueno... Los caballos ya están bien amarrados. Vamos a comer algo antes de dormir cierto?- pregunto Gabrielle con una bella sonrisa suplicante en su rostro.

- Ah si! Como olvidar tu apetito de lobo...-

- Oye!- refunfuño sonriendo

- Tranquila comelona hay algo de pan y queso en las bolsas con algo de vino que traía-

- Bueno esto ya esta, hay que curarla todos los días pero con suerte cicatrizará por completo en unas semanas- dijo Xena terminado de vendar el hombro de la joven.

Al llegar a sus tiendas, que no estaban muy lejos, se sentaron alrededor del fuego a comer y chalar un rato por parte de Gabrielle y Lya. Xena se sentó un poco más lejitos de ellas para observar bien cada detalle de Lya. Su cara era alumbrada por las hipnóticas llamas del fuego, Xena miraba a Lya total y completamente absorta en sus pensamientos. Pensaba sobre lo que ella le había en aquel lago... “Como podía saber ella todo eso?, era una joven no mayor que Gabrielle y con cara inocente” pensaba Xena mientras Gabrielle y Lya seguían discutiendo y riendo muy animadamente... “Tal vez leyó alguna historia de Gabrielle y noto todo o tal vez no...”

- Xena?...- Se escuchaba una voz a lo lejos pronunciar su nombre pero no hizo caso. - Xena, estas bien?... Xena!-

- Ah..., que?..., si, que pasa?- Xena salió de su ensimismamiento (búsquenlo en el diccionario).

- Grecia a luna... Grecia a luna, adelante luna, Xena llevo rato tratando de hablarte- Dijo preocupada Gabrielle creyendo saber el porque Xena estaba tan callada y ensimismada (ya lo encontraron?).

- Si, si es solo que estoy un poco cansada y ya vez... Emmm.. Que me querías preguntar entonces?- Gabrielle la miró con extrañes y preguntó:

- Queríamos saber donde Tártaro estábamos y a donde nos dirigíamos si se puede preguntar por supuesto...- El bardo ya estaba un poco harta del comportamiento de la guerrera, estaba muy callada y metida en sus pensamientos, sabía que estaba cansada..., ella también lo estaba pero también conocía como la palma de su mano a la guerrera desconfiada.

- Emmm... Si claro ahora estamos a las afueras de Macedonia... , e íbamos hasta Arcaya... Emm.. Con permiso yo me voy a dormir estoy algo cansada del viaje..- Decía Xena mientras se levantaba del suelo.

- Espera..., a que te refieres con que íbamos?..-

- A que ya no es necesario ir hasta allá...

- Pero...

- Oigan estoy algo cansada será mejor que me vaya a dormir...-

Xena se levanto enseguida y fue a recostar en las mantas sin hacer caso al “pero” de Gabrielle. Lya la siguió con la mirada sabiendo que algo no estaba bien.

Gabrielle se quedo algo aturdida al principio, se levantó y se despidió de Lya. Sabia que Xena no confiaba en la joven y lo iba a discutir con ella. Recogió todas sus cosas y se fue a un lado de la guerrera.

-Pensé que ibas a hablar con tu amiga..- se escucho la voz de Xena a su lado

- Te molesta?...

- No es solo que..

- No confías en ella-

- Gabrielle, No es que no confíe es que... Ella..., no sé..., tiene algo-

- No confías en ella-

- No es eso. Escucha cuando la estaba limpiando por ejemplo. Sus palabras fueron tan bien elegidas, tan sabias, tan...-

- Xena, escúchate! No confías en ella...-

- ...-

- Si... Creo que tienes razón... No confío en ella. Y de verdad lo siento!, no quisiera sentirme así pero lo hago, para eso fue para lo que me entrenaron, no confiar en nadie, andar siempre en guardia con tus instintos siempre por delante... De verdad lo siento Gabrielle, se que es tu amiga y todo pero...-

- Sabes?..., hay veces en las que pienso en eso, y llego a la conclusión de que ni siquiera en mi podrías confiar...- La voz de Gabrielle se quebrantó al decir lo último. Le dolía que Xena no creyera en Lya, después de todo ellas habían sido amigas desde la infancia y nunca pensaría que Lya fuera capas de hacer algo malo, la quería mucho.. Tal vez como a una hermana.

