Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

La espera y su puerta

¡U ui u ui u! Recuerdo que ese era el sonido que se oía donde me encontraba, en mi casa. Era tanto el silencio que con el caer de una simple gota, las paredes vibraban. Pasaron años que nadie tocaba a mi puerta y por condiguiente no salía. Me quedaba prisionera como un barco queda atrapado en el mar en un naufragio. Yo pertenecía a mí y a nadie más que a mí. Mis ventanas estaban abiertas pero mi puerta cerrada, por lo tanto, podía ver pero no salir. Veía cosas a mi alrededor que me atraían, que me provocaban salir, pero algo me ataba y no me dejaba ir.

Un buen día cogí la fuerza de un león, nadie tocó a mi puerta, pero salí, error, error, error, fue el poer error que cometí. Cuando salí a tocar la puerta de otra casa, me abrieron. Conocí un poco a quien vivía allí, pero abusaron de mi confianza, me traicionaron. Ese día volví a entrar en mi casa y cerre la puerta ermeticamente, volvieron a estremecerse aún más las paredes con el estruendoso ruido que causaba mi doloroso llanto.

Y aquí estoy hoy, sentada en un sillón y yá sin la ilusión de que alguien toque a mi puerta. ¡No, no puede ser! No puedo creer lo que está pasando, hay una corriente muy fuerte y extraña que siento corriendo por todo mi cuerpo, siento como mariposas alzando vuelo en mi estómago. ¿Qué pasa?

¡Ahhh! ¡Han tocado a mi puerta, lo que he estado esperando por tanto tiempo, y no me puedo mover! Las piernas me tiemblan, qué pasa? ¡Muévanse, caminen, que ha llegado mi momento anhelado!

Bueno ya que al fin se pueden mover, caminen a la puerta. Uno, dos, muy bien, sigan. Abrí la puerta y encontré lo que buscaba, no lo podía creer, allí estaba. Nuestra comunicación fue el silencio, pero decía TANTO…

Fue una esperiencia única. En el pasado pude volar por todo el mundo, pude meterme dentro de otros, pude ser tormenta, pude ser ciclón, pero nunca se habían metido dentro de mí.

No sé si es verdad lo que siento, no sé si ésta visita durará, no sé si pronto acabará, pero ahora solo sé que en la vida hay que tener fantasías, hay que vivir con ilusión, soy la que se esconde, soy el alma y las ojos son las ventanas de mi corazón.

© Lennys M. Redondo 1997

Email: lmr174@psu.edu