Disclaimer: Estos personajes blablabla... ¿esta claro?.

Avisos: Es una historia distraida, pensada como si se tratara de un capitulo, asi que no es muy larga. Espero que os guste.

Correo: Gioconda91@hotmail.com


POR LLEGAR ANTES A LA META

Autora: Elora Danan Xenagab

La noche era cálida y silenciosa, solo el crepitar de una hoguera se atrevía a perturbar la calma. Gabrielle estaba sentada al lado de fuego, pensado en el titulo de su nueva historia.
- ¿Ares tenia una vieja granja o el viejo Ares tenia una granja?. Mmmmm. ¿Tu que opinas?.- Pregunto a una pequeña ardilla que roía una almendra cerca. La ardilla la miro por un momento, para luego volver con su almendra.- Si Xena estuviera aquí.- Se quejo la bardo.
- El viejo Ares tenia una granja.- Una voz infantil y dulce sonó tras ella.
- Afrodita.- La bardo le sonrió complacida.- ¿Vienes a hacerme compañía?.- Pregunto encantada de no encontrarse sola.
- Pues claro.- Contesto la diosa con disimulo, sentándose junto a la bardo.
- Cuanto te lo agradezco. Xena me dejo sola en este bosque.- Refunfuño la bardo.
- ¿A donde fue?.- Pregunto la diosa extrañada mirando los alrededores.
- Ella y Eve quedaron en pasar este día juntas, "a solas".- Recalco la rubia.
- Oh.
- Oh, si. ¿Pero que podía hacer yo?.- pregunto enfadada la rubia, no sabia si lo estaba consigo mismo o con las dos mujeres que mas quería.
- ¡¡Divertirte!!.- Exclamo la diosa.- Para eso me tienes a mi.- Gabrielle dejo aun lado el pergamino y miro atenta a la diosa.
- ¿A que te refieres?.- Pregunto la bardo.
- Se están celebrando unos juegos en Arcadia, cerca de aquí. Jasos, el rey de la región ha prometido un gran premio para los ganadores. ¿Por que no participas?.- Sugirió la diosa.
- ¿Cuanto duraran los juegos?.- Pregunto la rubia.
- Todo el día de mañana.- Contesto la rubia.
- No tengo nada mejor que hacer.- reflexiono la rubia.
- ¿Eso quiere decir que vas a participar?.- La rubia sonrió a Afrodita.
- Seria divertido.
- ¡¡Estupendo!! ¿Y a que estamos esperando?.- Exclamo la diosa levantándose.
**********************
La ciudad estaba repleta de mercaderes, jóvenes y hermosas doncellas. La bardo lo admiraba todo embelesada. A lo lejos se alzaba un gran hipódromo de carreras.
- Esto es maravilloso.- Opino la bardo encantada.
- ¿Verdad que si?, Jasos no escatima en gastos.- Contesto Afrodita que iba andando a su lado, vestida de simple aldeana para disimular su condición.- ¿Por que harán unos vestidos tan asfixiantes?.- Se quejo.
- Afrodita, no puedes ir por ahí vestida como vas normalmente, aquí hay muchas hormonas masculinas activas.- Bromeo la bardo.
- Con estos trapos parezco una pordiosera.
- Deja de quejarte.
- Claro, tu si puedes ir enseñando el obligo.- Dijo enfurruñada la diosa. Gabrielle se echo a reír.
- Debe ser allí.- Dijo la bardo, señalando una fila de jóvenes que esperaban para apuntarse en los juegos.- Vamos.
Esperaron un rato en la gran fila, pero la espera se alargaba cada vez mas y Afrodita empezaba a desesperarse.
- ¡¡Vaya una moneda de oro!!.- Exclamo señalando al suelo. Varios jóvenes se salieron de la fila y Gabrielle y ella se adelantaron. Gabrielle sonrió a la diosa, mientras los muchachos se pegaban a mamporros por conseguir la moneda.
- Bien hecho.- Afrodita sonrió picadamente.
- Me encanta verles luchar.
Finalmente Gabrielle llego a la mesa, deseosa de apuntarse. El hombre que apuntaba a los participantes era rechoncho y tenia unas grandes cejas pobladas. Miro torvamente a la rubia.