- Gabrielle...-

-Buenas noches Xena..-

Xena se maldijo por ser tan estúpida. Gabrielle era en una de las pocas personas en que confiaba, como es que era capas de decir semejante cosa después de todo lo que habían pasado??? Quizás no se lo había demostrado del todo bien. La rubia se dio vuelta dándole la espalda a Xena y dispuesta a dormir. La guerrera se quedo un poco atónita por las palabras de ella pero luego pensó que tal vez estaba algo cansada y necesitaba descansar, tal y como ella lo necesitaba.

-Buenas noches Gabrielle..-

Los rayos del sol se extendían lentamente sobre el paisaje, una leve neblina recubría el verdor del pasto, el sonido del agua movida por el viento y el suave canto de los pájaros despertaron a Xena.

La mujer se estiró un poco y observo a un lado a Gabrielle. Sonrió al ver como se veía tan indefensa dormida y no se atrevió a despertarla debía estar muy cansada, pero su sonrisa se desvaneció tan rápido como apareció al recordar la discusión de anoche.

- No sabes cuanto significas para mí.., tampoco sabes cuanto me dolió oírte decir todo aquello. No es que no confíe en ti Gabrielle, de hecho eres una de las muy pocas personas en que lo hago, te confiaría mi vida si fuera necesario... Como es que no te das cuenta de eso?.- La guerrera se inclino y dio un beso delicado en su frente, para luego levantarse e ir a tomar un baño.

Pero lo que ella no sabia es que Gabrielle no estaba dormida del todo.. De hecho escucho todas y cada una de las palabras que Xena le había dicho con tanto amor y una lagrima corrió al sentir los labios sobre su frente. La verdad era que no sabia lo que había dicho..., estaba tan cansada que ni pensaba lo que decía, ni siquiera escuchaba las razones de la morena.

- Hades! que idiota soy!- se dijo la rubia para si levantándose y acomodándose para meterse en el lago también..

- Buenos días Gab como dormiste?-

- Fatal!, tuve una...

- Pequeña discusión con Xena...- completo Lya distraída arreglándose un poco el cabello que lo traía alborotado..

- Si, eso... Como lo supiste tan alto grité?-

- No, ni siquiera escuché (arreglando todavía su cabello)-

- Entonces, como es que lo sabes? (acercándose a ella con extrañes)-

- Oye, no lo sé solo lo sé y ya (retrocediendo ante la proximidad de Gabrielle todavía con sus manos en la cabeza)-

- Mmm... Solo lo sabes eh?.., Oye déjame ayudarte con eso parece que te cuesta un poco no?- decía Gabrielle con una sonrisa malvada.

- No Gabrielle!... Aléjate! (retrocediendo un poco más rápido)... No lo hagas..-

- Hacer que?, solo quiero ayudar- en un momento la rubia se lanzo contra la joven despeinándola tal y como había quedado cuando despertó-

- No!, jajajaja!..., aléjate!., detente! Ahhhh!-

- No hasta que pidas piedad!-

- Ahh!! No jajajajaaa! Déjame!-

- Ruega por tu... cabello joven guerrera!-

- De acuerdo!, de acuerdo!, piedad ya!!!!-

Los gritos y risas de las dos mujeres se escuchaban por todo el valle. Nadie hubiera imaginado que se trataba de dos guerreras jugando y riendo como niñas...

- Ja!, no has cambiado para nada!, tu cabello sigue siendo tu punto débil!-

- Y tu siempre allí para alborotarlo no!?-

- Tal y como en los viejos tiempos!- Las dos rieron por un rato más.

Gabrielle se levantó del suelo con la excusa de que iba a darse un baño, ayudo a Lya a levantarse también ofreciéndole ir también al lago pero ella se negó diciendo que ella y Xena tenia asuntos que resolver...

Los rayos del sol se reflejaban en las cristalinas aguas calentándolas con su luz. Gabrielle vio las cosas de Xena a un lado de una roca y a ella misma detrás de una cortina de agua que caía desde corta altura.

Gabrielle se fue quitando sus ropas y se adentró en el río a alcanzar ha Xena que no estaba muy lejos de ella.

