La técnica del Eneagrama de Tipos Humanos cuenta con un esquema básico en donde se representan las relaciones entre las diferentes tipologías. Esta modalidad del Eneagrama utiliza seis de los nueve vértices del esquema base para cada tipología (el triángulo equilátero central es utilizado únicamente en el Eneagrama Numérico), colocando al centro del esquema la séptima tipología

Existen tipologías pasivas y tipologías activas (referentes a su actividad energética), así como positivas y negativas (referentes a su carga energética); lo anterior da características especiales a cada tipología, sin que signifique nuevamente que una sea "mejor" que otras.

Cada tipología, como todo individuo, cuenta con aspectos que le ayudan a evolucionar como ser, mientras que otras retrasan el proceso armónico personal y entre individuos. Es decir, no hay categorías "buenas" o "malas", sino que en cada una hay puntos de provecho como puntos a mejorar.
El esquema para Tipos Humanos se "lee" como una sucesión de tipologías comenzando en la Lunar. De la tipología Lunar se parte hacia Venusino; de Venusino a Mercurial; de Mercurial a Saturnino; de Saturnino a Marcial; de Marcial a Jovial; y de Jovial nuevamente a Lunar para cerrar el ciclo. Al centro del esquema se encuentra la tipología Solar.

El que una tipología se encuentre antes o después que otra no indica que alguna sea "mejor" o "inferior"; tan sólo se ordenan para su mejor comprensión y estudio.
El objetivo de cada tipología es desarrollar los puntos de provecho y superara las conductas o factores que detienen el proceso evolutivo (corporal, mental y espiritual) o que descargan energéticamente a la persona. En un proceso ideal, la tipología subsecuente representa las características productivas necesarias para evolucionar como individuos y encontrar el equilibrio.
Es decir, si por ejemplo se observa a un individuo con tipología Lunar, se encontrarán características de riesgo (que detienen su proceso hacia la armonía), las cuales pueden ser contrarrestadas cuando dicha persona aprende características evolutivas de la tipología siguiente (en este caso, del Venusino). Así, el individuo Lunar podrá encontrar el desarrollo personal al mantener los aspectos propios que le ayuden como ser, al mismo tiempo que aprenda las cualidades de la tipología siguiente (Venusino).
Cuando la persona encuentra el equilibrio entre su tipología y la subsecuente, se dice que el individuo se "solariza", es decir, evoluciona como ser al desarrollar al máximo sus características productivas y contrarrestar las características de riesgo.
Cabe recordar que no existen tipologías puras, es decir, cada persona, precisamente como individuo, puede presentar diversas características de distintos tipos. Existe sin embargo alguna tipología de la cual presentará un mayor número de características, y ésta es la que regirá sus niveles y cargas energéticas.
Como en la mayoría de los estudios, la observación es una herramienta clave para determinar la tipologías de las personas. Observar sus conductas, sus expresiones verbales y corporales, el papel que juegan en su círculo social y familiar, la forma en que reaccionan ante diversas situaciones, en fin, todo aquello que se pueda observar como reflejo de la esencia de la persona nos puede ayudar para identificar la tipología a la que pertenecemos nosotros y los que nos rodean.