- ¿Que quieres?.- Pregunto secamente.
- Quiero apuntarme.- Aclaro la rubia tranquilamente. Muchos de los que esperaban tras ella empezaron a reír.
- Una mujer no puede participar.- Contesto secamente el hombre.- El siguiente.
- ¿Como que una mujer no puede participar?.- Pregunto airada la rubia.
- Siguiente.
- Pero esto no es justo...- El hombre llamo la atención de dos guardas que echaron a Gabrielle de la fila.- ¡¡¡¡Brutos, mas que brutos!!!!. ¡¡¡Os damos miedo, eso es lo que pasa, os da miedo que una mujer os gane!!!.
- No insistas Gabrielle, no van a dejarte participar.
- Ja, eso lo veremos.- Dijo Gabrielle levantando su lindo trasero del suelo.
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- Gabrielle, mmm, no creo que esto sea buena idea.
- Calla, tu déjame esto a mi.- La diosa se apretó fuertemente contra Gabrielle, quien ahora lucia realmente como un joven. La diosa sonrió.
- Si cariño.- Gabrielle puso los ojos en blanco. De nuevo la fila avanzaba.
- Siguiente.- Gabrielle se adelanto sonriendo.
- Quiero participar.- Dijo con una voz aguda y grave. El viejo y rechoncho hombre la miro extrañado.
- ¿Nombre?.
- Eh, eh...
- Hipomeno, se llama Hipomeno.- Se adelanto la diosa.
- ¿De quien eres hijo?.
- De...
- De Megareo y Merope.- Volvió a adelantarse la diosa. Gabrielle le hecho una mirada furibunda.
- ¿Vas a dejar que tu mujer conteste por ti?.- Dijo el viejo burlándose. Gabrielle se sonrojo.
- Calla mujer, no ves que me dejas en ridículo.- Dijo gravemente.
- Oh, lo siento, amorcito.- Contesto la diosa.
- ¡¡Y no me llames amorcito!!.
- Si, mi amorcito.- Las risas burlonas empezaron a escucharse de nuevo.
- Bueno, ya basta.- Exclamo el viejo. -¿Edad?.
- 24 años.
- ¿Profesión?.
- Eh, soy... soy mercenario.- Aclaro envarándose. Hubo algunas risas burlonas de nuevo.
- ¿Mercenario eh?.- Dijo el viejo sin dar crédito de ello.- ¿En que pruebas vas a participar?.
- ¿Cuales hay?.- Pregunto la rubia. El hombre frunció el ceño.
- Carrera, salto, lanzamiento de jabalina, disco, tiro al arco...
- Carrera estará bien.- Opino la rubia.
- Otro para carrera.- El viejo miro a otro hombre que se sentaba a su lado.- Pasa ya, mercenario.- Gabrielle salió de la fila y suspiro aliviada.
- La próxima vez mantén la boquita cerrada.- Sugirió a la diosa, que se echo a reír.
**********************
En la palestra había cientos de jóvenes fuertes y musculosos ejercitándose. Por desgracia Afrodita no había podido entrar. Gabrielle se sonrojo ante el panorama. Suspiro y se acerco a uno de los jóvenes, que estaba sentado junto a un ciprés escribiendo algo en un pergamino.
- Hola, me llamo Hipomenes.-Dijo la rubia agachándose junto al joven.
- Hola, yo soy Telemaco.- Contesto el joven sonriéndole y estrechándole la mano.
- ¿Que escribes?.- Pregunto la rubia curiosa.
- Escribo sobre mi padre.- Aclaro el chico y seguidamente le ofreció uvas a la bardo.
- Gracias.- Contesto Gabrielle metiéndose una en la boca.-¿Quien es tu padre?.
- Ulises.- Gabrielle escupió la uva que le dio a Telemaco en la cara.
- Lo siento.- Rogó avergonzada.
- No te preocupes.- Dijo divertido Telemaco.- A todos les sorprende cuando les digo que mi padre es Ulises.
- Te aseguro que a mi me sorprende el doble.- Susurro la rubia entre dientes. Miro al joven por un momento. Tenia el cabello negro y rizado, de un lustroso divino. Sus ojos eran igual de azules que los de su padre y su sonrisa era prácticamente la misma.- Te pareces mucho a el.- Susgirio en voz alta.