El agua caía sobre su cuerpo masajeando sus adoloridos hombros. Pensaba todavía sobre la discusión de la otra noche y analizaba la situación en la que se encontraba. Una mujer que ni siquiera conocía, no confiaba en ella, no sabe de donde vino...

- La herida...- recordó diciéndose en voz baja.

Era verdad... No sabia donde, ni quien, ni como se había hecho la herida... Lo único que sabía era que había sido atravesada por una flecha “la cual no había revisado por cierto”... Pensó. De pronto unas manos fuertes y suaves cubrieron sus hombros desnudos masajeándolos con suavidad. Salió de sus pensamientos y sonrió al reconocer esas manos.

- Es eso todo lo que te he enseñado...- dijo la guerrera ladeando un poco su cuello. Gabrielle sonrió y aumento la fuerza...

- Mejor?-

- Es mejor que nada- se burló. La rubia le apretó con un poco más de fuerza el cuello sacándole un gemido de dolor a Xena.

- Y ahora?-

-Si, si.. no te preocupes-

Se quedaron un rato detrás de la cortina de agua disfrutando de la tranquilidad que desde hacia tiempo no sentía. El silencio era aterrador y algo incómodo entre ellas, así que la rubia lo rompió.

- Escucha Xena, lo que paso la otra noche.. Yo... lo siento, no quise decir todo aquello, fue un error se que me tienes toda la confianza que puedes dar y bueno soy yo la que la esta traicionando con mis quejas y todo eso...-

- Oye, no te culpo estabas demasiado cansada y yo también, dijimos cosas que ni siquiera pensamos, lo reconozco y soy yo la que lo debe sentir..-

- Mira si de verdad no confías en ella yo no debí ni debo obligarte a hacerlo, te dejaré saberlo saber por ti misma, yo simplemente no interferiré, aunque me duele saber que no confías en ella.- dijo con tristeza dejando de tasajear.

- Hey! rubia, no te preocupes, deben ser cosas mías solamente. Sabes cuan paranoica puedo ser no?...-

- Si tienes razón-

- Oye! Buscaba apoyo!, no tenias que ser tan sincera!- Decía Xena mientras reían

De pronto un grito se escuchó desde lejos, caballos galopando estremecían el suelo y sonidos de espadas chocando rompían aquella tranquilidad y armonía que se sentía.

- Demasiado bonito para ser verdad...- dijo la guerrera apartándose rápidamente de Gabrielle y dirigiéndose hasta la orilla para recuperar sus cosas.

- Lya!- exclamó Gabrielle imitando a Xena..

Mientras más se acercaban más fuerte se hacían los ruidos de las espadas y golpes. Pero lo que vieron las asombro mucho más...

Allí en medio de cinco hombres, la joven guerrera peleando ardua y muy ágilmente. Hacia la mejor combinación de movimientos que Xena hubiera visto, trabajaba mejor con sus cuchillas aunque también era muy buena con la espada. Los soldados estaban vestidos de negro con un sello en sus pechos de un dibujo de un sol pudo ver Xena.

- Gabrielle!, Xena!...- gritó desde lejos Lya que peleaba con un solo brazo debido al estado en que se encontraba el otro..

Xena reaccionó entonces y se fue directamente contra uno de ellos matándolo de un golpe en el cuello. Gabrielle aún no lo podía creer, allí frente a sus ojos la pequeña niña de Potedia que jugaba a las escondidas con ella y temía a las hormigas, defendiéndose golpeando quizás hasta la muerte a aquellos soldados... Sencillamente no lo podía creer.

- Gabrielle!-

El grito de Xena la sacó de su mundo pero el fuerte golpe que recibió en la cara la devolvió a la realidad.

- Maldito!- exclamó tomándose la barbilla. El hombre fue a dar otro golpe, pero se sorprendió al ser atrapado por la rubia y doblado hasta la espalda hasta partirlo, dio un grito y calló al suelo SUMAMENTE adolorido.

Sacudió un poco su cabeza tratando de concentrarse en los demás hombres que trataran de golpearla.