- ¿Como?. ¿Acaso tu le conoces?.- Pregunto el chico extrañado. Gabrielle abrió los ojos sorprendida.
- No, pero mi padre lucho con el en la guerra de Troya y me lo ha descrito tantas veces que creo que lo he visto.- Contesto.
- Pues tienes razón, me parezco a el.- Contesto Telemaco sonriendo.- ¿En que modalidad participaras?.- Pregunto.
- En carrera.- Telemaco sonrió.
- Ya veo.- Gabrielle lo miro sin entender.
- ¿Y tu?.- Pregunto la rubia.
- En carrera por supuesto.- Dijo el chico sonriéndole.
- Oh. Sabes, yo también escribo.
- En serio, ¿y que escribes?.- Pregunto Telemaco.
- Sobre Xena, la Princesa Guerrera.- Esta vez fue el chico el que la miro sorprendido.
- ¿La conoces?.- Pregunto.
- Por supuesto... somos buenas... mmm, buenos amigos.
- Guau, debe estar ya muy vieja, como mi padre. ¿Sabes que ellos se conocían?.- Pregunto el chico poniéndose en pie.
- Mas de lo que tu te crees.- Contesto Gabrielle murmurando entre dientes.
- ¿Dijiste algo?.- Pregunto el chico.
- Que tengo estrés.- Contesto Gabrielle sonriendo.
- Oh, pues puedes relajarte en las termas.
- No, no, tengo que entrenar.- Aclaro la rubia.
- Bien, nos veremos mas tarde. Mucho gusto en conocerte Hipomeno.
- Lo mismo digo, Telemaco.
**********************
- Se suponía que ibas a entrenar, no a ligar.- Dijo Afrodita con media sonrisa.
- Afrodita, ¿estas loca?, pueden verte.- Dijo la bardo mirándola aterrada.
- Tranquila, solo puedes verme tu.- Aclaro la diosa.
- Oh.
- Bueno, estas preparada, las carreras son dentro de media hora.- Le aclaro la diosa.
- Si, lo estoy, pero estos jóvenes son mucho mas rápidos que yo, Afrodita.
- No, no te preocupes, solo te tienes que preocupar de ella.- Aclaro la diosa, señalando a una joven que competía en la pista de entrenamiento.
- Vaya, si que corre deprisa. ¿Pero no decían que las chicas no podían participar?.- Pregunto Gabrielle airada.
- Bueno, si, excepto ella. Es Atalanta, la hija de Jasos.- Aclaro la diosa.
- Ya entiendo.
- Siempre ha ganado todas las carreras, pero esta vez ganaras tu.- Dijo la diosa contenta.
- ¿Como estas tan segura?.- Pregunto la bardo extrañada.
- Porque tengo una sorpresa para ti.
- Afrodita...- Dijo amenazante la rubia.
- No te preocupes de nada y vete a prepararte, la carrera va a empezar.- Afrodita desapareció dejando a una bardo algo preocupada.
**********************
- POR FAVOR, AQUELLOS QUE ESTEN APUNTADOS EN LA MODALIDAD DE CARRERA QUE VAYAN ENTRANDO EN EL HIPODROMO Y OCUPANDO SUS PUESTO.- Aviso una voz a los participantes. Gabrielle se alisto y se ajusto bien las zapatillas. Junto con los demás jóvenes se coloco en la pista. Telemaco la saludo desde la otra punta. Gabrielle respiro hondo varias veces. A su lado se coloco Atalanta.
- ¿Tu debes de ser nuevo?.- Pregunto la chica con una sonrisa frívola.
- Soy Hipomeno.- Gabrielle alargo la mano, que Atalanta un poco extrañada la estrecho. Gabrielle la observo, su pelo era castaño claro, lo llevaba recogido en una larga cola de caballo. Sus ojos eran grises y su sonrisa amplia y hermosa, tan brillantes como la de Xena. Se dijo a si misma que era una chica bastante hermosa.
- Suerte.- Sugirió la chica mirándola complacida, pues el chico le había agradado.
- Suerte para ti también.- Contesto Gabrielle sonriéndole sonrojada.
- PREPARADOS, LISTOS Y YA.- Los 20 o 30 jóvenes salieron como balas, mientras Atalanta y Gabrielle corrían a un ritmo suave, casi a la par. Tenia que dar 5 vueltas al hipódromo y Gabrielle sabia que no debía llevar un ritmo tan frenético como el de los demás. En la primera vuelta 10 jóvenes se habían retirado ya de la competición. Atalanta sonreía segura de si misma. Mientras Gabrielle la miraba preocupada.
- ¿Así que quieres el premio que mi padre ha prometido?.- Pregunto la chica, mirando al que ella creía que era un hermoso joven.
- No hables, te cansaras.- Contesto Gabrielle y siguió en silencio. Atalanta la miro con interés.
A la cuarta vuelta, tan solo quedaban en la pista Telemaco, Gabrielle y Atalanta, pero el joven callo rendido en mitad de la ultima vuelta y golpeo furioso el suelo. Gabrielle y Atalanta siguieron con la carrera. De pronto, todos los jóvenes que había perdido, vitoreaban a Gabrielle y la animaban para que ganase. Gabrielle sonreía halagada.
- Pobrecillos.- Murmuro Atalanta. Y entonces apretó mas su ritmo y a punto estuvo de dejar a Gabrielle descolgada, pero entonces la joven princesa vio algo brillando en el suelo. Una manzana de oro refulgía en la pista. Atalanta no se lo pensó dos veces y se paro a recogerla, poniéndola en su regazo. Gabrielle aprovecho para alcanzara. Entonces encontró otra manzana y Atalanta volvió a detenerse. Gabrielle se puso a su altura y la miro extrañada. De nuevo Atalanta vio una tercera manzana y se agacho a recogerla poniéndola en su regazo. Pero ahora era tanto el peso que portaba, que se fue quedando atrás y Gabrielle alcanzo la meta orgullosa y exhausta.- Todos los jóvenes la alzaron en vitores y Atalanta veía la escena sorprendida, pero no enfadada.
**********************
- Has ganado Afrodita, no se de donde lo sacaste, pero espero que no le hayas echado ningún conjuro.- Refunfuño el viejo molesto.
- No lo hice, no hizo falta.- Aclaro la diosa triunfante.
- Esta bien, como te prometí dejare de matar a los jóvenes que pierdan en las carreras con mi hija.- Afrodita sonrió.
- ¿Y bien, donde esta ese joven apuesto?.- Pregunto el viejo, haciendo una señal para que dejaran entrar al ganador. Cuando lo vio, comprendió por que su hija había insistido tanto.- ¿Cual es tu nombre, joven?.- Pregunto el rey Jasos.
- Soy Hipomeno.- Aclaro la bardo, mirando consternada a Afrodita, que se sentaba a un lado del rey.
- Hipomeno, prometí que le daría un gran premio al ganador de la carrera y yo nunca miento. Pero siéntate, muchacho y come y bebe con nosotros.- Gabrielle se sentó al lado de Afrodita y la miro acusadora.
- Ya te explicare.- Susurro la diosa.
- Bebe, hermoso joven y come, que cuando te hayas saciado, te daré tu premio.- Aclaro el viejo. Gabrielle bebía vino distraída y asistía complacida a los bailes de las doncellas del castillo. Sus cachetes sonrojados le daban un aspecto inocente y mas juvenil. El rey hizo un gesto a las doncellas para que desapareciera y miro a Gabrielle fijamente.
- Tu belleza es digna de mi hija. He aquí tu premio.- Atalanta salió de detrás de unas cortinas y vestida con un traje de ceremonia matrimonial se acerco a Gabrielle.- Te concedo la mano de mi hermosa hija.- Aclaro el viejo, sonriendo complacido con su yerno. Atalanta se acerco a ella y levantando su velo la beso en los labios deleitándose. Cuando se separo, Gabrielle y Afrodita se miraron asustadas.
- ¿Ocurre algo?.- Pregunto el viejo.
- ¡¡NO!!.- Contestaron la dos cómplices a la vez.
- Rey Jasos, si me permite, me gustaría despedirme de mi protegido a solas.- Aclaro la diosa. Atalanta y el rey asintieron y desaparecieron de la sala.
- Afrodita, VOY A MATARTE.- Grito airada Gabrielle dirigiéndose hacia ella.
- Espera, espera, deja que te explique.