Lya por su parte estaba metida en muchos problemas, su brazo no la dejaba pelear bien, ya tenía una ceja rota sangrando y estaba muy agitada. Xena pudo ver todo esto y fue rápidamente a ayudarla pero de repente dos hombres la agarraron por los brazos impidiendo que se entrometiera. La fuerza de Xena era muy grande pero esta tenía un limite que justamente rompían los dos hombres de 120 k de fuerza tomándola por los brazos.

- Ahhhh! Déjenme!... Gabrielle!, ayuda a Lya!!!- gritó tratando de liberase de aquellas manos. Pero Gabrielle tenía sus propios problemas, tenía a dos hombres enfrente impidiéndole el paso.

- Lya!!!!- llamaba el bardo tratando de quitarse de encima a los dos soldados.

La joven se encontraba ya en el límite, sus fuerzas estaban agotadas y su hombro le dolía como el Tártaro. Alzó su espada evitando un golpe directo de otra sobre su cabeza, pero la fuerza con que lo detuvo fue tal que no aguanto y calló arrodillada con expresión de dolor en su cara y un leve quejido que hacia brotar las lagrimas de sus ojos.

- NO!!! Levántate!, Lya!-

Sin ya no poder aguantar la joven calló sobre la tierra agotada e inconsciente. Uno de los soldados la levantó y la puso sobre su caballo y otro más a lo lejos gritó la retirada.

Todos huyeron de allí los que aguantaban a Xena desaparecieron en un instante y los que estaban frente a Gabrielle, todos corrían hasta los caballos sin detenerse pues ya habían cumplido con su misión...

El bardo se encontraba ya en el suelo debido a un golpe en su cabeza, solo alcanzó a levantar la vista del piso y ver hacia el horizonte donde los caballos se perdían.

-Lya...- Y con esto calló inconsciente de nuevo.

- Gabrielle!...- gritó Xena corriendo hacia ella.

- Gracias a los dioses.. No es tan grave, ni siquiera hay sangre..., el golpe tuvo que haber sido duro entonces... (revisando su cabeza y encontrando una pequeña herida en ella). - Demonios! Ves porque no me gusta traerte conmigo?...-

- Xena....-

- Gabrielle! Estas bien!?, te duele?- preguntó Xena muy preocupada por su estado.

- Eh..., no, no estoy bien... Tenemos que encontrarla vamos... Ahhgg!!-

- Estas herida, partiremos mañana o cuando te haya pasado el dolor, no ahora (cargándola y recostándola sobre las pieles acomodando su cabeza para que no se lastimara)-

- Xena pero y si la lastiman o le pasa algo!?... Yo no podría perdonármelo!!... Tengo que buscarla (tratando de pararse pero el dolor en la parte baja de su cabeza y las manos de Xena la devolvieron a la cama)

- Escucha..., no la lastimaran... Si hubieran querido hacerlo ya lo hubieran hecho...-

-No le pasará nada...- y acercándose un poco más a su oído le susurró...

-Confía en mí...-

Gabrielle sonrió ha estas últimas palabras y calló en un profundo sueño... Xena la arropó hasta el pecho y la recostó sobre sus piernas para limpiar la pequeña herida en su cabeza con suma delicadeza.

Entonces Xena comenzó a recordar lo que había pasado, la joven e “inocente niña” de Potedia peleando contra todos aquellos hombres fuertes y armados. Todavía recordaba los movimientos y saltos que daba todo era tan impresionante “incluso lo hacia con un brazo vendado” recordó la guerrera. Xena terminó de limpiar la herida de la rubia y la recostó de nuevo sobre las pieles. Se levantó y fue en búsqueda de alguna pista que le dijera donde podían estar...

- Ese sol que tenían en el pecho... Apolo..., pero para que querría él a una niña???- se decía Xena en voz alta y recordó como la “niña” se defendía de aquellos hombres.

De pronto en el camino se encontró con la flecha que había atravesado el hombro de Lya, se agachó, vio la sangre y la olió, llevaba un día de seca la sangre, sin duda debía ser de Lya. Observó con cuidado la flecha y vio que la punta tenia un sello de un sol rodeado de figuras abstractas.

- Bueno... Tal vez niña no fue un muy buen calificativo para ella....- dijo por último la guerrera tirando la flecha al suelo.

CONTINUARA....


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