- Mas vale que todo esto sea por una buena razón.- refunfuño la bardo.
- Pues claro, veras, Jasos lleva años convocando estas carreras, pero su hija siempre ganaba y a los demás participantes los mataba.
- ¿Los mataba?.- Pregunto Gabrielle.
- Así es, pero hicimos un trato, y le hice prometer que si un joven ganaba a su hija, nunca mas mataría a los perdedores.
- Oh, estupendo, no se por que me fió de ti, Afrodita, olvidaba que siempre me metes en líos.
- Vamos, no me negaras que fue por una buena razón.
- ¿Y que hacemos ahora?. No puedo casarme con ella.
- Pero si no lo haces Jasos se enfadara, tiene un temperamento muy violento.
- Pues yo no me voy a casar con Atalanta. Le diremos la verdad, que soy una mujer.
- ¿Aun a riesgo de que te mate?.- Pregunto la diosa.
- Si hay algún riesgo tu me sacaras de aquí, puesto que tu me metiste en este problema.
- Oh, claro, siempre tengo la culpa...- callo cuando Gabrielle la miro torvamente.
**********************
- Veras rey Jasos, puede que este asunto le pueda molestar, pero soy una persona honrada y hay algo que debo decirle a usted y a su hija.- Dijo Gabrielle con su propia voz.
- Adelante joven, di aquello que tanto parece mortificarte.- Le insto el viejo.
- Yo soy... soy...
- ¿Una mujer?.- Pregunto el viejo sonriendo.
- Si.- Dijo Gabrielle sorprendida.
- Mi hija ya se dio cuenta, jovencita, pero ella no ve impedimento alguno para que le ceremonia no se lleve a cabo.- Gabrielle escupió el vino y se atoro.
- ¿Quiere decir que su hija sigue queriendo casarse conmigo?.- Pregunto la bardo sorprendida.
- Si, deseo casarme contigo.- Contesto la joven sonriente.
- Pero... pero... yo...
- Solo habría una cosa que me enfadaría mucho y seria que te negaras a tomar a mi hija en matrimonio, en tal caso, no tendría mas remedio que romper el pacto con Afrodita y matar a los jóvenes que perdieron y por supuesto, también tendría que matarte a ti. ¿Que contestas pues?.-
Pregunto el rey sonriendo maliciosamente. Gabrielle miro a Afrodita que sonreía torpemente.
- Me casare con ella, pues soy persona hornada y no voy a rechazar un regalo que con tanta fe usted me ha cedido.- Contesto Gabrielle, tragando saliva.
- Estupendo.- Hablo Atalanta amarrándose al cuello de la bardo con felicidad.
- Pero, yo pondré mis condiciones.- Dijo intentándose separase de la joven.
- Por supuesto.- Contesto el padre.
**********************
Xena estaba deseosa de encontrase con la bardo. Parecía que llevaban una eternidad si verse y tan solo había pasado un día. Eve podía ser muy aburrida, sobre todo cuando se ponía en plan espiritual. Casi la prefería cuando era malvada, por lo menos era mas divertida. Llego al claro donde se suponía que debía estar Gabrielle y escucho unos voces. Frunció el ceño extrañada y ando sorteando los arbustos. Una figura estaba a la espalda de Gabrielle e intentaba ahogarla o al menos eso creyó ver Xena. Corrió hacia ella para golpearla, pero entonces:
- Oh, si, mas abajo, ahí.- Hablo la voz de Gabrielle.
- Tienes un gran nudo cariño.- Se quejo la otra mujer.
Xena abrió los ojos pasmada.
- Ejem.- Ambas mujeres se voltearon asustadas para mirar a la intrusa.
- ¡¡¡Xena!!!- Grito Gabrielle contenta, incorporándose.
- ¿Gabrielle, quien es ella?.- Pregunto la morena celosa y enfadada.
- Oh, no te preocupes.- Gabrielle sonrió tímidamente.- Es...
- Soy Atalanta, su esposa.- Dijo la chica adelantándose y tendiéndole la mano a Xena, a quien la mandíbula inferior le llegaba al suelo.
- Eso.- Contesto Gabrielle mirando con vergüenza a Xena.
- ¿¿¿TU QUE???.

FIN (Continuara si queréis).


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